Capítulo 26

Jimena

—Me encanta el color de tu cabello, pero amo más el grosor de tus labios —su voz me erizo la piel, me dominaba cuando me hablaba tan cerca de mi oreja.

—Puedo intuir por donde va esa insinuación —me mordí el labio inferior.

—No me puedes culpar, eres tan irresistible —acarició mi muslo.

—Debo irme, aunque debo confesar que tu estofado de pollo quedo delicioso —sostuve su rostro para llamar su atención.

—Sin importar cuanto admires mi manera de cocinar, yo prefiero probarla de tus labios—me dio un beso suave—No quiero que te vayas, ¿Por qué no te quedas en mi casa? —sus manos sostenían mi cintura.

Mis ojos se clavaron en esa chica que me había devuelto las ganas de sonreír. En las últimas tres semanas que estábamos saliendo, Jenny me había llevado al cine, comprado algunas rosas, me cocinaba a diario sin que yo se lo pidiera y habíamos repetido esa noche de pasión en un par de ocasiones. De alguna manera, nuestra relación había empezado de la manera menos convencional, puesto que debió enamorarme primero y luego llevarme en la cama.

Sin embargo, resultó ser todo lo contrario, empezamos por tener una noche de sexo y continuamos con algunos detalles para ir conquistándonos mutuamente. A pesar que tuve que soportar como se le acercaban sus anteriores conquistas para repetir una noche a su lado, ella siempre los ponía en su sitio y les hacía saber que estaba en una relación estable. Es gesto me agrado, jamás alguien me había hecho sentir importante e incluso disfrute de esa sensación placentera, cuando vi cómo Jenny rechazó aquel chico con el que tonteaba antes de meterse conmigo. Sin duda, se había dado una oportunidad conmigo y era algo que apreciaba.

—Quiero que te vengas a vivir conmigo —acarició mi mejilla, haciendo que volviera a la realidad.

—No te parece algo apresurado —expuse. Aunque mi corazón saltaba de alegría por su proposición, sentía un poco de temor. Nunca había vivido con alguien y no estaba segura si eso podría resultar o sino no las llevaríamos tan bien como hasta ahora. No quería que nada cambiara entre nosotras.

—Jamás he estado tan segura en mi vida—me dio un beso tierno—Sé que es apresurado, pero no quiero despertar sola en mi cama. No ahora que te tengo a ti —comenzó a desabotonarme la blusa.

—Cariño—sostuve sus manos para impedir que me desvistiera—Debo reunirme con Danielle —le hice recordar.

—Entiendo—detuvo su labor—¿Pensarás en mi propuesta? —me mordió el labio inferior.

—Claro, me resulta tentador —continúe besándola.

—Eres tan irresistible para mí —empezó a besar mi cuello.

—Cariño—repetí de nuevo. Sus besos me volvían loca, sino ponía de mi parte para aguantar la tentación, no podría asistir a la cita con Danielle—Lo siento, debo irme —la separé con dulzura.

—¿Vendrás está noche? —no tardo en preguntar.

En realidad me la pasaba más en su casa que en la mía, y no sabía explicar el motivo. Sólo disfrutaba de su compañía, de sus mimos, de sentirla a mi lado mientras dormía. Pese a que el deseo carnal que teníamos era más fuerte, Jenny siempre buscaba la manera de apaciguarlo con detalles, esos que me tenían embobada. Cada día, veía en su manera de actuar, lo mucho que se esforzaba para que las cosas funcionaran entre nosotras y que el deseo sexual no fuera el que dominara la relación.

—Sí, espero me prepares algo rico—jugué con sus dedos—¿Cuándo harás las paces con Danielle? —me atreví a preguntar. Sé que ambas habían tenido un pequeño enfrentamiento en su departamento, pero por más que quise averiguar, ninguna me había comentado nada y eso me dolía. Se suponía que era amiga de las dos, podía intervenir o dar mi punto de vista, pero decidieron mantenerme al margen de la situación.

—He querido hacerlo, de verdad que sí—desvió su mirada—Se me ha hecho más fácil actuar como si nada hubiese pasado entre nosotras —me confesó.

