miprimita.com

Amor te otoño 23

en Lésbicos

Capítulo 23

 

Danielle

Mientras caminaba por el pasillo de la facultad, pude recordar los ojos azules de Emma, se veía tan tierna cuando le hacía gestos a Eduardo para hacerlo sonreír, nunca imaginé que iría al hospital a visitarlo y mucho menos, que se acercaría para hablarme. Aunque debo admitir que sus palabras sonaron tan sinceras que estuve a punto de olvidar todo y perdonarla. Pero no debía ser tan accesible, ni mostrarme tan vulnerable ante ella, por una vez; quería que Emma dejará de ser tan cabeza dura y tuviese el valor de buscarme para aclarar nuestros problemas.

Las cosas habían llegado hasta ese punto, porque quizás a Emma, le gustaba Alfonso y me dolía admitir que tal vez, y sólo tal vez, yo era su pasatiempo. No encontraba otra respuesta, luego de su manera de actuar y su reciente alejamiento. Después que nos topamos en el hospital, pensé que me llamaría o al menos iría a nuestro departamento, porque eso era, nuestro. A pesar de los acontecimientos que habían pasado entre nosotras.

Quizás me había dejado de amar o tal vez, nunca lo hizo. Aunque esto último, sonaba algo absurdo, me sonríe. Cómo podía pensar en esas cosas, si cuando hicimos el amor por primera vez, me demostró cuanto me amaba. ¿Qué te está pasando Emma?, ¿Por qué me has alejado de ti?, ¿Por qué siempre tengo que ser yo la que te busque? Mis conjeturas fueron interrumpidas por la voz del profesor, hoy veríamos las diferentes ramas de la psicología, intenté prestar atención, pero había momentos en que mi mente, se sumergida en algunos recuerdos de los últimos días.

Desde la discusión que tuve con Emma, no había podido conciliar el sueño como era debido, una serie de imágenes perturban mi mente. En ocasiones, veía a Emma besando a su amigo, en otras, mi madre me secuestraba para que no viera más a mi novia, pero la que me quitaba el aliento, eran esas imágenes donde estaba Alfonso desnudando a mi novia para hacerla suya. Durante la madrugada, me levantaba desesperada, algo sudorosa y sentía un vacío interminable en mi corazón.

Luego que mi mente dejaba de jugarme sucio con esas series de imágenes, mis ojos se clavaban sobre el techo, pensando en Emma, en sus acciones, en su amor y llegaba a la conclusión, que ella lo era todo para mí. Me hacía falta su presencia, su aroma, su manera de mirarme tan tierna y sus delicados labios. Me dolía que me haya negado como su novia, era como si se avergonzara de nuestra relación, como si no le importará lo que he hecho para estar a su lado.

—¿Estás bien? —escuché la voz de Jimena.

Mis ojos reprimieron las ganas de llorar que tenía en ese momento, trague grueso y asentí para responder a su pregunta. No podía creer que la pelinegra seria la persona que se preocuparía por mí estas últimas semanas, estaba atenta de si comía o no, si dormía en las noches, puesto que en un par de ocasiones me vio algo ojerosa. También preguntaba por mi sobrino si estaba bien o lo habían dado de alta y algunas veces, me recogía en el trabajo para venir a la facultad. Cómo pueden cambiar las cosas de la noche a la mañana, quién te causaba molestias constantemente, terminaría haciendome compañía y brindándote un apoyo incondicional, mientras que tu novia, ni se acuerda de que existes.

—Deja de pensar, necesito que pongas atención —Jenny me regaño.

Estuve mirando mi reloj de pulsera, deseaba salir del salón para ir a la cafetería, no estaba en condiciones de prestar atención en clase por más que me esforzará. Sólo deseaba ir a la cafetería, comer algo ligero para irme a trabajar, sería una tarde muy tediosa para mí gusto, pero al menos tenía un empleo que me generaba ciertos ingresos.

Cuando me disponía a salir del salón, mis ojos se toparon con una imagen algo desagradable para mi gusto, al frente estaba Emma muy sonriente con su amigo y esté, rodeaba su hombro con mucha familiaridad, con una que me revolvió el estómago. Mis ojos se cruzaron con los de Emma y pude ver como sus mejillas se ruborizaron, pero estaba segura que no era por mi presencia. Ella estaba avergonzada por como su amigo la tenía agarrada o eso quería pensar. Estaba harta de hacer suposiciones sin sentido, unas suposiciones que no me hacían nada bien para mi salud mental, física y emocional.

 —Deberías olvidarla —comentó la pelinegra, pero no le preste atención.

