Capítulo Nueve

El tiempo pasa.

Han pasado ya tres años de la muerte de Esteban, Gabriel no podido salir de esa depresión, tanto así que no ha querido tener contacto con el mundo exterior, únicamente sale una vez al mes a su chequeo médico, pues sin razón alguna sigue sin poder recuperar la vista, aunque ya se acostumbró a vivir entre las sombras; al principio le costó muchísimo trabajo, pero poco a poco se adaptó, el estar ciego lo ha vuelto muy soberbio y cruel con su hermana, pues a ella no le permite que tenga novio, ni mucho menos que salga con sus amigas, solo le permite ir a trabajar y regresar antes de las 9 de la noche, pues según él, ella debe hacerse cargo de la casa así como de él, aunque Gabriel en su interior considera absurda su forma de ser, a él le gustaría que su hermana fuera feliz, pero le tiene miedo a quedarse solo, sin compañía alguna, y que nadie lo llegue a querer, pues Gabriel siente que ya ha pasado su juventud, aunque está por cumplir 30 años, siente que ya no es el mismo, se ha dejado la barba, ha subido de peso, incluso sus hermosos ojos azules han dejado de tener el brillo que hipnotizaba a muchos chicos y chicas, Gabriel aún recuerda y sueña con Esteban, lo sigue amando, siente que él será el único y verdadero amor que en su vida pudo tener.

Ángela se las ha ingeniado para tener novio, pues sale con un chico desde hace poco más de un año y medio, es feliz pero debe esconder su felicidad, para que su hermano no la regañe, ella es joven pues a sus 27 años ha sabido salir adelante con su trabajo, ella es una maestra muy preparada de una secundaria de prestigio de la ciudad, ella fue quien le enseño a su hermano a leer en braille, cosa que le costó mucho trabajo aprender, pero al fin aprendió, ella trabaja doble turno para poder tener dinero suficiente para pagar los especialistas que a lo largo de estos 3 años, han visto y analizado el caso de Gabriel, pues la inflamación ha desaparecido, pero sigue sin poder ver, el novio de Ángela, Pablo le ha dicho que deberían examinarlo un especialista mejor preparado en neurología en Estados Unidos y no un oftalmólogo, pues el caso de Gabriel es algo extraño; Gabriel decidió que el dinero que le dejo Esteban no lo ocuparía ni si quiera lo tocaría, cosa que a Ángela no le convence mucho, pues ella se ha tenido que partir en dos para poder tener dinero, Gabriel recibió su liquidación por parte del periódico, ya que no les servía tener a un invidente pues ya no sería útil para los dibujos, caricaturas y para elaborar las historietas que se publicaban los domingos.

Mientras que Aura se ha vuelto un poco más comprensiva aunque sigue teniendo cierto rencor a Gabriel, ella junto con su hermana Irene constantemente viajan a Guadalajara donde está el restaurante “Pasión al Sabor” ha ido teniendo malas rachas, pero sigue en pie después de 3 años sin el dueño original de ese lujoso y elegante restaurante, las hermanas están en planificación de un “Pasión al Sabor” pero en la ciudad de México, aún se encuentran timando detalles pero pronto se concretara una sucursal en D.F, claro con la aprobación de Gabriel, pues él tiene derechos sobre el restaurante, pues él nunca ha firmado una sesión de derechos, ya que Irene le impidió a Aura que obligara a Gabriel a cederle todo a ella, pues Irene logro hacerla entrar en razón que Esteban no hubiese querido que eso sucediera, sin embargo, mientras Gabriel no recobre la vista, ellas junto con Luz y Tulio estarán siempre al mando del restaurante, aunque ha habido ciertos problemas entre Tulio y Luz, pues después de que regresaron de México hubo ciertos problemas que los ha hecho tener desacuerdos en algunas cosas, es por eso que recurrieron a la ayuda de las hermanas de Esteban, que junto con ellos han tratado de mantener al restaurante a flote.

