Capítulo Dos.

“Desnudémonos para conocernos”

Siguiendo con esa madrugada; llegando a un cómodo y no tan descuidado apartamento; Fernando abría la puerta sin dejar de besar con mucho deseo a  Bradley; ambos presurosos, entre beso y beso a medio desvestir ingresaban con apetito de tener sexo; Fer cerraba la puerta de una patada, colocaba el seguro aprisa en lo que Brad le metía sus grandes manos con poco vello y de venas resaltantes entre su pantalón y su bóxer, apretándole las nalgas y metiendo su dedo en el recto.

Fer suspiraba, gemía y alzaba su cabeza para insinuarle a él que debía besarle el cuello; Bradley se dejaba apretar con ansia y urgencia su espalda y brazos; Fer sin mucho esperar, se comenzaba a desabotonar su camisa azul y dejaba que él bajara a besarle del cuello a su pecho y lamer con cuidado sus tetillas, para luego morderlas con suavidad, provocando un grito placentero de Fer.

Él sujetaba la cabeza de Brad diciendo entre jadeos. – Muérdelas, lamelas, hazles los que quieras.

– Brad se detenía un momento, se apartaba de él y deslizando su propia mano a su miembro, notaba su firme erección.

Él algo intranquilo pensaba. – “¡¿Qué es lo que estoy haciendo?!"

– Fernando dudoso interrogaba. – ¿Sucede algo?

– Bradley sin mirarle contestaba serio. – Nada, no pasa nada.

– Con el pantalón desabrochado, mostrando “confianza” Fernando se le acercaba hablándole serio. – Por lo que supongo, esta es tu primera vez con un hombre. – Tocándole los hombros deslizaba ambas manos por su espalda preguntando. – ¿Supongo lo correcto?

– Bradley sonrojado; sintiéndose menos mareado cuando salió del antro; respondía. – Sí, supones bien.

– Fernando decidido volteaba a Bradley; fijamente sus ojos a los de él; le desabotonaba los últimos tres botones hablándole. – Calmado, soy pasivo, me gusta ser penetrado y hago un sexo oral magnifico, bueno eso es lo que me han dicho.

– Sonreía sin dejarle de ver.

Fernando hacia entrar en más confianza a él; quién se dejaba tocar, nervioso y con deseo; Bradley suspiraba, se excitaba más y comenzaba a lubricar; Fernando le quitaba al fin la camisa, la aventaba y caía sobre la mesa del recibidor.

Ambos sus respiraciones se calmaban, los nervios cesaban y poco a poco, Bradley se dejaba desnudar por Fernando; quién le besaba lentamente y con cuidado su abdomen marcado, siguiendo el camino de vellos púbicos que iniciaban de por debajo del ombligo.

Bradley suspiraba, muy caliente de la excitación, se decía. – “Viniste a Barcelona a ser tú, hacerte tu propia fama, dejarte llevar por el momento, aprender de la curiosidad, de cada suceso y circunstancia suscitada, calmado, tranquilo y respira, déjate llevar por este deseo sexual, ser leyenda, ser diferente, ser tú y no como tu padre”.

– Bradley seguro de sí, tomaba con mano derecha la quijada de Fernando; que estaba por besar sobre el bóxer negro su pene erecto.

Fer y Brad cruzaban miradas y le decía en confianza. – Hagámoslo, pero enséñame como.

– Fernando le sonreía, quitaba la mano de su quijada y sin tanto rodeo, bajaba el bóxer e iniciaba con un ensalivado y bien maniobrado sexo oral.

Finalmente desnudos, los dos hombres sobre el sillón de piel negro, iniciaban el acto sexual.

Fernando le besaba el cuello, recorría con su lengua el pecho velludo y bajaba hasta llegar al pene semivelludo; lo sostenía con su mano derecha, le admiraba el tamaño, besaba con mucho cuidado; Bradley lo miraba y se excitaba más y más; Fer se introducía el miembro y se lo comenzaba a succionar hasta el fondo; sin hacer gestos ni arquear; eso emocionaba a Brad, al ver desaparecer su pene entre cada mamada.

Fer lo sacaba demasiado babeado y expulsando líquido preseminal; él le sonreía diciendo. – Vaya que lubricas demasiado, por un momento había creído que te habías venido.

– Brad sonrojado decía. – Cuando me excito demasiado expulso mucho líquido que hasta parece semen trasparente.

