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Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 16

en Bisexuales

Hola! Les envió un gran saludo y les agradezco nuevamente su apoyo; informo una noticia lamentable; está historia posiblemente quedará inconclusa por un tiempo, debido

a que me quedaré sin computadora para escribir el final y continuación de "Sacrilegio"; en próximos días trataré de encontrar una solución, pero lo más probable

es que no publiqué hasta dentro de un tiempo; los últimos dos capítulos no los logré terminar de redactar a tiempo, así que no podré darles un adelanto

ni pequeño de esta historia; sin más que decir, me despido y ojalá regrese pronto, un fuerte abrazo.

 

 

Capítulo Dieciséis.

“Una Propuesta.”

 

 

Seis horas después de lo ocurrido; el cadáver de Edgar Iván y de Guido Pietrasanta habían sido llevados a la morgue; ahí les practicaban la necropsia de rigor; aunque la muerte de Edgar era más clara y obvia, la de Guido no; él había recibido un disparo en medio del esternón, mismo que perforaba el diafragma y colapsaba un pulmón, más un segundo disparo en el abdomen que había perforado el estómago y el páncreas; causando la muerte lenta y dolorosa de Guido; aunque hubiese llegado la ambulancia a tiempo, no había mucho que hacer; mientras, en el hospital, muy grave, Pietro Landucci se debatía entre la vida y la muerte; pues había sufrido dos infartos y al llegar la ambulancia había entrado en paro; lo que preocupaba demasiado a su hijo, nuera y aunque no parezca creíble, también al mismo Fernando.

Ocho horas después; estabilizado pero grave, Pietro se encontraba en terapia intensiva; ahí ya estaban Luciana y Pía muy preocupadas por su padre; Bradley, Aurora y Fernando daban su declaración de lo poco o mucho que habían visto al ingresar al edificio; Fernando omitía por conveniencia lo que Guido había dicho momentos antes de morir; los agentes policiacos estaban algo intrigados porque en esa oficina donde todo ocurrió, no había cámaras de seguridad y en el resto de las oficinas sí; con el poco material, tratarían de atar los cabos sueltos y así poder tener unos hechos concretos en el expediente; apenado, preocupado y triste, Fernando se despedía de los Landucci y de Aurora, para irse acompañado por sus tíos a preparar el funeral de Guido y el traslado de su cuerpo a Turín, Italia para ser incinerado; lugar dónde nació y creció; también porque su familia radicaba ahí y eso había dejado como última voluntad en su testamento, en caso de que muriera en otra parte del mundo.

Doce horas después; los peritos forenses, tras inspeccionar bien, encontraban una única cámara secreta en la oficina principal; al examinar el vídeo, se daban cuenta que Guido se había interpuesto entre el joven y Landucci, recibiendo los disparos seguidos; Pietro por la impresión, se le veía desvanecer inconsciente encima de su escritorio y casi al mismo tiempo a Pietrasanta herido sobre el piso; el joven nervioso al verlos caer, se llevaba la pistola dentro de su boca y la accionaba suicidándose; con eso daban informe de lo suscitado a los Landucci y dejaban cerrado el caso de investigación; a pesar de que Pietro estaba vivo, el doctor les informaba a sus hijos, que habría secuelas muy graves.

Un día después; tras una madrugada de rezos, una ceremonia eclesiástica breve y la bendición del féretro, el pequeño cortejo fúnebre compuesto por miembros de la firma de abogados, Alejandra, Armando, sus hijas, Aurora, Bradley, las hermanas Landucci con sus esposos y Fernando, se dirigían al aeropuerto para el traslado en un Jet; contratado y pagado por Brad; del cuerpo de Guido hasta su última morada; con lágrimas en los ojos, Fernando se despedía de quién fuese su mentor durante varios años; estando ahí y viendo partir el Jet, Brad recibía una llamada urgente del hospital; de inmediato él, su esposa y el resto de la familia Landucci se trasladaban al nosocomio, dónde al llegar les notificaban que Pietro había entrado en coma; lo dicho, mortificaba y preocupaba mucho a sus familiares.

En tanto Fernando, triste por la perdida, bebía un té que le había elaborado su tía; memorizando las palabras finales de Guido, él tomaba su computadora y presuroso iba a su habitación por la memoria USB y el CD; al regresar e introducirla, automáticamente le pedía una clave para poder acceder.

