miprimita.com

Mi segundo amor 28

en Lésbicos

Capítulo 28-El Querer

 

 

Abigail

Mi cabeza daba vueltas intentando comprender la reacción que tuvo la hija de Silvia, como podía aparecerse luego de cinco años con la intención de raptar a Francy, ¿Acaso, no pensó en el daño que le causaría a su madre o la pequeña?, ¿Qué clase de mujer era esa?

Apenas había pasado unas horas desde el incidente y aún seguía en shock, tras la muerte de esa mujer que afortunadamente no logró su cometido. No había tenido el valor para preguntarle a Silvia como sucedieron las cosas exactamente y tampoco lo haría con Jane, aunque me vi tentada en preguntarle a mi madre, pero no pude, la pequeña no se le había despegado ni un instante de su lado.

Sin embargo, en mi cabeza rondaban tres posibles escenarios de lo que había ocurrido esa tarde y cada uno de ellos, me dejaba con la misma incertidumbre. En el primer escenario, tenía a Samantha que pudo llegar al colegio para recoger a la niña, pero sería ilógico, ni yo que soy tan cercana a Francy, sigo sin tener autorización para retirarla; estaba otro en el que Samantha se aparecía en la institución y amenazaba a todo el mundo para que le dieran a su hija, este podría ser el más idóneo, tomando en cuenta la personalidad agresiva que tenía la chica.

Y por último, Samantha espero pacientemente a que su madre recogiera a Francy para emboscarla e intentar llevarse a la pequeña. Cualquiera de los escenarios era posible y tal vez, debía preguntarle a Silvia para conocer los pormenores, pero era consciente que la pobre estaba sufriendo por la muerte de su hija y sería muy desconsiderado de mi parte hacer tal pregunta.

Tras lo sucedido, me había puesto a reflexionar sobre los misterios de la vida, esos que te hacen pensar que todo lo que haces tiene un sentido, pero con el tiempo te das cuenta que tal vez, ese sentido cambia y nada de lo que hacemos, nos prepara para ello.

De hecho, recordé una frase que mi abuelo solía expresarme: “No importa lo que hagamos, somos quiénes somos porque decidimos quienes ser y hacemos lo que hacemos porque decidimos que hacer” Por mucho tiempo trate de dilucidar esas palabras, hasta que comprendí que cada decisión que tome, es porque así lo había previsto, aunque no siempre fuese la decisión correcta.

—¿Vas a entrar o te quedarás afuera? —preguntó Silvia desde su habitación.

Esa mañana, cuidaría a Silvia por petición de Jane, ya que debía realizar los trámites necesarios para el sepelio de Samantha, que en mi opinión, no se lo merecía por atreverse a hacer lo que hizo.

—Espera Abigail, necesito hablar contigo —dijo Jane.

Retome mi postura y comencé a jugar con mi casco, ¿Qué querría hablar conmigo? Si lo que debía decirme, ya me lo había dejado por mensaje. Sabía a qué hora debía darle el medicamento a Silvia y como debía aplicarle el ungüento para la inflamación.

—¡Hola cariño!—me dio un beso en la mejilla—Gracias por haber venido, las otras chicas estaban muy ocupadas para ayudarme —me dijo.

—Lo hago con el mayor de los gustos—sonreí—¿Cómo esta Silvia? —no tarde en preguntar.

—Físicamente está bien, pero sufrió una leve contusión con la caída —su rostro mostro preocupación.

—¿Sufrió alguna fractura? —pregunté exaltada.

—Afortunadamente, no—expuso—Sé que no deseas acompañarnos al sepelio y lo entiendo, de verdad que sí, yo tampoco deseo ir, pero lo hago por Silvia —me dijo.

—Yo —desvíe la mirada.

Quizás estaba siendo algo egoísta de mi parte no querer acompañarlas, pero no me nacía hacerlo, menos por alguien que pretendió hacerles daño a las personas que más quiero. Sin embargo, debía respetar la decisión de mis mayores y hacer lo que se me decía, aunque a veces no estuviese de acuerdo.

