Gay, casos de la vida real.

Capítulo: "El trabajor del Mercado".

Hola a todos mis queridos lectores, bienvenidos a un nuevo capítulo de esta ya gustada sección; recibí esta historia breve, breve pero directa, sin tanto rollo y a lo que va, dirigida a lo que nos gusta, el sexo; ojalá les inspiré a tocarse y porqué no, también a fantasear como yo lo hice al sólo leer lo que me llegó; sin más ni más, les dejo lo que Julio disfruto al conocer a Francisco.

Soy Julio, piel clara, semivelludo, claro y ondulado, tengo 21 años y practico un deporte que es considerado por mucho macho alfa, pelo en pecho, voz de espartano, etc; como un deporte gay, me refiero a la gimnasia, espero que con eso se vayan dando idea de cómo es mi complexión física; lo unico que me friega es que soy bajito; mido 1.72 y peso 60 kilos; soy un enano en comparación de mis demás compañeros y compañeras que superan los 1.75; pero eso no es el rollo, lo que es, es como cambio mi manera de ver a los trabajadores del Mercado "Montañitas"; a dicho lugar, aunque sea por pocas cosas, pero siempre vamos mi madre y yo los sábados muy de mañana; el Mercado se me hace para gente Naca y pobre, un lugar corriente, que a mí madre le gusta ir por el simple hecho de que nada es procesado y todo es sacado de la tierra en la que los empleados la trabajan; bueno, el caso es que ese sábado, hacia un calor infernal, ahí fue que de una bodega, salía un muchacho Moreno, pero vaya un moreno, un moreno de pueblo, con unos brazos marcados por cargar cosas pesadas; ese muchacho salía de donde guardaban los costales de verduras, frutas, legumbres y alientos de animales; en su diablito, llevaba como cinco costales de elotes; el chico en mitad de su trayecto, se secaba el sudor y al darse cuenta que había miradas sobre de él; por su empeño y manera de transportar los costales; dignamente y sin pena se quitaba la playera, mostrando ese cuerpazo morenote, lampiño, marcado por la vida dura que me imagino ha llevado desde siempre; vaya, no logro describir a la perfección ese fisico tan, pues tan diferente; no era físico de gym, sino de trabajo duro, de hombres, de machos, nada de fregaderas; bueno, el asunto es que, ese empleado, aprovechó las miradas de la mayoría de las féminas sobre de él, para lucir más ese cuerpo; y como no, si hasta su sudor recorriendo el surco de su espalda lo hacía ver extremadamente sexy; él, tomó el diablito y continuó su trayecto bien quitando de la vergüenza, con una sonrisa de gusto al sentirse fresco; yo le miré atento y le admiraba esa complexión; ya sé cómo hacerles imaginar el cuerpo de él; hagan de cuenta que estaban viendo a un chacal; para los que no saben que es un chacal, búsquenlo en internet; eso era, un chacalito rico; le observaha a atento, hasta que mi madre me gritó. — ¡Julio apúrate que nos hacen falta comprar más cosas! — Yo estupefacto le dije. — Ahí voy. — Por suerte ella no se había dado cuenta de que estaba comiéndome con los ojos a ese morenote; luego de un rato y acabar con nuestras compras; nos detuvimos a comprarnos una nieve; y justo ahí estaba ese tipo; sudado, requemado de los brazos, cara y cuello, compraba una nieve y al recibir su cambio, la chica que atendía le decía. — Aquí tienes Pancho. — Él guardó su dinero en el bolsillo de su desgastado pantalón de mezclilla y se fue; yo como idiota le miraba; tan fuerte fue mirada, que volteo a verme y me guiñó el ojo; ahí me dije. — "Este wey si afloja". 

Llegando a casa, saqué mi lado detectivizco y comencé a buscar a ese muchacho; ingrese a la página oficial del Mercado en Facebook y en la única foto donde él aparecía, pude indagar con su Facebook; supe que tenía veintiocho años, terminó la secundaria nada más y comenzó a trabajar como ayudante de albañil, carpintero, pintor, soldador y hasta lo que es ahorita; siendo sincero, me gustaba, pero que me espera al lado de él, una vida mediocre y sin futuro por su parte, pero eso no evitaría que me lo comiera; le puse el típico saludo en inbox, hola y un emoji sonrojado; espere, espere, espere y espere, pero nada; pasaron los días sin respuesta; hasta que llegó el miércoles por la noche; donde él me respondía con una foto de su miembro peludo, escribiendo con faltas de ortografía, "ven mamaló, es gratis". 

Yo bien Emocionado al leer eso, le puse va; con más suerte todavía, estaba en línea y me puso que queria discreción; le aseguré que no había pedo alguno, que tendría lugar el Viernes por la tarde/noche; nos comenzamos a organizar, poner de acuerdo, intercambiamos números de télefono y por whatsapp continuamos el cachondeo, enviándonos fotos de nuestras partes y casi las dos de la madrugada, me escribía que le parará, pues no se había masturbado y quería llegar cargado el día que acordamos; yo la neta, estaba caliente, así que me escupí en mis dedos de la mano derecha y me los metía una y otra vez en mi ano, en lo que me masturbaba pensando en él desnudo; terminé y me puse a dormir, soñando con él y su gran verga.

¡Por fin!, llegó Viernes, para el colmo hizo calor horrible y después llovió un poco; Francisco, por whatsapp estaba por cancelarme diciendo que estaba muy sudado, mojado y que ni ropa ni condones tenía; yo estaba nervioso y molesto por esa jalada; pero le puse que no había pedo, que así como estaba sería más rico; le agrado la idea y me pidio dirección y se la di; él contestó rápido que en 10 minutos estaría aquí; me cepillé bien los dientes, me limpie bien el culo y tomé sufíciente agua para humectar la garganta.