Fernando bebiendo la infusión, trataba de recordar alguna de las muchas claves que Guido usaba en vida; al fallar en cuatro ocasiones, se ponía nervioso pues si fallaba de nuevo, la memoria quedaría bloqueada para siempre; en eso se dijo sospechoso. – Podría ser, aunque lo dudo mucho.

– Él escribía en el espacio disponible “Landucci-Pietrasanta”; al dar “enter”, la memoria se desbloqueaba y con una sonrisa decía. – ¡Sí, lo logre!

– Comenzando a ver, se percataba que la memoria estaba casi saturada.

Al ingresar a los archivos, veía que un vídeo tenía de nombre “A ti Fernando”; confundido, daba clic y se comenzaba a reproducir una grabación que Guido le había dejado; Fernando asombrado exclamó. – ¡Guido, tú y tus sorpresas!

– En el vídeo, Pietrasanta aparecía desde su despacho en Italia y a cámara decía con su sonrisa característica. – Licenciado Fernando Rivas, sí estás viendo esto es porqué fui asesinado por alguien al que le sé muchos secretos; Fernando mi congratulo per la vostra intelligenza per sbloccare la memoria, hai sempre stato intelligente, in modo da avere il diritto di sapere tutto il passato oscuro di Peter Landucci; espero me disculpes por haberte ocultado muchas cosas y perdoname por lo que te enterarás a continuación; prendersi cura un piacere tanto da coincidere con la vita, grazie e arrivederci.

– El video finalizaba y Fer comenzaba a inspeccionar cada archivo que había; sorprendiendose de leer sobre las malas jugadas de Pietro en favor de sus casos, los fraudes cometidos, las extorciones y las múltiples amenazas a fiscales entre otras cosas.

También descubría que Guido junto con Herminía le habían ayudado en algunas audiencias a favor de su defensa; la difunta Herminia como fiscal y el difunto Guido como jurado; cada uno de los expedientes y archivos de casos de Pietro Landucci; de los cuales Herminía tenía poder; Guido los escaneo todos y los fue adjuntando en PDF para usarlos cuando fuese necesario.

Fernando serio cerraba los archivos y decía. – Si todo esto se llega a revelar, los bines y pertenencias de los Landucci se confiscarían, se llevaria a juicio y por ende ellos quedarían en la ruina por todos los fraudes cometidos por “la leyenda Landucci”; y pensar que él cuando nos daba clases a Aurora y a mí siempre se mostraba recto, respetable e intachable; !a qué cosas!

– Desconectaba la USB y enseguida introducia el CD, que igual solicitaba una contraseña, probando de nuevo con la misma “Landucci-Pietrasanta”, se desbloqueaba y comenzaba a reproducirse un audio con la voz de Herminia. – “Hola licenciado Pietrasanta, os tengo que hablar de algo muy importante, algo que seguramente os favorecerá en sus planes para emparejar su firma con la firma de los Landucci, si os interesáis favor de devolver la llamada o visitar vuestra casa por la noche.”

– Fernando cuestionaba anonadado. – ¿La directora Herminia?

– Seguido de ese audio, se reproducía un archivo de fotos; las cuales eran las que mostraban a él besándose con Bradley en aquellas fiestas dónde se reunían con otros mexicanos estando en Barcelona, para celebrar la independencia y el día de muertos.

Impresionado y a su vez molesto; Fer recordaba que en esas fechas muchos tomaban fotos con sus cámaras digitales y las subían al blog que ese grupo tenía; por la confianza que tenían de que esas imágenes nunca se verían por alguien ajeno a ellos, accedían a fotografiarse, sin imaginar que sí serían descubiertas y trayendo grandes consecuencias.

