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Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 12

en Bisexuales

Capítulo Doce.

“La Boda”.

 

 

Ha llegado el gran día, Bradley y Aurora unirán sus vidas para siempre, pero antes un breve resumen de lo que ha pasado en estos días: Aurora a pesar de que ya sabe partes de sus mentiras con respecto a Fernando; ella se ha empeñado en llevar las riendas de la relación y por lógica a Bradley al altar a como dé lugar; a esto podemos agregarle que Pietro ayuda a su  futura nuera e insiste con que la boda sea inolvidable ante los miles de invitados que estarán presentes en la ceremonia y motivando a Brad de que desposé a Aurora haciéndola feliz con la próxima llegada de su primer bebé.

Pía y Luciana con ansias se han probado sus vestidos de dama y Aurora ha pedido ciertos ajustes a su vestido; pues no lo quiere tener tan entallado, ya que no desea que su embarazo se sepa aún; Bradley desde ese día no ha tenido contacto con Fernando; quién en casa de su tía se la ha pasado en una profunda depresión al saber de qué Brad prefiere estar con Aurora; sin si quiera imaginar que él está amenazado por ella en revelarle su aventura sexual ante su padre.

Lázaro ha intentado animar a Fer sin éxito alguno; el sentimiento que está naciendo en Láza lo ha tratado de ocultar, pero ha sido evidente ante los ojos de los tíos y las pequeñas niñas; mismos que desean que Fernando le brinde una oportunidad a Lázaro y puedan ser felices; aunque para serles sinceros, Nando esta confuso, pues se deja abrazar por Lázaro, han dormido así e incluso ha habido pequeños besos entre ellos, no obstante él también extraña a Bradley y se ha dado cuenta que aún le quiere; es por eso que no prefiere ilusionar a Lázaro pues sería tomado como segunda opción y para el gran corazón que tiene Láza, no sería justo.

La noche de la despedida de soltera de Aurora, su madre se percataba que Fernando no había asistido, así que invadida por la curiosidad, ella cuestionaba a su hija del porqué no fue, a lo que Aurora seria respondía que su amistad tuvo una fractura de la cual era imposible remediar; su madre no conforme con eso y en desacuerdo por el distanciamiento le decía que una amistad de años no debería terminar así, que todo tenía remedio; Aurora molesta le decía que en este caso no, que jamás habría reconciliación; así pues, la señora al día siguiente entre las invitaciones por repartir descubría que la invitación rotulada para Fernando estaba de último, entonces ella discretamente la tomaba y salía con rumbo a la cafetería; estando ahí se encontraba con Fernando, mismo que al verla, le sonreía y abrazaba con mucho afecto; ella con cierta prisa y nerviosismo, le entrega la invitación alegando que Aurora deseaba que estuviera allí; sin embargo Fernando en su mente, sabía que eso no era verdad; la madre de Aurora se despedía de Fer con mucho cariño y casi le rogaba en asistir a la boda de su hija y casi hermana de él.

Lázaro simplemente veía y con intriga le preguntaba; Fer le explicaba y guardaba la invitación en su morral, diciendo que tal vez asistiría a la boda; para Lázaro ese “tal vez” era un “sí iré”, así que él alertaba a los tíos para que hablaran con él y convencerlo de que no debería de presentarse; Fernando molesto con Lázaro le repetía de nuevo que no debía entrometerse en donde no le llaman y que dejará de preocuparse por él, así como también le decía a sus tíos que dejaran de cuidarlo como niño, que ya era un adulto y que tendría que afrontar las consecuencias y resultados de sus actos; esa noche no se dijo más y dejaban que Fernando enfrentara las cosas; aunque eso no les dejaba de preocuparse por él.

Ahora sí, el día de la boda; todos nerviosos, bastante alterados, con prisas y con ciertos temores a que la ceremonia y recepción no saliera a como la planearon; Bradley en su recamara aún no se vestía, permanecía acostado en su cama en bóxer blanco de licra, meditando su situación y tratando de inclinarse por alguien; casándose con Aurora o buscar a Fernando y huir con él.

