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En los ojos del amor Capítulo 24

en Gays

Capítulo Veinticuatro.

Lo grande que es perdonar.

 

Aeropuerto de la ciudad de México, siendo las nueve de la noche en punto, Gabriel y Erick con equipaje y las cosas que se trajeron de Guadalajara eran recibidos por Marcela.

Ella al verlos los abrazo y muy contenta les pregunto. - ¿Cómo les fue en el viaje?

– Erick emocionado le contesto. – Muy bien mamá, nos fue de maravilla, ¿Verdad Gabo?

– Gabriel sonriendo le dijo. – Si, señora nos fue muy bien.

– Marcela abrazó y besó a Gabriel diciéndole. – No me digas señora, soy tu suegra, así debes de decirme ahora.

– Gabriel apenado dijo. – Bien, discúlpeme suegra.

– Marcela le sonrió, notaba una felicidad y alegría radiante tanto en Erick como en Gabriel y les pregunto. – Bueno, ¿Se puede saber el motivo de tanta felicidad en ustedes?

– Gabriel guiño el ojo y dijo. – Cuando estemos en casa les comentaremos.

– Erick le dijo a su mamá. – Es una grata sorpresa.

– Marcela les sonrió y dijo. – Bueno, pues vayamos a dejar a Gabriel a su casa, Pablo y Ángela están esperándonos para cenar, creo también les tienen una sorpresa, bueno es una sorpresa más para Gabriel que para ti hijo, anden vámonos.

– Marcela le quito a Gabriel la maleta y se la llevo ella, dejando que Erick se cargara las cajas y Gabriel llevara únicamente el cuadro, ya guardadas las cosas en el auto, salieron rumbo a la casa de Gabriel, en el trayecto iban muy en silencio, pero muy contentos, pues darían la noticia que Gabriel había recuperado la vista.

Al llegar a la casa, Pablo abrió la puerta, saliendo ayudo a meter las cosas que habían traído, colocándolas en el suelo de la sala.

Gabriel le dijo amablemente a Marcela. – Vamos suegra, sea bienvenida a esta su casa, adelante.

– Marcela se sorprendió de que Gabriel se había dado cuenta que ella aun no entraba a la casa.

Impresionada le dijo. – Muchas gracias, ¿Pero cómo supiste que aún no entraba?

– Gabriel nervioso le dijo. – Intuición.

– Marcela le paso la mano sobre los ojos de Gabriel y le dijo. – Gabriel, ¿ya recuperaste la vista?

– Gabriel le hizo seña de que no dijera nada, diciéndole. – Shh, por favor, no diga es sorpresa.

– Marcela emocionada lo abrazo y le dijo al oído. – Descuida, me alegra mucho.

– Ambos entraron a la casa acompañados.

Ángela estaba muy contenta de ver a su hermano, ella lo saludo diciéndole. – Hermano, que bueno que ya están con bien, me da gusto, te tengo una sorpresa.

– Gabriel le dijo sonriendo. – También yo te tengo una sorpresa impresionante y milagrosa.

– Marcela dijo contenta. – Una sorpresa muy grata.

– Erick le pregunto a su mamá. - ¿Ya sabes?

– Ella le contestó. – Si, ya sé, pero a mí no me corresponde dar tan magnífica noticia.

– Ángela y Pablo se miraron el uno al otro y preguntaron. - ¿Qué cosa es? ¿Qué sorpresa es?

– Gabriel dijo contento y nervioso. – Sera mejor que se sienten y se acomoden, pues la noticia que tengo que darles es algo que agradezco a dios a pesar que me aleje de él, siempre estuvo cuidándome.

– Impacientes se sentaron, pero una persona masculina que estaba en planta alta salía de una de las recamaras, escucho que Gabriel iba a dar una noticia, así que decidió no bajar y esperarse ahí arriba sin que nadie lo viera prestando mucha atención a lo que él diría. 

Gabriel un tanto nervioso dijo. – Bueno, pues estoy nervioso, pero debo decirles algo que me alegra mucho y que considero un milagro.

– Erick sonreía esperando la reacción de Ángela y Pablo, Sambo estaba echado a un costado del sillón, impaciente y moviendo la cola.

