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En los ojos del amor Capítulo 18

en Gays

Capítulo Dieciocho.

Confesiones bajo la tormenta.

Erick llegaba preocupado a la casa de Ángela, rápidamente él bajo de su carro y tocando el timbre, ella le abrió, preocupada lo hizo pasar diciéndole.

- ¡Qué bueno que llegaste!

– Erick preocupado pregunto. - ¿Qué paso? ¿Dónde está Gabriel?

– Ángela le dijo angustiada. – Mi hermano se fue desde en la mañana y son horas que no regresa.

– Erick preocupado pregunto. - ¿Pero por qué? ¿Qué sucedió?

– Ángela le dijo a Erick. – Siéntate, te platicare lo que sucedió.

– Erick se sentó y Ángela le empezó a platicar todo lo que había pasado con Luz; al enterarse de lo sucedido, asustado se levantó y le dijo. - ¡Iré a buscarlo! ¡Trata de localizar a mi hermano y dile lo sucedido!

– Ángela empezó a localizar a su novio, pero sin éxito alguno la llamada no entraba.

Mientras Erick muy angustiado buscaba entre las calles a Gabriel, muy preocupado preguntaba entre la gente que se encontraba si habían visto a muchacho invidente con un perro, con respuestas negativas se sentía muy mal y triste, cuando su celular sonó contesto.

Era Ángela la cual le decía. – Erick, Pablo ya viene en camino, iremos a buscarlo por calles vecinas.

– Erick muy nervioso y preocupado dijo. – Bien, solo quiero saber, ¿Cómo esta vestido Gabriel?

– Ella tratando de recordar, se agarraba la cabeza y después de una pausa momentánea le contestó. – Gabriel tenía una playera gris y un pans deportivo negro y tenis.

– Erick suspirando le dijo. – Bien, pues empezare a buscarlo, ya quiere llover y me da miedo que se vaya a mojar.

– Ángela cortó la llamada y espero en su casa a que llegara Pablo, continuando Erick con la búsqueda, camino y camino preocupado, el cielo se obscurecía, las nubes empezaban a ocultar la luna y las estrellas, unas gotas de agua empezaban a caer, Erick camino lo más rápido para tratar de ocultarse de la ligera lluvia que estaba impidiendo la búsqueda de Gabriel, Erick se sentó en un quicio de escalón de una casa, empezó a pensar sobre algún lugar cercano, en eso saco su celular y en su GPS del celular localizo el parque más cercano, el cual estaba a unas calles de dónde estaba, corriendo bajo la lluvia que ya se había hecho presente, corrió y corrió, los truenos y relámpagos se hicieron presentes, entrando al parque sin importarle la lluvia.

Gritaba. - ¡Gabriel! ¡Gabriel! ¡¿Dónde estás?!

– Unos ladridos se hacían apreciables a lo lejos, Erick volteando y buscando, entre la lluvia un perro se le acercaba, con la correa arrastras, Erick al percatarse del perro se agacho y le dijo. - ¡Sambo! ¡¿Dónde está Gabriel?!

– Sambo mojado, hacia movimientos de que lo siguiera, a lo que Erick sujeto la correa y él lo llevo hasta donde estaba él, debajo de un gran árbol, al verlo agachado y mojado un poco cabizbajo le dijo. - ¡Gabriel!

– Él sorprendido dijo. - ¡¿Quién es?! ¡¿Sambo?!

– Erick se puso encuclillas y con su mano levanto la cara de él y le dijo. – Gabriel, soy yo, Erick, ¿Qué te paso? ¿Por qué no has regresado a la casa?

– Gabriel le contesto muy triste y preocupado. – Salí de la casa sin avisar con Sambo, caminamos y caminamos hasta que sentí y percibí que estábamos en un parque, me dio temor regresar, trate de caminar, pero me di cuenta que estábamos dando vueltas, pregunte a las personas de como regresar, pero no supieron decirme, ni mucho menos quisieron ayudarme, me desespere me senté en una banca cercana a la fuente, la lluvia empezó y trate de protegerme aquí debajo del árbol, fue cuando Sambo se me zafó, creí que se me había perdido, gracias al cielo que estabas aquí, ¿Pero cómo es que supiste que estaba aquí?

– Erick al saber que estaba bien Gabriel lo abrazó muy contento, haciendo que ambos cayeran al pasto mojado.

