miprimita.com

Mi segundo amor 10

en Lésbicos

Capítulo 10-Visita inesperada

 

Jane

 

Cuando atravesamos momentos difíciles, una parte de nuestro cerebro nos anima a seguir a delante para salir de ese hueco donde hemos caído, ese lugar asfixiante que te arrebata todas las posibilidades de esperanza. Sin embargo, existe otra parte de nuestro cerebro que desea aferrarse a esos momentos dolorosos, esos momentos que perturban nuestra calma y nos muestra que la vida no tiene ningún sentido.

Quizás en mis períodos de soledad, mi cerebro funcionó de esa manera, llevándome a sobrevivir durante el día, pero al caer la noche, era como un conejo asustadizo que huía a su madriguera por los constantes relámpagos, unos relámpagos que estaban a mí alrededor como si fueran producto de mi imaginación.

Con el paso de los años, aprendí a asimilar las diversas situaciones que me puso la vida, unas quizás me llevaron al límite, otras sólo me dejaron un sabor amargo, mientras que otras me permitieron apreciar ese lado fuerte que no conocía de mí. Un lado fuerte que me sirvió para seguir luchando y salir adelante.

A pesar que el día había sido ajetreado, estaba tranquila, disfrutando del aire fresco en aquel lugar que me trasmitía paz, pero para mi sorpresa. El día comenzó a ponerse algo nublado, tal como si quisiera reflejar la inestabilidad emocional que había tenido en los últimos días.

—Jane —una pequeña voz, llamó mi atención.

—Mi pequeña Francy—la cargue entre mis brazos—¿Qué haces aquí? —le di un beso en su mejilla.

—Mi abuela me está buscando —contestó con ternura.

—¿Qué hiciste esta vez? —pregunté, como si realmente fuera un secreto para mí, tal vez había roto otro florero mientras correteaba por la tienda.

—Rompí algo —se cubrió el rostro con sus manitos.

—¿Te le has escapado? —investigué.

 —Sí —dijo, mientras me abrazaba fuerte.

Esa pequeña de cuatro años, me hacía sonreír con sus ocurrencias, con sus gestos tiernos y su hiperactividad que volvía loca a cualquiera. Le había tomado demasiado cariño y podría decir que la quería como si fuera mi hija.

De hecho, cuando su madre la abandono, hice todo lo necesario para que Silvia obtuviera la custodia total, así nadie podría quitársela. Quien más que su propia abuela para cuidarla incondicionalmente y brindarle amor.

—Al fin te encuentro —dijo Silvia agitada. Era evidente que había buscado por todos los lados a su nieta para reprenderla por el desastre que hizo en la floristería.

—No fue mi culpa —mencionó la pequeña asustada.

—Te he dicho que no corras en el trabajo—la regaño—Hoy has roto dos floreros y en vez de ayudarme a recoger el desastre, saliste corriendo —añadió.

—No lo volverá hacer, ¿cierto? —tome el mentón de la pequeña para que me mirara.

—Tendré más cuidado, lo prometo —expuso con los ojitos a punto de llorar.

—Todavía es muy pequeña, no deberías regañarla por todo —la defendí, al mismo tiempo que la pequeña escondía su rostro en mi cuello.

—A veces me gustaría comprender porque eres tan permisiva con Francy—inquirió Silvia—Sólo pude recoger los restos de un florero, ya que estuve buscando a la pequeña para que no hiciera más desastre —se disculpó.

—No te preocupes, yo me encargo de recogerlo—dije—En cuanto a lo otro, no siempre tiene que existir un porque —mentí.

En el fondo, sabía que mi actitud permisiva con Francy, se debía porque de alguna manera u otra, me hacía pensar que mi hija, hubiese sido igual de hiperactiva que ella o tal vez no. Es algo que nunca podre conocer a ciencia cierta, no tras ese accidente que tuve con mi esposa y perdí a mis dos amores.

—Francy es hora de irnos —expuso Silvia, al acercarse para tomarla entre sus brazos.

—Vendré otro día a visitarte —manifestó la niña, al mismo tiempo que me dejaba un besito en la mejilla.

