Hola, muchas gracias por el apoyo, les deseo un grandioso día.

Capítulo VI

OYE, MI CUERPO PIDE SALSA.

Y pues ya pasaron quince días de la trágica noticia; en los cuales me he mantenido callado y sufriendo en silencio en la soledad de mi recamara; noche a noche no he dejado de llorar y de maldecir a quién haya sido la persona que me infectó; aunque en sí pudo ser cualquiera y disfrazo mis maldiciones para ese ser que supuestamente creo el universo entero. (Dios)

En estos días, he tenido un cansancio extremo, sumado a que también he tenido diarreas inexplicables, malestar en la garganta, dolores de cabeza algo intensos, sudoración nocturna y dolencias corporales, lo que según he leído e investigado en internet sobre el VIH/SIDA, estos suelen ser algunos de los muchos síntomas que la enfermedad trae consigo; sin embargo, trató de ser positivo y no caer de hipocondriaco.

Puesto qué hemos estado ensayando a marchas forzadas la coreografía grupal ya terminada y la coreografía del concurso de salsa, le agregamos de que las vacaciones acabaron y regresamos a los últimos dos meses de universidad; ¡la tesis, proyectos, trabajos y exámenes finales se avecinan!, ¡estrés a la vista!; y cómo cerecita del pastel, le sumamos que no me he sincerado con mi familia ni amigos sobre mi estado de salud; me gustaría morir rápido, pero la enfermedad me consume poco a poco, hasta pienso que es una forma de venganza de la vida por haber salido puto y no haber sido responsable de mis actos, ya que las diarreas me dejan rosado de mi recto, haciéndome entender que para eso tengo el culo; para cagar y no para coger; de verdad, de verdad, siento y creo que todo lo pagamos en vida, y yo por lo consiguiente lo estoy pagando bastante caro.

Bueno, tratando de olvidar el castigo por ser gay; está bien, está bien, la enfermedad que pesqué por no ser responsable; los ensayos han estado bastante cabrones, los últimos tres días de vacaciones, no la pasamos ensayando alrededor de doce horas, descansando únicamente para comer, entre que hacíamos propuestas de como entrar a escenario y de cómo salir, el tiempo nos consumía y entrabamos en un shock nervioso; Starenka nos citó el lunes que acaba de pasar, para las pruebas de vestuario, dónde descubrí que aunque de por sí soy delgado; he sido siempre delgado; me veo un poco más flaco, pues el traje me quedaba un poco guango y tuvieron que hacerle un ajuste; nos veremos fenomenales, seremos la sensación del intercolegial que ya será en escasos quince días; por otra parte, en la coreografía de salsa, ha habido ciertos movimientos que me han costado realizar debido a algunos mareos que ha tenido Jacqueline; yo debo de darle cinco o siete vueltas para poder levantarla con un brinco y continuar bailando sobre la pista, pero ella sufre de mareos y pierde la estabilidad, además que ha tenido cólicos en el bajo vientre; eso ha hecho pensar a la maestra y por supuesto a mí también, de que Jackie esté embarazada de Flavio y no quieran decirnos por no arruinarnos los eventos próximos a ocurrir; sí es lo que sospechamos, tendrían que buscar a una chica que se integré al grupo para estar completos y yo tendría que ensayar ya sea con Keila o Bimba la coreografía de salsa en caso de que pasemos a la siguiente ronda.

Mientras, compusimos la coreo entre Jackie y yo para esta noche; a ver cómo nos va en la presentación y primera ronda de eliminación; en este evento, se montaron dos coreografías de salsa y practicamos para lo que será la ronda de estilo libre; en esa ronda, todas las parejas pasan a la pista y bailaran a diferentes ritmos latinos, los jueces irán rondando como mariposas en el aire entre las parejas, evaluando y valorando quienes deben seguir y quienes no; no es por alardear o por estar confiado, pero nosotros somos unos chingones en el estilo libre de ritmos latinos jeje.