Un poco más calmado le contesto. – Fue una intuición, Ángela me habló diciendo que no regresabas, me platico lo sucedido, Gabriel que bueno el haberte encontrado, me preocupe mucho por ti, no se me había ocurrido antes que pudieran venir a este parque, digo usualmente Sambo y tú desde que lo adoptaste caminan solo en las calles vecinas, pero en verdad que gusto de que estés bien, me preocupaste muchísimo.

– Gabriel abrazo a Erick, suspirando le dijo. – Erick, ¿En verdad te preocupaste por mí?

– Erick estando sobre Gabriel, incorporó su cabeza buscando sus hermosos ojos azules y le dijo. – Si, si me preocupe por ti, demasiado, no debo negar lo que siento, Gabriel me preocupaste mucho, solo saber que estabas perdido me hizo pensar lo peor, gracias a dios que estas bien.

– La lluvia se hizo más fuerte, convirtiéndose en una tempestad, con relámpagos, truenos y rayos hacían presentes en el cielo acompañados de viento, Gabriel y Erick durante unos minutos permanecieron en el pasto, bajo ese gran árbol, estaban empapados, al igual que Sambo.

Gabriel al escuchar esas palabras de Erick, le toco la cara y le dijo tiernamente. – Eres un niño muy tierno, puedo sentirlo en tu latir, en tu forma de ser, en tu habla, en verdad mereces que alguien te amé.

– Erick suspirando y dejándose tocar la cara por él le dijo. – Merezco quién me amé, pero sin embargo por estas marcas horribles en la mejilla, barbilla y cuello, nadie me haría caso, y la persona que creí que me amaría se ha portado de muy mala forma conmigo.

– Gabriel sonriéndole le dijo. – Ayúdame a levantarme.

– Erick se quitó de encima y ayudo a Gabriel a levantarse, ambos de pie, Gabriel tomándole las manos a Erick, las acerco a él besándolas le dijo. – Eres un chico muy joven, apenas empiezas a vivir, yo ya estoy mayor para ti, además soy ciego, eres un chico genial, desde que tropezamos esa vez en el hospital sentí que eras un chico muy diferente.

– Erick temblando, apretó sus manos a las de él y le dijo. – No eres mayor, aun eres joven, tener treinta años no te hace viejo, recuerda esa frase que dice “viejos los cerros y aun reverdecen”, tú debes de darte una oportunidad para amar, si no es conmigo, con otra persona, pero déjate amar.

– Gabriel abrazo fuertemente a Erick, dándole un beso en la frente le dijo. – Eres muy especial, muy especial enserio, vale la pena tener un chico como tú de pareja.

– Gabriel y Erick rodeados por la intensa lluvia, muy empapados quedaron pensativos, uno a otro tenían las inmensas ganas de besarse, Sambo que estaba ahí a su costado, los observaba empapado, les ladro varias veces, como si quisiera decirles. - “Vamos que esperan para besarse”.

– Gabriel apretó sus labios, Erick observando muy atento a sus ojos y gestos, se le fue acercando lentamente, parándose de puntitas rodeo con sus manos su cuello, poco a poco acerco sus labios.

Gabriel percibiendo le dijo titubeando. – No, no lo hagas, no hagas eso.

– Erick sonriéndole le dijo. – Vamos, déjate llevar, además Sambo nos ladra, quiere que nos besemos, ¿Acaso no quieres?

– Gabriel sintiendo su corazón latir rápidamente, temblando y sintiendo mariposas en el estómago, rodeo con sus grandes manos la cintura de Erick, lo acerco más a él y se dejó llevar por lo que sentía, por sus sentimientos, bajo ese gran árbol, Erick y Gabriel se daban su primer y largo beso, ambos se besaban dulce, tierna y suavemente, se abrazaban y se dejaban llevar por su sentimiento, Sambo dejo de ladrar y moviendo la cola hacia indicación de que le agradaba lo que estaba viendo, muy contento el perro se les acerco y moviendo su cola rápido como si dijera. – “Vaya, ya era hora de que se dejaran querer”.

– Gabriel y Erick después de ese largo beso ambos se sonrieron y él le dijo. – Erick, ese beso fue muy dulce, me transmitiste tu sensibilidad, tu atracción hacia mí, en verdad me gustas, pero no debo hacerte ilusiones, no debes clavarte conmigo.