Brad estaba tenso, molesto y estresado; en ese instante su celular sonaba; el I.D mostraba que era Fernando; con una ligera sonrisa él atendía diciendo. – Hola.

– Fer nervioso vigilando que nadie le escuchará respondía. – Hola.

– Brad se sentaba en la cama y le decía titubeante. – Desde hace días no he sabido nada de ti, ¿cómo estás?

– Fer suspiraba nervioso diciendo. – Es por qué no había nada que saber o decir; yo he estado bien, pero ¿y tú?

– Brad enmudecía y serio mirando fijamente al piso, hablaba. – Yo, yo he estado pensando en ti desde aquel día, aunque no lo creas.

– Fernando muy serio decía. – No te creo nada, si fuera así ya hubieras buscado la forma en venir a verme.

– Bradley le dijo serio. – De verdad, créeme, he pensado mucho en ti y más ahorita.

– Ambos enmudecían por la tensión, dejando escuchar únicamente su respiración.

Ese lapso era interrumpido por Luciana quién tocaba y le gritaba. – ¡Bradley apresúrate, la limusina espera!

– Él gritaba molesto. – ¡Ya voy! – Para así retomar la llamada y decirle nervioso. – Fer pienso en ti, de verdad, yo…

– A lo que interrumpiendo Fernando decía con ganas de llorar. – No digas más, anda, termina de arreglarte, hoy es tu boda, que seas muy feliz Bradley, de verdad.

– Fernando finalizaba la llamada y apaga el teléfono para así evitar llamadas de Brad.

Él en su recamara se golpeaba la cabeza y desesperado decía. – ¡Maldición, maldición!, ¡a los dos los amo, los quiero y deseo, me gustan por igual que me impide decidir por uno!, ¡¿qué debo hacer?!

– Nuevamente la puerta era golpeada; esta vez era Pietro, que con mucha seriedad al escuchar a su hijo hablar así, abría la puerta y entraba diciéndole con cierta molestia. – No hay nada que decidir hijo mío, es evidente que tú te casaras con Aurora, no por amor, sino por ese hijo que está esperando y que será la continuación de este gran legado Landucci; si su matrimonio es un fracaso no me importa, lo que sí me importa es que digan y murmuren cosas de ti y tu confusión sexual; pues bien sabes de que hablo aunque pongas esa cara de perplejidad; así que hijo mío, vístete, péinate, perfúmate que yo en la limusina estaré esperándote para asegurarme de que te cases con Aurora.

– Pietro daba media vuelta y por salir de la recamara hablaba serio. – No permitiré que el apellido Landucci sea el hazme reír de la sociedad, motivos de burla y criticas al saberse que tú eres un desorientado sexual; me debes ese favor, como yo te ayude hace tiempo con la directora de la universidad de Barcelona; alístate pronto hijo.

– Sin más que decir, Pietro con su imponencia y carácter salía de la recamara dejando a Bradley intrigado en como su padre sabía de su relación homosexual y en la no tan forzada decisión de casarse.

Minutos después, él ya preparado y con una invasión de nervios, salía de su recamara, bajaba las escaleras e ingresaba en la limusina donde su padre le miraba con mucha seriedad; el chofer avanzaba y tras de ellos las hermanas de Brad con sus respectivos novios; en el trayecto tanto padre e hijo estaban bastante serios.

Fernando luego de haber llorado un rato, se vestía y perfumaba, en ese momento Lázaro lo sorprendía y exclamaba interrogando. – ¡¿A dónde vas tan bien vestido?!

– Fernando serio respondió. – No te incumbe.

– Lázaro impidiéndole el paso, serio y fijo a los ojos decía. – Vas muy chivo.

– Fernando confuso le decía. – No uses tus venezolanismos al hablar conmigo.

– Lázaro le sonreía y sin quitarse le hablaba. – Seguiré hablando así hasta que me contestes, ¿a dónde vas?

– Impaciente contestaba. – Saldré con alguien que conocí en un chat.

– Lázaro le miraba bien de pies a cabeza y oliendo el perfume le decía. – Tan bien vestido y perfumado, no creo que sea una cita.