Ángela con muchas ansias dijo. - ¡Vamos dilo ya hermano! Hasta Sambo está impaciente moviendo la cola.

– Gabriel sonriéndoles habló. – Si, me doy cuenta que esta echado en el costado del sillón, no creí que Sambo fuera tan hermoso.

– Pablo y Ángela sorprendidos ante lo dicho, se miraron y Pablo dijo. - ¿Lo viste?

– Ángela derramo unas lágrimas y le dijo con voz quebrantada. – Has… has… recu… perado recuperado la vista.

– Gabriel sonriendo derramo unas lágrimas y dijo. - ¡Si hermana! ¡Puedo ver!

– Ángela se levantó y lo abrazo diciendo. - ¡Gracias dios! ¡Gracias! ¿Pero cómo fue?

– Gabriel abrazándola le contestó. – Pues tenía un malestar fuerte en los ojos justo cuando abordamos el avión, al llegar a la casa tuve un pequeño accidente, me caí de las escaleras y me pegue levemente la cabeza, y al día siguiente me desperté con la visión borrosa, no veo del todo bien, pero si puedo distinguir facciones de la cara y los colores, algo borroso pero ya es algo.

– Marcela interrumpió preguntándoles. - ¿Por qué no fueron a un hospital? o ¿Por qué no me hablaste Erick?

– Erick le dijo un tanto nervioso. – Mamá yo quería llevar a Gabo al hospital pero se negó a ir, quiere que lo vea su especialista de aquí de la ciudad.

– Gabriel defendiendo a Erick dijo. – Si suegra, yo no quise ir, quiero que mi especialista me revise y la verdad le seré sincero, estábamos tan a gusto que no nos acordamos de hablar y decirles lo sucedido, fue un leve accidente que gracias a eso estoy empezando a recuperar la vista.

– Marcela seria le dijo. – Si Gabriel, pero esos golpes traen consecuencias, aunque hayas recuperado la vista, aun así debieron avisar lo sucedido, de todas formas agenda la cita con el especialista para que te examine cuanto antes posible.

– Gabriel apenado dijo. – Si, discúlpeme, fue culpa mía, Erick solo obedeció lo que pedí.

– Pablo un poco nervioso, se fue acercando a él y le dijo. – Bueno antes que nada felicidades Gabriel por recuperar la vista, me presento yo soy Pablo Rocha, hermano de Erick y novio de Ángela.

– Gabriel frunciendo el ceño muy serio le dijo. – Así que tú eras quien entraba a mi casa a escondidas.

– Pablo se puso pálido ante la expresión de Gabriel, aunque Pablo es de la misma estatura que su hermano, se ve bajito ante Gabriel que tiene una complexión física bastante grande.

Gabriel al darse cuenta del temor de Pablo, cambio la expresión de la cara y se empezó a reír diciéndole. – Te engañe, solo quería darme cuenta que tan miedoso eres, anda ven.

– Saludándolo de buena forma le dijo. – Bienvenido a la familia Cantú, cuida mucho a mi hermana, sino lo haces te las veras conmigo.

– Pablo le dijo suspirando y recuperando su color. – Vaya, que gran susto me diste doble cuñado, estuve a nada de orinarme en los pantalones.

– Ellos empezaron a reírse de la expresión de Pablo.

Marcela se le acercó y le dijo. – Bien Gabriel, yo soy Marcela Garcés viuda de Rocha, madre y médico cirujano general del Hospital de especialidades de la ciudad de México, conocías mi voz pero no quien soy, un placer.

– Gabriel saludo amablemente a Marcela diciéndole. – Un gusto conocerla, ¡Vaya! Es usted muy guapa, con todo respeto y se ve joven.

– Marcela se sonrojó y dijo. – Gracias, aparte de guapo, caballeroso y adulador.

– Erick se acercó a ellos y pregunto a Ángela. – Bueno Ángela, ¿Cuál es tu sorpresa?

– Ángela estaba por contestar cuando en ese momento Sambo empezó a Ladrar mirando al barandal de las escaleras, y una voz masculina se escuchó.

– La sorpresa soy yo, ya que todos se han presentado, me presentare también, soy Miguel Cantú hermano mayor de Gabriel y Ángela.

