Capítulo Catorce

Te presento a Sambo.

Gabriel muy temprano y arreglado estaba en la sala esperando escuchar llegar a Erick, pues Gabriel había decidido tener un perro guía o lazarillo, ya que lo tendría que necesitar ahora que se ha presentado la petición del restaurante y pues Gabriel tendría que empezar a salir de la casa para andar en la calle de un lado a otro, Ángela estaba contenta porque su hermano al fin ya se había animado a salir de la casa y tener una rutina fuera de esta, aunque notaba cierta tristeza en su hermano, decidió no preguntarle a él porque su tristeza.

Gabriel un tanto ansioso le pregunto a su hermana. – Ángela, ¿Si estás ahí? ¿Podrás decirme la hora?

– Ángela con un bostezo le respondió. – Hermano son cuarto para las 8, Erick aun no llega, siempre llega 8:15, pero si tanta es tu ansiedad le hablo a su celular.

– Gabriel suspiro y le dijo desanimado. – Seguro se molestó y se sintió por la forma en la que lo he tratado últimamente.

– Ángela se le acerco, lo abrazo por atrás y le dijo. – Hermanito, podrás engañar a quien quieras, pero ambos sabemos que a ti ese muchachito te gusta, y si estoy en un error, podrías enojarte conmigo e ignorarme y enojarte como siempre lo haces.

– Gabriel sonriendo se ruborizo y le dijo. – ¿Enserio crees que me gusta?

– Ángela agarrándose el vientre le contesto. – No creo, estoy segura que él te gusta, sin embargo tus razones debes tener para tratarlo así.

– Gabriel sonrojado sonriendo volteo la cabeza al percibir la voz de su hermana y le dijo. – No me siento preparado para tener una pareja, además sigo amando a Esteban, a pesar del tiempo, pero bueno tengo otras buenas razones para no enamorarme.

– Ángela le pregunto. - ¿Se pueden saber cuáles son esas razones?

– Gabriel apenado le iba a contestar, cuando se escuchó el timbre sonar, Gabriel se emocionó y se puso nervioso, Ángela intento levantarse, pero Gabriel le dijo. - ¡No te levantes, yo abriré!

– Gabriel se levantó del sofá, poco a poco fue caminando tocando y guiándose por sus pasos, hasta que llego a la chapa de la puerta, la cual le quito el seguro y abrió, sonriendo dijo. - ¡Buenos días!

– Erick alzó la mirada, y se dio cuenta de los hermosos ojos azules que se iluminaban con los leves rayos de sol que acariciaban la cara de Gabriel, suspirando Erick se perdió en la mirada de él.

Gabriel haciendo gestos de extrañado, volvió a decir. - ¡Buenos días!

– Ángela al darse cuenta que Erick estaba perdidamente fijado en esa mirada tan atractiva e imponente de Gabriel, ella dijo. – Erick, pasa, estás en tu casa.

– Erick reacciono y avergonzado les dijo. – Disculpa Gabriel, ¡Buenos días!, Ángela, perdón, es que fui a dejar a mi mamá al hospital y pues me entretuve un rato con algunos pacientes, extrañan que les vaya a leer y darles sus medicinas.

– Gabriel se puso un poco serio y le dijo. – Te extrañan porque eres bueno, pero espero les hayas dicho que estas al cuidado de dos enfermos.

– Erick levantando la ceja un poco molesto le dijo. – Pues en si es una enferma, tú no estás del todo enfermo, aunque pensándolo bien, creo eres bipolar por tus repentinos cambios de humor.

– Gabriel al sentir que Erick camino, el cerro la puerta y se quedó ahí estático.

Ángela saludándole le dijo. – Así que te extrañan tus pacientes, enserio Erick, si te necesitan allá pues deberías ir, mira aquí no tienes mucho que hacer, ya que me he sentido un poco mejor, claro, no puedo andar de un lado al otro, pero si en verdad quieres pues adelante.

– Erick le tomo las manos y le dijo sonriéndole. – Ángela, tomaré eso como si me estuvieras corriendo de tu casa.

– Gabriel exclamo. - ¡No lo tomes así!

– Erick volteó y sonrió, y le dijo. – Dije que estaría al cuidado de Ángela y lo voy hacer, hasta que se recupere mi cuñada, por el momento estaré con ustedes, una semana o dos, hasta que vea mejoría en ti, porque aun sigues pálida.

– Ángela se agarró la cara y le pregunto. - ¿Aun me veo pálida?

