Capítulo Cinco.

“Del sexo casual a relación formal”.

En la actualidad es muy poco probable que surja una relación formal luego de tener sexo casual; por lo regular es atreverse a acercarse, charlar un poco, comprobar si la interpretación corporal es correcta a lo que se piensa, si existe química, si hay mismas intenciones, saber su nombre, su edad y a que se dedica; (casi siempre muchos mienten en esos tres últimos datos o sencillamente no da la información, limitándose únicamente a lo que se busca; coger); en si lo que importa es saciar la sed sexual, lujuriosa, pasional y de deseo; cómo dijo Bradley en un dialogo, “desnudos se conocen mejor a las personas; pues no hay prendas que oculten lo que verdaderamente somos, unos simples seres humanos tratando de ser algo que no son”.

Y aquí entre nos, admitámoslo, cuando uno entra a un chat, aplicación de ligue y/o antro/bar es para buscar lo que la pareja (si es que se tiene) no lo da y si se está soltero, buscar lo que el cuerpo requiere; o sea el sexo; espero sean sinceros conmigo, piensen igual que yo y veamos desde cierto punto que el sexo es rico, muy placentero y satisfactorio cuando se hace bien, cuando no, de plano a buscar uno mejor, ¡oh sí!.

Regresando al punto, es muy cierto y poco probable que se mantenga una relación formal luego de tener relaciones de una noche; ya qué se es complicado por ya tener una relación (infidelidad casual), fue una aventura de una noche (igual llamémosle una infidelidad casual), andaba urgido, nuevas experiencias (en el caso de Bradley, de ser heterosexual pasó a ser bisexual); entre otras cosas más.

Les platico que por experiencia propia; además de que no soy muy agraciado; me fue imposible tener una relación formal con alguien que verdaderamente me gustó tanto física, mental y sexualmente, ya que me dejo en claro al finalizar el acto, que él sólo buscaba cogerme de vez en cuando, cuando quisiera o cuando pudiera; yo mantuve esperanza de que tal vez, pudiera despertar en él atracción seria, pero esperaba algo que nunca pasó, ya que él tenía novia y novio a la vez; fue ahí donde me di cuenta que no valía la pena perder mi tiempo en despertar su amor hacía mí, así que disfrute una última vez de un grandioso sexo para que al culminar, amablemente decirle, “adiós, fue un placer coincidir y disfrutarte en esta vida, gracias”; no pidió dinero, fue lo bueno; pasó tiempo y descubrí que ahora él es papá, pero sigue manteniendo sus aventuras sexuales (ya no tan discretas) como antes; bueno, siento que me desvié mucho de lo que quería decir, cantinfleo sin dejar algo en claro, mejor continuemos con la historia; (me gustaría saber si ustedes han disfrutado del sexo fugaz, pero a la vez experimentado esa sensación de imaginar el tener algo más que sexo con esa persona, seas hombre o mujer heterosexual, homosexual o bisexual, sí gustas compartirlo te leeré con todo gusto).

Después de tener ese momento de sinceridad, Bradley y Fernando comenzaron a tratarse con mucha discreción; en la escuela se hablaban de usted, fuera de ella se tuteaban y se besaban con intensidad; casi siempre o mejor dicho siempre, Fernando se la pasaba en el departamento de Brad; ahí comían, disfrutaban de ver televisión, tenían buen sexo, cenaban, tenían muy buen sexo, se ayudaban con sus labores escolares y rara vez salían al cine, al café, teatro, paseos y antros de ambiente; Bradley quería discreción, mucha discreción, no quería que por la fama que posee al llevar el apellido Landucci, su familia se enterara por medio de chismes que su nueva relación “amorosa” es con un hombre; así que por eso, él le pedía a Fernando que no diera muchos detalles a su amiga sobre su relación, y claro, Aurora; por ser la amiga y casi hermana de Fernando; le parecía algo extraña y rara su relación, sin embargo le agradaba la idea del saber que su gran mejor amigo, tuviera por fin una persona que le “quisiera” y “amara”; (amores tan extraños que, vienen y se van…); bueno, Aurora estaba molesta en parte y respetuosa en otra parte, ante la nueva relación de él; también ella tenía buenas noticias que compartir; pues le informaba con gran algarabía que al fin estaba en una firma de abogados y que iría poco a poco hasta llegar al puesto deseado; motivo por el cual Fernando desde su departamento y Aurora desde su casa, cibernéticamente brindaban con tequila por el triunfo y pronto éxito de ella y de él con su nueva relación.

