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Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 14

en Bisexuales

Hola; traigo un capítulo más de esta historia, pero antes de eso, mando un saludo especial a dos lectores que están al pendiente de

lo que publico y de su apoyo a mis escritos, ellos son Leonardo y Marino; muchas, muchisímas gracias por ese apoyo a ustedes y demás lectores;

sé bien que no escribo lo que predomina más en la página, pero hago y trato de hacer mi esfuerzo por exponer algo "bueno" y "diferente"; saludos

y ya saben, cualquier cosa, duda, comentario, opinión, son bien recibidos, con gusto los leeré y responderé a su debido tiempo; un abrazo.

 

Capítulo Catorce.

“Entre manos.”

 

Han pasado cuatro años de aquel día donde Bradley contrajo nupcias con Aurora; cuatro años de que ese matrimonio se volvió un infierno tanto para él y para ella; una corta luna de miel de tres semanas, mucho trabajo en la firma, Aurora con problemas de su embarazo, un parto complicado y la sorpresa que se llevó Pietro al saber la noticia de que su primer nieto era mujer y no un varón; como tradicionalmente sucedió en toda la genealogía Landucci; siendo este el principal conflicto de intereses para Pietro; pues automáticamente su herencia y dinero pasarían a ser parte de Aurora; ya que existía en el legado de herencia Landucci una cláusula dónde en caso de que el varón Landucci tuviera como primogénito a una mujer, todas las propiedades y riquezas, serían cedidas a la esposa, para hacerse cargo de todos los bienes hasta que la primogénita cumpliera la mayoría de edad; Pietro ha mantenido en secreto dicha orden del legado familiar, por conveniencia y porqué prácticamente de saberse, él quedaría en la ruina; pues la firma de abogados no ha estado en excelentes condiciones en estos últimos tiempos a pesar de que Brad y Aurora han llevado excelentes casos a juicio pero no obteniendo lo suficiente para mantenerse estables.

Pía y Luciana viven retiradas de la ciudad con sus respetivos esposos; cada una formando su propia familia, sin saber en el gran bache que se encuentra la economía familiar; así que Pietro vive en su gran casa solo y en ocasiones recibe las visitas de sus hijas; Brad decidió irse de la casa de su padre, por qué hubo fuertes conflictos entre Landucci padre y Aurora, por no haber sido madre de un varón, lo que ha sembrado en la pequeña niña, la idea de que su abuelo no la quiere ni la querrá por no ser niño; eso molestó demasiado a los padres de Aurora, que incluso le aconsejaron el divorcio y hacer válida la cláusula de su matrimonio, pero ella no accedió; por el momento.

Bradley aunque tiene un profundo amor a su hija, con Aurora no han funcionado bien las cosas, no hay día que no tengan conflictos o desacuerdos; siempre y cuando la niña no esté presente; los insultos, reproches del pasado y hasta grandes pleitos, han hecho que su relación tenga fracturas; anexando que durante estos años, ella se ha embarazado en dos ocasiones; su segundo embarazo lo dio a conocer casi al año de que nació Gia; la felicidad se vio ensombrecida cuando a las diecinueve semanas de gestación, un fuerte dolor en la madrugada les alertó, yendo a parar al hospital, por más que hicieron lo que estuvo a su alcancé, los doctores les informaban a Bradley y Aurora que su bebé no podía seguir en el vientre, llegando al acuerdo de inducir el parto; el niño nacido, sobrevivió poco más de cinco horas, lo que les dio tiempo de ponerle el nombre de Bradley y bautizarle, para así esperar con tristeza su deceso; lapso más tarde, la felicidad llegaba de nuevo a ellos, ilusionándoles con la llegada de un bebé; sin embargo a las nueve semanas de embarazo Aurora presento malestares de sangrado y posteriormente dolor abdominal; llevándola de urgencia al hospital, allí se les informaba que lamentablemente el bebé ya no tenía frecuencia cardiaca, solicitándoles a ellos la autorización de inmediata de un legrado; de nueva cuenta sufrían la perdida de lo que sería una hermanita para su hija; luego de esas tragedias, llegaron a un acuerdo de que no tendrían más hijos y se dedicarían únicamente al cuidado de Gia; al saber eso Pietro estalló en cólera y le provocó una subida de presión arterial que lo mantuvo internado en el hospital por unos días; así ha sido la vida de los Landucci durante estos años, teniendo la balanza de la justicia en constantes inclinaciones.

