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Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 3

en Bisexuales

Hola.

Gracias por continuar leyendo esta historia, les invito a que me escriban sus opiniones,

sugerencias y criticas ya sea por aquí, FB o por correo; son bien recibidos.

 

 

Capítulo Tres.

“El principio del asunto”.

 

 

Bradley ha tenido un gran recibimiento en Barcelona; con buen sabor de boca y mucho sexo su fin de semana concluía; recordando que a pocos días de haber llegado a la ciudad, tuvo su primer encuentro sexual con un joven hombre que lo hizo gozar y disfrutar; después de eso, al día siguiente en su habitación de hotel, tenía otro acercamiento carnal donde derrochaba pasión y sensualidad; sólo que esta vez, era con una mujer.

Esa noche, Brad conocía a Ellen, una hermosa estudiante de veinte años, de piel blanca, labios rosa, cejas definidas que parecían ser dibujadas, unas pestañas pequeñas que decoraban sus grandes ojos, de mirada tierna, coqueta y dulce, su cabello largo castaño claro y ondulado, era el toque que remataba la belleza que poseía ella; él y Ellen después de bailar y platicar un rato, acordaban; ya con unas copas de más; irse a la habitación de hotel donde él se hospedaba.

Una vez estando allí, entre besos y caricias, Bradley desnudaba a la joven; Ellen se mostraba accesible e incluso le ayudaba a él con su ropa; Brad al notar su grandes pechos, se disponía a besarlos y con su lengua a recorrerlos de arriba abajo, de lado a lado; sus pezones los lamía con la punta de la lengua; jugándoles para ir sintiendo como se ponían duros de la excitación; ya con los pezones firmes y los senos macizos, él la recostaba con mucho cuidado en la cama, continuaba besándola y con sus manos acariciaba su silueta definida y cuidada; colocando su lengua entre sus pechos la deslizaba hacía abajo, dejando un camino de saliva.

Mientras Ellen gemía y disfrutaba el momento; él al quedar en su abdomen, daba unos suaves besos en el vientre bajo; lo hacía con tanta delicadeza que le provocaba a ella suspiros y erizarle la piel; como si fuera una flor, Bradley, olía el sexo de ella, la tocaba con suavidad y sin premura.

Ella entre gemidos le pedía. – ¡Coño Tío, vamos!, ¡me tenéis con ansias!

– Bradley con las piernas de ella sobre su espalda, alzaba la cabeza un poco, la miraba, le sonreía lujurioso y lentamente se volvía acercándose con su boca a la vagina de ella, introduciendo su lengua, despacio, con calma en lo que ella gritaba en reacción de placer. – ¡Joder, joder, joder!

– Ella comenzaba a humedecerse más; el sentía sus líquidos salir, que con mucha euforia y excitación lamía con mayor intensidad.

Bradley se detenía brevemente, saboreando y jugando los líquidos en su boca; miraba su miembro erecto circuncidado y caliente, que comenzaba a babear mucho; él se ponía de pie y le mostraba su pene.

Ellen entusiasmada al verle estando muy agitada, hablaba. – ¡Eres la ostia coño, eres la ostia!, ¡esa polla esta de puta madre, poséis polla de semental!, ¡vamos dale, que quiero que me cojas!

– Bradley se sentía alagado.

Él detenidamente admiraba los senos duros de ella y sus pezones rosaditos, la piel tersa y ajustada a su cintura, moldeando su buena figura; unos glúteos grandes y lisos; dignos de ser agarrados a nalgadas; su vagina depilada, mostraba lo húmeda que estaba y el tono de color igual a sus pezones o un poco más intenso incitaba demasiado a succionar; piernas y muslos bien torneados muy firmes; de fácil desliz al tacto; con pies y manos proporcionales a ese monumento de mujer sobre la cama de la habitación del hotel.