En fechas de fiestas patrias allá en México; Bradley y Fernando; con un pequeño grupo de mexicanos ubicados en Barcelona y a los rededores; festejaban con gran lujo y regocijo la independencia mexicana; tequila, baile, cigarros y ciertos antojitos mexicanos, complementaron la velada; claro, sí, muy discretos Fernando y Bradley se daban sus besos, se regalaban miradas, roses de manos y también, toqueteadas de partes íntimas; esa madrugada ellos al llegar al departamento de Bradley, culminaron con una buena sesión de sexo, misma que agotó a Brad haciéndole dormir todo el día.

Llegó un día especial; el cumpleaños veinticinco de Fernando; en la escuela sus compañeros le hacían un breve festejo con pastel y sodas; el clima ya comenzaba a sentirse fresco acompañadas de ligeras lluvias y cielos raramente despejados mismos que le causaban cierta nostalgia por estar lejos de su tía Alejandra, su esposo y primas; Fernando recibía con anterioridad un mail y vídeo de su amiga Aurora; que por tiempos de escuela, trabajo y familia, no había podido ingresar al Messenger para charlar con su amigo; él la extrañaba, pues habían pasado casi tres semanas desde su última conversación.

Justo al llegar a su departamento y encendiendo su ordenador, recibía mail de su tía, con unas felicitaciones grabadas horas antes; (diferencia horaria, claro está); él feliz de ver a su familia festejarle, no podía evitar las ganas de llorar; en ese instante, a la puerta de su departamento, Bradley le esperaba, con un gigantesco ramo de rosas rojas, un pastel de coco y vainilla; el preferido de él; Fernando con mezcla de sentimientos, le hacía pasar lo besaba y abrazaba; ambos se demostraban su amor con tiernas miradas y caricias.

Brad al cantarle las mañanitas y a punto de apagar sus velas, con una breve pausa, serio le decía. – Qué este sea el primero de muchos cumpleaños juntos.

– Él sacaba de en medio del gran ramo de rosas, una bolsa de papel, del interior una caja larga y un poco gruesa, dándosela en manos, muy romántico hablaba. – Muchas felicidades cariño mío, espero te guste.

– Ilusionado, sin poder decir más que las gracias, Fernando tomaba el regalo, lo abría y en su interior traía un cadena con un dije de la letra “F” en oro puro diamantado y un anillo a la medida con una esmeralda.

Fernando conmovido al ver dijo. – Gracias, esto es mucho, con tenerte me basta, pero creo que es mucho regalo para alguien como yo.

– Brad hablaba colocando su dedo índice en su boca. – Shh… shh… shh… cariño, esto, y más te mereces, te amo.

– Le daba un tierno beso y guiñaba el ojo al decirle. – Ahora sí, apaga tus velas Nando.

– Tras brevemente cerrar los ojos y pedir el deseo, soplaba las velas, partía el pastel y degustaban un poco.

Charlaban y entre beso y beso, caricia y caricia, la excitación se hizo presente, para culminar su velada haciendo el amor; en la cama desnudos cubiertos por una sabana azul.

Fernando haciendo puchero le decía. – Amor, tengo hambre, mucha hambre.

– Brad le miraba, dándole un beso en la frente le dijo. – Igual yo, aún es temprano, podremos ir a cenar.

– Fernando se le encimaba, dándole un beso intenso, le hablaba. – Bien, pues vamos, aún es mi cumpleaños.

– Bradley lo abrazaba diciéndole. – Sí, por hoy te concederé lo que pidas cariño.

– Los dos se sonreían, se besaban y pasaban a darse un baño rápido, para posteriormente salir a cenar.

