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Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 8

en Bisexuales

Capítulo Ocho.

“Reencuentro destinado”. (Parte I)

 

En Barcelona; Fernando se sintió traicionado y engañado por Bradley, lo que desencadenó que él tomara la decisión de irse con Guido; quién luego de la muerte de Herminia se le nombró director de la Universidad de Barcelona casi inmediatamente; su nuevo cargo no le impidió en lo absoluto aceptar de nuevo a Fernando como su nuevo pupilo, mismo que durante ese tiempo le instruyó de manera excelente en cómo ser un buen abogado.

En México Bradley, justo el día que viajaría a España; para ver a Fernando; su madre era encontrada inconsciente en el baño de su habitación; lamentablemente el treinta y uno de Diciembre ella moría justo media hora antes de iniciar el nuevo año; Pía, Luciana y Brad lloraban y lamentaban la pérdida de su madre y Pietro; aunque sentía un pesar y lamentación por quedar viudo; se mostraba frío y serio.

La noticia del fallecimiento de la señora de Landucci, se esparció por toda Latinoamérica y semanas después llegaba la noticia a Fernando; él se impresionó mucho y entendía por qué Bradley no había abordado el avión, pero se resentía mucho debido a que no hubo intención alguna de comunicarse con él y decirle lo que había acontecido; ni si quiera informarle por Messenger o por teléfono; ocasionando que ese amor que existió se fuera minimizando.

Bradley luego de la cremación de su madre, trataba de recobrar los contactos de su celular extraviado; al no conseguirlos, hizo lo que pudo para recuperar contacto con Fernando e informarle lo sucedido; lamentablemente cuando intento conectarse con él, Fer estaba en proceso de mudanza a Roma para comenzar de nuevo, modificando número de celular; no sin antes dejar el carro y las llaves del departamento que Bradley ocupó, en manos del portero del edificio.

Días más tarde Pía viajaba a Barcelona por los objetos personajes que había dejado su hermano y para dar las gracias en la Universidad a nombre de Brad; ese día Pía y Fernando coincidían en la Universidad; ya que Nando estaba en últimos arreglos para irse a Roma; él fue a dejarle unos documentos importantes a Guido y comentarle sobre un juicio muy curioso que se llevaría a cabo en Roma; en dónde Fer estaría presente; casi a su llegada; para aprender.

Luego de haber estado en la oficina de Guido; Fernando salía y por los pasillos se topaban con Pía; quién al verle, mostrándose confundida preguntaba dónde se encontraba la oficina de la dirección, Fer amablemente le indicaba donde era; agradecida Pía caminaba para recoger los documentos de su hermano; aunque ninguno de los dos sabían quién era quién; Fernando se percataba de cierto parecido de aquella mujer con Bradley; cosa que no le daba mucho interés ni si quiera preguntar quién era, continuando así en concluir detalles para viajar a Roma.

Fernando al sentirse lastimado y herido, estaba volviéndose desdeñoso, frívolo, serio, arrogante y soberbio; a Guido le agradaba esa transformación pues le aseguraba que sólo así lograría ser un abogado exitoso.

El tiempo pasaba; Bradley invadido por la tristeza de la muerte de su madre, le había solicitado a su hermana Pía que viajará por sus cosas y a despedirse de la Universidad; escribiendo y firmando una carta con su puño y letra; él no tenía ánimos de nada, se la pasaba encerrado y pensativo; pero, aquella mujer a la que su padre le presentó, le ayudaba a salir de esa depresión; juntos poco a poco se iban conociendo más y más, logrando ella borrar todo sentimiento afectivo que había nacido por Fernando.

Bradley muy enamorado, tras meses de relación, solicitaba a esa mujer matrimonio; ella encantada aceptaba y junto a sus futuras cuñadas preparaban la gran boda; Pietro se mostraba conforme con la relación, así que a su nuera la ascendía de puesto y tras su retiro; el señor Landucci nombraba a Bradley como director del bufete de abogados; debido al intenso trabajo, su nueva relación sentimental, asuntos de la boda; para él le era aún más imposible viajar a Europa en busca de Fernando, para poderle platicar las cosas y finalizar en buen término su breve relación amorosa.

Nuevamente Diciembre llegaba; Fernando y Guido en un antro popular de Roma, disfrutaban del festejo y celebración del triunfo de un gran caso que les llevó casi todo ese año trabajando; era el mismo caso curioso el cual Fernando le informo a él, pasando a sus manos de manera limpia y exitosa.

Guido a gusto alzo su vodka y le dijo. – Brindemos por nuestros logros, por nuestros triunfos y porqué al fin regresas a tu país natal.

– Fernando sonreía diciéndole. – Salud, muchas gracias a ti por la paciencia y los esmeros por pulirme como buen licenciado.

