Capítulo VII

CONFESIONES EN UNA PISTA DE BAILE. (Parte uno)

Siguiendo tras bambalinas; Renzo me colocaba su mano derecha en mi hombro diciéndome gentilmente. – Pues felicitaciones, van muy bien.

– Le agradecía sonrojado. – Muchas gracias siento que no es así, pero gracias.

– Él me apretó mi hombro diciéndome con una cálida sonrisa. – Lo están haciendo muy bien, no desconfíes de ti, al contrario, ten fe en ti mismo y en ella, ya después me enseñaras como moverme en la pista de baile.

– Le sonreía y cuando estaba por cuestionarle su presencia en el certamen, una voz fémina preguntaba a gritos. – ¡¿Renzo, dónde estás?!

– Él deslizó su mano y volteaba buscando a aquella chica, yo desvanecí mi sonrisa y pues sí, como era de esperarse, ese chico es heterosexual.

Cómo siempre, yo de ingenuo, de estúpido, de tonto, de ilusionado, de… de fantasioso, pensando y creyendo que este chico con talento para tocar violín resultaría ser gay y que se fijará en alguien como yo; pero mejor que sea heterosexual, si fuese gay dudo mucho que se fijará en un sidoso como yo; me apachurré, no lo negaré, sin embargo, estaba siendo realista aceptando lo que tengo, con mi manera de pensar y ver las cosas en cómo será mi vida de ahora en adelante con esta enfermedad, de que me impedirá tener una vida normal y tener una persona que me amé tal cual me toco ser; enfermo y solo; que triste, pero así es, yo me lo busque y ni pedo los pasos deben continuar.

La chica nuevamente preguntaba. – ¿Renzo, dónde estás?

– Él le gritó respondiendo. – ¡Aquí estoy!

– Renzo se volteó a mí y avergonzado me decía. – Disculpa, no quiero que pienses mal de mí, por favor.

– La chica ingresaba y algo sería le decía. – Creí que venías a verme a mí, no a la competencia.

– Yo al ver a esa chica, me sorprendí mucho, pues era Sofía, bailarina de la academia “BailArte”. 

Se acercó a nosotros y sonriendo fingidamente, dijo. – ¡Hola, bailas estupendo, tienes estilo, porte, sabes cómo hacerlo en la pista!

– Le devolví la sonrisa diciendo. – ¡Muchas gracias, igual tú lo haces bien!

– Ella levantó la ceja diciendo segura de sí. – ¿Bien? Claro que no, es excelente.

– Me guiñaba el ojo, sonreía y le hablaba a Renzo. – Necesito de tu ayuda, ven.

– Renzo algo intimidado, me decía. – No pienses mal de mí, ¡por favor!, suerte.

– Sofía lo sujetó del brazo y lo jalaba para salir del camerino.

Ellos se cruzaban con Starenka, quien al ver a Renzo le decía contenta. – ¡Adiós mijo, que gusto verte!

– Renzo le sonreía devolviéndole el saludo. – ¡Hasta luego maestra, igualmente!

– Starenka entraba a verme y emocionada de ver a Renzo, me cuestionaba. – ¿Cómo es qué conoces a Renzo?

– Respondí confundido con otra pregunta. – ¿Cómo es que usted conoce a Renzo?

– Starenka sin darle tanta vuelta, contestó. – Renzo estaba en A.M.B.A.D colaborando de lunes a viernes brindando clases de viola, violín y cantó pero por compromisos él se pasó a los días sábados; es un chavo estupendo, amable y gentil, tenía meses de no verlo, pues nos veíamos entre semana y con su cambio deje de verlo, pero tú, ¿cómo lo conociste?, digo Renzo siempre era puntual y llegaba mucho antes que los demás maestros a la academia y se la pasaba en el otro edificio, tú sólo llegas tarde y a ensayar, conoces más a los bailarines que los otros miembros de la academia.

– Yo me desconcerté y dije. – Bueno lo conocí tocando; muy bonito por cierto; en la calle, lo hace estupendo, ojalá pueda escucharlo cantar; pero me saca de onda saber que él dé clases en A.M.B.A.D y nunca lo haya visto, digo al menos una vez en los años que llevo de bailarín debí verlo, esto es muy extraño y raro.