Brad con mucha sutileza, se tocaba la cabeza de su pene y esparcía el preseminal en todo el tronco, a sus dedos escupía saliva y los introducía despacio en la vagina; se encimaba despacio, con su mano guiaba su miembro para así comenzar una penetración.

Ellen colocaba sus manos en la espalda de él y apretaba con mucha fuerza hablando. – ¡La puta que me parió, duele pero es riquísimo!

– Eso incomodaba un poco a él, pero no era motivo para que se detuviera, al contrario, continuaba penetrando con más intensidad; cambiaban de posición a una más cómoda; la chica movía sus caderas a buen ritmo y Brad gozaba mirándola en la forma que sola se penetraba.

Al estar en posición “la unión del loto”, él doblaba sus rodillas, abría sus piernas, juntando sus plantas de los pies, manteniendo firme la erección, ella se sentaba frente de él introduciendo el pene; imitando la posición de él, sólo que sus pies los cruzaba para abrazar mejor y con fuerza la cadera de él.

Brad tocaba y besaba los senos de ella; Ellen lo besaba con pasión y mordía el labio interior, mostrándole disfrutar el momento; ella sentía su vulva caliente y él sus testículos punzar, entre delirio, deseo y lujuria los dos comenzaban a emanar sudor; para darle fin a este sexual encuentro; él se sentaba en la orilla de la cama bajando los pies al piso; ella sin dejar de ser penetrada; abría sus piernas de par en par, relajándose.

Él le sujetaba muy bien de las nalgas apretándolas; ella continuaba los movimientos de cadera acelerados; jadeando, bañados en sudor, gimiendo y juntando frente con frente, sosteniendo miradas, ambos explotaban en un pujido de gran orgasmo; tras casi cinco horas de un satisfactorio y excelente encuentro, la pareja agotada se besaba y recostaban un rato en la cama, recuperando la respiración normal para luego ambos meterse a la ducha y enjuagarse; cansados se secaban y recostaban abrazados para dormir un momento.

Al paso de un rato; precavida y silenciosa, Ellen se levantaba de la cama, se vestía, tomaba su bolso, sacando su lápiz delineador dirigiéndose al baño, escribía un mensaje en el espejo: “Gracias por esta madrugada, me habéis dejado maravillada, eres un macho que sabe complacer, satisfacer; gracias por hacerme sentir viva de nuevo, hasta siempre. Atentamente Ellen”.

Salía de la habitación sigilosa, bajaba al lobby y abordando el primer taxi, la llevaba de prisa a dónde ella se hospedaba por su pequeña maleta y luego la llevaría hasta la central de trenes de regreso a Granada; ya que Ellen había estado de visita en Barcelona para distraerse luego de un largo curso de chino en el que se había inscrito y del que estaba en un receso breve; aprovechando su corta estancia allí, se olvidaba un poco de su vida al ingresar a ese bar dónde coincidía con Bradley; quien al caerle bien, el sentir confianza, decidida y muy segura de lo que le propuso y aconteció entre ellos, no le había dejado arrepentimiento alguno.

Ellen mirando la ventana, suspiraba y tras sonreír del recordar los besos de Brad, se acariciaba sus labios, cerraba en un instante sus ojos y pensaba. – “Este tío me ha dejado atolondrada, no negaré que es bastante atractivo y siento que me ha gustado un poco, mejor me pondré a leer para olvidarle”.

– Abría los ojos, sacaba de su bolso su libro “De lujo” y se disponía a leer de camino a casa.

Bradley se despertaba luego de sentir el vació a su costado derecho de la cama, tomaba su celular y miraba la hora; él se levantaba inmediatamente de la cama y mostrándose desnudo en la habitación, pasaba al baño, descubriendo la nota que Ellen había escrito.

Se sonreía pensando. – “Esta chica es muy guapa, bella y una cara muy dulce e inocente, pero demostró que detrás de esa apariencia, es una excelente amante, de buen cuerpo y sabe moverse en la cama, ojalá exista otro encuentro, porque yo sí me quede con ganas de más, gracias a ti hermosa”.