Pasando con Fernando; sus sentimientos negativos contra Bradley, le hicieron irse con Guido a Italia, para poner en marcha sus planes de competencia contra la firma Landucci; Fer, se fue a tan sólo dos días de los hechos suscitados en la boda; sus tíos le deseaban suerte y sus primas se entristecían por la despedida; pero quién más se resentía era Lázaro, a quién ignoró completamente luego de haber revelado su bisexualidad; unas horas antes de partir, él intento hablar con Fernando, pero Fer se portó de una forma tan cruel, que humilló, sobajó e insultó a Lázaro, al decirle que era un pobre ignorante salido de un país dónde no tendría futuro y que estando en México él no podría ser más que un simple mesero o vendedor de mostrador, pero más ya no por falta de estudios y preparación; dichas palabras ocasionaron que Lázaro se motivará progresar, pero para ello, debía regresar a Venezuela para recuperar sus papeles académicos y así lograr ser un profesionista exitoso; para Armando y Alejandra, junto con las niñas, les provoco una tristeza y nostalgia por su partida, pero él les juraba que regresaría a México cuando le fuera posible; Lázaro se fue extrañando a Fernando, suspirando por él y entristecido por saber que se había vuelto una persona huraña y soberbia; él mantenía la esperanza de que cambiaría su forma de ser.

Fernando en Europa seguía cosechando éxitos, logros y triunfos; convirtiéndose en socio de Guido, fortaleciendo más la firma Pietrasanta y poco a poco llegar al objetivo planteado, derrocar el legado Landucci; Fernando se concentraba demasiado en el trabajo que se olvidaba por completo de tener una vida amorosa y de su familia; evitaba viajar o saber de cómo estaban; él había cambiado mucho, siendo una persona egoísta, hasta que recibió una triste y lamentable noticia.

Aeropuerto de la ciudad de México, 6:10 de la mañana; el avión proveniente de Roma aterrizaba; presuroso, angustiado y con semblante deprimido, Fernando viéndose más maduro, con nueva imagen y porte mucho más elegante, era abrazado por sus tíos.

Él desconcertado preguntaba. – ¿Sufrió?

– Su tía derramando lágrimas respondía. – No, para nada.

– Armando serio le decía con una mano al hombro de él. – Todo paso mientras dormía, así que no hubo dolor.

– Fernando conteniendo las ganas de llorar, decía. – Bien, pues vámonos, quiero despedirme, aunque prácticamente ella nunca logró perdonarme por lo que sucedió con mi padre.

– Con un equipaje ligero, ellos salían del aeropuerto y tomaban rumbo a una funeraria de la ciudad, dónde se estaba velando el cuerpo de la madre de Fernando.

Misma que murió de un paro cardíaco mientras dormía en su habitación del hospital psiquiátrico; siendo las 8 de la mañana, la esquela del pésame a la familia Rivas salía en el periódico, que al ser leída por Aurora, se entristecía y ponía a pensar en cómo estaría su exmejor amigo; Bradley se enteraba por la página local de noticias en Facebook; él comenzaba a pensar en Fer y de cómo estaría emocionalmente luego de tan lamentable perdida.

Fernando había llegado a la funeraria; mostrándose frágil, acongojado y triste; se abalanzaba al féretro de su madre, dónde luego de llorar con sentimiento, le pedía perdón por el pasado y él a su vez le perdonaba por no haber sido una buena madre con él después de lo que aconteció atrás tiempo; posteriormente hubo rezos y el cortejo fúnebre partió a la iglesia dónde se le rindió misa de cuerpo presente; al concluir el acto, prosiguieron con su andar hasta la última morada, que sería el cementerio; sin darse cuenta; entre las personas se encontraban Aurora y el mismo Bradley; quienes de alguna forma se mostraban compasivos con él, aún después de lo suscitado años atrás.