En lo que eso pasaba; Ellen; la chica con la que Bradley tuvo relaciones hace tiempo; con gran impaciencia entraba al hotel; uno de los botones la veía nerviosa y preguntaba. – ¿Os sucede algo señorita?

– A lo que Ellen al ver que no había nadie en el lobby le contestaba ansiosa. – ¿Qué sí sucede algo?, claro que os sucede algo, necesito saber si un tal Bradley se encuentra hospedado aquí.

– El botones movía la cabeza en negación diciendo. – No sabría decirle, pero si os gusta puedo mirar en los huéspedes ya registrados.

– Ellen se tronaba los dedos diciéndole. – Mover ese culo, que esto ser muy urgente.

– El botones y Ellen caminaban unos pasos al lobby donde al par de ellos el gerente regresaba.

Él al verla amablemente preguntaba. – Buenas noches, bienvenida al hotel Royal Ramblas, ¿Cuántas personas hospedáis?

– Ellen intranquila respondía. – No os pienso hospedáis aquí, es un hotel lujoso y apenas podréis pagarlo.

– El gerente en duda, interrogaba. – ¿Entonces que os ofrecéis señorita?

– Ella contestaba tratando de calmarse. – Vengo a preguntar si un amigo os continúa hospedándose aquí.

– Para suerte de Ellen, el gerente accedió amablemente a brindarle la información, preguntando. – ¿Nombre de su amigo?

– Ellen ingeniosa respondía. – El tío se llama Bradley, es un macho alto, muy alto, atractivo y caballeroso.

– El gerente buscaba entre los ingresos diciéndole serio. – Lamento mucho decirle que no existe registro de su amigo.

– Ellen mentalmente hacía recuerdos sobre la fecha y exclamaba con sonrisa. – ¡Joder acabo de recordar!, ¡mi amigo se hospedo desde mediados del mes de agosto, días después le vine a ver al finalizar mi curso de idiomas!

– El gerente accesible buscaba en registros de ese mes y con expresión de alivió le dijo. – ¡Ostia lo he encontrado…!

– Ellen interrumpía diciendo. – Vale, pues dígame en que habitación os encuentra.

– El botones intrigado les miraba a ambos, con misterio y deseos de saber, en lo que el gerente le decía serio. – Señorita, me ha interrumpido, le estaba por decir que os encontré el nombre de vuestro amigo, pero él tío tiene casi dos meses de haberse ido.

– Ellen impactada por la noticia, asombrada le hablaba. – Os agradezco mucho, permiso.

– Ambos, botones y gerente decían amables. – El permiso es vuestro.

– Ellen salía del hotel, abordaba un taxi solicitando ser llevada a la estación de trenes.

En su andar, recordaba que al gerente no le había pedido el nombre completo de él, para buscarlo con más precisión; aunque a su vez, pensaba que no tenía caso hacerlo, ya que seguramente él no se acordaría de ella.

Ya en el tren de regreso a su ciudad, Ellen miraba avanzar el transporte diciéndose con voz entre cortada. – Seréis fuerte Ellen, no os debes decaer, a continuar adelante que la vida continua sin detenerse.

– Ellen derramaba una lágrima y en su mirada demostraba cierta tristeza por no haber encontrado a Bradley.

Continuaban pasando las semanas, llegando Halloween; en la escuela hacían una fiesta de disfraces, dónde Bradley por su altura se disfrazaba de Frankenstein y Fernando del fantasma de la opera; los dos continuaban siendo discretos, comportándose bien sin levantar sospechas; Fer y Aurora habían perdido comunicación, pues el trabajo la tenía invadida; ella por imagen del bufete de abogados, tuvo que cambiar su forma de vestir, peinado, arreglarse bien, para así tener presencia al momento de los juicios; Fernando se había quedado con la imagen antigua de su amiga, a quién por cierto le presento a Bradley por medio de foto; para Brad, Aurora se le hizo una mujer sin chiste y muy simple.

Día de muertos llegaba, las tradiciones mexicanas nuevamente se hacían presentes en Barcelona; al igual que en las pasadas fiestas patrias, se reunían el pequeño grupo de compatriotas para poner una ofrenda a sus difuntos; triste y sentimental, Fernando colocaba una cruz de veladoras al pie de la foto de su difunto padre, derramando lágrimas decía. – Ojalá puedas perdonarme papá, no sabes lo difícil que me es vivir con esta culpa.