– Starenka me miraba diciendo. – Eres un chico muy distraído, pero tienes talento bailando.

– Nos sonreímos y ella me dio un fuerte abrazo para decirme al oído. – No importa el resultado de este concurso, Jacqueline y tú dieron su mejor esfuerzo en la pista, son mis mejores bailarines y los adoro con mi corazón a todos ustedes.

– La abracé con fuerza, sintiendo el cariño que me tiene.

Aunque Starenka es muy estricta y disciplinada, tiene un carácter noble y amoroso; claro, estando fuera de la academia, por qué dentro de cualquiera de los salones de espejos, es de lo peor, una ogra; pero así la queremos mucho, la alabamos por su magnífico talento, profesionalismo y brillantes técnicas de baile que nos enseña; cómo ella no hay dos.

Daban aviso de que en cinco minutos iniciaría la próxima ronda y de inmediato comencé a calentar con ayuda de la maestra; en lo mientras, Jackie se sentía un poco mal, pero aguantaba por el compromiso con el concurso; Flavio la miraba con mucha preocupación y nuestras compañeras comenzaban a sospechar de un posible embarazo.

Iniciaba la segunda ronda; la que pensábamos que era de estilo libre sería la siguiente, está sería de nuevo salsa, para eso practicamos con la melodía de “Aguanile”, una coreografía sencilla pero con pasos sorprendentes que Starenka nos mostró en un vídeo de ella bailando la misma pieza; las primeras tres parejas en presentarse, nos dejaban boquiabiertos, pues bailaban salsa como si fueran Cubanos, Venezolanos, Puertorriqueños o Colombianos, tenían una destreza en las piernas, pies y de verdad tenían sabor para bailar.

Los nervios estaban a flor de piel al ver impresionantes coreografías, Jackie de nervios decidía cambiarse de vestido y se veía bastante guapa, ella me decía. – Tengo muchos nervios, me da pavor no pasar a la siguiente ronda.

– Le sujetaba la mano diciendo. – Tranquila, Starenka me dijo que no importa el resultado de la competencia, que dimos lo mejor, así que sólo bailemos y dejémonos llevar por el ritmo, qué pase lo que deba de pasar, nosotros debemos lucirnos para nosotros mismos, sin importar la demás gente.

– Ella me sonrió hablando. – Te quiero mucho amigo, me siento en confianza.

– Sentí bonito cuando me dijo eso; me le acerqué para darle un beso en la mejilla y nos tomamos más fuerte de la mano.

Al otro lado de la pista de dónde nosotros nos encontrábamos, Renzo estaba mirándome y me sonreía, al percatarme, un poco nervioso le observaba y devolvía la sonrisa; Jacqueline me soltaba la mano y en susurros dijo. – Ese chico no está feo, se ve atractivo con sus rastas, ¿te sonríe a ti o a mí?

– Nervioso pero sin dejar de mirarlo, decía. – Ya sé que no está feo, pero eso es lo que me inquieta, sí es gay o no.

– Ella susurrando le miraba. – Pues creo que nos sonríe a los dos.

– Quitaba mi vista de él y volteaba a verla a ella diciendo. – Me mira a mí no a ti, pero creo no es gay.

– Jackie decía moviendo sus cejas. – Pillín, ya ligaste con el muchacho, a lo mejor es bisexual.

– Me sonrojaba y esquivaba la mirada de ella y de él; quién me miraba muy atento; en lo que decía. – No ligué, ¿pero de verdad crees que sea bisexual?

– Jackie sonriendo y conociendo lo atrabancada que es, me respondía. – No sé, pero le iré a preguntar.

– Nervioso la sujetaba del brazo y exclamando decía. – ¡No, no, no, estás loca!

– Las otras parejas que ya habían pasado nos miraban, al igual que nuestros compañeros de la academia y nosotros sonrojados les mirábamos para de nuevo con pena tomar posición para nuestra presentación.

Jacqueline decía en voz baja. – Luego de nuestra ejecución en la pista, le iré a preguntar.

– Le decía quedito. – ¡Estás loca!, sí lo haces le digo a Flavio.