—¿Cómo te puede hacer esto? —mascullo Jenny por lo bajo.

—Se me quito el apetito, si quieren vayan ustedes a la cafetería —expuse, sin muchos ánimos.

—¡Ya está bueno! No quiero que sufras por esa idiota—Jimena entrelazó nuestras manos y me dio un beso en la mejilla—Quiere guerra, entonces se la voy a dar —me guiño el ojo.

—No te pases —le advertí. No quería caer en el mismo juego que Emma, aunque me viera tentada hacerlo.

—Sé que nunca podré estar contigo, así que déjame disfrutar de este momento —me regalo una sonrisa.

—¿Por qué ella te puede coquetear y yo no? —Jenny estaba molesta, podía verlo en sus ojos.

—Pueden dejar de pelear por mí, ya les dejé claro que no deseo nada con ninguna —solté la mano de Jimena y me fui de ese lugar.

En el camino, mi mente estuvo en blanco, no podía creer lo que mis ojos vieron, Emma estaba actuando como una cría y sus actitudes me estaban alejando de ella. No podía evitarlo, no sólo me dolía verla con su amigo, sino que estaba segura que me costaría sacármela de mi corazón. Al llegar a mi oficina, saludé a mis compañeras y me senté en mi escritorio, estuve atendiendo algunas llamadas por la tarde, pero nada importante, hasta que llegó mi hora de partir.

Cuando el taxi se estacionó frente al edificio, pude ver a mis dos amigas sentadas en un pequeño muro esperándome. Estuve todo el día liada con mis pensamientos, que se me había olvidado que hoy se quedarían en mi casa para estudiar, ya se acercaba nuestro primer parcial y nos estábamos esforzando para sacar buenas notas.

—¿Qué son estas horas de llegar? —Jenny frunció el ceño.

—Te hemos estado esperando por media hora —la pelinegra le echó más leña al fuego.

—Chicas, recuerden que tengo un horario que cumplir en mi trabajo —coloqué mis manos sobre mi cintura. A veces ese par me sacaban de mis casillas, como ninguna trabaja, creían que yo me la pasaba haciendo nada.

—De acuerdo, sólo por eso, te toca realizar la cena —dijo Jimena con un semblante serio.

—Déjame recordarte, que nuestra amiga no es amante de la cocina, así que dudo que nos prepare algo decente —bufó Jenny, quién cogió su mochila para entrar al edificio.

—Entonces cocinare yo —manifestó Jimena, repitiendo el gesto de Jenny en tomar su mochila.

—¡Vaya! A parte de ser una chica arrogante, tienes dotes culinarios —bromeó Jenny.

—Me harían el favor de recordarme, porque debo soportar toda una noche con ustedes —mencioné con cierta molestia, al mismo tiempo que toque el botón del ascensor para dirigirme a mi piso. Y pensar que este par, son mis únicas amigas, unas que me han ayudado para mejorar mi estado de ánimo.

—Porque nos quieres —respondió Jimena, al mismo tiempo que me dio una palmadita en mi hombro.

Luego de que llegamos al segundo piso, nos adentramos a mi departamento para colocarnos cómodas. Mientras que Jimena preparaba unos ravioles de carne y verduras, nosotras leíamos en voz alta para que escuchara atentamente el tema a repasar.

Emma

Toda la mañana estuve con mi mente dispersa, no había vuelto a ver a mi francesita desde que estuve en el hospital visitando al pequeño Eduardo, algo dentro de mi sentía vergüenza, no sólo por cómo he actuado, sino por no tener el coraje de buscarla para aclarar las cosas.

Desde que paso ese incidente donde defendí a mi amigo y no creí en sus palabras, fueron pasando los días y con ellos, la imagen de mi francesita se colaba en mis sueños, donde me abraza con amor, me sonreía de manera tierna y me besaba con pasión. Algunas noches, llore desconsoladamente por no tenerla a mi lado, me encerraba en mi habitación y a duras penas, probaba bocado.

Su rostro y su aroma, era lo único que invadía mi mente, dándome fuerzas para levantarme cada día. De hecho, mi madre se dio cuenta de mi estado e intento animarme, aunque no perdió tiempo en darme un merecido sermón por mi manera de actuar. Quizás no era tan buena con mis acciones, pero era muy buena con mis palabras. Sin embargo, Danielle merecía algo más que mis palabras sinceras.