– Guido daba un sorbo a su bebida diciendo. – Hum… No, no agradezcas, tenías las ganas y la inteligencia, sólo te faltaba motivación, la cuál te la brinde.

– Fernando miraba su reloj y sorprendido hablaba. – ¡Se me hace tarde!

– Guido preguntaba curioso. – ¿Para qué?

– Fer sacaba de su cartera dinero para pagar diciendo con prisa. – No he arreglado mi equipaje, no he hecho prácticamente nada y deseo dormir bien para poder viajar a gusto.

– Guido le negaba el pago y le decía en tono amable. – No, no, no, nada de eso, yo invito, anda vete, sólo promete que esta no será la última vez que nos veamos.

– Fernando le miraba serio diciendo. – Volveré algún día.

– Guido le extendía la mano diciéndole serio. – Un placer haberle conocido Licenciado Rivas.

– Fernando respondiendo el saludo, le dijo agradecido. – El placer fue todo mío, muchas gracias por todo.

– Guido sonreía para decir. – Hasta pronto y que tengas buen viaje.

– Fernando sonreía y hablaba con nostalgia. – Hasta pronto Licenciado Pietrasanta.

– Fernando se daba media vuelta y caminaba para salir a tomar un taxi.

Guido por su parte, disfrutaba la compañía momentánea de dos mujeres con un cuerpo espectacular, quienes le seducían y bailaban, motivándole a llevárselas a su departamento y hacer un trío sexual muy satisfactorio.

Fernando con mucha prisa y ansiedad en su departamento; guardaba sus cosas, la mayoría de su ropa y papeles personales; en uno de esos sobres con papeles, caía la carta que Bradley le había escrito; él la tomaba y al leerla, su mente comenzó a recordar esos agradables momentos.

Fer suspiraba, la guardaba diciendo serio. – Ya eres pasado Landucci, ya eres pasado.

– Cansado y con mucho sueño, al fin terminaba de empacar; eran cinco maletas con las que deseaba poder viajar; claro sí el aeropuerto lo permitía.

Él programaba su alarma, se arropaba y quedaba profundamente dormido, soñando en resumen lo bien que habían sido estos casi doce meses en Roma; las horas transcurrían y sonaba el despertador; levantándose con prisa, se bañaba, cepillaba los dientes, bebía un poco de café y medio comía un pan; como pudo bajaba en el elevador y solicitaba de inmediato un taxi para ser llevado al aeropuerto; donde por fortuna; le permitieron llevarse todo su equipaje; antes de abordar le avisaba a tu Tía Alejandra que estaría allá dentro de poco.

Ella estaba feliz y contenta de ver de nuevo a su sobrino y él estaba muy contento de ver a su familia y del poder reencontrarse con su mejor Amiga Aurora; con quién perdió contacto desde siete meses atrás; lo único que le sabía a ella, era que ya tenía novio y era muy feliz a su lado al igual que en el trabajo.

En la Ciudad de México; por la noche; el avión aterrizaba; ansiosa y muy emocionada se mostraba Alejandra, más que su esposo Armando; los tíos de Fernando.

Ellos esperaban con gran paciencia y por fin al verlo, su tía corrió con mucha felicidad y le abrazo diciendo. – ¡Por fin mi niño, ya estás aquí!

– Él abrazaba con mucha alegría hablando. – ¡Sí tía, al fin estamos juntos!

– Armando se acercaba y saludaba diciendo. – Hola Fernando, que gusto verte de nuevo.

– Él se acercaba y le saludaba, para decirles contento. – No saben cuánto les extrañé, deseaba con ansias poderles hablar en persona, abrazarles, en fin, estoy feliz.

– Fernando junto con sus tíos iban a recoger su equipaje.

Armando al ver las maletas exclamó. – ¡A su!, ¡cuándo dijiste que te pensabas quedar en México, no bromeabas!

– Fernando se reía diciendo. – Tranquilo, una maleta es de muchos regalos para ustedes y la otra es ropa que ya no me gusta o no me la he puesto.

– Alejandra con cierto misterio le decía. – Creo que esa ropa le servirá a una persona que en unos instantes conocerás.

– Armando volteaba a verla y le señalaba que no dijera.

Fernando confuso preguntó. – ¿Quién es esa persona? – A lo que en broma les habló. – No me vayan a decir que tuvieron un hijo hace muchos años y lo encontraron apenas.

– Los tres se reían y Armando sonriente le respondió. – No, no es eso, con nuestras dos hijas es más que suficiente, pero, sí hay alguien que debes conocer.

– Fernando intrigado insistía en saber, su tía para calmarle le decía. – Cuando lleguemos a la casa te explicamos, no comas ansias.

– Al escuchar la palabra comer, su estómago gruñó y dijo. – Hablando de comer, ¡tengo muchísima hambre!

