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Es Cuestión del Destino. Capítulo 15

en Gays

Hola, les deseo un grandioso día y excelente semana... Mil gracias por sus mails y por leerme.

 

CAPÍTULO QUINCE.

LA VERDAD Y SUS CONSECUENCIAS

 

En la interpretación final de Miranda en el festival de bandas; ella continuaba con sus ademanes señalando a Sebas, cantando y modificando una parte de la canción. – Tu papel es el de ser ese quién que él se cansó de ver, que ya no toca más, que ya no quiere más.

– Entrando al coro, se unía a sus compañeras bailarinas, con quienes realizaban una exuberante y provocativa coreografía.

Sebastián serio le decía a Miren. – Al parecer está canción tiene dedicatoria.

– Miren le preguntaba sin comprender. – ¿Cómo sabes?

– Sebastián la volteaba a ver un tanto incomodo respondiendo. – No es necesario ser adivino para saber que dedica está canción, sólo espero que lo que me estoy imaginando, no sea verdad.

– Miren regresaba la mirada a la presentación, donde Miranda nuevamente colocando el micrófono en el tripié, cantaba observando a Sebastián. – La intuición no se equivoca cuando sientes celos no estás loca y hoy entérate, yo soy la otra…

– Cristián sentía una incomodidad al escuchar esa frase, haciéndose a un lado y evitando seguir viendo la presentación.

Mateo extrañamente lo miraba de reojo y preguntaba. – ¿Sucede algo malo?

– Cristián le respondía exclamando incómodo. – ¡Nada, no pasa nada!

– Cristián se ponía a afinar las cuerdas de la guitarra y a verificar que todo estuviese bien.

Mateo regresaba su vista al show de Miranda y emocionado le gritaba. – ¡Tú puedes prima rockea como los grandes!

– Miranda al observar que Cristián ya no estaba se molestaba un poco; sin dejar de cantar y moverse en el escenario.

Sebastián de golpe bebía su whisky y se ponía más serio de lo que ya estaba ante sus deducciones que comenzaba a hacerse.

Ian y Rubén que observaban desde otro punto la presentación alegaban; molesto, Ian le decía a su novio. – ¡Maldita vieja puta, esa canción le queda perfecta, pues es una amante, pero una amante culera y asquerosa, maldita vieja, ojalá Sebastián le dé una buena arrastrada por toda la calle!, ¡Sí no lo hace, yo con gusto lo haré, maldita vieja puta!

– Rubén trataba de calmar a Ian diciéndole. – Tranquilo, es sólo una canción, nada más.

– Ian lo observaba diciéndole sarcásticamente. – Menos mal que me fuiste infiel con un tipo, aunque a él no le tenía tantas ganas de golpearlo como a esa vieja puta.

– Rubén lo miraba y sonrojado le decía. – Mejor pediré una cerveza y otro tequila para ti, estás algo eufórico por la chava esa.

– Rubén ordenaba las bebidas en lo que seguía la presentación.

En el escenario, Miranda sonreía y señalaba al público, mostrando la pulsera de Sebastián; con esa misma mano, la dirigía a Sebastián.

A quién le señalaba cantando. – Él de ti ya está aburrido y a mí me persigue como un niño, soy un dulce que siempre le sabe bien…

– Nuevamente en el coro hacía una pequeña coreografía con sus compañeras.

Dejando a Sebastián impresionado al ver su pulsera en muñeca de ella, su realidad se vio obscurecida poco a poco; siendo una luz que iluminaba únicamente a Miranda; fue ahí cuando él comenzaba a hilar lo que Cristián le respondió cuando le cuestionó momentos atrás sobre su pulsera, sobre la infidelidad cometida y la supuesta pérdida de su pulsera.

Respirando un poco agitado, Sebastián tomaba el brazo de Miren y le decía muy consternado. – ¡Ya sé quién es la amante de Cristián!

– Miren lo volteaba a ver impresionada, preguntando. – ¡¿Quién es?!

– Sebastián respiraba hondo y movía la cabeza con vista a Miranda respondiendo impactado. – Fue ella.

– Miren volteaba a verla y sin entender preguntaba. – ¿Miranda?, ¿Crees que ella fue?

– Sebastián tragaba saliva respondiéndole con ganas de llorar. – No creo, ella fue.

– Miren le tomaba la mano y le preguntaba molesta. – ¿Cómo, cómo sabes eso?

– Él respondiendo aguantando las ganas de llorar. – Lo sé por qué ella tiene mi pulsera que tiene la frase “es cuestión del destino”, esa pulsera Cristián me confesó que la perdió la misma noche que me fue infiel; ahora todo lo estoy hilando y todo coincide, ella, ella fue.

