miprimita.com

Mi segundo amor 25

en Lésbicos

Capítulo 25-Un día especial

 

Jane

Después de una noche de pasión, me encontraba abrazada a ese cuerpo cálido que apenas era cubierto por una fina tela. Podía sentir su respiración suave, el calor que emanaba su cuerpo, su espalda desnuda que se acoplaba perfectamente a mis pechos y sus cabellos alborotados que me hacían cosquillas en mi nariz.

Sonreí, al recordar que ninguna de las dos quiso dar tregua durante toda la noche y comprendí que Alondra era tan mía como yo le pertenecía a ella. Podía quedarme en esa posición por horas, oliendo su perfume que tanto me gustaba, ese que desprendía una fragancia fresca que despertaba todos mis sentidos.

Quizás no era la primera vez que me enamoraba de una mujer extraordinaria, pero si era la primera vez que me había fijado en alguien en mucho tiempo. Antes no lo hubiese deseado, ni siquiera lo hubiese permitido, había tenido que luchar con mis demonios y convencerme a mí misma que no era lo correcto para mí.

Pero ahora todo era distinto, Alondra se había colado en mi corazón y eso me hacía feliz. Quizás en otras circunstancias, hubiese creado un muro para no dejar que entrara en mi corazón o que perteneciera a mi ambiente familiar. Sin embargo, esta vez no tenía miedo, ni angustias o preocupación, Alondra me estaba devolviendo esa oportunidad que yo misma me negué hace tiempo.

Esa oportunidad de sentir, de ser una mujer que podía dejarse amar, sin miedo a perder. Ella había encontrado la manera de derrumbar todas mis barreras, de cambiar todos mis esquemas y dejar que su amor, me envolviera por completo. Anoche, dejé que sus besos, sus caricias y cada te quiero, sanara esas heridas que tenía mi alma, esas marcas invisibles que me habían consumido por tanto tiempo.

Mientras divaga en conjeturas, pude sentir como su cuerpo se movió para quedar boca abajo dándome a entender que aún dormía plácidamente. Con un suave movimiento, retiré un pequeño mechón que cubría su hermoso rostro y sonreí, por todo lo que había logrado en mí.

Su entrega de amor, me dio la mejor lección de toda mi vida, debía dejar mi pasado atrás y crear un nuevo capítulo, donde Alondra, Silvia, Abigail y la pequeña Francy, serian mi motor para seguir luchando. Ahora lo único que deseaba era compartir muchos amaneceres y noches de pasión al lado de esa grandiosa mujer.

Un pequeño ruido que provenía de mi estómago, me indicó que era hora de comer, así que me levante suavemente de la cama para no despertarla. Camine de puntitas para no hacer ruido y me dirigí a la ducha. El agua tibia caía sobre mi cuerpo, relajando esos músculos que trabajaron toda la noche y mi mente, recordó esa entrega de amor que tuvimos en el auto.

—Realmente debo estar loca para haberlo hecho allí —una sonrisa se formó en mi rostro.

Cuando compre aquel Maserati Ghibli, un coche deportivo que representa un rival para el Jaguar HJ, el Porsche y el propio Audi, por sus increíbles dimensiones de cinco metro de longitud. No tenía en mente que lo usaría para practicar mi vida sexual.

Sin embargo, aquel momento sucedió tan rápido y sorpresivo, que no quise desaprovechar la oportunidad de entregarme a Alondra. La adrenalina que recorrió mis venas comenzó a explorar ese cuerpo de infarto que me había tentado muchas veces y sus besos ansiosos, fueron la señal que necesitaba para continuar con mis deseos de poseerla.

—¿Creo que alguien me dejo olvidada en la cama? —escuché a Alondra, mientras sus manos traviesas acariciaban mi abdomen.

—No quería despertarte—me giré—Te veías tan hermosa, que hubiese sido un crimen interrumpir tu sueño —acaricié su mejilla.

—Sería un verdadero crimen, no ducharme con mi novia —atrapo mis labios en un beso lujurioso.

—¿Alguien quiere un mañanero? —reí en sus labios.