– Armando sosteniendo una maleta en cada mano le habló. – Descuida sobrino, hay comida en casa.

– Fernando con deseo de comer y saboreándose la comida les dijo. – ¡Qué rico!, deseo comer ya, guisas muy rico tía y tú igual tío; por cierto, ¿hicieron una bebida especial para mí de sus recetas exclusivas para la cafetería o no?

– Armando y Alejandra se miraban algo nerviosos y ella le contestaba. – No sobrino, pero mejor vámonos a casa, comes algo y ya mañana te das tu vuelta al “Freeze Ice and Coffe”, te sorprenderás los cambios que le hicimos con la ayuda que nos mandaste hace cinco meses.

– Fernando notaba algo extraño en sus tíos, pero no les quería insistir más, lo que más deseaba era comer algo; pues desde que salió de Roma, no había probado bocado alguno.

Él les decía con prisa. – Bien mañana me daré una vuelta por el “Freeze”, supongo quedó de maravilla; ahora no es por apresurarlos, pero tengo mucha hambre y sueño, ¿podemos irnos ya?

– Armando cargando equipaje le decía. – Claro, sí, vamos, en el camino a casa platicamos.

– Los tres salían presurosos al estacionamiento, donde tomaban rumbo a la casa.

Llegando allí; Alejandra, Armando y Fernando, entraban despacio sin hacer mucho ruido; ya que las primas de Fer; Valentina y Giovanna estaban ya durmiendo.

Fernando en voz baja preguntaba. – ¿La habitación dónde me quedaré sigue estando intacta, verdad?

– Ale y Armando se miraban algo nerviosos y él les miraba intrigado, preguntando. – ¿Qué es lo que me ocultan?

– Justo cuando estaban por responderle, de la cocina salía un joven en ropa de dormir, de piel morena, ojos color miel, pestañas largas y chinas, ceja poblada, cabello negro ondulado, midiendo como un metro ochenta y cinco centímetros; muy simpático.

El joven al verlos sorprendido dijo. – Disculpen la hora y el abuso, pero vine a preparar las arepas, supuse que su sobrino tendría hambre.

– Él joven amablemente sonreía y Fernando demasiado confuso, preguntó. – ¡¿Quién eres?, ¿qué haces aquí?, ¿qué rayos pasa?!

– El muchacho se sonrojaba diciendo. – Creo que deben explicarle.

– Fernando molesto dijo. – ¡Sí, deben explicarme!

– Armando respondía muy serio. – Fernando esta casa es nuestra y discúlpame que te lo diga, pero no tienes motivos para molestarte y reaccionar así.

– Fernando serio le miraba.

Mientras su tía Alejandra era quien le hablaba en tono más dulce. – Mijo, eso mismo te queríamos comentar, él es Lázaro, nuestro inquilino y también nuestro trabajador en la cafetería; vino desde muy lejos buscando trabajo, estuvo una semana a prueba y nos gustó tanto su vibra, sus ideas, así como su sentido del humor, que le contratamos; aunque él no encontró lugar donde vivir, pues, nosotros le ofrecimos que viniera aquí.

– Fernando volteaba a verle y Lázaro sonriente extendía la mano diciendo. – Hola, como ya lo oíste mi nombre es Lázaro, tengo veinticuatro años casi veinticinco y soy Venezolano.

– Fernando le respondía el saludo; al apretarse las manos, ambos sintieron una conexión emocional extraña.

Brindándose una cálida sonrisa, Fernando le decía. – Un gusto, yo soy Fernando tengo veintiséis años, soy abogado y obviamente mexicano.

– Lázaro amablemente le decía. – Seguramente tiene usted mucha hambre, siéntese le atenderé.

– Lázaro se regresaba a la cocina y Fernando sonriendo decía. – Este chico tiene buena pinta, ¿qué tiempo tiene aquí?

– A lo que Armando respondía rápido. – Seis meses.

– Fernando exclamó impactado. – ¡Seis meses y ¿hasta apenas me lo dicen?!

– Alejandra le abrazaba diciéndole cariñosamente. – Mi niño, ya, deja de hacer corajes, no queríamos decirte nada hasta que vinieras; como hace seis meses habías dicho que vendrías en Diciembre, queríamos que te quedaras aquí en casa y no en un hotel.

– Fernando suspiraba y caminando al sillón para sentarse les dijo. – Discúlpenme por reaccionar de esta forma, pero me sorprende mucho que no me dijeran la verdad, no me hubiese molestado la presencia de un inquilino suyo en la casa; además como dice Tío Armando, esta es su casa y ustedes hacen lo que mejor se les plazca; jamás me iría a un hotel, ustedes son mi familia a la que les tengo que agradecer estos años de cuidado.

– Sus tíos más tranquilos, se sentaban a los costados de él y le abrazaban.