– Fernando se ponía nervioso ante Lázaro y él tratando de guardar la calma le dijo. – Dime la verdad, no seas un cobero, vas al bonche de ese chamo gafo con quien sólo tuviste un machuque y ya, ¿verdad?

– Fernando suspiraba contestando. – Si te refieres a la boda de Bradley y Aurora sí, iré, ¿algún problema?

– Lázaro no muy de acuerdo le replicaba. – No, ninguno, pero ese cipote, se portó como un caga-leche contigo y con tu amiga.

– Fernando sin importarle decía. – Amó mucho a Bradley a pesar de todo, soy un idiota lo sé, pero lo amo, lo quiero demasiado y quiero comprobar que él también me amé.

– Lázaro se apartaba de él decepcionado.

Fer se estaba por ir y Láza decía triste. – Tú eres bolsa, sin embargo no dejaré que vayas solo al bonche de ese gafo, serás creador de un chimbo, así que no quiero que estés solo.

– Fernando no comprendía esas palabras y le miraba con confusión, así Lázaro al verle con esa expresión, decía. – Espera, iré contigo.

– Fernando suspiraba y murmurando Láza decía. – Dudo que ese chamo cometa cacho contigo.

– Fernando volteaba de nuevo a verle cuestionando. – ¡¿Qué dijiste?!

– Lázaro cambiándose la playera, colocándose desodorante, respondía. – Nada, no dije nada, vamos.

– Ambos serios salían de la recamara y cruzaban hasta la casa.

Ahí en la sala Alejandra viendo televisión, volteaba de momento y miraba a Fernando vestido elegante y a Lázaro con ropa casual; ella sin rodeos, cuestionaba. – ¿Ustedes a dónde van?

– Lázaro estaba por contestar, pero Fernando le ganaba diciendo la verdad. – Tía, no te voy a mentir, pero iré a la boda de Aurora y Bradley, quiero saber qué tanto amor me suele o solía guardar Brad.

– Alejandra se levantaba del sillón, apagaba la televisión diciendo seria. – No irás.

– Lázaro sonreía levemente y Fernando se molestaba mucho gritando. – ¡Ya no soy un niño, no te estoy pidiendo permiso!

– Lázaro intentaba calmarle, pero eso embravecía más a Nando.

Así que su tía suspiraba le hablaba conservando la calma. – Bien, no eres un niño, no pides permiso, pero seguro vas a querer llevarte el coche para poder llegar a tiempo a la ceremonia; te presto el carro.

– Lázaro se sorprendía por lo dicho; ella continuaba hablando de la misma forma. – Pero la condición es, de que me dejes ir contigo.

– Fernando incomodado decía. – Lázaro irá conmigo.

– Alejandra sonreía hablando. – Bien, pues seremos dos los que te apoyaremos, así que espérenme unos minutos, subiré a ponerme algo mejor y peinarme.

– Fernando desesperado miraba el reloj diciendo. – Espero poder llegar a tiempo a la iglesia.

– Lázaro movía la cabeza muy inconforme con la actitud obsesiva de Nando hacía Bradley.

Al llegar a la iglesia, Bradley nervioso apunto de bajar, su padre le decía serio. – No intentes hacer alguna estupidez, por el bien del apellido Landucci y por ese favor que me debes.

– Bradley con rostro serio y mirada impávida hablaba. – Descuida padre, no defraudare lo que más te importa en la vida, tu reputación.

– Bradley se bajaba fingiendo felicidad y Pietro se quedaba dentro con cierta incomodidad.

Brad al salir de la limusina, miraba lo hermosa que había sido arreglada la iglesia y el atrio; todo era muy hermoso y elegante; el interior se mostraba decorado con hortensias por todo el pasillo principal y la parte exterior; el atrio; con jazmines y alcatraces; los arreglos situados al comienzo, en medio y final del pasillo eran combinaciones de las mismas flores colocando en el centro cinco Eustomas; una flores bastante exóticas; tan sólo unos minutos después, llegaba la limusina con la novia y sus padres; bajando ellos primero, indicaban que Bradley debería esperarla en el altar; así que él nervioso y con cierta ansiedad, ingresaba al santuario.