—Oye—cogió mi mentón para que la mirase—Tu deber, es quedarte aquí con la pequeña y no tienes por qué ir a un lugar si no deseas —mencionó.

No tuve que esperar a que continuara hablando, simplemente la abrace, quería expresarle que estaba agradecía por entenderme y no juzgarme. Aun cuando mi madre me dijo que mi deber era acompañar a Jane para darle apoyo moral.

—Te quiero—Jane me dio un beso en coronilla—El desayuno está en la cocina, la pequeña aún no se ha despertado, pero ya sabes que decir si pregunta por mí —me explicó.

—Entendido—me separe del abrazo—¿Llegaras antes del almuerzo? —pregunté.

—Eso intentare, si no he llegado, puedes pedir algo para almorzar—me respondió—Por cierto, ¿Tu madre no ha resuelto nada en el colegio? —manifestó.

Supongo que mi madre tuvo que contarle a detalle lo que sucedió y la falsa acusación que le estaban haciendo, pues la pobre Jane, había decidido no asistir de nuevo a la institución hasta que ese problema estuviese resuelto.

—De momento no, pero espero se solucione pronto —expresé.

—Eso espero —dijo.

Podía entender lo frustrante que era esa situación para las dos y más ahora, que Jane había tomado un pequeño ritual de ir en la hora del almuerzo para compartir con nosotras.

—Ya debo irme —me dio un beso en la mejilla.

—Espero que todo salga bien —dije, antes de verla partir.

Cuando ingresé a la habitación, observé a una Silvia triste, con los ojos rojos producto del llanto y con una serie de almohadas que rodeaban su cuerpo, tal como si fuera un bebé que no pueden dejar a solas en la cama.

—¡Hola pequeña!—expuso con una sonrisa para tratar de disimular su tristeza—Gracias por cuidar a esta pobre vieja —me hizo un ademán para que me sentara a su lado.

—No eres tan vieja—bromee—¿Ya desayunaste? —no tarde en preguntarle.

—Sí cariño, pero podrías leerme un libro —me sugirió.

Sonreí ante su petición, desde que mi madre salía con Jane, había tomado la costumbre de venir en las tardes para visitar a Silvia y a la pequeña, pero lo que más me agradaba, era leerle. Ni siquiera había tomado esa costumbre con mis abuelos, pero con Silvia me nacía hacerlo.

—¿Qué lectura deseas hoy? —pronuncié.

—El jardinero del Rey —me dijo.

Me incorpore para acercarme a esa pequeña biblioteca que tenía Silvia en su habitación y tome entre mis manos aquel libro. Cuando mire la contraportada del mismo, me topé con su pequeña sinopsis.

—Interesante lectura para el día de hoy —sonreí.

—Ese libro, fue un regalo del vecino —me dijo, mientras acomodaba unas almohadas a su lado.

—Sé que no es el momento, pero ¿Todavía quieres ir a la reunión que le haré a mi madre por su cumpleaños? —pregunté.

—Por supuesto, eso ya estaba acordado—me regalo una sonrisa—Además, tengo toda esta semana para recuperarme —añadió.

—Gracias, significa mucho para mí que vayas —confesé.

—Ven acá —le dio un golpecito a la cama.

Me subí a la cama con cuidado y acomode mi espalda sobre el respaldo para comenzar a leer, pero antes, quise expresarle algo a Silvia. Quizás no era tan buena como mi madre en este tipo de situaciones y tampoco tenía idea de que carajos se podía decir, más era consciente que así dijera poco o mucho, Silvia lo agradecería enormemente.

—Lamento lo de tu hija—sostuve su mano—Sé que la apreciabas mucho, aunque haya tomado malas decisiones —expuse.

—Gracias pequeña—apretó mi mano—Me hubiese gustado que la conocieras, pero en sus buenos momentos —su voz se le quebró.