Un mariachi que rondaba por la necrópolis, se les acerco y Fernando tratando de ser fuerte, les pagaba diciéndoles. – Por favor, en lo que inician el entierro de mi madre, solicito que toquen la canción de “amor eterno” tres veces, sólo eso les pido, finalizando pueden retirarse.

– Los músicos accedieron y dicha melodía quebrantó en lágrimas a Aurora al ver a su examigo tan destrozado, Brad se le acercaba, la abrazaba diciéndole al oído. – Anda, ve con él.

– Aurora limpiándose la nariz decía. – Mejor así, no quiero que se dé cuenta que estamos aquí.

– La pareja miraba a un Fernando diferente físicamente, pero siendo el mismo chico con sentimientos buenos en su ser.

En medio de la tristeza y de los llantos, finalmente sepultaban el ataúd; Fernando vestido de luto, colocaba un alcatraz entre el montón de tierra diciendo serio. – Hasta siempre mamá.

– La gente se comenzaba a retirar una vez acabada la canción.

Sus tíos y primas se quedaban ahí con él; en lo que Fer alzaba la vista a un gran árbol pronunciando. – Obscura soledad estoy viviendo, la misma soledad de tu sepulcro, tú eres el amor del cual yo tengo el más triste recuerdo de Acapulco.

– Haciendo una pausa, mostraba una ligera sonrisa, tras la caída de sus lágrimas y decía en voz suave. – Tarde o temprano estaré contigo para seguir amándonos.

– Sus tíos y primas le abrazaban con mucho amor; Brad y Aurora conmovidos tenían la intención de acercarse, pero sabían que ese momento no era el indicado; ambos tenían el deseo de retirarse del lugar en silencio y con discreción, pero al pisar una rama seca, el ruido, hizo que Fernando volteara.

Al mirarles, su expresión cambió, se apartó de sus tíos y gritándoles con rencor expresó. – ¡Ninguno de ustedes tienen derecho de estar aquí, ninguno!, ¡Lárguense de aquí, infelices!

– Aurora triste le decía. – Lamento la muerte de tu mamá.

– Bradley le miraba cohibido y Fernando lentamente se acercó, agachó y tomando un puño de tierra con algunas piedras, se las lanzó gritándoles. – ¡A otro perro con ese hueso!, ¡maldita hipócrita, tú y el imbécil de tu marido no tienen nada, nada, absolutamente nada que hacer aquí, nada!

– Aurora y Brad eran agredidos por Fer; la pareja sin más que decir huía de la furia de Fernando.

Sus tíos y primas le miraban con susto, preocupación y tristeza; luego de que ellos se fueron; Fer se derrumbó en la tierra llorando de mucha tristeza y de sentirse mal emocionalmente; sus tíos le ayudaban a levantarse y juntos caminaban a la salida del panteón, para así tomar rumbo para la casa.

Una vez allí, Fernando suspiraba, sentándose en el sofá, preguntando curioso. – ¿Han sabido algo de Lázaro?

– A lo que su tía amablemente respondía. – Lo teníamos agregado al Face, pero de un momento a otro le perdimos el rastro, tiene tiempo que no publica nada.

– Fernando seriamente decía. – Seguramente ya se olvidó de ustedes y de su ayuda.

– Su tío hablaba en defensa. – No lo creo, debe estar trabajando, las cosas en su país no están bien, él no se olvidaría de nosotros, mucho menos de ti, Lázaro no era ni es así.

– Fer se levantaba del sofá y parlaba tras un bostezo. – Bueno, cómo haya sido, dónde quiera que él esté, que le vaya muy bien, con su permiso, necesito dormir un poco.

– Sus tíos se quedaban en la sala, sus primas pasaban a sus recamaras a descansar, en lo que él se dirigía a la habitación que alguna vez compartió con Láza.

Recostado en la cama que antes Lázaro ocupaba; Fernando abrazaba una almohada y recordaba la voz, algunos besos y caricias que intercambiaron en su momento ambos; después, se quedaba dormido para reponer horas de sueño.

