miprimita.com

Es Cuestión del Destino. Capítulo 5

en Gays

Hola! Muchas Gracias por el apoyo a esta historia de verdad me hace sentir muy feliz y me levanta el ánimo, en verdad no sé como agradecerles!

Ya sé cómo, pues brindarles el quinto capítulo, disfrutenlo.

 

 

CAPÍTULO CINCO.

DECISIONES E INQUIETUDES.

 

 

A la mañana siguiente del día jueves, en el desayunador Cristián leía el periódico, mientras que ya listos, Sebastián con Adonaí en brazos bajaban diciendo alegremente. – Buenos días papá, buenos días Becker.

– Cris dándole un sorbo a su café respondía sonriendo. – Buenos días campeón, amor buenos días.

– Dándose un beso tierno y rápido, se sentaban disponiéndose a desayunar, Becker echadito movía su cola, se mostraba tranquilo.

A lo que Cristián al verlo así decía un poco triste. – Mi Becker precioso, cada día te miras más cansado, cualquier día de estos nos darás la triste noticia que te vas a descansar al cielo de los perros.

– Adonaí al escuchar eso decía molesto. – Becker no va a ningún lado porque me quiere y yo a él, Becker se quedará siempre aquí.

– La pareja se miraban y se sonreían a lo que decía Cristián. – ¡Oh! disculpa pequeño, tienes razón Becker siempre se quedará con nosotros.

– Sebastián sonriendo decía. – Becker no se va, estará siempre aquí, anda termina de desayunar para irnos a la guardería.

– Cristián interrumpiendo preguntaba. – ¿Amor, vas a querer que pase por ti?

– Sebastián dándole una servilleta a Adonaí le respondía amablemente. – Gracias amor, solo te pediré que nos lleves a Adonaí a la guardería y a mí al hospital; por la tarde me entregarán el carro así que debo ir a la agencia.

– Apenado Sebastián lo miraba diciendo. – Solo que si te pediré un favor enorme abusando de tu tiempo; ¿Podrás?

– Cristián preguntaba curioso. – ¿Cuál es ese favor? Sabes amor que para ti mi tiempo es tuyo.

– Él apenado le respondía. – Lo sé amor, pero no quiero interferir en asuntos laborales, sólo quiero que vayas a recoger a Adonaí en la guardería, hoy sale antes, a las cuatro de la tarde.

– Cristián dándole un beso le decía. – Claro que sí amor, iré por él y me lo llevo a la oficina, sirve que lo tengo ahí hasta que den las seis.

– Sebastián le decía risueño. – O hasta que yo pase por él en mí carro.

– Cristián le sonreía diciéndole. – Yo me haré cargo de él, quiero pasar el rato con él aunque sea en la oficina, así que nos vemos aquí en la casa, sirve que reponemos la cena pendiente de anoche.

– Sebastián le daba un gran beso en los labios y le decía. – Perfecto amor, nos vemos aquí entonces, para luego salir a cenar.

– Sebastián sonriéndole a Adonaí le decía. – Mi amor, al rato papá pasará por ti a la guardería, pasarás con él un rato en la oficina, quiero que te portes bien.

– Adonaí terminándose su jugo le decía sonriente. – Sí papá, me portaré bien.

– Sonriendo la familia continuaban con el desayuno, mientras que en sus mentes se organizaban para que este día no fuera tan pesado en sus respectivos trabajos y así poder hacer sus tareas extras que cada uno tenía.

Posteriormente al terminar Sebas lavaba los trastes en lo que Cris subía para terminarse de cambiar y arreglar, Adonaí en el sillón veía la tele con Becker cuidándolo como siempre, en lo que sus papás estaban listos para irse.

Una vez preparados, iban en la camioneta camino a la guardería; Sebastián no paraba de mirar a Cristián y suspirar.

El cuál en un momento de semáforo en rojo, le preguntaba curioso. – ¿Qué pasa? ¿Tengo algo en la cara?

– Sebastián suspirando, sonriendo muy enamorado contestaba. – No pasa ni tienes nada, solo que verte vestido de traje me cuesta creerlo, lo digo porque cuando nos conocimos te vestías de forma diferente, ruda, dando apariencia de chico malo, sí antes te veías sexy, ahora así de traje te ves guapo y muy sexy.

– Cristián se sonrojaba sonriendo le decía. – Chaparro me pones rojo, pues ya ves las personas cambian, digo ya no me vestiría así como antes, pues ya tengo casi cuarenta años y vestirme como años atrás sería como algo ridículo a mi edad.