– Miren se levantaba de su asiento y le abrazaba fuertemente; Miranda no se percataba pues estaba en el momento de la coreografía.

Miren le decía. – Tranquilo amigo, cuando baje del escenario le daremos su merecido a la zorra esa, no llores no le des el gusto a la puta esa.

– Ella se regresaba a su lugar y Sebastián furioso, fijaba su mirada a la presentación de Miranda.

Quien en la última parte de la canción, sonreía muy orgullosa y retando a Sebastián con su mirada, cantaba. – Yo tengo sus noches y su pasión, sus fantasías y su obsesión, aunque te duelaaa… oh, oh, oh, oh, oh, oh, oh, oh.

– Miranda señalándose así misma recalcaba la parte final de la canción. – Su amante, su amante, ¡Soy yo!

– Las luces se apagaban, Edison, Miranda y el resto de la banda, siendo iluminados por una pequeña luz, se despedían de su público y terminaban después de media hora su presentación musical, para darle paso a la última banda que era “Lipotimia” en su última noche como grupo.

Miranda bajaba orgullosa por cantar y sonreía perversamente a Cristián que estaba por subir al escenario; al cual se le acercaba diciéndole provocativamente. – Espero te haya gustado mi interpretación final, es con dedicatoria y con un mensaje subliminal a tu querido Sebastián.

– Cristián enojado apretaba sus puños y le decía enojado. – Creí que habíamos quedado en un acuerdo.

– Miranda sonreía maliciosamente diciéndole. – Cambie de parecer rockero, adelante, el escenario es todo tuyo.

– Miranda le daba la espalda a él y se iba con Edison por unos tragos.

Él muy tenso se detenía y sacando la caja con el anillo, decía suspirando. – ¡Por favor no me falles!

– Cristián aguardaba unos segundos en lo que eran anunciados.

En tanto Sebastián furioso contenía sus ganas de llorar y le decía a Miren. – No entiendo nada, por más que pienso y pienso no logro comprender como pasaron las cosas, ¿cuándo comenzó todo?, ¿cómo se dieron las cosas?, ¿en qué momento ella se fijó en él?

– Sebastián derramaba una lágrima, la cual Miren le limpiaba diciéndole molesta. – ¡No amigo, no!, ¡no le des el gusto a la zorra de Miranda el verte así!, ¡te dije que por algo ella no me caía bien, pero amigo ese no es el punto!, ¡no quiero verte así, no lo hagas, no!

– Sebastián comenzaba a llorar y Miren al verlo así ya muy enojada, le decía. – ¡Voy a romperle la cara a esa zorra!

– Miren se levantaba de su asiento y Sebastián la sujetaba de la mano diciéndole. – ¡No lo hagas, no ahora, están por anunciar a “lipotimia”!

– Sebastián se limpiaba la nariz y secándose las lágrimas le decía fríamente. – Quiero que Cristián y Mateo disfruten su última noche, no quiero amargarles este momento.

– Miren al ver que su semblante cambiaba, le decía confusa. – Bien, tienes razón, también es momento de Mateo.

– Miren ordenaba una naranjada y Sebastián pedía un whisky doble en las rocas.

Con bombo y platillo eran anunciados por última vez “lipotimia”; subiendo todos al escenario y en último Cristián, eran aplaudidos y ovacionados por su público seguidor de varios años, que con mezcla de sentimientos se deleitaban por la banda y su noche final.

Ellos comenzaban a tocar “Hoy vivo por ti”, para seguir con “David y el gigante” e “Indomable”, canciones de una banda llamada “Tierra Santa” de quienes Cristián y Mateo eran grandes fans; tomando un breve descanso, en lo que ellos convivían con su público.

Sebastián bebía de golpe su whisky y sonriendo le decía. – Cristián es fan de esa banda, me hizo buscar un disco de ellos por todos lados, se lo regale en un cumpleaños y me abrazó muy fuerte, me beso tan apasionadamente; cuando Adonaí se ponía inconsolable en tormentas eléctricas, él lo ponía a escuchar sus canciones para calmarlo y así quedar dormido en brazos de mi rockero.

– Miren le ponía la mano sobre la espalda diciendo. – Amigo, es bueno recordar los buenos momentos que pasaron juntos, pero no quiero que te tortures.

– Sebastián un poco mareado le decía. – No me torturo, sólo quiero recordar en que momento fallé como amigo, como pareja, como amante, como esposo, como confidente, como, como, como yo creía que estaba bien.

– Miren apretando su hombro le decía triste al verlo así. – Amigo recuerda que estoy embarazada, no quiero ponerme sensible y que se me corra el rímel.

– Sebastián sonreía un poco y Miren al verle así le regalaba una sonrisa.