—De eso me he dado cuenta, ambas son un par de tontas—me separé de ella—Aunque se hablen como si nada hubiese pasado, saben que no es correcto y por no aclarar las cosas, pueden acabar alejándose —la regañe. Me parecía absurdo que las dos actuaran como un par de crías, que se hablaran como si nada, pero no había esa confianza de antes. Parecían como dos desconocidas a las que sólo las vinculaba el área académica, ni siquiera salíamos como antes y eso me dolía, pero tampoco podía forzar a que las cosas volvieran a su cauce.

—Te prometo que lo haré, pero no te vayas molesta conmigo, por favor —me suplicó.

—No me iré molesta—acaricié su mejilla—Necesito que aclaren sus cosas, ¿Cómo crees que me siento al ver como ambas hablan en monosílabos? —le di un beso en su frente.

—Hablare con ella, te lo prometo —me abrazó antes de irme.

Mientras iba en el taxi, iba escribiéndole a Jenny, a pesar que hace poco estuve en su casa, solía mantener el contacto mediante mensajes. Jamás imaginé que era de ese tipo de chicas que son muy atentas y que sin importar que estuviéramos todo el día juntas, le gustaba mandarme mensajes de amor, haciéndome sentir muy especial. No podía negar que su propuesta me tomo con la guardia baja, pero me parecía tan tierno que quisiera tenerme en su casa, que ese simple gesto, terminó por enamorarme.

Pese a que aún no éramos novias oficialmente, me gustaba esa relación que tenía con Jenny, iba más allá de estar en la cama, compartiendo nuestras caricias. Nunca imaginé que la chica más casanova de la facultad, terminaría en una relación estable y menos con conmigo, con una pelinegra algo engreída como solía decirme Emma.

Lo que las chicas aún no sabían, pero que Jenny no tardó en descubrir, era que mi actitud arrogante se debía por la falta de cariño de mis padres, unos que nunca estaban en casa y eso dolía. Jenny con sus gestos y su manera de tratarme, se había encargado de sacar la mejor parte de mí y eso me agradaba. Creo que ambas nos hacíamos bien la una a la otra, por lo que estaba muy entusiasmada con su propuesta.

—Hemos llegado —la voz del taxista, me sacó de mis pensamientos.

—Gracias —le dije, al mismo tiempo que le daba un billete para pagar sus servicios. Al bajar del vehículo, sitúe mi vista en esos ojos ámbar que me esperaban con un helado de chocolates con almendra, mi favorito, le regale una sonrisa mientras caminaba a su encuentro.

—Pensé que ya no vendrías —me dio un beso en la mejilla.

—Sabes que mis almuerzos con Jenny duran más de lo normal—recordé lo de haces unos instantes—Es tan linda conmigo y siempre me pide que me quede un rato más —mis mejillas se sonrojaron.

—Me alegra que te esté yendo bien —me guiño el ojo.

—¿Cómo te va con Emma? —no tarde en preguntar. Estaba al tanto de que habían hablado, pero no me había atrevido a preguntar cómo iban las cosas entre las dos. Digamos que no quería interferir en esa travesía que hacia Emma para reconquistar a mí amiga, eso sin contar que los detalles de Jenny me tenían algo ocupada. Sin embargo, no iba a dejar que mis sentimientos por esa rubia nublaran mi juicio y de alguna forma comenzara a descuidar otros aspectos importantes en mi vida, como la amistad que tenía con Danielle.

—Muy bien—sonrió— Me ha dejado algunas mensajes de amor en mi casillero, otra veces me deja una rosa sobre mi asiento y —sus mejillas se sonrojaron.

—Continúa —había acaparado mi atención.

—El día que ustedes no asistieron a clases, ella me llevó una serenata al salón y me dio un beso frente nuestros compañeros —me confesó, pero ese rubor que tenía en sus mejillas se había vuelto más intenso.

—¿Bromeas? —fue la única frase que salió de mis labios, como pude perderme ese detalle tan tierno, ojalá Jenny me hiciera algo similar. Sería una ocasión para conmemorar, aunque los detalles que tenía conmigo eran igual de especiales.

—No bromeo, realmente lo hizo—probó su helado de cereza—Si continúa así, no durare en perdonarla—me sonrió—Aunque debo confesar que las noches que ha ido a nuestro hogar, no me ha faltado las ganas de hacerle el amor —esto último, lo dijo con un brillo en sus ojos.

