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Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 9

en Bisexuales

Quiero darles las gracias a los lectores que me han escrito para motivarme con seguir escribiendo; estoy infinitamente agradecido;

son bienvenidos sus correos con opiniones, criticas y comentarios.

 

Capítulo Nueve.

“Reencuentro destinado”. (Parte II)

 

 

Tras un largo rato esperando; después de beber dos tazas de café y comer demasiadas galletas; Aurora en un restaurante lujoso, estaba paciente a que llegará su futuro esposo; para lucir bien para él, ella se retocaba el maquillaje, el peinado y muy sonriente se decía. – Seguramente Do se impresionará de mi gran cambio de imagen y de mi próxima boda con el hombre más guapo que pueda haber en México; este día estará lleno de reencuentros destinados.

– Ella guardaba su maquillaje y le ordenaba amablemente al mesero, más café con galletas.

En eso una voz masculina sorpresivamente le decía. – Estas flores son para la mujer más bella para mí y que muy pronto iluminará todos mis días.

– Aurora contenta sonreía y se volteaba diciendo. – ¡Mi amor, buenos días!

– Bradley con un gran ramo de rosas rojas y un león de peluche, le decía alegre. – Buenos días mi vida, disculpa la demora, pero ya sabes el tráfico aquí es horrible.

– Bradley Landucci, teniendo un gran cambio en su físico, se mostraba enamorado y sonriente.

Aurora se levantaba de su asiento y al ver el león, sonriendo le decía. – Otro leoncito más a mi colección, gracias mi amor.

– Él tomaba el peluche y se lo daba haciendo un rugido. – Raaaaw.

– Ella lo tomaba contenta y muy enamorada le decía. – Lo bueno que después de nuestra boda, nos mudaremos lejos de la ciudad y su tráfico estresante.

– Él se le acercaba, le daba un tierno beso en la boca diciendo. – Eres lo mejor que me ha pasado en la vida y quiero pasar el resto de mis días contigo y a donde vayamos seremos siempre muy felices Aurora de mi corazón.

– Ella le abrazaba, suspirando. – Te amo mucho, jamás imaginé que tú y yo nos fuéramos a enamorar después de que tu papá nos presentó aquel día; te amo demasiado Bradley Landucci.

– Aurora y Bradley se besaban tiernamente y se disponían a desayunar.

Estando ahí los alimentos servidos, ella le decía feliz. – Mi amor, ¿qué crees?

– Brad probaba el jugo para después decir. – Dime amor, ¿qué creo?

– Ella le sonrió respondiendo. – Mi mejor amigo y casi hermano está de regreso en la ciudad.

– Brad confundido preguntó. – ¿Cuál amigo?, el colombiano o el español ese que trató de besarte.

– Aurora se reía al recordar, y le aclaraba. – Ninguno de ellos, los dos están en sus respectivos países y trabajando.

– Brad serio y celoso decía. – Qué bueno, ojalá no se te ocurra invitarles a la boda.

– Aurora le decía haciendo puchero. – ¡Ay amor, no seas celoso!, Ernesto está trabajando en Cali y pronto participará en un concurso de baile así que no podrá venir y Nacho, bueno dudo que quiera venir después de que casi le rompes la cara en nuestra fiesta de compromiso.

– Bradley burlándose hablaba como español. – Bueno pues ese tío se lo merecía, trató de besarte el muy hijo de puta y yo me había cabreado, joder.

– Aurora habló con seriedad. – Sabes bien que estaba ebrio y que él es bisexual, yo jamás me besaría con una persona así, les respeto sí, pero son unos inestables emocionalmente; además yo te respeto a ti como tú a mí.

– Bradley se incomodaba al escucharla expresarse así de los bisexuales, para disimular bebía a tragos grandes su jugo de naranja.

Durante todo este tiempo que han sido novios, ella no había opinado nada sobre esa orientación sexual; hasta ahora; aunque sí se muestra a favor de los chicos y chicas gay, pero no tiene en buen concepto a los que son bisexuales.

