miprimita.com

Mi segundo amor 4

en Lésbicos

Capítulo 4-Familia

 

Olivia

Era una tarde calurosa, un clima bastante insoportable para estar a mediados del mes Octubre, me encontraba frente de la facultad esperando a mi chica, ella al igual que yo, estaba muy nerviosa por la visita de mis padres. Pese a que ellos respetaban mis preferencias sexuales, temía que no aceptarían a Leila, una chica de clase media y con cualidades hermosas que yo amaba, quizás unas cualidades que mis padres no les agradarían por no ser de nuestro mismo nivel económico.

A partir de que se anuló mi boda con mi novia de la infancia, todo parecía girar en torno a mí y eso me molestaba, mis padres siempre estaban en una entera vigilancia de quien llevaba a casa o a quien debía dejar entrar en mi corazón. Podía entender sus temores y hasta esas dudas que tenían por mi relación, pero nada de eso justificaba que deseaban controlar mis acciones a toda costa, no ahora que me había vuelto una mujer independiente. Quizás mi noviazgo, le parecía una terrible idea, pero para mí, significaba una nueva esperanza de creer en el amor.

Desde mi ubicación, podía observar algunas personas que se paseaban por las calles, portando ropa ligera para amortiguar el calor externo, nunca he podido entender porque en esta época del año el clima se vuelve tan intolerable, cuando debería ser un poco más fresco. Por fortuna, pronto nos darían unas merecidas vacaciones y la ciudad se vería envuelta de muchos foráneos transitando por algunos sitios turísticos.

—¿Hace mucho que estás aquí? —Leila me regalo una sonrisa.

—Lo necesario—rodeé su cintura—Te eche de menos, ¿Qué tal la clase? —le pregunté.

—Aburrida, ¿Por qué no te cambias a mi salón? —acarició mi mejilla.

—Sabes que si pudiera, lo haría—sonreí—Recuerda que te llevo un semestre —le di un beso tierno.

—Lo sé, aunque desearía estudiar contaduría contigo. Sería muy gratificante —mordió mi labio inferior.

—Tus suegros están por llegar —dije, y pude sentir como su cuerpo se tensó.

—Sin importar lo que pase, recuerda que me tienes a mí —sostuvo mi rostro para darme confianza.

No estaba segura quien de las dos sentía más temor por ese almuerzo familiar, pero intentaba trasmitirle un poco de confianza. Una de la que yo carecía en ese momento. Entrelacé nuestras manos para guiarla a nuestro hogar, aunque no se había mudado del todo conmigo, pasaba más tiempo en mi casa que en la de su madre y eso me resultaba encantador. Mientras andábamos, pude notar la mirada distraída que tenía Leila y sentí una punzada en mi corazón, sin importar cuánto hice para retrasar ese almuerzo, mi padre se las ingenio una vez más para imponer su voluntad sobre la mía.

De alguna manera, quería comprender el objetivo que tenía la visita de mi padre, deseaba entender porque dejo su viaje por Europa para venir a Barquisimeto, una ciudad que no había visitado desde que me mude para olvidar los tropiezos de mi pasado. Podía entender su preocupación, la compartía y estaba de acuerdo, pero ni yo misma imaginé que podría enamorarme de nuevo, no al menos de alguien que conocí de una manera inesperada.

Recuerdo que en mis vacaciones, decidí viajar a la isla Margarita para disfrutar de unos días soleados antes de comenzar mis clases. Ya habían pasado algunos meses desde que mi boda se había cancelado e hice los trámites necesarios para mudarme de ciudad y continuar mi carrera de contaduría, una carrera muy distinta a la que mis padres querían para mí. Aunque el proceso fue difícil, logre que aceptaran los semestres que había estudiado en mi antigua ciudad y retome mis estudios en el decanato de administración y contaduría de la Ucla.

Los primeros dos días, me la pase visitando algunos lugares hermosos de la isla y su atracción principal. La bahía de Juangriego desde fortín, lugar donde se puede apreciar los mejores atardeceres. También merodeé el Castillo de Pampatar y el jardín ecológico, pero al caer la noche, me encontré con una chica de cabello miel cobrizo, con ondas que se hacían al final de su larga cabellera, su nariz algo perfilada, labios finos y unos impresionantes ojos avellana.