Por último se reproducía un vídeo donde Guido estando en su departamento; confesaba que por órdenes de Pietro, había ocasionado el accidente de Herminia, donde murió; él aseguraba que no tenía intenciones de matarla, pero por su terrible obsesión de enamorarse de Bradley y sentir celos de saber que se metía con Fernando, la habían hecho enloquecer y querer echar abajo los planes de derrocar la firma Landucci; por eso él accedió en matarla, con tal de que no se revelaran aún el pasado turbio que los vinculaba con Pietro; igual confesaba que Herminia tenía la intensión de separar a Brad de Fernando, al enviarle su expediente escolar a Guido y así verse necesitado de contratarlo en su firma y nunca más estar cerca de Bradley; Guido Pietrasanta pedía perdón a Fernando por haberse aprovechado de él cuando estaba en la etapa de resentimiento hacia Brad al casarse con Aurora; lamentaba los hechos y que esperaba ser perdonado, pues en estos momentos él ya estaría muerto por la más probable venganza de Pietro Landucci.

Antes de terminar el vídeo; también Guido, le decía que no se preocupara por su vida, pues con toda esta información, podría usarla como defensa contra Pietro; así pues recalcaba que sus bienes y todo lo que dejaba de herencia, le pertenecía a Fernando como paga a su servicio durante esos años y como compensación por los daños, que los aceptara, pues eran totalmente limpios y ganados por buena manera legal; se despedía de nuevo con su radiante sonrisa y su whisky en mano; Fernando muy pálido no sabía qué hacer, sintiéndose entre la espada y la pared, pensando en lo que sucedería después.

Veinte días después; el viejo Landucci seguía en coma y ya había sido trasladado a su habitación en otra área del hospital; nuevamente el piso de la firma Landucci-Pietrasanta era habitado por sus empleados; esta vez Fernando regresaba como nuevo socio ejecutivo general en representación de la firma Pietrasanta; ya que había hecho válido el testamento de Guido; mismo que la familia Pietrasanta en Turín, Italia; no quisieron impugnar, pues sabían que Fernando era un buen discípulo del Licenciado Pietrasanta y que en sus manos la firma, los bienes y propiedades de él estarían bien cuidadas.

Muy pensativo y a casi un mes de su charla con Aurora, Fernando recordaba la propuesta que le había sugerido; él decidido, mandaba a llamarla a su nueva oficina; donde ella al llegar le saludaba y él serio y directo le decía. – Cierra la puerta, baja las persianas, pues esto que te diré es un asunto fuerte y delicado.

– Ella urdida, cerraba puerta y persianas, sentándose preguntaba. – ¿Quieres mi respuesta sobre lo que me habías propuesto hacer con Bradley?

– Respondía serio. – Sí, pero antes de que me des tu respuesta; con lo que te voy a enseñar, seguramente tu postura cambiará, de ser así entenderé y respetaré tu decisión.

– Ella algo enredada lo miraba, mientras él sacaba un folder tamaño oficio y se lo entregaba diciéndole severo. – Léelo con detenimiento y medita lo que me dirás.

– Aurora comenzaba a leer y la expresión de sus ojos era como si fueran a salirse; ya que estaba leyendo la copia certificada del testamento de la dinastía Landucci.

Ella sonreía alegre y decidida hablaba. – Nada que meditar Fernando, mi hija y yo ya no dependemos de Bradley, ahora son ellos los que dependerán de nosotros, así que mi respuesta es sí, acepto la propuesta, cuanto más pronto sea, mejor.

– Fernando sonreía diciendo. – Perfecto, esta misma noche, procederemos con el plan.

– Ambos se estrechaban la mano, mirándose muy decididos; ella le entregaba el folder y durante casi dos horas se ponían de acuerdo con el plan.

Bradley no tenía idea alguna; ya qué él estaba en el hospital haciendo guardia a su padre enfermo.

Siendo las ocho de la noche; Fernando era el único que estaba en la oficina; Bradley no se había aparecido para nada en la firma, así que iba a hacer acto de presencia; ya que Aurora le había enviado un WhatsApp de que tenía pendientes en la oficina y debía presentarse o sino Fernando pasaría los casos a alguien más; ella no se podía hacer cargo debido a que también tenía casos que llevar.

Él saliendo del ascensor, era visto llegar por Fernando, quién le sonreía diciendo. – Tú solo me estas entregando el barco casi hundido a mis manos.

– Brad desajustándose la corbata, le decía con molestia. – Mira ahorita no estoy para sarcasmos y reclamos, mi padre está entre la vida y la muerte, seria inhumano dejarle ahí solo; mis hermanas no pueden estarlo cuidando y yo siento remordimiento; tengo trabajo que no puedo hacer, por sentirme así.

