Capítulo 31-El pasado siempre regresa

Alondra

Los dedos de Jane, se paseaban por mi muslo, mientras estábamos sentadas a la orilla de la playa junto con mi cachorro que se paseaba libremente. Estaba tan agradecía con los padres de Olivia por permitir que Split nos acompañara en nuestro pequeño viaje, que no tenía como pagarle semejante favor.

La verdad es que no tenía con quien dejarlo y aunque Split tuviese algunas cualidades excepcionales, también podía ser algo pretencioso con los desconocidos. Su raza no era agresiva del todo, pero como odiaba que algún extraños se paseara por la casa.

De hecho, cuando mi hija llevo a su novia para presentármela, Split no dudo en arrojársele encima para olisquear sus piernas como símbolo de bienvenida. Por suerte, no paso a mayores y cuando los ladridos cesaron, todo volvió a la normalidad.

—¿Te he dicho cuanto me fascina verte en el escenario? —dijo Jane, al depositar un beso en mi sien.

—En realidad no —respondí con una sonrisa.

No podía negar lo mucho que me encantaba cuando me coqueteaba de esa manera, le hacía ver su lado tierno y encantador.

—Pues intentaré decirlo todos los días  —dijo, antes de robarme un pequeño beso.

—Adoro verte en el público, mientras yo ejecuto alguna melodía—le confesé—Pero en especial, amo tu mirada traviesa, esa que me dice, hazme tuya apenas acabe la función —expresé.

Aunque había poca luz, no tenía que ser adivina para notar que ante mi confesión, sus mejillas se tornaran de un color rojo. Era tan adorable cuando se ponía de ese modo, que me incitaba a llenarla de besos y caricias.

—Gracias por esa pequeño concierto que le hiciste a Leila —recargo su cabeza sobre mi hombro.

—Lo hice con mucho cariño, no soy quien para negarme a la petición de tu amiga —acaricié su brazo.

—No sabes cuánto significa para mí, que te lleves bien con Leila —su mirada coincidió con la mía.

—Lo sé —besé su nariz.

Para mí también era importante que Jane se llevara muy bien con mi hija, porque aunque tuviese claro que deseaba estar con esa mujer de ojos café, no podría darme el lujo de estar en una situación donde me vería en la obligación de escoger a una de ellas. A cada una las amaba de manera distinta y tenían un lugar en mi corazón.

Al principio, resulto un poco difícil que ambas se llevaran bien por la actitud indiferente de Jane y por la actitud protectora de mi hija, pero con el pasar de los días, llegaron a formar un vínculo especial. Tal como me paso con Leila, a quien tuve que mostrarle que realmente iba muy enserio con Jane y no jugaría con sus sentimientos.

El sonido de las olas, era tan relajante que sentía como si estuviese en un lugar mágico y ver como el cabello de Jane se movía por el viento, hizo que me sintiera feliz. La esencia de Jane, era única y era como si ahora, podía ser ella misma sin temor a que los demás la juzgaran por sus acciones.

—Fue una excelente idea que nos escapáramos de la fiesta —dije.

—Sólo deseaba estar a solas contigo—me confesó, al jugar con mis dedos—¿Crees que sea demasiado pronto para que te vayas a vivir conmigo? —me preguntó.

—En lo absoluto —acaricié su mejilla.

Esa proposición, me hizo trasportar a esa noche en que Jane me recibió luego de un día agotador, me recibió con un cálido abrazo y una deliciosa cena como muestra de su amor. Había sido una de las mejores sensaciones en toda mi vida y quería seguir experimento esa reconfortante sensación.

Claro que deseaba mudarme con ella, levantarme todas las mañanas a su lado y ver su rostro adormilado. Sin duda, era evidente que me encontraba dentro de sus prioridades y eso, me trasmitía una confianza inimaginable.

—¿Cómo se lo diremos a las chicas? —no tarde en preguntar.

Aunque los últimos meses habíamos convivido como pareja, no debíamos tomar esa decisión a la ligera, ya que teníamos unas hermosas hijas con la que debíamos hablar primero. Y sin ese paso, sería tonto crear planes a futuro.

No obstante, el irnos a vivir juntas, reflejaba que estábamos dispuesta a enfrentar una nueva fase en nuestras vidas, una fase que implicaría integración familiar, un posible matrimonio y una mudanza que se debía planear.

—No te preocupes, ya he hablado con Abigail y la pequeña —me respondió con una sonrisa.