– Sebastián le tomaba la mano y decía. – Las personas cambian externamente, pero interiormente siguen siendo las mismas, conservando la esencia con la que vinieron al mundo, sí llegaras a vestirte como antes, créeme que al menos para mí no me parecerías ridículo, pues te sigues conservando igual, no aparentas la edad que tienes.

– Cristian sonrojado lo miraba diciéndole. – Tienes razón amor, la esencia sigue siendo la misma; tampoco tú has cambiado pues interior y exteriormente sigues siendo el mismo niño dulce que hizo que esté corazón frío e inseguro se volviera noble y tierno, y como no, sí ante esa bella sonrisa que me hizo ser seguro de mí mismo cambio radicalmente mí mundo que ahora es nuestro mundo.

– Sebastián sonrojado decía. – Vaya, ahora me sonrojas tú a mí, te amo mucho.

– Cristián le daba un tierno beso en la mejilla y Adonaí al verlos en su asiento infantil, decía contento. – Bravo, besho, besho… Bravo…

– Adonaí sonriendo aplaudía y sus papás lo volteaban a ver brindándole una cálida sonrisa.

Avanzando nuevamente, pasaban a dejar primero a Adonaí a la guardería, donde la maestra externaba nuevamente sus felicitaciones a la pareja así como le recomendaban a ellos que el pequeño ya podría pasar a kínder por la inteligencia que tiene y la facilidad con la que aprende las cosas; los padres orgullosos decían que pensarían la recomendación, pues consideran aún que Adonaí está muy pequeño para ir a kínder.

Despidiéndose muy amorosamente de su hijo, lo dejaban ahí al cuidado de las maestras y sin problema alguno, pues Adonaí ya es como un niño maduro que entiende bien de razones de que no se quedará ahí para siempre.

En el carro sintiendo un poco de nostalgia como siempre la tenían de dejar a su hijo en guardería tomaban rumbo al hospital psiquiátrico, platicando sobre la recomendación de la maestra, sí aceptarían o no y ordenando su día para que las cosas salieran a tiempo y sin retardos.

A lo que Sebastián haciendo una pausa y recordando, exclamaba preguntando. – ¡Ahora que me acuerdo amor! ¡Anoche me estabas por decir algo y cuando te miré, estabas profundamente dormido! ¡¿Qué era lo que estabas por decirme, amor?!

– Cristián haciendo memoria, con la vista fija muy precavido decía. – Amor déjame recordar.

– Tan solo unos segundos después él le contestaba serio. – ¡Ya sé que era! Bien pues ayer mientras estaba trabajando en la oficina; estaba haciendo cálculos de nuestra economía y me daba cuenta que no estamos en una buena posición, pero tampoco estamos tan debajo de lo ideal, por decirlo así somos estables, nos podemos mantener muy bien, tenemos trabajos seguros, nos va muy bien profesionalmente, no excelente como quisiéramos pero sí bien y no tenemos miedo a lo que vendrá después, por eso me gustaría saber sí también tú piensas igual que yo.

– Sebastián no entendiendo le decía confundido. – Sí, pienso igual que tú, tenemos dos casas una en renta y una en la que estamos viviendo, dos carros, un perro al que queremos mucho, un hijo al que amamos, trabajos fijos, economía no muy estable pero si balanceada y fija, profesionalmente hablando nos va bien en lo que cabe; ¿Pero no entiendo nada amor? ¿A qué viene eso? ¿No tendremos miedo a lo que vendrá, referente a qué?

– Sebastián muy desconcertado no comprendía nada; claro pues su esposo no le explicaba o decía directamente las cosas.

Cristián frenando en semáforo rojo otra vez, le decía un poco nervioso. – Pues me gustaría, pues… pues… pues no sé cómo lo vayas a tomar, pero… pues… amm…

– Sebastián impaciente exclamaba. – ¡¿Pues qué?! ¡¿Qué es?! ¡¿Cómo sabrás si no me dices?! ¡Anda habla!

– Cristián respondía directamente. – ¡Está bien, ahí va! ¡Pues me gustaría que tengamos otro hijo!

– Sebastián muy asombrado, con una expresión en los ojos de susto, se repegaba mucho al respaldo del asiento y suspirando decía. – ¡¿Un hijo?! ¡¿Un hermanito para Adonaí?!

– Cristián le decía nervioso. – Hermanita, hermanita, es que me gustaría una niña.

