miprimita.com

Mi segundo amor 43

en Lésbicos

Capítulo 43-Conversación

 

 

Jane

Quizás ya no era tan joven como antes, pero nunca seré más joven de lo que soy ahora, tampoco volveré al día, ni al momento en que desee formar una familia con mi primer amor, porque justo ahora, estaba donde quería estar. Disfrutando con esa mujer de ojos color violeta que cautivó mi corazón y mis dos hijas que son mi razón de ser.

Cuando me encontraba guardando el auto en la cochera, pude notar que la motocicleta de Abigail se encontraba a un costado de la pared y por un instante, recordé aquel día en que mis dos hijas casi me matan del susto, al verlas llegar en aquel vehículo de dos ruedas y fue inevitable que no sintiera un sobresalto en mi corazón.

Había sido una completa irresponsabilidad por parte de Abigail, llevar a su hermana a dar una vuelta, sin la supervisión de alguna de sus madres. Sin embargo, me conmovió el simple hecho de que Abigail le hubiese comprado un pequeño casco a Francy y sujetara su cintura con una cuerda elástica para evitar que de alguna manera u otra, saliera disparada como corcho al doblar una esquina.

Como era de esperarse, Alondra regaño a nuestra hija mayor por semejante locura y tuve que intervenir para que no le quitará la licencia de conducir. Aunque Abigail había sido muy irresponsable en ese aspecto, antepuso la seguridad de su hermana y para mí, era un punto a su favor. Pese a que no pude salvarla del castigo que le impulso Alondra.

Mientras subía las escaleras, pensé que nada me había preparado para tener una familia y tampoco sabía que podría llegar a formar una. Sin duda, era un regalo que me había dado la vida. La mejor experiencia del mundo, pues cada mañana tenía las mejores sonrisas de mis tres amores y luchaba constantemente para darle lo mejor, pero sobre todo, había aprendido a tener paciencia.

Una paciencia que tal vez no conocía, que tan siquiera sabía que podía tenerla, pero cada día, aprendía una lección nueva con mis amores y lo que más amaba, era escuchar “Los te quiero” de mis hijas. Cuando gire la perilla, me inundó un delicioso aroma, arroz con pollo, mi plato preferido.

—Cariño—mi novia, me recibió con un beso—Llegas justo a tiempo para cenar —dijo.

—Muero de hambre—acaricié su mejilla—¿Dónde están las niñas? —no tarde en preguntar. Generalmente ese par me recibían cuando llegaba a casa y me llenaban de besos.

—Bajaron para hacerle compañía a Silvia mientras cenaba—sus manos se colaron por debajo de mi camisa—Te extraño —me confesó.

—Pero cariño, nos vemos todos los días, ¿Cómo puedes extrañarme? —mis piernas flaquearon, al sentir como su lengua delineó el lóbulo de mi oreja.

—Boba, te extraño de la otra forma —susurró.

Sentirla de ese modo, me generó un cosquilleo en la boca del estómago y fue inevitable que me perdiera en sus labios. Claro que yo también la extrañaba de ese modo, pero criar a la pequeña Francy, demandaba mucho tiempo y energía, algo que no había aprendido a manejar todavía, ni siquiera teniendo la ayuda de mi novia y mi otra hija.

—Quizás debamos hacerlo más tarde —dije, haciéndome la fuerte.

—¿Y por qué no ahora? —mordió mi labio inferior.

Sonreí, al sentir como Alondra comenzaba a desabotonar mi blusa con una desesperación genuina, mientras que sus labios dejaban pequeños besos sobre mi piel desnuda. Aun cuando llevábamos meses  compartiendo, podía sentir las caricias de mi chica con la misma intensidad de siempre, tal como si fuera la primera vez.

—Quiero sentir tu boca en mi intimidad —me confesó.

Adoraba su voz ronca cuando estaba deseosa y la manera en que besaba mis pechos. La manera en que me hacía suya, me estaba llevando a un nivel alto de excitación, en donde podía correrme sin pudor. Quería sentir sus pechos desnudos contra los míos, su boca en mi cuello y su intimidad rozando mi muslo.

—Cariño —llame su atención.

Aunque moría por hacerle el amor allí mismo, no podía, estábamos a mitad de la sala y no deseaba correr el riesgo de que nuestras hijas, nos pillaran en plena faena.

—Déjame sentirte un poco, por favor —me suplicó.