—¿Cómo? —pronuncié.

Su confesión me había dejado sorprendida, no podía creer que mi novia había hablado con mi hija y yo era la última en enterarme. Aunque de cierto modo, era un gesto tierno por parte de Jane, ya que deseaba asegurarse de que mi hija aceptará la idea de irnos a vivir como pareja y que ella estuviese a nuestro lado.

—Lo siento—se disculpó—Sé que debí hablar contigo, pero no quería que tu hija estuviese en contra de mi decisión. Sabía que si Abigail no estaba de acuerdo, tú no aceptarías mi proposición —su mirada se tornó triste.

—Te quiero—acaricié su mejilla—Seria la mujer más feliz, sí me dejaras despertar todos los días a tu lado —confesé.

Mis palabras, tuvieron un gran efecto en Jane, pues no dudo en acercarse para unir nuestros labios. Estaba tan feliz por su petición, que sin poder evitarlo, unas lágrimas recorrieron mis mejillas, mientras le trasmitía todo el amor sentía mediante ese beso.

Era un beso tierno, lleno de sentimientos que me reafirmaba lo importante que era su proposición para mí. Conforme me besaba, Jane colocó su mano temblorosa sobre mi abdomen y me reclinó sobre la silla para continuar con sus besos.

El contacto de la madera fría sobre mi espalda, me hizo gemir despacio, mientras mis manos rodeaban su cintura para unir más nuestros cuerpos y el sonido de las olas, era el único testigo de ese momento tan íntimo. No quería que se detuviera, sólo quería permanecer allí, entre sus brazos mientras sus labios devoraban los míos con frenesí.

—Te quiero —dijo Jane, al mismo tiempo que dejó de besarme.

Me quedé extasiada al observar sus facciones y pude notar el brillo que irradiaba su mirada, demostrándome cuanto me amaba. Estando en esa posición, caí en cuenta que haber conocido a Jane, era lo mejor que me había sucedido en mi vida.

—Será mejor que regresemos —sugerí, sería muy tentador estar a solas con mi novia.

—Quedémonos un rato más, por favor —me suplicó.

Le sonreí ante su petición y entrelacé nuestros dedos, disfrutaba al máximo de este momento que teníamos para las dos. Aunque habíamos disfrutado de algunos lugares en compañía de nuestras amigas, no habíamos tenido ni un minuto a solas, pues la pequeña dormía con nosotras en la habitación.

—¡Hola Alondra! Tiempo sin saber de ti —escuché.

Aquella voz, me resultó muy familiar y algo dentro de mí, deseaba creer que estaba equivocada. Cuando mis ojos se toparon con la silueta de esa mujer, mi cuerpo se tensó involuntariamente, no podía creer que ella estuviese aquí.

—¡Buenas noches! —respondió Jane, sin soltar mi mano.

—Disculpen la interrupción —expuso.

Estaba tan sorprendida, que mi cuerpo no podía moverse a mi voluntad y eso me frustraba. Jane al darse cuenta de mi estado, quiso ayudarme, pero no pudo, tuvo que detener a Split antes de que atacará a esa mujer.

—¡Quieto Split! —mencionó Jane, al mismo tiempo que le colocaba la correa.

—Veo que sigues tocando con la misma pasión de siempre —mencionó con una sonrisa.

—Mi nombre es Jane, un placer —extendió su mano, pero sin soltar a Split que seguía ladrando.

Odiaba que mi novia tuviese que verme en este estado, pero no podía controlarme, era como si esa mujer hubiese lanzado un hechizo sobre mí, un hechizo que me impedía actuar como era debido.

—¿Usted es? —no tardo en preguntar mi novia.

Respire profundo e intente intervenir en la conversación, no tenía por qué dejarme opacar por esa mujer.

—¿Qué haces aquí? —fruncí mi ceño. Sin dejar que respondiera la pregunta que le había realizado Jane.

—Te vi en la presentación que hiciste en mi restaurante y quise saludarte—sonrió—Por cierto, ¿No pensé que te encontraría aquí? —me dijo.

—Ni yo—mencioné entre dientes—Cariño, te presento a Mónica Campbell, es la madre de Zoe —manifesté.

—Es una placer—le dio un apretón de manos a mi novia—¿Hace mucho que son parejas? —nos preguntó.

—El tiempo suficiente como para querer una vida a su lado —respondió Jane con orgullo.

