miprimita.com

Mi segundo amor 12

en Lésbicos

Capítulo 12-Asimilar

 

Jane

La luz que entraba por la ventana, me molestaba considerablemente, pero eso no impidió que mis ojos se posaran en la mesa de noche, donde yacía una fotografía del día que me case con Helen. Podía admiran lo distinta que lucía en aquel entonces, mi mirada era más tranquila, reflejaba amor y felicidad por esa mujer que tenía a mi lado.

Aquel día, fue inmortalizado en un momento exacto, que se traduce en una bella escena y que ahora, era atrapada en un marco que guardaba mi eterno amor por esa mujer, un amor que me hizo vivir emociones que ahora estaban extintas para mí.

—Te avergonzaría ver en la persona que me he convertido—dije, sin apartar mí vista de esos ojos miel—No soy ni la mitad de esa mujer de la que te enamoraste —añadí.

Algunas lágrimas se pasearon por mis mejillas, recordando el infierno por el que había pasado hace un par de años. Era consciente que no podría escapar de ciertos recuerdos, jamás podría ver el mundo igual y mis ojos no irradiarían ese brillo que reflejaba amor y tranquilidad, estaba perdida, condenada a vivir en los recuerdos.

Llevaba demasiado tiempo en la oscuridad, demasiado tiempo en la soledad, intentando calmar un fuego abrazador que quemaba mi interior, un fuego que ahogaba mi alma y amenazaba con mi salud mental. Sentía ganas de quedarme todo el día bajo las sábanas, sacando todo ese dolor e incertidumbre que tenía mi corazón.

Había despertado con una terrible jaqueca esa mañana, me la había pasado casi toda la noche bebiendo sin control, queriendo olvidar todo. A pesar que no acepte salir con Alondra, me sentía sucia, por tan siquiera considerar salir con esa hermosa mujer, sentía que estaba traicionando a mi esposa, pero nada de eso justificaba mi reacción. No debí ser tan idiota y quedarme en silencio.

Tenía demasiadas cosas en mi cabeza, sentía que el alcohol que había ingerido la noche anterior, había bloqueado mi capacidad de pensar. Tenía miedo de hacer las cosas mal, temía olvidar a Helen por querer salir con alguien más. Era un miedo que aprisionaba mi alma, un miedo que me hacía recordar lo idiota que he sido, un miedo que me hacía ver en la mujer que me había convertido con un humor agridulce.

Cerré los ojos e intenté encontrar un poco de calma en mi interior, cuando una idea se me cruzo en la cabeza. Mire de nuevo aquella fotografía, Helen estaba con una hermosa sonrisa y sus ojos denotaban la misma felicidad que había en mí. Sin duda, la echaba de menos.

—¿Crees que deba buscarla?—una lágrima recorrió mi mejilla—¿Quizás deba explicarle porque guarde silencio ante su petición? —dije por lo bajo, como si eso pudiera explicar todo.

Si alguien me viera en este momento, pensaría que me estoy volviendo loca por hablar con una fotografía. Nada de esto tenía sentido, ni siquiera sabía cómo podía contactarla y eso generaba una frustración en mí. Necesitaba retomar el control, debía ser la misma mujer de siempre, decidida y centrada en sus cosas. Pero todo esto me había superado, la presencia de Alondra me había sacudido hasta lo más profundo.

Me incorpore torpemente para ir a la ducha, necesitaba asearme un poco antes de ir por la única persona que podría hacerme entrar en razón, la única persona que podría decirme que estaba equivocada. Mientras el agua caía sobre mi cabeza, intenté recordar cómo es que termine ingiriendo tanto alcohol hasta perder la consciencia, hasta que un pequeño destello llegó a mi mente.

Al ver Alondra que se aleja de la tienda, un estado de nerviosismo se apoderó de mi cuerpo, mis manos comenzaron a temblar, sentí la garganta seca y una ligera capa de sudor se había formado en mi frente. Sin saber cómo, había entrado en un estado catatónico, un estado que no duró mucho, pues salí directo a una licorería para comprar lo que se me pusiera en frente.

Al llegar a casa, comencé a beber de una manera desenfrenada todo el licor que había comprado, sin analizar que al día siguiente amanecería con una tremenda resaca, quien demonios me mandaría a mezclar el cocuy de penca con una botella de whisky.

Después de unos quince minutos, salí de la ducha, me vestí lo más cómoda posible y cogí las llaves de mi auto. Ni siquiera desayuné, tenía el estómago revuelto y un tremendo dolor de cabeza. Conduje en un estado de histeria total, mi mente estaba dispersa, los recuerdos de Helen se me mezclaban con el rostro de Alondra y viceversa. Me sentía estúpida por todo lo que había producido en mi esos ojos violeta, mis piernas me temblaban, mis manos estaban sudorosas e intente aparcar mi coche lo mejor que pude.