Él le decía. – No lo haré amiga, no te quiero ver desalineada, hoy no.

– Sebas pedía otro whisky; Miren quería cancelar la orden ya que sabía que eso le perjudicaría a Sebas, pero también sabía que le ayudaría un poco a sacar su dolor.

Cristián al ver que Sebas estaba un poco triste, se preocupaba y Miren volteaba mirándole enojada; él sin entender lo que sucedía o más bien sin comprender de que Sebas ya sabía quién fue la persona con la que él cometió infidelidad.

Los chicos de "lipotimia" terminaban su breve receso y comenzaban a tocar “Molinos de Viento” y “Fiesta Pagana” canciones pertenecientes a la banda “Mago de Oz”, dichas piezas musicales hacían que el público se pusiera más eufórico de lo que antes estaba.

Edison y Miranda se encontraban observándolos en el mismo lugar donde antes Cris y Mateo estaban; Edison admirado le decía. – Son excelentes, espero poder igualarles un poco a ellos.

– Miranda sonreía y burlonamente le decía. – Pues tienes voz, tienes talento, pero te hace falta el porte, presencia y cuerpo de Cristián para tener el público a tus píes.

– Edison sintiéndose triste, le decía. – Gracias por romper mi ilusión.

– Miranda volteaba su cabeza y seriamente le decía. – No vivas de ilusiones que entorpecen el crecimiento del ser humano, vive de realidades que fortalezcan las ganas de lograr los objetivos y así poder ser lo que se quiere.

– Edison se le acercaba serio diciendo. – No te ilusiones con Cristián, pues su realidad es que él está perdidamente enamorado de Sebastián; sus preferencias es su objetivo y su felicidad.

– Miranda se volteaba furiosa para seguirlos viendo cantar y Edison se daba media vuelta para empezar a guardar sus instrumentos.

Por ser la última vez, “lipotimia” tocaba un popurrí de canciones exitosas de su autoría que pertenecieron a sus tres discos lanzados al mercado; dichas canciones traían gratos recuerdos en las mentes de cada uno de los integrantes; haciendo que tocaran con gran entusiasmo y mucha energía rockera.

Posteriormente tocaban popurrí de covers re-versionados por ellos mismos: tal y como lo hacían en sus comienzos; “People are strage”, “Light my fire”, “Riders on the storm”, “Break on through to the other side” y “The end”, rolas de la legendaria banda “The Doors”; así también cantando grandes éxitos de la era del rock; “Another brink in the Wall” de “Pink Floyd”; canción la cual fue coreada por muchos de los asistentes al evento; “I was made for loving you” de “Kiss”, prosiguiendo con “We will rock you”y "Where are the champions" de “Queen”; interpretada a su versión por Mateo y Cristián en segunda voz y coreada igual por el público.

Dejando para último “The Reason” de “Hoobastank”; dicha interpretación de Cristián la hacía mirando muy fijamente a Sebastián, quién le sostenía la mirada y cantaba algunas partes de la melodía; siguiendo con “Silver and Cold” de “A.F.I”; canción con la cual, antes de ser interpretada.

Cristián mirando con arrepentimiento y tristeza a Sebastián, decía. – Está canción dirá mucho de lo que yo no puedo.

– Sebastián le miraba un poco más ebrio de lo que ya y decía. – Lo amo amiga, lo amo mucho, ¿pero no sé qué hacer?

– Miren le colocaba la mano en el hombro diciendo. – Hacer lo que tu mente quiera, tú sabes más de eso que yo, sólo medita escuchando la canción y sabrás.

– Sebastián suspiraba y mirando atento a Cris le escuchaba cantar.

Cristián interpretaba la canción con todo su sentimiento, acompañado por Mateo que le hacía los coros y segunda voz; él público les aplaudían y gritaban por el impresionante ambiente que lograban transmitir y pedían que continuaran como banda; los miembros de la banda sentían mezcla de sentimientos por las peticiones de los presentes, ocasionando que siguieran un rato más.

ulteriormente Cristián un poco cansado; pero sin perder las ganas de cantar; miraba a Sebastián y decía entre sofocos. – Las siguientes y últimas dos canciones son para alguien que amo mucho y deseo esté conmigo siempre; va por ti amor.

“Lipotimia” tocaba sus dos últimas canciones haciendo que Sebastián suspirará y se sintiera confundido ante la situación que se estaba aconteciendo; “Counting Stars” de “One republic” y “Love me again” de “John Newman”; canciones igualmente con dedicatoria para Miren.

Siendo así que luego de una hora y media sin pausas largas, “lipotimia” entre aplausos, gritos, aclamaciones y un buen sabor de boca, ellos decían adiós a los escenarios y presentaciones para siempre; los organizadores del festival, les otorgaban un reconocimiento a cada uno por su trayectoria, así como un reconocimiento como grupo; fotos y abrazos hubo al bajar todos del escenario.

