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Antes de Rockear al Destino. Capítulo 3

en Gays

Hola, recibí críticas negativas sobre esta precuela de “Rockeando al destino”; la cual escribí con motivo de celebrar un año más en la página y también por qué fue mi primer historia de temática homosexual en su totalidad (además de qué me gusta mucho); una vez leído sus comentarios y opiniones he decidido no continuar con mi idea de hacer una breve historia/continuación de la secuela de “RAD” qué fue “Es cuestión del destino”; los comentarios y sugerencias siempre son bien recibidos y ayudan a mejorar, así que mil gracias por su apoyo; les deseo un grandioso día, saludos.

 

Antes de Rockear al Destino.

Capítulo Cero: Parte III final.

Tu destino.

 

Al día siguiente en la escuela; Miren como excelente mejor amiga, justificaba las faltas en clase de Sebastián; presentando un justificante médico dónde se alegaba que él había sufrido un accidente y tuvo que ser hospitalizado; Sebastián había acordado con Miren y los padres de ella que lo sucedido permanecería en secreto, por temor a que en la escuela fueran a tomar medidas judiciales con los padres de él; aunque se le insistía en que levantará una denuncia en contra de su papá, Sebas tenía muy en mente las palabras de su madre, sabiendo que sí denunciaba a su mamá, le destrozaría el corazón; ya que aún con todos los defectos del señor, la madre está muy enamodada de su esposo y mantiene la esperanza de que él cambiará por sus hijos, volviendo a ser una “familia felizmente funcional”.

Volviendo a la escuela; los profesores y alumnos que conocían a Sebas, lamentaban lo ocurrido, deseándole una pronta recuperación y que ojalá pudiera regresar antes del receso decembrino; Miren esperaba que así fuera y Sebas pudiese estar en el convivio navideño, para distraerse un poco de todo ese asunto.

Por finalizar el día escolar; Miren de plano no había estado al cien por ciento atenta en clases; un poco por lo sucedido ayer y otra por la insoportable de Ileana; quién no dejaba de presumir y hablar de “Darcknight” entre cambios de clase y el receso.

Miren conocía de vista a “Darck”, casi no se hablaban, únicamente en ensayos de la banda “Lipotimia”, es más ni su nombre se sabía; a simple vista, para ella, Cristián le parecía un tipo extraño, raro y único a la vez; cosa que le extrañaba aún más él que siendo un rockero, tuviese una novia como Ileana; cuando por lo general, como vocalista de la banda, debería de tener varias chicas y no sólo una.

Miren pensaba confusa. – “Es algo incomprensible, qué un muchacho como él ande con una chava de prepa como ella; bueno muy sus gustos, aunque él es raro es guapo; oculta su verdadero YO bajo la finta de chico rockero; como sea ojalá su relación funcione y les vaya bien; por qué Ileana verdaderamente puede llegar a ser un completo dolor de cabeza intenso”. 

– El toque de salida se escuchaba; los alumnos contentos finalizaban una semana más de clases; ansiosos esperaban a que la última semana restante se fueran rápido para poder disfrutar de las vacaciones decembrinas y de reuniones familiares.

Miren presurosa entraba al baño; se lavaba las manos, se miraba al espejo y se daba un retoque de maquillaje; en lo que hacía eso, Ileana salía y al verla, ella se lavaba las manos, feliz diciéndole. – Una pena que Sebastián no haya podido venir, se hubiese emocionado de conocer a mi novio rockero.

– Miren algo chocada de estarla oyendo prácticamente todo el día, guardaba sus cosas diciéndole. – Sí Sebastián hubiese estado aquí, seguramente le hubiera dado miedo el verte a ti andar con esa clase de muchachos.

– Ileana sonreía y burlándose decía. – Pues sí, ahora que lo dices sí, le hubiera dado miedo, digo porqué aunque no lo acepte él es gay y de los obvios; y al verme besar con “Darcknight” él por fuera mostraría pánico, pero por dentro desearía ser yo quién besará sus labios y le mamará el pene; cosa que tú amigo Sebastián debe tener experiencia. – Ella mofándose le preguntaba. – ¿Pero qué crees?

– Miren se volteaba al lavamanos y preguntaba ya desesperada. – ¡¿Qué?!

– Para que Ileana respondiera sonriente. – Qué mi novio y yo odiamos a morir a los maricones como lo es tú amigo.

– Miren en lo que se escurría sus manos, algo molesta, se volteaba y seriamente le hablaba. – ¡Mira Ileana!, he tratado de llevar las cosas en paz contigo desde que nos pusieron en el mismo salón; ¡créeme he tratado de que las cosas estén en paz!; no me hagas volverme ruda, ¡jamás vuelvas a ofender a mi amigo!, ¡y sí lo haces!, procura que no esté presente, de lo contrario me veré forzada a callarte la boca con un revés, ¡tampoco tú y tu noviecito, intenten hacerle algo a mí amigo!

