Capítulo 4-La propuesta
La mirada de Lydia, permanecía fija en la ventanilla del autobús, admirando el irresistible paisaje que brindaba Santiago de Chile. Una pequeña metrópolis, iluminada con brillantes luces cada noche. Desde hace más de siete años, vivía en la misma comuna, ubicada en el sector sur poniente de la capital. Era una edificación de dos pisos que había heredado de sus padres. En un principio, compartía la casa con su hermana, pero ésta decidió irse a raíz de su orientación sexual. Y con ella, se llevó a su única sobrina. Esa niña se había convertido en la luz de sus ojos. Desde entonces, vivía sola y decidió rentar el primer piso a una pareja joven.
Había pasado la mayor parte del día recordando el rostro de Ashley y por una extraña razón, no podía sacarla de su mente. Para ella era más que evidente que estaba enamorada, pero no estaba segura si ese amor, era correspondido del todo. Después de tomar una ducha caliente y cenar algo ligero. Se dispuso a revisar su correo, pero aquel mensaje que Ashley le envío. La dejo pensativa—¿Tendré alguna posibilidad con ella? O ¿Ese mensaje no era para mí? —se cuestionó.
Mientras escucha la canción que Ashley le había dedicado <Sabes, del grupo Reik> su mente le jugaba una mala pasada. Deseaba conocer con un sí o un no, si Ashley sentía lo mismo por ella. Era consiente que la costarricense le gustaban los chicos, la entendía, comprendía y apoyaba. Pero deseaba saber, si realmente esos eran sus sentimientos o era lo que quería sentir de ser ella otra persona. Sus ojos color miel, permanecieron fijos en la pantalla de su ordenador, deseaba que Ashley se conectara para aclarar sus dudas. Pero en lugar de ello, apareció un mensaje en su bandeja de entrada.
Hola hermosa… Es difícil responder esa pregunta con un sí o un no, en cambio podría escribirte estas simples líneas que reflejan lo que siento por ti.
Para alguien Especial
A veces trato de definir qué es lo que ha surgido entre nosotras. Veo como me tratas, como hablamos, como pasa el tiempo cuando conversamos por el msn e intento saber lo que nos une. Creo que es una de las situaciones en que las palabras no son suficientes para expresar ciertas realidades. Sé que cuento con tu cariño, tu apoyo y tu respeto. También sé que a veces desearía que estuvieras acá para compartir más contigo.
Quizás, sea mejor dejar todo en manos del tiempo y no insistir en ponerle un nombre a este sentimiento. Ambas sabemos que se trata de algo especial que no podemos perder y tal vez, no sea importante por ahora decir que es lo que nos une. Por mi parte, me parece muy especial sentir y tener algo como lo nuestro que no se adapta a las palabras de todo el mundo, eso me dice que debe ser algo único, algo que solo existe porque tú y yo lo inventamos. Y que más allá de ser un noviazgo, un enamoramiento o un amor, es para mí la felicidad... PD: ¿Quisieras ser mi novia?
Lydia sonrió ante tales palabras, no cabía duda. Ashley era la mujer que ella estaba esperando desde hace tiempo. Al ver aquella propuesta, no dudo en responder aquel correo.
Ese correo no lo puede sobrepasar nadie. Cuando me enviaste la canción fue que note algo raro en ti, porque hasta ese momento sabía que me querías, pero si esa canción la hubieses dedicado a otra persona, te diría que la amas. Lo que sucede es que nuestra situación es muy fuera de lo normal y no quería equivocarme. No quería sacar conclusiones apresuradas y llego tu correo que fue muy claro a pesar de que un sí o un no....No siempre es la respuesta adecuada. Esas hermosas líneas me encantaron, me hacen sentir amada. En cuanto a tu propuesta, mi respuesta es un—Sí—Quiero ser tu primera y única novia.
Las manos de Ashley estaban temblando, producto de la emoción. Se encontraba muy feliz por aclarar sus sentimientos, ahora más que nunca deseaba conocer a Lydia y demostrarle lo mucho que la amaba.
Ashley —¿Puedo verte?
Lydia no podía creer que Ashley había dado un gran paso, ella más que nadie entendía lo duro que puede ser aceptar amar a otra mujer. Aunque tuvo varias novias, jamás se había enamorado y le resultaba algo contradictorio. Ya que Ashley era más joven que ella y pertenecía a otra cultura. Al ver que Ashley deseaba una videollamada, sintió un pequeño escalofrió recorrer su cuerpo.
—¡Hola bonita! —dijo Ashley de manera tímida.
—¡Amor mío! —exclamó Lydia. Desde hace un tiempo, había deseado decir aquellas palabras.
—¿Cómo estuvo tu día? —preguntó Ashley, al mismo tiempo que le regaló una sonrisa.
—Muy bien—sonrió—Sin embargo, tu propuesta me ha hecho muy feliz. Realmente no pensé que podrías enamorarte de mí —le expresó Lydia.
—Ya que tocas el tema—hizo una pausa—¿Por qué llegaste a dudar que me enamoraría de ti? —preguntó Ashley.
—Pensé que lo tuyo eran los hombres y dude que podrías sentir más que una simple amistad por mí —mencionó Lydia.