Quede alucinada con su belleza y por un momento olvide todo lo que me había ocurrido. Esa chica, me cautivo al instante e hice lo posible por acercarme a ella, hasta que un día antes de volver a la ciudad, ella me pidió mi número telefónico para estar en contacto. Los días pasaron y no tuve ni una llamada de ella, pero al verla merodear por los pasillos de la universidad, me di cuenta que estudiaba en el mismo lugar y no dude, ni un segundo en acercarme para saludar.

Leila me sonrió al verme y me explico que recién se había mudado a la ciudad, para estudiar  contaduría. Quizás sería una casualidad del destino o tal vez no, pero ella estaba allí, y no perdería la oportunidad de compartir a su lado. Los días pasaron y aquella cercanía que comenzó en unas simples vacaciones, terminó siendo un noviazgo que se ha mantenido por dos largos años.

—¿Qué parte del almuerzo me tocara hacer a mí? —escuché a mi novia. Durante todo el camino, me había sumergido en mis recuerdos y no le había dicho ni una sola palabra de lo que haríamos.

—Nada cariño, mientras estabas en clase, adelante todo lo necesario—le di un beso en la mejilla—Sé que no habíamos planeado eso, pero de alguna manera debía controlar mis nervios —me excusé.

—Olivia Gómez, se suponía que te iba a ayudar con todos los preparativo —detuvo su andar para dedicarme una mirada furiosa.

—Lo sé, y lamento no haberte esperado —me disculpe, había sido un poco egoísta.

—Espero no vuelva a pasar —acarició mi mejilla.

—Te lo prometo —le di un beso suave. No quería que se sintiera mal por mis acciones, ni quería lastimarla de manera inconsciente, sólo me deje llevar por mis nervios.

—¿Lista para ver a tus padres? —me dijo.

—No del todo, pero si tengo a mi lado, sé que las cosas marcharan bien —sonreí.

Retomamos el camino y en un par de minutos, estábamos en mi hogar, era una de las ventajas de vivir cerca de la facultad, podría desplazarme a donde quisiera. Dejamos nuestras mochilas en mi habitación, nos dimos un par de besos para disminuir esa tensión que teníamos y nos dispusimos a preparar la mesa.

Cuando el timbre sonó, supe de inmediato que mis padres habían llegado y esa incertidumbre que tenía en mi corazón, volvió de una manera más fuerte. De alguna manera, intentaba comprender que buscaba mi padre con este almuerzo, pero sólo tenía unas conjeturas. Unas conjeturas que iban desde las dudas que tenía sobre mi noviazgo o quizás quería menospreciarla, no podía estar segura de sus intenciones y no era para menos. Sé que ante sus ojos, Leila no era nadie, no era digna de estar con su única hija por no poseer los recursos necesarios que según él, yo necesitaba para vivir.

—Todo saldrá bien —me dijo.

Se sitúo a mi lado, entrelazó nuestras manos, como para darme a entender que no me abandonaría, que no se alejaría de mí sin importar los resultados de esa reunión. Su acción, produjo en mí una sensación placentera, una sensación que me dio a entender que esa chica se había convertido en lo más preciado que tenía en mi vida y no quería perderla.

Caminamos hacia la puerta y al abrirla, pude ver a mi padre con un gesto muy peculiar en él cuándo algo no le agrada. Fue imposible no evitar que mis músculos de la cara se tornaran rígidos, tenía un mal presentimiento de todo esto, pero ya era muy tarde para dar vuelta atrás. Debía ser valiente y enfrentar cualquier cosa que pudiese ocurrir esa tarde.

—Hija, es bueno verte después de tanto tiempo —pronunció mi madre, ella a diferencia de mi padre, era más flexible en cuanto a mis decisiones.

—De hecho, no esperaba verlos en mi departamento —creo que fui muy insensible recibirlos de esa manera, pero sería muy hipócrita de mi parte recibirlos con una sonrisa falsa.

—¡Bienvenidos! Pueden pasar al comedor, el almuerzo está servido —manifestó Leila con mucha educación. 