Las damas por parte de Aurora y las damas por parte de Brad se unían para escoltar a la novia; todas ellas lucían elegantes vestidos color verde menta en diferentes modelos con accesorios y calzado en tonos metálicos, luciendo diferentes peinados; Aurora de último con sus padres a los lados; ayudando en sostenerle la parte desmontable trasera del vestido y el ramo; caminaban entre nerviosos, sonrientes y con lágrimas, desde el atrio hasta el altar; ella vistiendo un hermoso vestido de novia de tres tipos de telas finas; un velo de encaje, bordado a mano y con incrustaciones de diamantes y una cola desmontable de 5 metros de largo y 3 de ancho, la hacía ver guapísima y muy elegante.

Caminando del brazo de su padre, con su ramo de lirios de valle y en el centro cinco gloriosas; además en su cabello el broche era idéntico al que Brad tenía en la solapa de su saco; él al verla así tan radiante y delicada, su corazón latió más fuerte, sus nervios le hacían sudar las manos y en su mirada la apreciaba más de lo que ya; ambos se observaban, se sonreían en lo que el padre de ella decía unas palabras a Brad para entregársela; él prometía cuidarla, respetarla y amarla; aunque en su pensamiento Aurora no creía en las palabras de su casi esposo, ella estaba esperanzada a que lograría él cumplirle lo dicho; una vez estando los dos ante el sacerdote, iniciaba la ceremonia.

En tanto, Fernando, Lázaro y su tía, se encontraban atascados en el tradicional tráfico de la ciudad; nervioso y desesperado, Fernando se tronaba los dedos; Lázaro notaba el nerviosismo y para calmarle, le decía. – Puedes ser paciente, sí él está realmente enamorado de ti como tú de él, te esperará o se arrepentirá de casarse con tu exmejor amiga.

– Fernando suspiraba, movía la cabeza y serio le hablaba. – Pues dudo mucho que eso llegase a pasar, por eso quiero estar ahí presente, para saber de una vez por todas sí él me ama de verdad o no.

– En la espera de avanzar, momentáneamente el celular de Fernando sonaba, al ver la pantalla y saber quién era, se asombraba mucho y no dudaba un segundo en contestar. – Hola Licenciado.

– Al teléfono le respondían. – Hola colega, hasta que se me hizo saludarle, ¿cómo estás?

– A lo que replicaba con cierta impaciencia. – Bien, muy bien gracias, todo bien en lo que cabe, ¿y usted?

– Guido Pietrasanta saliendo de un lujoso hotel en el centro de la ciudad de México, sonriendo hablaba. – Por favor, nos conocemos y hemos trabajado juntos, sé bien que tengo unos años más que tú, pero no es para que me hables de usted.

– Una ligera sonrisa se dibujaba en el tan angustiado e impaciente rostro de Fernando; dicho gesto llamaba la atención a Lázaro y a su Tía quién le miraba en breves lapsos por el retrovisor.

Nando le hablaba. – Tienes razón, discúlpame Guido, pero tengo un poco de prisa y ando un poco ajetreado, perdón por saludarte así.

– Guido luciendo un traje italiano color gris, acomodándose sus lentes le decía sonriente. – Entiendo, disfrutando de la familia, sólo te marcaba para saber sí aún poseías este número, pues a los correos electrónicos que te he enviado a ninguno le has dado respuesta y…

– Fernando interrumpía apenado. – Lo siento, mil disculpas, revisaré lo que me has enviado en cuanto pueda.

– Guido luego de ser interrumpido terminaba de hablar. – Despreocúpate, estoy de paso en la ciudad de México, te diría que nos viéramos en el hotel dónde me hospedo, pero tanto tú como yo estamos ocupados, así que en otra ocasión será, mi estancia aquí será de días.

– Fernando sorprendido de saber que Guido estaba en la ciudad, decía. – ¡Bien, pues si puedes mañana Domingo nos veremos!

– Guido finalizando las llamadas con su estilo, decía en tono misterioso. – Yo te hablo para confirmar, estate al pendiente del móvil, tengo trabajo que ofrecerte el cuál será una grandiosa oportunidad profesional para ti.

