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Rockeando al Destino Capítulo 12

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CAPÍTULO 12

ENFRENTANDO LA REALIDAD.

Los rayos del sol acariciaban el rostro dormido de Sebastián, que se encontraba recostado sobre una almohada, con un movimiento de brazos, sintió la ausencia de su cuerpo, si, faltaba su novio en la cama, Cristian se había despertado antes, para darle una sorpresa a Sebas, mientras que él, en la cama, al percatarse de la ausencia, despertó de inmediato, asustado,  se puso su camisa y bajo las escaleras lentamente, escuchaba ruido, en eso camino y camino, percibiendo los sonidos más cerca, al llegar a una puerta tipo bar color caoba se detuvo, agacho la cabeza y miraba las piernas torneadas de Cristian; Sebas trataba de ver más pero no pudo así que decidió pasar, Cristian al verlo le sonrió y le dijo.

– Buen día chaparro, ¿Qué tal dormiste?

– Él le respondió. – Bien gracias, dormí como bebé, ni te sentí cuando te despertaste.

– Cris le dijo. – Pues es que estabas tan dormido que me levante lentamente de la cama y te puse una almohada para que siguieras durmiendo, quería prepararte una sorpresa pero te despertaste antes.

– Sebas pregunto. - ¿Qué sorpresa?

– Él contesto. – Pues una sorpresa, estaba preparando el desayuno, pero me has ganado, te despertaste antes de lo previsto.

– Sebas sonriendo dijo. – Pues no era mi intensión, discúlpame, sí.

– Cristian se le acerco y trato de besar a Sebas, pero él esquivo el beso y tapándose la boca le dijo. – Cristian, no trates de besarme, tengo un aliento terrible, no me he lavado los dientes, así que no, no quiero beso.

– Cristian se le acercó un poco más y le dijo. - ¡Eso no me importa! ¡Quiero un beso tuyo, quítate la mano o te beso a la fuerza!

– Sebastián se quitó las manos y le sonrió diciendo. – Te apuesto que no me robas un beso.

– Cristian le echo una mirada coqueta y le dijo. – No te voy a robar uno, sino muchos.

– Rápidamente él tomo a Sebas de los brazos y le robo un dulce y tierno beso, Sebas colocó sus manos en el cuello de él y se besaron lentamente, sus labios se rosaban, sus lenguas se entrelazaban despacio, suave y lento, hacían un ligero movimiento de cabeza, y sus respiraciones eran lentas y profundas, ese beso duro poco más de 3 minutos; que para ellos fue como una hora, al terminar se miraron fijamente, y Sebas le dijo.

– No puedo creer que te hayas atrevido a besarme con el primer aliento del día, en verdad me amas, y eso me hace muy feliz, te amo.

– Él tomo por la espalda a Sebas y le dijo. – Y así quiero que sea, siempre, y cuando juntos decidamos las cosas, no te pido que mañana nos mudemos a vivír juntos, pero si quiero estar contigo, eres un ser especial.

– Cristian lo volvió a besar y en ese momento tan romántico se escuchó un crujido, ambos se miraron y se dieron cuenta que ese crujido era de hambre, ambos estaban teniendo un ligero chillido de estómago, se sonrojaron ambos y Cris le dijo a Sebas

– Amor, si quieres enjuagarte la boca arriba, en mi baño esta un cepillo nuevo, pasta dental y enjuague, en lo mientras termino de exprimir las naranjas y bajas a desayunar, te parece bien amor.

– Sebastián sonrió y dijo. – Claro que sí, es más, me apurare para ayudarte a exprimir naranjas.

– Así pues el regreso a la habitación de Cris, y entro al baño, buscando el cepillo nuevo en entre las cosas se su novio, vaya sorpresa que se llevó, al encontrar poppers y éxtasis, en unos frascos que tenía escondidos Cristian, él salió del baño un tanto asombrado, Cristian mientras tanto, al darse cuenta que Sebas se había tardado, y no bajaba decidió subir, pues él suponía que a lo mejor no encontraba el cepillo, así que él entro, y vio a Sebas muy serio, y pregunto.