Al paso de los días, las cosas en la firma Landucci estaban yendo peor; el único caso que les dejaría ganancias favorables y que mantendría en píe a todo el despacho, era perdido y ocasionaba una crisis a los Landucci, misma que a Pietro le preocupaba demasiado y su estado de salud se agravaba; Bradley y Aurora por estar al mando, acordaban que tendrían que asociarse con una firma de igual o mejor prestigió para su auxilio, así pues, se abrieron a propuestas de asociación con diversas firmas de abogados a nivel nacional e internacional; ese día, Fernando estaba por regresarse a Europa, cuando Guido de inmediato se comunicó con él.

Fernando con prisa, atendía. – Hola Guido, en unas horas parto para Italia, ¿sucede algo?

– Guido en su Jet privado, le decía con sonrisa muy característica de él. – Cancela tu viaje, quédate en México, por tus cosas no te preocupes, las llevo de regreso.

– Con intriga cuestionaba. – ¿Y eso, por qué?

– A lo que respondía Pietrasanta. – Los Landucci están en problemas, se están yendo a pique, ha llegado el momento y hora de ejecutar el plan que tiempo atrás te comenté.

– Fernando serio dijo. – Perfecto, dime lo que debo hacer.

– Guido bebiendo un sorbo de whisky escoces respondía. – A tu mail he enviado todos los archivos y documentos de la propuesta de asociación, verifica que estén bien redactados e imprímelos, en menos de dos horas llegaré a la ciudad de México y me dirigiré a las oficinas de los Landucci, ahí quiero verte con tu mejor traje y dispuesto a destruir el legado sucio de Pietro Landucci.

– Fernando sonreía diciendo. – En seguida lo haré.

– Guido finalizaba la llamada y amablemente solicitaba a la hermosa y sensual azafata. – Isabela, de favor tráeme ese maletín negro y más whisky.

– La mujer servicialmente accedía en entregárselo y servirle; Guido dándole un beso en la mano agradecía el favor; para luego abrirlo y sacar unos documentos; que al hojearlos pensaba muy misterioso. – “Con estos documentos, las pruebas que la difunta Herminia dejó y con esta asociación, tendré entre mis manos la fortuna de los Landucci y sobretodo la libertad de la leyenda”.

– Riéndose de sus planes, Guido era interrumpido informándole que estaban por aterrizar.

En tanto, Fernando de inmediato cancelaba su vuelo, hacía todo lo que Guido le solicitó y presuroso salía de casa sin decirles nada a sus tíos con rumbo a las oficinas de la firma Landucci.

Casi al mismo tiempo, llegaban él y Guido; al mirarse, ambos se sonreían y Pietrasanta preguntaba. – ¿Listo para esto?

– Recibiendo como respuesta, Fernando decidido habló. – Tengo tiempo esperando este suceso.

– Pietrasanta le daba el paso, diciendo. – Adelante socio.

– Ambos ingresaban al edificio y abordando el ascensor, programaban el piso cinco; al abrirse las puertas, ellos quedaban frente a la recepcionista que les cuestionaba su presencia, Guido cordialmente solicitaba hablar con los abogados principales de la firma, para una entrevista urgente.

La recepcionista informaba a Bradley, mismo que muy desconcertado y con mucha curiosidad, accedía a dicho encuentro y pedía que los dejaran pasar al área de juntas; Brad impaciente, le informaba a Aurora lo que pasaba y ella contagiada por la curiosidad, decidía acompañar a su esposo a esa reunión; Guido estaba seguro de sí, pero Fernando estaba lleno de muchas dudas por lo que estaba por acontecer; luego de unos minutos de espera, la puerta se abría e ingresaban Bradley y Aurora; quienes al ver el rostro de Fernando, mostraban mucho asombro ante él; Guido se levantaba de su asiento y tras de él Fernando.

Pietrasanta extendía la mano y decía amable. – Mucho gusto soy el Licenciado Guido Pietrasanta y vengo acompañado de mi socio el Licenciado Fernando Rivas.

– Aurora mucho se impactaba al saber que Fernando era presentado como socio; ambos cruzaban miradas.

En tanto Brad y Guido estrechaban sus manos, en lo que Landucci le decía. – Un gusto conocerles licenciados, ella es mi esposa la Licenciada Aurora Cornú; pero adelante, siéntense y dígannos ¿qué se les ofrece?