Irene y Aura estaban en la casa Luz y Tulio, pues ellos después de un tiempo prudente de la muerte de Esteban, decidieron darse una oportunidad en el amor, pues Tulio se dio cuenta del amor sincero que Luz le tenía, es así que decidieron ser novios y luego convertirse en esposos al poco tiempo de relación, aunque no ha funcionado muy bien su matrimonio, ambos fingen amor ante la gente, pero en realidad se ha vuelto tan turbia la relación que duermen en camas separadas, Tulio por cuestiones de soledad y depresión sigue con Luz pues no quiere divorciarse, Luz tiene en mente el pasado de Tulio al declararle su amor a Esteban, pero ella no le importa el daño que ha hecho, sin embargo un pleito trajo consecuencias que aun así ella sigue amándolo y queriéndolo como nunca.

Las hermanas habían ido a visitarlos para iniciar los acuerdos para la sucursal del nuevo restaurante en México, pues las hermanas creían que habiendo un segundo restaurante salvarían al “Pasión al Sabor” de Guadalajara.

Aura le decía a Tulio. – Tenemos que respetar la carta original con la que se fundó “Pasión al sabor”.

– Tulio un tanto molesto le dijo. – Pero toma en cuenta que en D.F no acostumbran a comer este tipo de platillos.

– Aura le dijo un tratando de que entendiera. – Por eso Tulio, de eso se trata, salir de la rutina del D.F que prueben otro tipo de comida, que no se encasillen en lo mismo, eso nos dará popularidad y tendremos éxito, mira de ese lado, así tendremos clientela, algo nuevo para las personas.

– Luz agarrándole la espalda a Tulio le dijo. – Aura tiene razón amor, respetar la carta original hará que la gente se acerque, es cuestión de que tengamos fe y no seamos negativos.

– Tulio enojado dijo. – Si Esteban viviera no estaríamos en esta crisis y no recurriríamos a una sucursal en otra ciudad.

– A lo que Irene seria le dijo. – Pero Esteban no está, estamos nosotras y por ser sus hermanas nosotras mandamos, así que se respeta la carta original y tu tendrás que acceder te guste o no.

– Tulio apretando los puños no le quedo de otra más que aceptar las condiciones, Luz y Aura se sorprendieron de que Irene pusiera autoridad en la plática, pues ella casi siempre prefiere apartarse y mejor estar al cargo del balance económico.

– Tulio se levantó de su asiento y fue a buscar la carta original, al regresar se la entregó a Aura y le dijo. – Aquí tienes esta es la carta original y junto a ella viene anexada la carta de postres que Esteban preparaba.

– Aura la revisaba y decía. – Bueno la mayoría son platillos exclusivos del restaurante y recetas registradas por Esteban, algunos platillos son conocidos en México, pero son los nuevos platillos los que importan.

– Luz le dijo. – Aura, tienes razón, lo que importa son los platillos que no son tan populares en México y eso provocara curiosidad para los clientes.

– Tulio mirándola un poco molesto dijo. – Luz, pero son platillos exclusivos, se querrán robar la receta.

– Irene le dijo. – Por algo Esteban registro la mayoría de sus recetas, incluidas las de los postres, así que no hay de qué preocuparse, si alguien llegará hacer eso tendría que pagar por utilizar la receta o de lo contrario se haría una demanda, de eso no te preocupes.

– Tulio ignoro el comentario de Irene y le pregunto a Aura. - ¿Para cuándo se estará abriendo el restaurante en México?

– Aura cerrando la carta le contesto. – En un mes o dos, espero que para ese entonces tú y Luz estén en disponibilidad para poder estar en México y enseñarles a los cocineros y meseros la forma que se atiende en “Pasión al Sabor”.

– Luz le dijo sonriendo. – Claro que si Aura, estaremos ahí.

– Tulio serio dijo. – Y bueno, Gabriel ¿Ya dio su firma y autorización? O están haciendo esto a sus espaldas del cieguito.

– Irene se interpuso entre Aura y él, y le dijo. – No estamos haciendo nada a espaldas de Gabriel, se enterará cuando regresemos a México, ten por seguro que Gabriel estará de acuerdo, y entonces, una vez estando él de acuerdo no te quedará de otra más que atender las órdenes que se te imponen.