—Procura no irte tan tarde —comentó Silvia, al darme las llaves del despacho.

—No lo haré —respondí, mientras veía como se marchaban del pequeño jardín que había creado junto a mi esposa. Era nuestro lugar favorito, donde podíamos conversar por horas y debes en cuanto, ella me pedía que le leyera mi libreta de apuntes.

Inhalé una bocanada de aire e intenté recordé aquellos momentos, hacía mucho que se había ido y en su ausencia. Decidí realizar unas modificaciones a nuestro lugar, lo había decorado al mejor estilo zen con creaciones únicas de la arquitectura japonesa que pudieran trasmitir esa serenidad y tranquilidad abrazadora que me hacía desconectarme de la vida cotidiana.

Cuando ingresé a la tienda, me topé con el desastre que había hecho Francy y me dediqué a recoger cada fragmento de vidrio que estaba esparcido por el suelo. Esa pequeña era un terremoto cada vez que venía a visitarme, pero aun así, amaba escucharla reír o verla correr por la tienda.

—¿Estás por cerrar? —escuché a mi espalda.

—¡Alondra!—exclamé, no esperaba encontrarla a esta hora en mi negocio. De hecho, cuando le di mi tarjeta, no esperaba que viniera a visitarme—¿Qué deseas? —logreé preguntar.

—Quiero hacer un pedido —me respondió.

 —¿Cuál es la ocasión? —no tarde en indagar. Realmente sentía curiosidad por la persona a quien le daría un arreglo floral.

—Deseo invitar a una chica a salir, pero no estoy segura si ella lo desea tanto como yo —manifestó, con una pequeña sonrojes en sus mejillas.

—¿Qué es lo que sientes por esa chica? —indagué. Pese a que mi curiosidad iba más enfocada en cuanto a las flores que podía utilizar, no podía evitar sentir un poco de celos

—¿Disculpa? —frunció el ceño.

—Necesito conocer qué es lo que sientes por ella, para utilizar las flores adecuada —comenté lo más calmada posible. Aunque no podía negar que cada vez que veía a esa mujer, sentía un revoloteo en mi estómago difícil de explicar.

—Me encantaría expresártelo, pero no estoy segura si puedo ser correspondida —comenzó a jugar con su cabello, haciéndole una forma ondulada con su dedo.

Decidí acercarme a su lado y darle un paseo por la tienda para mostrarle algunas flores que quizás, podrían servirle para su cometido.

—El lenguaje de las flores te ayuda a expresar lo que sientes —manifestó, mientras me miraba detenidamente.

—Exacto, por eso te preguntaba con exactitud sobre tus sentimientos. Existe una flor para cada ocasión que te ayuda a trasmitir de manera dulce un mensaje—dije—¿Quieres expresarle un te quiero o un te admiro? —insistí.

—Es complicado —me confesó con un rostro melancólico.

—Entiendo —expuse.

Pero en realidad, no entendía su comportamiento, era como si se tratara de una Alondra diferente. Una Alondra que no conocía, pues en las otras ocasiones que había compartido a su lado, me había demostrado su osadía y su discreción tan sutil.

Eran cualidades de una mujer que demostraba firmeza, compromiso y serenidad, pero hoy, estaba como una niña asustadiza. Pensé que aquella melodía que me había dedicado en el conservatorio mostraba el inicio de algo o yo quería pensar que indicaba algo, pero el verla aquí, pidiendo un arreglo para otra mujer, me ha decepcionado completamente.

—¿Cómo puedes ayudarme? —me preguntó, de una manera ansiosa.

—Te daré algunas pautas y tú me dirás cuál flor te gustaría regalarle a esa mujer que deseas impresionar —mostré mi mejor sonrisa. Pese a que mi interior había un volcán que quería hacer erupción por mi descontento ante su visita.

Sin embargo, no podía delatarme, seria alto tonto de mi parte hacerlo, pero si me enojaba que hubiese venido justamente a mi tienda para pedir un arreglo florar que sería para otra mujer, habiendo otras floristerías en la ciudad.