Durante los ensayos y los descansos, me estuve mensajeando con Renzo, charlamos un poco de todo, él ha estado ocupado con las clases de música que da y en su universidad; no hemos detallado información privada, porqué él siempre me pregunta de ¿cómo estoy, cómo me siento, cómo sigo?, y cosas así, ocasionando que lo deje en visto y me sienta incomodo de charlar con la persona que impidió que me suicidara; debí hacerlo, no que ahora me la paso sufriendo los gajes de esta puta enfermedad; bien, ya, me calmo.

Percibo que Renzo es un gran chico y como tiene su tiempo bien administrado, deduzco por el tiempo libre que suele tener, se la debe pasar con su novia; pues un chico alto, atractivo, con rastas, músico, simpático, debe tener novia o novias, no creo que este solito; igual por eso no le escribo seguido y sí lo hago es para saludarle o por simple educación; para no incomodar en momentos que este tirando pasión con su chica.

Con Claudio he salido al café y el último fin de semana de vacaciones, él y yo fuimos a casa de Samuel a tomar unas cervezas, que pasaron a ser caballitos de tequila; fue tanto alcohol y la relajación en un ambiente de confianza, que casi les digo a los dos que soy seropositivo, por fortuna, no estaba tan pedo y detenía mi lengua antes de emanar mi secreto; esa noche, preferí escucharlos cantar canciones de dolor de los años ochenta y noventa en lo que le seguía inflando al alcohol, para ahogar mi depresión, mis penas y culpa; llegué a casa a las 5 am del domingo y me sentía fatal; la edad junto con la enfermedad, me vienen dando el viejazo a temprana edad; ¡moriré!, lo siento, suelo ser dramático, disculpen; casi no dormí, pues ese domingo teníamos ensayo a las 10 am, así que dormir, lo que se dice dormir, pues no lo hice como tal.

En los ensayos notaba a Jackie algo incomoda y extraña, yo con mi resaca, pues como que no hacíamos el clic que debíamos de hacer; Starenka nos llamó la atención y nos dio un breve descanso; ahí yo de buena onda, le pregunté a ella. – ¿Te sientes bien?

– Jacqueline con ambas manos en el bajo vientre, me respondía con ceño fruncido. – Sí, eso creo.

– Se sentó y me dijo seria. – Job siéntate a mi lado, debo decirte algo.

– Me senté junto a ella y ambos mirándonos en los espejos del salón, me decía. – Creo que estoy embarazada.

– Me impacté, pero a la vez, no me sorprendía; algo contradictorio lo sé; le tomé la mano y dije. – Crees que lo estás o lo estás, ¿ya te hiciste la prueba?

– Ella sujetó fuerte mi mano diciendo. – Pues es lo que no sé, no me he realizado ninguna prueba, pero he tenido ciertos malestares que se asocian con el embarazo, una de ellas es dolor, no es fuerte, pero se siente el malestar, como ahorita que ensayando he tenido la incomodidad, no quiero tomar nada de medicina pero tampoco quiero saber si lo estoy.

– La abracé hablando como muestra de confortamiento. – Jackie te quiero mucho, eres una amiga excelente, sí estas embarazada, lo más seguro es que confirmes tus sospechas para comenzar a cuidarte, sobretodo ahorita que hemos tenido duros ensayos y poco descanso, eso no le haría bien al bebé.

– Jacqueline, algo temerosa hablaba. – Eso es lo que no quiero, dejar de bailar, me encanta bailar, es mi gran pasión, por eso quiero que me guardes el secreto sobre mis sospechas, me estaba asfixiando con esto, debía de contarlo a alguien de confianza y que sé que también podrá callar junto conmigo mi situación.

– Algo confundido, cuestioné. – ¿Por qué deseas guardar el secreto?, ¿acaso el bebé no es de Flavio?

– Me volteo a ver y entre cerrando los ojos respondía. – ¡Óyeme!, tampoco me trates de una piruja, claro que es de Flavio, pero quiero que guardes silencio por qué seguro Starenka querrá que bailes con Keila o Bimba, ¡y eso sí!, para que veas no quiero que pase, tú y yo hemos sido siempre la pareja ideal y así será siempre, por eso, por fis, no digas nada, ¿sí?