Siendo las 2:21 de la madrugada; la banda después de guardar sus instrumentos y dejarlos en sus respectivos carros, se disponían a disfrutar del resto de la noche con sus respectivas parejas y amigos; entre tanto Cristián sólo en Backstage; dudaba mucho en darle el anillo a Sebastián; pues sentía que ya lo había perdido definitivamente.

Por otra parte, Ian y Rubén estaban ebrios y riendo, olvidándose de su intención en el lugar; Edison charlaba con Miranda; pero ella entre la gente buscaba a Cristián para seducirlo y llevárselo a un lugar más íntimo, dejando que Edison le hablara sin ponerle mucha atención; Sebas había dejado de beber; puesto que sabía se pondría fatal sí continuaba así.

Mateo se acercaba a la mesa de ellos y besando a Miren le decía. – Mi amor, me siento cansado, ¿podemos irnos a casa ya?

– Miren volteaba a ver a Sebas quién moviendo la cabeza le decía. – Vámonos pidamos la cuenta y vayámonos, me siento mareado; ¿podrán darme el aventón a mi casa?

– Mateo al verlo mal, se preocupaba diciendo. – Sí claro, por supuesto pero ¿No vas a esperar a Cristián?

– A lo que Miren le daba un codazo a Mateo y Sebas respondía serio. – No, creo él se debió ir a la casa, no lo veo.

– Miren buscando con la mirada a la prima de Mateo, ella curiosa preguntaba. – Mi amor, ¿dónde está tu prima?

– Mateo dándole un sorbo a su bebida respondía. – Mmm… no sé, la vi que estaba con Edison cerca de la barra, supongo ya se fueron.

– Sebastián mareado pedía la cuenta y les decía. – Voy al baño en lo que traen la cuenta.

– Miren le decía inquieta. – Con mucho cuidado amigo, pagamos y te esperamos en la salida.

– Él tambaleándose se dirigía al baño y Mateo le decía a ella sorprendido. – Es la primera vez en mucho tiempo que veo así a Sebas, es muy grave la situación entre ellos, ¿verdad?

– Miren respondía un poco molesta. – Sí, en casa te platico con calma, paguemos y vámonos, Sebas debe descansar.

– El mesero llevaba la cuenta y Mateo pagaba con efectivo.

En el baño; Sebastián lavándose las manos, se daba cuenta de que Rubén estaba por asearse las manos.

Sebas sorprendido, preguntaba. – ¿Rubén, qué haces aquí?, ¿dónde está Ian?

– Rubén en lo que se lavaba, respondía sonriendo. – Ian está en la mesa del principio, llevamos casi toda la noche buscándote, tenemos algo importante que decirte, pero prefiero que sea Ian quién te lo diga.

– Sebastián curioso preguntaba. – ¿Qué cosa?

– Rubén secándose respondía. – Ian debe decirte, yo no.

– Ambos salían del baño, siendo vistos por Ian; qué disculpándose con las personas con las que charlaba; se levantaba del asiento dirigiéndose con ellos.

Ian le sonreía ebrio y abrazando a su amigo le decía. – Amigo del alma, ¿dónde te habías metido?

– Sebastián notaba que estaba un poco más ebrio que él; Sebas serio le contestaba. – En la parte de enfrente, en una de las primeras mesas del escenario con Miren.

– Apartando a Ian, él le preguntaba con seriedad. – ¿Qué es lo que me tienes que decir según Rubén?

– Ian eructaba y le decía apenado. – Disculpa, se me salió.

– Rubén y él se comenzaban a reír.

Sebastián molesto estaba por caminar hacia donde se vería con Miren y Mateo; de pronto volteo su cabeza y vio a Cristián que se asomaba y Miranda algo ebria, al verle se dirigía a Backstage con él.

Sebastián furioso les decía. – Voy a darle su merecido a esa zorra.

– Rubén e Ian al ver que Sebas caminaba a prisa a Backstage tras Miranda.

Ian impactado decía. – ¡Ve a buscar a Miren rápido, antes que suceda algo!

– Rubén exclamaba preguntando. – ¡¿Crees que ya sepa?!

– Ian alterado respondía. – ¡No sé, busca a Miren, iré tras Sebas!

– Ian iba tras Sebas y Rubén por Miren.

Cristián nervioso sacaba el anillo, se decía. – Demasiado tarde Sebastián ya no está en la mesa, se fue, soy un idiota.

– Miranda al verlo nervioso le sonreía diciendo. – No te pongas nervioso querido, aún no te hago nada y no eres un idiota.