Nuestros cuerpos estaban húmedos por una fina capa de agua que climatizaba el ambiente, mientras Alondra me tenía abrazada a ella para no dejarme escapar, su lengua hacía de las suyas en mi boca y sus manos tanteaban mi trasero sin ningún disimulo.  

—Tómame Jane, por favor —me suplicó, mientras sus labios recorrían mi cuello.

No tenía en mente hacerle el amor esa mañana, pues quería dejarla descansar por esa larga noche que tuvimos, pero tenerla allí, tan deseosa y mojada. Perdí la perspectiva y en un movimiento, la cargue para que enredara sus piernas en mi cintura. 

Alondra soltó un leve gemido, al sentir como coloque su espalda contra la pared fría, generando que su piel se erizara y aumentara su deseo.

—Veo que alguien se despertó muy humedad —pronuncié, sin dejar de acariciar su centro.

—Es producto del agua —respondió, pero sin dejar de besarme.

—¿Ah sí? —besé su cuello.

—Estoy segura —su lengua delineo el lóbulo de mi oreja.

Mis manos se deslizaron por todo su cuerpo, generando cierto cosquilleo en su piel, mientras que mis labios no dejaron de besar su cuello de una manera ansiosa para aumentar su placer. Alondra arañaba mi espalda desesperada, buscando más contacto, incentivándome a que no le diera largas al asunto y la hiciera mía, sin tanto precalentamiento.

Por un instante, me dejé llevar por esas gotas de agua que recorrían mi piel y me olvide de la petición de mi novia, sólo por dejarme llevar por mi propio placer. Disfrutaba de sus besos intensos, de sus piernas que hacían más presión en mi cintura y sus manos que hacían estragos en mi espalda.

—Por favor —me suplicó.

Ubique mi mano izquierda en el pecho de Alondra y la otra se hizo paso entre nuestros cuerpos, buscando aquel lugar que pedía a gritos ser poseído.

—Oh, si —jadeó.

El cuerpo de mi novia se tensó, al sentir como mis dedos se hicieron paso en su interior, jamás hubiese imaginado que hacer el amor en la ducha, sería una experiencia placentera. Mis dedos no paraban de hacer movimientos lentos y los gemidos de mi chica me lo confirmaban, estaba perdida en el placer.

—Oh, no —expuso con malestar.

—¿Qué pasa princesa? —pregunté, pero no deje de besarla.

—No quiero —jadeó.                                                                     

—¿Qué no quieres? —mordí su labio inferior.

Pero no alcanzo a responderme, pues un orgasmo la invadió y su cuerpo se tensó. Dejé de realizar un vaivén con mis dedos y me dedique a darle besos por todo su rostro para lograr que recuperara el aliento. Cuando sentí que su respiración había regresado a la normalidad, extraje mis dedos de su interior y le dedique una sonrisa.

—¿No querías llegar tan rápido? —sonreí.

—Lo siento —se disculpó.

—No pasa nada mi princesa—le di un corto beso—Debo salir de la ducha, alguien ha estado tocando el timbre sin cesar —expresé.

—¿Y no puedes hacerte la sorda? —expuso.

—Me encantaría, pero recuerda que tengo dos personitas que viven en la plata baja —dije.

—Tienes razón, ve y ya te alcanzo —manifestó con una sonrisa tierna.

Al salir de la ducha, me coloque una toalla sobre el cuello, me coloque un albornoz y camine despacio hasta la puerta. Cuando gire la manilla, me topé con la pequeña Francy y su abuela Silvia.

—¡Hola mamá! —dijo la pequeña.

—Sé que estas con compañía, pero necesito que cuides de la pequeña—expresó—Daniela quiere que le eche una mano con la cena que le hará a los padres de Olivia —añadió.

—Claro, ¿Quieres pasar a saludar? —le propuse.

—No, seguramente Alondra se avergonzaría si la veo en paños menores —bromeó.

—¿Alondra está aquí? —preguntó Francy.

—Sí, se está duchando —respondí.

—Voy a saludarla —la pequeña salió corriendo.

