Otra Oportunidad de Amar 10
Estaba amaneciendo en Montevideo.
Estela aún se encontraba entre las sabanas suaves de su cama, como queriendo prolongar su merecido descanso, al descubrirse una parte de su rostro echaba un vistazo a sus alrededores detallando la decoración, fijo su mirada en el pequeño ventanal a ver si lograba divisar un rayo de luz, al no percibir nada se volvió a cubrir con su cobertor amarillo. En su interior no podía creer que el día del viaje había llegado.
Un extraño sentimiento le decía que no fuera a Paris, su corazón presentía que algo iba a pasar, aunque deseaba seguir sus instintos debía cumplir el itinerario pautado con su amiga.
Una corriente de aire traspaso la fina hendidura de la ventana, abriéndose paso al interior, su aura era muy fría con olor a humedad, despertando la sensación de escalofríos de una Estela adormilada que percibió las altas temperaturas de la ciudad.
Su mirada se dirigió a la repisa de madera, ubicada al lado izquierdo de la cama, sus ojos color avellanas se posaron en una foto, que fue tomada el día que se hizo novia de Julie. Al ver aquello le hizo recordar porque se encontraba en ese lugar.
Mientras pensaba en todo eso, guio sus pies al interior de la ducha, giro la perilla de la regadera dejando caer el agua congelada sobre su tibio cuerpo, el efecto que genero el contraste de temperatura fue una sensación de hormigueo que ella ni se inmuto.
Se contuvo ante lo que sentía en ese momento, disipó esa extraña sensación que recorría en su pecho. Decidió al fin relajarse “Nada iba a pasar en aquel viaje” por lo tanto, dejo de preocuparse por todas esas cosas.
Continúo su ducha de lo más tranquila si se podría decir, estuvo un largo rato allí recibiendo las gotas de agua fría, deseando que esa misma sensación de adormecimiento que sentía en su cuerpo estuviese en su cabeza.
Cuando decidió salir de la ducha se observó las manos, notando que estas parecían una pasita toda arrugada. “Debí estar mucho tiempo bajo el agua”. Fue lo que se explicó para sí misma.
Finalmente salió, se secó con la toalla cada rincón de su cuerpo y se colocó una ropa cómoda, estaría varias horas sentada en el avión por lo que no lo cuestiono mucho.
Su cerebro parecía estarle jugando sucio, se asomaban y se iban números recuerdos de su pareja, otros que no tenían ningún sentido. Como si todo de pronto se fuese a arreglar.
No estaba segura de ello y si realmente ¿Pasa algo? Se cuestionó. Eso era lo que le preocupaba tanto, porque si no fuera así, no estaría pensándose tanto las cosas.
Cuando su mente parecía haber asimilado todo, surgieron de nuevo un sinfín de preguntas. Se volvió a replantear. “No me gusta esto que estoy sintiendo”
Inesperadamente la puerta de madera se abrió de golpe, produciendo un pequeño respingón en Estela, fijo su mirada a la zona donde provenía el ruido. En el umbral se podía divisar la figura de una mujer que al parecer traia algo consigo.
Espero unos instantes para ver quién era la causante de ese ruido tan estridente. Se pregunta a si misma ¿Quién podría tener su llave? Por más que rebusco en sus recuerdos, nadie apareció.
De un momento a otro apareció la mujer que había abierto la puerta de esa forma tan escandalosa.
— ¡¡Victoria!! Grito Estela con todas sus fuerzas. Casi me matas del susto ¿Porque carajos no avisas que vas a venir?
— Perdona, pero no sabía que tenía que avisar. Confesaba Victoria con un tono de ironía.
—A todas estas, se puede saber ¿Cómo es que tienes una llave de mi departamento? Indago Estela.
—Recuerdas la vez que te emborrachaste y me toco traerte a tu casa. Pronuncio Victoria acomodando su equipaje.
— Sí. Respondió una Estela desviando la mirada.
—Desde allí la tengo. Sonrió de forma malvada ¿Tienes todo listo? Se apresuró en preguntar.
— Sí, estaba esperando a que se me hiciera la hora. Manifestó Estela encogiéndose de hombro.
— ¡¡Vámonos!! Para luego es tarde, mi querida amiga.
En la trayectoria al aeropuerto internacional el silencio era lo que albergan en el interior del auto. Ninguna de las dos quería decir alguna palabra, simplemente miraban por la ventanilla los vestigios del amanecer.
Al llegar, las chicas observaron el panel de un televisor de cincuenta pulgadas que indicaban todos los vuelos de ese día, topándose con la sorpresa de que su avión se había retrasado por cuestiones climáticas.
En vista de lo acontecido decidieron descansar en las sillas, esperando a que el interlocutor les indicara cuando abordar el avión.
Estela saco una pequeña cobija color pastel de su valija, se recostó en el respaldar de la butaca y cerró los ojos unos instantes.