Había llegado al lugar donde probablemente recibiría respuestas, donde podría aclarar mis dudas o eso quería pensar. Baje del vehículo y recargue mi cuerpo sobre un lateral, mis ojos estaban perdidos en aquella puerta, esperando a que apareciera esa persona con la que deseaba charlar.

—¡Por Dios! ¿Qué te ha pasado? —escuché la voz de aquella joven que se había convertido en mi confidente.

—Necesito hablar contigo —le suplique, no podía controlar los nervios que tenía a flor de piel.

—¿Tomaste de nuevo? —me preguntó con una mueca de desagrado.

—Tengo una explicación para eso—dije—Realmente necesito hablar contigo —repetí, estaba al borde del colapso.

—De acuerdo, llamare a Olivia para decirle que me iré contigo —expuso, al mismo tiempo que se apartaba un poco para llamar a su novia.

Mi mente recobro cierta lucidez, me di cuenta que estaba siendo una persona egoísta con Leila. No tenía que acudir a mí, cada que necesitaba de ella o dejar de hacer sus deberes sólo por escuchar mis estupideces. Cuando estuve a punto de expresarle que mejor regresara a sus actividades, escuché su voz.

—Todo listo, ¿A dónde quieres ir? —arqueó la ceja.

Era más que evidente que estaba molesta por mi actitud, por haberla defraudado y por haber bebido, cuando se supone no lo volvería hacer. Pero hay estaba yo, con mis ojos rojos, producto del llanto, mi aspecto algo desaliñado y un fuerte olor a alcohol que me salía por mis fosas nasales.

—No lo sé —dije entre dientes.

—Yo conduzco —me quito el juego de llaves.

No dije nada ante su gesto, simplemente agache la cabeza y di la vuelta para ubicarme en el asiento de copiloto. Leila era consciente que por mi estado de ansiedad y nerviosismo, no sería correcto que estuviese frente al volante. Condujo en silencio, como si no estuviese a su lado y eso dolía, sé que no era la manera de abordarla o no era el momento apropiado, seguramente tenía planes con Olivia, pero no tenía a quién acudir.

—¿Por qué me has traído a este lugar? —repliqué.

Hace mucho que había dejado de venir al hermoso mirador de Santa Rosa, ese lugar me traía lindos recuerdos de cuando era feliz y no tenía miedo de luchar por lo que amaba.

—Es el lugar perfecto para que hables de eso que te carcome tu corazón —me respondió, al mismo tiempo que se retiraba el cinturón y bajaba del auto.

Por unos segundos, no supe que hacer y mi cuerpo me traicionó al quedarse inmóvil, hasta que sentí una mirada sobre mí, indicándome que debía salir. Baje del auto y mis piernas temblaban como gelatina e inhalé una bocanada de aire para comenzar a subir las escaleras.

Cuando estuve en la cima, logré apreciar el maravilloso paisaje que estaba alrededor, mostrando una impresionante vegetación, unas zonas urbanas y otras rurales, además de algunas aves que solían pasar por allí. No había nada mejor que estar en ese lugar, para alejarse de los problemas, del estrés diario y perderse en un ambiente agradable.

Aquel mirador, permitía visualizar los Valles de Turbio, el rio que atraviesa Barquisimeto, al frente se encontraba la zona de Cabudare perteneciente al municipio Palavecino y a su derecha, estaba parte del Manzano, una localidad hermosa a 657 metros sobre el nivel del mar.

—Cuando alguien como tú, está tan lastimada, se le es imposible ver lo bueno que tiene a su alrededor —pronunció Leila con la mirada perdida en el horizonte.

—¿Disculpa? —expresé. Me había perdido en aquella vista majestuosa que olvide el principal motivo de estar en ese lugar.

—Por tu estado, podría intuir que tuviste un choque emocional—su voz, mostró cierta decepción—Me habías prometido que no volverías a tomar hasta perder la consciencia—su mirada se cruzó con la mía—No eres la única a la que te haces daño —mencionó con un hilo de voz.

—No soy perfecta, y sé que con mi actitud lastimo a las personas que están a mi alrededor —desvié la mirada. Me sentía muy avergonzada por mi actitud infantil.

—Las miradas delatan esos sentimientos que muchas veces no nos atrevemos a pronunciar, no es fácil ocultar lo que nuestro interior desea expresar  —mencionó.

—¿Eh? —fui incapaz de ver el trasfondo de sus palabras.

—¿Te has visto en un espejo? —voltio a mirarme con una mirada tranquila.

—No —dije sin más.