– Fernando con curiosidad interrogaba. – ¿Puedo saber de qué se trata, aunque sea una parte?

– Guido sonreía y le decía. – Arrivederci Licenciado Rivas.

– Guido cortaba la llamada y al llegar al lugar, pagaba diciendo. – Conserva el cambio y tómalo como un gesto amable, buen caballero.

– El chofer le agradecía y él se bajaba entrando a una iglesia elegantemente decorada, dónde se efectuaba una ceremonia nupcial.

Fernando intrigado, guardaba su teléfono diciéndoles serio. – Era Guido Pietrasanta, está en la ciudad y quiere que nos veamos para hablar de trabajo.

– Alejandra sonreía y en broma decía. – Sí mijo, sí, seguro trabajo, aja.

– Fernando serio hablaba. – ¡Crees que por ser gay, todos mis amigos, conocidos o compañeros colegas lo son!

– Alejandra al notar la irritación de su sobrino, se disculpaba con pena. – Perdón, era una broma, pero disculpa, no volveré a bromear con algo así.

– Lázaro al percatarse de la tensión en Fer, exclamaba señalando al frente. – ¡Tome esa desviación y siga derecho, ahora que estamos avanzando debemos salir de este caos vial y recuperar el tiempo perdido en que estuvimos parados!

– Fer se mostraba demasiado nervioso y su tía tanto Lázaro deseaban que pudiera calmarse un poco; así que desviándose, acogían otra calle para así llegar a tiempo a la ceremonia religiosa.

En la iglesia; Bradley y Aurora se miraban fijamente, sonriéndose, mientras el sacerdote les decía. – Así pues ya que quieren establecer entre ustedes la alianza santa del matrimonio, unan sus manos y expresen su consentimiento delante de Dios y de su Iglesia.

– Tembloroso Brad tomaba las manos de ella, la miraba dulcemente y con mucha sinceridad, decía. –  Yo Bradley te pido a ti Aurora que seas mi esposa porque te amo demasiado aunque a veces lo dudes y prometo serte fiel en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad, amarte y sobretodo respetarte todos los días de mi vida.

– Aurora le miraba fijamente, levanta su ceja derecha y segura de sí; haciendo una pausa que creaba suspenso en los asistentes; decía fuerte y claro. – Yo Aurora te acepto a ti Bradley como mi esposo porque yo te amo mucho y también prometo serte fiel en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad, amarte y respetarte todos los días de mi vida, para siempre, por siempre.

– El cura se les acercaba, les arrojaba agua bendita, en lo que sujetaba las manos de ellos recitando. – Que el Señor confirme este consentimiento que han manifestado ante la Iglesia y cumpla en ustedes su bendición; lo que Dios acaba de unir, no lo separe el hombre.

– Así con manos entrelazadas, las damas y padrinos pasaban a la bendición de biblia, arras, lazo y anillos, posteriormente entregándoselas a los esposos.

Bradley sujetaba la mano de ella y sosteniendo la mirada, hablaba. – Aurora recibe este anillo como símbolo de mi amor y mi fidelidad; en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. 

– Aurora sonreía haciendo lo mismo, decía. – Bradley recibe este anillo, como símbolo de mi amor sincero y mi eterna fidelidad; en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

– Bradley se incomodaba un poco por la forma en que Aurora recitaba las oraciones, modificándolas para hacerle sentir mal.

Brad al tener las arras, decía. – Aurora recibe también estas arras como prenda de la bendición de Dios y del gran cuidado que tendré en que no falte absolutamente nada de lo necesario en nuestro hermoso hogar.

– Aurora decía recibiendo. – Bradley, las recibo en señal del gran cuidado que tendré, de que todo se aproveche en nuestro hermoso hogar.

– Ambos se sonreían, de reojo miraban al cura; quien continuaba emitiendo palabras a los esposos.

Luego de unos minutos más de ceremonia; el sacerdote finalmente y con algarabía exclamaba. – ¡Los declaro marido y mujer, ahora sí, puede besar a su esposa!

– Brad la tomaba con vigor y le daba un beso apasionado, mismo que Aurora aceptaba con cierta incomodidad ante la fuerza impuesta por su ya esposo.

