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Es Cuestión del Destino. Capítulo 10

en Gays

Hola, casi un mes sin publicar pero por ser vísperas de mi cumpleaños les dejó un capítulos más de esta historia; aunque sé bien que para algunos ya los tiene chocados y a otros sé que les agrada mi forma de escribir; espero les guste.

 

CAPÍTULO DIEZ.

CRUDA INFIDELIDAD.

 

6:03 de la mañana; desnudos en la cama del departamento, Cristián y Miranda estaban únicamente cubiertos por una sabana; él boca abajo y ella sobre su espalda dormían profundamente; ya que la madrugada había sido tan fogosa y lujuriosa; muestra de dicha noche era que los cojines estaban tirados, las cubiertas del colchón estaban en el suelo, dejando en evidencia que la escena sexual había sido muy pasional; ambos estaban muy exhaustos de tan gran momento que habían tenido.

7:21 de la mañana, los primeros rayos del sol iluminaban la habitación del departamento; un sonido breve chirriante proveniente del teléfono de Cristián sonaba seguido; Cristián abriendo los ojos poco a poco, se percataba de que despertaba en un lugar desconocido para él; aun boca abajo, buscaba su celular teniendo un breve flash back de que alguien le había quitado el teléfono para después aventarlo al suelo; con su corazón latiendo muy fuerte, sus manos las introducía entre las sabanas y se percataba que estaba completamente desnudo.

Él se enderezaba y miraba dormir a Miranda profundamente, agitado se agarraba la cabeza y en su mente pensaba. – ¡No puedo creer lo que hice, no pudo pasar, no pudo!

– Él se levantaba de la cama y daba vuelta para ir al baño, tropezando, haciendo ruido, provocaba que Miranda se despertará y se levantará de la cama; sonriente ella le decía. – Deberías dormir Cris, anoche estuviste muy intenso, me hiciste el amor como nunca imagine.

– Cristián frustrado decía. – ¡Dime que no pasó nada! ¡Dime que es una mentira! ¡Dímelo Miranda, dímelo!

– Miranda se levantaba de la cama, mostrándose desnuda, señalando su vagina le decía. – Aquí me hiciste gozar como nunca, aquí me hiciste sentir fuego, aquí me hiciste vibrar de placer, aquí terminaste con un gran grito de satisfacción.

– Cristián se agarraba la cabeza y comenzaba a llorar de coraje diciendo. – ¡No, no, eso no paso, no paso!

– Miranda se le acercaba mientras él le daba la espalda; ella acariciándolo le decía. – Cariño, paso y no hay vuelta atrás, anda duerme y descansa un poco, repone esas fuerzas tan viriles que tienes.

– Cristián enojado, se volteaba y la empujaba a la cama; ella burlándose le decía. – Cristián, jamás pensé que este momento fuera a pasar, me imaginaba que nuestro encuentro sexual sería de otra forma, pero vaya que eres un toro a la hora de hacer el amor; ahora no tengo nada que envidiarle a Sebastián, puesto que ya probé lo que él noche a noche disfruta; ¡Magnifico!

– Cristián enojado se metía al baño y se enjuagaba la boca, se echaba mucha agua sobre la cara y poco a poco tenía recuerdos crudos del suceso acontecido anoche.

Miranda sonriente se recostaba en la cama y le decía. – Descuida cariño, no diré nada, esto se quedará entre nosotros; ahora sí, puedo decir que me puedo marchar de la ciudad satisfecha de haber probado a un hombre maduro, guapo, bien conservado y muy viril a la hora de hacer el amor.

– Cristián desnudo salía del baño, tomaba su bóxer y se lo colocaba; nervioso le decía. – ¡Miranda eres una golfa!

– Ella se reía y suspiraba diciéndole. – Ahora que estás sobrio soy para ti una golfa, pero en la madrugada que estabas ebrio para ti era una mujer fogosa, sabrosa y apasionante, ¿Ya no recuerdas eso?

– Ella mordiéndose los labios veía como él muy nervioso se ponía el pantalón, los calcetines y zapatos.

Él levantaba las pulseras del suelo, las guardaba en la bolsa trasera del pantalón, también su playera que se la colocaba sobre el hombro mientras que al levantar su celular se daba cuenta que la pantalla estaba estrellada.

Nervioso él como pudo revisaba que tenía 21 llamadas perdidas de número de hotel de Cancún y del celular de Sebastián, así también varios mensajes de texto que como pudo los leía. – “Amor espero te estés divirtiendo te amo”, “Rockero, te amo, no tomes mucho por favor”, “Cris amor, cuando llegues a la casa me avisas”, “Cristián no sé nada de ti, ¿Todo bien?, te amo”, “Rockero mi amor, contéstame el teléfono por favor, si estás ebrio no me enojo, pero quiero saber que estás bien”, “¿Amor? ¿Sucedió algo malo?”, “Buenas noches Cristián, estoy en la habitación del hotel desde hace media hora, ningún mensaje me has respondido, así como las llamadas, he marcado del teléfono de la habitación, así como de la recepción y nada, en la mañana hablamos, sueñas con los angelitos, no olvides nunca que te amo”.