—Te lo agradecería—sostuvo mis manos—¡Disculpa! No era mi intención —dijo apenada, al mismo tiempo que soltaba su agarre.

—Comencemos con una Clematis de color blanco, estas representa que deseas llegar a su corazón—expliqué, pero hizo una mueca de desagrado, por lo que continúe con mi ilustración—Las Lilas simbolizan el nacimiento de un nuevo amor y al mismo tiempo, te expresan que tu corazón le pertenece a la otra persona —mencioné.

—Esto será más complicado de lo que pensé —expuso algo desanimada.

—Tranquila, aún no terminamos—le indique—Aquí tenemos el Anciano, el mensajero de un amor puro y limpio—al no verla tan convencida, continúe—¿Sabías que la Camelia simboliza que te querré para siempre? —le pregunté. De alguna manera, deseaba que ella interactuara mediante mi explicación para que se sintiera cómoda y de ser posible, pudiera aclarar sus sentimientos.

—Los Nomeolvides, significan un amor sincero, ¿cierto? —cogió aquella flor entre sus manos para aspirar su aroma.

—Sí, pero también representa la inquietud de no ser correspondida —añadí. Realmente me sorprendió que tuviese aquella información o tal vez, y sólo tal vez, un antiguo amor le haya regalo una flor de ese tipo.

—¿Qué tan cierto es que el lenguaje de las flores comenzó en Constantinopla? —detuvo sus pasos y arqueo su ceja de manera chistosa como queriendo obtener alguna información de mi parte.

—Estas en lo cierto, pero explicar que fue llevado a Inglaterra en 1716 por la señora María Wortlev Montagu —respondí.

—¿Y qué hay del Langage des Fleurs? —inquirió.

La información que maneja Alondra, me comenzaba a generar cierta curiosidad, pero al mismo tiempo una enorme felicidad. No todo el mundo manejaba ciertos detalles de las flores, sólo se dedicaban admiran su belleza y su color, pero muy pocas personas conocían un poco de su historia.

—Fue un libro bastante atrevido para su época, pues expresaba de una manera muy descriptiva el significado de las flores. Por lo que debió ser atenuado como símbolo de respeto a la Reina Victoria, quien deseaba leerlo y descubrir que tan cierto era lo que exponía en sus hojas —le expliqué.

—Es una pena, sobre todo para aquellas personas que tuvieron que leer el libro a medias —se quejó.

—Ni que lo digas—dije con desdén e incluso en nuestra época aún sigue ciertas restricciones para algunos temas—¿Qué hay de un Crisantemo rojo? Expresa un te amo intensamente —volví a nuestro tema inicial.

—¿Estudiaste Floriografía? —me dedicó una mirada inquisitiva.

—No, todo lo que se, me lo enseñó mi esposa. Su familia siempre estuvo dedicada al negocio de las flores —contesté, pero está vez, no me sentí triste al hablar de Helen y eso me sorprendió.

—A mi me hubiese gustado estudiar sobre el tema—sonrió—Recuerdo que en la secundaria leí algo acerca de la Floriografía, era un medio de comunicación en la época victoriana para enviar mensajes codificados de aquellos sentimientos que no se podían expresar abiertamente —expresó.

—Cuando desees, te puedo enseñar lo que necesites —por un momento, sentí la necesidad de enseñarle un poco sobre el tema que más me apasionaba.

—¿Cómo se llama esta flor? —indagó, mientras cogía un ramo.

—Son Tulipanes amarillos, representan una flor vibrante que ayudan a mejorar el estado de ánimo y brindan cierta alegría a esas personas que atraviesan una situación difícil—le explique—Además, simbolizan el cuidado, es como expresarle a ese alguien que le quieres y que siempre estarás allí para cuidarlo —añadí.

—Encontré las flores indicadas —expresó, al mismo tiempo que me regaló una sonrisa tierna.

—¿Estás segura? —inquirí. Jamás hubiese pensado que escogería unos Tulipanes, pero debía admitir que el significado era tierno y conmovedor.