FLASBACK
— ¿Porque sigues a mi lado? Preguntaba una Estela con la mirada perdida, mientras su mano izquierda sostenía una botella de ron.
— Sera porque soy la única amiga que tienes. Contesto una Victoria que ya estaba bajo los efectos del alcohol.
— Te vas a cansar de mí y luego me dejaras como todos los demás. Me quedare sola, como siempre sucede. Murmuraba Estela.
Sshh, señalaba Victoria incorporándose del mueble casi tambaleando.
— ¡¡No digas eso!! Tú eres como una hermanita para mí. Jamás te dejaría sola ¡¡Entiende!! Todo esto lo decía mirándola a los ojos para luego darle un fuerte abrazo.
— Gracias por quedarte a mi lado mí querida amiga. Expuso Estela correspondiendo al abrazo.
Me iré a dormir, no puedo con mi alma. Espero que no te desveles y recuerda solo discutieron no es como para morirse, vale.
Lo último que dijo su amiga se quedó retumbando como eco en la cabeza, era cierto solo había sido una discusión con su novia, ya mañana seria otro día para arreglarlo todo.
Intento ir a su cuarto, pero la cabeza le daba vueltas, podía sentir claramente las palpitaciones de su corazón recorriendo por las palmas de sus manos. Apenas podía mantenerse en pie.
Cada vez que intentaba acercarse a su cuarto los ojos se le cerraban instintivamente. A su alrededor solo veía una total oscuridad. En la lejanía percibió una pequeña luz, esa que le guiaba el camino, a paso lento logró entrar a su recamara a pesar de haberse tropezado con todo.
Al llegar a su cama descubrió que su querida amiga yacía en ella —“Victoria te has quedado dormida en el dormitorio equivocado” Le explico en tono suave, pero esta ni se movió.
— Qué más da por lo menos no se durmió en mi lado de la cama. Pensó Estela para sí misma.
Se desvistió tambaleándose sobre su eje hasta quedarse en ropa interior como solía dormir. Acomodo su almohada y se recostó sobre su lecho haciendo el menor ruido.
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Espero estas rosas amarillas sirvan para arreglar todo, son sus favoritas, siempre que me salen las cosas mal, la pago con ella. Murmuraba la mujer.
Rebusco su manojo de llaves en el interior de su cartera café, al encontrarlas la introdujo en la cerradura. Una vez en el interior de su departamento, dirigió sus pasos a la recamara, pero la imagen que observo la dejo atónita.
— ¿Qué significa esto? Grito Julie con todas sus fuerzas
Estela se despertó algo aturdida por el grito, apenas podía reconocer la inaudible voz, su cabeza parecía que iba a reventar. Fijo su mirada en la puerta y allí se encontraba su novia hecha una furia — Julie — Fue lo que atino a decir.
—Me voy por unas semanas y te encuentro en la cama con otra mujer. Delibero Julie lanzando las rosas al suelo.
— ¡¡Espera!! Indicaba Estela
No es lo que piensas, se levantó como un resorte dejando a su amiga aun dormida.
— Vamos me crees tonta, que quieres que piense cuando entro a nuestro cuarto y te veo con otra mujer. Vociferaba Julie.
—Hey, no exageres. Ni digas cosas que no son. Expresa Estela segura de sí misma,
Te informó, no me acosté con otra mujer por si puedes notar ella es Victoria y no está desnuda solo que al estar cubierta con el cobertor se ve otra cosa, se nota que no me conoces. Tú más que nadie sabes que duermo en ropa interior. Alego.
— No me des más explicaciones vale, ya vi lo que tenía que ver. Agrego Julie en tono neutral, había modulado su voz.
Y pensar que yo que te traía estas rosas en señal de reconciliación. Completo.
— No seas manipuladora Julie. Manifestó Estela con enojo, odiaba cuando su pareja se hacía pasar por un mártir. Cuando la situación mostraba todo lo contrario.
No sé porque no me crees, en cambio yo si debo creer que tus viajes inesperados son por trabajo. Ya ni quieres hacer el amor conmigo y te importa un comino hacerme desplantes cuantas veces te dé la gana. Expresaba Estela con coraje, pero al mismo tiempo con dolor.
—¿Sabes qué? Me voy.
No quiero saber nada de ti, me voy y no creo volver. Duele saber que me engañaste. Agregaba Julie con desprecio, pateando las rosas que se encontraban en el suelo.
FIN FLASBACK
— Estela, Estela ya es hora. Nuestro avión llego. Indicaba Victoria en voz baja para que esta se despertara.
Estela se despertó con cierto sobresalto en su corazón, quiso quitarse ese mal recuerdo que produjo su sueño, pero no pudo, se quedó allí instalado y siguió pensándolo hasta que abordo el avión.
Tomo asiento junto a la ventanilla para ver como el avión recorría el pavimento a una velocidad considerable. No tardo en sentir el vértigo que se produce cuando el avión deja la superficie del suelo, cerró los ojos instintivamente y vio la mirada de Paula.