– Sebastián asimilando las cosas le decía. – Pues ya tenemos experiencia con Adonaí, claro está, que fue diferente con él; ¿pero sería adoptar o cómo?

– Cristián le decía sacando de la guantera un folleto. – Mira esto lee, estuve viendo sobre una clínica legal de renta de vientres para parejas homosexuales, en dicho lugar puedes seleccionar a la mujer que sea la indicada y al gusto de la pareja para ser la madre del bebé, obviamente se hace un estudio socioeconómico y exámenes psicológicos a la pareja, así como estudios a ambos padres para ver quién puede ser el donante de espermatozoide y las condiciones en las que se hará la renta, hablando económicamente.

– Sebastián un tanto incomodo no sabía que responderle, solo se quedaba pensativo y muy serio.

Cris le seguía explicando cada vez más ilusionado mientras avanzaban. – Creo que si nos hacen a ambos los estudios saldríamos como buenos candidatos, pues la experiencia con Adonaí durante estos años ha sido excelente y pues me gustaría tener una hija biológica para que sea la hermana de Adonaí, me gustaría experimentar los nervios del parto así como ver crecer la pancita y los ultrasonidos que se hacen, pero me gustaría más que fueras tú el donante de espermatozoide, sería una niña hermosa

– De forma sería, Sebastián le decía. – Lo que dices, me hace interpretar las cosas de una forma que creo, que por tu emoción, no tomas las palabras indicadas para expresarte y explicar bien la ilusión que deseas experimentar.

– Cristián nervioso y serio, preguntaba. - ¿Qué dije ahora amor?

– Sebastián sin exaltarse tanto, le respondía. – O sea amor, me estás diciendo que te gustaría tener una hija biológica, como si te pareciera a mal que Adonaí no lleve nuestra sangre, ¿Sí comprendes tus palabras verdad?

– Cristián apenado se sonrojaba diciendo. – No, no amor, eso no me refería, o sea interpretas mal las cosas; a Adonaí lo adoro con toda mi alma, pero me gustaría tener una niña experimentar esas sensaciones, pero si la idea del vientre en alquiler no te parece, buscaremos una niña en adopción, ¿Esa idea te parece mejor?

– Sebastián suspirando y molesto le respondía. – Como tu pareja debo apoyar tus ideas, acoplarme a ellas y adaptarme a tu forma de pensar, aunque sea clínica legal, yo veo mal eso de rentar vientres y estarles pagando a las mujeres por un bebé que quién sabe y pueda suceder que a la larga se lleguen a encariñar con él, y quién sabe que pueda pasar después, compartir al bebé por ratos como si fueran pareja de divorciados, ante eso se ocasionan daños psicológicos y se denigra a la mujer; no sé, pero no me parece mucho la idea de esta clínica.

– Cristián molesto le decía alzando la voz. – ¡Bueno nada te parece!, todo lo tienes que relacionar con la psicología, por un momento piensa en nuestra felicidad como pareja y la alegría de nuestro hijo al tener una hermanita con quién jugar; no te bases en hechos que no sabes a la perfección, si esas mujeres se prestan para eso, es porque son mayores de edad, tienen necesidades y saben a lo que se arriesgan psicológicamente hablando como dices tú; por eso existen acuerdos legales que la clínica ofrece en casos especiales que la mamá se encariñe con él o la bebé, por eso hasta el año seis meses la pareja se puede hacer cargo oficial del niño sin necesidad de seguir manteniendo a la madre en alquiler, ¿Qué no lees la información?

– Sebastián se molestaba más y le respondía. – ¡¿La felicidad de pareja o la felicidad tuya?! Pues hiciste una investigación sin preguntarme nada al respecto, no me consultaste si estaba o no de acuerdo, ¡Y sí leí la información del folleto, pero no estoy de acuerdo con eso, no son perras que se ofrecen para cruzarse y después vender a sus hijos como mercancía!, me disculpas Cristián pero no me parece la idea de la renta de vientre.

– Llegando al hospital psiquiátrico, Cristián le decía tratando de solucionar las cosas. – Sebastián entonces adoptemos, sabes mucho de bebés en adopción, investiga tú en que hospitales hay madres solteras dispuestas a dar en adopción a sus bebés o casas hogar de niños desamparados; de verdad discúlpame por hacer algo a tus espaldas, pero me daba temor lo que fuera a pasar sí te planteaba las cosas y al final salió como me lo imaginaba, perdóname de verdad.

– Sebastián bajándose de la camioneta, un poco serio le decía. – Investigaré y te aviso al rato por la tarde.