– Cristián sintiéndose devastado, comenzaba a llorar más, se hincaba al suelo y decía entre sollozos. – ¡Soy un fracaso, un fracaso total, le he destrozado el corazón a mi Sebas! ¡No merezco su amor!

– Miranda al escucharlo tan mal, su sonrisa se borraba de golpe y algo culpable le decía. – Cristián de verdad, discúlpame, no sé qué me pasa, estaba tan obsesionada contigo que bueno, cometí este grave error, perdóname por favor.

– Miranda lo trataba de agarrar, pero él enojado la empujaba tirándola al piso y le decía. – ¡Jamás me vuelvas a tocar y espero cumplas en no decir nada a nadie! ¡Adiós!

– Cristián agarraba sus llaves y trataba de abrir la puerta, pero esta estaba atascada por el seguro.

Miranda se colocaba la bata y decía apenada. – Espera, deja abrir.

– Ella tomando las llaves quitaba el seguro y le abría la puerta, ambos salían; ella apenada le decía. – Cristián, te prometo no decir nada, te lo prometo, pero espero me disculpes, fui una golfa como dices y una lujuriosa, de verdad no diré nada; te lo juro.

– Cristián con la playera en el hombro decía cabizbajo. – Espero cumplas en no decir nada, por el momento no deseo verte cerca de mí.

– Miranda al verlo tan mal y culpable, le abrazaba dándole un beso en la mejilla diciéndole. – Te lo aseguro que no abriré mi boca; te lo prometo, confía en mí, de verdad.

– Miranda se sentía culpable, vacía por lo que había cometido; a pesar de que sació sus ganas sexuales de estar con Cris, no la tenían llena y satisfecha como pensaba, pues le hacía entre ver qué estaba destruyendo una relación sólida de años; y él, bueno él estaba devastado, arrepentido, porque aunque no quería hacer el amor con Miranda, las ganas ya las tenía desde cuándo; recordemos que con anterioridad ella lo había estado acosando, provocando e incitando al sexo, finalmente ambos terminaron haciéndolo, pero no les dejó muy buen sabor de boca como pensaban.

En ese momento crucial, donde ambos salían del departamento; bajando por las escaleras, Ian y Rubén los veían; quienes se habían mudado de apartamento hace un tiempo; se topaban en el pasillo a Miranda en bata y a Cristián sin playera; sin hacer ruido e impresionados.

Ian decía quedito, sacando su celular. – ¡Pero qué es lo que veo, Cristián con una mujer!

– Ian les tomaba varias fotos y Rubén tratando de evitarlo exclamaba en voz baja. – ¡No hagas eso! ¡Es tu amigo!

– Ian enojado le decía. – ¡Precisamente porque es mi amigo debo mostrarle lo que su “fiel esposo” está haciendo a espaldas de él!

– Ian guardaba su celular y deteniendo a Rubén le decía. – ¡Guarda silencio y espera a que se vaya él!

– Ellos se mantenían ocultos entre un pilar y la pared del pasillo.

Cristián separándose de ella le decía. – Descansa.

– Él se colocaba la playera y bajaba las escaleras, Miranda se metía de nuevo al departamento, ambos sin darse cuenta de la presencia de Ian y Rubén quienes ya los habían captado.

Ian curioso salía de entre el pilar y sacando su celular otra vez, tomaba la foto de la puerta y número del departamento y decía. – Amigo, debes saber esto.

– Rubén incomodado le decía. – Ian no hagas eso, herirás el corazón de Sebastián.

– Ian enojado le decía. – ¡Prefiero una dulce verdad a una amarga mentira como la que yo viví contigo! ¡Te recuerdo que hace tiempo cometiste el mismo error de infidelidad conmigo y durante mucho tiempo! ¡Y no deseo que mi mejor amigo también sufra! ¡Así que tú, no tienes ni voz ni voto, mucho menos puedes defender la relación de ellos, puesto que tú no eres un santo!

– Rubén sonrojado, no decía más y mejor se dirigía a tomar el elevador; mientras que Ian le mandaba un mensaje rápido a Sebastián diciéndole. – “Amigo, me urge verte, ¿está tarde podrás?”

– Al enviar el mensaje, Ian caminaba nervioso y presuroso a subir al elevador al lado de Rubén, al bajar ellos se topaban con Cristián; que apenas estaba bajando los últimos escalones para así poder agarrar su carro y manejar hasta su casa.

Pero Ian decidido decía molesto. – ¡Espérame aquí Rubén!

– Él desconcertado, le agarraba el brazo preguntando. – ¡¿Qué piensas hacer?!

– Ian furioso, se soltaba diciéndole casi a gritos. – ¡Trato de proteger a mí amigo!