Él retomando la conversación con cierta tensión, dijo. – Bueno amor ¡ya!, entiendo que eso ya quedo atrás, ahora sí, ¿qué era lo que me ibas a decir?

– Aurora respondía con sonrisa al recordar a su casi hermano. – Bien espero que ese tema de mi amigo Nacho haya quedado aclarado y olvidado. – Acomodándose en su asiento, decía feliz. – Y regresando a lo que te quería decir, hoy por fin veré a mi hermano y amigo del alma.

– Bradley le sonreía diciendo. – ¡Qué bien preciosa!, ¿a qué hora?

– Ella notaba que él no sabía o recordaba de quién se refería; así que Aurora le miraba seria preguntando. – ¿Sí sabes de quién hablo?

– Apenado Brad respondía. – La verdad no amor, me hablas y comentas de tus amigos y amigas que suelo confundirme, perdón mi amor.

– Aurora moviendo la cabeza algo molesta decía. – Te hablo de Fernando, a quién considero mi hermano y al que invitaré a la boda por ser alguien muy especial para mí.

– Bradley al escuchar ese nombre, se emocionaba; su corazón palpitaba rápido y recordaba a Nando; en su mente creía que se trataba de otro Fernando; pues en el mundo hay cientos de personas llamadas así y sería algo impresionante que el mejor amigo de su futura esposa y su expareja fueran la misma persona; ¡pero vaya lío tan asombroso, por qué así terminó sucediendo!

Bradley moviendo la cabeza exclamaba. – ¡Ya, ya sé quién, sí, ese amigo con quién perdiste comunicación por estar trabajando!

– Bradley quedaba más satisfecho y seguro de que sus pensamientos eran aparentemente ciertos; pues Fernando en una de las tantas veces que conversaban, le decía que era indispensable estar en contacto con su mejor amiga; (la cual Brad no recordaba su nombre); pues la mayor parte de la semana, se comunicaban por Messenger para que no se sintiera solo en su estancia en Barcelona y cibernéticamente se mantenían unidos; al recordar eso, confirmaba que se trataba de “otro Fernando”.

Así que dijo con ansia. – ¡Pues a qué hora nos veremos con mi futuro cuñado!, digo lo tengo que conocer, pues fotos de él no me has mostrado.

– Aurora le respondía intrigada. – ¿Nunca te lo he mostrado?, que raro, creí que sí, bueno es que con él eran más charlas que estarnos tomando fotos, la única que tengo con él es de la graduación de secundaría; aunque no tiene caso enseñarte foto, ya que hoy a las cuatro de la tarde nos veremos para comer.

– Bradley haciendo mueca de enojo, exclamaba. – ¡Rayos mi amor!

– Ella preocupada preguntaba. – ¿Qué pasa cariño?

– Él respondiendo molesto. – Tengo una junta con unos abogados sobre un caso y la reunión es a las cuatro y media de la tarde.

– Aurora incomoda se expresó. – ¡Pero estamos en vacaciones, viene navidad, año nuevo y después de día de reyes regresaremos al trabajo!

– Bradley dijo apenado. – Lo sé bien amor, sé que nos hemos tomado unos días de descanso para dar últimos detalles de nuestra boda y pasar las fiestas decembrinas con nuestras familias, por última vez de a solteros, pero este caso sino se gana, tendremos serios problemas económicos, la firma se hundirá y mi padre le daría un infarto de saber eso.

– Aurora manifestándose más comprensiva dijo. – Tienes razón amor, este caso es fuerte y generará muchas ganancias, no quiero que se extienda a más tiempo y en vez de boda, haya juicio y sentencia.

– Él tomaba la mano de ella, diciendo con voz suave. – Conoceré a tu hermano en otra ocasión, sólo espero sea antes de nuestra boda.