—Sé que si—le di un beso en la cien—¡Comencemos! —abrí la solapa del libro para leer.

Alondra

Me encontraba guardando las cosas en mi locker luego del descanso, cuando veo que las pocas personas que estaban a mí alrededor, cuchicheaban tan descaradamente como si no estuviese allí. Quería encararlos para que dejaran de hablar a mis espaldas, pero cuando me gire, me topé con la silueta de Brenda.

—Me he enterado sobre la reunión que tuviste con la directora —expresó en voz baja.

—Brenda —dije.

—Lo sé, no es el lugar para hablar sobre eso —cogió mi brazo para sacarme de allí.

—¿Cómo te has enterado?—dije, pero no deje que respondiera y seguí hablando—Bueno, supongo que ya debes conocer cada detalle —expuse, sin ánimo de hablar sobre ese tema.

—Escuché demasiadas cosas, pero quiero que tú me las aclares—me metió a un salón desocupado—¿De verdad te pillaron teniendo sexo con algún colega? —preguntó asombrada.

—Brenda —le dediqué una mirada fulminante.        

—Sabes que a mí no me importa eso, yo te apoyaría y hablaría en tu defensa—me sonrió—Además, si supieras a quien he visto en peores situaciones, ni te lo creerías —mencionó.

—¿Ha quien has visto? —pregunté con curiosidad.

—No me cambies el tema, dime, ¿Realmente te pillaron? —insistió.

—¿De verdad crees que haría tal cosa? —me solté de su agarre.

—En el siglo en el que nos encontramos, todo es posible —pronunció.

—Oye —la empuje.

Por más que quisiera limpiar mi nombre, creo que a estas alturas me resultaría imposible. A la institución no le importaba que tan buena trabajadora era o cuan apasionada sea dando mis clases, ya que los últimos días, todo giraba en base a esos rumores que destruían mi imagen.

—Mujer, sólo bromeo contigo—dijo—Se perfectamente que esa no es tu acera —mencionó.

—¿A qué te refieres? —la mire seria.

—Que mi apariencia no te confunda, soy muy buena observando y he notado ciertas expresiones verbales y corporales que te han delatado —manifestó con una sonrisa victoriosa.

Como carajos Brenda pudo conocer sobre mis inclinaciones sexuales, si he sido muy discreta para evitar ese tipo de mal entendidos. Acaso, ¿Habrá notado como miro a Jane cuando viene a visitarme? O tal vez, ¿Noto mi sonrisa tonta de los últimos dos mes?

—No te martirices, no es para tanto—su voz, me llamo la atención—Deberías saber, que las personas como nosotras, tenemos un radar —expresó.

—¿Un radar? —me hice la tonta.

—Sabes de que hablo —expuso.

Se perfectamente a lo que se refería, las personas de nuestro género, conocen o pueden intuir a simple vista que alguien más es del gremio LGTBI, sin tan siquiera preguntarle.

—Si no te has dado cuenta, yo soy bisexual, pero se cómo esconderlo —me regalo una sonrisa.

—Bueno, ya que me has descubierto, vamos a nuestras clases —pronuncié. No me apetecía hablar de este tema en la institución.

—Vaya que eres aguafiestas —movió su cabeza en señal de negación.

Cuando estábamos a punto de salir de ese salón, pude sentir como Brenda jaló mi brazo de una manera brusca para colocarme a un lado y cubrió mi boca con su mano.

—No hagas ruido —susurró.

Quise hablar para quejarme de su reacción, pero las voces que escuchamos me sonaron muy conocidas, no tenía que ver el rostro de esas personas para saber a quienes les pertenecía. La más ronca, era de Rafael y la más suave era de la directora, estaban discutiendo muy acaloradamente y no parecía que le importaba si alguien los escuchaba.

—Debes retirar las acusaciones que le hiciste a esa mujer, nos pueden traer problemas —expresó la directora.

—No, quiero que se hunda —manifestó enojado.