– Erick preocupado le dijo. – Si, pero descuida, pronto recuperaras tu color, por cierto.

– Erick sacando de la bolsa de su pantalón, una memoria USB, se la entregó a Ángela y le dijo. – Pablo te envía esta memoria, dice que son los trabajos de tus alumnos, que si los puedes revisar, también vienen los exámenes que elaboro para tus alumnos, que los revises también para ver si están bien y pues que tus alumnos te extrañan y preguntan cuándo regresaras a dar clases.

– Gabriel caminaba poco a poco de regreso al sofá, Ángela un poco triste dijo. – También yo extraño a mis alumnos, espero poder regresar en la siguiente semana, aunque la incapacidad medica es de quince días, no quiero estar ausente, se aproximan las vacaciones de verano y no quiero dejar pasar más tiempo.

– Erick le dijo animándola. – Tranquila, hay más tiempo que vida, por lo pronto recupérate y entretente un rato leyendo los trabajos de tus alumnos, en lo mientras iré con Gabriel a ver lo del perro guía que necesita.

– Erick se despidió de Ángela, y Gabriel siendo tomado de la mano por Erick le dijo. - ¿Listo?

– Gabriel que estaba por sentarse le dijo. – Creí que ibas a desayunar.

– Erick un tanto indiferente le dijo. – No, desayune en mi casa, anda, vamos que el lugar que conozco esta algo retirado, vámonos.

– Gabriel se levantó nuevamente, Erick tomo el bastón que estaba recargado en la pared cerca de una lámpara y le pregunto. - ¿Supongo tienes dinero?

– Gabriel apenado le contesto. – No, por eso quiero que me lleves al banco sino es mucha molestia, para hacer un retiro de la cuenta del dinero que me dejo mi difunto novio.

– Ángela sorprendida le dijo. - ¡Pero dijiste que ese dinero no lo utilizarías en dado caso que fuera necesario! ¿A qué se debe ese cambio?

– Gabriel un poco serio le contesto. – Es necesario comprar cosas para la casa y para pagar por el nuevo miembro de la familia, además ese dinero ya está destinado para algo que está en próximo a nacer.

– Ángela sonrió y sintió tranquilidad, Erick abrió la puerta, tomo la copia de las llaves de la casa y salió junto con Gabriel, ayudándolo a subir al carro, tomaron rumbo a buscar al perro lazarillo. 

Mientras que Edson en su casa, ya despierto y desayunado, subía a la habitación de su abuela a dejarle de desayunar, su tía Eloísa se había ido muy temprano a trabajar ya que ella al igual que la madre de Pablo y Erick es doctora, el único que se encontraba aun durmiendo era Alejo, que al escuchar subir a Edson con el desayuno de la abuela, miro la hora y se despertó rápidamente.

Edson, entro a la habitación de su abuela y le dijo en tono suave. – Abuelita, buen día, aquí está tu desayuno y tus pastillas, recuerda tomarlas en el orden que las puse.

– La señora Esther abriendo sus ojos le dijo a su nieto. – Gracias mijo, eres el único de mis nietos que se preocupa por esta anciana inservible.

– Edson muy noble y dulce le dio un beso en la frente a su abuela y le ayudo a enderezarse, le dijo en tono dulce. – Abuelita, eres la única que me quiere y me adora como soy, anda desayuna y en un momento regreso a recoger los trastes para lavarlos.

– Esther empezó a desayunar, Edson salió cerrando la habitación, camino unos pasos y se metió a su habitación, donde se asustó pues cerraron la puerta de golpe y el exclamo. - ¡Que rayos haces aquí!

– Alejo semidesnudo le dijo. – Mírame, no vez que tengo esto como fierro.

– Edson miro su reloj y volteándolo a ver con una mirada lujuriosa le dijo. – Que sea rápido y sin mucho ruido, quiero que me hagas gozar y sentirme como nunca.

– Alejo tomo a Edson de los hombros y lo empujo sobre la cama, él rápidamente se quieto el bóxer y lo empezó a besar, Edson se quitó la camisa y se bajó el pans, en un abrir y cerrar de ojos se encontraba desnudo en su cama teniendo sexo con su propio tío, Edson siendo tomado de los hombros era penetrado por su tío, entre jadeos y sofocos.

Él termino diciéndole. – Me gusta que siempre estés a mi disposición, nunca te niegas a nada, eres una zorra en la cama.