—Jamás he estado más segura en mi vida—dijo—¿Puedes colocarlas en una canasta? —manifestó.

—Por supuesto, ¿Quieres colocarle alguna dedicatoria? —pregunté, mientras guíe mis pasos al mostrador para empezar con la decoración.

—Sí—se giró para verme—Ponle, ¿Deseas salir conmigo? —dijo con una sonrisa nerviosa.

—De acuerdo —me limite a decir.

Por una extraña razón me sentí un poco enfadada, pero intente ocultarlo lo mejor que pude. No podía descifrar lo que esa mujer me hacía sentir, era una sensación muy contradictoria. Por un lado, estaba feliz porque había encontrado lo que deseaba, pero por otro, sentía un coraje que no podía controlar al saber que ese ramo de flores seria para otra mujer.

—¿Quién será esa mujer a la que invitará a salir?—me cuestioné—Si no siente nada por mi, ¿por qué me dedico aquella canción? —me reproche.

A pesar que estaba concentrada acomodando cada flor en su lugar, mi mirada se iba debes en cuando a la figura de Alondra. Vestía un enterizo muy casual de color gris metalizado permitiéndome admirar parte de su retaguardia y en sus manos, tenía un bolso de mano que hacia juego con todo su atuendo. Debía ser muy tonta para no darme cuenta lo sexy que estaba ese día e incluso su perfume era diferente al de las otras ocasiones.

—¿Tienes algo que hacer luego de que cierres la tienda? —me preguntó.

—No, sólo iré a casa —confesé. No tenía nada planeado para esa tarde y tampoco había quedado con nadie, por lo que respondí con sinceridad.

—Qué bueno —dijo, sin más.

—He terminado con tu pedido —señalé.

—¡Perfecto!—se acercó a mí—Bueno, quizás sea algo atrevido, pero, ¿Aceptarías estas flores de mi parte? —sus mejillas estaban con una ligera capa de rubor.

Estuve tan concentrada realizando mi labor, que no vi venir ese gesto por parte de Alondra, había sido una completa tonta y eso me enfurecía. Tampoco me había percatado de su nerviosismo cuando intenté preguntarle varias veces sobre sus sentimientos por aquella mujer.

—¿Cómo no pude fijarme en esos detalles? —me cuestioné. Mi cabeza hizo una especie de cortocircuito ante aquella invitación, hace mucho que no salía con nadie y eso me tomo con la guardia baja.

—Entenderé si dices que no —dijo con un hilo de voz.

Mis ojos se perdieron en los de ella y pude ver un poco de temor y vergüenza. Creo que Alondra al igual que yo, estaba pasando por el mismo estado de conmoción o tal vez, era una mirada que reflejaba miedo ante mi rechazo. De todas las mujeres que había en la ciudad, ¿por qué te atreviste a invitarme a mí? A una mujer que esta desecha y que no tiene nada que brindar ante los demás —me dije para mí misma.

—Sé que te ha tomado por sorpresa mi invitación y que tal vez, no desees salir con alguien justo ahora—pronunció—De igual forma, deseo que te quedes con el arreglo —sonrió.

—Alondra, yo —se me congeló la voz.

—Quédate con el cambio —colocó un billete de alta denominación sobre la vitrina.

—No es necesario —manifesté. No pretendía cobrarle aquel arreglo y menos, al enterarme que sería para mí. Era algo tonto e injusto de mi parte, simplemente no podría.

—Acéptalo, por favor —dijo, antes de marcharse.

Mi cuerpo no reaccionó ante sus palabras, sólo me quedé allí, viéndola partir y eso me dolió. No quería hacerle daño, pero ya era demasiado tarde. La había lastimado y no estaba segura que iba hacer para remediarlo.

Hola Hombrefx: Te entiendo, puede que a veces sea algo confuso tantos personajes, pero como usted mismo lo dijo, es gratificante leer como van las otras parejas. Espero que la entrega de hoy sea de tu agrado, cada vez más, las chicas dan un paso para formalizar algo o en s defecto, para conocerse un poco más. Hasta la próxima entrega.