Fer resignado suspiro y les dijo. – Me imaginó que él está quedándose en el cuarto dónde antes yo dormía.

– Armando confirmaba sin preocupación. – Sí, así es.

– Alejandra de inmediato dijo. – ¡Pero no te preocupes!, puedes dormir en nuestra habitación, total la cama es King size.

– Armando le miraba extraño y Fernando moviendo la cabeza dijo. – No tía, gracias, dormiré aquí en el sillón.

– Lázaro escuchaba sin querer y con mucha pena dijo. – Disculpen que me entrometa donde no debo, pero el cuarto dónde duermo tiene dos camas, si gustas puedes dormir ahí, claro si no hay inconveniente.

– Las miradas entre ellos se cruzaban; sonrojado Lázaro esquivaba la vista de Fer.

En lo que Alejandra decía acomodándose sus lentes. – ¡Ay sí que tonta soy!, se me olvidaba que antes de que llegará Lázaro cambiamos la cama matrimonial por dos individuales.

– Armando moviendo la cabeza, con tranquilidad decía. – De verdad, puedes dormir ahí, si gustas.

– Para Armando era mejor que su sobrino aceptara dormir ahí, que dormir con ellos y obstruirles su intimidad.

Fernando observando fijamente a Lázaro; quien seguía esquivándole la mirada; dijo decidido. – Bien, pues aceptó dormir ahí, el cuarto es amplió y por mi parte no hay molestia alguna, así que sí acepto dormir ahí.

– Armando contento decía. – ¡Qué bueno!, entonces llevaré tus maletas para allá.

– Lázaro se ofrecía a ayudar; pero Alejandra al notar que él se puso sonrojado de ver a Fernando; ella sonriente dijo. – No Lázaro, prepárale de cenar a mi sobrino, yo ayudaré a mi esposo a llevar las maletas, sirve que me ayuda a cambiar la sabanas de las camas.

– Ella le guiñaba el ojo a Lázaro, acción que le hacía poner más nervioso.

Los tíos se dirigieron a dicho cuarto; que se encontraba pasando la cocina, cruzando el cuarto de lavado y un patio amplió con un jardín.

Quedándose los dos a solas, Lázaro se encogía en hombros diciendo. – Puedes venir a sentarte al comedor, es más casa tuya que mía.

– Fernando serio le decía. – Obviamente eso haré y gracias por tener en mente que esta casa es más mía que tuya, recuérdalo siempre.

– Lázaro incomodo se dirigía a la cocina para traerle de cenar.

Fernando pasando de la sala al comedor, muy serio pensaba. – “Con lo que me gusta compartir habitación, es lo peor que me puede pasar, pero en fin es eso, dormir en el sillón o en la misma cama con mis tíos.”

– Lázaro regresaba y con cierto nerviosismo le decía. – Aquí tienes un poco de café y unas galletas, enseguida te traigo las arepas.

– Fernando curioso le dijo. – No sé qué sean las arepas, pero deseo probarlas, muchas gracias por el café y galletas.

– Lázaro le sonreía diciendo. – Pues no es por presumir, pero yo las preparó muy sabrosas, tanto que hasta tío Armando repite porción.

– Fernando exclamó preguntando. – ¡¿Tío Armando?!

– Sonrojado Lázaro le respondió. – Bueno es que tía Alejandra me dio permiso de que les hablará así.

– Fernando con celos, le dijo. – Bien, pues sí así ellos te lo permiten, perfecto.

– Lázaro sentía que no le estaba agradando mucho a Fernando, así que hacía lo posible por ganarse un poco de su estimación.

Al llevarle las arepas, Fer las probaba con miedo, pero luego de tres bocados, las comía saboreando cada ingrediente; la sonrisa de satisfacción de Fernando, hacía que Lázaro se sintiera bien.

Fer tras un bostezo le dijo. – Estuvieron muy ricas, a pesar de que no había comido nada más que la pobre comida del avión, me gustaron, ahora deseo dormir.

– Lázaro levantaba los trastes y en ese instante regresaban Ale y Armando; quienes detenían a Lázaro con los trastes diciéndole que los dejará ahí en la mesa, que en la mañana los lavaría ella.

El tío les decía que se fueran a dormir ahora que la habitación había sido limpiada y arreglada; Lázaro tímido y Fernando demostrando imponencia se dirigían a la habitación.

Dónde ahí Lázaro preguntaba con una ligera sonrisa. – ¿En cuál cama deseas dormir?

– Fernando con cara de sueño le respondía. – En la cama que tú no ocupes.

– Lázaro sonrió y le dijo. – Yo duermo cerca de la ventana, me gusta ver el cielo mientras me duermo.

– Fernando caminó a la cama alejada de la ventana diciendo fastidiado. – Bien, entonces dormiré aquí.