– Rubén quiso sujetar de nuevo a Ian, pero él lo evito empujándolo contra la pared; Cristián quién estaba por salir del edificio recordaba que su carro no se encontraba afuera, si no abajo en el estacionamiento del edificio, así que él regresándose para bajar, se topaba con Ian.

Que le decía enojado. – ¡Buenos días Cristián!

– Él nervioso titubeaba diciendo. – Buen, buen, buen día… Buenos días.

– Cristián preguntaba sorprendido. – ¿Qué haces aquí?

– Alzando la mirada, se percataba que Rubén estaba tenso y muy serio; Ian con mirada fija, enojado le decía. – Rubén y yo vivimos en este edificio, en el sexto piso para ser exactos; ¿Sebastián no te comento?

– Cristián nervioso respondía. – Sí, medio me dijo algo.

– Ian notaba el nerviosismo y le decía. – Te veo nervioso, ¿Sucede algo malo? ¿Sebastián está bien?

– Cristián bajaba la mirada, comenzaba a sudar y muy nervioso respondía. – Todo bien.

– Ian sacando su celular, comenzaba a buscar las fotos diciéndole. – Pues espero que Sebastián este muy bien, ya que se pondrá muy triste al saber lo que hiciste.

– Cristián levantaba poco a poco la mirada, diciendo nervioso. – Saber, ¿saber qué?

– Ian le mostraba una por una las fotos, mientras le decía furioso. – Por lo visto tienes lagunas mentales.

– Cristián sintiendo recorrer en su espalda un frío tremendo, preguntaba nervioso. – ¿De dónde sacaste esas fotos? ¿Qué piensas hacer con ellas?

– Ian muy enojado respondía. – No las saque de ningún lado; se las tomé mientras estaban despidiéndose amorosamente y pienso mostrárselas a mí mejor amigo Sebastián, para que vea la clase de marido que tiene.

– Cristián nervioso en un arrebato de nerviosismo trataba de quitarle el celular, pero Ian lograba guardarlo diciéndole. – ¡Ni se te ocurra hacer algo Cristián o le mando las fotos a Sebastián!

– Rubén al ver el momento de tensión que se estaba generando, intervenía diciendo. – Ian amor, por favor, no te metas.

– Ian enojado dirigiéndose a él, decía exclamando. – ¡Te dije que no quiero que intervengas! ¡Tú hiciste lo mismo, ¿Recuerdas?! 

– Rubén se sonrojaba y se agachaba, enmudeciéndose en el momento.

Cristián nervioso, con los ojos llorosos les decía. – Se los juro por mi vida, amo mucho a Sebastián, lo amo con toda mi alma, ¡Créanme que no quise serle infiel, por vida mía se los juro!

– Ian sin tocarse el corazón, no le creía y le decía. – Sí tanto juras en amarlo, ¡¿por qué rayos lo hiciste?!

– Cris respondía desesperado. – ¡No sé, no sé! ¡Sólo sé que fue un impulso, algo de mí se debilito! ¡Créanme de verdad!

– Rubén lo miraba compadeciéndose y decía. – Yo sí te creo.

– Cristián mostraba una leve sonrisa, la cual a Ian lo hacía enfurecer más, diciendo. – ¡Ustedes hombres son iguales, no cambian! ¡Infieles por naturaleza!

– Rubén molesto le recalcaba diciendo. – Te recuerdo que tú también eres hombre.

– Ian le respondía enojado. – ¡Soy hombre, pero soy hombre homosexual! ¡Y yo sí estoy consciente de mis preferencias y mis gustos, así como estoy consciente de serle fiel a mi pareja! ¡Cosa que tú ni él saben hacer!

– Rubén comenzaba a molestarse diciendo. – ¡Ya supéralo!

– Ian respondía alterado. – ¡Superado ya está! ¡Olvidado jamás!

– Cristián comenzaba a idealizarse la reacción de Sebastián ante enterarse de su infidelidad; Ian regresaba la mirada hacía él y le decía furioso. – ¡Espero tengas en cuenta que esta escena que acabas de ver entre él y yo, muy probablemente podrás tenerla con Sebastián!

– Cristián nervioso se tronaba los dedos diciéndole. – Pienso decirle a Sebastián lo que ocasioné, pero no ahorita.

– Ian enojado le cuestionaba. – ¡¿Entonces cuando?!

– Rubén al ver a Ian alterado ante la situación, se arrepentía una y mil veces de haberle sido infiel a él; pues se daba cuenta que de verdad había marcado ese suceso a Ian y por tal, lo hacía ponerse así de alterado ante un caso de infidelidad muy cercano a él; después de que lo vivió en carne propia, Ian solo trataba de ayudar a su amigo Sebastián y a Cristián, pero de una forma algo errónea y equivocada.