—No, ¡Espera! —grité.

—Veo que tienes competencia —bromeó Silvia.

—No me ayudes tanto —moví mi cabeza en señal de negación.

—Luego me contaras los pormenores, ahora ve antes que Francy la vea desnuda —dijo.

—¡Mierda! —exclamé.

Me despedí de Silvia y corrí a la habitación, pero al cruzar el umbral, me di cuenta que Alondra tenía a la pequeña sentada en la cama y parecía explicarle algo. Cuando estuve lo suficientemente cerca, logré escuchar un poco de esa conversación que mantenía ese par.

—Lamento que tu abuelita este enfermera, pero tú y Jane la cuidarán mucho —expuso mi princesa.

—¿Tú nos vas a ayudar? —preguntó la pequeña.

—Por supuesto —le acarició la mejilla.

—¿Y Abigail? —dijo.

—Ella también ayudará, le tiene mucho aprecio a tu abuelita —le regaló una sonrisa.

Ver a mis dos amores conversar plácidamente, conmovió mi corazón, era como un sueño hecho realidad. Un sueño que tal vez se vendría abajo, por haber ocultado una información. Desde que Silvia me nombró como la tutora legal de Francy, no se lo había comentado a Alondra y eso me atemorizó.

No quería que se alejara de mí, no ahora que debía hacerme cargo de la pequeña y tenía un alto sentido de responsabilidad que no podía evadir. Sé que Alondra era una persona maravillosa, pero el que me ayudara a criar a la pequeña, era un compromiso enorme, un compromiso que no estaba segura si ella querría asumir.

Después de todo, cuando me conoció yo estaba soltera y sin hijos, ahora todo era diferente y realmente deseaba que nuestra relación funcionará. Pero era consciente que mi estilo de vida había cambiado, ahora era responsable de la crianza de una niña.

—¿Nos acompañaras a buscar mi vestido de princesa? —preguntó la pequeña.

Su dulce voz, me hizo regresar a la realidad y percibí que Alondra se había dado cuenta de mi presencia. Su mirada, me estremeció, era como si supiera lo que estuviese pensando y en vez de expresarme algo, sólo me sonrió.

—Me encantaría —respondió.

—Cariño, nos permites un momento para vestirnos —le sugerí a la pequeña.

—Iré a mi cuarto para buscar el peluche que me regaló Alondra, ayer se me olvidó llevármelo para dormir con el —dijo, al levantarse de la cama.

—Ve con cuidado —expresó Alondra.

—¡Espera!—la detuve—¿Ya desayunaste? —le pregunté a mi hija.

—Sí, mi abuelita me dio una arepa con queso y jamón —sonrió, antes de salir de la habitación.

—¿Todo bien? —mi princesa rodeó mi cintura.

—Sí —le di un beso.

Aunque deseaba hablar con ella y expresarle los cambios de estos últimos días, no podía. Lo que menos deseaba era que Francy volviese a ingresar a la habitación y nos viera desnuda o dándonos un beso apasionado.

—Francy estuvo a punto de verme desnuda cuando salí de la ducha —me confesó.

—Lo siento—me disculpé—No me dio tiempo de avisarte —acaricié su mejilla.

—Tranquila amor, vamos a vestirnos para salir y preparar el desayuno —mencionó.

Nos vestimos lo más rápido posible, pero antes de salir de la habitación, le di un beso apasionado que le recordara que debía culminar lo que inicio en la ducha. Como iba detrás de ella, podía admirar su retaguardia y ver lo bien que le lucia mi ropa. Se veía tan sexy, que se me hizo imposible no darle una pequeña nalgada antes de llegar a la cocina.

—¿Qué hay en el menú? —pregunté inocentemente.

Me ubique en la encimera y la miraba con cierta curiosidad, no tenía idea de que me iba a preparar. Sus anteriores platillos habían sido muy sofisticado y deliciosos, pero esa mañana, sólo quería comérmela a ella.

 —Tu mirada, me indica que tienes hambre de otra cosa —arqueó la ceja de una mirada divertida.

—No lo voy a negar —sonreí e intenté ocultar mi deseo.