– Miguel bajo las escaleras y Erick se impresiono mucho al verlo, un hombre de un metro noventa centímetros, güero no tanto como lo es Gabriel, ojos verdes de barba de candado, con voz varonil similar a la de Gabriel.

Miguel poniéndose frente a él dijo seriamente. – Tú debes ser el nuevo novio de mi hermano.

– Erick nervioso y titubeando dijo. – Si, yo soy Erick Rocha, mucho gusto.

– Miguel le sonrió y le dijo. – Yo soy el hermano mayor de Gabriel, bueno, a tu hermano Pablo y a tu señora madre ya los conocí, me faltabas tú.

– Gabriel enojado le pregunto. - ¿Qué haces tú aquí?

– Miguel volteándose seriamente le contesto. – Esta también es mi casa hermanito, por ser el mayor debo venirte a ver.

– Gabriel diciéndole a Ángela enojado. - ¡Está es tu sorpresa!

– Ángela le dijo. – Si, creí que te alegrarías por que Miguel vino a visitarnos.

– Gabriel le grito. - ¡Crees que me da gusto el tener que tolerar a este tipo! ¡¿Ya se te olvido que me desprecio por ser gay?! ¡Cómo me humillo! ¡¿Ya se te olvido todo eso?! ¡También se te olvido que se reusó a ayudarte a cuidarme! ¡Y que no quiso venir a verme ni porque estaba en depresión!

– Ángela se puso muy apenada por lo que estaba pasando, ella se enmudeció y se sonrojaba.

Marcela al ver que las cosas estaban poniéndose fuertes les dijo. – Bueno, será mejor que nos retiremos, esto es asunto familiar, que pasen buenas noches.

– Miguel deteniéndolos les dijo. – No, no se vayan, quédense, la cena se hizo por motivo de mi llegada a la ciudad, pero creo que es mejor celebrar que mi hermano está recuperando la vista, en verdad por favor quédense.

– Pablo abrazó a Ángela y Erick le dijo. – Miguel, si me permites llamarte así, este problema deben solucionarlo entre ustedes.

– Gabriel se cruzó entre ellos y agarro de la mano a Erick diciendo. – Miguel eres un hipócrita, les pides que se queden con motivo de mi recuperación, el que debería irse eres tú.

– Miguel agachado, haciendo gesto de arrepentimiento, le dijo. – Gabriel, por favor, vengo en son de paz, por eso quiero que se queden ellos, mis cuñados y tu suegra, deben quedarse.

– Marcela interrumpió diciéndoles. – Ustedes deben solucionar sus problemas, si quieren que nos quedemos lo haremos, pero hablen ustedes en privado, mientras nosotros esperamos aquí, no importa el tiempo que tarden, por educación y solicitud suya nos quedaremos, es más ayudaremos a Ángela a calentar la cena.

– Miguel le sonrió a Marcela y le dijo. – Si muchas gracias, me suena coherente su propuesta, ¿No sé qué opines tu Gabriel?

– Gabriel le apretó la mano a Erick diciendo. – No quiero, no deseo hablar contigo.

- Él se estaba enfureciendo más y le apretaba más la mano a Erick, que dijo. – Me permiten un momento, hablare con Gabriel unos segundos.

– Jalando a Gabriel, lo aparto llevándolo al otro extremo de la sala, mirándolo a los ojos le dijo seriamente. – Gabriel, es tu hermano por el amor de dios, no vivas con ese rencor, entiendo muy bien que él en el pasado haya dicho y hecho cosas que no debieron ser, pero es tu hermano, tu sangre, no te enojes y aprende a perdonar, con guardarle resentimiento no ganas nada ¿o sí?

– Gabriel moviendo la cabeza en seña de desacuerdo le dijo. – Es que no puede ser, viene después de mucho tiempo, me dijo cosas muy hirientes, muy dolorosas, estuvo en desacuerdo con mi relación con Esteban, ni siquiera vino a verme cuando me accidente y quede ciego, no vino a darme el pésame, hace tiempo que no nos vemos, ni cruzamos palabra ni por teléfono, no me siento preparado para hablar con él, no quiero, solo deseo que se vaya.