Algo así como qué él deseaba con todas sus fuerzas, que la infidelidad jamás hubiera existido y que todas las parejas tanto homosexuales como heterosexuales fueran fieles a sus principios y sus juramentos de amor, como antes lo era; pero las cosas cambian y no siempre se es fiel en todos los aspectos.

Regresando al enfrentamiento suscitado en ese momento; Cristián más nervioso se ponía, Ian le volvía a interrogar enojado. – ¡¿Cuándo piensas decirle?!

– Él nervioso le exclamaba respondiendo. – ¡Cuando regrese de su congreso en Cancún!

– Ian le preguntaba enojado. – ¡¿Cuándo será eso?!

– Él le respondía. – Mañana domingo por la noche.

– Ian pensaba bien las cosas, la forma en la que Sebastián sufriría y reaccionaría y haciendo una breve pausa le decía. – Te voy a dar una semana, una semana para que le digas a Sebastián lo sucedido, de lo contrario yo mismo le enviaré las fotos y le diré lo que vi.

– Cristián defendiéndose decía. – Y según tú, ¿qué viste?

– Ian le contestaba seriamente. – Que te estabas besando con una mujer, saliendo de su apartamento a medio vestir, tal y como lo estás en la foto que tome.

– Cristián nervioso no quedaba de otra más que decirle. – Bien, una semana, solo una semana; pero espero tú ni tu novio intervengan en esto, por favor; pues esto es una situación de pareja.

– Ian serio decía. – Sebastián recurrirá a sus amigos, nosotros debemos apoyarlo.

– Cristián serio le decía. – Todo a su momento, primero deja que le revele la verdad y entonces sí, podrán intervenir, por lo mientras ponle una raya a tu intención de querer destruir una relación de años; quieras o no debes de quedarte callado; ya que a quién le corresponde romper esta relación es a mí.

– Ian seriamente le decía. – ¡No pienso quedarme callado mucho tiempo, por eso te doy un ultimátum de una semana!, pues soy su amigo y no pienso ocultarle algo; como le dije a Rubén antes de bajar, preferible una dulce verdad a una amarga mentira como la que yo viví; así que estás advertido y con un plazo de una semana.

– Cristián para no seguir discutiendo y tratar de dar explicaciones, seriamente seguía su paso a tomar el elevador para ir al estacionamiento.

Mientras caminaba dándoles la espalda, Ian le recordaba casi a gritos. – ¡Tienes una semana, una semana nada más!

– Cristián tomaba el elevador sin mostrarle la cara.

Rubén le preguntaba serio. – ¿Por qué fuiste accesible con él? ¿Una semana?

– Ian le respondía derramando unas lágrimas. – Porque sé bien que Cristián trataba de defenderse y dar una explicación, la cual yo no lo deje por qué no soy quién para que se la diga; siento muy feo guardarle el secreto, pero no soy yo quién debe decirle a Sebas, sino él; le doy una semana para que planeé la forma de decirle sin herirle sus sentimientos, pues Sebas es de un corazón frágil y con esto su corazón se romperá en miles de pedazos.

– Ian comenzaba a llorar diciendo. – ¡Es tan doloroso que alguien te sea infiel, que a veces no sabes si todo será igual y sí podrás recuperarte del todo bien!

– Rubén sintiéndose mal, abrazaba a Ian y le daba un beso en la frente diciéndole. – Amor, estoy tratando de recuperar tu confianza, sé que me costará mucho trabajo, pero haré que las cosas sean mejor que antes y que exista un nuevo lazo de confianza mutua; ¡Te amo!

– Ambos abrazados, caminaban a tomar el ascensor para así salir con su auto a sus respectivos trabajos.

Cristián manejando rumbo a casa, comenzaba a tener los crudos recuerdos de la noche anterior, de todo lo que se fue dando, las ganas y pasión desenfrenadas al estar con Miranda; deteniéndose un momento a la orilla de una calle poco transitada.

Él comenzó a llorar, recostándose sobre el volante se decía. – ¡Soy un idiota, un imbécil! ¡No debí cometer ese gran error, tengo que remediarlo de alguna manera!

– Cristián llorando arrepentido, se encontraba muy temeroso por la reacción que fuera a tomar Sebastián.

Segundos después su celular se hizo sonar; tranquilizándose un poco, como pudo respondió la llamada. – Sí diga.

– Sebastián al teléfono sonriendo le decía. – Buenos días amor, ¿Apenas te amaneció?

– Cris tratando de disimular le respondía. – Sí Sebas, apenas me amaneció; disculpa por no responder tus llamadas, mi teléfono se me cayó y pues se estrelló la pantalla.

– Sebastián con un presentimiento de forma inquietante le decía. – Mmm… Tendrás que comprar otro me imagino, ¿Todo bien?, siento que algo te aflige, ¿Se puede saber qué es?

– Cris suspiraba y respondía. – Tenemos que hablar cuando regreses.