– Cristián cabizbajo dulcificando su voz, decía. – Bien amor, lo de vientre en alquiler queda descartado, ya no te enojes amor.

– Tratando de convencer su idea, Cristián le decía. – Pero piensa como se vería una niña con tus ojos y tu boca, toda tu ternura en una bebé, solo piénsalo vale, no descartes esa idea.

– Sebastián seriamente le decía. – No deseo imaginarme las cosas, porque Adonaí no se parece ni a ti ni a mí; no quiero parentescos con un bebé pues de ser así, no hubiéramos aceptado a Adonaí como nuestro hijo y hubiéramos recurrido a tu idea desde un principio.

– Cristian moviendo la cabeza, un poco enojado le decía. – ¡Nada te parece! ¡Si Adonaí no hubiese aparecido en nuestras vidas, ¿cómo rayos sabríamos lo que es ser papás?! ¡¿Cómo rayos sabríamos lo que es el amor de un hijo?! ¡Ahora tú te contradices a tus deseos paternales! ¡¿Sí comprendes tus palabras?!

– Sebastián enojado exclamaba. – ¡Amó mucho a Adonaí, su llegada me hizo entender muchas cosas y comprender que la paternidad es algo difícil que no a todos los hombres se les da!, ¡pues padres hay muchos, pero solo los que saben criar y amar se merecen que les llamen “Papá”! ¡Ahora bien te recuerdo que soñaba con un niño cuando éramos novios, más no que deseaba tener un hijo! ¡La llegada de Adonaí a nuestras vidas fue cuestión del destino!

– Cristián enojado decía casi a gritos. – ¡Ves, niegas a Adonaí, me das a entender que no lo querías! ¡De ser así declino la propuesta de que adoptemos una bebé o de que rentemos un vientre, pues ser papá te pesa y mucho!

– Sebastián muy enojado le gritaba. – ¡Bueno si tanto quieres una hija que lleve tu sangre, búscate una mujer para que te la cojas las veces que quieras, la embaraces y te dé la niña que tanto deseas! ¡Al fin de cuentas, experiencias con mujeres ya la tienes!

– Cristián enojadísimo arrancaba el carro, forzando el motor y le decía. – ¡Contigo no se puede, nos vemos en la tarde! ¡Qué tengas buen día, hasta luego!

– Sebastián sin responderle le azotaba la puerta de la camioneta y él arrancando como alma que llevaba el diablo se iba directo a su trabajo, dejando a Sebastián enojado y pensativo ante la situación que se avecinaba.

Durante todo la mañana laboral, la pareja se encontraba muy pensativa en sus respetivos trabajos.

Por una parte Cristián se sentía mal pues reconocía que había hecho las cosas de forma incorrecta en no consultar primero a su esposo si quería acrecentar la familia y hacer las investigaciones por su cuenta a espaldas de él; pues notaba que la noticia le causó cierta molestia y más al decir que sus deseos son tener un hijo biológico; Sebastián en el hospital estaba muy desconcentrado, pues las ganas de Cristián de querer tener otro hijo le cayó de sorpresa, no le molestaba el tener un nuevo miembro en la familia, pero si era una sorpresa inesperadamente grande y más de que ese deseo es de un hijo biológico.

Ambos estaban sentidos él uno con él otro, pues nunca en sus años como pareja han tenido discusiones sin arreglarse con un beso y un abrazo, esta vez fue diferente, pues ni Sebastián le deseo buen día a Cristián; pero aparte de ese suceso, existía algo más que los mantenía con cierta inquietud, una incomodidad en el corazón, una angustia extraña; a pesar de eso ellos continuaban con sus actividades laborales.

En un momento libre, Cristián miraba sus fotos de su celular, sonriendo decía. – Mi pequeño angelito, has crecido mucho y tu papá cada día está más guapo.

– Viendo el álbum de fotos especial de Sebas y Adonaí en su teléfono, él seguía sonriendo y suspirando ante flashes de recuerdos del pasado y anécdotas que se quedaban en su mente para ser recordadas como en este momento; siendo interrumpido por el teléfono de su oficina que sonaba, su secretaria le avisaba que una joven de cabello muy largo, lacio y pelirrojo lo quería ver, pero que no había querido dar su nombre; él curioso le dio el pase pues podía más su fisgoneo ante la misteriosa mujer.

Segundos después se hacía sonar tres veces la puerta; a lo que Cristián decía de forma seria. – Adelante, pase.