– Edson suspiro y con una mirada reflejando odio dijo. – ¡No me queda remedio alguno!

– Alejo se volvió a poner su bóxer y dándole un beso en la boca a Edson salió de su habitación, para pasar a la suya a bañarse, Edson sintiéndose vació por dentro, se empezó a vestir, rápidamente regreso con su abuela, que ya había terminado e incluso se había quedado dormida en su cama, sin hacer mucho ruido, él agarro los trastes y bajo a la cocina, un tanto triste, pero a la vez satisfecho lavaba los trastes, para así poder irse a trabajar al hospital.

Erick y Gabriel se habían detenido en el cajero, Gabriel siendo ayudado por Erick a bajar, le decía. – Erick, creo me tendrás que ayudar a teclear los dígitos de la cuenta de Esteban, si no es mucha molestia.

– Erick tomándolo del brazo le dijo. – Descuida, te ayudare, aprovechemos ahorita que no hay nadie en el cajero.

– Ambos entraron, Gabriel le dio la tarjeta junto con un papel donde estaba la contraseña de la cuenta bancaria.

Erick sorprendido exclamo. - ¡Dios santo! ¡Es un dineral lo que hay en esta cuenta!

– Gabriel sonriendo, suspiro y le dijo con voz suave. – Esteban siempre pensó en el futuro, no quería que me faltará nada, después de todo lo que yo hice por él, quería devolverme de una forma todo ese tiempo, estuvo ahorrando parte de sus becas que tenía, parte de la herencia de sus padres la dividió en montos específicos, así como algún porcentaje de las ganancias del restaurante, sabía que algún día se iba a morir, pero jamás pensamos que fuera antes.

– Erick se entristeció un poco y le dijo. – Gabriel, perdóname por haber dicho eso, no pensé que…

- Gabriel interrumpiéndole le dijo. – Descuida, no pasa nada, además este dinero está destinado para el nuevo restaurante, es cuestión que me ponga de acuerdo con mis ex cuñadas.

– Erick mirando esos bellos y hermosos ojos azules, le pregunto. - ¿Cuándo piensas retirar?

– Gabriel le contestó. – Pues lo suficiente para surtir despensa en casa y para pagar si es necesario para el perro.

– Erick le pregunto. - ¿Te parece bien si retiro siete mil de la cuenta?

– Gabriel le contesto sonriéndole. – Si, sirve que le ponemos gasolina a tu carro, digo lo has usado mucho y con lo que te damos diario no te ha de alcanzar.

– Erick un poco sonrojado le dijo. – No Gabriel, no es necesario.

– Al salir el dinero, le dio la tarjeta, el papel y los billetes a Gabriel, tomándolos con una mano y con la otra agarrando a Erick le dijo. – Toma lo que necesites para la gasolina, confió en ti.

– Erick sonriéndole le dijo. – Vamos al carro y ahí veo si necesito gasolina.

– Ambos salieron y se subieron de nuevo al carro, estando ahí antes de arrancar.

Erick le dijo un poco apenado. – Necesitare ponerle gasolina, con unos cien pesos bastara.

– Gabriel haciendo una pausa, muy tranquilo, con sus manos tocaba los billetes, uno por uno fue sintiéndolos, después de unos minutos, Erick curioso pregunto. - ¿Qué haces?

– A lo que le respondió Gabriel sonriendo. – Estoy sintiendo que billetes son y de que fracción.

– Gabriel con un billete en la mano le dijo. – Toma, este billete es de doscientos.

– Erick asombrado le pregunto. - ¡¿Cómo supiste?!

– Gabriel le regalo una sonrisa y le respondió. – Mi hermana me estuvo enseñando braille, también me enseño durante meses como saber las dimensiones fraccionarias de los billetes y de las monedas, es fácil, solo debes tocar con muchísima tranquilidad, despacio y poniendo mucha atención en lo que tocas, un ejemplo es que te acabo de dar un billete de doscientos mientras que en esta mano tengo los otros cuatro billetes de doscientos, tengo 6 billetes de quinientos y supongo que estos tres son billetes de mil.

– Erick sorprendido y admirado le dijo. - ¡Es sorprendente lo que puedes hacer con solo tocar!

– Gabriel juntando los billetes le dijo. – Así es, al perder un sentido, desarrolle mis demás sentidos de una forma que no puedo creer, pero sin duda es como un don, aunque no me agrada estar así, pero con el tiempo me he ido acostumbrando.