- ¿Encontraste el cepillo?

– A lo que le respondió. – Me puedes explicar, ¿Qué hacen estas pastillas aquí?

– Cristian torciendo la boca se puso igual de serio y le contesto. – Amor, son poppers y éxtasis, estimulantes sexuales.

– Sebas enojado exclamo. - ¡Son drogas Cristian! ¡Son drogas! ¡¿Para que las tienes?!

– Él se las quito de las manos y le dijo. – Si, son drogas, las utilizaba con Ileana, para tener sexo placentero o las ponía en las bebidas de algunas chicas para llevármelas a la cama.

– Sebastián se molestó y se empezó a poner la ropa y Cristian le decía. – Por favor Sebastián no te pongas así, eso lo hacía antes, te explique mi situación, debes entender por favor, dijimos que nos diríamos la verdad aunque nos doliera y molestara.

– Sebastián al escuchar eso último, respiro profundamente y le dijo. – Cristian, esas drogas a la larga te hacen mal, sabes que los poppers fueron catalogados en los 80´s como la droga estimulante para fines entre sexo homosexual, y el éxtasis una droga psicoactiva que produce sensación subjetiva de apertura emocional e identificación afectiva hacia otra persona sin conocer, eso es malo, hace daño Cristian, ¿Porque las tomas?

– Cristian muy apenado le contesto. – Si, ya se esa información, tango padres psicólogos se te olvida, y pues yo solo tomaba éxtasis en pequeñas cantidades, sabia a lo que me arriesgaba, y discúlpame en verdad.

– Sebastián lo miro a los ojos y le dijo. – Si recuerdo que me dijiste que tus padres son psicólogos y entiendo, pero esa información la estuve leyendo, me la prendí por lo mismo que yo tengo ganas de estudiar psicología, pero veo que tu ni idea tienes de la gravedad del asunto, pero bueno volviendo al tema, debes deshacerte de estas pastillas cuanto antes.

– Cristian agacho la mirada y dijo. – Por favor Sebastián, te suplico me perdones, te lo pido por favor.

– Sebastián se desubico a semejante petición y pregunto. - ¿Perdonarte qué?

– Cris con mirada baja le respondió. – La noche en la que nos conocimos te coloque una pequeña dosis de éxtasis con el fin de provocarte una sensación sexual atrayente para con Miren, pero después me arrepentí de haber hecho eso.

– Sebastián muy serio se le acerco, con su mano levanto la cara de Cris y le dijo mirándolo a los ojos.

– Ya me lo habías platicado con anterioridad, mucho antes de que nos hiciéramos novios y no debo perdonarte nada, pero si, te pido de favor, que estas pastillas las tires al drenaje, por favor cuanto antes mejor, me preocupas quiero una relación contigo, una relación sana sin malas ondas y sin adicciones.

– Cristian le tomo sus manos las beso y le dijo.

– La única adicción que deseo tener es, la adicción de hacerte feliz cada día, adicción a tus besos, tu aroma, tu ser, tu todo, eso quiero, ser adicto a ti.

– Sebas y Cris se besaron y abrazaron; Cris camino hacia su cómoda y en el último cajón saco unos frascos donde contenían pastillas de poppers, éxtasis y oxitocina compuesta con fines lucrativos sexuales, Sebas al ver eso sorprendido pregunto.

- ¿Cristian, sabes que puedes ir a la cárcel por utilizar esto en otras chicas, sin su consentimiento?

– Cristian mirándolo a los ojos le dijo.

– Si, pero no obligue a nadie, con 4 o 5 chicas ocupe algunas pastillas con su consentimiento, pero con la que ocupaba esas cosas era con Ileana, al fin de que me hiciera y la hiciera sentir placer sexual, pero ya no hablemos de esto, mejor ayúdame a tirarlas.

– Sebastián respiro profundamente y exhalaba, moviendo su cabeza le dijo. – Te amo Cristian, pero espero me prometas y me jures que nunca más en tu vida, andemos o no andemos utilices esas cosas, prométemelo.

– Cristian le sonrió y alzando ambas manos le dijo. – Te lo juro, te lo prometo y te lo cumpliré.

