Hola, traigo aquí un especial basado en "Rockeando al Destino", el pasado de como vivian los protagonistas antes de conocerse,

de igual manera un experimento en como manejar los tiempos pasado, presente y futuro en una historia;

ojalá sea de su agrado, espero sus sugerencias al correo, FB o aquí abajo, saludos.

Antes de Rockear al Destino.

Capítulo Cero: Parte I

El principio.

Últimamente he estado pensando que cuando nacemos el destino nos da una familia a la cual no podemos cambiar por algo más o mucho mejor que lo que el creador nos brinda; pero lo que uno sí puede elegir libremente es a los amigos y tal vez, digo tal vez; no sé si sea así o ustedes lo vean así; pero también se puede elegir a quién amar; no sé, tal vez y todo sea una absurda idea de un joven como yo; siento que me contradigo con mi forma de pensar; sea lo que sea y como sea, todo es por el destino, soy fiel y creyente de que así es, que nacemos con un destino trazado un guion bien o mal estructurado, un libro que está escrito y que va lento, muy lento; una página por año; ¿Te gustaría escribir tu propio destino?; a mí sí me lo preguntan, hubiese querido ser yo el autor de mi vida y destino; y darme una familia mejor de la que tengo, una vida distinta no ser gay y ser normal, ser heterosexual, pero con los mismos amigos; o qué, ¿a ustedes no les pasa en mente esta pregunta?, ¿Lo harían?, ¿Qué les gustaría cambiar o modificar?, o se las pongo un poco más “fácil”; sí les dieran la opción de leer el final o parte del desarrollo de cómo será su vida después de mucho sufrir y de querer desaparecer, ¿lo leerían?; me gustaría saber sus respuestas.

Siendo las 11:15 de la mañana en un salón de clases casi vacío.

– Sebas… Sebas… Sebas… ¡Sebastián! – Gritan mientras una palmadita en la espalda es dada.

– ¡¿Qué, qué pasa?! – Sebastián adormitado, se asusta un poco, incorporando su cabeza, se talla con sus manos la cara y ve a su mejor amiga casi hermana Miren.

Quién preocupada pregunta. – ¿No dormiste bien, verdad?

– Sebastián cabizbajo le responde. – No, no dormí bien, dejaron mucha tarea.

– A lo que Miren lo abrazaba y le decía susurrando. – Sé bien que no fue por eso, a mí no me engañas.

– Sebastián sintiendo el cariño y protección de su amiga, se le cristalizaban los ojos.

Derramando un par de lágrimas, le decía mientras se separaban. – Soy muy malo para decir mentiras, tanto que tú siempre me ayudas.

– Miren le sonreía; mientras le limpiaba las lágrimas con sus manos.

Sebastián le decía casi al borde del llanto. – No dormí por estar cuidándonos mis hermanos y yo; mi papá otra vez llegó borracho, insultando, agrediendo, intentando desaparecernos con su mirada de odio y de rencor.

– Miren molesta y desesperada le decía. – ¡Ay amigo!, te he dicho que cuando pase eso, me avises, mis papás y yo vamos por ti y te quedas a dormir con nosotros en casa; ahora hay habitaciones disponibles, pues soy la única que estudia en una escuela particular normal y no en un internado como mi hermana menor, mi hermano llegará hasta vacaciones, así que puedes irte con nosotros; no te quedes a escuchar lo que te envenenará el alma a futuro contra tu padre.

– Sebastián quería ser fuerte pero al no poder más, se desarmó en lágrimas; mismas que eran limpiadas por su amiga.

Él entre sollozos le decía. – Quisiera morirme, quisiera desaparecer, quisiera… no sé, cambiar mi forma de ser, no me gusta ser débil y frágil, no me gusta como soy, soy un asco de persona, soy una porquería, un desperdicio de humano, soy como mi padre me dice, “una mierda mal cagada”.