– Fer con cierta incomodidad se desvestía para ponerse su ropa de dormir.

Lázaro al notar la pena de él, se volteaba diciéndole. – Vístete, no miraré.

– Fernando sonreía diciendo. – Muchas gracias Láza, que amable eres.

– Él al escuchar cómo le llamó, sonrió y suspiro; minutos después él amable apagaba las luces y le deseaba buenas noches.

Fernando indiferente y cansado, simplemente le decía. – Igualmente, descansa.

– Fernando quedaba perdidamente dormido, mientras que Lázaro sonreía mirando al techo, pensando en Fer, su voz y su presencia dominante, cerraba los ojos y quedaba dormido siendo las 3:57 de la madrugada.

Ocho de la mañana con doce minutos; Fernando abría los ojos y presenciaba que Lázaro ya no estaba acostado; él tomaba su celular y al ver la hora exclamó. – ¡Qué difícil es el cambio de horario!

– Con mucho sueño él se dirigía a la cocina y prepararse algo de desayunar.

Cuando en el camino, veía a Lázaro practicando yoga y meditando; él con curiosidad se acercaba y al sentir su presencia Láza con una gran sonrisa blanca y agradable le dijo. – Buenos días.

– Tras un bostezo Fernando le sonrió diciendo. – Buenos días.

– Lázaro se levantaba y con cierta preocupación habló. – Oye chamo, deberías seguir durmiendo.

– Fernando extrañado preguntó. – ¿Chamo?

– Lázaro contestó. – Bueno, chavo, chico, muchacho, deberías seguir durmiendo.

– Fer entendiéndole, le decía mientras daba unos pasos con rumbo a la cocina. – Debería de dormir, pero tengo cosas que hacer, una de ellas es buscar a mi mejor amiga y saber cómo está.

– Lázaro caminando tras de él, le iba diciendo. – Pero prácticamente no has dormido mucho, el sueño es importante, deberías de dormir al menos dos horas más.

– Fernando justo por ingresar a la cocina, molestó expresó. – ¡Mira muchacho, me simpatizas más no me agradas mucho, las cosas deben marchar bien, no por mí, sino por mis tíos, así que deja de ser tan metiche!

– Lázaro asombrado habló. – ¡Vaya que carácter!

– Tras una sonrisa Fernando le recordó. – Soy abogado, por tal debo tener carácter y mostrar cierta autoridad.

– Láza le sonreía igual y decía. – Pero no siempre debes ser tan mal educado.

– Fernando serio le dijo. – No es mala educación, simplemente así soy yo, tú si eres el mal educado al estar entrometiéndote en dónde no debes.

– Lázaro para no discutir se volteaba diciendo. – Bien, bien como tú digas.

– Fernando sólo movió la cabeza y exhaló aire; sin más que decir, se dispuso a prepararse de desayunar.

Instantes después, bajaban sus tíos, quienes amables y sonrientes le deseaban buenos días.

Él tratando de ser rápido decía. – Buenos días, intento preparar de desayunar, pero en definitiva no sirvo para la cocina.

– Lázaro regresaba a la cocina con su toalla y ropa limpia; al ver las prisas de Fer, cordialmente decía. – Sí me permites preparó el desayuno y tú el jugo de naranja.

– Fernando con cierta molestia; la cual contenía por tener cerca a sus tíos; volteaba diciendo. – Gracias pero yo pue…

– Fernando enmudecía al ver a Lázaro en playera de tirantes con un short y chanclas; impresionándose del bien cuidado cuerpo que poseía.

Alejandra se percataba de la forma en que su sobrino veía a él; así que con una sonrisa les dijo. – Mejor Armando y yo terminamos de preparar el desayuno, Lázaro se baña y tú sobrino querido sube a despertar a tus primas.

– Armando se volteaba y confuso dijo. – ¿Terminaremos el desayuno?, sí siempre termino haciéndolo yo.

– Alejandra le daba un ligero codazo diciendo entre dientes. – ¡Lo terminaremos dije!

– Fernando dejaba a sus tíos hacer las cosas, agachando la cabeza; mientras que Lázaro sonriendo, era quien ahora ponía nervioso a Fer.

Ocasionando que él esquivara su mirada diciendo. – ¡Sí tía, mejor haré eso, pero antes me lavaré los dientes!

– Nando evitando ver a Lázaro, iba por su cepillo y pasta dental.

Lázaro sonreía y riendo un poco, les dijo. – Buenos días tíos, que el desayuno les quede muy rico, vaya que su sobrino es agradable.

– Alejandra le sonreía diciendo. – Te dije que mi sobrino era especial, trátalo bien.

– Lázaro caminaba para el baño a ducharse diciendo. – No se preocupe tía, así lo haré.

– Él entraba al baño y olvidaba poner el seguro.