– Cristián al verla que se acercaba, guardaba el anillo diciéndole. – Creí que te habías ido.

– Miranda acechándole seductoramente, trataba de abrazarlo diciendo. – Pues ya ves que no, ¿dime qué ocultas en tu chamarra?

– Cristián la empujaba diciéndole molesto. – ¡Déjame en paz!

– Miranda sonriéndole le decía queriéndole besar. – Te ves tan varonil con tu barba y tan excitante, que me dan ganas de hacer el amor aquí mismo.

– Cristián molesto la tomaba de los brazos diciéndole irritado. – ¡No quiero usar la fuerza contigo, pero me veo obligado hacerlo, déjame en paz en buen plan!

– Miranda se reía burlonamente y en ese momento Sebastián aparecía enojado diciendo. – ¡Aléjate de mi marido Miranda!

– Él la soltaba diciendo impresionado. – ¡Sebastián!

– Miranda se le borraba la sonrisa y volteándose le observaba retándolo.

Sebastián se acercaba poco a poco y le decía enfadado. – Al menos tú sí entiendes.

– Miranda viéndolo con molestia le preguntaba sarcásticamente. – ¿Te gusto mi presentación?, amigo.

– Cristián se enmudecía y quedaba perplejo observándoles.

Sebas aplaudía y sarcástico le respondía. – Sí, tienes talento debo admitirlo, aunque para eso del amor no.

– Miranda se enfurecía y le decía. – Gracias, talento y cuerpo tengo, ¿no es así Cristián?

– Él se ponía nervioso ante la pregunta y siendo encarado por Sebastián.

Ian se acercaba y preguntaba nervioso. – ¿Qué sucede?

– A lo que Miranda le gritaba. – ¡Nada que te incumba idiota!

– Sebastián molesto le decía. – ¡A mí amigo no le llames idiota!

– Miranda y Sebas quedaban con la mirada fija retándose.

En lo que sucedía eso, Rubén encontraba a Miren que estaba caminando con Mateo para irse.

Él presuroso la alcanzaba diciéndole agitado. – Miren, que bueno que aún estás aquí.

– Ella asustada por la forma en que se puso frente ella, le decía. – ¡Ay Rubén, me asustaste!, ¡¿qué pasa?!

– Rubén tomando aire les decía. – Vengan conmigo, es Sebastián.

– Mateo alarmado exclamaba cuestionando. – ¡¿Qué le pasó?!

– Rubén tomaba la mano de Miren y de Mateo jalándoles diciendo. – ¡Vengan conmigo rápido, antes que pase algo feo!

– Ellos presurosos caminaban tras de él hasta llegar al Backstage, siendo vistos por Edison, que a su vez por curiosidad les seguía.

Miranda volteaba a ver de nuevo a Cristián y le preguntaba. – ¿Verdad que tengo muy buen cuerpo Cris?

– Cristián respiraba profundo y exhalando le respondía serio. – Sí Miranda, tienes cuerpo.

– Sebastián se enojaba más, Ian trataba de calmarle y Miranda les sonreía burlonamente.

Cristián serio decía. – Pero eso no te garantiza tener amor verdadero.

– Sebastián e Ian se desconcertaban por el pero de Cris y ella cambiando su semblante se dirigía hacia él diciéndole. – Estás mal, no sabes lo que dices.

– Cristián armado de valor, fijamente a los ojos de Sebastián, sujetaba el brazo de Miranda diciendo. – Sí sé lo que digo Miranda.

– Miranda siendo sujetada fuertemente por él, le pedía. – ¡Suéltame por favor, me estás lastimando!

– Cristián conteniendo las ganas de llorar le decía. – El dolor que sientes no es nada a lo que mi amado Sebastián siente en este momento.

– Sebastián sentía que se derrumbaba; no obstante por su orgullo sacaba fuerzas; Ian consternado respiraba lentamente y sentía que lo ebrio se le iba bajando poco a poco.

Rubén, Mateo, Miren y Edison sin ser visto por ellos, llegaban en el momento en que Cristián con valor decía. – Sebastián aquí frente a ti tengo la persona con la cual yo… yo te fui infiel.

– Mateo se sorprendía mucho, Miren, Rubén e Ian se ponían muy serios y Edison sentía su corazón desquebrajarse al saber lo que había pasado entre Cristián y Miranda.

Un breve momento de silencio les rodeo; Miranda quedaba impactada al ser descubierta de tal manera.

Sebastián seriamente se les acercaba y frente a Miranda le decía. – Pudiste acostarte con Cristián, disfrutar de sus besos, de su saliva mezclarse con la tuya, de sus brazos y manos estrechar tu exuberante cuerpo; obtuviste la satisfacción de su lengua recorrer tu piel, su pene dentro de ti y tal vez su semen; por qué no, hasta de un buen orgasmo; pero lo que nunca podrás obtener es el amor que él aún siente por mí, por qué para eso necesitas ser como yo.