– Tulio se empezó a calmar y se volvió a sentar, y continuaron con la charla sobre el nuevo restaurante “Pasión al sabor”.

Mientras tanto en México, Gabriel estaba en su habitación, con una playera y un pans, estaba leyendo un nuevo libro que su hermana le llevo, en eso escucho ruido abajo.

Él gritando pregunto. - ¡¿Quién está ahí?! ¡¿Eres tu Ángela?!

– Su hermana estaba ahí con su novio a escondidas sin hacer mucho ruido en el comedor besándose, no se habían dado cuenta que tiraron un vaso, por muy pequeño que haya sido el ruido, Gabriel logro escuchar, pues su ceguera le ha permitido desarrollar sus demás sentidos, así que tomo su bastón y salió de su cuarto.

Caminando cruzando el pasillo se decía. – Supongo que mi hermana dejo nuevamente la puerta del jardín abierta y el gato de la vecina se volvió a meter, Ángela cuando aprenderás a cerrar bien la puerta.

– Gabriel poco a poco empezó a bajar las escaleras, lentamente, sin hacer mucho ruido, al estar ya en planta baja, camino a la cocina, donde al ver una sombra, Pablo el novio de Ángela la empujo cayéndose al piso y en señas le hacía que estaba acercándose Gabriel.

Ángela al ver a Gabriel cerca se puso nerviosa, pero Gabriel se percató del ruido en el comedor y pregunto. – ¿Estás ahí Ángela?

– Ella nerviosa le contesto. – Si, si aquí estoy.

– Gabriel ya estando en el comedor pregunto. - ¿Entonces porque no me contestaste cuando grite si estabas?

– Ángela nerviosa respondió. – Es que no te escuche.

– Gabriel se fue acercando poco a poco, se paró junto de la silla donde Pablo estaba y pregunto. - ¿Qué ha sido esos ruidos? ¿Primero escuche algo romper luego que algo se cayó?

– Ángela veía el sudor brotar de la frente de Pablo, pues estaba a unos centímetros a su costado, Pablo estaba nervioso ya que no conocía en persona a su cuñado más que en foto, y se impresionaba de la altura de él, pues Gabriel media un metro ochenta y siete centímetros, aunque estuviera ciego, podía pegarle a él con el bastón. 

Ángela le contesto a su hermano de forma rápida e inteligente. – Si, lo que pasa es que se me cayó un vaso con jugo y hielos, quise secar pero me resbale y me caí, ¿me podrás ayudar a levantarme?

– Gabriel con el bastón en mano le dijo. – Pues sí, te puedo ayudar a levantarte, pero ayudarte a limpiar no.

– Gabriel se quedó inmóvil y pregunto. - ¿Qué es ese aroma?

– Pablo respirando de una forma lenta y calmada, ella nerviosa pregunto. – Aroma ¿Qué aroma?

– Gabriel le contesto un tanto molesto. – Hay alguien más en el comedor, ¿Cierto? Este aroma es de un perfume fino de hombre, no saldré seguido de la casa, pero reconozco de aromas, ¿Hay alguien aquí verdad Ángela? ¡Responde!

– Pablo estaba bañado en sudor, temblando de los nervios, Ángela respondió. – ¡Esta bien! ¡Te diré la verdad!

– Pablo hizo expresión de susto y le hacía señas a ella de que no dijera nada, Ángela haciendo movimientos con las manos tratando de calmarlo le contesto. - ¡Bien, hermano, lo que se me cayó al suelo no fue un vaso con hielos!

– Gabriel se movió un poco y dijo. – Bien, entonces sino fue un vaso con agua, ¿Qué se te cayó?

– Ángela le contesto ingeniosamente. – Se me cayó un frasco de perfume que te pensaba regalar, pero se me resbalo de las manos y bueno se rompió, estaba por limpiar cuando sin querer estando en cuclillas me desequilibre y me caí.

– Gabriel con el bastón trato de tocar a su hermana y decía. – Bien, pero ese perfume no huele tanto por ese lado que dices estar, huele más del otro lado.