Ni siquiera me dejó responder, simplemente me llevó a un lateral de la sala para escondernos de aquella persona que pudiese entrar sin previo aviso. Deslizó la cremallera de mi pantalón y una de sus manos, se aventuró por mis bragas en dirección a mi centro.

—Mmm —jadee.

Alondra no dejaba de besarme, mientras que sus dedos se deslizaban suavemente sobre mis pliegues, llevándome a un placer desconocido. Había olvidado esa sensación tan placentera, que me prometí a mí misma encontrar el equilibrio entre mi hija pequeña, mi trabajo y mi pareja. No quería negarme a disfrutar de un encuentro apasionado con mi novia.

—Me tienes al borde de un orgasmo —me confesó, entre beso y beso.

Mis pantalones se encontraban en los tobillos por efecto de la gravedad y mi ropa interior, estaba a medio muslo, permitiendo un mayor acceso a Alondra. De mis labios, salió un pequeño gemido, al sentir como sus dedos, me penetraron.

—Echaba de menos está sensación —expuso, realizando un vaivén con sus dedos.

Cerré mis ojos para disfrutar de esa sensación, mientras que mis manos se aferraban a la espalda de Alondra, no quería que parará, pero tampoco deseaba seguir allí. Quería ir a nuestra habitación para sentir su piel contra la mía y no esa tela que interfería con nuestro deseo.

—¡Mamá! ¿Dónde estás? —escuché la voz de Abigail.

—Mierda—dijo Alondra contra mis labios—Ya voy cariño —manifestó, con una mueca en su rostro.

Para ninguna de las dos, era agradable que nos interrumpieran a mitad de algo importante y quizás por eso, me había frenado muchas veces de hacer el amor con mi novia, para evitar este tipo de situaciones.

—Iré a distraerla —mencionó, con la respiración entrecortada.

Extrajo sus dedos de mi interior y me dio un beso suave, antes de marcharse. Nuestra hija, no podía verme a medio vestir y con la respiración agitada, así que subí mi pantalón e ingresé al cuarto de baño. Desde ese lugar, pude escuchar aquella conversación y me enteré que a Francy, le habían mandado a realizar un familiograma.

No hubo necesidad de ver el rostro de Alondra, porque seguramente fue el mismo que yo tenía, cómo podría explicarle a nuestra hija que debía mentir sobre la composición de su familia para que sus compañeros o la misma profesora, no se riera de ella.

Antes no tenía que preocuparme por tal cosa, ya que su abuela le había explicado a detalle que sus padres estaban muertos y sólo la tenía a ella, pero ahora, la familia había incrementado. Me terminé de acomodar la blusa y salí a saludar.

—Hola cariño —le di un beso en la mejilla.

—Mami, ¿Cómo estuvo tu día? —me abrazo.

Recientemente Abigail me había comenzado a decir mami y era algo que adoraba, pues significaba mucho para mí que comenzara a verme como su otra mamá.

—Bien cariño, ¿Cómo se ha portado tu hermanita? —no tarde en preguntar.

—Muy bien—dijo—Aunque debemos hablar sobre un tema —mencionó preocupada.

—Escuche la conversación que tuviste con tu madre hace unos instantes —dije.

—Espero no te enojes—expuso avergonzada—Tuve que explicarle que existe familias diferentes, tal como mi mamá lo hizo cuando era más pequeña. Del porque existen familias con un papá, una mamá, una abuela o dos mamás y así —intentó explicarse.

—Hija—sostuve su rostro—Hiciste lo correcto en explicarle a tu hermanita, ni yo lo hubiese hecho mejor—besé su frente—Estoy muy orgullosa de ti —acaricié su mejilla.

La verdad es que no existe una regla que confirme a qué edad debemos explicarle a nuestros hijos de ciertos temas, ya que eso depende de muchas variables, como la maduración del niño, el conocimiento que maneje y el entorno en el que vive.

Agradecía enormemente la autonomía que tenía Abigail, en tomarse la molestia de explicarle algo tan complejo a su hermana menor, lo que me indicaba que de alguna forma, también se sentía comprometida para educar a Francy, tal como lo hacíamos nosotras.

—Cariño, ve por tu hermanita para cenar —expresó Alondra.

—Está bien—dijo—Por cierto, Francy tuvo que hacer dos familiogramas y le dije que tú, le explicarás después —me indicó, antes de salir.

Las manos de Alondra, rodearon mi cintura para acortar la distancia entre las dos y me dio un corto beso. Un beso, que me hizo estremecer, esa mujer sabía cómo alborotar mis hormonas.

—Casi nos pillan —confesó, con una leve sonrojes en sus mejillas.