– Sebastián inquieto le decía. – Sí es sobre tener otro bebé, lo he pensado bien, lo platique con Miren anoche, me aconsejo y después de poner en una balanza las cosas vividas con Adonaí creo que estamos preparados para ser padres; creo no debo esperar a mi regreso para decirte en persona que...

– Cristián interrumpía preguntando. – ¿Decirme qué?

– Sebas le respondía inquieto y nervioso. – Pues decirte que sí, sí quiero que tengamos más hijos.

– Cristián sentía emociones encontradas; sonriendo le decía. – Lo que me acabas de decir me ha tomado por sorpresa, ¡¿Hablas en serio?!

– Sebastián respondía alegre y animado. – ¡Sí, en serio! Quiero y deseo más hijos, unos 3 o 4, los que quieras, mi temor es el ser un mal padre; pero gracias a Miren, me ha hecho ver que ambos hemos sido mejores padres para Adonaí; así que cuando regrese tenemos que hablar bien y en persona sobre adoptar o rentar un vientre; eso sí, tenemos que comenzar a tratar lo del nuevo bebé con Adonaí.

– Cristián se entusiasmaba tanto que sonrió ante lo escuchado, pero al mirarse en el espejo retrovisor, nuevamente su semblante se entristecía ante el recuerdo de la apasionante noche con Miranda y su acto de infidelidad; haciendo que él dijera. – Creo que debo tomarte la palabra y hablar de esto en persona Sebastián, pues he pensado en que es mejor quedarnos con Adonaí.

– Sebastián al escuchar eso, se sentaba en la cama; sorprendido decía. – ¡No entiendo! ¡¿Seguro sigues dormitado o tienes una fuerte resaca?!

– Cristián seriamente le respondía. – No Sebastián, no es la resaca ni mucho menos que ande dormitado o que tenga hipnagogia, nada de eso; estoy seguro de lo que digo, un hijo en este momento no es favorable a nuestra relación.

– Sebastián cambiaba su semblante, se ponía serio y le decía. – Cris amor, te dejaré dormir un poco más, pues creo que no dormiste bien; bueno creo andas en la calle ya que escuché el pasar de un carro seguramente vas por Adonaí a casa de mi mamá, salúdamelos mucho y diles que los quiero; hablamos luego, te quiero mucho, no lo olvides, trata de dormir un rato más por favor.

– Cristián se quedó serio y solo dijo. – Esta bien, como digas, pero debemos hablar en cuanto regreses sobre este tema, hasta más tarde.

– Sin dejar que Sebastián preguntará otra cosa, él finalizaba la llamada; dejando a Sebastián confundido, atónito y sin comprender bien las cosas.

Cristián enfurecido consigo mismo decía. – ¡Odio que esté pasando esto, odio tanto mi gran error, me odio a mí mismo!

– Él continuaba su camino a casa; manejando muy pensativo y buscando en su cabeza alguna idea o modo de solucionar las cosas.

Sebastián en Cancún, después de ese frío momento, bajaba a desayunar con Miren y Mateo; quien al verlo serio y un poco triste le cuestionaba Mateo preocupado. – ¿Sucede algo Sebastián?

– Él moviendo la cabeza respondía. – No nada, nada malo, creo yo.

– Miren quién ya conocía a su amigo como la palma de su mano; le decía. – Dime que sucede, por qué de verdad sucede algo.

– Sebastián los miraba y les respondía con gesto de incomprensión. – Acabo de hablar hace una media hora con Cristián, le platiqué que deseo más hijos con él, percibí desde antes que algo andaba mal; lo digo por la forma en la que me contesto la llamada y por qué no me habló con palabras de cariño, sino por mí nombre; es por eso que no quise guardar más la noticia y le conté que sí estoy dispuesto a acrecentar nuestra familia para así levantarle un poco el ánimo, pero me dijo que no quiere, que es un mal momento para tener otro hijo, sin darme explicación por teléfono, me dejó así de la forma más fría que pudo hacer.

– Mateo extrañado le dijo. – Oye Sebas, pero él desde hace tiempo platicaba conmigo sobre el tener una niña, que esa era su ilusión, una niña su más grande deseo, y con lo que me dices por su reacción, me hace pensar que Cristián esta aun con resaca o de plano con quién hablaste no era tu esposo.

– Sebastián serio y confundido decía. – Eso mismo pensé, pero saben, note que esa noticia le entusiasmo mucho, pero luego de una breve pausa me dijo que siempre deseaba hablar conmigo para tratar ese asunto en persona, ya que él no desea tener un hijo en estos momentos.

– Miren le tomo la mano a su amigo diciéndole. – No te hagas ideas malas en tu cabecita, mejor desayunemos, relájate por ser tu último día de congreso y mañana por la tarde los tres juntos nos regresaremos a la ciudad; mañana hablaran sobre el tema y su cambio de parecer.

– Sebastián exclamó. – ¡¿Nos regresamos los tres juntos?!