– Bradley le miraba con ternura, se le acercaba con una servilleta y le limpiaba las lágrimas diciendo. – Nando no me gusta verte triste, esa cara es para que siempre mantengas una sonrisa grande y expresiva como sólo tú sabes mostrarla.

– Fernando enseñaba una ligera sonrisa para decir. – Gracias, no sé qué haría sin ti.

– Ambos continuaban decorando su colorido altar de difuntos, con flores elaboradas de papel por manos de los coterráneos viviendo allá.

Transcurrían otros días más, llegando el cumpleaños de Bradley, por la mañana (tiempo Barcelona), obtenía las llamadas de felicitaciones por parte de sus familiares en México; en la escuela la directora y el personal académico se tomaban un tiempo para festejarle en grande su aniversario; pastel, bocadillos, sodas y regalos animaban la tarde de él en su día; Fernando con nervios buscaba que regalarle, hasta que encontró un reloj de oro y plata muy acorde a la personalidad de Brad; él mismo decoraba la caja de regalo y las ansias le comían por entregárselo y saber su expresión; Fernando con la copia de la llave, entraba al departamento, ambientaba el lugar, preparaba una rica cena y comenzaba a ponerle las velas al pastel, pero él no llegaba.

Fer impaciente, esperaba una hora más, pero al ver que eran casi las nueve de la noche, él le marcaba al móvil; el sonido de llamada entrante se escuchaba con gran fuerza, desnudo nervioso, contestaba. – Sí, dime.

– Fernando preocupado hablaba. – Brad mi amor, te estoy esperando, ¿dónde estás?

– A lo qué ingenioso, pero un poco tenso respondía. – Cariño estoy aún en la escuela revisando unos trabajos de mis alumnos, en media hora llego, se paciente.

– Fernando molesto decía. – ¡Ni porque es tu cumpleaños puedes dejar eso para después, apresúrate antes de que tu encanto se acabe!

– Bradley invadido por los nervios le dijo. – Lo sé amor, lo sé, debo colgar para apresurarme, prometo estar ahí en media hora, prometido, te amo, no lo olvides.

– Fernando suspiraba diciéndole. – También te amo, mucho, lo sabes.

– Brad serio finalizaba la llamada y se volteaba algo tenso con cara de preocupación.

Seriamente dijo. – Habíamos quedado que sería algo rápido.

– A lo que una voz de mujer le decía. – Joder, os recuerdo que vuestro secreto podéis ser revelado.

– La mujer se le acercaba, dándole un beso le decía sonriente. – Finalicemos lo que os comenzamos, pero esta vez quiero que me folles por el coño, me dejes tu leche dentro.

– Bradley nervioso no le quedaba de otra más que acceder a las peticiones de esa mujer, quién era nada más y nada menos que la directora del instituto.

Misma que se había enterado de la relación homosexual de Brad, por un descuido en días pasados; ella lo encaraba en la oficina interrogándole sobre su relación; mismo que rechazó y negó; pero al mencionar a su padre y que esa noticia se esparciera como rumor, él no tendría forma de verse a escondidas con Fernando, pues los paparazis estarían a la orden del día, tratando de obtener una foto de esa relación; por tal motivo como chantaje de la directora, le hacía convertirse en una especie de esclavo sexual y tener relaciones sexuales las veces que fueran necesarios o requeridos por ella.

Bradley por miedo y temor sobre la vergüenza que pasarían sus padres y hermanas, accedía, siempre y cuando la directora mantuviera la boca cerrada; con asco y repulsión, él tenía su tercera sesión de sexo con ella en la oficina; pues la mujer rebasa los cincuenta años, aunque se viste y arregla muy bien, es gorda, con celulitis, estrías y no se depila las piernas ni la vagina; cosa que en nada le provoca ni la mínima excitación, pero no le quedaba de otra más que tenérsela que coger a cambio de su silencio.