– La joven entraba, con un sensual vestido no muy corto entallado color rosa, unas plataformas color crema, accesorios en muñecas y cuello, diciendo con voz sensual. – Muchas gracias Arquitecto.

– Cerrando la puerta con seguro, ella entraba caminando muy sensual y de forma coqueta.

A lo que Cristián acomodándose en su silla, alzaba la vista y al verla, sorprendido exclamaba. – ¡Miranda! ¡¿Eres tú?!

– Miranda sonriéndole se recargaba en el escritorio frente de él y decía sensualmente. – Sí Cris, ¿Te gusta cómo me veo?

– Tartamudeando y nervioso le respondía. – ¡Vaya, que, que, que cambio!

– Cristián tragando saliva preguntaba desasosegado. – ¿A qué se debe?

– Miranda le respondía sonriente. – Pues me has tenido abandonada, no respondes mis mensajes, mis llamadas las desvías, mis mensajes rápidos, no los contestas porque me tienes bloqueada, necesito llamar tu atención de alguna forma, y si la montaña no viene a ti pues… Tú sabes.

– Lanzando una sensual mirada y sonriendo, observaba como Cristián sudaba de nervios; él levantándose de su silla, sin tener contacto visual le daba la espalda diciendo serio. – Te pido de favor que te retires, tengo muchos planos que revisar.

– Miranda aprovechando el momento, caminaba tras de él y lo abrazaba, diciéndole sinceramente mientras lo tocaba con mucha ansiedad. – Cristián no tienes idea de cuánto me gustas, deseo al menos pasar una noche contigo, solo una y así poder sentirme satisfecha, eres un hombre bastante atractivo, maduro, conservado, guapo y una voz que derretiría hasta un iceberg, esté cambio de imagen lo hice para que te parezca atractiva, solo por ti.

– Incómodamente él se volteaba a ella, tomándole sus manos le decía nervioso fijamente a los ojos. – Gracias por fijarte en mí, pero no puedo corresponderte, de verdad, conozco mis gustos.

– Apartándose de ella, se volteaba y le decía sinceramente. – Eres bella porque tienes un cuerpo muy sensual, voluminosos pechos, un trasero que impresiona, una cara de muñeca de porcelana, esas mejillas bonitas y tu piel que parece cual si fuera durazno con una tonalidad rosita, que decir de esos ojos grises que decoran toda esa hermosa y flamante anatomía, de verdad a cualquier hombre volverías loco, pero a mí no, yo soy gay.

– Miranda se le acercaba, lo volteaba para que la viera.

Ella con los ojos llorosos le decía sosteniendo la mirada. – Sí no te volviera loco, no me hubieras besado con esa ansiedad aquella madrugada en el hotel, mucho menos hace unos días que me fuiste a buscar para que me mudará, fuera lo contrario, no te pondrías así como te pones ahorita, admite que te sientes atraído por mí, ¡admítelo!

– Cristián moviendo la cabeza, esquivando su mirada decía. – No mal interpretes las cosas, me pones nervioso porque no quiero serle infiel a Sebastián, por eso.

– Miranda sonriendo, le sujetaba la cara con ambas manos y exclamaba. – ¡Ves cómo sí te atraigo! ¡Tú mismo lo acabas de aceptar de forma indirecta!

– Cristián más nervioso se ponía y quitándose las manos de su cara, le decía directo a los ojos. – ¡Por favor vete!

– Miranda lo tomaba del rostro y cuello, besándolo a la fuerza.

Cristián se forcejeaba y trataba de zafarse, pero era más que evidente que él deseaba a ella; así que el beso le fue correspondido, se movieron unos pasos al fondo de la oficina, topándose con la pared, dónde él la arrinconaba y la besaba de forma ansiosa.

Ella se dejaba tocar por él de forma ansiosa, diciéndole sofocada. – ¡Hazme el amor, no traigo ropa interior!

– Cristián subía el vestido de ella y le tocaba sus nalgas de forma suave; percatándose de que en verdad no traía nada de ropa interior; él besándole el cuello, se dejaba apretar por sus manos féminas y delicadas, que lo estrujaban su ancha espalda y sus brazos.

Miranda estaba muy excitada y jadeando le decía. – ¡Dices que no te vuelvo loco y mira cómo te tengo! ¿Sientes mi humedad por ti?

– Él no le respondía, entre beso y beso, Cristián estaba muy erecto, ella deslizando sus manos comenzaba a desabrochar el pantalón, y empezaba a tocar sobre su bóxer el pene, que estaba erecto y caliente; lograba sentir que el bóxer estaba muy húmedo.