– Mateo sonriendo respondía. – Pues Miren me dijo que Cristián tiene mucho trabajo y me requiere allá, así que ya es momento de regresar; digo casi dos meses y cachito de luna de miel ya es mucho, así que nos regresaremos en el mismo vuelo que tú.

– Sebastián sintió un pequeño alivio y les dijo. – Me alegra que regresen conmigo, me harán buena compañía y serán apoyo incondicional en estos momentos.

– Miren sonriendo le decía. – Así es amigo, ya es momento de ponerle fin a nuestra luna de miel y retomar nuestra vida normal.

– La pareja había decidido regresar a la ciudad pues ya habían abusado mucho de los permisos laborales que se les permitía legalmente; aunque la noticia era favorable para Sebastián al regresar acompañado, él sentía que algo andaba mal e incomodaba mucho a Cristián.

Edison con una resaca infernal, iba al edificio a ver a Miranda; él sin bañarse y con una cara fatal, iba a reclamarle a ella el haberlo dejado ahí en el antro-bar y cargarle la cuenta consumida por ella y Cristián a su tarjeta de crédito.

Al llegar muy enojado, él tocaba el timbre pidiendo acceso; Miranda desde el interfón algo dormitada respondía. – ¿Diga?

– Abajo en la entrada una voz rasposa por la noche anterior le decía. – Soy yo Edison, necesito hablar contigo.

– Miranda deseosa de dormir le decía. – Edison son casi las nueve de la mañana, ¿no puedes esperar a más tarde?

– Edison un poco molesto le exclamó. – ¡No, no puedo esto urge!

– Miranda fastidiada le dijo. – ¡Bien! Te dejaré pasar, solo dame unos minutos.

– Miranda se colocó su sostén, su tanga y medio acomodaba el departamento, para así darle la entrada a Edison al edificio.

Él desesperado por hablar con ella, tomaba acceso vía elevador, estando en el piso del departamento tocaba y Miranda le abrió diciéndole. – Espero que sea urgente lo que me vienes a decir.

– Edison entraba, la miraba de pies a cabeza dándose cuenta de la forma sensual y provocante.

Él sin perder la seriedad y mostrando ciertos celos, contenía sus instinto varonil y le decía. – Sí urge, mucho.

– Miranda cerrando la puerta, cruzada de brazos le preguntaba. – ¿Y bien?

– Edison enojado le cuestionaba. – ¡¿Y Dónde está él?! ¡¿Qué paso anoche?! ¡¿Por qué Miranda?!

– Miranda algo confusa por el interrogatorio exclamaba preguntando. – ¡¿De qué rayos hablas Edison?! ¡Veo qué aún vienes con cruda, será mejor que descanses! ¡Puesto que no sé a qué se debe tu interrogatorio y mucho menos lo que quieres averiguar!

– Edison muy celoso apretaba sus puños y le reclamaba. – ¡Anoche tú y ese tal Cristián se fueron del bar dejándome a mí a pagar su cuenta! ¡¿Pasaron la noche juntos, verdad?!

– Miranda nerviosa titubeando le respondía. – No sé… no sé… de qué hablas… No sé a qué te refieras… Estás todo idiota.

– Miranda le daba la espalda a él y a punto de abrirle la puerta le ordenaba. – ¡Por favor te pido que te vayas ahora mismo, necesito dormir, estoy muy cansada!

– Edison reventando de celos, impedía que abriera la puerta y le confesaba su sentir. – ¡¿No te das cuenta de nada?! ¡Me gustas mucho, muero de ganas de que seas mi novia!

– Miranda sorprendida ante la confesión de él; ella nerviosa bajaba su tono de voz diciéndole. – Edison, ¿estás diciendo la verdad?

– Edison mirándola a los ojos le decía. – Sí, sí, es verdad, me gustas mucho, eres atrevida y atrabancada; me atrae eso de ti, pero no entiendo, ¿qué le ves a ese tipo que no tenga yo?

– Edison se tranquilizaba un poco y terminaba diciendo. – Miranda me gustas, deseo que seamos novios, pero solo responde, ¿Qué tiene él que yo no tenga?

– Miranda suspirando le sonreía descaradamente y le cuestionaba. – ¿De verdad quieres saber?

– Edison en tono inocente le respondía. – Sí, sí quiero.

– Miranda le respondía crudamente. – Lo que él tiene es edad, madurez, fuerza, pasión, unas ganas de hacer el amor como nunca, es lo mejor que me pudo pasar; eso tiene cosa que tú no, ¡con eso basta para que entiendas lo que tú no ofreces!

– Edison furioso se volteaba y golpeando la puerta hacía que Miranda se asustara un poco; a lo que él le decía. – Solo estabas jugando conmigo, ¿Solo jugabas conmigo? ¡Respóndeme carajo!

– Edison golpeando nuevamente la puerta, demostraba su malestar causado por los celos.