—¿Qué te detiene? —fruncí mi ceño. Creo que Danielle estaba castigando a Emma más de la cuenta y no me parecía justo.

—No quiero caer en la tentación, sabes cuánto la amo y lo mucho que me gusta sus detalles, pero presiento que si hacemos el amor, sería como un pretexto para olvidar todo lo que ha pasado entre nosotras—su mirada mostraba cierta angustia—No te niego, deseo estar con ella, pero quiero que ese momento sea una entrega total, no sólo un momento de lujuria —me confesó.

—Te entiendo—probé mi helado—Es justo lo que me pasa con Jenny, intento que disfrutemos más de nuestra cercanía y de esas salidas que tenemos, antes de dejarnos llevar por el deseo—mis ojos se perdieron en algún lugar de la mesa—Oye—jugué con mi helado, no estaba segura si era conveniente hacerle esa pregunta, pero no podía más con la incertidumbre—¿Me dirás qué pasó entre Jenny y tú? Por más que le he preguntado, no me he querido contar —le dedique una mirada suave.

—En realidad, no discutimos como parece o al menos yo, no lo veo así—entrelazó sus dedos—Cuando me enteré que se había acostado contigo, le pedí de todo corazón que no jugara con tus sentimientos, sabes que no sería justo —me explicó.

—¿Y por eso han actuado así? Si a duras penas se hablan, ¿Crees que no me doy cuenta de la tensión que hay entre ustedes? —le reproché.

—De acuerdo—inhaló una bocanada de aire—Digamos que le reproché su falta de atención cuando más la necesitaba, no es que no agradezca ese apoyo que me has brindado, porque sería egoísta de mi parte. Sólo que ella era mi amiga, se suponía que debía estar a mi lado y no lo hizo—sus ojos se tornaron tristes—Además, mientras te defendía a ti, fui muy dura con Jenny —se limpió su mejilla, una lágrima se había aventurado en salir.

—¿A qué te refieres cuando dices que fuiste dura con Jenny? —no tarde en preguntar. Pues lo que me había comentado hasta ahora, era una reacción comprensible para cualquiera y le agradecía por haberme defendido de ese modo.

—Le eche en cara sus aventuras de una noche, mientras que tú, dejaste a un lado tu manía de coquetearme y realmente te diste a la tarea de ser mi amiga, esa amiga que necesitaba en esos momentos —me aclaró.

—Ambas fuimos dura con Jenny—recordé esa conversación que tuve con la rubia luego de acostarme con ella—Gracias por ser tan sincera conmigo, en cuanto a esas palabras que le expresaste a Jenny, creo que dieron sus frutos —le regale una sonrisa.

—¿Por qué lo dices? —frunció su ceño.

—Hoy me pidió que me mudará con ella —mis ojos brillaron, al recordar su propuesta.

—¿Y lo harás? —me preguntó algo preocupada.

—No lo sé, siento algo de miedo. Nunca he vivido con alguien, así en plan de pareja —respondí con cierta angustia.

—¿A que le tienes miedo? —aparto su helado y me sostuvo la mano. Creo que mi angustia fue muy evidente.

—Ambas conocemos el pasado de Jenny—inhalé una bocanada de aire—No sé si ella desee tener algo serio conmigo, no después de estar con varias personas, incluyendo algunos hombres—un nudo se formó en mi garganta—Se lo mucho que se ha esforzado para que las cosas funciones, pero vamos, nada me asegura que vuelva a sus andanzas —mis ojos se cristalizaron.

—Se a lo que te refieres—su voz sonó triste—Sin importar los hermosos detalles que Emma tenga conmigo y cuanto la ame, nada me asegura que vuelva hacer lo mismo—dijo—Creo que lo único que nos queda es arriesgarnos y aventurarnos en ese viaje —me regalo una sonrisa.

—¿Sabes? Cuando te conocí, no creí que algún día estaríamos conversando de esta manera —le devolví la sonrisa.

—Ni yo—apartó su mano para seguir degustando se helado—Con esa confesión que me acabas de decir, quiero hacerte una pregunta—frunció el ceño—¿Jenny sólo te atrae físicamente o la quieres como algo más? —su pregunta me descolo por completo, no me la esperaba.