– Ileana se reía burlona, diciendo. – ¡Cómo si tu amigo no pudiera defenderse!, bu, bu, bu, bu… ¡Patético!

– Miren estaba por retirarse e Ileana le obstruía el paso hablándole amenazante. – ¡Sólo dile a tu amigo que no se fije en mi novio, es guapo y a cualquier gata como tú o joto podría gustarle!, ¡dile que se mantenga lejos de él, de lo contrario no responderé!

– Miren con deseos de golpearla, respiraba profundo y tranquilamente hablaba. – Mira querida, deberías mejor ir con un terapeuta o buscar a alguien del departamento de psicología de la escuela, pues tienes serios problemas de inseguridad para con tu noviecito; Sebastián no tiene los mismos gustos que tú, créeme, tiene mejores; y yo, pues yo ya tengo a mi novio, que por casualidad es amigo del tuyo, así que entre las dos las cosas deben ir bien y en paz, porqué de lo contrario afectará nuestros pleitos en la banda, ¡¿quedo claro?!

– Ileana seria, levantaba la ceja y continuaba obstruyéndole el paso a Miren.

Ella ya al borde de golpearla, se regresaba al lavamanos, abría la llave de agua y con sus manos, juntaba líquido y molesta exclamaba. – ¡Déjame pasar por favor Ileana!

– Ella sin quitarse, se paraba y la miraba retándola.

Miren se volteaba y la mojaba diciéndole con sonrisa. – ¡Tú así lo quisiste!

– De inmediato Miren cerraba la llave y esquivaba a Ileana.

Quien mojada de la cara y pecho le gritaba. – ¡Eres una estúpida!, ¡una estúpida!

– Miren se salía riendo del baño y de momento, sentía un jalón en el brazo.

Ileana la empujaba contra la pared diciéndole enojada. – ¡Eres una estúpida!

– Miren llena de cólera, le hablaba. – ¡Y tú una loca con mente retorcida!

– Miren empujaba con mucha fuerza a Ileana, hablándole exaltada. – ¡Esta vez fue una simple mojada, la próxima será una buena y bien puesta bofetada que hasta la quijada te desencajaré!

– Ileana la miraba con mal humor, burlándose hablaba. – ¡Uy sí, qué miedo!

– Miren respiraba profundo, se trataba de calmar y decía. – No me retes, de no ser porqué ahí viene una maestra aquí mismo te cacheteaba.

– Dándose media vuelta le decía. – ¡Eso es lo que te hace falta!

– Ileana se contenía de decirle algo; pues estaba a unos pasos la maestra de ellas; así que no le quedó de otra más que guardarse su enojo y regresar al baño.

En lo que Miren caminaba a prisa a la salida de la escuela; dónde ahí estaba llegando “Darcknight”; él y Miren cruzaban miradas, mostrándole una leve sonrisa, él la saludaba. – Hola, qué tal.

– Ella amable le devolvía el saludo. – Hola, qué estés bien, hasta luego.

“Darck” notaba la prisa en ella y evitaba el iniciar una conversación con Miren.

“Darck” sin apartar su vista, observaba que Miren se subía a un carro y de inmediato se iba sin rumbo desconocido para él.

En la espera de su novia; Cristián miraba discreto a algunos jóvenes que salían charlando o escuchando música; él pensaba. – “Seguramente deben ser maricones”.

– Ileana al ver a Cristián esperarla, ansiosamente corría diciéndole. – ¡Mi amor, mi amor, me alegra verte!

– Él al verla, la cargaba y la besaba de una forma ansiosa.

Alumnos y algunos profesores les miraban con cierta rareza; ambos se miraban y volvían a besarse de la misma forma; hasta que un maestro les llamó la atención.

Cristián e Ileana le miraban y sonreían, para así él bajarla y tomarla de la mano, caminando juntos hasta el carro de él; presumiendo Ileana a Cristián, de forma muy engreída; ya en el carro, ambos acordaban ir a la casa de ella; pues sus padres no estarían y así aprovechar para tener sexo; Cristián encendía el carro y escuchando a “Metallica” tomaban camino a casa de ella.

Miren y su mamá; quién había ido por ella; iban camino al hospital; ya qué Sebastián al no haber tenido daños graves, se podía retirar ya; únicamente optando por guardar reposo por unas semanas, en lo que los golpes y molestias desaparecieran; ambas mujeres al llegar al hospital, notaban que nadie estaba con Sebas.

Así que Miren pasaba a su habitación y al verle ya sin suero, sonreía amable diciendo. – Amigo, qué bueno, ya no tienes el suero.

