Hola!!
Disculpen la demora, pero debido a problemas personales (sentimentales) me ausente un ratote de la página, pero seguí entrando para ver como iba mi perfil, no soy un escritor muy popular, pero trato de entretenerlos con historias apegadas a la vida real o a sucesos similares que llegan a suceder y ocurrir en la vida de un gay; esta vez arriesgaré por entrar a la categoria bisexuales, ojala me vaya bien y sino pues hice el intento, como dicen "quien no arriesga no gana", me animé a regresar aquí porque estoy a vísperas de mi cumpleaños, es sábado jeje; bueno pues esta historia no tiene alto contenido sexual, así que si eso buscaban lamento decepciónarlos, les dejo el comienzo de esta historia que me ha costado escribir y cualquier cosa, duda, aclaración, observación, sugerencia o critica, son bien recibidas en mi mail y/o en facebook... Saludos y muchas gracias!!! Y ojala me den una oportunidad...
Capítulo I
¿Felices por siempre?
Estando en el altar, el sacerdote dijo. – Y los declaro marido y mujer, puede besar a la novia.
– Todos los invitados entre familia, amigos, conocidos, socios y ejecutivos del trabajo y alguno que otro colado a la boda, aplaudían de felicidad y de muchísima alegría en la iglesia, mi ahora esposa y yo caminábamos del altar al atrio de la iglesia, estando ahí nos aventaban pétalos de rosas; si así como lo ven, yo un hombre guapo y de mucho poder económico al fin logre sentar cabeza, bueno eso dicen, pero bueno me presento…
- Soy Brandon Petrilli, un joven de treinta y cinco años, que después de llevar una vida tan liberal y de muchos encuentros pasionales casuales y por supuesto sexuales, por fin me he casado, para decepción de mis admiradoras dejo de ser un hombre libre a pasar a ser un hombre “amarrado” a una mujer, pero debo decirles que es la mujer más hermosa que haya visto y conocido, creo que es la primera mujer que me atrapa y me enamora, muy diferente a las otras, pues ella se portó muy dulce conmigo, muy amable, tierna y adorable, utilizo los encantos que una mujer tiene y no me refiero a su belleza física y sino su belleza interior, pero hay algo que me ha inquietado, bueno eso se los cuento después, como pueden ver estoy muy nervioso, estoy en el altar y acabo de decir si acepto, creo que me vi muy precipitado al casarme con ella a tan solo un año de ser novios, por ley masculina nosotros debemos casarnos una vez que hayamos probado de todo, pero yo puedo decir que no he probado de todo, la inquietud me fue sembrada la noche de mi despedida de soltero, pero no sé, creo debió ser porque estaba bastante tomado, si eso debe ser, el haber bebido mucho tequila, vodka y whisky me hizo delirar e imaginarme ese suceso tan loco y tan… Esperen un momento, creo no me entienden, les dejare mejor con el narrador, prefiero que él platique la historia a su estilo mientras yo actuó como se debe.