—Alondra, me alegra que seas feliz con alguien que te merece—me dijo con una sonrisa—Lamento que mi hija se haya comportado contigo de esa manera —su voz, parecía sincera.

—No debe sentirse culpable por las acciones de su hija, ella tomó sus propias decisiones —sentencié.

Sin importar cuánto daño me hizo Zoe con su actitud, su madre siempre se comportó de una manera gentil y respetaba nuestra relación en aquel entonces. Aunque verla después de tantos años, no dejaba de sorprenderme y causarme cierto temor.

Después de todo, nadie de esa familia estaba al tanto de que quedé embarazada y me temía su reacción ante la noticia. Lo que menos deseaba en estos momentos, era que desearan compartir con Abigail para involucrarse en su vida.

—Señora Mónica, tomé asiento —le sugirió Jane, mientras nos acomodamos.

Afortunadamente Split se había calmado, pero la que tenía un desorden emocional, era yo. No podía creer que el mundo fuese tan pequeño como para encontrarme a esa mujer en el mismo día que las chicas celebraban su boda.

—¿Quién era la joven que tocaba a tu lado? —Mónica no tardó en preguntarme.

—Es mi hija —respondió Jane, al entrelazar nuestras manos.

Sentí como mi alma regreso a mi cuerpo y una calma se instaló en mi corazón. Jane era un amor, por querer protegerme ante mi pasado y de esas personas que me hicieron tanto daño.

—Es hermosa, te felicito por como toca el violonchelo —expuso Mónica.

—Estoy muy orgullosa de ella —respondió Jane, con una sonrisa.

—¿Hace mucho que vives aquí? —me entro cierta curiosidad.

Aunque mi pregunta iba enfocada en otra dirección, pues quería saber si Zoe se encontraba en la ciudad para no cruzarme con ella o que se diera cuenta de la presencia de Abigail.

—Me radiqué en este país desde la muerte de mi hija —sus ojos se cristalizaron.

Nunca le desee mal a Zoe, pero la noticia sobre su muerte, me dejó impactada y hasta me entró la curiosidad por conocer que fue lo que pasó exactamente. Quizás era algo estúpido por como terminaron las cosas, pero no podía evitarlo, quería conocer los pormenores.

—¿Qué le ocurrió? —preguntó Jane, como si hubiese leído mis pensamientos.

—Todo sucedió una semana después de que su padre salió de la cárcel—hizo una pequeña pausa, tal como si estuviese recordando ese incidente—Estábamos en el patio asando una carne, cuando ambas logramos escuchar una conversación que tenía mi marido con el que era su mejor amigo —una lágrima recorrió su mejilla.

—Tómese su tiempo —dijo Jane, al ver como Mónica lloraba desconsoladamente.

—La verdad, nos golpeó a las dos de manera diferente y mi hija, se sintió tan mal por no haberte creído que tomo represalias contra su padre. Pero no imagine que en ese enfrentamiento, su padre terminaría apuñalándola como si no tuviese ningún remordiendo de hacerle daño a su única hija—intentó explicarme entre el llanto—Ese día, vi morir a mi hija en mis brazos y me encargue de que ese imbécil regresará a la cárcel para que se pudriera entre las rejas  —limpió sus mejillas.

—Lamento su perdida —manifestó Jane, sin soltar mi mano para darme apoyo.

Por un instante, sentí como me mareaba y mi respiración se dificultaba, no podía creer que Zoe había hecho eso por mí. Después de todo, sí me amaba y lo demostró con ese acto de valentía. Era una pena que su vida haya acabado de esa manera y en manos de ese imbécil que daño nuestra relación.

Sin poder evitarlo, unas lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas, me sentía como una idiota, recordando a esa mujer que amé tanto, pero que al mismo tiempo me hizo tanto daño.

—No sabes cuánto lamento el daño que te causamos, porque de alguna forma me siento culpable por todo lo que te hicieron—sostuvo mi mano—Aunque mi hija dio por terminada su relación, ella nunca dejó de pensar en ti y todas las noche lloro por tu ausencia —mencionó.

—¿Aún sigue casada con ese idiota? —pregunté.

—No, después que mato a mi hija no tuve que pensarlo dos veces para hacer los trámites del divorcio lo antes posible—mencionó—Sabes? Cuando hija se dio cuenta que había cometido un error en alejarse de ti, quiso buscarte, pero nunca te encontró —me confesó.