—¿Disculpa?—no entendí a donde quería llegar. Claro que Jenny me gustaba, era una rubia tan sexy que no podría resistirme a sus encantos, y quererla. Bueno, aún no le había confesado esos  sentimiento que comencé a sentir por ella—¿Cuál es la diferencia? —quería entenderla.

—Si te gusta, podría decir que sólo se trata de atracción física, pero si de alguna manera has comenzado a sentir algunos sentimientos por ella—me dedicó una mirada suave—Puede que lleguen a algo serio—me explicó—¿Cómo es que te terminaste acostándote con Jenny? —investigó.

—Bueno—mis mejillas se sonrojaron—Cuando ella me besó, me agarró con la guardia baja, pero sus labios me parecieron tan suaves que me deje llevar—respondí—Sin embargo, tuve mi momento de cordura y estuve a punto de rechazarla, pero su mirada tierna mezclada con una pisca de deseo, bajo todas mis dudas —intenté explicar.

—Entonces, ¿Te sentías atraída por ella y aun así me coqueteabas? —me apunto con su dedo. Yo negué con la cabeza, trague grueso e intenté explicarle.

—Me has atrapado, la verdad es que mientras compartíamos en la facultad y estudiábamos para algún examen, sin saber cómo, comencé a encariñarme con su cercanía y de su risa contagiosa—sentía como mis mejillas me ardían—A pesar de eso, era consciente que no podría suceder nada entre las dos, no al menos que ella quisiera—me encogí de hombros—No quería ser una más en su lista, pero esa noche donde me beso. No pude resistirme, aunque intente poner todas las excusas, me rendí ante sus encantos. No te niego, aún tengo mis dudas y contra todo pronóstico, debo confesarte que amo su manera de tratarme, adoro sus ojos verdes. Amo ese brillo que desprende cada vez que me hace suya, al igual que adoro su perfume  —podía sentir un poco de calma en mi interior, al confesar esos sentimientos que no me había atrevido a expresarle a nadie, ni siquiera a Jenny.

—Espero que las cosas sigan marchando así de bien, porque la única que puede salir perdiendo eres tú—me advirtió—Por ahora, te diré lo mismo que mi dijo mi suegra, intenten convivir un poco más, antes de dar ese paso de vivir juntas. No lo digo a mal, pero has podido notar como nos ha ido a Emma y a mí—su voz se le quebró—Sin embargo, no todas las relaciones son iguales, si ves que las cosas no funcionan. Es mejor que se alejen por el bien de las dos —manifestó.

—Gracias por tus palabras —una lágrima recorrió mi mejilla. Me había sacado la lotería con Danielle, no creo encontrar a una amiga como ella y pensar que desee conquistarla desde un principio. El destino es algo caprichoso, cuando te pone a ciertas personas en tu camino, a la final esa persona que menos imagina, termina siendo tu amiga incondicional.

Hola mis lectores, espero estén disfrutando de los últimos capítulos de esta historia para mí ha sido un honor alargarla un poco más, en vista de la aceptación que ha tenido entre ustedes. Gracias por sus comentarios y sus valoraciones. Lililunita, no te preocupes si no logras comentarme por aquí, sé que has tenido algunos inconvenientes, con tal puedas leerme, es más que suficiente para mí.

HombreFx: Sabia que te encantaría esa noticia, como ves, me he dado a mi tarea de escritora jeje…Lo de las chicas, debo confesar que ni yo, me lo veía venir (sé que soy la escritora) pero realmente en mis días de inspiración, me surgió esa idea y quise plasmarla. En cuanto a Jenny y Danille, no sabría decirte aun, puede que ya no se hablen o como pueda que hagan las paces. Ya el destino dirá. Besos…

Sacia: No agradezcas, sabes que me gusta responderles cada que puedo. Emma tiene un largo camino que seguir para recuperar a Danielle, en mi opinión, una desilusión duele más que una infidelidad en sí. Vuelvo y repito, es mi opinión. Quizás para otras personas sea diferente. En cuanto a la otra parejita, debo confesar que el capítulo que viene solo es de ellas dos, así que podrás imaginar que ocurrirá. Besos…