– Miren enojada, le gritaba. – ¡Carajo Sebastián!, ¡no eres nada de eso!, eres especial, eres fuerte, eres un ángel, eres “Speedstián” el chico más veloz de la escuela; eres guapo, un chico flaquito, lindo y guapo; qué además de ser mi amigo es mi hermano y novio de a mentiras; si te murieras o desaparecieras, dime ¿quién me serviría de tapadera para mis citas a escondidas con Mateo?; ¿haber dime quién?

– Sebastián se reía un poco, se sonaba la nariz y le respondía mostrando ternura. – Pues nadie, creo que para eso si soy bueno, para cubrirte, para cubrirnos mejor dicho, nuestras citas con el amor.

– Miren le apretaba las mejillas diciéndole. – Así es “Speedstián”, no seas negativo, que todo lo que te dice tu señor padre no es cierto; mejor límpiate, vamos al baño y te lavas la cara, que en un rato más viene Donato y te verá así.

– Sebastián suspiraba diciendo. – Sí tienes razón.

– Ambos amigos se abrazaban y juntos salían de aquel salón de clases ya vació.

En su camino al baño; Miren le platicaba que la última clase en que él se quedó dormido, no fue de importancia, ya que no era el único dormido, pues Ileana, también lo estaba; y aunque esa clase no era la última del día, los habían dejado salir temprano por que el profesor de la siguiente clase no asistió a la escuela.

Después de salir de los respectivos baños, los amigos caminaban a la salida de la escuela.

Miren algo confundida y dudando en preguntar, decía. – Oye Sebas, te haré una pregunta y quiero que me la respondas con toda sinceridad.

– Sebastián se agachaba a amarrarse sus agujetas diciendo. – Claro que sí, pregunta, adelante.

– Miren esperaba a que él se terminara de amarrar las agujetas y al verlo incorporar, ella le cuestionaba. – ¿Donato y tú regresarán?

– A lo que Sebastián sonreía moviendo la cabeza en negación, respondiendo. – No amiga, no hemos ni volveremos a ser pareja. – Serio le hablaba. – La razón por la que nos veremos es para despedirnos y limar asperezas, pues gracias a él me descubrí y aunque he mantenido el secreto de ser gay, le agradeceré siempre el haberme ayudado a definirme sexualmente, solo eso.

– Hablaba Miren despreocupada. – Bien amigo, tú eres de corazón noble, que bueno que vayas a cerrar ya ese capítulo de tu vida. – Le sonreía mirando, mientras decía. – Verás que pronto, tal vez el destino y el próximo año nuevo, te traigan el verdadero y único gran amor.

– Sebastián sonreía hablando. – Estas bien loca, con qué el nuevo año traiga salud y paz para nosotros, con eso basta; además eso del amor entre homosexuales no existe ni existirá.

– Al decir esas palabras, volteaba la vista en dirección a la reja de salida de la escuela, observando a un muchacho guapo, esperando muy sonriente.

Él parlaba con gusto. – Y hablando de amor, el tuyo está ahí.

– Miren volteaba y se sonrojaba diciendo. – Gracias, no sé si él vaya a ser mi amor verdadero, pero lo quiero y amo mucho, en este tiempo que llevamos saliendo juntos, me he dado cuenta que es un gran chavo con buenas intenciones, sueños, emociones y lo más importante sentimientos.

– Al caminar y llegar a la entrada/salida de la escuela; Mateo amable saludaba a Sebastián y él igual.

Mateo amable preguntaba. – ¿Vendrás con nosotros?

– A lo que respondía Sebas con ligera sonrisa. – No, no iré con ustedes, gracias, pásenla bien.

– Miren abrazaba fuerte a su amigo hablándole al oído. – Tienes que prometerme salir con nosotros algún día, para que tú y Mateo se conozcan, charlen y te des cuenta que es un chavo sensacional.

– Sebastián se apartaba sonriendo para decirles. – No lo dudo amiga, se ve buena onda; Mateo por favor cuídala mucho, es una chica maravillosa.