Luego de que salí de clases, me quedé charlando con mi amigo, quién me contaba de una chica que comenzó a gustarle, una que casualmente estudiaba nuestra misma carrera, pero veía clases en otro salón. Estaba tan ensimismada escuchando su relato, que no me fijé cuando unos ojos ámbar que eran conocidos para mí, me observaban. Le mantuve la mirada por una milésima de segundos, ya que me sentía nerviosa, Alfonso mantenía su mano sobre mi hombro y yo no hice nada para detenerlo, pero mi sangre hirvió al ver como esa pelinegra tomaba la mano de mi francesita.

—Entonces, ¿Irás a mi casa para almorzar? —Alfonso llamó mi atención.

—¿Disculpa? —me hice la desentendida, no podía quitar los ojos de mi francesita. Me daba rabia como esa mujer estaba tan cerca de ella, hasta le dio un beso en la mejilla, mientras que yo me quedé como piedra sin poder reaccionar.

—¿Nos vamos a mi casa para almorzar? —repitió con un semblante serio.

—Hoy no puedo, debo ir a trabajar  —me disculpé, al mismo tiempo que mis ojos se cruzaban con los suyos.

—No te preocupes, será en otra ocasión  —contestó sin ningún problema.

—Ahora entiendo—dijo, al mirar frente a el—Es por tu novia, ¿Aún no hablas con ella? —frunció el ceño.

—Sí y no—masculle—Estuve pensando en que hacer para que me perdone—expuse con cierta esperanza en mi corazón—La voy a conquistar con detalles como lo hice desde que la conocí, pero en especial, le hablaré con la verdad  —le confesé.

—Te deseo la mejor de las suertes, ya no soporto ver cómo andas desanimada, pareces un alma en pena cuando caminas por los pasillos de la facultad  —manifestó.

—Alfonso —dije por lo bajo.

—Dime —me alentó.

—Necesito pedirte un favor—trague grueso—Quiero que dejes de colocar tu brazo sobre mi hombro. Creo que no está bien, sé que estoy lastimando a mi francesita con ese simple gesto —desvié mi mirada. Estaba consciente que era un gesto de cariño por parte de mi amigo, pero no deseaba lastimar a mi novia, no se lo merecía.

—Emma—tomó mi mentón para que lo mirará—No te preocupes, se cuánto amas a Danielle y me dije a mi mismo, que no me metería en su relación. Me costará un poco dejar de hacerlo, pero lo intentaré. Además, no quiero que mi futura novia se haga ideas que no son —me confesó.

Después de esa conversación, me fui a casa para almorzar y de allí, me dirigí al trabajo. La tarde trascurrió normal, sin mucho que hacer, pero en ningún momento, deje de pensar en mí francesita. Cuando culmine mi jornada laboral, no tuve que pensarlo dos veces y guíe mis pies a la casa de mi novia, aunque me detuve en el camino para una comida para las dos. Mis nudillos golpearon suavemente, a la espera de que ella me abriera. Sé que tenía mis propias llaves, pero en vista de los últimos acontecimientos, preferí no usarla.

—¡Tú! —escuché a esa pelinegra.

Mis mejillas me ardían, producto de la rabia que sentía, no podía creer que esa chica estuviese en la casa de mi francesita, acaso—¿Estarán saliendo?—me cuestioné. Mi Danielle no podía estar haciéndome esto, no a mí, que la amo con toda mi alma.

—¿Qué deseas? —me preguntó Jimena con su ceño fruncido.

—¿Se encuentra Danielle? —pregunté. Sé que no era la pregunta más ingeniosa que se me ocurrió en ese momento, pero debía pronunciar algo para que esa chica no se diera cuenta de mi asombro por verla allí.

—Cariño, te buscan —salió de sus labios, al mismo tiempo que se alejó de la puerta.

Hasta ese momento, había mantenido mi compostura, estuve a punto de lanzarme sobre esa pelinegra y jalarla de las greñas. Cómo se atrevía a usar esa palabra con mi francesita, que se estaba creyendo la idiota esa.

—No espero a nadie —escuché la voz de Danielle, quién se acercaba a la puerta.

—¡Hola!—fue imposible no contener mi alegría al verla—He traído arroz chino para que cenemos  —mostré los dos envases con una sonrisa en mi rostro.

—Lamento decirte que has llegado tarde, Jimena nos preparó la cena hace una hora —me dijo con un semblante serio.

—Creo que debí llamar antes —mencioné con cierta tristeza. Cuando planee venir al departamento de mi novia para cenar las dos, no imaginé que estaría acompañada de esa estúpida que siempre me ha caído mal.

—De todas formas, gracias por ese detalle tan lindo, pero debo regresar a lo que estaba haciendo  —su mandíbula se relajó, parecía no estar tan rígida como aquella vez que nos vimos en el hospital.