—No podemos arriesgarnos —dije por lo bajo.

—Lo sé, y me disculpó por ello—expuso—No sabes la falta que me haces —expresó.

—Y tú a mí —le di un pequeño beso.

Después de una deliciosa cena, lleve a Francy a su dormitorio, no sin antes darle un beso de buenas noches a su hermana y a su mami Alondra. Pero antes de que le pudiese leer su cuento cómo todas las noches, me dijo si podía explicarle por qué Abigail le hizo hacer dos veces la misma tarea.

—¿Por qué no puedo decir en el colegio que tengo dos mamis y una hermana mayor? —su rostro se tornó triste.

—Cariño—me coloque a su lado—Existen personas, que no aceptan ciertas realidades, no porque no lo entiendan, sino porque temen a lo desconocido—intenté explicarle—Mientras tu entiendas que tu familia es única y te ama por ser quien eres, el resto del mundo no importa —besé su frente.

—Entonces, ¿Puedo guardar esto para mí? —me enseñó el familiograma que hizo con Abigail.

En esa hoja de papel, estaba su abuela, sus dos mamis, su hermana mayor, Split y las demás chicas. Había usado un color para cada una, donde uso el color naranja para representar a sus dos mamás.

—Claro mi amor y este—señalé la otra hoja—Puedes entregarlo en la escuela y si te dicen algo, me avisas para ir a defenderte —pronuncié.

Francy sonrió antes mis palabras y seguramente habrá recordado esa vez que Alondra la defendió de aquellas niñas que le hacían bullying. Aunque eso era lo que realmente quería evitar, por eso le hice ver que debía entregar la otra hoja donde salía Silvia, ella y yo, como su familia original.

—Mamá —pronunció.

Sabía exactamente por donde venía mi hija, era muy listilla como para frenar su lado curioso y eso me encantaba. Aunque no tenía rasgos genéticos que pudiera compartir con Abigail, era igual a ella cuando deseaba expresar lo que quería.

—¿Todo los niños pueden tener dos mamás? —me preguntó.

Su pregunta me agarró desprevenida, pero era comprensible que Francy sintiera cierta curiosidad y hasta algunas dudas al compararse con la mayoría de sus compañeros de clases. Sin embargo, algunos adultos tienden a pensar que todo aquello que se desvía de lo normal puede ser objeto de discriminación por parte de la sociedad.

—¿Y eso que preguntas tal cosa? —acaricié su mejilla.

—Porque mi amigo José, sólo tiene una mamá y quisiera que tuviese dos como yo —expresó, con cierta inocencia.

—Eres un amor—la llene de besos—En cuando a tu pregunta, me encantaría decirte que todo niño debería tener a dos mamás, pero no son tan afortunados como tú —le regalé una sonrisa.

—Mi hermana me dijo lo mismo—me devolvió la sonrisa—También me explicó que no puedo decir en el colegio que tengo dos mamás porque se burlarían de mí, aunque para ser sincera, no me importa—dijo—Estoy feliz de pertenecer a una familia diferente, donde mis dos mamás se conocieron, se enamoraron e intenta compartir con sus dos hijas —dijo sin más.

—Te confieso algo—me acerqué—Yo también estoy feliz por tenerlas a ustedes —sonreí.

Me acomode a su lado y comencé a leer “Cuentos bonitos para quedarse fritos” un libro que recoge una serie de cuentos basados en la lectura antes de dormir. En esta ocasión, la pequeña escuchó atentamente cada historia y cuando llegue al final, me dio un beso en la mejilla.

—Te quiero mamá —me dijo, mientras la cubría con su manta.

—Sueña con los angelitos—besé su frente—Hasta mañana Split —acaricié su cabeza.

Apague la luz y camine despacio hacia la puerta, pero lo que no imaginé, es que vería la silueta de mi novia. Se encontraba a un lateral de puerta, con una tierna sonrisa en su rostro. Una sonrisa, que me hizo recordar lo mucho que desee tener una familia cuando era más joven y ahora que la tenía, no podía describir la sensación de satisfacción que sentía.

—Ven cariño —entrelacé nuestras manos.

Desde que se había mudado, le había prohibido que entrara a una habitación en particular porque la estaba decorando para ella y en ocasiones, tuve que esconder unos planos en los que trabaja para que no descubriera su sorpresa por anticipado.

Sabía lo importante que era la música en la vida de mi novia y mi otra hija, por eso quise diseñarle un lugar exclusivo donde podían compartir su pasión, sin que molestaran a los vecinos o incluso la propia Silvia que vivía en la primera planta. Me había tomado algo de tiempo insonorizar todas las paredes, pero creo que la espera, valía la pena.