– Sebastián un poco adolorido hablaba. – Sí, me lo quitaron hace un momento, aún tengo molestias para vestirme, sólo me puse la ropa interior.

– Apenado preguntaba. – ¿Podrás ayudarme?

– Miren le contestaba amable. – Sí, claro, prometo no chulearte las piernas ni tu cuerpazo.

– Sebas se sonrojaba y agachaba su cabeza.

Ella le ayudaba a vestirse; mientras que su madre pagaba los gastos del hospital; al concluir con los tramites; ellos salían despacio.

La mamá de Miren al verlo, se le acercaba y brindándole apoyo, decía. – A partir de hoy, serás un miembro más de nuestra familia, serás mi hijo adoptivo y hermano de Miren; por los gastos no te preocupes, ya los cubrí, aquí tengo las medicinas e indicaciones del doctor.

– Sebastián con mucha pena y ganas de llorar, las miraba diciéndoles. – Muchas gracias por su amabilidad, muchísimas gracias de verdad, prometo, de verdad prometo, se los juro, en serio, que les pagaré y contribuiré con gastos, se los aseguro.

– Miren lo abrazaba diciéndole para calmarle. – No te preocupes por eso.

– La mamá de ella, hablaba mientras le daba un cálido abrazo. – Con saber que tú estarás bien y ya no sufrirás por tus problemas familiares, con eso es suficiente; preocúpate únicamente por mejorar y estar bien, para poder continuar con la escuela.

– Sebas sonreía, se sentía tranquilo y con calma, los tres salían del hospital.

Ya en el auto, Sebastián pedía un favor, que era el ir a su casa por ropa y algunas pertenencias de valor sentimental, para así hacer oficial su mudanza; Miren y su madre no estaban muy de acuerdo, pues le decían que su hermana mayor se encargaría de llevarle ropa y sus cosas a la casa; para que él no se arriesgara y tuviera un conflicto más con su padre; pero Sebastián necio, insistía en ir a su casa; no muy de acuerdo, se dirigían para allá; Sebas estaba consciente a lo que se arriesgaba, sin embargo él quería ir; Miren estaba nerviosa e insegura por lo que fuera a suceder.

Al llegar a casa, Miren ayudaba a Sebastián a bajar del auto, con mucho cuidado caminaban y para cuando estaban por tocar la puerta, esta se abría siendo su padre; quién al verlo le decía serio. – ¡Lárgate de aquí, no eres bienvenido!

– La mamá de Miren asustada, se bajaba del carro y con teléfono en mano lo apretaba nerviosa.

Miren al ver al señor, se quedaba perpleja y Sebas serio le decía. – Vine por mis cosas.

– A lo que el señor, empujaba la puerta y gritaba. – ¡Vejestorio ven para acá!

– La madre de Sebastián a medio vestir; indicando que entre ellos hubo copulación.

Salía presurosa y al ver a su hijo, sería preguntaba. – ¿Sebastián qué haces aquí? – Para luego decirle en burla. – Creí que tenías a donde irte.

– A lo que Sebas dolido e indignado respondía. – Sólo vine por mis cosas y me voy, tengo donde irme.

– Miren seria le decía. – Señora usted debería ser quién obligue a este hombre a irse, no a su hijo.

– El papá se Sebastián decía enojado. – Nadie le está preguntando señorita.

– Sebastián serio se dirigía a ella. – Amiga no te metas por favor.

– La madre de Sebastián los miraba y decía. – Iré por tus cosas, tus hermanos cuando regresaran de la escuela te las iban a ir a dejar.

– Sebastián le hablaba a su mamá, con deseos de llorar. – Pregunto por última vez mamá, ¿eliges a tu marido o a mí?

– La señora sin pensar, al ver la mirada de repulsión de su marido para con Sebas, ella respondía. – Ya sabes mi respuesta.

– Sebastián bajaba la mirada y exclamaba dolido. – ¡No te olvides de los patines y mis libros de la escuela!

– La señora daba media vuelta y se dirigía a la habitación de él; dónde sus cosas ya estaban empaquetadas para ser llevadas.

El señor miraba con asco a su hijo; él preguntaba sin mirarle. – ¿No ya te ibas?

– A lo que él le respondía en burla. – Me iba, pero quiero ver que sea verdad que te largas de mi casa putito de mierda.

– Miren muy enojada e incómoda miraba al señor.

Sebas sonreía aguantando las ganas de llorar diciendo. – Me voy de su casa señor, descuide, estaré mucho mejor, descansaré de sus reproches, de su odio y su rencor infundado.

– Su papá se comenzaba a reír fuertemente; haciendo que Miren y su mamá le miraran raro ante las mofadas del señor hacía su hijo.