– Miranda zafándose de Cris, le señalaba molesta. – ¿Cómo tú?, no creo, sólo mírate, eres ¡HOMBRE!, ¿qué le puedes ofrecer?

– Sebastián le respondía con una sonrisa. – Exacto Miranda, exacto, soy un hombre y a Cristián le gustan los hombres.

– Sebastián observaba el semblante de Cristián de arrepentimiento y pena.

Miranda irritada se le venía a la mente algo, que usaba para hacer enojar a Sebas, diciéndole. – Tal vez le gustaran los hombres, pero antes anduvo con una mujer, ¿recuerdas a Ileana?

– Miren sorprendida decía. – ¡¿Cómo sabe de Ileana?!

– Mateo apenado se encogía en hombros diciendo. – Yo le comenté eso hace tiempo, no sabía nada de ella y Cristián, de verdad.

– Miren se molestaba con él y continuaban atentos a lo que sucedía, sin interponerse en nada.

Sebastián regresando su vista a ella, le respondía sonriente. – Sí, sí la recuerdo, que en paz descanse ella era igual o peor que tú; pero eso es pasado, estamos en el presente y sí él se acostó contigo fue por simple curiosidad por querer recordar lo que es meterse con una zorra como tú.

– Miranda enfurecida, cacheaba a Sebastián gritándole. – ¡A mí no me llamas así, marica de mierda!, ¡soy una dama y te exijo respeto!

– Ian al ver, se enfurecía gritando. – ¡Maldita zorra!

– Rubén le tomaba del hombro impidiéndole intervenir, diciéndole. – ¡Ni se te ocurra, no es problema nuestro!

– Miren se enojaba y le gritaba. – ¡Vieja desgraciada, ahorita verás!

– Mateo le sujetaba del brazo gritando. – ¡No mi amor, no!

– Ella se zafaba diciéndole enojada. – ¡No me digas lo que debo o no hacer!

– Miren furiosa se le acercaba dispuesta a golpearla, pero Sebastián la detenía diciéndole. – ¡No lo hagas!, recuerda que estás embarazada.

– Mateo sorprendido exclamaba. – ¡¿Voy a ser papá?!

– Rubén le ponía la mano en el hombro diciendo. – Felicidades hermano.

– Cristián se asombraba y mostraba una leve sonrisa por ellos.

Miren conteniendo las ganas le decía a su amigo. – ¡Pero Sebastián, te golpeo!

– Sebas seriamente le respondía. – Su golpe no me duele más del dolor causado por ambos.

– Miranda se carcajeaba y le decía. – Felicidades primita, al fin podrás ser madre, demuestras que no estás seca por dentro.

– Miren se enfurecía más y Sebas la tomaba del brazo diciendo. – Tu embarazo, tranquila.

– Miranda sonreía y decía. – Sebastián tú nunca podrás concebir un hijo de Cristián, en cambio yo sí, podré hacerlo feliz, cumplirle el sueño que tanto anhela.

– Cristián le respondía serio. – Yo he sido feliz con Sebastián desde antes de que Adonaí llegará a nuestras vidas y a su llegada más feliz he sido; pero tú estás llena de envidia al no poder ver a alguien feliz y pleno; tú me das tanta lástima, siendo joven y hermosa, estés amargada y envidiosa.

– Miranda se volteaba hacía él y con lágrimas en los ojos le decía desesperada. – ¡¿Y cómo te sentirías tú si las cosas hubieran sido al revés?!

– Cristián sin entender decía. – ¿De qué rayos hablas?

– Miranda le respondía alterada. – ¡No sabes nada, nada sabes!

– Sebastián confundido preguntaba. – ¿Qué sucede, tal vez pueda ayudarte?

– Miranda le gritaba. – ¡Nadie puede ayudarme nadie, nadie!

– Ian murmurando le decía a Rubén. – Sí estuviera en lugar de Sebas, no le ayudaría en nada.

– Rubén sólo movía la cabeza y prestaba atención a la forma en que Miranda se ponía.

Ella se carcajeaba diciendo. – Increíble que después de que te enteras que yo soy la amante de Cristián me quieras ayudar y aunque lo hagas eso no cambiará en nada mis planes.

– Cristián sin entender preguntaba. – ¿Planes, qué planes, no sé de qué hablas?, aparte de borracha, loca.

– Miranda muy alterada respondía. – ¡Mis planes de separarte de Sebastián!, tal y cómo a mí me hicieron.