– Jackie peló los ojos y hablaba. – Bien, no preguntaré nada.

– Renzo continuaba viéndome y yo me sentía muy nervioso de su mirar; ¡vaya que tiene ponencia en su vista!; por lo que lograba medio ver, él abrazaba a Sofía y le daba ánimos, al igual que su pareja de baile; pues ellos eran los próximos en bailar y al termino seguíamos nosotros.

Jackie decía sorprendida. – ¡Ya decía yo que se me hacía conocido él!

– La miraba confuso y me decía. – Se llama Renzo, da clases de canto, violín y viola en A.M.B.A.D, ella es Sofía su amiga y por cierto rival nuestra, Sofía y yo fuimos a la misma preparatoria, Renzo cuando podía iba por ella, tengo entendido que él es un poco más grande que nosotros, pero me cae bien, siempre me pregunté si eran novios o amigos nada más.

– Quedaba pensante ante lo escuchado, no podía creer que Jacqueline sepa quién es Renzo, lo recuerde, sepa de que da clases en la academia y que a Sofía la conozca desde tiempo atrás; eso me dejaba en claro que sí, probablemente ellos sean novios.

Sacudía mi cabeza y trataba de concentrarme, pero mi curiosidad hacía que observará a Renzo que a su vez él miraba con gusto y emoción a Sofía; ¡entonces sí, son pareja!

Bueno, regresando al concurso, Sofía y su pareja daban una impecable ejecución, vueltas y tres cargadas complicadas, muy limpias y sin errores, con la música de fondo “el negrito de la salsa”;  ellos lograban emocionar y cautivar al público, nosotros quedamos impresionados, en eso, Starenka se acercaba por detrás, nos daba un gran abrazo y decía. – Son una estupenda pareja, el resultado no importa, ustedes son mis preferidos y excelentes, ¡a bailar!

– Ambos nos sentimos confortados, alegres y confiados; al finalizar, ellos se retiraron de la pista y nos anunciaron a nosotros; aparecimos en la pista, haciendo una pasarela elegante; eso añade puntos al resultado.

Tomamos posición y a mí señal, soltaron la melodía; sentíamos la música, dábamos lo mejor, hicimos una ejecución limpia y sin equivocarnos, transmitimos el sabor, la sensación de bailar, ¡salsa caliente!, como dice la canción; cuando finalizamos, percibimos que el público y el jurado quedó satisfecho pero no sorprendido como imaginábamos; posteriormente de nosotros siguieron las últimas presentaciones y de nuevo un breve descanso.

Otra vez sentí una incomodidad estomacal y corrí como si fuera “Speedy Gonzales” al baño, mi diarrea volvió, los retortijones eran fuertes, que me hacían sudar frío; derramé unas lágrimas y pensaba. – “Esta es la condena que me merezco por ser gay, por usar mi culo para coger, que horror, me arrepiento de ser homosexual, me arrepiento de eso, ojalá con este arrepentimiento que siento fuera suficiente para curarme, pero no, esto no tiene cura”.

– En lo que seguía en el baño; Renzo me buscaba en camerinos, Jackie al verlo y darse cuenta de que yo no estaba, se le acercó diciendo. – Hola, Renzo, ¿verdad?

– Él confuso, contestó. – Sí, ¿tú eres?

– Ella sonrió diciendo. – Jacqueline, pareja de baile de Job, ¿tú no te acuerdas de mí, verdad?

– Renzo entre cerró los ojos y tras hacer memoria exclamó. – ¡Sí, ya recordé, tú eras compañera de Sofía en la prepa!

– Ella le sonrió hablando. – Sí, también estoy en A.M.B.A.D.

– Renzo en confianza habló. – Te he visto ensayar, aunque casi no paso por los salones de ballet y danza pues para no incomodar, aunque comenzaré a hacerlo por qué hay alguien me está llamando mucho la atención.

– Él se sonrojaba y Jackie le decía seria. – Ese alguien es Job, ¿verdad?

– Renzo se enmudeció, se puso nervioso y preguntó. – ¿Por cierto, lo has visto?

– Contestaba tomándole del brazo. – No, no lo he visto, pero ven, hablemos un poco.

– Ella se lo llevaba al pasillo, en lo que Flavio les miraba algo celoso desde de su asiento.