- Cómo ya saben él es Brandon Petrilli, un hombre de edad medía, no es tan joven como se dijo ser, eso sí, no debo de negar que tiene sus encantos y está es su historia, pues como él dijo todo hombre promedio debe de casarse una vez que haya probado de todo (eso dicen no me consta), pero vamos desde el principio de la boda o mejor dicho un día antes de la boda, que les parece la noche anterior o sea en su despedida de soltero que fue en el salón de eventos sociales de uno de los hoteles Petrilli de la ciudad, Brandon era festejado por sus amigos y algunos parientes su gran y magnifica, claro también considerada milagrosa despedida de soltero, pues después de muchas mujeres que él consideraba “fijas” que en sí resultaban ser de unas horas, días, semanas o de tan solo un acostón, por fin había dado su brazo a torcer, ya que al día siguiente se casaría con una hermosa joven llamada Aranza Bretón, ella es muy talentosa y trabajadora, con su inocencia y su bondad logró frenar y cambiar las ideas de Brandon sobre las mujeres y sobre la frase que dice “A cada hombre le tocan siete mujeres” o que “Él no había nacido para una sola mujer”…
- Así es mi querido narrador, yo siempre he dicho que para que hacer feliz a una sola mujer, si yo puedo hacer felices a muchas, además siempre es un deleite exquisito y muy excitante para nosotros los hombres ver a una mujer desnuda en la cama gimiendo, suspirando y rasguñándonos la espalda de puro placer al momento de hacerle el amor; digo porque conmigo nunca han habido quejas, (hasta ahora), no es por echarme flores yo mismo pero la verdad, la verdad es que ya al momento de tenerlas en la cama y sabiéndolas complacer y sabiendo en que momento acabar, siempre me pedían segunda y tercera, a veces hasta cuarta, y si podía, y aguantaban pues nos tirábamos una quinta vez en la cama, aunque no lo crean yo soy todo un semental, eso sí siempre usando condón, un hijo para mí sería como una maldición, pero bueno volvamos a lo que digo, al estar con una mujer y hacerle el amor, para mí ese acto tan íntimo es como tocar una melodía con la guitarra, digo cualquier hombre la puede tocar, manosear e intentar un acorde, pero ninguno la sabrá tocar con una dulce melodía, ni mucho menos mantener el compás de una partitura de alguna canción en guitarra acústica, para eso hay que saber cómo tocar a una mujer en la cama y como hacerla sentir bien y saberla llevar al cielo al momento de hacerle el amor; claro también hay que admirar la piel ajustada a su cintura, por eso las comparo con una guitarra, pues tienen similitudes en sus hermosas y tan definidas, muy delicadas y deliciosas curvas que vuelven loco a los hombres, doy gracias a dios por tan magnifica creación aunque no sé porque no podemos tener a varias mujeres a nuestro lado, digo por lo menos dos mujeres, por algo tenemos dos brazos o dime, ¿qué piensas tú mi querido narrador?
- Yo no puedo opinar nada Brandon, pero mejor seguiré con lo mío, eso sí, te pido de favor que no intentes callarme o impedir contar todo lo que aconteció en tu luna de miel y por qué estás aquí, ¿Quedo todo entendido?
- Bien, bien, pues adelante, lo dejo a usted seguir y continuar con lo que será mi historia, claro sin exagerar, bueno pues continué, quiero que se enteren más de mí.
- Pues de ser así, en que me quede, cierto, cierto, me quede en la despedida de soltero en el salón de eventos sociales de uno de los hoteles Petrilli, eran aproximadamente las 3:25 de la madrugada, las chicas stripper ya habían terminado su show y curiosamente habían hecho una excelente presentación, dicha presentación les otorgó a las chicas otro trabajo “especial” para los amigos y compañeros de Brandon, siendo él, el único sentado en la mesa viendo como sus amigos eran complacidos por las bellas chicas, sin embargo uno de sus mejores amigos estaba un poco pasado de copas, Orlando Núñez quien caminaba de regreso a la mesa dónde Brandon se encontraba.
Al verlo le dijo. – Amigo, quiero brindar, (hic, hic) por tu boda, porque al fin dejas de ser un mujeriego y pasas a sentar cabeza.
– Brandon muy contento tomó su vaso con whisky en las rocas y dijo. – Muchas gracias, salud amigo.
– Ambos brindando de golpe sorbieron el contenido de sus vasos, entre trago y trago, pasaron los momentos y ratos, sus amigos se habían ido con cada chica a diferentes rumbos, quedando en el salón inmenso él y Orlando.
Estando ahí Brandon de forma amable sugirió. – Amigo, creo que es mejor que te quedes en una de las habitaciones del hotel, ya es tarde y estás bastante ebrio como para que manejes, mejor duerme aquí y ya mañana nos veremos en la boda.