Ashley sonrió—Cariño, jamás he dicho que me atraigan los chicos—pronunció—Debo confesar que por un tiempo, pensé que algo mal había en mí, ya que no veía mi vida junto a un hombre. Siempre estuve a la espera que llegara alguien a mi vida y mira, no pensé que serías tú. Admito que fue muy duro aceptar que me gustaba una mujer, pero así sucedió—le explicó.
Lydia colocó su mano en la pantalla del ordenador, tal como si pudiese tocar a Ashley—Lamento haber pensado eso amor—se disculpó. No podía creer que se había equivocado todo este tiempo.
Ashley imitó el gesto. Realmente deseaba entrelazar sus dedos con los de Lydia—No te preocupes amor, no podías estar segura de mis sentimientos—expuso—No sabes cuánto desearía estar a tu lado y darte un beso —confesó.
Lydia se sonrojó, esa niña le hacía sentir tantas cosas y lamento no poder estar allí para complacerla—Es lo que más deseo —dijo.
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Hoy podría ser un día normal para cualquiera, pero no para Ashley. No había estado más contenta en toda su vida y todo se lo debía a Lydia, esa mujer que conoció en una tarde casual. Mientras ingresaba a la facultad, no dejaba de pensar que se atrevió a declarar su amor y una sonrisa tonta se formó en su rostro. Pero esa alegría, se vio afectada por la presencia de su amiga.
—¿Pensé que hoy no vendrías? —preguntó Noemí con un tono de ironía.
—¡Hola! —dijo Ashley entre dientes.
—Por tu estado de ánimo, me atrevería a decir que anoche tuviste sexo con un chico guapo —soltó deliberadamente.
Ashley le dedicó una mirada de pocos amigos—Haré de cuenta que no escuché eso —dijo. Se encontraba muy feliz como para dejar que su amiga arruinara su día.
—¿Puedo saber el motivo de tu felicidad? —investigó Noemí.
—Te dejaré con la intriga —objetó Ashley. Realmente no deseaba hablar sobre el tema.
—¿Estás enamorada? —dijo su amiga. Podía intuir que de eso se trataba, pero no comprendía el misterio de Ashley.
—Sí —confesó Ashley, sin evitar sonrojarse.
—¿Quién es el afortunado? —preguntó su amiga, deseaba conocer el chico que robo el corazón de Ashley.
Ashley era consciente que ese momento llegaría, pero no deseaba darle explicaciones a su amiga. Estaba al tanto de lo homofóbica que era Noemí y no estaba dispuesta a correr ese riesgo.
—¿No piensas decirme? —se quejó Noemí. No podía creer que Ashley le guardara secretos.
—Suenas muy amenazante —expresó Ashley. Pero en el fondo, estaba feliz. Su amiga no pudo persuadirla y eso era más que suficiente.
La mañana trascurrió sin ningún contratiempo, para suerte de Ashley no se encontró con Noemí y después del almuerzo, fue a su trabajo.
—Pareces terriblemente risueña —expresó Megan, quién percibió la felicidad que tenía Ashley.
Ashley consideró la pregunta, mientras se ubicaba en su escritorio para comenzar a trabajar—Supongo que sí, hay una razón para estar feliz —manifestó.
—Y bien, ¿Cuál es esa razón? —preguntó Megan, sin dejar de mirarla.
—A ti no te puedo ocultar nada —manifestó Ashley.
—No me tengas en suspenso—le imploró Megan.
—Después de meditarlo tanto y superar mis miedos. Le pedí a Lydia que fuese mi novia —confesó Ashley, con esa mirada de enamorada que no podía ocultar.
—Te felicito—dijo—Espero que tu corazón, hiciera una buena elección —manifestó Megan.
—Ojala, ya no puedo retractarme —bromeó Ashley. Ambas comenzaron con su rutina diaria y luego de tres horas. Ashley decidió tomarse un tiempo para revisar su correo, pero se encontró con un mensaje inesperado.
¡Hola! Disculpa mi atrevimiento, pero deseaba expresarte lo agradecido que estoy contigo. Tengo una personita muy allegada que me habla mucho de ti. No sabes cuánto me alegra ver a mi amiga tan feliz. Atte: Paulo.
—¿Conversaste con tu novia? —preguntó Megan quién se había acercado a su escritorio, con la excusa de cerciorarse que todo marchara bien.
Ashley negó con la cabeza. Luego de leer el mensaje un par de veces, reconoció que el tal Paulo. Era nada más y nada menos, que el amigo de su novia—Acabo de leer un correo de su amigo —contestó.
—¿Su amigo? —inquirió su jefa.
—Sí, analice su mensaje y me dio a entender que acepta mi relación con Lydia—se encogió de hombros—Eso debe ser bueno, ¿No? —refutó.
—Veo que ahora tienes un cuñado—dijo con una sonrisa en sus labios—Te dejo para que sigas en lo tuyo —manifestó Megan, al retirarse.
Ashley retomó sus labores, se había acostumbrado tan bien al ajetreo y el estrés que demandaba su empleo. Que podría decirse que todo lo mantenía bajo control. Excepto el reciente interés de su amiga por su vida privada. Deseaba que Noemí se mantuviera al margen en su relación, pero si por algún motivo la descubría. No dejaría que ese incidente afectara el amor que sentía por Lydia.