El padre contento mencionaba. – ¡Un merecido aplauso para estos hijos de dios unidos en santo matrimonio!

– Todos en el santuario aplaudían con júbilo la unión y el nuevo matrimonio proseguía a salir con aparente felicidad y emoción.

Cuando ellos estaban saliendo de la iglesia y estar justo en el atrio recibiendo felicitaciones de sus familiares y amigos, así como también con una gran lluvia de pétalos; Fernando, Lázaro y su tía llegaban por el otro costado del templo.

Fernando impresionado al verlos con tal algarabía, exclamaba. – ¡No, no, no pudo casarse!

– De inmediato él hacía parar a su tía el carro y se bajaba corriendo; tras de él Lázaro quién le decía. – ¡Detente, no hagas una estupidez!

– Bradley por inercia volteaba hacia ese lado y sorprendido dijo. – ¡Fernando!

– Aurora cuestionaba molesta. – ¡¿Qué?!

– Bradley serio y para calmarla decía. – Ya me casé contigo Aurora, así que calmada que yo soluciono esto.

– Aurora seriamente lo miraba diciendo. – Está bien.

– Pietro alcanzaba a ver a Fernando bajarse así del carro y él sacando su celular misteriosamente, marcaba a un número y ordenaba. – ¡Quiero que alejes a ese infeliz de mi hijo, ya!

– Él finalizaba la llamada y se apartaba de todos.

En tanto Bradley muy discreto se escabullía para estar frente a frente con Fernando, a quién cuestionaba enojado. – ¡¿Pero qué madres haces aquí en mi boda?!

– A lo que Fer respondía con un nudo en la garganta. – Pues vine a confirmar que de verdad te fueras a casar, aunque para serte sincero, esperaba que no lo hicieras por lo que me dijiste por teléfono.

– Lázaro tras de Fer, únicamente le miraba con deseos de golpearlo.

Brad sin temerle a Láza, decía en burla. – ¿Y por qué no habría de casarme?, por lo que dije en la llamada o ¿por qué otra cosa según tú?

– Respondiendo Fernando aguantándose las ganas de llorar, hablaba. – Por el simple hecho de que tú eres una persona inestable, no sabes lo que quieres, lo que sientes, en un sólo termino eres…

– Lázaro serio decía. – Un bisexual.

– Bradley se sonreía mostrando cierto nerviosismo, diciendo. – Mira amigo, cállate que no eres nadie para meterte, este asunto es de dos.

– Lázaro quería golpearlo y Bradley estaba más que dispuesto a defenderse.

Fernando demostrando su carácter, se interponía diciendo. – Lázaro será mejor que te regreses al carro, Bradley tiene razón, no tienes que meterte en este asunto que no es de dos, sino de tres, pues Aurora sí cuenta.

– Láza sintiéndose desplazado se apartaba unos pasos, dejando a Brad y Fer casi juntos.

Aurora nerviosa, volteaba a cada rato pasa saber qué pasaba; en eso su cuñada, Pía se le acercaba diciéndole. – Aurora ya hay que irnos, ¿dónde está mi hermano?

– Luciana se acercaba diciendo sonriente. – Cuñadita, ¿qué paso con mi hermano?

– Aurora nerviosa les respondía. – Fue al baño, de los nervios se estaba haciendo, lo iré a buscar, llévense esta parte de mi vestido, enseguida les alcanzamos.

– Ella se desmontaba la parte del vestido y se la entregaba a Luciana; ellas sin sospechar en lo absoluto, se retiraban a abordar la limusina; por su parte Aurora, decidida caminaba presurosa hasta ellos.

Bradley circunspecto decía. – Será mejor que te vayas Fernando, entiende, Aurora es mi esposa y la amo, vete.

– Fernando al ver dirigirse hacia ellos a Aurora; retando a lo que fuera a suceder; lo sujetaba y le plantaba tremendo beso en los labios.

Brad correspondía, pero sabía que estaba haciendo mal, así que se apartaba de él exclamando enojado. – ¡¿Qué te pasa?!

– Lázaro invadido por los celos apretaba sus puños y agachaba la cabeza.