– Guido y Fernando se sentaban, al par que Aurora y Brad.

El ambiente se comenzaba a poner tenso al momento que Guido; sin tanto alardear y darle vuelta al asunto; decía. – Vinimos a ofrecerles nuestra ayuda en asociación con su firma, pues hace unos días nos enteramos que ustedes tienen ciertos problemas económicos y que necesitan el apoyo de otra firma o socio inversionista, para que se sostengan a flote y no pierdan los pocos clientes que ya les quedan.

– Aurora volteaba a ver a Bradley; quién serio e incómodo, se acomodaba su corbata y decía. – Bien, pues escucho su propuesta.

– Aurora se molestaba, pero a su vez se concientizaba al tener en cuenta que cualquier propuesta era buena para la salvación de la firma.

Guido en la mayor parte de la propuesta hablaba y Fernando explicaba con detalles algunos puntos; dirigiéndose siempre a ellos como Licenciado y Licenciada respectivamente; durante poco más de una hora, les exponían una jugosa, cuantiosa y bastante aliviada propuesta; misma que hacía a Brad y Aurora, dudar de su veracidad.

Bradley nervioso parlaba. – Esta ha sido una propuesta bastante interesante, reconozco que es mejor a las tres anteriores que hemos tenido; sin embargo debo consultarlo con mi esposa y padre, para su aprobación.

– Aurora seria decía. – Pues por mi parte, es un sí; ya que analizando bien las cosas, ustedes se beneficiaran y nosotros igual; no hay pierde en ambas partes de las firmas a fusionar, el único detalle es en la opinión de mi suegro.

– Ella volteaba a ver a su esposo y tomándole de la mano, la apretaba diciéndole. – Supongo mi suegro estará de acuerdo por dicha propuesta, accederá en todas y cada una de sus ideas.

– Bradley tragaba saliva muy nervioso, de reojo miraba a Fernando; quién desafiante les miraba.

Él astutamente decía. – Creo que debemos hablar en privado, ¿puede acompañarme a mi oficina licenciado Pietrasanta?

– Guido amablemente sonreía contestando. – Por supuesto que sí, vamos licenciado Landucci.

– Guido se levantaba y miraba a Fernando, guiñándole un ojo; a lo que Fer sonreía y regresaba su mirada a Aurora; quién nerviosa se acomodaba su saco.

Ellos al quedarse solos, Aurora cuestionaba seria. – ¿Cómo sigues?

– Y Fernando cruzado de brazos, serio, replicó. – Muy bien, ¿y tú?

– Aurora de la misma forma, le respondía. – Muy bien.

– Habiendo un silencio en el lugar, ella le miraba diciendo. – Haz cambiado mucho.

– Fernando sonreía diciéndole. – Era lógico ¿no crees? o ¿cómo reaccionarias tú?, luego de que el hombre que una vez te juró amor, te traiciona y se casa con quién alguna vez fue tu mejor amiga, confidente y casi hermana; es un suceso que destantea a uno, ¿o tú qué piensas?

– Aurora se ponía nerviosa y Fernando se levantaba de su asiento, cruzado de brazos caminaba rodeando la mesa, diciendo. – Tú igual cambiaste, tu forma de vestir, caminar, peinar, maquillar, tu habla, todo cambió o mejor dicho, te cambiaron para ser la mujer ideal para; (haciendo ademanes de comillas con sus manos); “el hombre ideal”.

– Ella le miraba diciendo seria. – Y logré quedarme con él, algo que tú no pudiste hacer.

– Fernando le sonreía hablando. – ¡Vaya!, tenías que sacar el carácter que tienes guardado, amiga, sólo así te das a conocer tal cual eres; bien dice el dicho, cuídate de las aguas mansas que de las bravas me cuido yo; te quedaste con él, pero pregunto, ¿has conseguido que él de su mente me saque?

– Aurora seria, volteaba a ver, respondiendo. – La prueba está que tenemos cuatro años de casados y muy felices.

– Fernando cambiando su semblante a serio, dijo. – Te felicito, haces buen trabajo de esposa y de amante.