– Sebastián preguntaba con curiosidad. – ¿Qué fue lo que te hicieron?

– Ella respondía histérica. – Quiero separarte a ti de Cristián, así como un maldito maricón de mierda me separó de mi novio, ¡yo de estúpida fui usada por él, por qué el muy imbécil me resulto puto!, he tenido dos relaciones y esas dos me han marcado, ¡por qué me salieron bisexuales!, quiero que sientas lo que yo sentí, quiero que sufras, por qué eso mereces, ¡sufrir, sufrir maldito, sufrir!

– Cristián, Miren y los demás, miraban a ella con pena y lástima, al saber las verdaderas intenciones de Miranda; todo lo que había hecho era por pura envidia y dolor al saber que sus ex novios no eran cien por ciento heterosexuales, que la habían usado para aparentar y que fue cambiada por un hombre.

Miranda gritaba como loca. – ¡Odio, odio a los homosexuales, los odio, los odio al igual que a los bisexuales!, ¡la bisexualidad no existe, no te pueden gustar dos cosas a la vez, no puede!

– Sebastián comenzaba a reírse y decía. – Todo lo que hiciste, ¿lo hiciste por venganza?, que bárbaro, hasta parece novela, me has demostrado lo ardida que estás con la vida, tu amargura, envidia y odio no te dejan ser feliz por eso, que pena me das en serio.

– Miranda muy furiosa arremetía con Sebastián dándole otra cachetada diciéndole. – Más pena me das tú, maricón estúpido.

– Ella le escupía diciendo. – Logré mi cometido y ahora Cristián estará a mi lado y tu maldito mocoso se regresará por donde vino, ¡ya que yo si podré darle hijos propios a él!

– Sebastián al escuchar esa expresión sobre su hijo, sentía un calor inmenso recorrer su pecho.

Enardecido agarrándose la mejilla, le decía. – Por ser hombre estoy consciente que a una dama no se le debe de pegar ni con el pétalo de una rosa; pero siendo que ni soy hombre sino maricón de mierda y que tú no eres una dama, sino una golfa al referirse así de mi hijo pasaré como si nada esa frase y te daré tu merecido.

– Sebastián con todo su coraje le daba una bofetada a Miranda diciéndole. – ¡No eres nadie para referirte así de mi hijo!

– Miranda al ver que tenía sangre en su labio, trataba de golpear de nuevo a Sebastián, pero él le daba otra bofetada diciéndole. – ¡Y está me la debías ardida envidiosa!, ¡no pienso permitir que quieras destruir una relación de años, estúpida loca!

– Sebastián caminaba dándole la espalda a Miranda y le decía a Cristián muy enojado. – ¡Pudiste a ver evitado todo esto sí hubieras recordado tu promesa!, ¡ahora serás testigo y cómplice, verás lo que es capaz de hacer, el llenar de rabia a un gay!

– Cristián apenado le decía. – ¡Sebastián por favor!, ¡perdóname no tuve la culpa, caí como idiota, perdóname de verdad!, ¡la culpa de todo esto es de Miranda!

– Sebastián demasiado enojado le decía. – ¡Tanto peca el que mata a la vaca como el que le agarra la pata!, tenlo muy en mente ahora.

– Cristián queriendo agarrar a Sebastián, pero él se quitaba mirándolo con desprecio, le decía. – Cuanta tristeza me ha dejado el ver rota mi ilusión que en pedazos me regreso a la realidad; fui tan ingenuo por confiar cuando me hablabas de lealtad, que poco hombre, que vergüenza me das, ahora tengo mezcla de odio y desamor por ti, no me diste ningún valor y me destrozaste el corazón.

– Miranda volteaba a Sebastián tomándole del hombro.

Al estar frente a frente, él miró su pulsera y lleno de ira le pedía. – ¡La pulsera que traes es mía, devuélvemela ahora mismo!

– Miranda quitaba su mano del hombro de él retándole. – ¡¿Y sí no lo hago qué?!

– Sebastián enfurecido, cerraba su puño y le daba directo en la nariz, gritándole. – ¡¿Me la vas a dar sí o no?!

– Miranda caía al suelo y fue ahí cuando Cristián le sujetaba diciéndole. – ¡Sebastián cálmate por favor, cálmate!

– Mateo socorría a su prima ayudándole a levantar del piso.

Ian y Rubén se interponían entre ellos y Miren se asustaba mucho de ver a su amigo tan exaltado; ella para calmarle le decía. – Amigo, por favor, contrólate, contrólate, hazlo por mí, por Adonaí, tranquilo.

– Cristián sujetaba fuertemente a Sebastián diciéndole. – ¡Ya por favor, basta ya!

