miprimita.com

Mi segundo amor 18

en Lésbicos

Capítulo 18-Hilo rojo

Leila

 

—¿Recuérdame porque estoy aquí? —expuso Jane, algo molesta.

—Porque eres mi amiga, porque eres la dama de honor y porque me consideras como una hermana —respondí sin titubear.

Era obvio que a ella no le gustaba todo el enredo de los preparativos para la boda, menos soportaba que mi suegra la estuviese acosando con el arreglo floral que le había encargado. Sé que le pedía mucho, que quizás estaba abusando de su buena fe, pero necesitaba que ella estuviese a mi lado para escoger mi vestido.

—¿Seguro son las razones correctas? —me cuestionó.

—Está bien, me has atrapado—bufé—Quería escabullirme de las garras de mi suegra. Esa mujer, me tiene al borde del colapso —confesé.

—Ya decía yo que la invitación no era gratuita —movió su cabeza en señal de negación.

—No seas exagerada, mira que mi prometida y yo, no hemos dormido en toda la semana por culpa de mi suegra—dije—Nos tiene loca con las invitaciones, con el papeleo que debemos solicitar, con los músicos que desea contratar y las alianzas que debemos escoger —manifesté, liberando un poco de tensión.

—La pobre Olivia debe estar molesta, ella no quiere algo tan ostentoso —expresó Jane.

—Ni hablar, ha estado de mal humor y amenazó a su madre con cancelar la boda, si continuaba exagerando con los arreglos. Tú muy bien lo expresaste, Olivia no quiere nada lujoso —comenté.

—Entonces, ¿Qué decidieron? —Jane mostro cierta preocupación.

—Mi prometida, decidió que la ceremonia se llevaría en Colombia como sus padres habían acordado, pero les puso una condición —manifesté.

—¿Cuál? —investigó.

—Ambas tomamos la decisión de canjear nuestro regalo de boda —sonreí.

Su padre nos quería regalar un viaje por toda Europa con todos los gastos incluidos, pero era algo que a ninguna de las dos nos llamaba la atención. Sólo queríamos casarnos y realizar nuestra luna de miel en algunas de las playas de Venezuela.

—¿Canjear? —dijo, sin comprender.

—Veras, mis suegros han invitado a personas que ni siquiera conocemos, así que vimos la oportunidad de llevar con nosotras a las personas que apreciamos mucho —intenté explicarle.

—¿Eso quiere decir qué? —no dejé que continuara.

—Ninguna se debe preocupar por reunir dinero para realizar el viaje, mis suegros cubrirán todo —comenté con una sonrisa en mis labios.

—¿No se extralimitaron?—dijo, con cierta preocupación.

Sé que no le agradaba del todo la idea, porque no le gustaba depender de otra persona, pero era una decisión que ya estaba tomada. Aunque intentara refutarla con mi prometida, no iba hacer que cambiara de parecer.

—En lo absoluto, nosotras queremos que ustedes estén presente en nuestra boda —expliqué.

—Te entiendo—dijo, con cierta resignación—Por cierto, ¿Qué lugar escogieron para la ceremonia? —no tardó en preguntar.

—En una romántica y pequeña playa que se encuentra en la Sierra Nevada de Santa Marta, una montaña costera que tiene un hermoso parque nacional llamado, Tayrona—manifesté—Aunque no podemos estar mucho tiempo fuera del país, el deber académico nos llama —añadí.

—¿Y por qué no se casan en vacaciones? —dijo.

—Porque el notario que va a oficiar la boda, sólo tiene esa fecha disponible—respondí—¿Iras a la despedida de soltera? —le pregunté.

—Sí, no me lo perdería por nada del mundo —me regalo una sonrisa.

—Por cierto, invité a Alondra y Abigail para mi boda—manifesté—Olivia estuvo de acuerdo en que las incluyéramos en la lista de invitados —le aclaré.

—¿Y esperaste hasta ahora para decírmelo? —expuso algo enojada.

—Pensé que te lo había mencionado—dije—¿Estás enamorándote de ella? —mencioné.

—No lo sé —sus mejillas se pusieron rojas.

—Oh vamos, es más que obvio —sonreí.