– Erick se enojó y le dijo. – Gabriel no te comportes de esa manera, tu hermano tendrá sus razones para haber hecho eso, dale una oportunidad, mira que él quiere hacer las paces contigo, viene a pedirte perdón y tú agachas la cabeza no queriendo enfrentarlo, no tú mismo dijiste que uno debe enfrentar las cosas, ¿Pues qué esperas tú para ponerme el ejemplo?

– Gabriel sorprendido por la reacción de Erick, le tomo las manos, las besó diciéndole. – Gracias gnomo, por ayudarme a entrar en razón, te amo mucho bebé, eres mi todo, hablaré con él y seré paciente, lo escuchare y para serte sincero, me da gusto saber que mi hermano está bien, pero más gusto me da el saber que tengo a un ser muy especial que me quiere y me hace entrar en razón, te amo.

– Erick le sonrió y le dio un cálido beso, nuevamente se acercaron y Gabriel le dijo a su hermano. – Vamos, hablemos arriba en mi habitación.

– Ángela sonrió ante el cambio de Gabriel y dijo. – Gracias Erick por hacerlo entrar en razón.

– Erick solo sonriendo le dijo. – No hay de qué.

– Miguel se notaba nervioso y arrepentido, y  dijo. – Bien, pues subamos, muchas gracias Erick, en verdad eres una persona muy valiosa y muy educada para mi hermano, bienvenido a la familia Cantú.

– Erick le toco el hombro en señal de agradecimiento y los hermanos subieron las escaleras para hablar, mientras que Ángela y Marcela junto con Pablo y Erick se dirigieron a la cocina para calentar la cena, estando ahí, ellos le aplaudían a Erick por convencer a Gabriel de hablar con su hermano, eso tenía muy contenta a Ángela.

Miguel y Gabriel en la habitación empezaron a dialogar.

Miguel le dijo arrepentido. – Sabes hermano, hace unos días mientras dormía soñé con nuestros papás y con nosotros tres cuando éramos chavitos, nos veíamos tan felices.

– Gabriel se entristeció y dijo. – Éramos felices, hasta que me declare homosexual, cuando empecé mi relación con Esteban me trataban mal tú y mis papás, me decían cosas indirectamente, que sabía muy bien a la perfección que eran hacia mi persona, eso me enseño a ser fuerte e ignorar comentarios negativos, gracias al cielo que pude recuperar el amor de mis padres a tan solo 9 meses antes de ese accidente que terminaría con sus vidas, esos meses me hicieron recordar muchas cosas, pero tú nunca me pudiste perdonar, me culpabas de que era una maldición.

– Miguel le dijo apenado. – Pero eso fue en el pasado y no…

- Gabriel le interrumpió diciéndole. – Si lo sé muy bien que eso es del pasado, pero para poder dejar que el río siga su cauce debemos de quitar las piedras que estorban, debemos hablar del pasado porque es necesario quitar esos problemas para que nuestras vidas sigan su camino sin obstrucciones a la felicidad y paz interior.

– Miguel tenía ganas de llorar, pero aguantaba las ganas.

Gabriel le dijo. – Si quieres llorar llora hermano, eso te ayudará a desahogarte.

– Miguel no pudo contener el llanto y se soltó a llorar, diciéndole. – Hermano, por favor, perdóname por decirte que eras la maldición de la familia, por culparte a ti de la perdida de nuestra cuarta hermana y por la muerte de nuestros padres, por decirte cosas sobre tu homosexualidad, por humillarte, ofenderte, me siento tan arrepentido de eso, tan mal conmigo mismo, por favor perdóname.

– Gabriel nuevamente sintió un ligero malestar en los ojos, parpadeando varias veces le dijo. – Ambos sabíamos que el cuarto embarazo de mamá era de riesgo, cuando les dije que era homosexual, no pensé que mi mamá se pondría tan mal que al grado de eso, tuviera un aborto, pensaron que era una maldición el ser gay, un pecado, pero más pecado fue el ser soberbios durante varios años, afortunadamente pude llegar a perdonar a mis papás, pues después de todo ellos nos dieron la vida, sabes que la última petición de mis papás en vida era que nuevamente nos habláramos, creo que ahora mis papás desde el cielo están contentos de saber que nos hemos perdonado.