Mi padre se limitó a pasar al comedor, tal como si estuviese en su casa y guardo un silencio ensordecedor durante veinte minutos. Unos minutos, en lo que sólo se lograba escuchar el sonido de los cubiertos chocar contra la superficie del plato. El ambiente se había tornado pesado e incómodo al mismo tiempo, pero mi novia se atrevió a hablarle a mi madre para preguntarle cómo había estado el viaje entre otras cosas. Entonces, creí que era el momento adecuado para hablar y preguntar que los traía a mi hogar, pese a que ya sabía los motivos de sobra.

—Como ya conocieron a mi novia, ¡Es tiempo de que se retiren! —exclamé.

—Olivia, ¿Cuándo te volviste tan insolente? —preguntó mi padre, al mismo tiempo que pude percibir como su mandíbula se había tornado tensa. Era la primera vez que hablaba con poco tacto y no era para menos, mi padre siempre quería controlar toda mi vida, incluyendo mi vida sentimental.

—Hija, simplemente queríamos visitarte —mi madre lo defendió.

Como odiaba que mi madre se pusiera de su lado, que lo defendiera a capa y espada como si ese señor siempre tuviese la razón en todo. Una pequeña ola de rabia se instaló en la base de mi estómago, estaba a punto de expresar algunas palabras fuertes y echarlos de mi casa, cuando sentí un apretón en mi mano, Leila me estaba dando las fuerzas necesarias para que no explotara en ese momento. Era como si hubiese leído mi mente y supiera que estaba a punto de hacer una tontería.

—¿Realmente quieres a mi hija? —la voz de mi padre no se sentía tan fuerte como antes, más bien era un poco suave y preocupada al mismo tiempo.

—Papá, no creo que sea el momento —refuté, ahora más que nunca sabía por dónde iba esa conversación.

—No he venido a discutir contigo hija—me dedicó una mirada suave—He venido a esta ciudad para que esa joven responda a mi pregunta —su rostro se tornó serio.

—Déjalo cariño, está en todo su derecho de saber—Leila me sostuvo la mano—Querer es una palabra que se queda corta, lo que realmente siento por su hija es amor—no dejaba de mirarlo mientras hablaba—Un amor, que va creciendo cada día, un amor que a su hija le costó aceptarlo por sus miedos. A pesar de ese pequeño bache, no me di por vencida y continúe demostrándole que mi amor por ella iba más allá de sentir su piel, de tenerla a mi lado. Si quiere saber si la cuidare, déjeme decirle que lo haré con mi vida, con todas las fuerzas de mi corazón, la amare con todo lo que soy y con lo poco que tengo para ofrecerle —respondió, sin parpadear.

—Es lo que deseaba escuchar—sonrió—Desde hoy, perteneces a la familia Gómez —sentenció.

—¿Cuándo podremos hacer los preparativos de la boda? —no tardo en preguntar mi madre.

—Mamá, creo que te estas apresurando, aún no le he propuesto matrimonio a Leila —dije, al mismo tiempo que sentí como mi corazón se iba a salir. La verdad era algo que no había pensado, no quería apresurar las cosas, no quería alejarla de mi por tomar decisiones sin tan siquiera haberle consultado, sé que ella me ama, me adora, más no quería presionarla.

—Espero sea pronto —expresó mi padre más calmado.  Al parecer las dudas que tenía hacia Leila, se habían disipado. Ahora parecía muy feliz y le daba su visto bueno a mi relación, no era que buscara su aprobación, pero me hacía ilusión que respetara la decisión de haber escogido a esa hermosa mujer de ojos avellana.

Después que despedí a mis padres, entrelacé los dedos de Leila con los míos y le di un beso tierno que pudiera expresar todo lo que sentía por ella. Esa mujer había cambiado los matices en mi vida, ya no veía todo oscuro, ahora todo era claro y con un brillo que desbordaba todo a mí alrededor.

—Te amo Leila, no tienes idea de cuan perfecta eres para mí —dije entre beso y beso.

—Después de todo, no salió tan mal la reunión con tus padres —sus manos recorrían mi costado con una suavidad exquisita.

—¿Sabes que es lo que más deseo? —pronuncié.

—¿El qué? —me mordió el labio inferior.