– Orlando bastante borracho dijo. – No, no quiero (hic, hic), prefiero seguir embriagándome para olvidar o para seguir acordándome de esto que siento.
– Brandon que estaba a medio embriagar le dijo. – Amigo, las viejas no hay que entenderlas sino amarlas, son el complemento que puede haber para un hombre, anda vámonos.
– Orlando se tomó otros dos tragos seguidos y dijo sonriendo. – No sé cómo pude contener todo este tiempo lo que siento por el amor prohibido.
– Brandon sonriendo le dijo. - ¡Vamos amigo, salud y a dormir!
– Brandon como buen amigo ayudó a su amigo de la infancia a levantarse de la silla.
A unos pasos de la salida al lobby del hotel, Orlando dijo. – Wey, wey, espera, espera (hic, hic) necesito ir al baño.
– Brandon al ver que se tambaleaba al caminar le dijo. – Aguanta hermano, déjame ayudarte, anda.
– Nuevamente ayudándolo a caminar, lo llevo al baño, dónde estando ahí surgió algo que Brandon no se imaginaba.
- Momento, momento, pará ahí, no cuentes esa parte, puedes omitirla de favor, no quiero quedar en ridículo
– Lamento decirte Brandon que mi deber como narrador es contar los hechos como fueron, o quieres que ellos juzguen tu persona sin saber antes lo que paso esa noche, digo si es así doy por terminado esto y pues lo dejo a tu suerte.
– No, no, no, anda amigo, cuéntales, pero sin detalles, bueno ya, cuenta, pero por favor no piensen mal de mí, si por favor.
- Perfecto, estando en el baño, Orlando estaba en el mingitorio haciendo su necesidad, al igual que Brandon, una vez finalizado él se lavaba sus manos en lo que Orlando se tambaleaba dando pasos lentos hacia los lavamanos.
Una vez ahí él se lavó, se hecho agua en la cara y dijo sin titubeos. – Brandon, desde hace años he estado enamorado de ti.
– Brandon sorprendido al escuchar eso exclamó. - ¡Pero que estupidez dices! ¡No mames, estás ebrio!
– Orlando se le abalanzó acorralándolo y le dijo con voz de sufrimiento. - ¡Aunque no lo creas, estoy completamente y estúpidamente enamorado de ti! ¡Sí, si soy gay!
– Brandon sufriendo uno de sus ataques de homofobia, empujo a su amigo y le dijo. - ¡Largo de aquí maldito engendro homosexual! ¡Lárgate de mí hotel maldito mal parido!
– Orlando cayendo al piso, comenzó a llorar, Brandon sintió un profundo dolor y tristeza al ver a su amigo tirado, pues podían más los buenos recuerdos y momentos entre ellos que todo su odio a los homosexuales, es por eso que respirando y calmando su irá y su repudió le extendió la mano y lo ayudo a levantar.
Fue cuando Orlando le pregunto. - ¿Alguna vez has estado con otro hombre en la cama?
– Brandon conteniendo las ganas de golpearlo dijo. - ¡No, nunca lo haría, soy hombre, un macho, me encantan y me fascinan las viejas, me encanta culearlas! ¡¿Qué te pasa al preguntarme eso?!
– Orlando le sonrió y le dijo. – Supongo que dices eso porque nunca has estado con un hombre en la cama, deberías de probar penetrar a un hombre, hacerlo gritar, someterlo a las bajas pasiones.
– Brandon con mucha fuerza agarro a su amigo lo coloco sobre el lavamanos y abriendo la llave le hecho agua en la cara mientras le decía. – ¡No seas bruto, no sabes lo que dices! ¡No te me insinúes que conmigo no se puede!
– Orlando furioso, contra puso la fuerza de él y volteándose le dijo. - ¡El bruto eres tú!