– Erick derramo unas lágrimas y le dijo con quebrantada voz. – Gabriel si tu sientes lo que yo y yo lo que tú, ¿Por qué no dejas que intentemos esto? ¿Por qué?

– Gabriel lo volvió a abrazar y sintiendo su cuerpo temblar le dijo. – No quiero lastimarte, no quiero que te hagas ilusiones, solo quiero que seas feliz.

– Erick abrazado de él, lo apretó con todas sus fuerzas y soltándose a llorar le dijo. – Mi felicidad eres tú.

– La lluvia empezó a disminuir, el aire dejo de soplar, Gabriel al escuchar eso se le llenaron los ojos de lágrimas y recordó a Esteban que alguna vez le dijo “Mi felicidad eres tú”, sonriendo por esas palabras.

Alzo la mirada de Erick inundada por las lágrimas y le dijo.– No llores, por favor no lo hagas.

– Nuevamente Gabriel de una forma tierna beso a Erick, el cual respondió a ese beso de forma cálida y tierna, haciendo que Gabriel se dejara de ideas negativas, por un momento las cosas se calmaron, Sambo empezó a ladrar nuevamente y se sacudió.

Erick al notar que la lluvia había calmado un poco le dijo. – Gabriel, vamos a la casa, estamos muy mojados y nos vayamos a enfermar.

– Gabriel sonriéndole dijo. – Si nos enfermamos es lo de menos, pero este bello momento que he pasado contigo jamás se me olvidara.

– Erick le tomo la mano y con la otra sujetando la correa de Sambo, caminaron con rumbo a la casa.

Al llegar a la casa, Gabriel le dio las llaves a Erick, abriendo la puerta se dio cuenta que Ángela no estaba, dándose un ligero golpe en la cabeza se dijo exclamando. - ¡Que bruto soy!

– Gabriel asustado pregunto. - ¿Qué paso?

– Erick le contesto temblando de frío. – Se me olvido avisarle a Ángela que ya te había encontrado, le voy a marcar.

– Al pasar, Sambo se metió y se sacudió, Erick marcándole a Ángela y ella contestando le dijo. – Ángela, ya estoy en tu casa, Gabriel está bien, mojado, pero bien, descuida.

– Ángela agarro la mano de Pablo y de alegría dijo. - ¡Qué bien que ya lo encontraste! ¡Les daremos tiempo!

– Pablo se sorprendió y le pregunto en voz baja. - ¿Qué paso? ¿Tiempo de qué?

– Erick sonriéndole al teléfono dijo. – Si, descuida, está bien, ahorita se cambia, nos vemos.

– Erick colgó la llamada, un poco sorprendido por “el tiempo” que Ángela les daría.

Erick al voltear, vio a Gabriel sin playera y le dijo. – Gabriel, te vas a enfermar.

– Gabriel le sonrió y le dijo. – Vamos a mi recamara, sino te quitas la ropa mojada también tú te enfermarás.

– Gabriel y Erick subieron a la recamara y Sambo tras de ellos, tomando una toalla, Erick empezó a secar a Sambo.

Gabriel le dijo. – Erick, utiliza la secadora que está en uno de los cajones del mueble viejo que está junto de mi escritorio, él acatando las ordenes, saco la secadora y conectándola, seco al hermoso perro, cepillándolo con su carda y talqueándolo, Sambo quedo como si lo hubieran bañado.

Gabriel únicamente en bóxer, estaba esperando a que Erick dijera algo, pero él solo estornudo y Gabriel le dijo. – Salud Erick, quítate la ropa mojada, busca entre mis cosas ropa, no importa que no te quede, pero no quiero que te enfermes, por favor.

– Erick apenado quitándose la ropa le dijo. – Está bien, solo porque debo cuidarme de no enfermarme.

– Erick y Gabriel ambos en bóxer, se quedaron en un silencio mutuo, nuevamente la lluvia se hizo presente, más fuerte de lo que ya, con más truenos la tormenta se arreció, haciendo que se fuera la luz en casi toda la ciudad.

Erick asustado exclamo. – ¡Se fue la luz!

– Gabriel se empezó a reír y le dijo bromeando. - ¡Rayos! ¡No podre de terminar de leer y no veré mi novela!

– Erick al escuchar eso también se empezó a reír, se le acerco a Gabriel y le dijo. – Además de guapo, eres chistoso.