– Brad daba unos pasos y Fernando poniéndose serio hablaba. – Lo sé, entiendo que estés así, sientes culpa; lamento haberte dicho eso del barco, fue un comentario fuera de lugar, discúlpame por favor.

– Brad y él sostenían miradas.

Bradley sentía un cosquilleo en su piel y Fernando, brindándole una sonrisa, le decía. – Ven, pasa a mi oficina, quiero mostrarte algo, ven, pasa, aprovechemos que no hay nadie.

– Bradley se entusiasmaba y entraba a la oficina.

Cerrando la puerta Fer le quitaba el saco; tocando sus hombros muy provocativamente; diciendo muy cerca del oído. – Está muy estresado Licenciado Bradley.

– Tirando el saco, él deslizaba su mano sobre la espalda, tocaba las nalgas y por debajo acariciaba los testículos de él.

Brad sonriendo, disfrutando de lo que Fernando le hacía, decía seguro. – Sabía que tú no resistirías más las ganas de volver a sentir mi pene dentro de ti; ¿quieres que lo hagamos aquí o en un motel bueno?, tú decides.

– Fernando sonreía, lo volteaba y tocándole el pene semierecto sobre el pantalón, le decía. – Estas en lo correcto; no puedo resistirme a ti, durante estos años te has puesto más atractivo, más excitante, eres un hombre de casi cuarenta años, sin duda deseo que estés dentro de mí.

– Bradley emocionado, trataba de besarle, pero él lo detenía diciéndole de manera excitante. – Aunque tengo ganas, deseo y la pasión a flor de piel, este no es lugar para que tengamos sexo, así que por eso te dije que vinieses aquí.

– Él se apartaba de Brad, se dirigía a su escritorio, tomaba una tarjeta electrónica, una llave y tomando la mano de Brad, se las entregaba diciéndole ansioso. – Aprovechando que a tu querida y amada esposa está llena y agobiada de trabajo, hice reservación en la suite de amor del hotel Petrilli; adelántate allá, en una media hora estaré ahí; dúchate y espérame, quiero revivir lo que hace tiempo hacíamos tú y yo.

– Bradley ansioso, tomaba su saco y decía sonriendo. – Bien, te aseguro que después de esta noche, querrás ser mío a cada momento.

– Brad salía presuroso; tanto que ni si quiera había pisado su propia oficina; al abordar el ascensor e irse para allá.

Fernando sonreía diciendo. – Vas directo a la trampa.

– Él marcaba de su celular a Aurora y le decía misterioso. – Aurora, Bradley ya va para allá, todo va bien, sólo espero que tú también lo hagas bien.

– Ella nerviosa, esperando la llamada de Fernando en dicha habitación de hotel.

Con tacones de plataforma rojos, lencería de encaje fino color rosa y una bata del mismo color; atendía diciendo. – Bien, estaré escondida en el balcón, espero no me descubra y se arruine todo.

– Enmudecía para decirle decidida. – Y lo haré bien, ya que nuestra amistad nunca jamás será la misma, accedí a tu propuesta.

– Fernando seguro de sí, le dijo. – Bien, pues haré tiempo para que hagas lo tuyo, qué bueno que tus padres accedieron a cuidar a tu hija mientras según trabajaras hasta muy tarde; te dejo, prepárate, suerte y tranquila.

– Fernando finalizaba la llamada y apagaba su computadora, haciendo tiempo para un curioso encuentro con Bradley.

Esto es muy raro, ¿no creen?

En la suite del hotel Petrilli; Aurora escuchaba pasos cerca, presurosa se salía al balcón y nerviosa rogaba no ser descubierta por Bradley; él abría la puerta y se percataba de las velas aromáticas, la botella de champan y la enorme cama lista para la gran noche que él se imaginaba tener; colocaba el letrero de no molestar y cerraba la puerta; con ansiedad se quitaba el saco, la camisa se la desabotonaba hasta la mitad, quitándosela casi, casi por romperla; el pantalón se lo desabrochaba y se lo bajaba con todo y bóxer pegado color gris; los zapatos los aventaba y sus calcetines igual; desnudo dejaba ver ese cuerpo de hombre maduro, con vello, ejercitado y su miembro erecto listo para la acción.