– Erick muy sorprendido arranco, pasando a la gasolinera a cargar un poco de gasolina y al pagar le dio el cambio a Gabriel, que con mucho cuidado fue sintiendo el billete y dijo extrañado. – Vaya, este billete es de cien y está un poco desgastado, pero sirve.

– Juntándolo con los otros billetes, Gabriel se acomodó y dijo. – Bueno, ahora si vámonos.

– Erick sorprendido manejo hasta un centro de adopción animal, donde tenían tanto gatos como perros abandonados o idos a dejar por sus dueños que por alguna causa no pueden seguir manteniéndolos, en ese centro llamado “Huellitas” , se encontraban gente que entrena y cuida de los perros y gatos.

Erick le dijo antes de entrar. – Bueno Gabriel, como necesitas un perro guía te traje aquí, al lugar donde adopte a mi gato Aixo, es un hermoso gato pardo color naranja, aquí tienen a perros entrenados de muchas razas, espero y haya uno que sea de tu agrado.

– Gabriel agarro a Erick y le dijo. – Me gustaría conocer a tu gato, bueno al menos acariciarlo, a Esteban no le gustaban, aparte por su enfermedad se cuidaba demasiado, me agrada que te gusten los animales.

– Erick sonrojado le dijo. – Me encantan los animales, sobre todo los perros y gatos, ¿Quieres un perro grande?

– Gabriel se puso a pensar y le contesto. – Pues debido a que ya me anime a estar saliendo de la casa y más ahora que debo estar al pendiente de lo que harán Aura e Irene requerirán que salga de la casa para hacer trámites y cosas así por lo del nuevo restaurante, creo que un perro grande me serviría.

– Erick sonriéndole, le agarro la mano y le dijo. - ¡Bueno, pues entremos!

– Ambos entraron al centro “Huellitas”, donde una de las veterinarias al verlos amablemente les dijo. - ¡Buenos días! ¡Vienen adoptar!

– Erick sonriendo le dijo. – Buen día, si, traigo a mi amigo a buscar un perro guía, es invidente.

– Gabriel un poco tímido dijo. – Buen día, espero haya un perro que esté a mi servicio, prometo cuidarlo muy bien.

– La veterinaria sonriendo les dijo. – Bueno, mi nombre es Martina y les ayudare a encontrar el perro indicado, ya que es un caso especial, sin ofender al joven, las razas apropiadas son los Golden retriever, los pastor alemán y los labrador alemán, esas razas son las disponibles, ¿quieren conocerlos?

– Gabriel entusiasmado le dijo. – ¡Si, me encantaría!

– La veterinaria los paso a un pasillo, donde al abrir la puerta estaban los perros en un hermoso campo, donde ahí estaban sueltos corriendo, separados por razas y tamaños, Erick se fijó en un hermoso y gran perro Golden Retriever, al cual se le acerco.

La veterinaria les dijo. – Bueno aquí es cuestión que discutan y seleccionen al perro de su agrado.

– Erick le dijo a Gabriel, mientras acariciaba al perro. – Mira, Gabriel aquí esta echadito un perrito.

– Gabriel se puso serio y Erick al percatarse de lo que dijo, apenado le dijo. - ¡Ay perdón! ¡Discúlpame, no quise decir eso!

– Gabriel cambio su semblante y le dijo. – No hay cuidado, mejor guíame con el perro que dices.

– Erick le agarro la mano y lo jalo, el perro al ver a Gabriel empezó a mover la cola.

Erick sonriendo le dijo. – Al parecer le has agradado mucho.

– Gabriel con ambas manos acariciándolo dijo. – Si, puedo sentir que le caí bien, es un perro bastante hermoso, por lo que puedo percibir, es muy peludo y esta grande, me gusta, creo que no hay que buscar más.

– La veterinaria al verlos a los dos acariciando al perro les dijo. – Vaya, creo que ya encontraron al indicado.

- Gabriel sonriendo le dijo. – Sí, creo no fue necesario buscar entre todos, aunque lamento mucho que esos perros sufran de falta de cariño, pero espero pronto encuentren dueños, pero este pequeño perro, que de pequeño no tiene nada, me agrada, aparte siento que es muy inteligente, ¿Tiene un nombre en específico?

– Martina sonriendo le contesto mientras se acerba al perro. – Si, miren les presento a Sambo, Sambo ellos serán tus nuevos dueños.

– El perro se sentó, moviendo su cola ladro tres veces.