– Gabriel se sonrojo y le dijo. – Gracias, bueno, ahora que no hay luz, sentirás lo que yo al vivir entre las sombras.

– Erick le dijo. – Si, me guiare por los sonidos, sabré lo que es vivir entre las sombras.

– Gabriel le tomo la mano y lo guió diciéndole. – Ven, vamos a mi cama, esperemos la llegada de la luz.

– Erick un tanto apenado, camino unos pasos hasta que se sentaron ambos en la cama.

Gabriel le dijo. – Me recostare un rato, me duele un poco la espalda de estar tanto tiempo ahí en el parque.

– Erick le pregunto preocupado. - ¿Te duele mucho? ¿Quieres que te haga un masaje?

– Gabriel suspirando, le dijo. – No tanto, gracias, mejor en vez de hacerme el masaje recuéstate conmigo, mi cama es matrimonial.

– Erick muy apenado y pensando que lo que sucedía era un sueño, le hizo caso a la petición de Gabriel, recostándose a un lado de él, Gabriel le tomo la mano y la agarro, como si no le gustará que se soltaran, cosa que a Erick le gustaba y lo hacía sentir bien, tan bien que acorruco su cabeza en el pecho de Gabriel, escuchando su respiración y su corazón latir, Gabriel coloco su otra mano sobre la cabeza de Erick y lo acaricio de tal forma que estaba quedándose dormido. 

Debido a la intensa tormenta, en la casa de las hermanas Arroniz la luz estaba ausente, al igual que en casa de Gabriel, sin embargo, Aura e Irene buscaban las linternas, Aura que estaba escribiendo en su diario dejo a medias las cosas, bajando las escaleras como pudo, dijo. – Irene, ¿Estás aquí abajo?

– Aura al no recibir respuesta, se dirigió a la cocina para prender una vela y prepararse algo de comer, pues tenía hambre.

Irene que estaba arriba, con linterna en mano dijo. – Aura, ¿Me hablaste?

– Entrando a la habitación de ella, alumbro el escritorio de su hermana, donde estaba escribiendo cosas en su diario, al ser invadida por la curiosidad se acercó y empezó a buscar entre los cajones algunos pagares y papeles que demostraran que Aura hizo malos manejos con el dinero del restaurante, tenía la intensión de decirle a Gabriel lo sucedido, pero para eso, tenía que tener pruebas en concreto, para así Aura pagara lo indebido, pero sorpresa que se llevó, pues en un cajón debajo de unos papeles encontró una caja vieja, que la sacó y abriéndola se dio cuenta de unas fotos que guardaba, esas fotos eran de Gabriel y Esteban, juntos, sólo que Esteban tenia rayado la imagen y la de Gabriel permanecía intacta, Irene con mucha curiosidad, miraba la variedad de fotos que tenía de ellos, todas iguales, con la imagen de Esteban rayada y la de Gabriel intacta, se encontró de un sobre, con una carta que decía de remitente, “Para mi amado Gabriel”, pensando que era una carta de Esteban, la abrió, y empezó a leer, vaya sorpresa que se llevó, mientras la tempestad se hacía más fuerte, la luz no llegaba, alumbrándose por la linterna leyó la carta que decía.

Hola Gabriel:

Sé muy bien que está mal lo que te voy a escribir, pero es inevitable sentir esto por ti, desde hace tiempo me he sentido atraída por ti y esos hermosos ojos azules cubiertos por esas pestañas largas y chinas que tienes, tu mirada es tan penetrante que es inevitable caer enamorada a tus pies, si como lo lees, estoy enamorada de ti, se bien que eres gay, pero me encantaría que probaras a una mujer como yo, solo te pido eso, un encuentro intimo entre tú y yo, sin que mi hermano Esteban se entere, aprovechemos que él estará ausente para que nos veamos, quiero sentirme amada entre esos brazos ejercitados, estar protegida por ti, sentir el calor de tu cuerpo y tu sudor emanar de ti, te aseguro que no te arrepentirás, te amo mucho Gabriel, no me importa traicionar a mi hermano, pero es que te amo, sueño contigo y añoro estar contigo, solo te pido que pienses que quiero estar contigo, cumplir aunque sea esta fantasía, prometo que será discreto y que nadie se enterará de esto, nadie, pero por favor Gabriel, hazme tuya, solo eso pido.