– Pablo se levantó de la silla y poco a poco sin hacer ruido camino hacia la sala, Ángela le jalo el bastón a Gabriel haciendo que él caminara hasta ella y le dijo. – Ya Gabriel, mejor ayúdame a levantarme quieres.

– Gabriel se agacho y ayudando a su hermana a levantarse le dijo sonriendo. – Estaré ciego, pero no soy un bruto, ¿Dime quien es el tipo que estaba a mi costado?

– Ángela nerviosa empezó a tartamudear diciendo. – Que… Quien… Cual… De quien… ¿De que hablas?

– Gabriel un poco enojado la apretó de los brazos y le dijo. – No te hagas la mensa, ¿Quién estaba sentado en la silla de mi costado? No digas que nadie, por qué logre percibir a alguien del costado, ahora dime ¿Quién es ese tipo?

– Ángela se soltó de las manos de Gabriel y le contesto a punto de llorar. – Ese hombre que estaba a mi costado, ese hombre era Pablo.

– Gabriel enojado azoto el pie y le dijo gritando. - ¡Pablo! ¡¿Quién es ese tipo?! ¡¿Qué hacía en la casa?!

– Pablo nervioso, prefirió salirse de la casa y esperar a Ángela en el carro, mientras se calmaban las cosas; Gabriel enojado trataba de agarrar a su hermana.

Ella lo esquivaba y le decía. – Gabriel por favor, déjame ser feliz, déjame tener tan si quiera un amigo.

– Gabriel enojado le decía mientras caminaban alrededor de la mesa. - ¡Mientras no recupere la vista! ¡Tú serás mi enfermera y cuidadora personal! ¡Te guste o no me cuidaras siempre!

– Ángela se detuvo y le grito. - ¡No siempre me vas a tener contigo! ¡A ver ¿porque no cuando viene nuestro hermano mayor no le dices que también te cuide?!

– Gabriel le contesto gritando. - ¡Pues él no se haría cargo de mí, además recuerda que siempre que viene nos deja en claro que esta mas ocupado de sus negocios en el extranjero que todo por nosotros!

– Gabriel al percibir la respiración de su hermana, logró tomarla del brazo y le dijo. - ¡Ahora contéstame! ¡¿Ese mentado Pablo sigue aquí en la casa?!

– Ángela llorando le contesto. – No sé, creo está en la sala.

– Gabriel la jaloneo y le decía. - ¡Llévame con él, si el muy hombrecito quiere algo contigo! ¡Que antes me lo pida a mi primero! ¡Pero llévame con ese tipo! ¡Hazlo pero ya!

– Ángela le dijo. – Lo hare, pero suéltame que me estas lastimando.

– Gabriel respiro y se empezó a calmar y le dijo. – Ángela perdóname en verdad, no fue intención mía lastimarte, pero en fin, llévame con ese tipo.

– Ángela suspiro, se limpió las lágrimas y le dijo. – Gabriel, no debes ponerte así, si hice esto a escondidas tuya, fue precisamente porque no quería que te pusieras agresivo conmigo, hice mal lo sé, pero no me dejaste otra opción, hare lo posible y lo que este en mis manos para que recuperes la vista y solo así yo podre ser feliz con el hombre que quiero y amo.

– Gabriel arrepentido y triste le dijo. – Si, lo sé, estás en tu derecho, ahora de favor, llévame con él para que al menos me diga lo que quiere contigo.

– Ángela al ver la tristeza nuevamente emanar de los ojos de Gabriel, le tomo la mano y le dijo. – Ven, es por aquí.

– Gabriel guiado por su hermana, caminaron hasta la sala, donde al darse cuenta ella que Pablo no estaba le dijo. – No está Gabriel, Pablo se fue.

– Gabriel le exclamo. - ¡Ves, el muy cobarde se fue!

– Ángela enojada le dijo. - ¡Se fue por miedo a ti! ¡Por tu carácter tan soberbio y ruin!

– Gabriel le contesto. - ¡O tal vez se largó porque no quiere a cargar con una tipa como tú que  tiene como hermano a un ciego infeliz bueno para nada, por eso se largó!