Armando ayudando en la cocina, dijo con seriedad. – Aún sigues pensando que Lázaro es gay, ¿verdad?

– Alejandra colocando aceite en el sartén contestó. – No lo pienso, lo creo y sé que mi sobrino se enamorará de él.

– Armando serio dijo. – No es buena idea que le hagas de doctora corazón, Fernando no tiene mucho de haber terminado su relación fallida con aquel tipo.

– Alejandra respondía insistente. – Eso ya tiene casi un año, es hora de que mi sobrino sea feliz, además Lázaro es un buen chico y muy trabajador.

– Para no discutir Armando le decía. – Bien como digas, iré a poner la mesa.

– Él se dirigía al comedor a limpiar la mesa y recoger los trastes de la noche anterior y Alejandra continuaba preparando el desayuno.

Fernando entraba, se pasaba derecho con cepillo y pasta dental, caminando para el baño, dónde al abrir la puerta se llevaba una gran sorpresa; Lázaro quién había olvidado poner el seguro de la puerta y jalado la puerta corrediza, era descubierto desnudo a medio enjabonar por Fer.

Un grito fuerte se escuchaba, seguido de unas palabras que Fernando exclamaba. – ¡¿Qué no conoces los seguros de las puertas?!

– Lázaro cerraba la puerta corrediza respondiéndole entre risas. – Sí las conozco, pero él que no conoce el tocar las puertas es otro.

– Alejandra y Armando desde donde estaban preguntaban. – ¿Qué sucedió? – ¿Por qué los gritos?

– Fer desde el baño replicaba. – ¡Nada, sólo que cierta persona olvido poner el seguro de la puerta!

– Sus tíos se reían de lo sucedido y eso molestaba aún más a Fernando, quién se ponía en su plan de quedarse ahí y lavarse los dientes.

Lázaro al escuchar que estaba ahí, le decía bromeando. – Pareciera que te gusto verme desnudo.

– Fernando escupía hablando con coraje. – ¡No!, ¡estas pero si bien mal mi chavo!

– Lázaro cerraba las llaves del agua y abriendo la puerta sacaba la mano diciendo. – De ser así me secaré delante de ti.

– Fernando con cepillo de dientes en la boca, cerraba de golpe la puerta corrediza y se quitaba el objeto de la boca para decirle. – ¡Espérate tantito!, ¡me estoy lavando mis dientes!

– Lázaro muriéndose de la risa le decía. – Chamo que genio, casi me arrancas los dedos con la puerta, sí tanto te molesta, ¿por qué no vas al baño de arriba?

– Fernando se enjuagaba, se miraba al espejo y trataba de controlarse.

Lázaro sonriendo, abría de nuevo la corrediza y se asomaba diciendo. – Chamo, tranquilo, tomaré mi toalla y me secaré, tranquilo.

– Fernando escupía, muy enojado le gritaba. – ¡Estoy harto que te estés sintiendo dueño de la casa, aquí sólo eres un arrimado!, ¡y no subo al baño por qué yo siempre he usado este y ningún muerto de hambre, prieto me vendrá a dar órdenes!

– Destilando furia por los poros, Fernando azotaba la puerta del baño y se cruzaba con sus tíos; que con únicamente verlo así, prefirieron no decirle nada.

Lázaro en el baño, entristecía un poco por aquellas palabras; con un nudo en la garganta, él se vestía y se miraba al espejo diciéndose cabizbajo. – Prieto no soy, soy moreno, soy latino, no te sientas mal por ese chamo gruñón.

– Abría la puerta y justo saliendo del baño, veía bajar de las escaleras a Giovanna y Valentina; quienes sonrientes le saludaban con un gran abrazo y le preguntaban del escándalo de hace unos momentos.

Él las cargaba y les daba los buenos días con un beso, respondiéndoles que no había sido nada más que un ogro furioso porque le ganaron el baño; las pequeñas se reían a carcajadas y él se ponía alegre de sólo verlas.

Lázaro y las niñas se llevan de maravilla, es como el hermano mayor que hubiesen querido tener; a veces les cuenta historias con finales felices, les prepara de desayunar, ayuda en las tareas después de trabajar en la cafetería y en ocasiones las suele llevar a la escuela; para los tíos, él ha sido una gran ayuda en la casa, le estiman mucho y le comprenden por la situación que él vivió antes de llegar a México.

Minutos después, Fernando más tranquilo se topaba de frente con Lázaro; a quién notaba serio; Fer déspota le decía. – No me arrepiento de lo que te dije, no esperes unas disculpas por mí, tampoco que seamos amigos, espero asimiles eso.

– Lázaro le daba el paso e ignoraba los comentarios de él; como si nada, se colocaba desodorante, se rociaba mucho perfume y peinaba para irse a trabajar.