– Aurora le mostraba una sonrisa, que era disminuida lentamente al escucharle decir sarcásticamente. – Claro, te felicito por lograr que él me sacara de sus pensamientos, pero supongo él debe tener a alguien más en su haber; alguien más, no sé, más discreto, ¿no crees?

– Ella le alzaba la voz. – ¡Eres un lujurioso!, ¡ahora entiendo por qué repudian a los homosexuales, pues siempre andan pensando en sexo!

– En tono sarcástico respondió. – Sí, por eso los casados buscan el placer sexual en homosexuales lujuriosos como yo, precisamente por qué nosotros hacemos lo que sus mujeres no saben complacer.

– Ella alzaba más la voz diciendo. – ¡Eres un puto promiscuo!

– Molesto le decía. – ¡Y tú una buscona y vendida!, ¡qué se dejó manipular por el suegro, únicamente para así poderle parecer atractiva a su hijo!

– Aurora se molestaba tanto exclamando. – ¡Bájale a tu tonito de voz!

– Fernando se paraba frente a ella y le decía sonriendo. – Tranquila y relájate, dudo mucho que quieres que se escuchen más verdades.

– Ella se comenzaba a calmar y él le decía imponente. – Recuerda que existe la posibilidad de que nosotros seamos socios y les salvemos de su ruina o de qué su firma se hunda como cubito de hielo en una cuba; así que bájale a tu tonito, amiga.

– Aurora segura hablaba. – Por muy atractiva que sea su propuesta, dudo que convenza a Bradley de asociar.

– Fernando se carcajeaba enfrente de ella y haciéndola molestar, hablaba. – No cabe duda que tú sigues creyendo en los reyes magos, sí tan segura estás de tu marido, ¿por qué crees que pidió hablar a solas con mi socio?

– Aurora sosteniendo su postura decía. – Aun así, quién tiene la última palabra es mi suegro.

– Fernando caminaba a su lugar diciéndole. – Aurora, Aurora, Aurora, aquí quién decide es Bradley, no Pietro; sí él fuera quién tomará decisiones aquí, ustedes no estarían en la situación en la que están, ¿no crees?

– Aurora quedaba sin palabras y Fernando sentándose decía con seguridad. – Así que relájate, respira profundo y vete haciendo la idea de que serán socios ustedes de nuestra firma.

– Sarcásticamente hablaba. – Lo que son las cosas, no me quede con Bradley, pero después de todo lo vamos a compartir, aunque no soy de esa idea de dividir las cosas, eso bien lo sabes.

– Aurora furiosa le decía. – ¡Eres un imbécil!

– Fernando se reía, disfrutando la molestia e incomodidad de ella.

En tanto, Bradley y Guido, luego de hablar y negociar, con cierto nerviosismo, Brad aceptaba la asociación y acordaba en firmar ese mismo día los documentos de la asociación legal, para cerrar el acuerdo; todo eso lo haría a escondidas de su padre; para que su estado de salud no se agravara más de lo que ya; una vez acordados y aclarados las cosas, ambos salían de la oficina y se dirigían de nuevo a sala de juntas, para firmar oficialmente los papeles; al ingresar ahí e informar la aceptación; Aurora bastante asombrada, miraba a Fernando y él disfrutaba el momento satisfecho.

Procediendo a firmar; Guido decía serio. – Fernando, debes firmar tú primero, pues quién quedará al mando aquí, serás tú.

– Fernando impresionado, preguntaba. – ¡¿Yo?!

– Guido le sonreía mientras le pasaba el lapicero y Bradley nervioso decía. – Pero creí que tú serías el socio.

– Guido sin mirarle, respondía. – Ahí dice que mi firma será su socio, pero quién estará de representante será Fernando, además es mí socio y él está capacitado para estar al mando; ¿no es así?

– Fernando sujetaba el lapicero y tomando el documento, firmaba respondiendo. – Claro que sí, tengo capacidad para hacerlo.

– Bradley y Aurora observaban como Fernando firmaba, para luego entre los tres sostener las miradas.

En lo que Guido en su mente decía. – Esto será divertido, entretenido y lo mejor, algo que podré gozar a distancia.

Amor, Pasión o Deseo. 

Gracias por leer, les deseo un grandioso día.

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