Mi celular sonaba; era él avisando que ya estaba ahí; salí a recibirlo y saludando con un fuerte apretón de manos dijo. — Vengo bien pinche caliente putito, tan caliente y cargado de leche, que sino te hago un hijo te hago un requesón. — Me excité mucho, más por sentir esas manos varoniles y rasposas que tenía.

Francisco me comentaba que ya se había metido con chavitos delgados, pero nunca con alguien como yo, que le había gustado mi culo y mis piernas; le sonreí y ¡cuaz!, me agarro a besos; su aliento era de que no había comido nada, a pesar de eso, asco no me daba; ya que su chicle de menta no lo pasábamos de boca en boca y hacía que produjéramos más saliva y olvidándome de ese detalle.

Él me empujó al sillón, besándome más y más; percibiendo que él ya tenía experiencia besando y fajando; al quitarse su sudadera y playera, se liberó ese rico olor a sudor de hombre trabajador, lo que me excitó más;  Francisco me pedía permiso de ir al baño, le indique donde estaba y en lo que estaba ahí, yo me preparaba para lo que fuera a pasar; al regresar, le miraba sus pectorales marcados y sus brazos son las venas abultadas; le miré y me quitaba rápido la playera y el pantalón; se me acercó y con sus manos rasposas me tocaba, en lo que me besaba el cuello; la neta, la neta, le perdí el asco a su aroma.

Rosando mi pierna sobre su miembro, sentía su erección, así que sugerí pasar a la recámara; teníamos una hora y media, dando tiempo para mucho; en la habitación, se terminó de desnudar y yo me quite el bóxer de licra verde; admirando su espalda ancha, lampiño abdomen y miembro invadido de muchos pelos; le hice recostar en la cama y como sermiente, con mi lengua la pasé por todo ese rico cuerpo, saboreando y de gustando su sabor de sudor; al bajar a su verga erecta y ya muy lubricada, aspiré ese rico olor a cebo, orines y preseminal; subí de nuevo a su pecho y le mamaba sus tetillas, aspirando su olor de macho; Francisco jadeaba hablando. — ¡Así Julio, así sigue, no te detengas! — Obviamente yo obedecí.

Me bajé de nuevo a su pene peludo y mientras él disfrutaba el momento, con mi mano le descubrí la cabeza de su pene y ¡oh sorpresa!, tenía cebo, mismo que parecía natilla; sin hacerle feo, me introdujé el miembro en la boca y comencé a chupar, una y otra vez, de gustando lo rico de su verga, su lubricación y el cebito; me quité de ahí, dejándole babeado su sexo y me fui directo a su boca para besarnos; se colocó sobre de mí e intentó subirme las piernas para lograr penetrarme, pero impuse fuerza diciéndole. — Sin condón, no hay penetración. — Se molestó un poco, pero primero está la salud antes que la pinche puteria.

Me oculté mi verga entre las piernas; simulando tener vagina; Francisco al ver eso, colocó su gruesa, negra, cabezona y peluda reata en el hueco que se hacía entre mis piernas y comenzamos a tener sexo intercrural; busquen en internet el término; éramos dos desconocidos disfrutándonos luego de estar días cachondeanos con fotos y notas de voz bastante subidas de tono sexual.

Francisco se recostó y me miró diciendo. — Hazla desaparecer en tu boca. — Yo como buen pasivo, obedecí a mi activo en sus indicaciones; sin arquear y sin lagrimear, succioné despacio su verga hasta tenerla dentro de mi garganta; estuve así unos minutos, hasta que me dijo. — ¡Sácala! — La saqué toda escurriendo de baba, con sus testiculos duros y él se movió un poco y me llegó un rico, muy excitante olor; ¿saben cual?, el de sus pies; le pregunté respirado profundamente. — ¿Te dejas lamer y chupar tus pies? — Él por pena se negaba, porque no se había bañado, porque se había mojado, hasta que por fin le convencí; le quite sus calcetas negras empapadas de sudor y agua; le daba la espalda y le mostraba mis nalgas y mi ano que estaba recién depilado; Francisco se comenzaba a masturbar, mientras yo olía sus pies grandes y olorosos; los comencé a lamer, chupar y a meter mi lengua entre cada dedo; saboreando lo que había entre ellos; sus uñas estaban  bien cuidadas aunque un poco largas; aún así yo continué como esclavo besando sus pies.

Él, muy excitado, me tomo de la nalga y la apretó tan fuerte; que me hizo gritar; Francisco jadeando gritaba. — ¡No mames, no mames, Julio, no mames! — Sin mentirles, pero sus testiculos estaban muy, muy cargados; el chorro de semen espeso que expulsó me cayó en la espalda y el resto en su abdomen; yo, como todo un pasivo goloso, tomé de la espalda su leche y me la metí a la boca, luego succioné el restante de su abdomen y jugándolo en mi boca, intente besarlo, pero se negó, porque le había dado asco; sonreí, me lo tragué; él cansado se limpió su pecho y abdomen con su mismo bóxer y se comenzó a vestir, alegándome de que esperaba que fuera su pasivo de planta, esperando que esto se volviera a repetir, pero esta vez con penetracion de por medio.

Ojalá cumpla, pues el sábado no lo vi en el mercado y sospecho que me bloqueo de whats y del Facebook; como sea, si no vuelve a ver una próxima, al menos satisfací el comerme un chacal y su semen; dejándole a él las ganas de comerse este rico culo que dicen que tengo; espero les haya gustado, saludos.

Bueno mis queridos lectores, si les ha agradado este relato, deseo que me compartan sus vivencias por favor y las logré plasmar con el permiso de ustedes aquí en esta sección; les deseo un gran día.

Comentarios, dudas y sugerencias son bien recibidas.

GRACIAS.