Fernando al entrar a la cocina, era mirado con mucha seriedad por parte de sus tíos, pero a él no le importo en lo absoluto; cruzó al comedor, dónde sus primas desayunaban viendo la tele.

Fer sonriendo les saludo. – Mis niñas hermosas, ¿cómo están?

– A lo que las pequeñas al verlo, se levantaron de sus asientos y corrieron a abrazarle fuertemente, llenándole de besos.

Esa bella escena era interrumpida al sonar el teléfono de la casa y Lázaro atendía la llamada; él serio decía. – Fernando te llaman, es una chama, Aurora se llama.

– Fer emocionado e impaciente se apartaba de las niñas diciéndoles. – Permiso mis niñas, me hablan.

– Tomando el teléfono, sin darle a él las gracias, atendía la llamada, muy contento. – Hola amiga, me alegra que me hayas llamado, muero de ganas por saber de ti, ¿cómo estás?

– Aurora que estaba tomando café, le decía sonriendo. – Hola Do, te extrañaba desde hace mil de años, que bueno que aún conservan el mismo número fijo de casa, tenemos que vernos y platicar; debes ver por ti mismo lo bien que estoy.

– Fernando sonriendo muy feliz, dijo. – Sí eso mismo te quería sugerir Ra, tú dime dónde y a qué hora nos veremos, debemos actualizarnos de todo y verte lo buenota que te has puesto.

– Aurora dando un sorbo a su café, habló. – Pues te parece si esta tarde nos vemos para comer.

– Fernando emocionado se ponía de acuerdo; en lo que sus tíos se sentaban para desayunar junto con Lázaro quien sonreía de ver la expresión tan drástica de Fernando.

Tras unos minutos de conversación, finalizaban y él muy sonriente gritaba. – ¡Por fin veré a mi mejor amiga!

– Alegre se sentaba al lado de Lázaro y desayunaba con mucha algarabía.

Sus tíos le miraban y él volteaba a verles diciendo. – Estoy feliz, me veré esta tarde con mi mejor amiga.

– Su tío le preguntaba. – ¿No eres bipolar?

– Lázaro le miraba con preocupación y Fer tras una sonrisa respondió. – Si fuera bipolar no sería un excelente y prestigioso abogado en busca de más éxito, simplemente que a veces mis emociones se me salen de control. – Volteando a ver fijamente a Lázaro prosiguió hablando. – Por culpa de la gente metiche y necia que suele ser un poco terca.

– Lázaro sonreía alzaba la mano diciendo. – Yo, ese soy yo, estás hablando de mí.

– Alejandra conservando la calma expresó. – Ya por favor, estamos en la mesa, Lázaro, Fernando y Armando terminen de desayunar que ya casi es hora de trabajar.

– Ellos al ver el reloj se apresuraban y Fer sonriente continuaba con mucha calma desayunando.

Aurora en un restaurante lujoso, esperaba paciente a su futuro esposo llegar; retocándose el maquillaje, el peinado y muy sonriente se decía. – Seguramente Do se impresionará de mi gran cambio de imagen y de mi próxima boda con el hombre más guapo que pueda haber en México; este día estará lleno de reencuentros destinados.

– Ella guardaba su maquillaje y ordenaba más café con galletas.

En eso una voz masculina sorpresivamente le decía. – Estas flores son para la mujer más bella, que pronto iluminará todos mis días.

– Aurora contenta sonreía y se volteaba diciendo. – ¡Mi amor, buenos días!

– Él con un gran ramo de rosas rojas y un león de peluche, le decía. – Buenos días mi vida, disculpa la demora, pero ya sabes el tráfico aquí es horrible.

– Aurora al ver el león sonriendo decía. – Otro leoncito más a mi colección, gracias amor.

– Él tomaba el peluche y se lo daba rugiendo. – Raaaaw.

– Ella lo tomaba, mostrándose muy enamorada le decía. – Lo bueno que después de nuestra boda, nos mudaremos lejos de la ciudad y su tráfico estresante.

– Él se le acercaba, le daba un tierno beso en la boca diciendo. – Eres lo mejor que me ha pasado en la vida y quiero estar el resto de mis días contigo y a donde vayamos seremos muy felices Aurora de mi corazón.

– Ella le abrazaba, suspirando. – Te amo mucho, jamás imaginé que tú y yo nos fuéramos a enamorar después de que tu papá nos presentó; te amo demasiado Bradley Landucci.

– Aurora y Bradley se besaban tiernamente y se disponían a desayunar.

Vaya cosas, primero fue él y ahora ella; ¿es una mala jugada o broma del destino?, ¿qué pasará cuando Fernando se enteré que Bradley se convertirá en el futuro esposo de su mejor amiga, casi hermana?, descúbrelo en el siguiente capítulo.