– Sonreí diciéndole. – Esta bien preciosa, no diré nada, pero, ¿Qué haremos con la coreografía?, pues las cargadas y maniobras que hacemos, son algo riesgosas.

– Jackie hablaba sintiéndose más liberada. – Por eso tenía que comentarte esto, para llegar a este punto que es el que me importa más, aunque se escuche egoísta de mi parte; quiero que me apoyes con decirle a Starenka que la coreografía deberá modificarse para favor de ambos y de obtener el pase a la siguiente ronda.

– Ella me comenzaba a platicar lo que tenía en mente y me mostraba los nuevos pasos y pasos a modificar en lo que ya teníamos ensayado.

Cómo era de esperarse, la maestra pegó el grito en el cielo, para luego darnos su voto de confianza y aprobación a casi una semana del concurso; ensayamos con más ganas y con más entusiasmo; creo que eso nos favoreció más, puesto que hicimos clic de nuevo y nuestra conexión como pareja de baile en la pista, se fortaleció y pues a la maestra, compañeros y por supuesto nosotros, nos emocionaba la ilusión de ganar.

Toda esta semana estuvimos ensayando; cómo ya lo dije al principio; practicas bastante desgastantes no sólo para mí, sino para todos; entre escuela, ensayos y tesis lo único que pedíamos era cama, ¡y no más!.

En cuestión de media hora el concurso iniciará, entre el público se encuentran mis hermanos con sus parejas, mi mamá y mi papá en plan de amigos; están también Claudio y Samuel junto con su esposa; los nervios me carcomen; aunque no deberían de, pues no es la primera vez que bailó en un concurso así.

En fin, los nervios hacían que mi estómago hiciera ruidos extraños en lo que me estaba vistiendo y, efectivamente mis sospechas eran ciertas, ¡de nuevo diarrea, maldita colitis nerviosa!, pasaba a prisa al baño y me vaciaba por completo; sentía que se me saldrían los intestinos; pero ahí no acaba todo, pues en el otro baño, Jacqueline estaba con sensación de querer hacer del baño, pero no podía, su malestar en el bajo vientre la incomodaba más y le hacían sentir ligeros calambres; eso ponía estresada a la maestra en pensar que ni ella ni yo podríamos concursar.

Diez largos minutos en el baño, salía con el ano escoriado, pero, al limpiarme había notado ciertas bolitas en las paredes de mi recto; haciéndome pensar que probablemente fueran hemorroides; ¡genial, otra pinche enfermedad culera!; pasaba al camerino asignado y proseguía vistiéndome; al ponerme el pantalón, notaba que se me caía y no me quedaba tan justo como debería de quedarme; me preocupe y tomando mi teléfono, le pedía a Bimba que viniera a auxiliarme, pero ella no podía pues estaba con Jacqueline y Keila en el baño de damas; me comuniqué con Flavio y él se apareció con una ingeniosa idea; pues como él se había vestido más o menos a la moda, traía unos tirantes de accesorio color negros; se los quitó, me ayudo a colocármelos y ¡voila!, el detalle de los pantalones caídos solucionado, el inconveniente ahora era, sí Jacqueline bailaría conmigo o no.

Se escuchaba la segunda llamada y únicamente teníamos a lo mucho 5 minutos para estar listos; así que no queriendo por temor a afectar al posible bebé, Jackie accedió en tomarse una pastilla para aliviar el dolor; ¡y sí funcionó!, pues casi al instante ese malestar se desapareció; ambos nos reencontramos en el pasillo justo cuando estaban diciendo “tercera llamada y comenzamos”; por protocolo del concurso, las parejas deberían de hacer una pasarela para lucir el vestuario, porte y elegancia de los bailarines ante el público y el jurado; de las doce parejas que éramos, nos percatábamos que había una competencia muy reñida de la cual únicamente ocho pasarían a la ronda siguiente; ¡oye!, mi cuerpo quiere salsa y ahora sí, ¡con este ritmo vamos a bailar!