—¿Puedo pasar? —le pregunté, quería disfrutar de su compañía y si corría con suerte, podríamos hablar tranquilamente.

—No creo que sea buena idea —respondió con una mirada que se me fue difícil de descifrar.

—¿Interrumpo algo? —fruncí mi ceño. Qué era eso tan importante que estaba haciendo con Jimena que no deseaba que entrara a nuestro hogar.

—De hecho sí, creo que es mejor que te vayas  —me dijo.

—Prometo que no durare mucho —estuve a punto de acariciar su mejilla.

—Danielle, ¿Por qué tardas tanto? —apareció de nuevo esa idiota, y para colmo, se atrevió a tomar de la cintura a mi novia.

—No es nada, ya me iba a integrar a nuestra actividad —le sonrió.

—Entonces, ¿Puedo pasar? —le insistí.

—Como quieras  —contestó, antes de irse de la mano con Jimena.

Inhalé una bocanada de aire para calmar mis celos y mis ganas de abofetear a esa engreída, no le daría el gusto de verme en este estado. Cuando cruce el recibidor, me encontré la con la mirada inquisitiva de Jenny, quién no tardó en saludarme, a pesar de ocultar su rostro de sorpresa por verme allí.

—Bueno chicas, ya dejemos las distracciones y repasemos una última vez, que me muero de sueño  —expuso Jenny con un bostezo.

Mientras ellas seguían en su actividad, decidí guardar la comida que había traído en la nevera, me hice en uno de los sofás que estaban desocupados para hacer mi tarea y debes en cuando, me dedicaba a admirar el perfil de mi francesita. Se veía tan linda estudiando con sus amigas, amaba verla así tan concentrada y ese gesto de morderse el labio inferior mientras intenta memorizar algo. Cómo terminé primero que ellas, me levanté para ir a tomar un poco de agua y pude ver cómo Jenny conversaba en voz baja con Danielle, seguramente estaban cuadrando como iban hacer para dormir las cuatros bajo el mismo techo, puesto que yo no tenía ánimos de irme y dejar a mi novia con esa idiota de la pelinegra.

—Fue un placer estudiar con ustedes chicas, pero Morfeo ya me está reclamando en su cama  —dijo Jimena con un bostezo.

—De acuerdo —manifestó mi novia.

—¿Con quién me toca compartir cuarto? —pregunté ingenuamente. No quería imponerme sobre mi francesita, pero tampoco estaba dispuesta a dejar que durmiera con una de sus compañeras. Podía entender lo molesta que estaba conmigo y respetaría cualquier decisión que tomara, pero deseaba que me escogiera a mí para dormir a su lado.

—Es una respuesta bastante obvia—Danielle me tomó del brazo—Ustedes compartirán la otra habitación, mientras que yo lo haré con Emma —el rostro de las chicas, mostraba cierta sorpresa ante las palabras de mi francesita, pero debo admitir que me dolió que se refería a mí por mi nombre y no como su novia. Aunque de alguna manera u otra, había logrado mi objetivo, dormiría a su lado después de todo.

—Buenas noches —dijo Jimena, al mismo tiempo que tomaba del brazo a Jenny para ir a la habitación.

—Puedo pedir un taxi, es evidente que mi presencia te incomoda —expuse con mucha tristeza. Aunque deseaba quedarme, me dolía ver esa mirada vacía que tenía mi francesita.

—Sabes que no dejaré que te vayas a estas horas de la noche —me dijo

—Gracias por dejar que me quedé —comenté.

Danielle no dijo nada, simplemente se giró sobre su mismo eje para ir a la habitación—Puedes colocarte algo si gustas, yo iré al baño para cambiarme —me expresó, al mismo tiempo que su silueta se desaparecía por la puerta.

—Será una noche muy larga por lo que veo, pero estoy decidida hablar con ella —me dije a mi misma, mientras cambiaba mi atuendo. De alguna manera, buscaría la forma para conversar con mi francesita, necesitaba explicarle todo y de ser posible solucionar nuestro malentendido.

—Dulce sueños —expuso, sacándome de mis pensamientos.

Mis ojos coincidieron con los de ella, mientras se acercaba a nuestra cama—Feliz noche mi francesita —manifesté, sin dejar de mirarla. Se veía tan linda en su pijama que moría por darle un beso de buenas noches, ahora que estoy frente a ella, me doy cuenta de lo estúpida que he sido está última semana y media de no haber venido a buscarla.