– Mateo abrazaba a Miren y le hablaba de forma honesta. – No te preocupes amigo, lo haré.

– Miren y Mateo se iban; no sin antes ella decirle a Sebas que se cuidara, recordándole también que las puertas de su casa están abiertas para él y sus hermanos, también acordando hablar más tarde sobre su reencuentro con Donato.

Al poco tiempo de que se fueron, Donato llegaba en su carro y al verlo Sebastián nervioso caminaba para abordar y acordar en ir por un café y charlar para dejar las cosas en buenos términos.

Para Donato las consecuencias que tuvo de esa relación, fueron algo complicadas de sobrellevar; ya que la mujer con la cual engañó a Sebastián, se volvió una adicta al alcohol y calmantes; que tomaba para sus crisis nerviosas y de histeria al saber que su novio se acostaba con ella y con un joven; posteriormente desarrolló una adicción a las drogas; Donato tuvo que casarse debido a que ella estaba en la espera de un bebé, convirtiéndose en papá de un niño que nació muy sano; él había dejado en claro a Sebastián, que solo estaba jugando con él por ser un simple adolescente con curiosidades e inseguridades, pero que poco a poco se fue enamorando de él y su forma de ser conforme el trato era consecutivo; él mostraba arrepentimiento ante Sebastián; él cual no se mostraba del todo listo y preparado para otorgarle el perdón definitivo; le decía que lo pensaría bien; aunque el corazón bondadoso de “Speedstian” y su forma de ver las cosas, lograron que le otorgara una disculpa; pero que las cosas entre ellos no serían ni volverían a ser igual.

Sebastián sufrió al saberse engañado, al únicamente ser la cuerda del pecado, del sexo y de la pasión; él veía en Donato un protector, un guardián, un salvador, que se volvió todo lo contrario cuando finalmente la mujer le dijo como estaban las cosas, la situación y papel en que se encontraba Sebastián en la vida de Donato; dicho suceso provocó que todo su mundo se viniera abajo, sus sentimientos destrozados y lo que ocasionó una profunda depresión, con baja autoestima y autodestrucción emocional; misma que conformé paso el tiempo, fue saliendo, desencadenando una madurez temprana.

Posteriormente al tener todo aclarado, ya en una calle cercana a la casa de Sebastián; Donato se estacionaba, para despedirse de él; ya que pasaría las fechas decembrinas en casa de la familia de su aún esposa, como parte del proceso de rehabilitación.

Sebastián le deseaba a él, con mucha sinceridad que las cosas entre ellos fueran para bien del niño y que tratara de ser feliz; ambos se daban un fuerte abrazo como amigos, cuando por impulso, ambos se daban un suave y repentino beso que despertaba los sentimientos y reviviera los momentos al lado de Sebastián.

Pero él, no sentía ya nada, sólo con cierta molestia, lo empujaba y se bajaba del carro diciendo. – Qué tengas muy buen viaje Donato, hasta nunca.

– Donato suspiraba y mirándolo caminar a prisa decía. – Adiós mi único y gran amor.

– Él se marchaba, pasando lentamente por la casa de Sebastián, que a su vez, él abría la puerta presuroso sin siquiera voltearle a ver.

Al entrar, era sorprendido por su hermana; ella muy impresionada le tomaba del brazo preguntando. – ¡¿Con quién estabas?!

– A lo que respondía Sebastián confundido tras cerrarse la puerta de golpe. – Pues vengo llegando de la escuela, obvio estaba con Miren. – Para exaltado preguntar. – ¡¿Pero a ti que rayos te pasa?!

– Su hermana le sujetaba molesta hablando alterada. – ¡No mientas, no lo hagas, no seas mentiroso!, ¡dime la verdad!

– Sin entender él se soltaba de ella diciendo. – ¡Te estas poniendo igual o peor que papá!