Por ser un concurso que podría decirse “elegante” casi todos los asistentes iban vestidos de etiqueta y pues no faltaba aquellos que descoordinaban con su vestuario; al momento de pasar frente al jurado, Jackie me apretó la mano y sonreía forzando sus dientes, yo trataba de mirarla, pero debía mantener la postura, al hacer nuestra presentación ella me hizo una cara algo extraña; podría decirse que me estaba diciendo que tenía de nuevo malestar.

Al darle paso a la penúltima pareja, nosotros caminamos con elegancia, para pasar tras bambalinas y ahí ella me decía tras un suspiro. – ¡No tienes idea del dolor que tengo!, ¡no debimos presentarnos!

– Starenka al verla empalidecer y escuchar lo que dijo, ella preocupada hablaba. – Tranquila Jackie, respira, tranquila, seguro son los nervios, pero por lo que veo, si te duele muchísimo.

– Sí, se había puesto como hoja de impresora, blanca, blanca.

Flavio al ver lo que sucedía, se nos acercó y cuestionó con preocupación. – ¿Qué pasa?, corazón, ¿qué tienes?

– Jacqueline me miraba seria, en lo que decía. – Es el malestar, no sé si me vaya a bajar, pero me duele horrible, no sé si pueda continuar.

– Yo decía preocupado y alterado. – Pues perderemos, no importa, ya habrán más concursos.

– Podía percatarme de que a Starenka no le parecía la idea de que nos saliéramos del concurso, sin embargo ella debía entender que era por cuestiones ajenas a nosotros; además que yo en ese momento, sentía como mi estómago vibraba y hacía ruidos raros de que la diarrea se estaba queriendo hacer presente de nuevo.

Keila y Bimba miraban desde la fila del costado a dónde estábamos nosotros y entre ellas murmuraban cosas; seguramente estaban decidiendo cuál de ellas sería la sustituta de Jacqueline; pero nos llevamos una sorpresa, ya que decidió seguir en el concurso tras tomarse dos pastillas más para calmar el dolor.

Ella decía sudando. – Sí habrán más concursos, pero no como este, continuaremos hasta donde se pueda, sólo debo tomarme otras dos pastillas y estaré como nueva.

– Starenka le volvió la sonrisa a la cara; aunque preocupada; y dijo. – Bien, sí, ¿pero estás segura de seguir con esto?

– Flavio le daba una botella de agua en lo que buscaba las pastillas, diciendo. – Mi amor, pequeña, no te debes de esforzar más de lo que ya, mira Job está de acuerdo con que se salgan.

– Jackie le miraba y un poco molesta, aguantando el dolor, hablaba. – ¡Flav, estoy bien, de verdad, con las pastillas me sentiré mejor!, me debo esforzar, pues estuvimos ensayando mucho, con demasiado esfuerzo, como para siempre no participar, ¡debemos de continuar bailando!

– Flavio le daba las pastillas, se las tomaba y minutos después, se comenzó a sentir bien, recuperó color y de nuevo, lista para la pista.

En lo que se retocaba el maquillaje y peinado, yo con cuidado y sin ser visto por alguien más, entraba al baño y de nuevo a vaciarme; ya no hacía nada, más que pura agua, lo que acentuaba más la escoriación e inflamación anal; al limpiarme me sentía esos grumos en la piel del recto, no le daba importancia, porqué en ese instante lo que era de verdad importante era el concurso de salsa; me lavé las manos tan bien que casi me quedo sin piel jeje.

Flavio preocupado por lo que fuera a suceder, no dejaba de estar al pendiente de Jacqueline; Keila y Bimba igual estaban preocupadas, pero no se alarmaban tanto como mi amigo; llego nuestro turno de bailar, hicimos nuestra elegante y espectacular entrada, sonreíamos y esperábamos a que la melodía sonará para poder movernos al compás del ritmo latino como la salsa; “acuyeye”; Jacqueline se movía mejor que en las practicas, nuestra conexión de pareja, de amigos y con el ritmo, ocasionaba que una de los jurados, se levantará y moviera los hombros de sólo vernos; no sé si eso este permitido o bien visto, pero al menos a nosotros nos hizo bien, pues demostró que estábamos haciendo una buena presentación en la pista.