– Ambos empezaron a destapar los frascos a quitarles el algodón y las bolsitas antihumedad y vaciaron los frascos en el escusado, así estuvieron hasta dejar vacíos los frascos, Sebas abrazo a Cris y le dijo.

– Una última pregunta y dejamos este tema por la paz, ¿Tuviste relaciones con chavas menores de edad?

– Cristian se puso nervioso y un poco rojo y le contesto. – ¿Para qué quieres saber eso?; bueno está bien te contestare, si tuve relaciones con una chavita menor de edad, pero te juro que no la obligue en nada, y te juro que use condón, con todas las mujeres de mi pasado, te lo puedo asegurar mi amor.

– Cris reflejaba una mirada noble y sincera lo que hacía que Sebas se tranquilizara y confiara aún más en él, Sebas lo beso en la mejilla y le dijo.

– Te creo mi amor, ahora sí, me puedes dar el cepillo de dientes de favor.

– Cristian empezó a buscar entre las cosas y le dio el cepillo y Sebas le dijo. – Perdóname tú a mí por haber andado esculcando tus cosas.

– Él le dijo calmándolo. – Mi amor, discúlpame tú a mí por haberte ocultado esto, no te tengo nada que perdonar, eres mi novio y no debía ocultarte eso, aparte fue mi culpa en dejar esos frascos en este lugar y no en el cajón.

– Sebastián le sonrió y le dijo. – Te adoro mucho, ambos debemos perdonarnos y saber entendernos, nuestra relación debe funcionar así.

– Cris pregunto. - ¿Así como chaparro?

– Él le contesto mientras habría el cepillo. – Pues si me refiero a que si todas las parejas tanto heterosexuales, como homosexuales tuvieran este tipo de conversaciones sobre sus gustos y fantasías sexuales, asi como lo que les parece y no les parece de su pareja, pues pienso yo, que la infidelidad se reduciría, y habría existentes parejas duraderas, eso deberían de hacer, nosotros vamos en buen camino, reconozco que me enoje bastante, pero tenías el derecho de aclarar las cosas y decirme tu versión. 

– Sebastián se empezó a lavar los dientes y Cristian le dio un beso en la mejilla y le dijo. – Te espero allá abajo en el desayunador no tardes.

– Cristian dejo a Sebastián lavándose los dientes, en lo que mientras acomodaba el desayunador poniendo los manteles y los platos, pensaba mucho en la mentalidad que Sebastián tenia, para sus 18 años mostraba una madures excelente. una inteligencia y facilidad de palabra muy desarrollada para su edad, lo que hacía que Cristian se enamorara más de Sebas.

Después de un rato de espera, Sebastián bajo y paso al desayunador, ahí lo esperaba Cris y Becker que también como buen perro, no podía comer sus croquetas hasta que estuvieran todos sentados, Cris atendió muy bien a él, puesto que le sirvió café, leche y jugo de naranja, sus hot cakes y a un costado una rebanada de pay de queso con mermelada y la panera, se dispusieron a desayunar y a conversar sobre lo que les gustaría hacer el domingo, entre platicas y risas, terminaron de desayunar, Cris le dijo a Sebas que se fuera a cambiar en lo que el lavaba los trastes, y así pues el subió a cambiarse rápidamente y bajo para ayudar a Cris, el siguió lavando los platos y acomodándolos, en lo que él se daba un baño y se vestía, en lo que esperaba, Sebastián miraba las distintas fotos que había en la sala, miraba la foto de los papás de Cris cuando se casaron, las fotos de sus hermanos y una de él cuándo estaba pequeño, las miraba con mucha atención y sonreía, suspiraba entre cada foto, y Cristian, al ver desde el barandal lo atento que estaba Sebas con las fotos le dijo.

– Veo que pones atención a lo feo que era antes, nada que ver esas fotos mías de bebé a comparación de ahora.

– Sebastián se volteó y le dijo.

– Te veías muy tierno en esas fotos, claro la inocencia infantil y te da otra pinta, sábes me gustaría poderte enseñar algunas fotos mías pero todas están en mi casa y es prácticamente imposible que entre ahí.