Me tomaras a mal lo que he dicho, sobre que no me importa traicionar a mi hermano, pero en el amor no se manda, la atracción es inminente, quiero y deseo estar contigo, amarte y darte lo que mi hermano no puede, solo eso quiero, que me tomes en cuenta y me hagas sentir lo que soy, una mujer.

Por favor piénsalo, espero tu respuesta…

 

Atentamente: Aura Arroniz.

 

Irene muy sorprendida por lo que había leído, se dijo. – Ahora entiendo tu actitud con Esteban y la actitud despreciativa con Gabriel.

– Pero ahí no quedaba la situación, ya que dentro del sobre estaba un sobre mediano, con la respuesta de Gabriel, ella sin dudarlo, abrió el sobre y leyó.

Hola Aura:

Antes que nada, espero todo marche bien en tu vida, lamento decirte que no puedo corresponder a lo que tu sientes por mí y deseas por mí, soy gay, se lo que quiero y a quién quiero, Esteban es un chavo muy dulce y tierno, lo amo demasiado que jamás le sería infiel, jamás, eres muy hermosa y bella, guapa y joven, pronto encontraras a alguien que te haga sentir como quieres sentirte, pero yo no, no eres la única que se ha sentido atraída por mí, pero entiende soy gay, no me late estar con una mujer ni por curiosidad, espero quede en claro, y creo que para no complicar las cosas, aceptare el trabajo que me ofrecen en Guadalajara e irme junto con Esteban y ser felices allá, estando cerca se complicarían las cosas y más sabiendo que mi cuñada (o sea tú), se encuentra enamorada del novio de su hermano, prometo hacer feliz a Esteban siempre y cuidarlo siempre, espero entiendas que mi amor puede más que cualquier insinuación indecorosa como la que me propusiste.

Te devuelvo la carta que me mandaste, pues no quiero recordar lo que me escribiste y mucho menos que Esteban la lea, quédatela, rómpela o haz lo que creas conveniente, pero no vuelvas a insinuarte conmigo, por favor, amo a Esteban y en un futuro si se legaliza en México, me casare con él y adoptaremos hijos, pero solo con Esteban seré feliz, con él y nadie más, porque es todo para mí.

Saludos y discúlpame.

Atentamente: Gabriel Cantú.

Irene se le llenó los ojos de lágrimas y tomo el diario de Aura, empezó a hojearlo y leyó unos cuantos párrafos dónde decía.

Querido Diario:

Nuevamente he soñado con Gabriel, me excita pensar en él y su cuerpo varonil y ejercitado sobre de mí haciéndome el amor…

Querido Diario:

Lo amo, lo amo tanto, Gabriel es el único que me puede hacer disfrutar, hoy me abrazo y sentí que me derretía, lo amor, hare lo imposible por que se fije en mí y no en mi hermano…

Querido Diario:

Descubrí que Gabriel es el novio de mi hermano y me ha destrozado, es mi hermano lo quiero mucho, pero no permitiré que me quite el hombre de mi vida…

Querido Diario:

Me entere tristemente de la enfermedad que mi hermano se le fue contagiada, por un lado me alegra pues morirá y me dejará el camino libre con Gabriel, pero por el otro me hace sentir mal ya que es mi hermano…

Querido Diario:

Me he enterado de la trágica muerte de mi hermano, venía con Gabriel para la ciudad, mi hermano murió y me siento culpable, alguna vez deseé su muerte, me arrepiento tanto, sin embargo ahora podrá consolar a Gabriel, aunque no sabemos aún en que hospital está el cuerpo de mi hermano y Gabriel…

Irene llorando cerro el diario y agarrándose la cara dijo. - ¡No puede ser que mi hermana haya estado enamorada de Gabriel y le haya propuesto eso! ¡Qué indignante!

– La luz regreso a la casa y a toda la ciudad, la tormenta aún continuaba, ella muy enojada, bajo gritando. - ¡Aura! ¡Aura! ¡¿Dónde estás?!

– Aura apagando la vela al escuchar los gritos de su hermana le dijo. – Aquí, aquí estoy, en la cocina.

– Irene muy enojada camino y al verla que estaba cerrando el refrigerador dándole una cachetada le dijo. - ¡Eres una perra maldita!

– Aura agarrándose la mejilla asustada exclamo. - ¡¿Pero qué te pasa?! ¡Idiota!