—Quiero hacerte mía  —apreté sus glúteos fuertemente.

Mas de Bella15

Mi segundo amor

Mi segundo amor

Mi segundo amor 47

Mi segundo amor 46

Mi segundo amor 45

Mi segundo amor 44

Mi segundo amor 43

Mi segundo amor 42

Mi segundo amor 41

Mi segundo amor 40

Mi segundo amor 39

Mi segundo amor 38

Mi segundo amor 37

Mi segundo amor 36

Mi segundo amor 35

Mi segundo amor 34

Mi segundo amor 33

Mi segundo amor 32

Mi segundo amor 2

Mi segundo amor 31

Mi segundo amor 30

Mi segundo amor 29

Mi segundo amor 27

Mi segundo amor 28

Mi segundo amor 26

Mi segundo amor 25

Mi segundo amor 24

Mi segundo amor 23

Mi segundo amor 22

Mi segundo amor 21

Mi segundo amor 20

Mi segundo amor 19

Mi segundo amor 18

Mi segundo amor 17

Mi segundo amor 16

Mi segundo amor 15

Mi segundo amor 14

Mi segundo amor 13

Mi segundo amor 12

Mi segundo amor 11

Mi segundo amor 10

Mi segundo amor 9

Mi segundo amor 8

Mi segundo amor 7

Mi segundo amor 6

Mi segundo amor 5

Mi segundo amor 3

Mi segundo amor

Mi segundo amor 1

Epílogo—Danielle

Epílogo—Emma

Amor te otoño 29

Amor te otoño 28

Amor te otoño 27

Amor te otoño 26

Amor te otoño 25

Amor te otoño 24

Amor te otoño 23

Amor te otoño 22

Amor te otoño 21

Amor te otoño 20

Amor te otoño 19

Amor te otoño 18

Amor te otoño 17

Amor te otoño 16

Amor te otoño 15

Amor te otoño 14

Amor te otoño 13

Amor te otoño 12

Amor te otoño 11

Amor te otoño 10

Amor te otoño 9

Amor te otoño 8

Amor te otoño 7

Amor te otoño 6

Amor te otoño 5

Amor te otoño 4

Amor te otoño 3

Amor te otoño 2

Amor te otoño 1

Adicta a tus labios 13

Adicta a tus labios 12

Adicta a tus labios 11

Adicta a tus labios 10

Adicta a tus labios 9

Adicta a tus labios 7

Adicta a tus labios 8

Adicta a tus labios 5

Adicta a tus labios 6

Adicta a tus labios 3

Adicta a tus labios 4

Adicta a tus labios 2

Adicta a tus labios

Hechizo de un ángel 4

Hechizo de un ángel 3

Hechizo de un ángel 1

Hechizo de un ángel 5

Hechizo de un ángel 6

Hechizo de un ángel 7

Hechizo de un ángel 8

Hechizo de un ángel 9

Hechizo de un ángel 10

Hechizo de un ángel 11

Hechizo de un ángel 2

Otra Oportunidad de Amar 9

Otra Oportunidad de Amar 10

Besos robados

Jugada del Destino

Otra Oportunidad de Amar 4

Otra Oportunidad de Amar 3

Otra oportunidad de Amar 2

Otra oportunidad de Amar

Eres ese Algo que Buscaba 24

Asi me enamore de ti te amo bebe

Eres ese Algo que Buscaba 3

Eres ese Algo que Buscaba 2

Amor o Estupidez 11

Amor o Estupidez 7

Amor o Estupidez 6

Me enamore de TI sin pensarlo 6

Tienes un E-mail 5

Tienes un E-mail 3

Tu mi complemento perfecto 22

Tu mi complemento perfecto 21

Tu mi complemento perfecto 12

Tu mi complemento perfecto 11

Tu mi complemento perfecto 8 y 9

Tu mi complemento perfecto 6

Tu mi complemento perfecto 4

Tu mi complemento perfecto 2

Una pequeña carta para el amor de mi vida

Un recuerdo ”Tu último deseo”

La Amistad como un tesoro

Nadie como tú

Un hasta pronto por un adiós

Lo mucho que te extraño

Jamás pedí Amarte

Aquel día que te conocí