– Orlando y Brandon sosteniendo una mirada en tonos de amor y dulzura contra una mirada de odio y temor; fue ahí que en un momento rápido y muy ágil, Orlando agarro la cabeza de Brandon y le dio un beso forzado; que al principio se vio muy a la fuerza, pero después se vio ligero, suave y tierno.
Orlando separándose de los labios de él le dijo susurrando. – Piénsalo, por qué el beso que te acabo de dar no lo denegaste, me doy cuenta que te gusto.
– Orlando se dio media vuelta y de forma rápida salió de los baños, para así dirigirse al lobby del hotel y solicitar una habitación para que pudiera dormir un poco, pues ya estaba por amanecer; Brandon atónito y sorprendido por ese beso robado, se había dado cuenta que tuvo una ligera y leve erección, la cual lo hizo abrumarse y ponerse un poco nervioso y tenso ante lo sucedido.
Al día siguiente durante la boda, Brandon se notaba cansado e impaciente, pues no había podido dormir, Orlando estaba apenado, pues a pesar de estar ebrio recordaba con claridad el beso robado a su mejor amigo, él trataba de hablar con él, pero este se negaba a dirigirle la palabra e incluso lo ignoraba en ciertas conversaciones entre amigos, en lo que la hermosa novia llegaba.
Después de un rato iba llegando en una lujosa carrosa jalada por 6 caballos percherones Aranza Bretón, quién bajaba con un elegante y muy caro vestido de novia que su suegra le había comprado en una boutique muy lujosa de Francia, ese vestido hacia resaltar la belleza, la frescura y la dulzura de mujer que Aranza encarnaba, entrando a la iglesia caminaba acompañada por su padre en brazo y con la marcha nupcial de fondo, arreglos de alcatraces, rosas blancas y violetas decoraban toda la iglesia, estando ahí comenzó la ceremonia.
Brandon se notaba nervioso y preocupado a la vez, pues en su mente no dejaba de reproducirse la imagen de ese beso y en su ser la sensación de haber sido besado por vez primera por un hombre, fue ahí cuando el sacerdote hizo la pregunta de que si ambos estaban por decisión propia ante dios y ante él para casarse, ambos respondieron que sí.
Estando ahí comenzó el ritual eclesiástico para consagrar la boda, Orlando un poco triste los miraba mientras lentamente entregaba las arras, tomando su lugar nuevamente, él solo miraba a Brandon mirar y sonreír a quien será su esposa.
Ella le sonreía alegremente y estando en el altar, el sacerdote dijo. – Y los declaro marido y mujer, puede besar a la novia.
– Ambos se besaron y fueron ovacionados por todos los presentes invitados a la ceremonia religiosa, caminando al atrio eran seguidos tras de ellos los amigos, familiares y padrinos, quedándose atrás Orlando, quién muy triste y deprimido escribió un mensaje de texto a Brandon diciéndole.
– Lamento lo sucedido anoche, discúlpame y que seas feliz, en verdad de todo corazón sean felices y disfruten su luna de miel, discúlpame con tu esposa, pero prefiero no ir a su fiesta e irme a empacar mis cosas, necesito alejarme de todo y encontrarme con mi mismo, perdón y adiós.
– Brandon al leer el mensaje solo movió la cabeza y Aranza al verlo serio le pregunto. - ¿Sucede algo amor?
– Brandon la beso y le sonrió diciendo. – No amor, nada sucede, anda vamos a nuestra fiesta, celebremos que estamos casados y muy felices.
– Ambos montados sobre el carruaje se fueron a su fiesta en un lujoso salón llamado “jardín imperial”, dónde estuvieron conviviendo y festejando con sus seres queridos y seres más allegados ese momento crucial.
Orlando esa misma noche abordaba un avión con destino desconocido para olvidarse de lo sucedido, mientras que los ahora esposos tomaban un avión con destino a lo que será su Luna de miel.
- Pero esto no termina aquí, pues esto apenas comienza, ya que mí ahora esposa y yo viviremos una intensa y muy buena…
Luna de Miel.