– Aurora sonreía diciéndole. – ¡Ay mi amor!, pronto te lo presentaré, de verdad, espero sea antes de nuestra boda.

– Ambos se sonreían y reanudaban desayunando, cambiando el tema sobre detalles de la boda.

En casa; la familia terminaba de desayunar; Armando y Lázaro se despedían pues se irían a la cafetería.

Fernando preguntaba con curiosidad. – ¿Podré citarme con Aurora en el negocio?

– A lo que Armando respondía con prisa tomando las llaves. – Claro que sí sobrino, ya sabes que sí.

– Lázaro amablemente le sugería. – Dime a qué hora será tu cita y con gusto prepararé algunas bebidas especiales para ustedes.

– Nando le miraba serio respondiendo. – Será a las cuatro, pretendemos tener una charla ligera antes de saber dónde comer.

– Lázaro memorizaba y abriendo la puerta decía. – Bueno pues a las cuatro les esperamos, nos vemos tía, nos vemos pequeñas, hasta más tarde chamo enojón.

– Armando velozmente le daba un beso a Alejandra, despidiéndose de ella y de sus hijas.

Alejandra sonreía diciendo. – Hasta luego que tengan buena venta.

– Las niñas les decían adiós y Fernando hacia gesto de molestia ante la amabilidad de Lázaro.

Alejandra desde la cocina, decía. – Vale, Gio; más les vale que se metan a bañar, aprovechen que hay un poco de sol, luego por la tarde les da frío y no quieren ducharse, así que vayan.

– Fernando sentándose en el sillón les decía. – Vamos pequeñas, apúrense a bañar, aprovecharemos el día para salir a pasear.

– Las primas de él, entusiasmadas subían a bañarse.

Su Tía Alejandra con sueño, caminaba a la sala a sentarse diciéndole. – Me ofrecería a acompañarles, pero es mi segundo día de vacaciones, lo que más deseo es reponer horas de sueño y de no estar lidiando con niños.

– Fernando le sonreía diciendo. – Te admiro tía la capacidad de tener paciencia en el cuidado de tanto chamaquito de entre tres y seis años, yo en tu lugar los amarraría o pegaría a la silla.

– Ella soltaba tremenda carcajada diciendo. – ¡Qué buena idea me has dado!, la aplicaré de regreso a clases.

– Fernando y ella se sonreían, tras eso, él observando bien la sala y los barandales de las escaleras, preguntaba. – ¿Por cierto, qué no piensan adornar la casa?

– Ale bostezando le contestaba. – Teníamos pensado tu tío y yo junto con las niñas de hacerlo, pero vinieron los festivales navideños de Gio y Vale, la organización de la posada en mi jardín de niños, Armando y Lázaro se resfriaron; debido a eso estuve yendo a abrir el negocio en lo que se recuperaban; con todo eso no nos dio tiempo de decorar.

– Con duda cuestionaba él. – ¿Adornaron el negocio?

– Ella haciendo memoria respondía. – Creo que sí, unos cuantos adornos que Lázaro logró conseguir.

– Fernando se levantaba a prisa del sillón diciendo con sonrisa. – ¡En cuatro días será noche buena y navidad!, ¡después de mucho tiempo por fin pasaré estas fechas con ustedes y quiero que se sienta el ambiente navideño tanto aquí como en el café!

– Ale le miraba y preguntaba confusa. – ¿Qué tienes en mente o qué piensas hacer?

– Le respondía decidido. – ¡Comprar adornos y muchas cosas para decorar aquí y también allá!

– Levantándose del sillón, su tía le decía con ligero ánimo. – De ser así, sacaré del clóset el antiguo árbol de navidad y nacimiento, sirve que veo que es lo que hace falta.

– Haciendo gesto de negación, él serio decía. – No tía, ¿para qué?, ese árbol y nacimiento debes tirarlo a la basura o regalarlo, al igual que esos viejos adornos; debemos reinventarnos y cambiarlos ahora que estoy yo; creo ese árbol debe de tener como mi edad o un poco más.