Mas de Bella15

Mi segundo amor

Mi segundo amor

Mi segundo amor 47

Mi segundo amor 46

Mi segundo amor 45

Mi segundo amor 44

Mi segundo amor 43

Mi segundo amor 42

Mi segundo amor 41

Mi segundo amor 40

Mi segundo amor 39

Mi segundo amor 38

Mi segundo amor 37

Mi segundo amor 36

Mi segundo amor 35

Mi segundo amor 34

Mi segundo amor 33

Mi segundo amor 32

Mi segundo amor 2

Mi segundo amor 31

Mi segundo amor 30

Mi segundo amor 29

Mi segundo amor 27

Mi segundo amor 28

Mi segundo amor 26

Mi segundo amor 25

Mi segundo amor 24

Mi segundo amor 23

Mi segundo amor 22

Mi segundo amor 21

Mi segundo amor 20

Mi segundo amor 19

Mi segundo amor 18

Mi segundo amor 17

Mi segundo amor 16

Mi segundo amor 15

Mi segundo amor 14

Mi segundo amor 13

Mi segundo amor 12

Mi segundo amor 11

Mi segundo amor 9

Mi segundo amor 8

Mi segundo amor 7

Mi segundo amor 6

Mi segundo amor 5

Mi segundo amor 4

Mi segundo amor 3

Mi segundo amor

Mi segundo amor 1

Epílogo—Danielle

Epílogo—Emma

Amor te otoño 29

Amor te otoño 28

Amor te otoño 27

Amor te otoño 26

Amor te otoño 25

Amor te otoño 24

Amor te otoño 23

Amor te otoño 22

Amor te otoño 21

Amor te otoño 20

Amor te otoño 19

Amor te otoño 18

Amor te otoño 17

Amor te otoño 16

Amor te otoño 15

Amor te otoño 14

Amor te otoño 13

Amor te otoño 12

Amor te otoño 11

Amor te otoño 10

Amor te otoño 9

Amor te otoño 8

Amor te otoño 7

Amor te otoño 6

Amor te otoño 5

Amor te otoño 4

Amor te otoño 3

Amor te otoño 2

Amor te otoño 1

Adicta a tus labios 13

Adicta a tus labios 12

Adicta a tus labios 11

Adicta a tus labios 10

Adicta a tus labios 9

Adicta a tus labios 7

Adicta a tus labios 8

Adicta a tus labios 5

Adicta a tus labios 6

Adicta a tus labios 3

Adicta a tus labios 4

Adicta a tus labios 2

Adicta a tus labios

Hechizo de un ángel 4

Hechizo de un ángel 3

Hechizo de un ángel 1

Hechizo de un ángel 5

Hechizo de un ángel 6

Hechizo de un ángel 7

Hechizo de un ángel 8

Hechizo de un ángel 9

Hechizo de un ángel 10

Hechizo de un ángel 11

Hechizo de un ángel 2

Otra Oportunidad de Amar 9

Otra Oportunidad de Amar 10

Besos robados

Jugada del Destino

Otra Oportunidad de Amar 4

Otra Oportunidad de Amar 3

Otra oportunidad de Amar 2

Otra oportunidad de Amar

Eres ese Algo que Buscaba 24

Asi me enamore de ti te amo bebe

Eres ese Algo que Buscaba 3

Eres ese Algo que Buscaba 2

Amor o Estupidez 11

Amor o Estupidez 7

Amor o Estupidez 6

Me enamore de TI sin pensarlo 6

Tienes un E-mail 5

Tienes un E-mail 3

Tu mi complemento perfecto 22

Tu mi complemento perfecto 21

Tu mi complemento perfecto 12

Tu mi complemento perfecto 11

Tu mi complemento perfecto 8 y 9

Tu mi complemento perfecto 6

Tu mi complemento perfecto 4

Tu mi complemento perfecto 2

Una pequeña carta para el amor de mi vida

Un recuerdo ”Tu último deseo”

La Amistad como un tesoro

Nadie como tú

Un hasta pronto por un adiós

Lo mucho que te extraño

Jamás pedí Amarte

Aquel día que te conocí