—Cuando estoy a su lado, me hace sentir cosas que no había sentido desde hace mucho tiempo—hizo una pausa—Bueno, no las había sentido por nadie desde que falleció Helen —confesó.

—Eso mi querida amiga, es amor —pronuncié.

 —Lamento haberlas hecho esperar, pero la señorita Gómez, ha estado muy indecisa con la elección de su vestido —manifestó una castaña que se acercó a nosotras.

—No me habías dicho que Olivia estaba al otro lado de la tienda—me reprochó—Se supone que no puedes ver el vestido de tu novia antes de la boda —sentenció.

—Lo siento—me disculpé—Y técnicamente no veré su vestido, sólo escogimos la misma boutique para que nuestros diseños sean parecidos —sonreí.

—Cariño, ¡Te extrañe! —escuché la voz de mi prometida, quien no dudo en darme un beso.

—Yo también te eche de menos—acaricié su mejilla—Ya deseo estar casada contigo —dije, antes de besarla otra vez.

—Chicas, dejen el espectáculo —sentenció mi suegra.

—Supongo que mi querida Leila, te puso al tanto de nuestros avances en la boda —comentó Olivia, sin soltar mi cintura.

—Sí, ya quiero verlas en el altar con sus vestidos de boda —expuso Jane con una sonrisa.

—Vamos Jane, ahora te toca a ti sufrir mientas escojo mi vestido —pronuncié, al mismo tiempo  que le robe otro beso a mi prometida.

La boutique, era considerada una de las mejores de la ciudad, sus vestidos eran de grandes diseñadores y fabricantes que estaban en la vanguardia. Aquel lugar que nos había indicado la castaña, era enorme, con espejos de cuerpo completo, con una buena iluminación que trasmitía elegancia, una serie de vestidores y algunos estantes que exhibían ciertos productos que eran atractivos para el público. Pero mi ensoñación, no duro mucho, al ver la silueta de aquella mujer.

—Bueno señorita, ¿Cómo desea su vestido? —me preguntó la castaña.

—Mi amiga se vería genial con un vestido Vintage, al mejor estilo victoriano —respondió Jane, con una leve sonrisa en sus labios.

—Oye —me queje. Jamás me pondría un vestido de ese diseño, quería algo más sencillo y elegante.

—Bueno, utiliza un tejido de novia brocado, es ideal con esos dibujos geométricos de inspiración oriental —sugirió Jane.

—No me estas ayudando —le dedique una mirada de pocos amigos.

—Si gusta, puedo darle mi opinión —dijo la castaña.

—Por favor, mi acompañante no es que sea de mucha ayuda —expresé.

El reciente cambio de humor que tenía mi amiga, me encantaba, lo apoyaba y sería capaz de darle las gracias directamente a Alondra, pero hoy había escogido un mal día para bromear sobre mi futuro vestido.

—Lo más ideal, sería que escoja un vestido de acuerdo a su personalidad, según el tono de su piel y que se ajuste a su cuerpo —mencionó la castaña.

—¿Y cómo haré eso? —expresé.

Eran demasiadas cosas en la que debía pensar, jamás hubiese imaginado que sería tan difícil escoger mi vestido de boda. Ahora comprendía porque mi prometida se demoró toda una hora en ese proceso.

—¿Qué tal si empezamos con un vestido de color crudo o blanco roto? Te favorecería por tu tono de piel, ya que no es ni muy clara, ni muy morena —sugirió Jane.

—Coincido con la señorita, lo ideal es que el vestido se adapte a tu color de piel —añadió la castaña.

—Gracias, ya era hora que comenzarás a ayudarme —la mire sería.

—Oh, vamos, ya no aguantas ni una broma —dijo Jane con una sonrisa.

—Al detallar su figura, podría decir que el vestido con forma de reloj de arena, se ajustaría perfectamente a su cuerpo y tomare la recomendación de su amiga con respecto al color —añadió, antes de retirarse del lugar.

Ese fue el comienzo de un desfile interminable de vestidos, unos vestidos que no se ajustaban a mi cuerpo como yo quería, pese a que mi amiga había atinado con el color que me favorecía. Al final de la tarde, terminé escogiendo el típico vestido clásico, el que no pasa de moda, sencillo, pero elegante y sofisticado, ideal con mi personalidad.