Como podría conocerme tan bien, que hasta con mi forma de mirarla sabía lo que quería. Me mordí el labio inferior y observé a detalle su cuerpo, era tan preciosa que no podía creer lo idiota que fui, al no darme una oportunidad con ella desde que decidió hacerme aquella invitación.

—¿Crees que la pequeña desee comer con nosotras? —me preguntó.

—Tal vez, Francy es de buen comer —respondí.

Alondra se giró y comenzó a buscar los ingredientes que iba a utilizar, mientras que yo me dediqué a mirar cómo cortaba el tomate, cilantro, jamón y queso. Sin duda, me iba a preparar unos deliciosos huevos revueltos, acompañado con unos tostados y café.

Se veía tan hogareña, en medio de la cocina preparando el desayuno, que fue inevitable imaginar cómo sería vivir a su lado y tenerla todas las mañanas preparándome algo de comer, mientras que yo podía encargarme del almuerzo y la cena.

Una vez que el desayuno estuvo listo, las tres nos sentamos en el comedor para degustar las artes culinarias de Alondra. Quizás le había tomado unos quince minutos en prepararlo, pero a nosotras nos tomó cinco minutos en consumismo.

Después que lave los platos, les indique a mis dos amores que se alistaran para ir a dar un paseo. Quería aprovechar que era domingo para llevarlas al parque, a ese lugar donde tantas veces fui en mi adolescencia para distraerme.

Abordamos mi auto para ir a ese lugar, mientras que Alondra se ubicó al lado de la pequeña para acompañarla. Durante el camino, colocamos algunas canciones y en los semáforos, no perdía tiempo para dedicarle una mirada a Alondra por el retrovisor. Amaba el color de sus ojos y más cuando se oscurecían por un grandioso orgasmo.

Cuando llegamos al parque, Francy hizo bajar de prisa a mi novia para que la llevara a pintarse el rostro con acuarela, mientras que yo, me encargue de bajar algunas cosa que habíamos traído para disfrutar la tarde.

—Me das un poco de agua —me pidió, al sentarse a mi lado.

—Te ves muy tierna con la pequeña —le pase la botella de agua.

—¿Cómo puede tener tanta energía? —dijo Alondra, sin dejar de mirar a la pequeña.

—Apuesto a que Abigail era igual —rocé su mano sutilmente.

—Ni hablar, era el doble de hiperactiva —bufó.

—Hace mucho deseaba traerte aquí, quería que disfrutarás de algunos artistas al aire libre —sonreí.

—Gracias, es muy hermoso —recargó su cabeza sobre mi hombro.

El lugar estaba rodeados de jóvenes que interpretaban algunas canciones, un par de payasos que entretenían a los más pequeños y algunas parejas que no perdían tiempo para demostrarse afecto. Había escogido el mejor lugar para disfrutar de lo que quedaba del fin de semana y de pasar tiempo de calidad con mis dos amores.

Una hora más tarde, se nos unió Abigail quien no tardó en llevar a la pequeña a los columpios y jugar como dos pequeñas. Me sentía feliz, al tener ese cuadro de una familia perfecta, acompañada con una música de fondo y algunas caricias que Alondra me regalaba sobre mi brazo.

Quizás, lo único que me hacía falta en ese momento, era poder besar a mi novia sin restricciones, sin temor al qué dirán o a la reacción de las personas que estaban a nuestro alrededor. Pero sabía que no podía luchar contra la sociedad, ni con sus ideas retrogradas sobre la homosexualidad. Lo único que podía hacer, era aprovechar el momento y dejarme llevar por las sensaciones que me hacía sentir Alondra, la mujer de mis sueños.

Hola HombreFX: Sí, al fin las protagonistas dieron ese paso para estar juntas, ahora sólo me queda decirte. Que tomes asiento y disfrutes los capítulos que vienen. Pd: He estimado que esta historia tendría unos 33 capítulos o quizás un poco más, pero quería avisarte para que estuvieses alerta. Un beso, cuídate.