– Cristian bajo y abrazo a Sebas y le dijo. – No te preocupes, con calma podrás mostrarme las fotos tuyas, comprendo la situación que tienes con tus padres, y más con tu papá pero, ¿Haz tratado de hablar con ellos?

– Él le contesto un tanto nervioso. – Pues la verdad, nunca he tenido un acercamiento con ellos, pero me gustaría enfrentarlos de una vez por todas.

–Cristian le beso la frente y le dijo. – Si quieres vamos ahorita y hablamos con tus padres, yo te apoyare en lo que sea necesario, ¿te parece?

– Sebas le penso unos minutos pero decidido le dijo. – Esta bien, pero llévame a la casa de Miren, antes quiero bañarme y cambiarme de ropa, esta huele a cigarro.

– Cristian le dijo sonriendo. – Esta bien amor, vamos.

– Ambos salieron en la camioneta rumbo a casa de Miren, al llegar, por fortuna se encontraba Hortensia, quien estaba barriendo la banqueta de la casa, Sebas al verla le dijo amablemente.

– Hortensia, buenos días, ¿sabes si esta Miren en la casa?

– Hortensia respondió. – Buenos días joven Sebastián, muy buenos días joven, la señorita Miren y sus padres tienen como 15 minutos que salieron de la casa, me dejaron dicho que cuando se despertara le diera de desayunar, pero por lo que veo no durmió usted aquí.

– Sebastián amablemente le dijo.

– Hortensia no me tienes que atender, ya desayune gracias, no soy miembro de la familia para que me sirvas, eres muy amable, y por favor no digas a los señores que no dormí aquí, suficiente lata les doy con que me tengan aquí de arrimado, si me permites pasare a bañarme y cambiarme, saldré un rato.

– Hortensia le dijo. – Claro que si joven, pase y usted también pase, le ofrezco algo a usted joven.

– Cristian les dijo. – Gracias, pero prefiero esperar aquí afuera en la camioneta, muchas gracias hortensia, es usted muy amable.

– Sebastián se metió a la casa, y rápidamente subió a la habitación, se bañó y arreglo, en menos de 1 hora él, ya estaba listo, bajo y salió, agradeciéndole a Benita por haberle puesto sabanas limpias en la recamara y por haber hecho el aseo de su habitación, también le agradeció a Hortensia su amabilidad y que no dijeran nada a los padres de Miren que no había pasado la noche aquí, así pues arribó en la camioneta de Cristian y nervioso, fueron a la casa de sus padres.

Al llegar él estaba muy nervioso, sudaba al tener que pensar, que enfrentaría a sus padres, pero con el valor y el apoyo de Cristian tomaba fuerzas, Cris le tomo las manos y las sentía frías, y temblorosas, a lo que le dijo tranquilizando.

– Te acompañaré y te cuidare de lo que pueda pasar.

– A lo que Sebastián le dijo nervioso. – Gracias, pero quiero entrar yo, en dado caso que se ponga difícil la situación pues te aviso, sale.

– Cris lo beso y deseándole suerte, él se bajó del carro atravesó la calle y saco sus llaves de la casa, el entro temeroso y al abrir la puerta se dio cuenta que había ocurrido algo raro; las sillas estaban desordenadas, la cocina tenia trastes sucios y había cojines de los sillones tirados; camino y abrió la puerta de la habitación de su hermano, él al verlo lo abrazo y le dijo susurrando.

– No hagas mucho ruido, papá llego borracho y un poco violento.

– A lo que le respondió susurrando. – Me lo imagine, ¿dónde está mamá y Andrea? 

– Su hermano le contesto. – En el otro cuarto, andan acomodando tus cosas, dijo papá que tiraran todo lo que recordara a ti.

– Sebastián le sonrió, le dio un beso y salió cerrando nuevamente la habitación.

Despacio sin hacer ruido se dirigió a lo que fue en un tiempo su recamara, al ver a su hermana mayor y a su mamá les dijo despacio.

– Creo que ya es definitivo que no regresare nunca a esta casa, ¿verdad?