La madre de Sebastián regresaba y colocaba las cosas personales de él en la calle, diciendo. – Eso es todo, si te hace falta algo le dices a tu hermana.

– Sebastián adolorido sin decir nada, agarraba sus patines, unas cosas y caminaba lento de regreso al auto.

Miren cargaba una maleta y la mamá de ella se acercaba para ayudar; mirando molesta a la mamá de Sebas; ya con las cosas en la cajuela, se subían y se iban a casa; Sebastián al no poder aguantar más, rompía en llanto y ellas sentían el pesar de él.

En tanto la madre de Sebastián, al verlo que se iba, cerraban la puerta y decía. – Nuestro hijo se fue.

– A lo que él señor le decía. – Ese marica no es mi hijo, pero al igual que él me voy, hasta mañana regreso, tengo que trabajar.

– La señora lo detenía desesperada diciendo. – ¡No, no te vayas!, ¡quédate, déjame complacerte!

– El señor la miraba y luego observaba su reloj, para decirle. – Aún tenemos tiempo, vamos vejestorio.

– Él la tomaba de la cintura y la empujaba para la recamara para nuevamente tener relaciones sexuales.

La esposa, pensaba que con el sexo, lograría que su esposo cambiará y aceptara de nuevo a Sebastián, pero lo único que obtenía es su denigración como mujer; pues él solamente la usaba para satisfacción y ahorrarse dinero en el pago de las sexo servidoras.

Sebastián ya instalado en la casa de Miren; ella notaba cierto nerviosismo y preocupación; así que le decía para calmarlo. – Amigo, descansa, descansa todo lo posible; por la escuela no te preocupes, esta semana es la última y vienen vacaciones; no veremos mucho en clases, así que trata de ponerte bien.

– Sebastián suspiraba diciéndole. – Muchas gracias, de verdad.

– A la puerta, tocaban Benita y Hortensia; empleadas domésticas de la casa; quienes se ofrecían a las órdenes de él.

Sebastián sonriéndoles amable les decía. – Muchas gracias, muy amables de su parte, en serio gracias.

– Ambas mujeres salían y de nuevo dejaban a solas a ellos.

Sebas con mucha tristeza y pena decía. – Ojalá mi tía me dé el trabajo para que así pueda pagarles los gastos del hospital y contribuir con cosas en tu casa.

– Miren le sonreía diciéndole. – Lo único que me interesa es que te mejores y estés bien, por el dinero no hay problema; además debes preocuparte mejor por los pagos de la escuela y pensar en que el semestre que viene será nuestro último en prepa.

– Sebastián pensaba y decía. – Tienes razón, debo concentrarme en eso, no sé por cuánto tiempo estarán así las cosas.

– Miren le abrazaba con cuidado mostrándole todo el apoyo que le puede dar, luego ambos charlaban un poco.

Sebastián le comentaba como estuvo la salida con Donato y ella de como Mateo pidió permiso para que ella y él anduvieran; después de una buena platicada de mucho tiempo, ella notaba a Sebas cansado, así que lo dejaba para que se durmiera un rato.

Él antes de cerrar los ojos, pensaba. – “Espero algún día poder encontrar la felicidad, bueno sí es que la vida y el destino me lo permiten”.

– Sebastián se quedaba dormido, abrazado a una almohada.

En lo que Miren iba a su recamará para hacer su tarea y chatear por el mensajería instantánea con Mateo, comentándole la situación de Sebastián; él lamentaba lo que acontecía y se ofrecía para cualquier cosa; Miren se enamoraba más de él, por mostrar su apoyo ante su mejor amigo.

Al día siguiente; los padres de Miren iban a hablar con los altos mandos de la institución para justificar la ausencia prolongada de Sebastián; motivos suficientes para que así le otorgaran el documento por el tiempo que fuera necesario en su recuperación y le apoyarían con las clases.

Miren sentía la ausencia de su amigo en clases y en receso, trataba de tolerar a Ileana; quién cada día que pasaba no dejaba de presumir su romance con Cristián; él cual ya lo tenía harto de tan posesiva que se estaba volviendo; sin embargo el sexo con ella compensaba las cosas, además que con ella podía drogarse sin problema alguno.

Sebastián estaba un poco deprimido; pues su hermana le informaba que su madre estaba feliz con la posible reconciliación con su padre; cosa que le hacía pensar en qué el del problema era él; por su mente pasaban ideas de suicidarse, pero se contenía gracias al apoyo de los padres de Miren y de ella.

Las vacaciones llegaban y aunque navidad era la próxima semana, Miren animaba a Sebas para ir a hacer compras navideñas; aun teniendo notorios moretones en la cara, ella se las ingeniaba para maquillarle y desvanecerlas un poco; además de que hacía frío, favorecía a que usara sudadera, gorro y bufanda para tapar un poco.