– Ella hablándole sería le miraba. – Ay que exagerado eres, ese arbolito tiene menos de tu edad, que exagerado.

– Fernando sonreía expresando. – ¡Cómo sea tía!, ¡ya, eso es pasado, debemos traer lo nuevo!, iremos a comprar las cosas, pero debes ir con nosotros.

– Ale miraba el reloj diciéndole. – Bien sobrino, pero tú manejas, van a dar las diez, en veinte minutos estaré lista.

– Fernando casi saliendo de la cocina para prepararse, gritaba. – ¡Perfecto, yo me bañaré regresando de comprar!

– Giovanna y Valentina pasaban a su habitación a vestirse; Ale se daba un baño rápido y preparaba; en planta baja, Fernando esperaba a sus primas y tía de terminarse de poner guapas.

Al bajar, ella le daba las llaves del coche diciéndole. – Espero no se te haya olvidado manejar aquí en la ciudad.

– Nando sonreía diciéndole. – Lo que bien se aprende nunca se olvida, sólo se perfecciona.

– Alejandra y las niñas quedaban sorprendidas ante la respuesta de él.

Fer les guiñaba el ojo diciendo. – ¡Vámonos de compras!

– Fernando manejando, Alejandra a su costado y las niñas atrás, felices partían al centro comercial a realizar la búsqueda del perfecto árbol de navidad, adornos y decoraciones para la casa y el negocio.

Al llegar al centro comercial; Alejandra y las niñas se bajaban del automóvil, en lo que Fernando buscaría un lugar donde estacionarse; dando vueltas trataba de fijarse de algún conductor que saliera del estacionamiento; de inmediato él se acercaba y metía donde quedaba vacío.

Él estando por bajar del coche, sentía su celular vibrar; al ver el I.D de llamada, sonreía respondiendo. – Buongiorno Laureato Pietrasanta.

– Guido sonriente le contestaba. – Buonasera Laureato Rivas.

– Él preguntaba. – ¿Come stai?

– Guido con sonrisa respondía. – Molto bene, grazie. – Para luego hablar en español. – ¿Y usted cómo está?, ¿qué tal el viaje?

– Fer respondía mientras verificaba los seguros de las puertas. – Muy bien gracias, disfrutando la familia, aunque un poco cansado y desorientado por el cambio de horario, pero me repondré pronto.

– Guido subiéndose a su carro le decía. – Te entiendo, eso del cambio de horario es horrible, me alegra saber que este con los suyos.

– Fer agradecido habló. – Gracias por preguntar. – Interrogaba con curiosidad. – ¿Y usted dónde la pasará?

– Guido esperando a poder salir del estacionamiento, respondía. – Pues estaré un poco cerca de usted, mi familia planea reunirse en New York, así que lo más probable es que ande por allá en unas horas.

– Nando bajaba del carro diciéndole. – Bien por usted Licenciado, bien por usted.

– Guido cambiaba de lado el celular y decía mientras salía del lugar. – Así es Licenciado Rivas, debemos disfrutar de la familia, ojala espero verle de nuevo por acá, dejó a muchos colegas con deseos de despedirse.

– Nando le decía mientras estaba por abordar el elevador. – Deje dicho que no me gustan las despedidas, vine a quedarme una temporada y sí sale trabajo aquí lo aceptaré, sino pues me regreso.

– Guido apunto de tomar camino al aeropuerto le decía. – Perfecto, las puertas aquí están abiertas para usted, así que cuando decidas regresar bienvenido.

– Fernando bajaba al piso y caminaba para encontrarse con su tía y primas, decía. – ¡Grazie mille!

– Guido se despedía diciéndole. – Le deseo una muy feliz navidad y muy exitoso feliz año nuevo, que a por lo que dicen será el último año de la humanidad.

– Fernando se reía diciéndole. – Eso dicen, la verdad no se sabe, pero de ser cierto, un gusto haber trabajado con alguien tan exitoso y profesional como lo fue usted.