Aurora furiosa gritaba diciendo. – ¡Apártate de mi esposo!

– Para así empujar a Fernando y darle una bofetada que lo hacía tambalear.

Alejandra, que estaba llegando a donde ellos, y ver lo que Aurora hacía; ella muy enojada se le acercaba diciendo. – Te abrí las puertas de mi casa, te ofrecimos cariño, fuimos tus confidentes y te consideramos de la familia, ¿con esto nos pagas?

– Aurora mirando con rencor a quién fue su mejor amigo, le señalaba hablándole. – Ese infeliz se metió con mi esposo, él que se llenaba la boca y criticaba a los homosexuales comunes por ser promiscuos y lujuriosos, ahora pasó a ser parte de ellos.

– Fernando quedaba anonadado escuchando y siendo señalado por su exmejor amiga, Bradley estaba estupefacto ante la escena, Lázaro hervía de celos.

Alejandra quedaba parada frente a Aurora escuchándola decir con gran sonrisa. – Bien dicen que lo que te choca, te checa, maricón de mierda.

– Alejandra moviendo la cabeza decía. – ¡A mí sobrino respétalo muchachita insolente!

– Ella tomaba impulso y le daba una cachetada que hacía que Aurora cayera al piso.

Bradley de inmediato con mucha preocupación decía. – ¡Señora, ¿cómo se atreve a golpear a una embarazada?!

– Fernando quedaba atónito por la noticia y Alejandra enojada decía. – Por una bofetada no abortarás niña, mejor madura y date cuenta que pierdes una gran amistad por un miserable hombre que no vale nada y sí quieren demandarme háganlo, pero un gran escándalo se armará y entonces sí, el apellido Landucci perderá todo el respeto que tienen en la ciudad y dónde son tan conocidos terminarán en ridículo.

– Brad ayudaba a Aurora a levantarse; ella miraba con coraje y él con cierto temor por lo que fuera a suceder luego de este incidente.

Fernando confuso dijo. – Sean muy felices los tres y ojalá sea cierto ese amor que dices tenerle Bradley, no vaya terminando ser una más de tus confusiones sexuales.

– Fernando se daba media vuelta y se iba, tras de él Lázaro.

Alejandra sin temor, se le acercaba a ellos y con una sonrisa fingida les decía. – Descuiden, que de mí boca no saldrá nada de lo sucedido.

– Ella estaba por irse, cuando exclamó. – ¡Cierto, se me olvidaba el regalo!

– Regresaba ante ellos y le daba una cachetada a Bradley, para decirle. – Feliz matrimonio.

– Aurora furiosa quería golpear a Alejandra, pero Bradley la apretaba fuerte de los hombros impidiendo que atacara; ella se iba tras de Láza y Fer, dejándoles a ellos con mucha pena e incomodidad por lo acontecido.

Discretamente Guido quién había estado en parte de la ceremonia nupcial de ellos, se preguntaba. – ¿Qué habrá sucedido allí?

– Sonriéndose acomodando sus lentes, decía en susurros. – Cómo si no lo supiera, vaya Fernando aunque ha pasado tiempo, sigues enamorado del hijo Landucci, lo de las fotos sí era verdad.

– Él caminaba para cruzar la calle y un coche se le cerraba, bajando la ventanilla Pietro serio decía. – Creí que no ibas a venir.

– Guido sonriendo decía. – Pues aquí me tienes, gracias por la invitación.

– Pietro con la misma actitud dijo. – Anda sube, tenemos mucho de qué hablar.

– Guido agradecido le hablaba. – Por supuesto, muchas gracias.

– Él se metía al coche y durante el trayecto al lugar de la fiesta, iban conversando de unas cosas en común.

Bradley y Aurora más calmados, acordaban en que olvidarían el bochornoso evento y tratarían de disfrutar su día; mientras que Fernando no resistía más y lloraba desconsoladamente en los brazos de Lázaro; quién le abrazaba fuerte.

Nando sollozando hablaba. – ¡Él se casó con ella, negando que es bisexual, lo es aunque no se acepte, lo es y lo odio por eso! ¡Odio a todos los bisexuales por ser igual!