Los amigos contentos recorrían centros comerciales y buscaban el regalo ideal para Mateo, sus padres y hermanos de Miren; en lo que Sebas trataba de elegir algo para su amiga a escondidas de ella; ya por fin, obteniendo el regalo perfecto para Miren; Sebas regresaba con ella.

Quien al verlo algo sospechoso, le cuestionaba. – ¿Dónde habías estado?

– A lo que él mintiendo respondía. – Yo estaba por ahí, dando vueltas en lo que te probabas ropa.

– Miren con bolsas de regalos, le decía. – Hemos terminado las compras, en casa me ayudas a envolver las cosas. – Para seguido preguntarle. – ¿Comprarás algo para tu mamá y hermanos?

– Sebas, serio respondía. – No, no compraré nada, además estoy ahorrando dinero mientras no tenga trabajo, debo tener mis guardaditos.

– Miren le miraba con sospecha la bolsa de su sudadera, en la que se asomaba la punta de una caja; sin insistirle más y con esa duda, ella le proponía ir al barrio chino.

Ambos amigos caminaban para allá; pues estaba a unas calles de donde se encontraban; al aproximarse, notaban que había demasiada gente comprando amuletos para el inicio de nuevo año; Miren sin importarte el gentío, hacía una sola bolsa de regalos y se metía para curiosear; Sebastián distraído, la perdía de vista y se paraba con unas bolsas en mano, junto a un negocio de una anciana; él quería comunicarse con ella por teléfono, sin embargo no había señal, así que trataba de guardar la calma.

La anciana al verle impaciente, se le acercaba, tomaba su muñeca izquierda y le colocaba una pulsera, diciéndole con calma. – Calmado niño, calmado, lo que está pasando es normal, todo regresa tarde o temprano, aprende a esperar y a guardar la calma; percibo que en tu vida han habido dificultades familiares y amorosas; es parte de tu camino, dentro de muy poco conocerás lo que la vida y el destino te tienen para complementar, sanar y reparar esos tropiezos que has tenido; su amor no será fácil, pues si lo fuera no tendría caso vivir lo que estarán viviendo; ten fe, ten paciencia y aprende a esperar, déjate llevar, lo que es para ti nadie te lo quitará y lo que no es para ti por algo se alejará; y a ti niño el verdadero amor llegará en el momento menos esperado y mejor indicado, sólo se prudente, mantén los ojos bien abiertos a las señales y sobre todo a los ojos, que son el reflejo del alma; confía siempre en lo que dice esta pulsera; el amor entre iguales sí existe, mientras ambos crean en ello.

– Sebastián sentía escalofríos, seguido de una extraña sensación.

Miraba a la anciana mientras ella se regresaba a su puesto de accesorios; él veía la pulsera y leía la frase en voz alta. – “Es cuestión del destino”.

– De forma muy extraña y rara, él se calmó, preguntándole a la señora. – Disculpe señora, ¿qué precio tiene la pulsera?

– A lo que la anciana le respondía con sonrisa. – No es nada, esa pulsera estaba destinada para ti y a partir de ahora todo lo que pasé es por qué el destino lo tenía preparado así para ti.

– Sebastián confundido estaba por preguntar del porqué le hablaba así, cuando Miren le interrumpía diciendo. – Hay mucha gente y es imposible andar mirando cosillas, vámonos después venimos con calma.

– La anciana hablaba despacio diciéndole. – Tenga niña, esta pulsera colóquesela en la mano derecha le ayudará a controlar sus impulsos y en ser una persona sensata.

– Miren la tomaba preguntando. – ¿Cuál es el precio?

– A lo qué le respondía sonriendo. – El precio para ambas pulseras, es el precio de su vida, de su vida feliz y tranquila, con el respectivo amor en su respectiva vida.

– Sebas y Miren se miraban asustados; nerviosos sujetaban bien sus bolsas; ella sacaba de su cartera un billete de cien pesos y lo colocaba entre las demás pulseras; ambos dándose media vuelta, caminaban lo más rápido posible.

La anciana guardaba el billete y muy contenta hablaba. – El destino arregla cada uno de los movimientos en nuestra vida, en este mundo no existen las coincidencias, sólo puede haber lo inevitable.

– Miren y Sebastián atentos miraban sus pulseras con cierta desconfianza; los dos se ponían de acuerdo para regresar las pulseras; ya qué sentían una vibra algo rara.

Así que al llevar unas calles de distancia, retornaban por el otro costado de la calle, donde llegando y se supone estaba el puesto de la anciana, se sorprendían ambos de que ahí no estaba una anciana sino una mujer un poco más joven que la anterior.

Con mucha curiosidad; Miren  se acercaba y preguntaba. – Disculpe señora, ¿dónde está la otra mujer?