– Andrea se volteó y dejando la caja en el piso, abrazo a su hermano y le dijo. – !Viniste, sabía que algún día regresarías!.

– La madre de Sebastián, al verlo, sus ojos se cristalizaron, se llenaron de lágrimas y al derramar unas lágrimas, se le fue hacia él abrazándolo y besándolo y le decía.

– Mi niño, mi niño, no sabes la alegría que me da saberte bien, perdóname por no haberte podido ir a ver, pero tenía que trabajar, y sabes que me canso, que ya no soy la misma como antes, mi niño lindo, perdóname por no haberte sabido defender de tu padre, perdóname.

– Sebastián no podía hablar, tenía un nudo en la garganta, lo único que hizo fue abrazarla y llorar en los brazos de su madre, Andrea su hermana los abrazo y también se puso a llorar, mientras que su hermano menor abría la puerta y salió corriendo a abrazar también a su hermano, su hermana y mamá; pero en eso, el padre de Sebastián se despertó, escucho un ligero ruido y enojado salió de su recamara, camino hasta lo que es o era la recamara de Sebastián y al verlos furioso dijo.

- ¡Tu, maldito! ¡¿Qué haces aquí desgraciado?! ¡Deberías de estar muerto pedazo de desperdicio de vida!

– Andrea se llevó a su hermano a su recamara y se encerraron, para no escuchar los gritos de su padre que estaba ebrio aún, Sebastián temblaba de miedo, pero su madre al ver eso le dijo al papá.

– No vuelvas a insultar a mi hijo, te duela y te afecte, pero él es nuestro hijo y merece nuestro amor y apoyo.

– El papá soltó una carcajada mofándose de lo dicho y le dijo.

- ¡Tú tienes la culpa de que este pendejo haya salido maricon! ¡Lo cuidaste y mimaste desde pequeño! ¡Te dije que no hicieras eso pero siempre me llevaste la contra! ¡Este puto no es mi hijo! ¡Maldigo la hora de que te engendré, maldita escoria de la vida!

– Sebastián sentía que esas palabras le golpeaban multiplicado por 10 cada palabra directo a su alma, corazón y espíritu, se aguantaba las ganas de llorar y su madre entre lágrimas le decía.

– Mi niño, vete de aquí, regresa cuando él se haya calmado.

– Sebastián le dio un beso en la mejilla a su madre y se dispuso a salir, pero su papá no lo dejo lo agarro de la playera y lo empujo tirándolo al suelo, su madre preocupada de que se fuera a lástimar lo trato de auxiliar, pero el padre le dijo.

- ¡No toques a la nenita, que se levante, veamos si se puede defender la mariposita!

– Sebastián se incorporó nuevamente, miraba a su padre con tristeza y coraje, mientras que él lo miraba con ojos de odio y desprecio, como si lo quisiera eliminar de la faz de la tierra, la mamá le dijo.

– Por favor, no cometan el pecado, Sebastián es tu padre, y debes respetarlo, comprende que tu padre está dolido por lo que ha pasado, por favor compréndelo.

– Sebastián respiro y tragando saliva le dijo. – No mamá, no debo comprender a este señor, que le haya dolido la noticia de mi homosexualidad, no es motivo para que se embriague más de la cuenta, si de por si lo hacía, con esto más lo hará, no hay que dejarnos mamá, este señor será quien me haya dado la vida, pero padre no es el que engendra sino el que cría, y escúchame bien señor, yo no pedí nacer así, ni que ustedes fueran mis padres, dios, la vida y el destino quiso que yo naciera en su familia y si tanto te afecta pues cuanto lo siento señor.

– Sebastián empujo a su padre quitándolo de su paso; este camino hacia el comedor, y el señor furioso lo volvió a agarrar por la espalda, y con un cabezazo lo tumbo en el piso con el labio roto, y le dijo.

– Si tienes razón, no pediste nacer, ni mucho menos que fuera yo quien te diera la vida, así pues, yo te traje al mundo, yo te hare salir de aquí.

– La mamá de Sebastián preocupada le tomo de la espalda a él y le gritaba. - ¡No por favor, es tu hijo, es tu hijo, con defectos y virtudes es nuestro hijo, quieras o no, lo es!