– Fernando regresaba despacio a la boca de él, para besarse con mucho furor abrazándose y enredarse con sus piernas de tal manera de no caerse del sillón; sin tanta prisa continuaban explorándose sus cuerpos tocándose, apretándose y acariciándose excitados al mil.

Fernando detenía los besos y agitado le decía. – Así quédate, no tardo.

– Bradley recostado en el sillón, con sudor en la frente y pecho, preguntaba. – ¿A dónde vas?

– Fernando le contestaba; mientras le daba a enseñar sus glúteos redondos, lampiños y bien formados. – Tranquilo, sólo serán unos segundos.

– Él desnudo caminaba a su habitación, en lo que Bradley se jugaba su pene mojado y erecto.

En su recamara; Fernando sacaba del cajón de su buró un condón y lubricante, se regresaba con Brad y mostrándole los objetos le hablaba. – El sexo es más rico, pero más rico es, si es sexo seguro.

– Bradley sonreía le guiñaba el ojo hablando. – Y más rico es, cuando es la primera vez.

– Fer deseoso, abría el condón y se lo colocaba a él de poco en poco, percatándose que el miembro de Brad era muy largo.

Bradley al ver que Fer se acomodaba sobre de él, preguntaba con cautela. – ¿No te lastimaré?

– Fernando le respondía para calmarle, en lo que con mano izquierda se colocaba lubricante. – No, si fuera más grueso tal vez sí, pero lo tienes muy largo; con mucha calma y cuidado lo haremos, sólo imagina que penetrarás a una mujer.

– Brad sostenía su pene de la base y Fernando se sentaba lento, abriéndose con ambas manos las nalgas, haciendo que su ano se relajara para la penetración.

Fernando notaba el nerviosismo de Bradley al fallar en la penetración; así que él para calmarlo le hablaba; tocándole sus pectorales definidos. – Seguramente has tenido sexo con muchas mujeres y sabes cómo hacerlo, esto es casi lo mismo, sólo que por el culo, costará trabajo pues aún aprieto, pero con un poco más de lubricante y mucha calma, lograremos esto.

– Brad y Fer se miraban, sonreían y comenzaban a reírse.

Brad tomaba las manos de él hablándole serio. – Bueno entonces enséñame cómo hacerlo.

– Fernando acariciaba los testículos y miembro de él con la mano izquierda para volverlo a erectar, con su otra mano se introducía en el ano, el dedo índice y medio.

Bradley rápidamente se concentraba y volvía a mantener la erección firme, él agarraba el lubricante derramando un poco en su mano dominante y sobre la mano de Fer, comenzaba a untar el líquido por encima del condón.

Así con mucha suavidad ambas manos embarraban la sustancia; se acomodaba Fer introduciendo el pene, que una vez dentro, se comenzaba a mover rápido y gimiendo; Brad le gustaba como se movía y plañía; él con ambas manos le sujetaba por la cintura y le apretaba; guiándole para que se moviera a un ritmo más lento; Fernando suspiraba, se quejaba al sentir un poco de dolor; pero eso no evitaba el hacerlo de muchas posiciones en el sillón.

Teniéndolo en “cuatro” sobre el mueble; Bradley muy sudado lo embestía y nalgueaba, echaba un chorro más de lubricante sobre el ano, para proseguir con la penetración; las nalgas de Fernando hacían ruido; como si fueran aplausos; gritando y suspirando él decía. – ¡Qué rico, sigue así, no pares papi!

– Bradley más se excitaba y deslizaba su mano derecha hasta la nuca de él, lo apretaba y embestía más, haciendo movimientos circulares; simulando tener un aro de Hula Hoop.

Bradley se limpiaba el sudor con su otra mano y regresaba a la cadera de él; cambiando de posición, esta vez Fer poniendo sus piernas sobre los hombros de él; continuaban los mismos movimientos y él se masturbaba con mucha ansiedad; jadeando le decía. – ¡Joder, me voy a correr!

– Brad con el corazón acelerado le decía. – ¡Échalos, quiero verlos en tu precioso abdomen!

– Fernando continuaba tocándose y Bradley le tomaba de los muslos para empujar su cadera contra los glúteos de él, para penetrarlo y quedarse así un rato.

Sudando con mucha excitación y pasión, Fernando gritaba. – ¡Joder, carajo, qué rico!

– Él expulsaba un gran chorro de semen, muy espeso y caliente que le salpicaba hasta su cara.