– Ángela furiosa le dio una cachetada a su hermano y le dijo. - ¡Cállate! ¡Cállate! ¡No sabes lo que dices!

– Gabriel agacho su cabeza, derramo unas lágrimas y dijo. – Cierto, no sé lo que digo, soy un pobre ciego amargado que no sabe lo que dice y hace, que está orillando a su propia hermana a verse a escondidas con su novio, en verdad perdóname, no es intención mía ser así.

– Ángela nuevamente empezó a llorar y abrazo a su hermano y le dijo. – No Gabriel, no, perdóname tu a mí, no quería no tenía la más mínima intención de hacerte sentir mal, ni mucho menos de pegarte, por favor.

– Gabriel la abrazo y empezaron a llorar los dos, Ángela le tomo la cara a su hermano y le dijo. – Te quiero mucho.

– En eso Ángela sintió un pequeño jalón en su bajo vientre y exclamo. - ¡Ay! ¡Ay!

– Gabriel se asustó y pregunto. - ¡¿Qué pasa Ángela?! ¡¿Qué ocurre?!

– Ángela se agarraba el vientre y contesto entre quejidos. - ¡Ay, no sé, pero me empezó a doler!

– Ángela se sentó en el sillón y Gabriel nervioso le dijo. – Pásame el teléfono para hablarle al doctor.

– Ángela estiro el brazo y se dio cuenta que entre sus muslos había sangre a lo que exclamo. - ¡Gabriel llévame a un hospital, estoy sangrando!

– Gabriel asustado con sus manos trataba de buscar a su hermana, ella con su otra mano, tomo la mano de él y lo acerco, Gabriel se sentó a su lado y ella le colocó su mano en su pierna, Gabriel logró sentir la sangre que lentamente brotaba del vientre de Ángela. 

Gabriel sin pensarlo dos veces y un poco nervioso le dijo. - ¡Te voy a cagar! ¡Guíame hasta la puerta y saldremos a tomar un taxi!

– Él cargo a su hermana y ella entre gritos lo guio hasta la puerta, donde ella con las manos ya ensangrentadas abrió la puerta y le fue diciendo el camino.

Pablo que estaba afuera al ver a Gabriel salir con Ángela en los brazos, se asustó y se bajó del carro, acercándosele le pregunto. - ¿Qué sucede?

– Gabriel nervioso contesto. - ¡Mi hermana está sangrando no sé qué le ocurre!

– Ángela casi desfallecida le dijo. – Gabriel… es Pablo, dile que nos lleve al hospital.

– Ángela se desmayó y Pablo grito. - ¡Ángela, Ángela! ¡Dime algo!

– Gabriel nervioso le pregunto. - ¿Qué le paso a mi hermana?

– Pablo muy asustado le dijo. – Gabriel no te muevas, quédate aquí, acercare el auto y nos iremos al hospital, pero verifica que ella siga respirando.

– Pablo corrió para acercar el auto, mientras que Gabriel nervioso no sabía que más hacer, se sentía impotente.

Al acercar el carro, Pablo le quito de los brazos a Ángela y la metió en el asiento trasero.

Ayudando a Gabriel, lo subió a su carro y le pregunto. - ¿Qué fue lo que sucedió dentro de la casa? ¿Por qué empezó a sangrar?

– Gabriel nervioso le respondió. – Empezamos a discutir porque me di cuenta de que estabas adentro y luego no sé, nos alteramos me cacheteo, me pidió perdón por el golpe dado y me abrazo, se empezó a quejar de dolor y fue como empezó a sangrar.

– Pablo arrancó y manejo a toda velocidad y le dijo. – Espero no vaya siendo lo que estoy pensando, de ser así, ¡Tú serás el culpable, solo tú!

– Gabriel sintiéndose culpable apretaba los puños y nervioso no sabía que decir en su defensa, se sentía como aquella vez de hace 3 años, cuando le dieron la noticia de la muerte de Esteban.

Pero ¿Qué pasara con Ángela? Descúbrelo en el próximo capítulo.

En los ojos del amor.