– Él regresaba a sentarse a la orilla de la cama y feliz decía. – Mi vida será diferente, que grandioso fue este fin de semana lleno de sexo, sin duda alguna tendré una vida propia y diferente a la del legado Landucci.

– Se dejaba caer de espaldas y cerraba los ojos un momento.

Comenzaba a tener pensamientos eróticos con Fernando y Ellen, junto con él hacían un trío sexual bastante pasional; él permanecía acostado, sobre sus piernas estaba Ellen que le mostraba sus senos firmes para que los lamiera y tocara, en lo que Fernando acostado a su derecha, le lamía y besaba su cuello.

Los tres con muchas velas alrededor, sudaban, se excitaban, tocaban y manoseaban; en un cambio, Ellen de lado izquierdo y Fernando en el mismo lado,  se besaban mientras que Bradley con su mano izquierda le acariciaba la vagina húmeda y con su otra mano frotaba los testículos de Fer; Ellen masturbaba a Fernando y Fernando masturbaba a Brad.

Ellos pausaban tan lujuriosa escena; miraban serios y excitados a Bradley; quién les sonreía y saboreaba el tenerlos en la cama; ellos se turnaban para ser penetrados, gritando, gimiendo y suspirando; entre sueño y realidad; Bradley empezaba a tener una erección, con su mano apretaba el pene con fuerza y con mucha ansia lo jalaba, exaltado respiraba y transpiraba únicamente por imaginar tan momento erótico.

Sofocado se hablaba. – ¡Sí, sí, que rico, así, así, eso me gusta, me encanta!, ¡oh sí Fernando, sigue!, ¡Ellen mamita no pares!, ¡Aaaaahh!

– Jadeaba al mismo tiempo que expulsaba un chorro de semen muy espeso que le embarraba obligándole a bañarse y solicitar un cambio de sabanas.

Mientras Fernando en su departamento; un poco aburrido, ingresaba a su cuenta de Messenger, coincidiendo con Aurora su gran mejor amiga desde la secundaria; a quién saludaba muy alegre. – “Hola Ra”.

– Ella en casa contenta le respondía. – “Hola Do, ¿cómo estás?”

– Fernando sonreía enviando un emoticón de beso y otro de abrazo, seguido de. – “Bien amiga, extrañando mucho México y por supuesto a ti que eres mi mejor y grandiosa amiga”.

– Aurora enviaba emoticón sonriente y otros de pena, para continuar escribiendo. – “Igual te extraño mucho, demasiado, ¿andas ocupado?”

– A lo que respondía inmediato. – “No, para nada, ¿tú sí?”

– Ella le escribía impaciente. – “No, para nada, te voy a enviar video llamada, quiero verte y escuchar tu voz”.

– Fernando accedía y ambos amigos cibernéticamente se abrazaban y se sonreían.

Ella hablándole fuerte comunicaba. – No sabes cómo te extraño, ya deseo verte.

– Fernando le hablaba igual fuerte. – También yo, tengo y necesito consejos.

– Aurora feliz parlaba. – Consejos de amor me imagino, haya en Barcelona te debes estar enamorando cada minuto.

– Fernando se reía contestando. – Sí, sí, sabes bien que me gustan demasiado los hombres, acepte la beca con fines de superarme y también porqué deseo encontrar un hombre guapo, atractivo y de dinero.

– Aurora le decía seria. – No cambias amigo, no cambias.

– A lo que apenado Fernando hablaba. – Ya sé, entiendo que hago mal, que no debo ser así, disculpa, trataré de cambiar, pero creo que eso nunca sucederá y sí pasa será porque de verdad estoy estúpidamente enamorado de esa persona.

– Aurora se sonreía con él diciendo. – Pues desde que nos conocemos, nunca te he visto un novio formal, espero cuando regreses de allá, lo primero que me digas sea que tienes novio y que son muy felices.