Por un momento sintió su respiración, su aroma, percibía el contacto de sus labios con los de ella. Aún con los ojos cerrados, se llevó el dedo índice y anular al borde del labio inferior, su mente la trasporto justo en aquel momento en que la beso por primera vez.
Estela no sabía por qué justo al despegar, vino ese recuerdo de Paula, era una señal o solo un complot de su mente. Que traiga recuerdos vagos y sin sentido desde que despertó esa mañana.
Los minutos se convirtieron en horas para Estela que no había podido conciliar de nuevo el sueño, lo menos que quería era recordar malos momentos con su pareja, la inesperada ruptura y las miles de preguntas que quedaron sin respuestas. Cuando menos lo espero una mano toco su hombro.
—¿Te encuentras bien? Pregunto su amiga algo preocupada.
—¡¡Disculpa!! Manifestó Estela aturdida.
— ¿Qué si te encuentras bien? Pregunto de nuevo Victoria.
— Para serte sincera, no estoy bien. Confesó Estela algo triste.
—¿Puedo saber qué te pasa? Curioseo Victoria, intentando comprender la reacción de su amiga.
Desde que me desperté esta mañana, mi mente no ha dejado de traerme recuerdos de Julie e incluso la vez aquella en el departamento.
— Dicen que cuando uno sueña con una persona es porque la vas a ver o porque te extraña. Explico su amiga.
Con respecto a lo otro sabes muy bien lo que pienso, para mi ella solo estaba buscando la manera de deshacerse de ti y claro ese día al verme abrazándote lo tomo como más le favoreció.
— ¡¡Tienes razón!! Musito Estela.
Dime quien es su sano juicio hubiese pensado que tú y yo tuvimos intimidad esa noche, basta solo con ver que ese día tú estabas completamente vestida, hasta los zapatos aun lo tenías puesto y por Dios somos como hermanas.
—Ya te explique. Para mí solo fue un show mal elaborado para dejarte y ya. Reiteraba Victoria.
Lamentablemente Victoria parecía tener razón en todo lo que decía, aunque tengo que reconocer que algún día, por más remoto que parezca volveré a toparme con Julie, deberé enfrentarla o por lo menos encontrar respuestas a tantas preguntas que se han formulado todo este tiempo.
Estela logro conciliar el sueño o por lo menos así parecía, porque incluso en sus sueños la escena se volvía a repetir continuamente, pero lo que ella no podía ver en aquel instante. Era que la persona que más le importaba y que solo pensar su nombre “Paula” se le formaba una leve sonrisa mientras dormía. Sin importar los malos recuerdos que le producía Julie.
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—¿Dónde me encuentro? Se preguntaba Estela quien recién abría los ojos, la incesante luz que entraba por la ventana, le comenzaba a molestar en sus ojos.
Sintió que un brazo la rodeaba por la cintura, podía sentir la suave respiración sobre su cuello, tan calidad y suave. Simplemente el percibir todo su cuerpo junto a alguien la hacía sentirse tan feliz.
Aun no sabía quién era esa persona que la rodeaba tan fuertemente, pero al mismo tiempo le brindaba un abrazo cálido. Le tomo la mano sin importar quien fuese y le dio un pequeño beso en señal de agradecimiento.
Al hacer tal gesto, sintió un suave beso en la hendidura de su cuello justo a la mitad, tal acto hizo que su piel se erizara al instante, recorriendo un escalofrió por todo su cuerpo.
Quiso virarse para ver de quien se trataba, quien la hacía sentirse tan llena y al mismo tiempo tan feliz. Antes de poder hacerlo, logro escuchar un susurro “Te amo” que la dejo sin palabras.
Al girarse por completo, su mirada se cruzó con esos ojos color negro, logro apreciar como una mano acariciaba su mejilla “Paula” fue lo que alcanzo a decir antes de que sus labios se posaran contra los de ella.
—¡¡Estela!! Por dios levántate. Gritaba su amiga.
— ¿Que paso? Pronuncio una Estela adormilada ¿Por qué interrumpes mi sueño? Pregunto dirigiéndole una mirada de pocos amigos.
— Si no lo has notado ya llegamos a nuestro destino ¡¡Vamos!! Levántate mujer. Insistía Victoria.
Te odio. ¿Lo sabías? Expresaba Estela recogiendo sus cosas de mala gana “Siempre interrumpes mis mejores sueños” murmuraba.
— Espera, no me digas que….
— No digas nada. Se apresuró a decir Estela dirigiéndole una mirada fría.
— No puedo creerlo, tenías un sueño erótico. Expreso Victoria con entusiasmo.
— Olvídalo. Alegó Estela frunciendo el ceño.
— ¡¡Dime!! Exigió Victoria.
Antes de que Estela pudiese responder ante esa pregunta incómoda para ella, se escuchó a sus alrededores.
Estimados pasajeros hemos llegados al Aeropuerto de Paris “Charles de Gaulle” por favor diríjanse a la salida del avión con mucho cuidado.