Abigail

 

La carretera se encontraba casi despejada, podía sentir como las ruedas se desplazaban por el asfalto, el viento chocaba contra mi cuerpo, mientras los brazos de mi novia se aferraban a mi cintura. Conducir aquella moto, me generaba un sensación de libertad absoluta, me dejaba llevar por la adrenalina que recorría mis venas, pero con mis sentidos enfocados en lo que estaba haciendo.

Iba rumbo al Parque Jardín Botánico El Cardenalito, donde nos dimos nuestro primer beso, junto a la inicial de mi nombre de aquel monolito de impresionante altura. El parque se encontraba al este de la ciudad, un oasis de vegetación conocido como el corazón de la ciudad de Barquisimeto.

Aquel sitio turístico, poseía varios monumentos que representaban el principal atractivo de la ciudad. Comenzando por un antiguo transporte ferroviario que indicaba el camino, un camino que estaba rodeados de colinas que nos llevaban al instrumento musical que simboliza la cultura y el espíritu larense, el cuatro venezolano.

Seguido de un trípode o vasija, un icono que honra el legado de los indígenas a través de su cerámica, desde ese lugar, se puede apreciar la ciudad entera desde una perspectiva distinta. Otro de los lugares de interés, era un antiguo vagón que fue convertido en una heladería para atraer al público y para culminar aquel precioso recorrido, se encontraba la puerta del este. Una obra que comprende doce estructuras verticales que conformaban el nombre de la ciudad “Barquisimeto”

—¿Por qué me has traído al lugar donde te bese por primera vez? —preguntó Sofía, al retirarse el casco.

—Porque es el lugar ideal para simbolizar la unión de nuestros sentimientos —respondí, mientras me bajaba de la moto.

—Te prohibiré que leas de noche —me miró de manera divertida.

Ella sabía que amaba leer cualquier tema antes de ir a dormir, pero esta vez, lo que haría no estaba influenciado por ninguna lectura, sino más bien lo presencié en aquel viaje que hice con mis abuelos para Japón.

—Vamos cariño, hay que aprovechar que el lugar está casi vacío —entrelacé nuestras manos para llevarla a esa estructura que tenía mi inicial.

—¿No me digas que reconsideraste hacer el amor en público? —rodeó mi cintura y depósito un beso en mi cuello.

—Me encantaría, pero sabes que no podemos—dije—Soy muy joven para que me metan a la cárcel por hacer actos indebidos en la calle —expuse.

—Lo sé, pero todavía tengo esa ilusión en mi cabeza —me regaló una sonrisa traviesa.

—¿Has escuchado la leyenda del hilo rojo? —pronuncié.

—¿Te refieres a ese hilo que usan algunos artistas como protección? —manifestó.

—No cariño, pero estuviste cerca —dije, al mismo tiempo que le indique que tomara asiento a mi lado.

Cogí mi mochila para sacar de su interior un estambre de color rojo, con el que iba a realizar la actividad esa tarde. También saque una tijera, un par de sándwich, unos jugos y un savoy, el chocolate favorito de mi chica.

—¿Me vas atar con ese hilo rojo? —frunció el ceño.

—No seas ansiosa —corte un trozo de hilo largo.

—Amo cuando te pones misteriosa —acarició mi mejilla.

—Cuenta una historia oriental que las personas que están destinadas a conocerse, están conectadas por un hilo rojo invisible que viene desde su nacimiento —expresé, a medida que ataba su dedo meñique con el hijo.

—¿Así como nosotras? —inquirió, mientras observaba lo que hacía.

—Sí—le pase el otro estreno del hilo para que repitiera el procedimiento en mi mano izquierda—Ese hilo invisible, puede enredarse, estirarse, pero nunca romperse. Por el contrario, permanece atado a nuestro meñique, a pesar del tiempo y la distancia —le expliqué.

—Eres tan tierna —se acercó para darme un beso.

—Sé que tuve varias parejas, pero justo ahora, quiero que tú seas la única que se quede en vida —pronuncié.