—Si lo hubieras hecho, notarias que tu mirada está apagada, perdida, opaca y no muestras el mínimo interés por la vida—me explicó—Es la misma mirada que tenías cuando te conocí, llevas años intentando ocultar lo que sientes, pero a la larga, tus ojos hablan por sí solos. Me duele verte en ese estado —su mirada volvió al horizonte.

—Lo siento —quise disculparme. Pese a que el color de mis ojos sean iguales, no podía ocultar lo mal que me estaba sintiendo en ese momento.

—¿Por qué actúas de ese modo? —frunció el ceño, pero no quiso mirarme.

—No lo sé—recordé todo lo que ocurrió la noche anterior—Alondra me regaló unas flores para invitarme a salir —confesé.

—¿Te gusta? —investigó, al coincidir su mirada con la mía.

Esa pregunta me sonrojo, mis nervios regresaron y mis manos comenzaron a temblar. Aún no estaba segura de lo que esa mujer producía en mí, pero sería estúpido no admitir que Alondra me atraía, que su mirada me llevaba a perderme en un mundo desconocido y una parte de mí, deseaba dejarse llevar por sus encantos.

—Es complicado —me límite a decir.

—¿Por qué no aceptaste la invitación? —me cuestionó.

—No sería correcto, ella merece a alguien mejor, yo —guarde silencio, sentí como un nudo se formó en mi garganta.

—El que tengas el corazón desecho y tu esencia a la deriva, no te convierte en una mala persona —me dedicó una mirada tranquila.

—No quiero sufrir otra vez, no quiero ilusionarme y perderlo todo en cuestión de segundos —mis ojos se cristalizaron.

—Entonces, ¿La rechazaste por miedo? —me recriminó.

—Sí—trague grueso—El miedo que sentí, no fue por la invitación en sí, sino más bien porque tengo miedo de olvidar a Helen, tu más que nadie comprendes lo importante que fue ella para mí y contemplar la más minina posibilidad de salir con alguien, me aterro —intenté calmar el temblor de mis manos.

—Quisiera colocarme en tu lugar, pero no puedo —dijo sin más.

—Te aseguro que mi mente se bloqueó, me encerré en mí misma y no supe actuar, sólo me aferre a lo que conocía, me aferre al alcohol —intenté defenderme.

—Te has preguntado qué sintió Alondra, ¿No crees que ella se merece una explicación de tu parte? —sugirió.

Hasta ese momento me había centrado en mí, en el dolor que venía arrastrando hace mucho tiempo, en el miedo a olvidar al amor de mi vida y en lo incorrecto que sería salir con alguien más; pero jamás me detuve a pensar en lo que pudiese estar sintiendo Alondra, ¿Qué egoísta me he vuelto? —me dije para mí misma.

—No te pido que ames a esa mujer como lo hiciste con Helen, pero al menos date una oportunidad de volver a ser tu misma, sé que no tuve la dicha de conocerte cuando eras feliz, pero daría cualquier cosa por verte sonreír de nuevo —sostuvo mi mano.

—Yo —no pude articular palabra.

—No quiero que te sigas engañando, que te culpes por cosas que no hiciste o que tengas miedo de olvidar a tu amor, ambas sabemos que eso jamás pasará. Lo único que deseo es que sonrías de nuevo, pero no una sonrisa como si de un robot se tratase, sino porque te nace hacerlo y eres feliz haciéndolo —me alentó.

Esas palabras las sentí como mil dagas que atravesaban mi pecho, me estaba comportando como una completa imbécil, no tenía miedo de olvidar a mi Helen, lo único de lo que tenía miedo era a enamorarme de nuevo, a querer tanto a una persona y temer que algún día, la vida me la arrebate sin ninguna explicación. Sentí que me costaba respirar, que no sentía mis manos, ni mis piernas, estaba a punto de entrar en una crisis.

—Quiero que sepas que no estoy enojada contigo por haber tomado, pero si me encuentro triste—soltó mi mano—No quiero que te sigas lastimando de esa manera —dijo con un hilo de voz.

—Prometo que voy a cambiar—sostuve su rostro—Te haré caso, buscare a Alondra para explicarle mi reacción —le regale una sonrisa sincera.

Aquella conversación me había servido para afrontar mis temores, para dejar de ocultarme tras mi dolor, pero sobre todo, me había hecho caer en cuenta que no sólo me lastimaba a mí con mis acciones, también lastimaba a lo que estaban a mi alrededor. 

Agradecía la complicidad y el cariño que Leila me había tenido durante este último año, había aprendido a leer mi estado de ánimo con tan solo una mirada, había aprendido a decirme las palabras que necesitaba en el momento y tiempo adecuado.