Hola mis queridos lectores, me alegra informales que la historia aún no culmina, pues mi inspiración me ha jugado una traviesa jugarreta, ya que he estado escribiendo otros capítulos del relato (para darle más forma y carácter).  Así que espero, sea una buena noticia para ustedes, mis queridos seguidores…Sin más nada que decir, nos vemos hasta otro trocito…Cuídense…Hombrefx: Es bueno saber que al menos una persona, está del lado de la pobre Emma, porque vaya que casi todos están contra ella por su manera de actuar.

Los que deseen me pueden seguir por el siguiente enlace: https://www.wattpad.com/user/Mary15_Liz

Mas de Bella15

Mi segundo amor

Mi segundo amor

Mi segundo amor 47

Mi segundo amor 46

Mi segundo amor 45

Mi segundo amor 44

Mi segundo amor 43

Mi segundo amor 41

Mi segundo amor 42

Mi segundo amor 40

Mi segundo amor 39

Mi segundo amor 38

Mi segundo amor 37

Mi segundo amor 36

Mi segundo amor 35

Mi segundo amor 34

Mi segundo amor 32

Mi segundo amor 33

Mi segundo amor 2

Mi segundo amor 31

Mi segundo amor 30

Mi segundo amor 29

Mi segundo amor 28

Mi segundo amor 27

Mi segundo amor 26

Mi segundo amor 25

Mi segundo amor 24

Mi segundo amor 23

Mi segundo amor 22

Mi segundo amor 21

Mi segundo amor 20

Mi segundo amor 19

Mi segundo amor 18

Mi segundo amor 17

Mi segundo amor 16

Mi segundo amor 15

Mi segundo amor 14

Mi segundo amor 13

Mi segundo amor 12

Mi segundo amor 11

Mi segundo amor 10

Mi segundo amor 9

Mi segundo amor 8

Mi segundo amor 7

Mi segundo amor 6

Mi segundo amor 5

Mi segundo amor 4

Mi segundo amor 3

Mi segundo amor

Mi segundo amor 1

Epílogo—Emma

Epílogo—Danielle

Amor te otoño 29

Amor te otoño 28

Amor te otoño 27

Amor te otoño 26

Amor te otoño 25

Amor te otoño 24

Amor te otoño 22

Amor te otoño 21

Amor te otoño 20

Amor te otoño 18

Amor te otoño 19

Amor te otoño 17

Amor te otoño 16

Amor te otoño 15

Amor te otoño 14

Amor te otoño 13

Amor te otoño 12

Amor te otoño 11

Amor te otoño 10

Amor te otoño 9

Amor te otoño 8

Amor te otoño 7

Amor te otoño 6

Amor te otoño 5

Amor te otoño 4

Amor te otoño 3

Amor te otoño 2

Amor te otoño 1

Adicta a tus labios 13

Adicta a tus labios 11

Adicta a tus labios 12

Adicta a tus labios 10

Adicta a tus labios 9

Adicta a tus labios 7

Adicta a tus labios 8

Adicta a tus labios 6

Adicta a tus labios 5

Adicta a tus labios 4

Adicta a tus labios 3

Adicta a tus labios 2

Adicta a tus labios

Hechizo de un ángel 9

Hechizo de un ángel 3

Hechizo de un ángel 1

Hechizo de un ángel 4

Hechizo de un ángel 5

Hechizo de un ángel 6

Hechizo de un ángel 7

Hechizo de un ángel 8

Hechizo de un ángel 10

Hechizo de un ángel 11

Hechizo de un ángel 2

Otra Oportunidad de Amar 9

Otra Oportunidad de Amar 10

Besos robados

Jugada del Destino

Otra Oportunidad de Amar 4

Otra Oportunidad de Amar 3

Otra oportunidad de Amar 2

Otra oportunidad de Amar

Eres ese Algo que Buscaba 24

Asi me enamore de ti te amo bebe

Eres ese Algo que Buscaba 3

Eres ese Algo que Buscaba 2

Amor o Estupidez 11

Amor o Estupidez 7

Amor o Estupidez 6

Me enamore de TI sin pensarlo 6

Tienes un E-mail 5

Tienes un E-mail 3

Tu mi complemento perfecto 22

Tu mi complemento perfecto 21

Tu mi complemento perfecto 12

Tu mi complemento perfecto 11

Tu mi complemento perfecto 8 y 9

Tu mi complemento perfecto 6

Tu mi complemento perfecto 4

Tu mi complemento perfecto 2

Una pequeña carta para el amor de mi vida

Un recuerdo ”Tu último deseo”

La Amistad como un tesoro

Nadie como tú

Un hasta pronto por un adiós

Lo mucho que te extraño

Jamás pedí Amarte

Aquel día que te conocí