Otra Oportunidad de Amar 4
El clima era cálido a pesar de ser mas de las tres de la tarde, no recordaba la última vez que había tomado tiempo para admirar el lindo paisaje, ni mucho menos para caminar. Siempre aprovechaba un aventón de unos de sus colegas.
Sin duda pensó que su jornada sería tranquila justo cuando se levantó esta mañana. Sin embargo, resulto ser todo lo contrario dado los acontecimientos.
¿Cómo aquello pudo haber llegado hasta ese punto? Era lo que se preguntaba una y otra vez, sin obtener una respuesta que fuese satisfactoria para ella. Lo que la llevo a una conclusión “Es una salida nada más, no es algo del otro mundo”. En su mente estaba la posibilidad de que quizás ella lo había iniciado todo.
Sin imaginarlo transito las largas calles en dirección a su hogar, considerando en todo momento la dichosa cita, ni cuenta se dio que ya había ingresado al interior de su departamento.
Al entrar, coloco sus cosas en un pequeño mueble color naranja, ese que tanto le gustaba, era su favorito, desde que se había mudado allí. Elijo ubicarlo junto a la puerta, así cuando ella llegase dejaría sus objetos sobre él; igual al partir el día siguiente no tendría que preguntarse donde pudo haber dejado esto o aquello.
Dirigió unos pasos hacia la cocina, abrió la puerta del refrigerador para sacar una jarra que contenía jugo de manzana. Se sirvió un poco en un vaso de vidrio que se encontraba en la repisa, ingirió un sorbo para degustar su sabor.
De pronto su mirada se encontraba pérdida pensando que podría usar para ir a la cita.
Debía admitirlo, su fuerte no eran los vestidos, era de ese tipo de chicas que se siente más cómoda usando un jean, una blusa presentable y unos zapatos elegantes. No sabía que vestimenta colocarse, de hecho no sabía ni siquiera el lugar donde iría.
Tuve que haberle preguntado a Paula ¿Dónde iríamos esta noche? De tal forma no me encontraría en esta disyuntiva. Se decía así misma, ingiriendo el último sorbo de su jugo.
Se tomó un par de segundos para terminar de definir que atuendo usar, fue a su recamara para darse una ducha con agua fría. Y porque no meditar un poco.
Cuanto término envolvió su cuerpo en una toalla, salió de la ducha y al levantar su mirada se topó con su reloj de madera, ese que le servía de despertador todas las mañanas. Observo que eran las seis y cuarenta, tan solo tenía minutos para alistarse — ¿No puedo creer que me haya demorado tanto en la ducha? Se cuestionó.
Una vez lista se miró en el espejo, allí se encontraba una chica que vestía casual. Una blusa ajustada color negro, un pantalón de tonalidad beige que hacia resaltar su figura y un par de sandalias que hacía verse un poco más alta. Aun sin maquillaje lucia fantástica.
Cuando terminó de vestirse, pensó ¿Cómo podría ser la cena? ¿En qué lugar será? O mejor aún ¿Estaré vestida para la ocasión? Justo cuando se encontraba por desistir de la salida sonó su celular.
Esta reacciono con un pequeño respingón tras el sonido, respiro profundamente tratando de que su tono de voz sonara lo más natural posible.
Volvió a escucharlo y como sí de pronto se hubiese congelado su voz, tardo en contestar.
— ¡¡Alo!! Se encontró diciendo lo más natural posible.
— Hola, soy yo ¡¡Paula!! Expreso lentamente.
— ¡Paula! Se escuchó al otro lado de la línea de manera eufórica.
— Quería avisarte que voy en camino, podrías decirme ¿En cuál edificio vives? Y por supuesto ¿En qué piso? Para pasar buscándote.
— Ah, sí claro. Contesto tímidamente al darse cuenta que no le había dado esos datos a Paula con anterioridad “Que despistada soy” pensó.
Rápidamente se encontró describiendo el lugar donde residía. “El edificio es de color vino tinto con franjas de color blanco, esta frente a una repostería y me encuentro en el tercer piso” ¿Si te ubicas?
— Por supuesto, estoy a una cuadra de allí ¿Deseas que vaya a tu piso o te espero abajo? Pregunto antes de doblar la esquina.
— Espérame abajo, estaré allí en unos minutos. Contesto dudosa.
— De acuerdo. Finalizo Paula antes de colgar la llamada.