Sus palabras fueron algo duras, pero no excesivas, sólo dieron en el punto exacto y me hicieron reaccionar. Ahora más que nunca agradecía haber tomado la decisión correcta de dejar que esa joven se convirtiera en mi confidente, en mi amiga y mi guía.

Hola mis queridos lectores, quiero agradecerles su apoyo y sus comentarios, por continuar la historia y esperar ansiosos a cada publicación que realice. Cada vez más, se acerca esa conversación que deberán tener las protagonistas para dejar todo sobre la mesa y ver si realmente puede surgir algo entre ellas. Hasta la próxima. Cuídense.

Mas de Bella15

Mi segundo amor

Mi segundo amor

Mi segundo amor 47

Mi segundo amor 46

Mi segundo amor 45

Mi segundo amor 44

Mi segundo amor 43

Mi segundo amor 41

Mi segundo amor 42

Mi segundo amor 40

Mi segundo amor 39

Mi segundo amor 38

Mi segundo amor 37

Mi segundo amor 36

Mi segundo amor 35

Mi segundo amor 34

Mi segundo amor 33

Mi segundo amor 32

Mi segundo amor 2

Mi segundo amor 31

Mi segundo amor 30

Mi segundo amor 29

Mi segundo amor 27

Mi segundo amor 28

Mi segundo amor 26

Mi segundo amor 25

Mi segundo amor 24

Mi segundo amor 23

Mi segundo amor 21

Mi segundo amor 22

Mi segundo amor 20

Mi segundo amor 19

Mi segundo amor 18

Mi segundo amor 17

Mi segundo amor 16

Mi segundo amor 15

Mi segundo amor 14

Mi segundo amor 13

Mi segundo amor 11

Mi segundo amor 10

Mi segundo amor 9

Mi segundo amor 8

Mi segundo amor 7

Mi segundo amor 6

Mi segundo amor 5

Mi segundo amor 4

Mi segundo amor 3

Mi segundo amor

Mi segundo amor 1

Epílogo—Danielle

Epílogo—Emma

Amor te otoño 29

Amor te otoño 28

Amor te otoño 27

Amor te otoño 26

Amor te otoño 25

Amor te otoño 24

Amor te otoño 23

Amor te otoño 22

Amor te otoño 21

Amor te otoño 20

Amor te otoño 19

Amor te otoño 18

Amor te otoño 17

Amor te otoño 16

Amor te otoño 15

Amor te otoño 14

Amor te otoño 13

Amor te otoño 12

Amor te otoño 11

Amor te otoño 10

Amor te otoño 9

Amor te otoño 8

Amor te otoño 7

Amor te otoño 6

Amor te otoño 5

Amor te otoño 4

Amor te otoño 3

Amor te otoño 2

Amor te otoño 1

Adicta a tus labios 13

Adicta a tus labios 12

Adicta a tus labios 11

Adicta a tus labios 10

Adicta a tus labios 9

Adicta a tus labios 7

Adicta a tus labios 8

Adicta a tus labios 5

Adicta a tus labios 6

Adicta a tus labios 3

Adicta a tus labios 4

Adicta a tus labios 2

Adicta a tus labios

Hechizo de un ángel 4

Hechizo de un ángel 3

Hechizo de un ángel 1

Hechizo de un ángel 5

Hechizo de un ángel 6

Hechizo de un ángel 7

Hechizo de un ángel 8

Hechizo de un ángel 9

Hechizo de un ángel 10

Hechizo de un ángel 11

Hechizo de un ángel 2

Otra Oportunidad de Amar 9

Otra Oportunidad de Amar 10

Besos robados

Jugada del Destino

Otra Oportunidad de Amar 4

Otra Oportunidad de Amar 3

Otra oportunidad de Amar 2

Otra oportunidad de Amar

Eres ese Algo que Buscaba 24

Asi me enamore de ti te amo bebe

Eres ese Algo que Buscaba 3

Eres ese Algo que Buscaba 2

Amor o Estupidez 11

Amor o Estupidez 7

Amor o Estupidez 6

Me enamore de TI sin pensarlo 6

Tienes un E-mail 5

Tienes un E-mail 3

Tu mi complemento perfecto 22

Tu mi complemento perfecto 21

Tu mi complemento perfecto 12

Tu mi complemento perfecto 11

Tu mi complemento perfecto 8 y 9

Tu mi complemento perfecto 6

Tu mi complemento perfecto 4

Tu mi complemento perfecto 2

Una pequeña carta para el amor de mi vida

Un recuerdo ”Tu último deseo”

La Amistad como un tesoro

Nadie como tú

Un hasta pronto por un adiós

Lo mucho que te extraño

Jamás pedí Amarte

Aquel día que te conocí