– Guido fanfarroneando le decía. – Claro, eso dicen y pues lo soy así que espero hayas aprendido bien.

– Fernando hablaba en tono serio. – Usted nunca cambiará.

– Guido se reía para decirle. – ¿Para qué cambiar?, sí así nos va excelente, somos exitosos no lo olvide y no cambie su forma de ser, ande, disfrute a su familia y también del regalo que papá Noel le ha dejado en su cuenta bancaría.

– Fernando confundido preguntaba. – ¿Mí qué?

– Guido decía rápido. – Feliz navidad Jo jo jo jo jo.

– Él cortaba la llamada dejando a Fernando con la intriga.

Así que él al ver a su tía, le decía. – Voy a sacar dinero del cajero, enseguida las alcanzo.

– Su tía preguntaba. – ¿Quién te habló?, sí se puede saber.

– Fernando le decía con cierta confusión. – Papá Noel.

– Su tía se quedaba igual de consternada mirándole en lo que iba al cajero automático.

Estando ahí, él decía con duda mientras colocaba su tarjeta. – Veamos ¿qué fue lo que papá Noel nos regaló?

– Él al ingresar su clave, se sorprendía demasiado al ver que, además de su dinero, Guido le había depositado sus ganancias del último caso, así como un bono extra por su entusiasmo y dedicación.

Fernando decía admirado. – ¡Wow!, ¡Es increíble, muchas gracias Guido!, ¡donde quiera que estés ahora, muchas gracias!

– Él sacaba su tarjeta, de inmediato cogía el dinero que había extraído y marcaba de su teléfono al de Guido.

Él accediendo le decía serio. – Habla rápido que estoy por abordar un avión.

– Fernando emitía un breve mensaje. – Sólo para darle las gracias por su generosidad, aunque creo que fue demasiada, que vengan más éxitos para usted, muchísimas gracias.

– Guido sonreía para decirle. – De nada muchacho, a la gente entusiasta, apasionada, inteligente y que se esfuerza, merece ese tipo de motivaciones para continuar en este trabajo y así superarse más y más; disfrútelo mucho y úselo bien, hasta entonces.

– Fernando suspiraba diciéndole. – Hasta entonces.

– Finalizaba la llamada y su tía al verle así, preguntaba. – ¿Sucede algo sobrino?

– A lo que él respondía con algarabía. – Pues papá Noel es bondadoso, así que compremos lo que se nos antoje, yo lo pago.

– Sus primas contentas le abrazaban y su tía sonreía diciéndole. – Gracias sobrino, pero no será necesario.

– Fernando tomaba la mano de su tía diciendo. – Lo es, ya que tú y tío Armando se esforzaron por apoyarme en mi viaje, gente como ustedes merecen motivación y muchos agradecimientos.

– Él miraba a sus primas y exclamaba. – ¡Ahora sí, a comprar!

– Los cuatro recorrían la plaza comercial de lado a lado, comprando de un almacén en otro, viendo ropa, perfumes y demás cosas que les llamaban la atención; luego de un gran rato en el lugar, con muchas bolsas y cajas, bajaban al estacionamiento; Fernando acercaba el auto y ayudaba a acomodar las cosas en la cajuela para regresar a casa de manera rápida, ya que a él se les estaba haciendo tarde con su cita.

En casa, en lo que las niñas y su mamá bajaban las bolsas y cajas; Fernando entraba con mucha prisa para bañarse y cambiarse; después de un rato, él ya arreglado, escuchaba su celular sonar; atendiendo feliz respondía. – Ra, amiga, ¿ya llegaste?

– Aurora en pleno tráfico le contestaba. – No aún no Do, por eso te marcaba, para avisarte que llegaré tarde, odio el cochino tráfico.

– Él aliviado con la respuesta le decía. – No hay cuidado Ra, te espero, nos vemos y con calma, yo sé que comes ansias por verme.