 

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El chico de mis sueños. Final Alternativo Dos.

El chico de mis sueños. Capítulo 8

El chico de mis sueños. Capítulo 7

El chico de mis sueños. Capítulo 6

Breve Mensaje a mis Lectores.

El chico de mis sueños. Capítulo 5

El chico de mis sueños. Capítulo 4

Heridas de Amor.

El chico de mis sueños. Capítulo 3

Gay, casos de la vida real.

El chico de mis sueños. Capítulo 2

Sacrilegio Capítulo 7

El chico de mis sueños. Capítulo 1

Show en Cam Four... (Parte 3, final)

Show en Cam Four... (Parte 2)

Show en Cam Four... (Parte 1)

Sueños de una Noche

Nuestro Secreto

Es Cuestión del Destino. Capítulo 19

Es Cuestión del Destino. Capítulo 18

Es Cuestión del Destino. Capítulo 17

Es Cuestión del Destino. Capítulo 16

Es Cuestión del Destino. Capítulo 15

Es Cuestión del Destino. Capítulo 14

Es Cuestión del Destino. Capítulo Especial Pt. 2

Es Cuestión del Destino. Capítulo 13

Sacrilegio Capítulo 6

Es Cuestión del Destino. Capítulo 12

Es Cuestión del Destino. Capítulo 11

Es Cuestión del Destino. Capítulo 10

Es Cuestión del Destino. Capítulo 9

Es Cuestión del Destino. Capítulo 8

Es Cuestión del Destino. Capítulo 7

Es Cuestión del Destino. Capítulo 6

Es Cuestión del Destino. Capítulo 5

Es Cuestión del Destino. Capítulo 4

Es Cuestión del Destino. Capítulo 3

Es Cuestión del Destino. Capítulo 2

Es Cuestión del Destino. Capítulo 1

Sacrilegio Capítulo 5

Sacrilegio Capítulo 4

Licua-Mix de Relatos 2013

Licua-Mix de Relatos 2013

Sacrilegio Capítulo 3

Sacrilegio Capítulo 2

Sacrilegio Capítulo 1

Luna de Miel Capítulo 15 Gran Final

Luna de Miel Capítulo 14

Luna de Miel Capítulo 13

Luna de Miel Capítulo 12

Luna de Miel Capítulo 11

Luna de Miel Capítulo 10

Luna de Miel Capítulo 9

Luna de Miel Capítulo 8

Luna de Miel Capítulo 7

Luna de Miel Capítulo 6

Luna de Miel Capítulo 5

Luna de Miel Capítulo 4

Luna de Miel Capítulo 3

Luna de Miel Capítulo 2

Luna de Miel

En los ojos del amor Capítulo 37 Gran Final

En los ojos del amor Capítulo 36

En los ojos del amor Capítulo 35

En los ojos del amor Capítulo 34

En los ojos del amor Capítulo 33

En los ojos del amor Capítulo 32

En los ojos del amor Capítulo 31

En los ojos del amor Capítulo 30

En los ojos del amor Capítulo 29

En los ojos del amor Capítulo 28

En los ojos del amor Capítulo 27

En los ojos del amor Capítulo 26

En los ojos del amor Capítulo 25

En los ojos del amor Capítulo 24

En los ojos del amor Capítulo 23

En los ojos del amor Capítulo 22

En los ojos del amor Capítulo 21

En los ojos del amor Capítulo 20

En los ojos del amor Capítulo 18

En los ojos del amor Capítulo 19

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En los ojos del amor Capítulo 16

En los ojos del amor Capítulo 14

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En los ojos del amor Capítulo 8

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En los ojos del amor Capítulo 7

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En los ojos del amor Capítulo 5

En los ojos del amor Capítulo 4

En los ojos del amor Capítulo 3

En los ojos del amor Capítulo 2

En los ojos del amor Capítulo 1

Rockeando al Destino Capítulo 23 Gran Final

Rockeando al Destino Capítulo 22

Rockeando al Destino Capítulo 21

Rockeando al Destino Capítulo 20

Rockeando al Destino Capítulo 19

Rockeando al Destino Capítulo 18

Rockeando al Destino Capítulo 17

Rockeando al Destino Capítulo 16

Rockeando al Destino Capítulo 15

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Rockeando al Destino Capítulo 13

Rockeando al Destino Capítulo 12

Rockeando al Destino Capítulo 11

Rockeando al Destino Capítulo 10

Rockeando al Destino Capítulo 9

Rockeando al Destino Capítulo 8

Rockeando al Destino Capítulo 7

Rockeando al Destino Capítulo 6

Rockeando al Destino Capítulo 5

Rockeando al Destino Capítulo 4

Rockeando al destino Capitulo 1

Rockeando el Destino Capítulo 3

Rockeando al Destino Capitulo 2