– Lázaro le decía para aquietar. – Él esta desorientado, no es un auténtico bisexual, pues no todos los bisexuales somos así, algunos tenemos corazón.

– Fernando sobresaltado se apartaba de él interrogando. – ¿Tú eres bisexual?

– Lázaro con temor, respondía. – Sí, lo soy.

– Fernando desesperado movía la cabeza diciendo. – No, no, no, tú no, tú no por favor no.

– Alejandra más relajada, sin saber lo que había pasado, les decía. – Suban, deje abierta las puertas y las llaves dentro.

– Fernando al escuchar eso, impulsivamente, rodeaba el carro, abría la puerta del conductor y encendía el carro, arrancando sin permitirles a su tía y Láza abordar.

Alejandra cuestionaba muy confundida. – ¿Y ahora qué sucedió?

– A lo qué Lázaro apenado contestó. – Le dije que yo también soy bisexual.

– Alejandra preocupada se llevaba una mano a la frente diciendo. – ¡Ay dios, no puede ser verdad!

– Fernando manejaba con mucho coraje y mucho odio, sin rumbo alguno; el exceso de velocidad lo hacía poner en riesgo su vida.

Aurora y Bradley estaban camino a la fiesta; él más confundido que nunca y ella con un plan entre manos para lo que será la boda por el civil, ¿qué será?

Amor, Pasión o Deseo.

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Luna de Miel Capítulo 6

Luna de Miel Capítulo 5

Luna de Miel Capítulo 4

Luna de Miel Capítulo 3

Luna de Miel Capítulo 2

Luna de Miel

En los ojos del amor Capítulo 37 Gran Final

En los ojos del amor Capítulo 36

En los ojos del amor Capítulo 35

En los ojos del amor Capítulo 34

En los ojos del amor Capítulo 33

En los ojos del amor Capítulo 32

En los ojos del amor Capítulo 31

En los ojos del amor Capítulo 30

En los ojos del amor Capítulo 29

En los ojos del amor Capítulo 28

En los ojos del amor Capítulo 27

En los ojos del amor Capítulo 26

En los ojos del amor Capítulo 25

En los ojos del amor Capítulo 24

En los ojos del amor Capítulo 23

En los ojos del amor Capítulo 22

En los ojos del amor Capítulo 21

En los ojos del amor Capítulo 20

En los ojos del amor Capítulo 18

En los ojos del amor Capítulo 19

En los ojos del amor Capítulo 17

En los ojos del amor Capítulo 15

En los ojos del amor Capítulo 16

En los ojos del amor Capítulo 14

En los ojos del amor Capítulo 13

En los ojos del amor Capítulo 12

En los ojos del amor Capítulo 10

En los ojos del amor Capítulo 11

En los ojos del amor Capítulo 8

En los ojos del amor Capítulo 9

En los ojos del amor Capítulo 7

En los ojos del amor Capítulo 6

En los ojos del amor Capítulo 5

En los ojos del amor Capítulo 4

En los ojos del amor Capítulo 3

En los ojos del amor Capítulo 2

En los ojos del amor Capítulo 1

Rockeando al Destino Capítulo 23 Gran Final

Rockeando al Destino Capítulo 22

Rockeando al Destino Capítulo 21

Rockeando al Destino Capítulo 20

Rockeando al Destino Capítulo 19

Rockeando al Destino Capítulo 18

Rockeando al Destino Capítulo 17

Rockeando al Destino Capítulo 16

Rockeando al Destino Capítulo 15

Rockeando al Destino Capítulo 14

Rockeando al Destino Capítulo 13

Rockeando al Destino Capítulo 12

Rockeando al Destino Capítulo 11

Rockeando al Destino Capítulo 10

Rockeando al Destino Capítulo 9

Rockeando al Destino Capítulo 8

Rockeando al Destino Capítulo 7

Rockeando al Destino Capítulo 6

Rockeando al Destino Capítulo 5

Rockeando al Destino Capítulo 4

Rockeando al destino Capitulo 1

Rockeando el Destino Capítulo 3

Rockeando al Destino Capitulo 2