Brad al ver el abdomen plano del joven, bajaba sus manos y le untaba el contenido como si fuera crema humectante; siguiendo con el acto sexual, cambiaban de posición, ahora Fernando sobre Bradley, quien estaba acostado en su totalidad en el sillón.

Fernando ya estaba cansado y poco adolorido; él entre jadeos le decía. – Eres el primero con quien duro tanto tiempo teniendo sexo.

– A lo que él le hablaba sonriendo y fanfarroneando un poco. – Pues no es por presumir, pero resisto mucho y aguanto cogiendo todo el día, así que tú dirás si aguantarás otro después de este.

– Fernando se detenía un poco, inhalaba y exhalaba diciendo. – Nunca había cogido tanto, eres un semental, pero ¿podrás acabar?, estoy y me siento cansado.

– Brad guiñaba el ojo, le tomaba de las nalgas y apretándoselas decía. – Claro que sí chiquito, ayúdame moviendo este precioso y rico culito redondito.

– Fernando se sonrojaba y colocando sus manos sobre los pectorales de él, los apretaba y se movía más rápido, más intenso; sacando la poca energía que le quedaba.

Brad sentía sus testículos punzar, apretaba con una mano las nalgas de él, con la otra le agarraba la espalda y hablaba pujando. – ¡Ahí van, ahí van!

– Entre un gran gemido de mucha satisfacción, él expulsaba demasiado semen; dejando el condón bien relleno.

Bradley demasiado sudado, decía fatigado. – ¡Qué rico estuvo!

– Fernando respiraba profundo y exhalaba diciendo. – Sí, bastante, muy delicioso.

– Brad deslizaba sus manos de las nalgas a la espalda de Fer y le incitaba a recostar su cuerpo sobre el suyo.

Él le abrazaba un poco, Fernando le decía tras un suspiro. – Para haber sido tu primera vez, sabes cómo coger.

– Bradley reía un poco y suspiraba, con sus piernas abrazaba las de él y así se estaban un breve lapso.

Brad hacía a un lado con mucho cuidado a Fernando; quién ya estaba casi dormido; se sentaba y con cuidado se quitaba el condón.

Miraba su semen y sorprendido exclamaba. – ¡Sí que es bastante leche!

– Fernando muy cansado se incorporaba y al ver el condón anudado hablaba. – Sí, estabas muy cargado.

– Él admirando el condón sostenido entre sus dedos, hablaba. – Pues sí, dos semanas sin masturbarme, desde que llegue de México no lo había hecho.

– Fernando se sentaba y cruzaba sus piernas, Brad tiraba el condón al piso y miraba detalladamente el cuerpo desnudo de él.

Fer preguntaba curioso. – ¿De qué parte de México eres?

– Sin dejarle de mirar con calma, respondía. – Del mismo Estado de México. – Él cuestionaba. – ¿Y tú de dónde, sí se puede saber?

– Le respondía tras un bostezo. – Nací en el estado de Puebla y posteriormente me fui a México a estudiar.

– Brad se sentaba cruzando piernas al igual que él, diciendo en lo que le admiraba su cuerpo. – Tienes un cuerpo muy bonito, pareciera que fuiste esculpido; creo desnudos se conocen mejor a las personas; pues no hay prendas que oculten lo que verdaderamente somos, unos simples seres humanos tratando de ser algo que no son; el verte así sin ropa es algo agradable, pues te siento sincero y trasparente conmigo.

– Fernando le sonreía levemente diciendo. – Me gusta tu manera de pensar y ver las cosas, ojalá hubiera más personas como tú que pensaran lo mismo y no sólo irse por la pura pantalla; tus ideas me gustan.

– Ambos se acercaban lentamente, cruzaban miradas para verse las bocas, para  así darse un beso suave, con sus manos se acariciaban sus rostros y por la ventana los primeros rayos de Sol les sorprendían.

Se separaban, se sonreían sonrojados y Fernando sintiendo confianza le invitaba a dormir un rato en su recamara; accediendo, Fer le mostraba su habitación y le decía que ahí se recostará, que él dormiría en el sillón; a lo que Bradley en desacuerdo, le jalaba del brazo y le decía que durmiera con él, pues ya no había motivo por el cuál tenerse pena, pues hubo un buen rato de sexo.

Así convencido y en evidente confianza, los dos acomodados en la cama y abrazados, se quedaban profundamente dormidos para recargar energías.

Amor, Pasión o Deseo.

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