Miranda un tanto temerosa pero sin perder el descaro, respondía. – Sí, jugaba contigo, necesitaba zacear mis ganas de sexo, necesitaba quién me apagará este fuego que nació por ese hombre casado y así poderme olvidar de él, pero no se pudo; alguna vez pensaba que dichos deseos y fantasías eran algo prohibido para mí, pero anoche esos deseos y fantasías fueron nulos, logré cumplirlos con él y su gran virilidad al hacerme el amor.

– Edison furioso se volteaba hacía ella y la sujetaba de los brazos fuertemente diciéndole. – ¡Eres una golfa infeliz! ¡¿Cómo pudiste engañarme al decirme que también yo te gustaba y parecía atractivo?!

– Edison jalaba a Miranda mientras ella le trataba de pegar y zafarse de él. – ¡Suéltame estúpido, me estás lastimando! ¡Te estoy diciendo que me sueltes imbécil! ¡¿Qué no escuchas?!  ¡Ya te di mis razones por las cuales solo te use, déjame en paz!

– Edison sin responderle, la aventaba a la cama y le decía. – Sabrás lo que es un verdadero hombre de verdad no un anciano como él.

– Miranda tirada en la cama, nerviosa retándolo le decía. – Dudo que seas capas, quiero ver que tan hombre puedes ser.

– Edison sonriéndole maliciosamente le decía. – Ahora verás.

– Edison se le abalanzaba a ella y la comenzaba a besar de forma apasionada en los labios, cuello y hombros, ella mostraba resistencia al principio, pero poco a poco fue cayendo en la pasión celosa y desenfrenada de él, la que doblegaba al instinto sexual que se despertaba nuevamente en ella. 

Cristián ya había llegado a casa, se había comunicado con su suegra a la que le dejaba dicho que cuando despertará Adonaí, le informará que iría a recogerlo al día siguiente; pues él justifico el cambio de planes diciendo que se sentía mal del estómago y que no podría estar al cien por ciento cuidando al pequeño, cuando en realidad su pesar era moralmente; Julieta le decía que no se preocupara, que estaría bien cuidado y que deseaba la pronta recuperación de su yerno.

Él muy mal moralmente, se desnudaba en la sala y subía las escaleras con la mirada perdida, metiéndose al baño, abría la llave del agua fría dejándose acariciar por el chorro de agua que caía.

Cristián se decía mientras se recargaba en la pared. – Espero nuestro amor pueda más que este gran error por mi parte, te amo mucho y no deseo perderte, desgraciadamente tuvo que pasar este desliz para darme cuenta que yo te amo más que a nada en el mundo, ¡Soy un completo imbécil!

– Cristián deprimido, se golpeaba la cabeza contra la pared repitiéndose una y otra vez lo imbécil que era al no poder resistirse ante Miranda.

Después del baño, salía secándose para así colocarse un bóxer azul, bajaba las escaleras para recoger la ropa tirada en el suelo de la sala y así poder lavarla.

En el cuarto de lavado, después del ciclo de enjuague y centrifugado en la lavadora; él sacaba su pantalón y lo terminaba de exprimir percatándose de que las pulseras estaban en el bolsillo del pantalón; él nervioso las sacaba y las colocaba sobre la tapa de la lavadora, muy asustado se daba cuenta que la pulsera de Sebastián no estaba; desesperado comenzaba a buscarla entre las prendas y metía las manos en la lavadora a buscar entre los residuos de la jabonadura pero no obtuvo éxito, veía si por el drenaje se había quedado atorada, pero su esperanza fue destruida ya que no estaba ahí.

Pateando la lavadora desesperado exclamaba. – ¡Maldita suerte la mía, no puedo creer que la haya perdido! ¡Lo peor es que no recuerdo si la perdí o la dejé en el departamento con Miranda!

– Él muy desesperado, se hincaba y llorando miraba al techo diciendo. – ¡Esto que me pasa es por la maldita cruda infidelidad que cometí! ¡Mil veces idiota, mil veces idiota Cristián, lo eres, eres un idiota!

– Lamentándose Cristián, culpándose por su débil fortaleza y resistencia, sentía que era el comienzo del fin de una relación de casi catorce años.

Momentos más tarde; Miranda muy agotada después de haber tenido un encuentro sexual con Edison; nuevamente se encontraba sola  recostada en la cama desnuda y luego de mucho pensarlo, se decía sería y soberbia. – No debo sentirme culpable de nada, pues lo que sucedió entre Cris y yo ambos lo queríamos; por su parte Cristián por tener temple débil y yo, bueno yo porqué estoy realmente enamorada de él; es un hombre bastante atractivo y sí Sebastián se llega a enterar y termina la relación con él, aquí estaré yo y mis piernas para consolarlo como se debe.

– Miranda fríamente comenzaba a reírse para después suspirar diciendo. – El único problema aquí es Edison, aunque viéndolo de otro ángulo él no es gran obstáculo como lo es Sebastián.