Erick sonriendo le dijo. – Hola Sambo, yo soy Erick y él es Gabriel, será tu dueño.

– Gabriel buscando al perro le dijo. – Hola Sambo, yo soy tu nuevo dueño, nos haremos compañía.

– Sambo se paró en dos patas y empezó a lamerle la cara a Gabriel, que él muy contento empezó a reír, la veterinaria Martina, saco a Sambo con una correa y pasaron a realizar el trámite.

Gabriel contento por el perro pregunto. - ¿Hay que dar algo de efectivo?

– Martina le contesto amablemente. – Lo que el dueño del perro guste dar, no les ponemos precio a los perros, lo único que solicitamos es que el animalito este bien cuidado y no sufra en su nuevo hogar.

– Erick le explico lo que debían de hacer y lo que tenía que hacer Gabriel para poder llevarse a Sambo, Martina al buscar en el historial, se dio cuenta que Erick con anterioridad había adoptado a un gato, lo que facilito el trámite de adopción de Sambo.

Martina les dijo. – Bueno, pues solo falta la firma del dueño y Sambo será totalmente de ustedes.

– Gabriel sonrió y le pregunto. - ¿Tengo que firmar yo o puede firmar Erick?

– Martina apenada le dijo. – Discúlpeme, en su caso puede firmar su amigo si gusta.

– Erick estaba por firmar a lo que Gabriel le dijo. – No, no es necesario, yo firmare, solo señáleme con mi dedo donde debo firmar.

– Martina guiando a Gabriel donde debía firmar coloco su dedo y la mano, Gabriel sin dificultad alguna soltó su firma, un poco fuera de la línea de la hoja, pero pudo firmar como se debe.

Martina sorprendida les dijo. – Bien, pues cuiden mucho a Sambo, es un perro que fue abandonado de cachorro hace un año, tenía aproximadamente seis meses de nacido, desde entonces no ha habido quien lo quisiera, pero me da gusto que ustedes se hayan animado.

– Gabriel y a Erick se le fueron entregados una correa con el perro, que muy contento movía la cola, Gabriel decidió dejar 3 mil pesos que le entrego a Martina diciéndole. – Espero le sirvan para comprar cosas para el cuidado de estos hermosos animales.

– Ambos agradeciendo la atención prestada, salieron del centro “Huellitas”, y abriendo la puerta trasera del carro, el perro se trepo muy contento, ambos tomaron rumbo al supermercado, donde por ser invidente, a Gabriel se le fue permitido entrar al supermercado con Sambo, que el muy contento lo guiaba, pues pareciera que a él lo conocía desde tiempo atrás, muy fácilmente se adaptó Sambo a su dueño, una vez que hicieron las compras respectivas, regresaron a casa.

Donde Ángela estaba acompañada por Pablo que al ver al perro lo acariciaron y le decían. – ¡Que hermoso perro! - ¡Cuñado, que chulo perro trajiste!

– Gabriel contento por su perro les dijo. – Bueno, el será el nuevo miembro de la familia, ya le compre su alimento, jabón para bañarlo, una carda, shampoo, talco y sus trastes para alimento, solo falta donde dormirá.

– Erick le dijo mientras colocaba las bolsas del mandado en la mesa. – De eso no te preocupes, tenemos una cama grande que pertenecía a un perro gran danés que teníamos antes, supongo le quedará de maravilla.

– Ángela contenta por el cambio de su hermano y porque lo notaba más animado le pregunto. - ¿A todo esto, cual es el nombre del perro?

– Gabriel quitándole la correa le contesto. – Ángela te presento a Sambo, Sambo te presento a tu tía Ángela, ella también deberás cuidar.

– Sambo contento ladro tres veces y moviendo la cola se dejaba acariciar por ellos, Gabriel en su mirada reflejaba tranquilidad y seguridad, Erick miraba a Gabriel y percibía que ya no estaba tan a la defensiva como en ocasiones pasadas.

Sambo se adaptó fácilmente a su nueva familia, ¿Qué más sucederá?

En los ojos del amor.

HOLA, MUCHAS GRACIAS POR LEER ESTÁ HISTORIA, LOS ESPERO EN FACEBOOK, TAMBIÉN GRACIAS POR SUS COMENTARIOS Y SUS VALORACIONES, EN VERDAD ME HACEN SENTIR BIEN POR LA ACEPTACIÓN QUE ESTÁN TOMANDO POR LA HISTORIA... SALUDOS!!!