– El padre enojado se logró quitar de encima a la mamá, y de una cachetada la tiro al piso, Sebastián al ver eso, saco fuerzas enojándose y se paró rápido del piso, y le pego a su papá diciéndole.

- ¡A mi mamá nunca en tu vida le vuelvas a pegar, nunca, me oyes, nunca!

– El abrazo a su madre y el padre muy furioso al ver que le había sacado sangre de la boda, él saco una navaja y se la intento encajar a Sebastián diciéndole.

- ¡No eres mi hijo, en mi familia no ha habido putos y maricas, y nunca lo habrán!

– Sebastián le sostuvo la mano impidiendo que se la incrustara en el abdomen, como pudo le pego en las costillas, y eso provoco que la navaja la soltara, la madre de Sebas pateo la navaja y le dijo gritándole.

– ¡Vete, vete de aquí, vete cuanto antes, pero ya!

– Sebastián corrió, pero su padre lo volvió a alcanzar y le tomo por el cuello, lo empezó a ahorcar, Sebastián estaba a unos centímetros del suelo, trataba de pegarle pero no podía, sus hermanos paniqueados veían el suceso, la mamá de Sebastián, asustada le pegaba en la espalda, para que soltara a Sebastián,  él estaba ahorcándolo, ejercía mucha fuerza en el cuello y Sebas no podía más, se estaba quedando sin aire; cuando en eso Cristian, al darse cuenta que Sebas tardaba en regresar y que se escuchaban los gritos, decidió ir a ver, al notar que la puerta estaba abierta y escuchar esos gritos más fuertes, sin dudar empujo la puerta, y al ver que el señor tenía por el cuello a Sebastián, Cristian, le dio un puñetazo en la cara al hombre, haciendo que se cayera y soltara a Sebas, quien empezó a toser y a recuperar el aire.

Mientras que el señor se enderezo y le dijo.

- ¡¿Tú quién eres?! ¡No me digas que eres otro maricon igual que este idiota!

– Cristian muy enojado le tiro un puñetazo más en la cara y le dijo. - ¡Si, soy un maricon, defendiendo mis derechos y los de Sebastián!

– El señor al notar que la sangre le brotaba más, y mirar que Cristian tenía más fuerza que él, tomo sus llaves de su carro y salió huyendo, como un cobarde.

– Cristian miraba la cara de preocupación de la madre de Sebas, en lo que él tosía mucho mientras recuperaba el aliento.

Rato más tarde.

Sebastián ya sentado, y con el aire recuperado, le agradeció a Cristian que lo haya salvado, él le aconsejo a la mamá de Sebas que levantaran una denuncia por lo sucedido, cuanto antes mejor; pero ella no quiso, porque tenía la esperanza de que todo regresara a la normalidad, Sebastián se molestó por eso, pero a la vez entendía que su madre a pesar de todo lo sucedido, amaba a su padre y eso no podía cambiar.

Cristian les propuso que se salieran de la casa y que se fueran a un hotel, que los gastos corrían por su cuenta, pero quería el bienestar de ellos de la familia de Sebastián, mientras que Sebastián le decía a su mamá que el papá de Miren es un excelente abogado y que podría ayudarlos de esa situación; pero el temor de la madre era quedarse sin la casa, y sin derechos a los patrimonios que por ley le correspondían, ya que el padre de Sebastián tenía el apoyo de sus hermanas, y su papá o sea el abuelo de Sebastián para despojarlos de todas las cosas, Sebastián trataba de calmar a su madre y hacerla entrar en razón de que todo tiene solución menos la muerte; ya cuando pudieron tomar la decisión, se salieron de la casa con algunas cosas personales, y se fueron a buscar un hotel para que pasaran la noche, y de ahí a buscar a los padres de Miren para solicitar ayuda profesional.

La situación familiar de Sebastián está muy mal, pero ¿En que acabara todo estos problemas? ¿Tendrá solución? ¿Irá a la cárcel el papá de Sebastián por intento de asesinato?  

Rockeando al Destino.

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