– A lo qué respondía amablemente. – Aquí no ha habido otra mujer más que yo y mi madre.

– Sebastián nervioso le decía. – Pues ella nos dio estas pulseras y queremos devolverlas.

– La mujer sonriendo hablaba. – No, esas pulseras les pertenecen, ya tienen su esencia, ya forma parte de su destino, no quieran cambiarlo tal y como ya está escrito, sí mi madre se las dio es por qué así estaba designado, úsenlas y guárdenlas, nunca las pierdan de vista, pues es algo que les mantendrá unidos a su respectiva felicidad; en especial a usted jovencito.

– Miren se sorprendía y confundía mucho; Sebastián no comprendía nada y sentía un ligero malestar en la cabeza; sin decir más, se retiraban de la misma forma a cómo llegaron, confundidos y sin aclarar ese “misterio”.

La mujer les miraba caminar a paso lento y decía en voz baja. – Me tranquiliza saber que han aceptado lo que por destino les corresponde, ella tendrá un camino más fácil de lo que él lo tendrá, pero al final serán inmensamente felices y exitosos; ¡qué alegría me da! el no haberles dicho que mi madre murió hace unos meses y aún sigue haciendo de las suyas; de lo contrario hubiesen tirado sus pulseras.

– La señora comenzaba a recibir clientela y perdía de vista a los jóvenes.

Una hora después; Miren en su recamara junto con Sebastián, envolvían los regalos; los dos estaban muy consternados por sus pulseras; pero más él, quién no dejaba de repetir las palabras de la anciana en su cabeza; de momento, su teléfono sonaba y Miren le bajaba el volumen a la música; Sebastián atendía el teléfono recibiendo la sorpresiva llamada de su tía, quién le concedía el trabajar en la cafetería y que comenzaba a laboral el lunes próximo; él se ponía muy feliz y contento; finalizaba la llamaba y compartía la noticia con Miren, a quién abrazaba muy fuerte; tan fuerte que ella lograba sentir la cajita en la bolsa de la sudadera de él.

Sebas al ser descubierto, sacaba la caja y apenado se la entregaba diciéndole. – Te la quería dar en navidad, pero como ya descubriste te la quiero entregar, feliz navidad.

– Miren sonreía, tomaba el regalito, lo abría y sacaba de ahí, una cadena con un dije en forma de  botella que se abre de par en par, para poner dos fotos de quién desee.

Ella muy contenta le abrazaba y decía. – Muchas gracias amigo, feliz navidad.

– Ella emocionada le entregaba una bolsa de regalo diciendo. – También quería dártelo en navidad, pero al igual que tú, te lo daré hoy, feliz navidad.

– Él contento y emocionado abría el regalo; sacando una camisa de manga larga negra con botones azules y un pantalón de vestir color azul.

Sebas estaba feliz mirando la etiqueta y Miren le hablaba emocionada. – Tuve que pedirle a Benita que me diera un pantalón tuyo y una camisa para comprobar la talla, afortunadamente fui certera, espero te hayan gustado.

– Sebastián alegre respondía. – ¡Claro que me gustaron!, esta noche esté será mi vestuario para la salida con Ian y Rubén.

– Miren le decía que también saldría, pero con Mateo, ya que tocarían el grupo “Lipotimia” “Navidad rock” en la posada de su universidad.

Y aunque Sebas quedó de alguna vez acompañar a Miren y Mateo en una salida, ya tenía planes desde antes con sus amigos; así que por esta ocasión, no saldrían.

Pasadas ya las 8 de la noche; Miren y Sebastián salían de casa, acordando regresar antes de las tres y media de la madrugada; Mateo estaba afuera esperándoles.

Miren le daba un beso y les decía. – Uno de mis propósitos de año nuevo, será el aprender a manejar, pues es incómodo que tú vengas hasta acá y nos sirvas de chofer.

– Mateo sonreía diciendo. – Te prometo enseñarte a manejar, a los dos les enseñaré.

– Sebastián algo tímido decía. – Con que aprenda ella es suficiente, así seré yo quien la use de chofer.

– Miren se le quedaba mirando y se sonreía, para así decirle. – Bien, pero con la condición de que serás un excelente copiloto.

– Sebas le decía que sí, lo sería, comenzando un debate entre ellos, Mateo al ver su reloj, un poco impaciente, les decía que ya se hacía tarde y debía llegar puntual.

De inmediato entraban en el coche y se iban, primero dejando a Sebastián en el antro donde se vería con Ian y Rubén; en la entrada del “Open Mind”; él estaba formando para entrar, notando que con motivo de las fechas decembrinas, varios llevaban gorros navideños, gafas y máscaras con números del año venidero.