Metiendo mano dentro, acariciaba el pene y le decía jadeando. – ¡Vaya que sí estás bastante dotado! ¡Envidio mucho a Sebastián de disfrutar esto todas las noches!

– Al escuchar el nombre de Sebastián, él paraba su impulso.

Empujándola se daba media vuelta y se limpiaba la boca y le exigía. – ¡Por favor Miranda vete de aquí! ¡Hazlo ya!

– Miranda furiosa lo volteaba mientras él se estaba acomodando la ropa.

Le decía hirviendo de coraje. – ¡Siempre me dejas con ganas! ¡Pero ya comprobé que sí sientes deseo, pasión y ganas de mí!

– Cristián abrochándose el pantalón, mirándola con mucho coraje y arrepentimiento por lo que estaba por hacer, le gritaba. – ¡Sí, sí lo admito! ¡Sí siento todo lo que dices, deseo, pasión y ganas de ti, pero es lo único que puedo sentir! ¡Porqué amor no me inspiras, amor no, el amor solo lo siento con Sebastián! ¡A ti solo te usaría como si fueras una puta!

– Miranda se acomodaba el vestido y al escuchar las palabras de él, enojada le daba una cachetada diciendo. – ¡No me faltes al respeto!

– Cristián enojado la sujetaba de las manos, apretándolas fuerte diciéndole. – ¡Pues no te faltes al respeto tú y busca amor en un hombre soltero, no casado como yo! ¡Ahora vete que tengo mucho trabajo!

– Miranda con los ojos llenos de lágrimas le decía sincera. – Todo lo que dije sobre lo que siento por ti es verdad, aunque no me lo creas me gustas mucho y quiero amarte, que me ames, hacerte feliz, eso quiero para ti.

– Él la soltaba, muy arrepentido le daba la espalda agarrándose la cabeza, en lo que ella caminaba llorando, quitaba el seguro de la puerta y salía de la oficina dejando a Cristián muy alterado.

Por fortuna, nadie había escuchado nada de lo ocurrido en la oficina, aunque la secretaria si observó que la joven salía llorando del lugar.

A lo que ella curiosa marcaba a la oficina preguntando si todo estaba bien, Cristián de inmediato regresaba a su escritorio, sentándose atendía y cuestionando sí habían escuchado algo, pero ante la respuesta negativa inmediata, él solo le decía para calmar la curiosidad de la secretaria, que había denegado una solicitud de trabajo; él cortando la llamada, se agarraba la cabeza y se ponía a llorar, pensando en su situación y sus problemas confusos sexuales que lo volvían a atormentar, haciéndolo sentir como en el pasado.

Unas horas más tarde, Cristián seguía con esa presión en el pecho, como si algo malo fuera a suceder, pensaba que era por estrés o que simplemente era por lo sucedido en la mañana con su marido y por lo acontecido con Miranda en la oficina.

Para distraerse, él verificaba algunos asuntos con su secretaría, la cual le decía que mañana viernes tendría una junta muy importante para cerrar unos contratos de unas casas, una comida con unos ingenieros que solicitaban sus consejos para unos edificios de oficinas nuevos en la ciudad y la aprobación de unas maquetas a escala, todo eso en un día.

Cristián agarrándose la cabeza decía. – Creo me comenzará a doler la cabeza de tanto estrés, lo bueno es que mañana ya es fin de semana y descansaré dos días sin preocupaciones, para darle tiempo a mi hijo y mi esposo.

– La secretaria le decía que si le traía agua con una pastilla para el dolor, aceptando de inmediato ella fue para traerle lo ofrecido, solo que en vez de agua sería café.

Sebastián saliendo del hospital con rumbo al taller de la agencia de carros, para recoger su vehículo, iba con cierta inquietud; casi lo mismo que sentía Cristián, pero él pensaba que seguramente eso era causado por la pequeña discusión que tuvo con su esposo.

Llegando al lugar, entraba diciendo que venía a recoger su coche, uno de los encargados le decía que lo acompañará para que otro compañero encargado del taller le explicara lo que tenía su carro; minutos después, el personal se presentaba, diciéndole que la falla del carro se debía a que el motor estaba dañado y estaba por desvielarse, motivo por el cual, la garantía cubría daños de fábrica y debido a eso le otorgaban el cambio de carro, por lo que tendría que elegir un modelo diferente del mismo costo, pagar diferencia o que le devolvieran cantidad diferencial.

Sebas se agarraba la cabeza y pensaba. – Seguramente me voy a tardar más de lo debido.