Aurora miraba con cautela y se saboreaba ese monumento de cuerpo, pensando. – “Te has puesto muy rico mi amor, ya quiero que comience esto”.

– Bradley se metía a la ducha y se comenzaba a bañar; Aurora regresaba dentro de la habitación; abría la botella de champan y bebía directo un gran trago; ella dejaba caer la bata, se desajustaba el sostén y dejándolo caer, mostraba sus prominentes senos, con sus pezones erectos de color café oscuro; ella se acariciaba los pechos hasta ponerlos bien duros; deslizaba la tanga que estaba casi húmeda y únicamente entraba con los tacones; dejando la botella en su lugar.

Bradley de espaldas a la regadera, era sorprendido por ella quién abría la puerta de vidrio grueso y suavemente le acariciaba la espalda con sus manos; mismas que parecían serpientes que se enredaban a un gran tronco; ella lo besaba y él sonreía dejándose tocar.

De pronto él se daba media vuelta diciendo contento y excitado. – Mi amor, que rico besas, me encantas.

– Al ver que era Aurora; ella le sonreía y él la apartaba exclamando asustado. – ¡¿Pero qué haces aquí?!

– Ella le observaba el gran pene erecto y saboreándolo le decía. – Cállate y disfruta, posiblemente esto sólo sea una vez.

– Bradley confundido le comenzaba a bajar su erección, así que ella, se le arrodillaba y mirando detenidamente el pene, le decía. – Mi labial rojo pasión, quedará excelente en tus huevos y esa gran verga deliciosa que tienes.

– Bradley se tallaba los ojos creyendo que era una ilusión y de pronto, ella le comenzó a realizar un excitante sexo oral.

Sin arquear, sin quejarse, sin lagrimear, ella hacía contacto visual con él, mientras introducía una y otra vez el pene de él que se había puesto duro como el metal.

Él quejándose decía. – ¡Oh si, que rico, oh sí!, ¡más, muy rico, uff… así, sigue no pares, sigue así, así trágatelo todo!

– Aurora lo succionaba de forma que sus labios quedaban tocando el vientre bajo y testículos de él; jugueteando con su lengua, sentía como el preseminal salía y lo saboreaba mientras continuaba teniéndole en la boca y observándole la cara de placer.

Lo sacaba todo babeado y le preguntaba con sonrisa. – ¿Te gusta mi amor?

– Él mordiéndose los labios, le decía con deseo. – ¡No te imaginas cuanto mi reina!

– Él cerraba las llaves del agua y le decía perplejo. – No sé qué vergas sucede, ni que chingaos pase, pero sea lo que sea, tengo ganas de coger desde hace mucho tiempo.

– Ella se levantaba, lo besaba apasionadamente, mordiéndole el labio inferior para después decirle. – ¡Hazme tuya, hazme tuya, ya!

– Él la sujetaba de la cintura, ella lo tomaba del cuello y con sus piernas le abrazaba fuertemente; cargándola la sacaba con mucho cuidado.

Al llegar a la cama, la aventaba y como un león a su presa se le encimaba; le besaba el cuello, le mordía los hombros, apretaba los senos duros de ella y los chupaba como si le estuviese siendo amamantando; ella disfrutaba gimiendo, rasguñaba la espalda de él; eso lo excitaba más; con su lengua se deslizaba hasta sus ingles y ella abriéndose de piernas; con tacones aún puestos.

Bradley tomaba la botella de champan, derramaba un poco sobre el sexo de Aurora y le comenzaba a hacer un rico sexo oral en la vagina semi-depilada; ella estaba húmeda, los labios mayores y menores mostraban el color rosado y dilatado; Brad se saboreaba sus jugos y succionaba cuando sentía el líquido escurrir.

Justo en ese instante de mucha pasión desenfrenada, entraba Fernando; él al verlos cerraba la puerta de golpe y exclamaba. – ¡Eso es tan excitante!

– Bradley asustado se apartaba y exclamaba. – ¡Fernando!

– Aurora agitada, se giraba en la cama y poniéndose de pie, preguntaba. – ¿Qué pasa Bradley?

– Fernando sonreía y diciendo en burla. – ¿No me digas que te asustas?

– Él los miraba; su excitación disminuía y les decía incómodo. – Son unos enfermos, los dos.