Sebastián se preocupaba por qué no llevaba nada para ponerse; estando por retirarse de la fila, Ian y Rubén llegaban gritándole. – ¡Sebastián!

– Ambos se le acercaban y él volteaba algo incomodado.

Ian le daba unas gafas grandes con números del nuevo año y un gorro de navidad, diciéndole. – Se me había olvidado decir que trajeras algo navideño, ese era el requisito para entrar sin cover.

– Rubén le decía mientras comenzaban a ingresar los que formaban. – Qué bueno que se nos ocurrió comprar cosas de más, nos vamos a divertir.

– Sebastián sentía una ansiedad inmensa por entrar y olvidarse de todo lo que le ha pasado.

Ian bromeando decía. – Ojalá esta noche encuentres a alguien con quien pasar la noche.

– A lo que Sebas serio decía. – No busco alguien con quien pasar la noche.

– Ian le hablaba mientras se colocaba el gorro navideño. – Bien pues, aunque sea alguien con quien bailar.

– Él le decía ingresando al lugar. – Pues sí, ya que el amor entre gays no existe.

– Rubén tras de ellos hablaba serio. – Sí no existiera, entonces Ian y yo no seguiríamos como novios.

– Sebastián para no pelear les decía. – Bueno con algunas excepciones; bien ya, mejor disfrutemos de la noche.

– Ian, Rubén y él iban directo a la barra por los tragos de cortesía.

Brindaban y se ponían a charlar sobre la situación que estaba pasando Sebastián con sus padres al revelarse su secreto; en lo que comenzaba a ponerse el ambiente en el punto máximo de diversión.

Siendo las 2:53 de la madrugada, el antro estaba a reventar, con buena música, buen ambiente y disfrutando el momento; Ian y Rubén bailaban al compás de la música electrónica, mientras que Sebastián bebía un poco y miraba a su alrededor un poco tímido; a su celular llegaba un mensaje de Miren que le decía así. – “Hola Sebas, espero te estés divirtiendo, te recuerdo que quedamos en llegar antes de las 3:30 am; el evento donde tocó Mateo terminó temprano, vinimos a un bar a convivir, él ya me lleva a casa, espero no tardes, con cuidado, te quiero”.

– Sebas se sorprendía de la hora y presuroso, se colocaba las gafas y el gorro, se tomaba toda su bebida y con ansías se iba a despedir de Ian y Rubén; ellos le pedían que se quedara, pero él quería ser obediente y respetuoso en la casa de Miren, así que únicamente les daba dinero para pagar lo consumido y diciéndoles adiós daba medía vuelta y caminaba a la salida.

En su camino, distraído y nervioso, chocaba sin querer con un joven alto, de cuerpo cuidado, con una máscara de feliz año nuevo y un gorro similar al de Sebastián; dicho muchacho, con su mirada de ojos grises, sonreía y recibía una tímida sonrisa por parte de Sebas y unas palabras de disculpa.

El muchacho con una voz algo forzada le decía. – Descuida.

– Ambos conectaban miradas y quedaban unos instantes así.

Sebastián se sonrojaba, bajaba la mirada y con pena decía. – Feliz navidad y feliz año nuevo.

– Ese joven le respondía mirándole de forma amable. – Gracias, igualmente.

– Sebastián levantaba su cara otra vez y le sonreía; grabando esos ojos grises que se lograban percibir de esa mascara de tan misterioso joven.

El chico sonreía aún más y quería preguntarle su nombre, pero Sebastián al ver la hora en su celular; las 3:12 am; de inmediato muy nervioso se habría paso diciéndole. – ¡Hasta luego!

– Saliendo del lugar; tras de él ese muchacho que mostraba interés con él.

Pero Sebas fue tan rápido en tomar taxi, que el joven al salir, se daba cuenta que ya no estaba a la vista; con tremenda desilusión y desanimo, se regresaba al interior del antro, para ver si lograba encontrar a alguien de su agrado o similar a Sebastián.

En el trayecto a casa de Miren; luego de haberle hablado a su celular, para decirle que ya iba en camino; Sebastián suspiraba y pensaba en esa mirada tan cómoda y de confianza que el enmascarado le inspiró, mirando su pulsera con la frese “Es cuestión del Destino”.

Sebastián en su mente se preguntaba curioso. – ¿Será posible qué se verdad?

– A pesar de estar un poco ebrio, Sebastián grababa esa mirada para recordarla en un futuro no muy lejano.

Ya en casa, ambos amigos entraban justo a la hora acordada 3:30 am; al día siguiente comentaban lo bien que les había ido en sus respectivos eventos.