– Disculpándose Sebastián decía. – Me permite un momento, haré una llamada y continuamos con esto.

– Él sacando su celular, le llamaba a su secretaría del consultorio, diciéndole que reprogramara las consultas de hoy para otro día, pues debía de arreglar un asunto que aunque no era importante era necesario por bien de él y de su hijo para no sufrir lo de ayer.

Una vez finalizando su llamada, se ponía a tramitar el cambio de carro; pero astutamente decía que quería el mismo modelo de carro, solo que a un color diferente, pues el gris no le gustaba mucho, así que esa elección haría que los tramites fueran menos pesados, siendo diferente a que si cambiaba de modelo del carro con diferencia monetaria, tendría que hacerse todo el papeleo que se acostumbra hacer y los movimientos financieros.

Durante esos momentos, él se sentía raro e inquieto, tanto así que no lograba decidirse entre el color del coche, así que hizo un volado, eligiendo el color miel para lo que sería su nuevo carro; ultimando detalles y firmando papeles, después de casi dos horas, su carro ya estaba listo y entregado, agradeciendo arrancaba y tomaba rumbo a su consultorio particular, contento y emocionado por tener de nuevo su carro.

Sonreía manejando, cuando le vino una presión en el pecho, una angustia grande, acompañada de una llamada de un número desconocido, él atendía la llamada, la cual le estaban dándole una noticia impactante; de inmediato Sebastián aceleraba y tomaba rumbo a donde le habían dado indicación; pues su semblante reflejaba nervios, susto y mucho miedo ante lo escuchado; tratando de localizar a Cristián para informarle lo sucedido, manejaba sin fijarse, pues era urgente lo que pasaba, pero la llamada era reportada a buzón, hasta que al fin pudo entrar la llamada.

Él nervioso y apresurado, atendía la llamada de Sebastián; al cual le decía que él también iba manejando, pues ya le habían dado informe sobre lo que pasaba y también iba para allá, diciéndole a Sebastián que se tratara de calmar y que las cosas estarían bien, que manejara con precaución y llegaría más rápido Cris que él, pero que allá en aquel lugar se verían; finalizando la llamada, Sebas continuaba con su trayecto un tanto calmado mentalmente pero desesperado por la situación de emergencia que se presentaba así como las prisas y el tráfico que había en el trayecto.

¿Qué habrá sucedido?

Es Cuestión del Destino.

 Muchas gracias por su tiempo brindado, que tengan buen día... Saludos

Los espero en FB o por correo.

Mas de Jesus tsukishiro

Franco - Tira - Amor. Capítulo 2

Franco - Tira - Amor. Capítulo 1

Gay, casos de la vida real.

Gay, casos de la vida real.

Gay, casos de la vida real.

¿Por qué a mí? Capítulo 10

¿Por qué a mí? Capítulo 9

¿Por qué a mí? Capítulo 8

¿Por qué a mí? Capítulo 7

¿Por qué a mí? Capítulo 6

¿Por qué a mí? Capítulo 5

¿Por qué a mí? Capítulo 4

¿Por qué a mí? Capítulo 3

¿Por qué a mí? Capítulo 2

¿Por qué a mí? Capítulo 1

Gay, casos de la vida real.

Gay, casos de la vida real.

Gay, casos de la vida real.

Gay, casos de la vida real.

Gay, casos de la vida real.

El Otro. Parte 3

El Otro. Parte 2

El Otro. Parte 1

Gay, casos de la vida real.

Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 18

Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 17

Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 16

Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 15

Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 14

Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 13

Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 12

Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 11

Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 10

Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 9

Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 8

Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 7

Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 6

Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 5

Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 4

Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 3

Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 2

Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 1

Gay, casos de la vida real.

Antes de Rockear al Destino. Capítulo 3

Antes de Rockear al Destino. Capítulo 2

Antes de Rockear al Destino. Capítulo 1

Gay, casos de la vida real.

El chico de mis sueños. Final Alternativo Dos.

El chico de mis sueños. Final Alternativo Uno.

El chico de mis sueños. Capítulo 8

El chico de mis sueños. Capítulo 7

El chico de mis sueños. Capítulo 6

Breve Mensaje a mis Lectores.

El chico de mis sueños. Capítulo 5

El chico de mis sueños. Capítulo 4

Heridas de Amor.

El chico de mis sueños. Capítulo 3

Gay, casos de la vida real.