—¿Al fin me dejaras ver que hay detrás de esa puerta? —me preguntó asombrada.

—Por supuesto, lamento no haberlo hecho antes —me disculpé.

—¿Debo cerrar los ojos? —quiso cerciorarse.

Negué con un movimiento de cabeza, a lo que ella sonrió y giró la perilla. La habitación, tenía un color gris suave combinado con un toque de madera y blanco, colores que hacían el lugar más moderno y acogedor.

—¡No puedo creerlo! —exclamó, al llevarse sus manos a la boca.

Su reacción me dio entender que había dado justo en el clavo y era muy gratificante ver que mi esfuerzo había valido la pena. Ese detalle, era mi manera de decirle que su presencia era lo que le hacía falta a mi vida para ser feliz. Quería compartir las cosas más importantes con Alondra e incluso aquellas cosas que eran tan insignificantes, pero con ella, tomaban un significado propio.

A pesar que Alondra no podía contener la emoción, se acercó a cada detalle para admirar mi lado creativo. Primero se detuvo en unos discos de vinilo que había colocados en una de las paredes para darle un toque retro, luego se paseó por algunos pósters que contenían algunas notas musicales.

Continúo su camino por aquella habitación, observando las partituras que había enmarcado de esas canciones que me había dedicado y algunas fotografías que nos habíamos tomado con las niñas. De hecho, colgué su guitarra acústica sobre un mueble de vinil tapizado con retícula acolchada para que hiciera sus creaciones.

El lugar tenía otros aparatos electrónicos que me ayudo a escoger Abigail para completar la decoración y un ordenador para reproducir las canciones que pudieran crear en su tiempo libre. El centro de atención, eran sus dos violonchelos que estaban bien ubicados con su respectiva silla y aquel violín que Alondra tenía algo desgastado, lo ubique sobre una pequeña cama que incluí en esa habitación por si algún día quería dar una siesta.

Después de todo, ese instrumento da una connotación mágica al tocarlo.Sin embargo, aquel violín electrónico que le di en su cumpleaños, reposaba sobre una mesa, cumpliendo a la perfección con la estética relajada que debía tener aquel lugar.

—¿Qué te ha parecido? —pregunté, desde mi ubicación.

—¿Tu cómo crees amor? —se acercó, con una sonrisa en su rostro.

—Diría que ha sido de tu agrado—limpié unas lágrimas que tenían en su mejilla, producto de la emoción—Aunque podría equivocarme —bromeé.

—Tonta—me dio un delicioso beso—Esta vez, te has fajado con este regalo —expuso, sin dejar de besarme.

—Sólo quería hacer un lugar para ti mi amor, donde puedas dar rienda suelta a tu pasión —mordí su labio inferior.

—No sé cómo agradecerte —sus manos estaban bajo mi blusa.

—Tengo una idea en mente —sonreí.

—Dime —me miró de manera divertida.

—Qué te parece, si concluyes lo que dejaste a medias hace unos minutos —besé su cuello.

Mi novia estaría loca si pensó que la dejaría escabullirse así nada más, debía completar su tarea y terminar por hacerme el amor. El que nos haya interrumpido nuestra hija, no quería decir que estaba salvada por la campana, ahora debía continuar o luego me vengaría cumpliendo una de mis fantasías.

—Me parece justo—gimió—Pero ve y cierra la puerta —me ordenó.

No tuve que pensarlo dos veces, me separe de ella y fui a colocar el pasador a la puerta. Nadie iba a impedir que esta noche hiciéramos el amor alocadamente.

—¿En dónde nos quedamos? —rodee su cintura.

—Que yo recuerde, te tenía a medio vestir y mis dedos estaban en tu intimidad con un vaivén constante —expuso con su voz ronca.

No me esperaba esa respuesta, pero así me tenía cuando apareció Abigail, mordí mi labio inferior y rodee su cintura para darle un beso que desprendía mucha pasión.

—Debes comenzar de nuevo —sugerí, mientras mis manos se aferraron a sus glúteos.

—Como usted desee mi amor —comenzó a desabotonar mi blusa.

Hola mis queridos lectores, espero estén bien, quisiera recordarle que la historia está en su etapa cumbre, así que aprovechen los últimos capítulos que voy a subir en las últimas semanas. Un beso, hasta la próxima.