– Sebastián enojado le decía. – ¡Que me devuelva mi pulsera, ya que no me devolverá la felicidad que teníamos, al menos que me devuelva lo que de hace muchos años antes que tú me pertenece!

– Miranda ayudada por Mateo, se quitaba la pulsera y se la aventaba diciéndole. – Ten tu maldita pulsera putito, tenla es toda tuya… esa estúpida frase de “es cuestión del destino”, el destino está en tu contra imbécil.

– Sebastián quería golpearla de nuevo, pero Cristián, Ian y Rubén se lo impedían.

Miranda agarrándose la nariz; que le brotaba sangre; le gritaba. – ¡Anda pégame estúpido maricón, golpéame de nuevo!, ¡hazlo para que te refunda en la cárcel marica!

– Sebastián se controlaba un poco.

Ian a favor de su amigo se volteaba para decirle. – Si de leyes hablamos, aquí estoy yo que soy abogado, puedo alegar que lo que hizo Sebastián fue en defensa propia al saber que tú y Cristián cometieron adulterio; y eso aquí y en cualquier ciudad ya es penada por uno y hasta diez años de prisión sin derecho a fianza en todos los aspectos sociales, sea heterosexual, bisexual u homosexual; ¿cómo ves querida?

– Sebastián se sentía seguro y se controlaba más.

En cambio Miranda demasiado descontrolada, se soltaba de las manos de Mateo y les decía amenazando. – ¡Juro que me vengaré, lo juro!, ¡cada uno de ustedes pagará esto, ya verán que sí!

– Miranda daba media vuelta, sangrándole la nariz; Edison al ver que se aproximaba, se ocultaba entre unas bocinas y la dejaba irse sin brindarle ayuda; segundos después, él salía sin ser visto para pagar la cuenta e irse del lugar, muy triste y decepcionado.

Cristián soltaba a Sebastián y le decía avergonzado. – Te he fallado como hombre, como pareja, como esposo, como padre, hice mal lo sé, pero al menos por favor permíteme recuperar tu amor.

– Cristián comenzando a llorar se hincaba implorando perdón.

Pero Sebastián con actitud soberbia le decía. – Por un momento de placer o curiosidad, cómo haya sido, perdiste todo lo que fue; ahora quiero que te preguntes, ¿valió la pena?, ¡dime!, ¿valió la pena?

– Cristián agachaba la cabeza llorando respondía. – No, no lo valió, te perdí, te he perdido.

– Sebastián le daba media vuelta y conteniendo su llanto le decía. – Ahí tienes tu respuesta sobre tu intención de recuperar mi amor.

– Sebastián caminaba y tras de él Ian que le decía preocupado. – Amigo, espera.

– Rubén recogía la pulsera y guardándola, caminaba tras de ellos.

Cristián lloraba desconsoladamente diciendo. – ¡Soy un imbécil, un idiota!

– Mateo y Miren lo veían con pena.

Él le ayudaba a levantarse, diciendo. – Amigo vamos a casa.

– Cristián se ponía de píe sin parar de llorar por qué ya había perdido el amor de Sebastián.

Miren al verle así, le daba una cachetada diciéndole. – Lo siento mucho Cristián, pero lo que le hiciste a mi amigo no tiene perdón tan fácil y lo siento pero no me podía quedar con las ganas.

– Miren daba media vuelta y molesta decía. – Mateo te espero afuera, no tardes por favor.

– Ella se iba dejándoles ahí.

Mateo aún sin creer lo sucedido, decía. – Amigo, no sé qué decirte, estoy muy sorprendido, ¿por qué no me habías dicho antes?

– Cristián paraba de llorar y tratando de razonar las cosas, le contestaba. – No sabía cómo decirte que tú prima se me estaba insinuando de una forma muy provocativa; además fue mi culpa, caí en la tentación.

– Mateo preguntaba serio. – ¿Quieres que te pase a dejar a la casa bro?

– Cristián seriamente le respondía. – No, solo ayúdame a dejar la bocina, el amplificador y las guitarras en la camioneta.

– Mateo le comenzaba a ayudar y juntos salían con las cosas para el carro de Cristián; charlando un poco sobre lo sucedido y de su última presentación.

Poco rato más tarde él se iba a su casa muy triste y acongojado; manejaba con la mirada perdida, con ganas de llorar, con ganas de retroceder el tiempo y evitar caer en la provocación.

Suspirando se detenía en un semáforo en rojo diciendo. – Chaparro te dejaré tranquilo, por bien tuyo, de nuestro hijo y por qué de verdad deseo que este amor no muera, dejaré que el destino y el tiempo acomoden las cosas y puedas perdonarme, aunque las cosas no vuelvan a ser las mismas.

 

Es Cuestión del Destino.

 

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