– Aurora con más tranquilidad le dijo. – Creo que ambos ansiamos vernos amigo Do, ya en un ratito te veo, besos.

– Él colgaba y exaltado decía. – ¡Llegaré tarde!

– Su tía le miraba diciendo seria. – Te dará tiempo si tomas el metro.

– Fernando le miraba con molestia diciéndole. – En vez de que digas, llévate el carro, me dices vete en el metro.

– Alejandra sin tener otra opción y ante la impaciencia de su sobrino, decía. – Bien, llévate el coche, pero con mucho cuidado, no vayas a llegar tarde.

– Fernando tomaba las llaves y contento le gritaba mientras salía de la casa. – ¡No tía descuida, muchas gracias!

– Él manejaba a toda prisa y tomando atajos para poder llegar a la cafetería antes que su amiga.

En lo que eso pasaba; Bradley en compañía de su padre en el despacho de la casa; muy seriamente y misterioso él le decía. – Hijo me alegra saber que cumpliste con lo acordado.

– Bradley preocupado le dijo. – Padre, tuve que decirle a Aurora que tendría una reunión sobre un caso para así poderle atender.

– Serio e imponente él dijo. – Y así debe ser siempre Bradley, generar ideas creíbles para no descuidar lo más importante, el legado Landucci.

– Bradley con nerviosismo bajaba la cabeza.

Su padre sonreía ante ese acto y hablaba con firmeza. – Tu boda será dentro de poco, al igual que dentro de unos días se cumplirá el primer aniversario luctuoso de tu madre; no quiero esperar a decirte y recordarte algo referente con la herencia Landucci; puesto que tu madre murió sorpresivamente por causas naturales, no deseo morir inesperadamente como ella, sin antes decirte.

– Bradley alzaba la mirada mostrando cierta tensión.

Pietro sostenía la mirada hablándole con cierta intimidación – Serás acreedor a la herencia de tu madre a partir del primero de enero del año nuevo, al igual que tus hermanas, pero mi parte de la herencia tus hermanas la heredarán en vida, mientras tú. – Señalándole y expresando exigencia. – ¡Tú recibirás la herencia en cuanto nazca tu primer hijo varón!

– Bradley exclamaba con incomodidad. – ¡Pero ¿sí resulta ser niña?!

– Golpeando la mesa mostrando carácter, Pietro le habló. – ¡Carajo!, ¡En la dinastía Landucci siempre, siempre el primer hijo es varón, siempre, mi tatarabuelo fue el primer hombre de veinte hermanos, mi bisabuelo fue el primero de dieciocho hermanos, tu abuelo fue el primero de trece hermanos, yo fui el primero de siete hermanos y tú. – Nuevamente señalándole le exclamaba. – ¡Tú Bradley Landucci fuiste y eres el único hombre de tres hermanos!

– Él agachaba la cabeza titubeando. – Discúlpame padre.

– Pietro encendiendo un puro, le decía con suavidad. – Todos en la dinastía Landucci hemos sido hombres, hombres de palabra, caballeros, mostrando fuerza, virilidad, tu hijo debe continuar ser así.

– Bradley sudaba del nervio de escuchar a su padre hablar así.

Aunque él quería o tenía intención de modificar y ser diferente con el legado Landucci, no pudo rehuir de sus raíces y estaba volviéndose cómo su padre quería.

Pietro luego de expulsar el humo, decía serio. – Doy gracias al supuesto dios impuesto por nuestros hermanos Europeos, que tú hijo mío hayas salido un hombre hecho y derecho, con carácter, con disciplina, igual a mí; de haber salido todo lo contrario, júralo que por mi cuenta, tú no estarías presente aquí escuchando este monologo que casi siempre repito.

– Bradley alzaba la cara y mirando a su padre fijamente; recordaba las veces en que él y Fernando tuvieron relaciones sexuales, se besaban y abrazaban, demostrándose el cariño, amor y afecto que había nacido.