– Aurora recuperando el aliento, seria le decía. – No mi amor, no somos enfermos, simplemente estamos tratando de que tu bisexualidad sea satisfecha, ¿no es así amigo?

– Fernando mirándole de pies a cabeza, decía. – Sí amiga, claro que sí.

– Luego él se comenzaba a desvestir diciendo serio. – Quiero ver cómo te la coges, mientras me masturbo en frente de ustedes, luego quiero que me penetres duro y sin compasión, ¿te parece la idea?

– Bradley anonadado, decía. – ¿Me están proponiendo un trío?

– Y Aurora tomaba de la cara a Fernando, lo besaba con mucha ansia, preguntándole. – ¿Así o más sugerido cariño?

– Bradley tomaba más champan, se comenzaba a excitar de nuevo, levantando su pene con la mano y jalándoselo.

Aurora le miraba y pensaba. – “Ustedes los bisexuales son los enfermos, inseguros e inestables sexualmente; ustedes necesitan definirse por un género y no jugar al tanteo”.

– Bradley recobrando su erección; jugaba con su dedo la cabeza de su pene y el pre-seminal; diciendo lujurioso. – Si están de acuerdo con esto, no pondré peros; bien, ven acá mi reina, ven que ando bien cargado y para los dos tengo.

– Aurora miraba a Fernando le guiñaba el ojo y besaba a Bradley, quitándole la botella y se derramaba un poco sobre su cuerpo; para nuevamente él comenzarle a lamer, besar, morder y chupar sus senos y la vagina.

En lo que Fernando ya desnudo; mostrando que también hacía ejercicio de vez en cuando; caminaba hacia ellos, le sujetaba la botella de licor, bebía un gran trago y se sentaba en un sofá minimalista; él se escupía en sus dedos índice, medio y anular de su mano derecha y se los comenzaba a introducir, mientras con su mano izquierda se tocaba y acariciaba su pene; mismo que estaba con vellos rebajados y bastante húmedo.

Fernando trataba de concentrarse, pero pensaba. – “No cabe duda que los bisexuales son de gusto por igual sin exigir, disfrutan más, gozan más, pero se la viven siendo infieles; es claro que ellos nunca podrán mantener una relación sólida con alguien heterosexual u homosexual”.

– Bradley estaba empapado de sudor, hacia muchas diferentes posiciones sexuales; en lo que Aurora y Fernando en ratos se besaban en la boca, se acariciaban sus sexos y se sonreían disfrutando el momento.

Aurora acostada, Fernando de lado besándole los labios y los senos; Bradley penetrándola, sentía sus testículos palpitar y jadeando al verlos así, les decía. – ¡Ahí te van mis mecos, ahí te van!

– Aurora tomaba la mano de Fernando y la apretaba a la vez que ella con su otra mano rasguñaba a Brad del pecho gimiendo mucho pronunciando. – ¡Ah, ah, sí, ah, ah, así, así, sí, más, más, me vengo aah… ahh… ah… ah… uff… uff… delicioso mi amor, delicioso!

– Los tres muy exhaustos se sonreían.

Ella se quedaba recostada, en lo que Brad se apartaba de ella y decía agitado. – Aún tengo para ti, ponte.

– Fernando sonreía, se le acercaba y con un gran beso apasionante, le decía. – Con todo gusto mi amor.

– Aurora agitada, les decía. – Vamos, es mi turno de verlos.

– Ella bajaba su mano y se comenzaba a tocar su clítoris mojado y acariciándose sus senos; en tanto Brad le jalaba el pene a Fer y lo continuaba besando con deseo.

Ella mirándoles pensaba. – “Primera y última vez que hago esto, pues queda demostrado que tú Bradley Landucci no eres un hombre decidido; será la última vez que me haces el amor.”

Aurora dejaba de tocarse la vagina y trataba de disfrutar verlos a ellos fornicar.

Fernando bajaba con su lengua desde el cuello hasta los testículos; los jugaba lamiendo y dentro de su boca degustaba; él hacía saliva en su boca y le escupía en la cara; Fernando se excitaba más y tragaba más al fondo el pene.

Él suspiraba y jadeaba hablando. – ¡Ah no mames cabrón, qué pinche rico cabrón!, ¡no mames que rico, has mejorado, aprendiste mucho estos años!