—Tus mentiras no van a servir de mucho y lo sabes —deliberó.

—Veras que pondré a todos los profesores en su contra —dijo Rafael.

—Ten cuidado, alguien podría descubrir nuestro secreto —la directora, bajo el tono de su voz.

—Ese es el menor de mis problemas —expresó.

—Pues deberías, sí yo caigo, tú te vienes conmigo —lo amenazó.

No pude seguir escuchando esa conversación, ya que otras voces se acercaron rápidamente e impidieron que descubriera lo que realmente tramaba ese par. Cuando me gire para hablarle a Brenda, esta me dedicó una mirada de asombro y no era para menos, realmente esos locos estaban conspirando contra mí.

—Sé que las cosas van a mejorar —me alentó.

—Es lo que más deseo —confesé.

—Vámonos, antes de que se den cuenta de que escuchamos esa conversación —manifestó.

Asentí ante sus palabras, abrí la puerta y asomé mi cabeza por aquel marco de madera para ver si no había nadie alrededor. Cómo el camino estaba despejado, le hice una señal a Brenda para que saliera, pero a mitad del pasillo, nos encontramos con la directora.

—Alondra, necesito hablar contigo —dijo esa mujer.

—Debo dar una clase —manifesté.

—Los alumnos pueden esperar, la veo en mi oficina en cinco minutos —pronunció antes de marcharse.

—¿Se habrá dado cuenta que escuchamos su conversación? —Brenda preguntó nerviosa.

—No creo y si fuera así, yo te voy a cubrir —dije, antes de alejarme.

Camine despacio por ese pasillo, en dirección aquel despacho que conocía muy bien y por un instante, quise imaginar que podría decirme esa mujer. La última vez, no había sido muy amable conmigo y temía que continuará insultándome o amenazándome.  

Cuando gire la perilla, me encontré con esa mujer bajita, de lentes y cabello dorado, que firmaba algunos papeles en su escritorio.

—Alondra, le tengo respuesta a su solicitud —manifestó.

Estas últimas semanas, me había dado a la tarea de solicitar un permiso en mi trabajo para ir a la boda de Leila, la mejor amiga de mi novia. Aunque no estaba segura si me iban a dar tal permiso, por el incidente que ha ocurrido con esos rumores que estaban dañando todo lo que había construido.

—Lamento decirle, que no le daré el permiso —expresó.

—¿Por qué? —fruncí mi ceño.

—Debió pedirlo con un mes de anticipación —expuso.

Respiré hondo, no quería perder los estribos. Me parecía injusto que dijera que no, sí hace dos semanas había escrito una carta para que me dieran el permiso. Que mujer tan falsa, en ningún lado del reglamento expresa que debo solicitar un permiso con un mes de anticipación. Sólo había pedido dos días, nada más, ni que fuera toda una semana.

—Le propongo que los días que voy a faltar, me lo descuenten de mi suelto, ¿Le parece? —sugerí.

—Le acepto su propuesta, ya puede retirarse —comentó, antes de seguir en su trabajo.

Salí de ese despacho con cierta cólera, no podía creer que esa mujer me tuviera entre ceja y ceja, como si yo le hubiese hecho algo malo. Respire profundo y entre al salón en silencio e impartí mi clase como tenía estipulado.

Cuando terminé mi jornada laboral, me reuní en la casa de Jane para acompañarla a la funeraria, donde estaba Silvia dándole el último adiós a su hija junto con las chicas y las jóvenes que trabajan en la floristería. Después de estar una hora en ese lugar, todas nos dirigimos al cementerio para depositar los restos de Samantha.

Hola mis queridos lectores, aquí les dejo los capítulos que corresponden a esta semana, espero sean de su agrado y disfruten de cada línea que escribí para ustedes. Hasta la próxima, cuídense.