El chico de mis sueños. Capítulo 2

Sacrilegio Capítulo 7

El chico de mis sueños. Capítulo 1

Show en Cam Four... (Parte 3, final)

Show en Cam Four... (Parte 2)

Show en Cam Four... (Parte 1)

Sueños de una Noche

Nuestro Secreto

Es Cuestión del Destino. Capítulo 19

Es Cuestión del Destino. Capítulo 18

Es Cuestión del Destino. Capítulo 17

Es Cuestión del Destino. Capítulo 16

Es Cuestión del Destino. Capítulo 15

Es Cuestión del Destino. Capítulo 14

Es Cuestión del Destino. Capítulo Especial Pt. 2

Es Cuestión del Destino. Capítulo 13

Sacrilegio Capítulo 6

Es Cuestión del Destino. Capítulo 12

Es Cuestión del Destino. Capítulo 11

Es Cuestión del Destino. Capítulo 10

Es Cuestión del Destino. Capítulo 9

Es Cuestión del Destino. Capítulo 8

Es Cuestión del Destino. Capítulo 7

Es Cuestión del Destino. Capítulo 6

Es Cuestión del Destino. Capítulo 4

Es Cuestión del Destino. Capítulo 3

Es Cuestión del Destino. Capítulo 2

Es Cuestión del Destino. Capítulo 1

Sacrilegio Capítulo 5

Sacrilegio Capítulo 4

Licua-Mix de Relatos 2013

Licua-Mix de Relatos 2013

Sacrilegio Capítulo 3

Sacrilegio Capítulo 2

Sacrilegio Capítulo 1

Luna de Miel Capítulo 15 Gran Final

Luna de Miel Capítulo 14

Luna de Miel Capítulo 13

Luna de Miel Capítulo 12

Luna de Miel Capítulo 11

Luna de Miel Capítulo 10

Luna de Miel Capítulo 9

Luna de Miel Capítulo 8

Luna de Miel Capítulo 7

Luna de Miel Capítulo 6

Luna de Miel Capítulo 5

Luna de Miel Capítulo 4

Luna de Miel Capítulo 3

Luna de Miel Capítulo 2

Luna de Miel

En los ojos del amor Capítulo 37 Gran Final

En los ojos del amor Capítulo 36

En los ojos del amor Capítulo 35

En los ojos del amor Capítulo 34

En los ojos del amor Capítulo 33

En los ojos del amor Capítulo 32

En los ojos del amor Capítulo 31

En los ojos del amor Capítulo 30

En los ojos del amor Capítulo 29

En los ojos del amor Capítulo 28

En los ojos del amor Capítulo 27

En los ojos del amor Capítulo 26

En los ojos del amor Capítulo 25

En los ojos del amor Capítulo 24

En los ojos del amor Capítulo 23

En los ojos del amor Capítulo 22

En los ojos del amor Capítulo 21

En los ojos del amor Capítulo 20

En los ojos del amor Capítulo 18

En los ojos del amor Capítulo 19

En los ojos del amor Capítulo 17

En los ojos del amor Capítulo 15

En los ojos del amor Capítulo 16

En los ojos del amor Capítulo 14

En los ojos del amor Capítulo 13

En los ojos del amor Capítulo 12

En los ojos del amor Capítulo 10

En los ojos del amor Capítulo 11

En los ojos del amor Capítulo 8

En los ojos del amor Capítulo 9

En los ojos del amor Capítulo 7

En los ojos del amor Capítulo 6

En los ojos del amor Capítulo 5

En los ojos del amor Capítulo 4

En los ojos del amor Capítulo 3

En los ojos del amor Capítulo 2

En los ojos del amor Capítulo 1

Rockeando al Destino Capítulo 23 Gran Final

Rockeando al Destino Capítulo 22

Rockeando al Destino Capítulo 21

Rockeando al Destino Capítulo 20

Rockeando al Destino Capítulo 19

Rockeando al Destino Capítulo 18

Rockeando al Destino Capítulo 17

Rockeando al Destino Capítulo 16

Rockeando al Destino Capítulo 15

Rockeando al Destino Capítulo 14

Rockeando al Destino Capítulo 13

Rockeando al Destino Capítulo 12

Rockeando al Destino Capítulo 11

Rockeando al Destino Capítulo 10

Rockeando al Destino Capítulo 9

Rockeando al Destino Capítulo 8

Rockeando al Destino Capítulo 7

Rockeando al Destino Capítulo 6

Rockeando al Destino Capítulo 5

Rockeando al Destino Capítulo 4

Rockeando al destino Capitulo 1

Rockeando el Destino Capítulo 3

Rockeando al Destino Capitulo 2