– Su hermana al escuchar esa comparación, trataba de calmarse, respiraba profundo y al cerciorarse que aún no llegaba nadie, seria y preocupaba le hablaba. – Te acabo de ver en un coche con un muchacho al cual abrazaste y besaste, ¿quién era él?

– Sebastián nervioso contestaba. – ¡Ni idea de lo que hablas!

– Ella sería le miraba diciendo. – No me mientas, dime ¿quién era él?, pues los vi besarse en la boca.

– Él temblando bajaba la mirada y con voz entrecortada hablaba. – Tarde o temprano esto se iba a saber, ven vamos a hablar esto en la habitación.

– Ambos hermanos se iban a la recamara a platicar sobre lo que había pasado hace tiempo entre él y Donato.

Una vez sabido todo, ella lo abrazó con mucho cariño diciendo. – Te apoyo seas como seas, porque eres mi hermano, sufriste en silencio y eso me hace sentir mal como hermana mayor, te quiero mucho.

– Él lloraba y la abrazaba muy fuerte diciéndole. – Gracias hermana, esto debe quedar en secreto.

– Ella le decía mientras seguía abrazándole. – Descuida estará en secreto el tiempo que sea necesario.

– Sebas sonreía y se sentía tranquilo; su hermana invadida por la curiosidad, pedía conocer a Donato, así que Sebastián, buscaba entre sus cosas personales la única foto que guarda y tenía con él en su primera y última posada navideña juntos, hace ya casi tres años.

En la foto se les veía contentos, felices y muy bien abrazados; para ella le agradaba verlos como pareja y deseaba que hubiesen permanecido juntos más tiempo; Sebastián y su hermana comenzaban a charlar a detalle de cómo fue su relación, hasta que de momento justo, llegaba su padre en pésimo estado de ebriedad y con el carácter tan pesado que lo caracterizaba; los hermanos nerviosos se encerraban en la habitación; ella guardaba presurosa la foto debajo de la almohada, Sebas se sentaba en el otro extremo de la cama y simulaban conversar.

Su padre muy impertinente, lograba abrir la puerta y al verlos así les decía con mucho rencor. – Los dos son unos estúpidos, pendejos, babosos, inútiles, huevones, malditos, ¡los odio!

– Ambos se miraban asustados, tratando de ignorar las palabras del señor; pero era casi imposible hacerse de oídos sordos ante las palabras necias.

Mientras ellos estaban en casa tratando de hacer caso omiso a las palabras hirientes de su señor padre; en una habitación de motel a las afueras de la ciudad, con música de “System of a down” Ileana y “Darcknight” estaban manteniendo relaciones sexuales.

Él recargaba la espalda de ella contra la pequeña cómoda de la habitación penetrándola intensamente; ambos se besaban con mucha desesperación e intensidad; ella gemía y gritaba de placer; bajo los efectos de una droga de estimulación sexual; él la volvía a sujetar por las nalgas en lo que ella se sostenía por el cuello y con sus piernas rodeaba la cintura de él; para que así muy sudados y al borde del desenlace, él la aventara a la cama y le comenzaba a besar sus pechos firmes y excitados, bajando con deseo usando su lengua, hasta llegar al clítoris.

Escuchando “Chop suey”; “Darck” lamía y succionaba con fuerza haciendo a Ileana gemir y gritar más y más; ella con su mano derecha sujetaba el cabello de él y con la otra apretaba las sabanas como si fuera a romperlas; entre jadeos le decía. – No aguanto más, no puedo más, quiero acabar, quiero acabar, ¡voy a acabar!

– “Darcknight” separaba su boca de la ya muy humedecida vagina de ella; saboreándose le hablaba de manera pervertida. – ¡Vamos, termina, termina!, ¡quiero saborear tus jugos, lo rica y deliciosa que debes estar mami!

– Volviéndose a colocar para continuar con el sexo oral.