Una hora después, muy agotado, desanimado y con deseos de dormir, Bradley entraba al departamento, encontrando a Fernando dormido en el sillón con la televisión prendida; él se quitaba los zapatos y sin hacer ruido se metía a bañar rápido, para así salir y observar a él continuar dormir plácidamente.

Brad con un beso en la frente, le apagaba la televisión, lo que ocasionaba que Fernando despertará; al verle con su ropa de dormir, intrigado y dormitado preguntaba. – ¿Pues a qué horas son?

– A lo que con una sonrisa entre nerviosa y natural, respondió. – Son las diez veintiséis de la noche.

– Fernando se estiraba, tras un bostezo, hablaba. – Habías dicho que venías en media hora y paso casi hora y media. – Intrigado interrogaba. – ¿Son muchos trabajos?

– Bradley fastidiado respondía. – No quiero hablar de eso, me duele la cabeza, estoy estresado y lo que quiero es dormir.

– Fernando preocupado, se levantaba del sillón, le abrazaba con mucha fuerza, diciéndole. – Mi amor, te he notado raro desde hace días, sé bien que ahorita los trabajos y clases se vuelven más intensos por las vacaciones próximas, pero debes tratar de coordinarte para que no te pongas así de tenso.

– Bradley sintiéndose mal, abrazaba fuerte diciendo. – Quería pasar este cumpleaños contigo, por ser el primero y por qué contigo me siento cómodo, te amo, te amo mucho.

– Fernando sonreía ilusionado diciendo. – Te amo mucho más amor.

– Ambos se miraban dulcemente, se daban un tierno beso y Fernando al ver que aún era cumpleaños de Brad, entusiasmado decía. – Sé bien que quieres dormir, pero al menos abre tu regalo.

– Bradley brindaba una expresión de curiosidad, al decir. – ¿Un regalo, para mí?

– Fernando tomaba de la mano respondiendo. – Sí, para ti mi amor. – Jalándole hacia la mesa del comedor, le enseñaba el pastel diciendo sonriente. – Este es tu primer regalo.

– Tomaba la caja junto al pastel y entregándoselo decía. – Y este es tu segundo regalo, no sabes cuánto me gusto y espero a ti también.

– Bradley sorprendido, iniciaba abriendo el obsequio con calma.

Al descubrir el reloj, sus ojos expresaban impacto acompañada de la expresión. – ¡Esta hermoso, genial, me encanta!

– Fernando alegre al saber que fue del agrado, le daba un fuerte abrazo hablándole. – ¡Muchísimas felicidades Brad, te amo mucho!, ¡no imaginas lo feliz que me hace saber que te gustó!

– Bradley emocionado, sintiéndose de mejor ánimo le decía. – Aún es mi cumpleaños, cenemos lo que preparaste y comamos este rico pastel.

– Fernando contento dijo. – Sí, calentaré la comida.

– Él se iba a la cocina y Bradley admiraba el reloj, diciendo en voz baja. – No quiero imaginar cuanto te costó este reloj, me imaginó que invertiste gran parte de tus ahorros en él, muchas gracias mi amor, de verdad.

– Fernando regresaba con los fósforos en mano diciendo. – En lo que se calienta la comida, ¿te parece sí apagas tus velitas?, aunque lo partamos después de cenar, aprovechemos que aún es tu cumpleaños.

– Bradley aceptaba y una vez prendidas las velas, Fer cantaba las mañanitas.

Al momento de pedir el deseo, Brad mentalmente decia. – “Deseo con todas mis fuerzas que mi secreto con Fernando jamás se sepa, que la directora Herminia se mantenga callada para siempre, para siempre”.

– Él soplaba las velas, Fernando con dedo índice y dedo medio le embarraba merengue en la boca, para besarle tiernamente diciéndole. – Muchísimas felicidades macho.

– Los dos se sonreían tiernamente, se levantaban de sus asientos y se ayudaban a servir la cena; que se veía muy exquisita.

Hasta el momento esta relación “formal” marcha “bien” para Fernando, porque para Bradley se está complicando, ¿su familia se enterará?; tal vez, todo a su tiempo o hasta que Herminia (La directora) revele el secreto.

Amor, Pasión o Deseo.