– Irene le dio otra bofetada y le dijo. - ¡Por maldita zorra, perra y desgraciada!

– Aura enojada le agarro las manos y le dijo. - ¡Estás loca! –

Irene enojada le dijo. – La loca eres tú, por desearle la muerte a mi hermano, nuestro hermano Esteban y por estar enamorada de Gabriel, eres una ramera, promiscua.

– Zafando sus manos le dio otra cachetada que la hizo caer al piso y ella llorando le dijo. – No sabes cómo fueron las cosas.

– Irene mirándola con odio le dijo. – Si, si sé cómo fueron las cosas, lo leí en tu diario y en la carta que le mandaste a Gabriel hace años.

– Aura se levantó y con lágrimas en los ojos le reclamo. – ¡Con qué derecho tienes de esculcar mis cosas desgraciada!

– Irene respirando rápidamente le dijo. – Desde que descubrí tus sucios tramites y desviaciones bancarias, me he dado a la tarea de esculcar tus cosas a fin de conseguir pruebas que demuestren tus sucios manejos, pero buscando una cosa me encontré con otra y eso que acabo de leer es el colmo, tu propio hermano, queriéndole quitar el novio, ¿Qué pensabas?, solo en ti y tus ganas de satisfacer tu lujuria, me das tanta pena Aura, tanta pena.

– Aura enojada le dijo. - ¡Cállate que no sabes nada! ¡Yo lo amo y lo sigo amando! ¡Y no dejare de amarlo hasta que satisfaga mis deseos, ahora que Esteban no está no hay nada que impida que yo enamore a Gabriel! ¡Nada, no hay, no existe!

– Irene furiosa le lanzo doble cachetada en cada mejilla y le dijo. - ¡Tu propio hermano! ¡Qué enferma estas Aura! ¡Realmente que enferma estas! ¡Ojala tu nunca encuentres la felicidad en un hombre! ¡Que ese sea tu castigo por desear al hombre ajeno!

– Irene dejando a Aura en la cocina, se subió a su habitación encerrándose para no salir hasta el día siguiente.

Aura en la cocina lloraba por lo sucedido y decía. – Esteban, por favor, perdóname, perdóname por favor, pero me enamore de él, perdóname por favor.

– Aura camino a la sala, donde se recostó en el sofá, dónde ahí derramo más lágrimas.

La luz había llegado desde hace unos minutos, Gabriel y Erick se habían quedado dormidos, de una forma muy bonita, ya que Erick se había puesto en posición fetal y Gabriel lo abrazaba con sus piernas y brazos para que no le diera frío, él se despertó al escuchar ruido en las escaleras, con cuidado se asomaron Pablo y Ángela, que al verlos así sonrieron.

Y Gabriel en voz baja pregunto. - ¿Eres tú Ángela?

– Ella le contesto de igual forma. – Sí, soy yo.

– Pablo y Ángela se acercaron a la cama con cuidado, a lo que Gabriel dijo. – Ángela, avísale al hermano de Erick que se quedará en la casa, está profundamente dormido, no quiero despertarlo.

– Pablo le dijo sonriendo. – Descuida Gabriel, mi hermano se queda aquí, mañana temprano traeré ropa limpia, que siga durmiendo.

– Gabriel se sonrojo y dijo quedito. – No pienses mal, nos mojamos muy feo, pero aquí lo cuidare.

– Pablo le dio una palmada en la espalda a Gabriel en muestra de que no se preocupara.

Ángela, colocándoles unas sábanas a los dos le dijo a su hermano. – Acompañare a Pablo a la puerta y de ahí subiré a dormir, buenas noches hermano, descansa.

– Gabriel sonriendo hizo una seña con su pulgar de la mano izquierda y dijo. – Bien, buenas noches, gracias.

– Erick empezó a moverse y Gabriel lo volvió abrazar para que siguiera durmiendo, y en su mente dijo. – Buenas noches mi niño hermoso, sueña con los angelitos que yo aquí te estaré cuidando.

– Erick se acorruco más en el regazo de Gabriel y nuevamente se quedaron dormidos, la lluvia era ligera, ya no era tan fuerte, esa lluvia los adormecía a los dos, haciendo que se quedaran profundamente dormidos hasta la mañana siguiente.

¿Qué sucesos están por venir? Descúbrelo en el siguiente capítulo...

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