Ileana suspiraba y jadeaba diciendo. – ¡Sí, sí, sí, sí, así, más, más!, ¡hazme delicioso, hazme acabar carajo!, ¡ahhhhhh, ahh, aaah, aaahhh, ummmmm, ummm, aahhh, ummmm, aaaaahhhh!

– Ella con ambas manos sujetaba la cabeza de él, quien metía la lengua con más deseo para así finalizar con un gran gemido de placer y él sonriendo saboreándole lo que ella le daba.

Ileana exhausta se levantaba de la cama, estaba por irse al baño, cuando él la tomaba del brazo y le decía serio. – Aún no he acabado yo.

– Ella cansada le decía. – Pues con tu mano, por qué no pienso dejarte terminar dentro de mí y salir embarazada.

– “Darck” sonreía diciéndole. – Dudo que quieras tragártelos, así que traje esto.

– Él tomaba su pantalón del piso y de la bolsa del costado derecho, sacaba dos pastillas, se las daba diciendo ansioso. – Con esto evitarás un embarazo.

– Ileana no muy conforme, se le acercaba y él la comenzaba a besar.

Haciendo una breve interrupción, Cristián cambiaba de canción “Back in black” de “AC/DC”; él regresaba con ella, para que lo abrazara, besará y nuevamente se recostaran; él la comenzaba a penetrar despacio, con calma, luego fue más rápido, con intensidad; tanto que ella se comenzaba a excitar otra vez; ambos entre jadeos y besos intensos, sudaban; “Darck” acariciaba los pezones erectos de ella, sintiendo su firmeza y excitación.

Él gozando le decía. – ¡Qué rico, qué rico!, ¡me voy a venir, me vengo, me vengo!

– Y como fue, él sudado y agotado, expulsaba su gran eyaculación dentro de Ileana; que no estaba muy a gusto con dejarlo acabar en su sexo.

Al paso de cuarenta minutos, ambos ya bañados y vestidos; ella le abrazaba para decirle relajada. – Me gustas mucho, tanto que en un futuro me gustaría ser la madre de tus hijos.

– “Darck” se reía y apartándose de ella le hablaba. – Calmada amiga, no tenemos ni cuatro meses de estar saliendo y tú ya estás pensando en un futuro entre los dos; no seas tan intensa. – Serio afirmaba. – No deseo tener hijos, quiero ser un hombre libre, no me veo cuidando hijos, esclavizado a ellos, quiero tener una vida llena de rock.

– Ileana molesta le hablaba. – ¡Eres como todos los hombres, como todos!

– Hablándole serio y directo. – Yo soy diferente, me gusta probar de todo, me gusta el sexo en muchas formas y probar drogas; el rock es mi pasión, el metal, lo rudo, lo pesado; dudo que tú soportes algo así; por eso no seas tan intensa y fabriques en tu cabecita un futuro que probablemente nunca tengamos ni me guste tener.

– Ileana lo sujetaba de la playera y mirándole a los ojos confundida le decía. – Quieres decir que te gusta tener sexo tanto con mujeres como hombres, ¿eres bisexual?

– “Darck” sostenía la mirada sin responderle.

Ella lo besaba y seria decía mirándole fijamente. – Te gusta más el sexo con mujeres, pues sabes satisfacer muy bien.

– Él se sonreía y continuaba escuchando sin decir nada. – Seré tuya, te dejaré ser como eres; siempre y cuando yo sea la única mujer en tu vida, con la que tengas sexo intenso, delicioso y agotador, únicamente eso quiero, ser tuya nada más.

– Ella bajaba su mano y le tocaba el pene; que se comenzaba a erectar.

Él serio la apretaba del cuello y la besaba con mucha ansiedad; ambos nuevamente se desnudaban para repetir su sesión de sexo, sin importarle a él volver a pagar otras horas más de la habitación; esta vez escuchando a “Rammstein” con “Du hast”.

Continuará...

Antes de Rockear al Destino.