—Tú más que nadie conoces mi vida amorosa, pero coincido en algo. Quiero que tú permanezcas en mi vida por mucho tiempo —mencionó.

—Por eso quise realizar este pequeño ritual contigo, para que nuestro destino permanezca unido —manifesté con una sonrisa.

—¿Puedo conservar este nudo? Tal como si fuese un anillo  —mencionó.

—Claro mi amor —respondí, al mismo tiempo que cortaba el hilo sobrante.

—¡Perfecto! Nuestros primeros anillos—sonrió—Deja y corto el tuyo —repitió el proceso.

Mientras cortaba delicadamente el hilo sobrante, pensé en contarle lo que había conversado con mi madre y lo bien que me sentí al decirle la verdad. Sin duda, había sido una bonita experiencia que recordaré por el resto de mi vida.

—Cariño—llame su atención—Después que tuvimos la reunión en mi casa, hable con mi madre sobre aquella carpeta que encontraste —dije, al coincidir con sus ojos.

—¡¿Qué hiciste qué?! —exclamó molesta.

—Sé que no era el momento adecuado, pero tenía que hacerlo —dije en mi defensa.

—¿Cómo se lo tomo? Supongo que no esperaba esa confesión de tu parte —mencionó.

—La pobre, rompió en llanto—recordé aquel momento—Me sentí muy mal por no hablar con ella antes —confesé.

—Era de esperarse—entrelazó nuestras manos—¿Quemaste esos documentos? —no tardo en preguntarme.

—Sí, ambas nos sentamos en el balcón junto a un balde de metal para quemar papel por papel —respondí.

—¿Buscarás a tu media hermana? —investigó.

—Por supuesto que no, esa mujer le hizo mucho daño a mi madre —expuse con cierta molestia.

—No entiendo, ¿Qué fue lo que hizo exactamente? —frunció su ceño.

Era la primera vez que Sofía me veía irritada por alguien a quien no conocía, pero era una respuesta natural en mí. Escuchar tan siquiera que me hablaran de esa mujer, hacía que mis emociones estallaran en un incontrolable enojo.

—Cariño—sostuvo mi rostro—No quiero que estés así, sabes que la irritabilidad o la ira te pueden causar alteraciones cardiovasculares —manifestó.

Aquellas palabras, produjeron que mi enojo se disipara por completo, no podía creer el efecto que tenía mi novia sobre mí, podía tranquilizarme en par de segundos.

—Esa mujer, fue la novia de mi madre por dos años y cuando se enteró de lo que hizo su padre, simplemente le dio la espalda —expresé.

—Pero—dijo, sin poder comprender—No recuerdo haber leído eso —se quejó.

—Porque no dejé que leyeras toda la carpeta —desvié la mirada.

—Hey—me tomó del mentón—Esa imbécil no tiene por qué perturbar tu bienestar, ni el de tu madre. Es alguien que no vale la pena y no merece ser recordada de ninguna forma —comentó.

—Tienes razón, mi prioridad eres tú y mi madre—acaricié su mejilla—Procuraré no dejarme llevar por ese rencor que tengo en mi corazón —dije.

—Sólo quiero que estés bien cariño —beso mi frente.

—Te amo —expuse.

—Prométeme que nunca me volverás a ocultar nada, por favor —suplicó.

Era consciente que se refería a ese tema que intente ocultarle desde que nos conocimos, y que sin querer, ella misma descubrió la verdad al hurgan entre mis cosas.

—Te lo prometo —acorte la distancia para darle un beso.

Hola mis queridos lectores, quería informarles que próximamente los capítulos que iré publicando, irán enfocados más en las protagonistas y uno que otro, hablara de los otros personajes. Para que lo tengan en cuenta. Un beso, cuídense y hasta la próxima.

PD: Gracias por sus valoraciones, comentarios y por tomarse el tiempo de leer mi historia. Se les aprecia.