– Fernando suspiraba y mirando fijamente a la cámara hablaba algo triste. – Espero que pase eso pronto, aunque siendo sincero, pienso que nunca llegará el amor a mí, es casi imposible que exista amor entre homosexuales, muy imposible.

– Suspiraba de nuevo y le decía. – Hablemos de otra cosa mejor.

– Aurora sintiendo a su amigo algo cabizbajo decía. – No seas pesimista, estás allá y regresarás con un europeo tomado de la mano, no seas negativo, si te tuviera aquí en frente, te daría un golpe en la cabeza para que entendieras; tenemos casi veinticinco años, estamos jóvenes y vendrán muchos amores a nuestras vidas, entre ellos el verdadero, así que tú tranquilo.

– Cambiando su semblante sonreía diciendo. – Sí, mejor cambiemos de tema, ¿cuéntame de tus ligues?, porqué seguramente debes tener algún pretendiente o algo así.

– Fernando se sonrojaba, tomaba su almohada y hablaba fuerte. – Pues ya qué preguntas eso, sí ligué, bueno no, no he tenido ligues, bueno sí, me confundo, mira te explicaré, he salido con dos chicos, que la verdad para ser honesto, cuando me dijeron que eran bisexuales, no me gusto, ya qué siento que son inestables emocionalmente hablando, así que los tuve que dejar de frecuentar; eso sí lo que más he tenido son encuentros esporádicos, los famosos “amores de noche”, sin embargo hay uno que la verdad me tiene intranquilo.

– Aurora escuchaba haciendo caras de asombro y un tanto en desacuerdo a la actitud de su amigo.

Ella seria preguntaba. – ¿Qué es?

– Fernando con mucha confianza, comenzaba a hablarle de su encuentro con Bradley; describiéndolo sin darle el nombre real y detalles íntimos.

Ella dudosa le preguntaba. – Entonces sí sólo fue un encuentro nada más, ¿qué te hace pensar que lo volverás a ver?

– Fernando respondía inquieto. – Son ideas mías, déjame ilusionar un poco, aunque sea mexicano y como dices tú, puede que esté de paso aquí, siento que posiblemente pronto lo veré de nuevo.

– Aurora le pedía preocupada. – Amigo, mi hermanito, te pido por favor que te cuides mucho, quiero que cuando vengas, estés en una sola pieza.

– Fer sonreía al decirle. – Sí, regresaré en una sola pieza y con novio de la mano.

– Ambos reían para continuar charlando de sus amistades y anécdotas durante unas horas más.

A pesar de que Aurora tenía un poco de sueño y estaba por acostarse al momento que coincidió con Fer, fingía estar animada, sólo por conversar más rato con su amigo del alma.

Aurora y Fernando han sido; como ya mencione; mejores amigos desde la secundaria; tan buenos amigos que sus compañeros y algunos familiares creían que ellos eran novios, cuando en realidad no, sólo eran “hermanos elegidos”; los dos siempre han sido sinceros, leales y honestos recíprocamente; aunque hubo un intento de romance, esto fracasó ya qué él sentía mayor atracción por personas de su mismo sexo; desde entonces ella lo apoya y aconseja, diciéndole que no se fije en el físico y lo material, sino en el interior y sentimientos de la persona; bueno, también no debe fijarse con el primero que le trate bien y sea muy amoroso, todo debe ser con calma.

Cuando Fernando se declaró abiertamente homosexual, su familia se vio manchada por una tragedia; que más adelante sabrán a detalle; Aurora estuvo con él para superar esa desgracia; ambos cursaron el bachillerato en la misma institución y, aunque no estaban en el mismo salón, eran inseparables en el receso; se juntaron en la misma área propedéutica y posteriormente en la misma universidad, eligiendo la misma licenciatura en derecho.