– Miranda tocándose los senos recordando como Cristián la hizo suya, decía entre jadeos. – Haré que Sebastián se entere lo más pronto posible, para así ser yo quién este a tu lado Cristián.

– Tal parece que Miranda no siente culpa por la aventura con Cristián, mucho menos corazón por destruir una familia y refugio para un ser inocente como lo es Adonaí; ella está dispuesta a todo sin importar el daño que pueda causar; ¿Será capaz de revelar la infidelidad de Cristián a Sebastián? 

Es Cuestión del Destino.

 

Gracias por el tiempo brindado, les deseo un grandioso día; dudas y sugerencias aquí, por FB o Mail; saludos a todos, nuevamente gracias.

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¿Por qué a mí? Capítulo 4

¿Por qué a mí? Capítulo 3

¿Por qué a mí? Capítulo 2

¿Por qué a mí? Capítulo 1

Gay, casos de la vida real.

Gay, casos de la vida real.

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El Otro. Parte 3

El Otro. Parte 2

El Otro. Parte 1

Gay, casos de la vida real.

Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 18

Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 17

Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 16

Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 15

Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 14

Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 13

Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 12

Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 11

Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 10

Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 9

Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 8

Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 7

Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 6

Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 5

Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 4

Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 3

Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 2

Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 1

Gay, casos de la vida real.

Antes de Rockear al Destino. Capítulo 3

Antes de Rockear al Destino. Capítulo 2

Antes de Rockear al Destino. Capítulo 1

Gay, casos de la vida real.

El chico de mis sueños. Final Alternativo Dos.

El chico de mis sueños. Final Alternativo Uno.

El chico de mis sueños. Capítulo 8

El chico de mis sueños. Capítulo 7

El chico de mis sueños. Capítulo 6

Breve Mensaje a mis Lectores.

El chico de mis sueños. Capítulo 5

El chico de mis sueños. Capítulo 4

Heridas de Amor.

El chico de mis sueños. Capítulo 3

Gay, casos de la vida real.

El chico de mis sueños. Capítulo 2

Sacrilegio Capítulo 7

El chico de mis sueños. Capítulo 1

Show en Cam Four... (Parte 3, final)

Show en Cam Four... (Parte 2)

Show en Cam Four... (Parte 1)

Sueños de una Noche

Nuestro Secreto

Es Cuestión del Destino. Capítulo 19

Es Cuestión del Destino. Capítulo 18

Es Cuestión del Destino. Capítulo 17

Es Cuestión del Destino. Capítulo 16

Es Cuestión del Destino. Capítulo 15

Es Cuestión del Destino. Capítulo 14

Es Cuestión del Destino. Capítulo Especial Pt. 2

Es Cuestión del Destino. Capítulo 13

Sacrilegio Capítulo 6

Es Cuestión del Destino. Capítulo 12

Es Cuestión del Destino. Capítulo 11

Es Cuestión del Destino. Capítulo 9

Es Cuestión del Destino. Capítulo 8

Es Cuestión del Destino. Capítulo 7

Es Cuestión del Destino. Capítulo 6

Es Cuestión del Destino. Capítulo 5

Es Cuestión del Destino. Capítulo 4

Es Cuestión del Destino. Capítulo 3

Es Cuestión del Destino. Capítulo 2

Es Cuestión del Destino. Capítulo 1

Sacrilegio Capítulo 5

Sacrilegio Capítulo 4

Licua-Mix de Relatos 2013

Licua-Mix de Relatos 2013

Sacrilegio Capítulo 3

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Sacrilegio Capítulo 1

Luna de Miel Capítulo 15 Gran Final

Luna de Miel Capítulo 14

Luna de Miel Capítulo 13

Luna de Miel Capítulo 12

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Luna de Miel Capítulo 10

Luna de Miel Capítulo 9

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Luna de Miel Capítulo 2

Luna de Miel

En los ojos del amor Capítulo 37 Gran Final

En los ojos del amor Capítulo 36

En los ojos del amor Capítulo 35

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En los ojos del amor Capítulo 33

En los ojos del amor Capítulo 32

En los ojos del amor Capítulo 31

En los ojos del amor Capítulo 30

En los ojos del amor Capítulo 29

En los ojos del amor Capítulo 28

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En los ojos del amor Capítulo 22

En los ojos del amor Capítulo 21

En los ojos del amor Capítulo 20

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En los ojos del amor Capítulo 7

En los ojos del amor Capítulo 6

En los ojos del amor Capítulo 5

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Rockeando al Destino Capítulo 23 Gran Final

Rockeando al Destino Capítulo 22

Rockeando al Destino Capítulo 21

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Rockeando al Destino Capítulo 9

Rockeando al Destino Capítulo 8

Rockeando al Destino Capítulo 7

Rockeando al Destino Capítulo 6

Rockeando al Destino Capítulo 5

Rockeando al Destino Capítulo 4

Rockeando al destino Capitulo 1

Rockeando el Destino Capítulo 3

Rockeando al Destino Capitulo 2