Aunque la canción dura arriba de cinco minutos; bueno eso creo; la de nosotros únicamente duraba tres minutos exactos, por reglamento del concurso, aunque usualmente varían los tiempos; al concluir recibimos más aplausos de los que otras parejas recibieron, nos retiramos elegantemente y en camerinos, Starenka nos abrazaba y felicitaba por tan excelente e impecable coreografía.

Jackie con sus malestares que regresaban y se iban, y yo, que sentía un pesar en mi cuerpo acompañadas de unas ganas profundas de dormir por días; las sensaciones de querer ir al baño se habían esfumado, pero me quedaba ese agotamiento corporal y ardor anal; en ese pequeño descanso, recibíamos las felicitaciones y ovaciones de algunas parejas y coreógrafos, felicitando nuestra técnica y limpieza en la pista; incluso murmuraban que nosotros éramos una pareja profesional, cuando en sí no lo éramos, únicamente dos personas que somos amantes del baile y la música.

Al pasar las doce parejas, nos pasaron de nueva cuenta a todos a la pista, dónde nombraban a las ocho parejas que pasarían a la segunda ronda; no era sorpresa, tampoco alardear, mucho menos estar confiados, pero fuimos los terceros en ser nombrados y lo afirmo, los primeros con más aplausos; Jacqueline se sentía mejor, abrazada por Flavio, proseguían a descansar un poco, pero yo, yo me sentía fatal, cansado y con deseos de dormirme, sólo que algo fue lo que me inquieto; y es que entre el público, una cara se me hacía conocida, pero dudaba en que fuera así; no veo muy bien de lejos y aunque tenía los lentes de contacto, la visión no era de un cien por ciento de águila; así que mi curiosidad me hizo acercarme un poco y al ver ese rostro un poco más de cerca, exclamaba. – ¡Ya decía yo que esas rastas eran familiares!

– Me fui a buscar mi celular y envíe un mensaje a Renzo diciendo: “Oye, ¿por qué no me dijiste que estarías en el concurso de salsa?”.

Recibiendo como respuesta: “Hola, pues es que tú casi no platicas ni preguntas, no sabía que bailabas tan bien, lo haces perfecto, excelente". 

Yo sonreí al teléfono y escribí: “Pues muchas gracias por el halago, hacemos lo que podemos”.

Renzo no me escribió más, así que guardé mi celular y me dispuse a calentar para la siguiente ronda, en eso su voz me espantó cuando dijo. – Hola, ¿cómo estás?

– Grite diciendo. – ¡Ay cabrón!

– Él se sonrió diciendo. – Disculpa, no era mi intención asustarte, perdón.

– Le sonreí igual diciendo. – Descuida, no hay que disculpar, los nervios me ponen un poco tenso.

– Renzo se acercó más diciendo. – Pues en la pista no parecía que tuvieras o tuvieran nervios, al contrario.

– Me cohibí un poco, bueno un mucho, más porque sus ojos, su altura, su voz; ¡oh ese chico si es guapo!, más como estaba vestido y por su heroica e inevitable forma de evitar mi suicidio.

De nuevo sonreí y dije. – Gracias, pues ya fue seguridad de ambos ante nuestra presentación coreográfica.

– Renzo me colocaba su mano derecha en mi hombro diciéndome gentilmente. – Pues felicitaciones, van muy bien.

– Le agradecía y en el momento que estaba por cuestionarle su presencia en el certamen, una voz fémina preguntaba a gritos. – ¡¿Renzo, dónde estás?!

– Sí, como era de esperarse, ese chico es heterosexual, pero mejor que sea así, pues no me hago ilusiones a lo tonto con él, además no se fijaría en un sidoso como yo.

Me apachurré, no lo negaré, sin embargo, estaba siendo realista con mi manera de pensar y ver las cosas de cómo será mi vida de ahora en adelante con esta enfermedad, que me impedirá tener una vida normal y tener una persona que me amé tal cual me toco ser; que triste, pero así es, yo me lo busque y ni pedo los pasos deben continuar.

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