Los dos fueron muy estudiosos y daban lo mejor de sí; compitieron por una beca para realizar un posgrado en Barcelona; la cual Aurora había ganado, sin embargo, un problema de salud le impidió irse, obligándola a ceder la beca a quién fuera el segundo lugar; o sea Fernando.

Es por eso que él se fue allá finalizando sus estudios universitarios; por su compromiso, entrega e inteligencia, la misma universidad de dicho lugar, le ofrecía otra beca para estudiar la maestría; así que sin pensarle mucho accedió, quedándose más tiempo de lo planeado; Aurora se conformó con hacer su posgrado en México y su maestría en otro estado; lo cual ocasionó que las dos veces que Fernando viajó a México en descanso, no coincidieran en tiempos para verse, no obstante la tecnología los mantenía unidos; su amistad es y será un lazo muy fuerte que los mantendrá unidos a distancia.

Tanto Bradley como Fernando habían tenido un domingo agradable; sin imaginar lo que sucedería al día siguiente.

En su habitación de hotel; él tenía su desayuno listo, en lo que terminaba de anudarse la corbata; Fernando por su cuenta, se vestía muy casual, sin perder el glamour; Bradley de camisa de vestir blanca, corbata negra y traje al mismo calor, muy perfumado y ya desayunado, salía con rumbo a la universidad en su primer día; en lo que Fernando en su departamento; con pantalón pegado de mezclilla color crema, zapatos café sin calcetines, camisa de vestir blanca con rayas azules, de lentes y perfumado; salía presuroso a su universidad; él pasaba a comprar algo de comer en el camino para no llegar con el estómago vació.

Bradley al ingresar a la universidad con maletín en mano; era observado por la mayoría de los estudiantes con mucha impresión; por su altura y gran porte que imponía; alumnas y alumnos le miraban a detalle sus facciones y caminar; en lo que él ingresaba a la dirección; dónde la directora le entregaba su cronograma de actividades, horario, un croquis de los salones a impartir clases, así como las llaves de un departamento cómodo para él y transporte.

Él impresionado por eso, interrogaba. – ¡¿Qué significa esto?!

– La directora amable pero seria le respondía. – La llave de vuestro departamento, dudo que os queréis vivir en un hotel siempre, ahí viene la dirección y ubicación exacta dónde ahora viviréis y para que tengáis en que andar, la universidad le otorga un vehículo acorde a vuestra persona, que le pido os vaya a ver al estacionamiento de atrás exclusivo para el personal; para saber que coche es, únicamente presione el botón rojo y de inmediato sabrá cuál.

– Bradley muy sorprendido no sabía que decirle, sólo sonreía y decía. – Pues muchas gracias, con su permiso.

– La directora hacía una ligera sonrisa diciendo. – El permiso es vuestro, adelante.

– Bradley muy impresionado y con dudas, pensaba. – “Seguramente esto es por apellidarme Landucci, pues dudo que sea por cortesía propia de la escuela”.

– Él caminaba con rumbo a buscar su vehículo, en lo que llegando por la parte trasera de la universidad, Fernando trotaba presuroso.

Los dos distraídos uno por sus pensamientos y el otro mirando el reloj de su celular, chocaban accidentalmente cayendo al suelo.

Bradley un poco molesto decía. – ¡Tenga más cuidado!

– Fernando avergonzado se levantaba con cuidado y sin mirar, hablaba. – Disculpe, vengo casi retrasado, disculpe de verdad.

– A lo que Brad se sacudía acomodándose el traje y Fernando buscaba agachado su teléfono celular.

Brad volteaba a su costado, veía el artefacto y levantándolo hablaba. – Ten, imagino es tuyo.

– Fernando apenado lo tomaba diciendo. – Muchas gracias, creí que había caído más lejos.

– Ambos al reconocer sus voces, se buscaban la cara y sorprendidos hablaban. – ¡Tú aquí!

– Fernando impactado hablaba. – ¡¿Bradley?!