Luego de mucho hacer del baño, limpiarme y casi, casi tener el recto irritado, salía del baño y me percataba de que Flav estaba muy serio; me le acerqué preguntando. – ¿Por qué tan serio amigo?

– Él me respondía. – Pues Jackie se fue hablar con ese tipo de rastas, se le ve contenta.

– Me asusté y dije. – ¡No me digas!, hija de su… ¡No te preocupes, iré a traerla!

– Flavio me preguntaba inquieto. – ¿Pero qué?

– Le decía mientras caminaba. – Tranquilo, no te pongas celoso ella te quiere mucho y más por lo que le está esperando.

– Flavio quedaba atónito diciendo. – ¿Esperando, qué esperando?

– En lo que yo nervioso caminaba para encontrarme con ellos y evitar que ella cometiera una indiscreción.

En el pasillo, tras de la pista; Renzo ya no estaba con ella y al verme, sonriente me decía. – Amigo, Renzo te estaba buscando.

– Muy serio le decía. – Jacqueline, quedamos que no le preguntarías nada a él.

– Ella me decía tras darse cuenta de mi molestia. – No, no dije nada, te lo juro, él solito se echó de cabeza al mencionar que se interesa en alguien de nuestro grupo de baile, ¿adivina quién es?

– Nervioso y ansioso, mi corazón comenzó a latir mucho más rápido, cuestionando. – ¿De qué hablas?

– Jacqueline me comenzaba a platicar las cosas, que estaban así: Renzo es hermanastro de Sofía, pues su papá se casó con la mamá de ella, en preparatoria él iba por ella para ver a un chico que le gustaba y Sofía se lo presentó, salían juntos en secreto y con el pretexto de que Renzo iba por su hermanastra Sofía, cuando en sí iba por su novio; me emocioné mucho al saber que Renzo resultó ser gay, pero me dio un poco de tristeza por lo que Renzo pasó; y es que él terminó con ese chico por influencias de sus padres, ya que son bastante religiosos y siempre tachaban en mal la homosexualidad; por eso y por sentirse culpable por la religión, finalizó su relación con ese chico a quién quiso mucho, pero tras un tiempo de duelo por su relación, él comenzó a sentir atracción por un chico a quién nunca se había atrevido a acercarse por pena, por culpa y por cierta inseguridad.

Yo me confundí en esa parte y pregunté. – ¿Cómo, cómo, me perdí, no entiendo eso, me explicas?

– Jackie me sonreía diciendo. – Tonto, me confesó Renzo que tú le gustas desde hace tiempo, pero que no se atrevía a acercarse a ti por tener inseguridad en su persona, por eso decidió cambiarse de turno, para evitar verte en la academia y poder olvidarse de ti, se puso hacer ejercicio, se inyectó confianza y seguridad, y ahora que se volvió a cruzar contigo; no me dijo como fue; pues quiere al menos poder salir contigo.

– Mis ojos se iluminaron, me emocione demasiado, me sentía en las nubes, pero mi estómago me recordaba que yo ya no era una persona normal; pues comencé a sentir malestar y sin decirle nada, corrí de nuevo al baño.

De nuevo en el “trono”, recordaba que Renzo no debía de fijarse en alguien como yo por mi condición sidosa; Jacqueline preocupada venía tras de mí, me preguntaba si estaba bien desde la puerta del baño, yo le decía que sí, que era una ligera diarrea a la cual le achacaba que era por nervios.

Junto a ella llegaba Flavio, quien serio preguntaba. – ¿Qué pasa?

– Jackie discreta le respondía. – Job tiene diarrea, se ve un poco pálido.

– Flavio la miraba y decía. – Debo hablar contigo.

– Jacqueline al verlo serio, cambiaba su tono de voz gritándome. – ¡Le dijiste, ¿verdad Job?!

– Yo con retortijones y cólico, le contestaba. – ¡No le dije nada, estaba por decirle porqué pensé que tú le habías preguntado algo a Renzo, pero no lo hice!

– Jacqueline miraba a Flavio y nerviosa le sonreía.

Flavio sin entender, decía. – ¿Qué pasa?, ¡explíquense!