Mas de Bella15

Mi segundo amor

Mi segundo amor

Mi segundo amor 47

Mi segundo amor 46

Mi segundo amor 45

Mi segundo amor 44

Mi segundo amor 43

Mi segundo amor 42

Mi segundo amor 41

Mi segundo amor 40

Mi segundo amor 39

Mi segundo amor 38

Mi segundo amor 37

Mi segundo amor 36

Mi segundo amor 35

Mi segundo amor 34

Mi segundo amor 33

Mi segundo amor 32

Mi segundo amor 2

Mi segundo amor 31

Mi segundo amor 30

Mi segundo amor 29

Mi segundo amor 27

Mi segundo amor 28

Mi segundo amor 26

Mi segundo amor 24

Mi segundo amor 23

Mi segundo amor 22

Mi segundo amor 21

Mi segundo amor 20

Mi segundo amor 19

Mi segundo amor 18

Mi segundo amor 17

Mi segundo amor 16

Mi segundo amor 15

Mi segundo amor 14

Mi segundo amor 13

Mi segundo amor 12

Mi segundo amor 11

Mi segundo amor 10

Mi segundo amor 9

Mi segundo amor 8

Mi segundo amor 7

Mi segundo amor 6

Mi segundo amor 5

Mi segundo amor 4

Mi segundo amor 3

Mi segundo amor

Mi segundo amor 1

Epílogo—Danielle

Epílogo—Emma

Amor te otoño 29

Amor te otoño 28

Amor te otoño 27

Amor te otoño 26

Amor te otoño 25

Amor te otoño 24

Amor te otoño 23

Amor te otoño 22

Amor te otoño 21

Amor te otoño 20

Amor te otoño 19

Amor te otoño 18

Amor te otoño 17

Amor te otoño 16

Amor te otoño 15

Amor te otoño 14

Amor te otoño 13

Amor te otoño 12

Amor te otoño 11

Amor te otoño 10

Amor te otoño 9

Amor te otoño 8

Amor te otoño 7

Amor te otoño 6

Amor te otoño 5

Amor te otoño 4

Amor te otoño 3

Amor te otoño 2

Amor te otoño 1

Adicta a tus labios 13

Adicta a tus labios 12

Adicta a tus labios 11

Adicta a tus labios 10

Adicta a tus labios 9

Adicta a tus labios 7

Adicta a tus labios 8

Adicta a tus labios 5

Adicta a tus labios 6

Adicta a tus labios 3

Adicta a tus labios 4

Adicta a tus labios 2

Adicta a tus labios

Hechizo de un ángel 4

Hechizo de un ángel 3

Hechizo de un ángel 1

Hechizo de un ángel 5

Hechizo de un ángel 6

Hechizo de un ángel 7

Hechizo de un ángel 8

Hechizo de un ángel 9

Hechizo de un ángel 10

Hechizo de un ángel 11

Hechizo de un ángel 2

Otra Oportunidad de Amar 9

Otra Oportunidad de Amar 10

Besos robados

Jugada del Destino

Otra Oportunidad de Amar 4

Otra Oportunidad de Amar 3

Otra oportunidad de Amar 2

Otra oportunidad de Amar

Eres ese Algo que Buscaba 24

Asi me enamore de ti te amo bebe

Eres ese Algo que Buscaba 3

Eres ese Algo que Buscaba 2

Amor o Estupidez 11

Amor o Estupidez 7

Amor o Estupidez 6

Me enamore de TI sin pensarlo 6

Tienes un E-mail 5

Tienes un E-mail 3

Tu mi complemento perfecto 22

Tu mi complemento perfecto 21

Tu mi complemento perfecto 12

Tu mi complemento perfecto 11

Tu mi complemento perfecto 8 y 9

Tu mi complemento perfecto 6

Tu mi complemento perfecto 4

Tu mi complemento perfecto 2

Una pequeña carta para el amor de mi vida

Un recuerdo ”Tu último deseo”

La Amistad como un tesoro

Nadie como tú

Un hasta pronto por un adiós

Lo mucho que te extraño

Jamás pedí Amarte

Aquel día que te conocí