Hombrefx: Como siempre, es un placer leer tus comentarios y aprecio enormemente que estés allí, del otro lado de la pantalla, dejando tus hermosas palabras.

Galvanixe: Eres nueva por aquí, gracias por dejar tu hermoso comentario y sí, tienes razón, no he dejado el interés en esta historia. Así como ustedes, mis apreciados lectores, han seguido cada capítulo que publico semanalmente a la espera de que pasara con las protagonistas.

Mas de Bella15

Mi segundo amor

Mi segundo amor

Mi segundo amor 47

Mi segundo amor 46

Mi segundo amor 45

Mi segundo amor 44

Mi segundo amor 42

Mi segundo amor 41

Mi segundo amor 40

Mi segundo amor 39

Mi segundo amor 38

Mi segundo amor 37

Mi segundo amor 36

Mi segundo amor 35

Mi segundo amor 34

Mi segundo amor 32

Mi segundo amor 2

Mi segundo amor 33

Mi segundo amor 31

Mi segundo amor 30

Mi segundo amor 29

Mi segundo amor 27

Mi segundo amor 28

Mi segundo amor 26

Mi segundo amor 25

Mi segundo amor 24

Mi segundo amor 23

Mi segundo amor 22

Mi segundo amor 21

Mi segundo amor 20

Mi segundo amor 19

Mi segundo amor 18

Mi segundo amor 17

Mi segundo amor 16

Mi segundo amor 15

Mi segundo amor 14

Mi segundo amor 13

Mi segundo amor 12

Mi segundo amor 11

Mi segundo amor 10

Mi segundo amor 9

Mi segundo amor 8

Mi segundo amor 7

Mi segundo amor 6

Mi segundo amor 5

Mi segundo amor 4

Mi segundo amor 3

Mi segundo amor

Mi segundo amor 1

Epílogo—Danielle

Epílogo—Emma

Amor te otoño 29

Amor te otoño 28

Amor te otoño 27

Amor te otoño 26

Amor te otoño 25

Amor te otoño 24

Amor te otoño 23

Amor te otoño 22

Amor te otoño 21

Amor te otoño 20

Amor te otoño 19

Amor te otoño 18

Amor te otoño 17

Amor te otoño 16

Amor te otoño 15

Amor te otoño 14

Amor te otoño 13

Amor te otoño 12

Amor te otoño 11

Amor te otoño 10

Amor te otoño 9

Amor te otoño 8

Amor te otoño 7

Amor te otoño 6

Amor te otoño 5

Amor te otoño 4

Amor te otoño 3

Amor te otoño 2

Amor te otoño 1

Adicta a tus labios 13

Adicta a tus labios 12

Adicta a tus labios 11

Adicta a tus labios 10

Adicta a tus labios 9

Adicta a tus labios 7

Adicta a tus labios 8

Adicta a tus labios 5

Adicta a tus labios 6

Adicta a tus labios 3

Adicta a tus labios 4

Adicta a tus labios 2

Adicta a tus labios

Hechizo de un ángel 4

Hechizo de un ángel 3

Hechizo de un ángel 1

Hechizo de un ángel 5

Hechizo de un ángel 6

Hechizo de un ángel 7

Hechizo de un ángel 8

Hechizo de un ángel 9

Hechizo de un ángel 10

Hechizo de un ángel 11

Hechizo de un ángel 2

Otra Oportunidad de Amar 9

Otra Oportunidad de Amar 10

Besos robados

Jugada del Destino

Otra Oportunidad de Amar 4

Otra Oportunidad de Amar 3

Otra oportunidad de Amar 2

Otra oportunidad de Amar

Eres ese Algo que Buscaba 24

Asi me enamore de ti te amo bebe

Eres ese Algo que Buscaba 3

Eres ese Algo que Buscaba 2

Amor o Estupidez 11

Amor o Estupidez 7

Amor o Estupidez 6

Me enamore de TI sin pensarlo 6

Tienes un E-mail 5

Tienes un E-mail 3

Tu mi complemento perfecto 22

Tu mi complemento perfecto 21

Tu mi complemento perfecto 12

Tu mi complemento perfecto 11

Tu mi complemento perfecto 8 y 9

Tu mi complemento perfecto 6

Tu mi complemento perfecto 4

Tu mi complemento perfecto 2

Una pequeña carta para el amor de mi vida

Un recuerdo ”Tu último deseo”

La Amistad como un tesoro

Nadie como tú

Un hasta pronto por un adiós

Lo mucho que te extraño

Jamás pedí Amarte

Aquel día que te conocí