– Me limpiaba con prisa, jalaba la palanca y saliendo, me lavaba bien las manos, diciéndoles. – Esto es algo entre ustedes dos, no me concierne en lo absoluto, disculpa por cometer indiscreción amiga, pero tú igual lo hiciste, aunque parezca que no, pero lo hiciste, ahora ya que están las preguntas al aire, debes confesarle la verdad.

– Jackie me miraba diciendo. – Discúlpame a mí también, ¿sí?

– Le sonreí y dije. – Hablen ahora que es tiempo.

– Flavio me miró y ella le decía. – Flav, corazón, hay algo que debes saber y que espero no cause conflictos en nuestra relación.

– Flavio la tomó de las manos y dijo. – Dime corazón, ¿qué es?

– Los dejé hablar a solas al costado de la entrada a los baños; aunque me sentía fatal y con ganas de seguir cagando, me senté en el suelo en la espera del inicio de la última ronda.

Lograba verlos contentos y emocionados; más a Flavio, quién la cargaba y le daba muchos besos; ahí pensé que yo debía de confesar sobre mi enfermedad, pero aunque no sería una grata noticia, al menos descansaría de esta tormenta de pensamientos y preguntas tan incomodas que yo mismo me hacía en tortura a mi grandísima estupidez.

Se avisaba de que las parejas concursantes tenían que presentarse a la pista en menos de un minuto; ahí con fatiga me levantaba y entraba a camerinos a retocarme el cabello, Flavio emocionado me decía. – ¡Estoy muy feliz amigo, aunque también muy nervioso!, ¡voy a ser papá!

– Peinándome a prisa, decía. – Me da gusto, pero deben confirmar las sospechas de embarazo.

– Él hablaba con seguridad. – Lo sé, pero sí es un hecho de que esté embarazada, pues la última vez que tuvimos relaciones no usé condón porqué anhelaba tener un bebé con ella.

– Me perfumaba, me rociaba un poco de desodorante y decía. – Bien, entonces es un bebé planeado, me da mucho más gusto, ¡felicidades amigo!

– Yo daba media vuelta, le sonreía y antes de salir, él dijo serio. – ¡Por favor, no vayas a comentarles nada!

– Guiñaba el ojo hablando. – Por supuesto que no lo haré, mantendré la boca callada.

– Flavio me daba una palmada en la espalda para decir. – ¡Muchísima suerte amigo!

– Ambos salimos para que él se fuera a su asiento en lo que yo me reencontraba con Jacqueline; quién con ayuda de Keila y Bimba la ayudaban a cambiarse de nuevo el vestido, peinarse y ponerse elegante para esta última ronda.

Murmurando Jackie me decía que no dijera nada sobre su embarazo y yo le repetía; casi con las mismas palabras que le mencioné a Flavio; de que mi boca se mantendría cerrada; con más tranquilidad y calma, Starenka se colocaba a lado nuestro y estando las demás parejas en presencia de los jurados, ellos nos explicaban que la ronda sería de eliminación directa; es decir; que las parejas restantes estaríamos ejecutando coreografía libre y que cuando dos de los cinco jurados se nos acercarán, mostráramos lo mejor que tuviésemos para ser evaluados, luego de eso se haría una suspensión de quince segundos para determinar que pareja saldrá, al paso de otros quince segundos se daría anuncio de la salida eliminatoria de una pareja, así se la llevarían hasta que únicamente quedarán cuatro en la pista con pase directo a la semifinal del concurso.

Una vez sabiendo eso, con ansiedad y nerviosismo, pasamos a la pista, tomando posiciones en la espera de que iniciara la música; entre el público Renzo me miraba y sonreía; yo hacía lo mismo y me percataba que Sofía me echaba mala vibra con su mirar.

Jacqueline nos observaba diciendo contenta. – ¡Tienes un pretendiente y ni cuenta te habías dado!

– La miraba diciendo. – Cállate, no creo que sea tan afortunado y si lo fuera, entre él y yo no puede haber nada.

– Jackie notaba mi cambio de semblante a lo que cuestionaba. – ¿Por qué lo dices?

– Yo la miré, sentí un nudo en la garganta, mis ojos cristalizar y le contestaba…

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