– Miguel llorando se arrodillo ante Gabriel diciéndole. – Lamento muchísimo no poder estar aquí durante tu ceguera, lamento mucho no haberte venido a cuidar, ni ayudarte económicamente para que te vieran buenos especialistas, lamento mucho no haber sido un buen hermano contigo ni con Ángela perdóname por favor hermano, perdóname.

– Gabriel levanto a su hermano, sintiendo comezón en los ojos, al igual que él no pudo contener las lágrimas y empezó a llorar.

Abrazándolo le dijo. – Hermano no debo de perdonarte nada, tus razones tenías, no es necesario que te arrodilles, podemos decir que nuestro rio de la vida puede tomar su cauce al mar sin obstrucciones de piedras del rencor, te quiero mucho hermano.

– Miguel apretando a su hermano le dijo. – También yo te quiero mucho, discúlpame en verdad, eran motivos estúpidos y razones absurdas el guardarte rencor, me doy cuenta que tu heredaste el corazón de mamá, siempre perdonando a los que le decían o hacían algo.

– Gabriel mirando a su hermano, empezó a darse cuenta que la vista se le aclaraba y de repente se ponía borrosa otra vez, él se tallo los ojos y le dijo.

– Mamá nunca guardo rencor en su corazón, siempre perdono hasta lo que no debía, mamá era un ser bello, creo que los tres sacamos el carácter dulce de ella, aunque no lo demostremos siempre.

– Los hermanos continuaron conversando sobre lo que había sucedido en estos años que ellos no se hablaron.

Mientras que en el comedor, la mesa estaba puesta y ellos estaban sentados, nerviosos e impacientes a que bajaran Miguel y Gabriel, para saber qué había sucedido; a los pocos minutos, los hermanos bajaron sonrientes y con los ojos irritados.

Gabriel sonriendo dijo. – Pues ya quitamos las piedras, podremos decir que Miguel y yo somos nuevamente hermanos.

– Miguel sonriendo dijo. – Así es, volveremos a ser el trío de los hermanos Cantú, pero antes, debo disculparme con Ángela.

– Ángela se levantó sonriente y le dijo. – Me da gusto saber que se perdonaron el uno al otro, yo ya hable contigo Miguel, en la mañana que llegaste hablamos y quedamos que no había nada que perdonar, los quiero mucho a los dos.

– Ángela abrazó a sus hermanos y Marcela al ver la escena tan conmovedora, derramo unas lágrimas y dijo. – Entre familia no debe existir el rencor, ni el odio, son un trío de guapos, los adoro.

– Pablo al verlos les dijo. – Me da gusto mi amor que tus hermanos se hayan perdonado, me da gusto por ambos que nuevamente se trataran como lo que son.

– Erick sonriendo y contento se levantó del asiento y tomando su celular les dijo. – Bueno, pues felicidades a los tres, para que esto quede como un bonito recuerdo del reencuentro de los hermanos Cantú, ¿Les parece si les tomo una foto?

– Miguel sonriendo le contesto. – Cuñado, una foto no quiero, quiero muchas con mis hermanos.

– Marcela se levantó con celular en mano y dijo. – Pues también les tomare una foto del recuerdo.

– Pablo haciendo lo mismo dijo. – También yo, muchas fotos tomaremos.

– Los hermanos posaron para las cámaras de los celulares, tomándose varias fotos entre ellos y luego con la familia Rocha, aunque Gabriel sentía ligero malestar en la cabeza y los ojos, no quiso decirles nada para no arruinar el momento tan emotivo; terminando la sesión fotográfica, se dispusieron a cenar,

Aunque Gabriel sentía ligeras molestias dijo. – Amor, mañana nos espera un largo día, tenemos que meterle turbo a las decoraciones del restaurante, estamos a solo días y tenemos el tiempo encima.

– Erick con el bocado en la boca, nervioso le dijo. – Mmm… Si, mmm… Mañana me despertare muy temprano, mmm… creo no dormiré en los próximos días.

– Gabriel parpadeaba seguido, pues el malestar en los ojos se hacía más fuerte acompañado de un ligero dolor de cabeza, pero necio no quiso decir nada para no alarmarlos.

¿Qué sucederá?

 

 

En los ojos del amor.

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