Pietro con repudio se expresaba. – Sí un nieto mío resultará ser maricón, lo mataría con mis propias manos, lo despreciaría, lo negaría, pues esa aberración no merece llevar el apellido Landucci; es y siempre ha sido un apellido limpio y digno, como para que algún enfermo sexual lo ande portando con orgullo.

– Pietro y Bradley quedaban en un silencio absoluto luego de ese discurso tan machista y soberbio.

Pietro haciendo una ligera sonrisa, decía. – No hay más que hablar hijo mío, puedes retirarte.

– Bradley presentaba una crisis de migraña, se levantaba aturdido de la silla diciendo. – Entendido padre, con su permiso.

– Pietro antes de que su hijo saliera, se giraba en su silla diciéndole serio. – Sigue así hijo, no olvides que me debes un gran favor desde el año pasado.

– Bradley sentía una punzada intensa en la cabeza y salía sin decirle más a su papá.

Se iba a su recamara dónde ahí trataba de dormir un poco; aunque era algo complicado, pues en su mente las palabras de su padre le hacían eco y los recuerdos de Fernando le daban de vueltas en la cabeza.

En la cafetería; Aurora llegaba y al ser vista por Lázaro, él quedaba anonadado por ver su belleza cautivante.

Láza mostrando amabilidad, se le acerba diciendo. – Buenas tardes, bienvenida al “Freeze Ice and Coffe”, desea algo de tomar.

– Aurora amablemente giraba su cabeza, le sonreía y él suspiraba al verla tan guapa.

En eso una voz reciente y familiar a Lázaro exclamaba. – ¡La señorita está comprometida, así que ni te emociones Láza!

– Aurora se daba media vuelta y al ver a Fernando, ella gritaba. – ¡Amigo, que emoción verte!

– Lázaro muy apenado al saber que era la conocida de Fernando, se disculpaba y retiraba.

Fernando le miraba con cierta envidia y le decía. – Claro, vete, si necesitamos algo te hablamos.

– Ella se le acercaba y fuertemente le abrazaba diciendo. – Moría de ganas por darte un abrazo así de enorme.

– Fernando contento y emocionado la abrazaba cargándola diciendo. – Yo moría de ganas por cargarte así, amiga estás fabulosa, radiante, sensacionalmente hermosa.

– Aurora y Fernando estaban que no cabían de la emoción y algarabía; ambos se sentaban y comenzaban a charlar, actualizándose poco a poco en sus vidas.

En eso hicieron una pausa para ordenar unas bebidas; Armando y Lázaro las preparaban, en tanto ellos continuaban su charla; justo cuando Fernando preguntaba, ¿quién sería el encargado de desposar a su amiga?, la desesperación por el retraso de las bebidas, Fer se disculpaba con ella, caminaba a la barra y le decía molesto a Lázaro. – ¡Te estás viendo muy lento con atendernos!

– Armando al escucharle hablar así, seriamente le decía. – Lázaro no está a tu servicio vip, así que como ya estás aquí, llévate tus bebidas a tu mesa.

– Fernando molesto, tomaba las bebidas y caminaba a su mesa, cuando Aurora emocionada se le acercaba y en su moderno celular, le mostraba la foto de su prometido, diciéndole con sonrisa. – Él es mi prometido, se llama Bradley Landucci; es hijo de nuestro exprofesor Pietro Landucci, “la leyenda Europea en derecho”, ¿te acuerdas?

– Fernando al escuchar y saber quién era el prometido de ella, sintió un frío recorrer en su cuerpo, algo estático por su espalda, un dolor en su pecho, seguido de una exclamación bastante obvia. – ¡¿Quééééééééééééééé?!

– Sabiendo eso, las bebidas eran tiradas al piso, en medio de las miradas curiosas de las demás personas en el lugar.

Amor, Pasión o Deseo.

 

 

Gracias por leer, que tengan un grandioso día.

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