Escuchar esa confesión después de tantos años, me partió el corazón, jamás hubiese imaginado que Zoe se arrepentiría de haber terminado nuestra relación y tuviese el valor de buscarme. Aun cuando no sabía toda la verdad, aun cuando su padre la tenía engañada con una mentira, ella fue a buscarme para solucionar las cosas.

Pero Zoe me busco demasiado tarde, pues cuando me enteré que estaba en embarazo, mis padres decidieron que era mejor cambiarnos de ciudad para comenzar desde cero. Así evitaríamos que esa familia supiera sobre la existencia de Abigail.

—No quise arruinar tu noche  —pronunció Mónica, al ver como se me había corrido el maquillaje por las lágrimas que salían sin permiso.

—No te preocupes—dije—Lamento que tuviese que perder a su única hija de esa manera, sé lo mucho que la amabas —le expresé.

—No pasa un día en que no la extrañe, pero me reconforta saber que mientras estuvo contigo, ella fue feliz —me regaló una sonrisa.

—Lo sé, ella solía decirme todas las noches que era muy feliz a mi lado —mi voz tembló.

—Creo que será mejor que regrese para ver qué todo marche bien —pronunció.

—Cuídate y espero que algún día puedas encontrar esa paz que necesitas  —dije, mientras la vi marcharse.

—Cariño, no me gusta verte así —su voz sonaba triste.

Aunque no podía verme en un espejo, sé que tenía mis ojos rojos por el llanto. Todo me había parecido tan sorpresivo, que mi reacción espontánea fue llorar como una cría a quien le quitan un dulce.

—Lo siento, no pude evitarlo —me disculpe por mi reacción.

—Sé cuánto significó Zoe para ti, aunque sus acciones no hayan sido las más acertadas —expuso, al mismo tiempo que me daba un abrazo fuerte.

Me aferré con fuerza a ese abrazo e intenté no llorar, no quería hacerlo, estaba cansada de llorar por alguien que me desprecio y no me dio la oportunidad de explicarle las cosas.

—¿Por qué siempre debe regresar tu pasado cuánto te encuentras tan bien con esa persona a la que le has entregado tu corazón para comenzar desde cero? —me dije para mis adentros.

—¿Quieres que regresemos al hotel? —me preguntó Jane con preocupación.

—No—limpié mis mejillas—Quiero seguir disfrutando de tu compañía —expuse, al mismo tiempo que le di un beso corto.

—¿Estás segura? Yo —no deje que culminará la frase.

—Tú eres lo que más quiero a parte de mi hija, y no dejaré que nadie arruine eso —acaricié su mejilla.

Entrelacé nuestras manos para caminar por la orilla, era casi un crimen no recorrer la playa con calma, disfrutando del sonido que era generado por las olas.

Hola mis queridos lectores, quise sorprenderlos con esta nueva entrega, ya que la semana que viene, se me hará imposible publicar por cuestiones de tiempo. Además, quería darles mis más sinceras disculpas por no colocar los link de las canciones que utilice para la boda de las chicas. Así que me tome el atrevimiento de adjuntar los link por si desean verlos, espero sea de su agrado.

2CELLOS – Despacito:

https://www.youtube.com/watch?v=D9LrEXF3USs&list=RDDcFpvolRN3w&index=13

Ember Trio:

https://www.youtube.com/watch?v=E4w_5bY0tBY&list=RDEMMe53qptGKAeMqkyPRAl1VA&index=13

2CELLOS - My Heart Will Go On:

https://www.youtube.com/watch?v=Uk1d9bUTJxA&list=RDDcFpvolRN3w&index=12

Simply Three - Wake Me Up - Avicii:

https://www.youtube.com/watch?v=XSs2cR2Tvuk&list=RDDcFpvolRN3w&index=20

Hombrex: ¡Hola! Lamento haberte asustado de esa manera, pero como bien lo expresaste, la boda salió mejor de lo que las chicas planearon. Arriba te adjunte los link de las canciones para que puedas ver los instrumentos que utilizaron las protagonista, créeme, le dio un toque de elegancia y majestuosidad increíble.

Sasia: Quizás te alegre la idea de que no tarde en publicar la continuación, pero pasara unos días antes de que pueda actualizar, así que espero que no te me coman las ansias durante este tiempo.

Animapersa: Aún le quedan unos capítulos a la historia, así que no se preocupe, puede seguir deleitándose con cada entrega que realice. Con respeto a la música, ojala pueda apreciarla, por eso de los link en esta ocasión.