Hombre fx: Sabía que también estarías de acuerdo de no incluir a Zoe en ninguno de los capítulos. Me da gusto que la manera en cómo voy integrando a Alondra en la vida de Jane, sea de tu agrado. Hasta la próxima. Cuídate

Mas de Bella15

Mi segundo amor

Mi segundo amor

Mi segundo amor 47

Mi segundo amor 46

Mi segundo amor 45

Mi segundo amor 44

Mi segundo amor 43

Mi segundo amor 42

Mi segundo amor 41

Mi segundo amor 40

Mi segundo amor 39

Mi segundo amor 38

Mi segundo amor 37

Mi segundo amor 36

Mi segundo amor 35

Mi segundo amor 34

Mi segundo amor 33

Mi segundo amor 32

Mi segundo amor 2

Mi segundo amor 31

Mi segundo amor 30

Mi segundo amor 29

Mi segundo amor 27

Mi segundo amor 28

Mi segundo amor 26

Mi segundo amor 25

Mi segundo amor 24

Mi segundo amor 23

Mi segundo amor 22

Mi segundo amor 21

Mi segundo amor 20

Mi segundo amor 19

Mi segundo amor 17

Mi segundo amor 16

Mi segundo amor 15

Mi segundo amor 14

Mi segundo amor 13

Mi segundo amor 12

Mi segundo amor 11

Mi segundo amor 10

Mi segundo amor 9

Mi segundo amor 8

Mi segundo amor 7

Mi segundo amor 6

Mi segundo amor 5

Mi segundo amor 4

Mi segundo amor 3

Mi segundo amor

Mi segundo amor 1

Epílogo—Danielle

Epílogo—Emma

Amor te otoño 29

Amor te otoño 28

Amor te otoño 27

Amor te otoño 26

Amor te otoño 25

Amor te otoño 24

Amor te otoño 23

Amor te otoño 22

Amor te otoño 21

Amor te otoño 20

Amor te otoño 19

Amor te otoño 18

Amor te otoño 17

Amor te otoño 16

Amor te otoño 15

Amor te otoño 14

Amor te otoño 13

Amor te otoño 12

Amor te otoño 11

Amor te otoño 10

Amor te otoño 9

Amor te otoño 8

Amor te otoño 7

Amor te otoño 6

Amor te otoño 5

Amor te otoño 4

Amor te otoño 3

Amor te otoño 2

Amor te otoño 1

Adicta a tus labios 13

Adicta a tus labios 12

Adicta a tus labios 11

Adicta a tus labios 10

Adicta a tus labios 9

Adicta a tus labios 7

Adicta a tus labios 8

Adicta a tus labios 5

Adicta a tus labios 6

Adicta a tus labios 3

Adicta a tus labios 4

Adicta a tus labios 2

Adicta a tus labios

Hechizo de un ángel 4

Hechizo de un ángel 3

Hechizo de un ángel 1

Hechizo de un ángel 5

Hechizo de un ángel 6

Hechizo de un ángel 7

Hechizo de un ángel 8

Hechizo de un ángel 9

Hechizo de un ángel 10

Hechizo de un ángel 11

Hechizo de un ángel 2

Otra Oportunidad de Amar 9

Otra Oportunidad de Amar 10

Besos robados

Jugada del Destino

Otra Oportunidad de Amar 4

Otra Oportunidad de Amar 3

Otra oportunidad de Amar 2

Otra oportunidad de Amar

Eres ese Algo que Buscaba 24

Asi me enamore de ti te amo bebe

Eres ese Algo que Buscaba 3

Eres ese Algo que Buscaba 2

Amor o Estupidez 11

Amor o Estupidez 7

Amor o Estupidez 6

Me enamore de TI sin pensarlo 6

Tienes un E-mail 5

Tienes un E-mail 3

Tu mi complemento perfecto 22

Tu mi complemento perfecto 21

Tu mi complemento perfecto 12

Tu mi complemento perfecto 11

Tu mi complemento perfecto 8 y 9

Tu mi complemento perfecto 6

Tu mi complemento perfecto 4

Tu mi complemento perfecto 2

Una pequeña carta para el amor de mi vida

Un recuerdo ”Tu último deseo”

La Amistad como un tesoro

Nadie como tú

Un hasta pronto por un adiós

Lo mucho que te extraño

Jamás pedí Amarte

Aquel día que te conocí