– Fernando sacaba el miembro babeado y le sonreía diciendo. – Pero te gustan las mujeres.

– Aurora los miraba con incomodidad y Bradley al escucharle decir eso, lo levantaba fuerte diciéndole. – ¡Ahorita vas a ver que a ambos los amo, deseo y quiero por igual!, ¡ambos me hacen sentir mucha pasión!

– Fernando volteaba a ver a Aurora y ella le decía algo abrumada. – Adelante, mi turno ya paso.

– Fernando se volteaba, le paraba las nalgas y Bradley gozando, de nuevo hacía saliva y le escupía en el ano, para luego decir. – Como extrañaba este rico culazo que tienes.

– Golpeando con su miembro las nalgas de él, preguntaba. – ¿Te lo hago despacio?

– Fernando mordiéndose el labio y un poco impaciente, le decía. – ¡Cógeme duro cabrón!

– Para Bradley esas palabras eran de morbo y placer.

Así pues, él colocaba su pene sobre el ano, le sujetaba la cadera con ambas manos firmes y lo embestía fuerte, salvaje y rudo; Fernando gritaba de dolor y a Brad le excitaba aún más; Aurora abrumada, para no sentirse más incómoda, se ponía de rodillas sobre la cama y besaba los labios de Brad.

El acto sexual entre ellos duraba menos que con Aurora; pero eso no les evitaba disfrutarlo.

Aurora se detenía y se iba al baño; Bradley sacaba su pene, Fernando se bajaba de la cama, se hincaba en el piso y decía jadeando. – ¡Échamelos en la boca!

– Brad masturbándose decía pujando. – ¡Los quieres putito, ahí te van!, aah… ah… ahh… sí, sí, aah… ah… oh, oh, oh, sí, así putito, así… trágalos

– Sonriente, Fernando los saboreaba en su boca, jugaba el gran y espeso semen blanco.

En lo que Brad agotado se dejaba caer en la cama diciendo. – Fue maravilloso, espero se repita, estuvo delicioso.

– Fernando sin decir más, se levantaba, caminaba al baño y se enjuagaba del sudor suyo y de él.

Aurora sin hablarle, sólo le sonreía y guiñaba un ojo, en lo que se terminaba de secar el cuerpo.

Tras unos minutos más tarde; los tres recostados en la cama; luego de haberse terminado la botella de champan; quedaban abrazados al cuerpo de Brad, de lado derecho Fernando y al izquierdo Aurora.

Siendo las cuatro veintiuna de la madrugada, se quedaban profundamente dormidos, en la espera de un nuevo día.

Pero, luego de este trío, ¿qué vendrá?, pues esa propuesta fue ideada por Fernando, misma que Aurora aceptaba porque en algo funcionaría como desquite contra Bradley; ¿o será que este hecho ocasionará que peleen por el amor de Brad?; eso se sabrá en el próximo capítulo.

Amor, Pasión o Deseo.

 

 

Les deseo un excelente y grandioso día; son bienvenidos sus comentarios, criticas y opiniones, saludos.

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En los ojos del amor Capítulo 7

En los ojos del amor Capítulo 6

En los ojos del amor Capítulo 5

En los ojos del amor Capítulo 4

En los ojos del amor Capítulo 3

En los ojos del amor Capítulo 2

En los ojos del amor Capítulo 1

Rockeando al Destino Capítulo 23 Gran Final

Rockeando al Destino Capítulo 22

Rockeando al Destino Capítulo 21

Rockeando al Destino Capítulo 20

Rockeando al Destino Capítulo 19

Rockeando al Destino Capítulo 18

Rockeando al Destino Capítulo 17

Rockeando al Destino Capítulo 16

Rockeando al Destino Capítulo 15

Rockeando al Destino Capítulo 14

Rockeando al Destino Capítulo 13

Rockeando al Destino Capítulo 12

Rockeando al Destino Capítulo 11

Rockeando al Destino Capítulo 10

Rockeando al Destino Capítulo 9

Rockeando al Destino Capítulo 8

Rockeando al Destino Capítulo 7

Rockeando al Destino Capítulo 6

Rockeando al Destino Capítulo 5

Rockeando al Destino Capítulo 4

Rockeando al destino Capitulo 1

Rockeando el Destino Capítulo 3

Rockeando al Destino Capitulo 2