Mas de Bella15

Mi segundo amor

Mi segundo amor

Mi segundo amor 47

Mi segundo amor 46

Mi segundo amor 45

Mi segundo amor 44

Mi segundo amor 43

Mi segundo amor 42

Mi segundo amor 41

Mi segundo amor 40

Mi segundo amor 39

Mi segundo amor 38

Mi segundo amor 37

Mi segundo amor 36

Mi segundo amor 35

Mi segundo amor 34

Mi segundo amor 33

Mi segundo amor 32

Mi segundo amor 2

Mi segundo amor 31

Mi segundo amor 30

Mi segundo amor 29

Mi segundo amor 27

Mi segundo amor 26

Mi segundo amor 25

Mi segundo amor 24

Mi segundo amor 23

Mi segundo amor 22

Mi segundo amor 21

Mi segundo amor 20

Mi segundo amor 19

Mi segundo amor 18

Mi segundo amor 17

Mi segundo amor 16

Mi segundo amor 15

Mi segundo amor 14

Mi segundo amor 13

Mi segundo amor 12

Mi segundo amor 11

Mi segundo amor 10

Mi segundo amor 9

Mi segundo amor 8

Mi segundo amor 7

Mi segundo amor 6

Mi segundo amor 5

Mi segundo amor 4

Mi segundo amor 3

Mi segundo amor

Mi segundo amor 1

Epílogo—Danielle

Epílogo—Emma

Amor te otoño 29

Amor te otoño 28

Amor te otoño 27

Amor te otoño 26

Amor te otoño 25

Amor te otoño 24

Amor te otoño 23

Amor te otoño 22

Amor te otoño 21

Amor te otoño 20

Amor te otoño 19

Amor te otoño 18

Amor te otoño 17

Amor te otoño 16

Amor te otoño 15

Amor te otoño 14

Amor te otoño 13

Amor te otoño 12

Amor te otoño 11

Amor te otoño 10

Amor te otoño 9

Amor te otoño 8

Amor te otoño 7

Amor te otoño 6

Amor te otoño 5

Amor te otoño 4

Amor te otoño 3

Amor te otoño 2

Amor te otoño 1

Adicta a tus labios 13

Adicta a tus labios 12

Adicta a tus labios 11

Adicta a tus labios 10

Adicta a tus labios 9

Adicta a tus labios 7

Adicta a tus labios 8

Adicta a tus labios 5

Adicta a tus labios 6

Adicta a tus labios 3

Adicta a tus labios 4

Adicta a tus labios 2

Adicta a tus labios

Hechizo de un ángel 4

Hechizo de un ángel 3

Hechizo de un ángel 1

Hechizo de un ángel 5

Hechizo de un ángel 6

Hechizo de un ángel 7

Hechizo de un ángel 8

Hechizo de un ángel 9

Hechizo de un ángel 10

Hechizo de un ángel 11

Hechizo de un ángel 2

Otra Oportunidad de Amar 9

Otra Oportunidad de Amar 10

Besos robados

Jugada del Destino

Otra Oportunidad de Amar 4

Otra Oportunidad de Amar 3

Otra oportunidad de Amar 2

Otra oportunidad de Amar

Eres ese Algo que Buscaba 24

Asi me enamore de ti te amo bebe

Eres ese Algo que Buscaba 3

Eres ese Algo que Buscaba 2

Amor o Estupidez 11

Amor o Estupidez 7

Amor o Estupidez 6

Me enamore de TI sin pensarlo 6

Tienes un E-mail 5

Tienes un E-mail 3

Tu mi complemento perfecto 22

Tu mi complemento perfecto 21

Tu mi complemento perfecto 12

Tu mi complemento perfecto 11

Tu mi complemento perfecto 8 y 9

Tu mi complemento perfecto 6

Tu mi complemento perfecto 4

Tu mi complemento perfecto 2

Una pequeña carta para el amor de mi vida

Un recuerdo ”Tu último deseo”

La Amistad como un tesoro

Nadie como tú

Un hasta pronto por un adiós

Lo mucho que te extraño

Jamás pedí Amarte

Aquel día que te conocí