– Él impresionado parlaba. – ¡¿Fernando?!

– Volteaban a sus costados y dándose cuenta de que estaban solos, él le decía. – Nunca pensé encontrarte de nuevo.

– Fer algo anonadado hablaba. – Pues yo tenía la noción de que volvería a verte, pero no tan pronto.

– Él sonreía nervioso, cuestionando. – ¿Qué haces aquí?

– A lo que respondía serio. – Yo estudio aquí.

– Brad muy sorprendido. – ¡Wow!, ¡vaya, lo que son las cosas!

– Fer preguntaba intranquilo. – ¿Usted que hace aquí?

– Él se reía un poco contestando sarcástico. – ¿Ahora me habla de usted?, digo, deberíamos de tutearnos, somos del mismo país y además nos conocimos desnudos y en una forma muy, muy, demasiado sexual.

– Sonrojado y serio Fernando le dijo. – Por respeto debo hablarle de usted, pues no estamos en mi departamento o algún otro lugar público. – Incómodo le preguntaba otra vez. – Repito, ¿Qué hace usted aquí?

– A lo que respondía mirándole a los ojos. – Soy el nuevo maestro.

– Fer movía la cabeza diciéndose. – No puede ser, debe ser una broma.

– Brad le colocaba una mano en su hombro diciendo. – Tranquilo, no pasa nada, no es broma.

– Para calmarle un poco le dijo. – Esto te tranquilizará, daré clases a los primeros tres semestres, dudo que tú seas mi alumno.

– Fernando suspiraba diciendo. – Qué alivio, por un instante pensé que serías mi profesor.

– Él dudoso interrogaba. – Bueno, a todo esto, ¿se puede saber a dónde va?, por qué los salones son hacía allá.

– Señalándole por donde era en lo que Brad le respondía. – Gracias por ubicarme, me pierdo aquí, y sí, puede saber jovencito para donde voy, iré al estacionamiento de maestros.

– Fernando amable le decía. – Bien, pues le acompaño, si no es molestia alguna.

– Bradley aceptaba y juntos caminaban para el estacionamiento; que no estaba tan lejos de donde chocaron.

Al estar ahí, Brad buscaba y trataba de indagar cuál era su carro.

Fernando cuestionaba. – ¿Qué busca?

– Respondiéndole sin mirarle. – Mi nuevo vehículo que la universidad me otorgó.

– Fernando exclamaba con asombro. – ¡Vaya que usted debe ser una persona importante para que le hayan regalado eso!

– Bradley serio pensaba en que sus suposiciones eran ciertas.

Él apretaba el botón un poco molesto y Fernando al ver que carro era, decía admirado. – ¡Wow, que carro tan genial!

– Bradley molesto miraba el carro y Fernando lo volteaba a ver con detenimiento pensando. – “Seas quién seas, debes ser una persona importante, esto es el principio de un asunto con coincidencias misteriosas que me están pareciendo divertidas y usted muy atractivo de nombre Bradley”.

–  Bradley enojado, volvía apretar el botón y seriamente se daba media vuelta para regresar al área de salones.

Fernando al ver la reacción de él, con duda le decía. – Espere, espere.

– Él caminaba presuroso tras de Bradley, quien se detenía irritado y con actitud seria dijo. – Iré a dar clases, indagaré como llegar al salón, te veo luego, gracias.

– Bradley continuaba su andar con semblante serio y Fernando se quedaba ahí parado mirándole irse algo extraño, preguntándose el motivo que lo puso así.

Las coincidencias no paran aquí, habrá más a futuro; ¿qué más pasará?

Amor, Pasión o Deseo.

 

Quiero agradecer a una muy excelente escritora de aquí mismo, el haberme permitido usar su persona para el personaje de "Ellen";

creo deben saber quién por el título de libro que estaba leyendo de camino a casa; dicha historia me parece magnífica y les sugiero darle un vistazo.

Que tengan un grandioso día.

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