Los días pasaban, la navidad llegaba haciendo que Sebastián se sintiera un poco cabizbajo por no pasar las fechas decembrinas con su familia; trataba de adaptarse con la familia de Miren, sin embargo extrañaba a sus seres queridos y su depresión la ocultaba con un “tengo sueño, me iré a dormir, feliz navidad a todos, con permiso”, él se metía a la cama, abrazando un almohada llorando en silencio, extrañando su pasado.

En vísperas de año nuevo, Sebastián nostálgico deseaba que el próximo año le fuera mejor y Cristián por su parte, deseaba poder ser una persona más centrada y lograr definirse como persona, aprendiendo a amar para así poder realmente ser feliz.

Ambos en diferentes puntos de la ciudad, miraban los relojes y decían en voz baja. – Qué sea lo que el universo quiera, lo que me depare será bien recibido y aceptado, sólo espero las señales de que el destino ponga en tiempo y forma lo que de verdad me corresponda; sí, así espero sea.

– Ambos suspiraban sin pensar que el destino, el universo y la vida ya estaba comenzando a conspirar a su favor, para crear una historia de un gran amor y así poder “rockear al destino”.

=FIN=

Continuá en "Rockeando al Destino".

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¿Por qué a mí? Capítulo 8

¿Por qué a mí? Capítulo 7

¿Por qué a mí? Capítulo 6

¿Por qué a mí? Capítulo 5

¿Por qué a mí? Capítulo 4

¿Por qué a mí? Capítulo 3

¿Por qué a mí? Capítulo 2

¿Por qué a mí? Capítulo 1

Gay, casos de la vida real.

Gay, casos de la vida real.

Gay, casos de la vida real.

Gay, casos de la vida real.

Gay, casos de la vida real.

El Otro. Parte 3

El Otro. Parte 2

El Otro. Parte 1

Gay, casos de la vida real.

Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 18

Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 17

Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 16

Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 15

Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 14

Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 13

Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 12

Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 11

Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 10

Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 9

Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 8

Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 7

Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 6

Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 5

Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 4

Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 3

Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 2

Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 1

Gay, casos de la vida real.

Antes de Rockear al Destino. Capítulo 2

Antes de Rockear al Destino. Capítulo 1

Gay, casos de la vida real.

El chico de mis sueños. Final Alternativo Uno.

El chico de mis sueños. Final Alternativo Dos.

El chico de mis sueños. Capítulo 8

El chico de mis sueños. Capítulo 7

El chico de mis sueños. Capítulo 6

Breve Mensaje a mis Lectores.

El chico de mis sueños. Capítulo 5

El chico de mis sueños. Capítulo 4

Heridas de Amor.

El chico de mis sueños. Capítulo 3

Gay, casos de la vida real.

El chico de mis sueños. Capítulo 2

Sacrilegio Capítulo 7

El chico de mis sueños. Capítulo 1

Show en Cam Four... (Parte 3, final)

Show en Cam Four... (Parte 2)

Show en Cam Four... (Parte 1)

Sueños de una Noche

Nuestro Secreto

Es Cuestión del Destino. Capítulo 19

Es Cuestión del Destino. Capítulo 18

Es Cuestión del Destino. Capítulo 17

Es Cuestión del Destino. Capítulo 16

Es Cuestión del Destino. Capítulo 15

Es Cuestión del Destino. Capítulo 14

Es Cuestión del Destino. Capítulo Especial Pt. 2

Es Cuestión del Destino. Capítulo 13

Sacrilegio Capítulo 6

Es Cuestión del Destino. Capítulo 12

Es Cuestión del Destino. Capítulo 11

Es Cuestión del Destino. Capítulo 10

Es Cuestión del Destino. Capítulo 9

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Es Cuestión del Destino. Capítulo 6

Es Cuestión del Destino. Capítulo 5

Es Cuestión del Destino. Capítulo 4

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Es Cuestión del Destino. Capítulo 1

Sacrilegio Capítulo 5

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Licua-Mix de Relatos 2013

Licua-Mix de Relatos 2013

Sacrilegio Capítulo 3

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Luna de Miel Capítulo 15 Gran Final

Luna de Miel Capítulo 14

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Luna de Miel

En los ojos del amor Capítulo 37 Gran Final

En los ojos del amor Capítulo 36

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En los ojos del amor Capítulo 33

En los ojos del amor Capítulo 32

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En los ojos del amor Capítulo 21

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En los ojos del amor Capítulo 1

Rockeando al Destino Capítulo 23 Gran Final

Rockeando al Destino Capítulo 22

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Rockeando al Destino Capítulo 19

Rockeando al Destino Capítulo 18

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Rockeando al Destino Capítulo 8

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Rockeando al Destino Capítulo 6

Rockeando al Destino Capítulo 5

Rockeando al Destino Capítulo 4

Rockeando al destino Capitulo 1

Rockeando el Destino Capítulo 3

Rockeando al Destino Capitulo 2