Capítulo Treinta y uno.
Sucesos tras suceso.
Después de que Gabriel corrió a Tulio del restaurante, él furioso y muy desesperado se fue a un bar a embriagarse, el flashback se hizo presente mientras bebía se empezó a sentir culpable por lo que hizo, recordó aquella noche que llego borracho y Luz le decía en tono amable. – Mi amor, te estábamos esperando el bebé y yo, ¿Quieres cenar?
– Tulio ebrio le contestaba. – No quiero comer nada, lo que quiero es regresar el tiempo evitar haber tenido ese encuentro sexual contigo.
– Luz un poco triste le decía. – Yo no me arrepiento de haberme entregado por vez primera a ti, fue algo tan hermoso y más hermoso haber concebido a este bebito que viene en camino.
– Tulio enojado le decía. – Yo me arrepiento de ese momento una y mil veces, ¿Qué no te das cuenta que fue un momento de pura calentura y decepción?
– Luz se le acercaba intentándolo abrazar, pero él no se dejaba, ella le decía. – Tulio nos casamos felices y ansiosos por la llegada de este bebé, no fue un momento de calentura fue un hermoso momento, hicimos el amor.
– Tulio le contestaba enojado. – Si esa felicidad fue momentánea, la verdad no te amo, nunca te llegaré amar, lamento mucho que ese niño nazca en un hogar disfuncional, no te amo, nunca lo hare, siempre estaré enamorado de Esteban, fue un momento de calentura, estaba ebrio y me deje llevar por mí instinto sexual, pero lamento decirte que no siento nada por ti.
– Luz al haber escuchado eso, llorando le reclamaba. – Claro eres hombre y para ti fue un simple placer sexual, yo me entregue a ti porque te amo, te quiero mucho, pero te hubiera gustado que Gabriel hubiera muerto y que Esteban estuviese vivo pero aun así y de todas maneras él jamás se fijaría en ti.
– Tulio tapándose los oídos le gritaba. - ¡Cállate! ¡Cállate!
– Luz le decía desesperada. - ¡No, no me calló! ¡Porque lo que digo es verdad, Esteban siempre estaría enamorado de Gabriel y a ti solo te vería como un amigo nada más! ¡Siempre! ¡Y si él estuviera vivo estarían felizmente casados porque se aman!
– Tulio sentado en el bar, bebiendo tequila se acordaba cuando Luz le decía eso, las palabras las tenía muy bien grabadas y le retumbaban en la cabeza, fue cuando después de lo que ella le dijo, él muy enojado reaccionó violentamente cacheteándola y diciéndole. - ¡Cállate perra, te dije que te callaras! ¡Gabriel tampoco será feliz, vivirá ciego por el resto de su maldita vida y me alegra que sea así!
– Luz se enderezaba y le gritaba. - ¡Gabriel no merecía eso, porque siempre cuido de Esteban y lo quiso mucho! ¡Lo tuyo es una confusión sexual! ¡Qué bueno que murió Esteban, para que así vivas amargado por el resto de tu vida, nunca te amó, nunca te quiso, nunca, nunca!
– En ese momento Tulio tomando el tequila de golpe recordó con lágrimas en los ojos como reaccionó, volviéndola a golpear haciendo que Luz cayera al piso, dónde estando ahí él la pateo sin compasión alguna, ella gritando horriblemente hizo que Tulio reaccionara y al verla ensangrentada.
Él llorando le decía. – ¡No! ¡No perdóname, no fue mi intensión, no por favor, no Luz, no te mueras!
– Tulio recordaba el momento que les daban la noticia en el hospital de que él bebé no había sobrevivido, cuando el doctor había preguntado lo que había sucedido, Luz por haber estado enamorada de él lo cubrió diciendo que se había caído de las escaleras y golpeado muy fuerte; Tulio se daba cuenta en el bar de la gran mujer que había tenido a su lado todo este tiempo, porque a pesar de lo sucedido Luz siempre lo quiso de una noble y bonita forma, desgraciadamente Tulio no supo valorar ese hermoso y bello sentimiento que Luz le brindaba, pues ahora ella ya estaba decidida a dejarlo, muy deprimido él seguía pidiendo tequila para embriagarse y olvidarse por un momento de todo lo que ha sucedido en su matrimonio.
En el restaurante, Marcela y Luz salían juntas del tocador, y un hombre maduro de unos cincuenta años se le acercaba, tocándola por la espalda ella volteó y el hombre le pregunto. - ¿Es usted Marcela Garcés?
– Ella desconcertada le respondió. – Si soy yo, ¿Quién es usted?
– El hombre le sonrió contestándole. – Veo que el tiempo por ti no ha pasado, sigues igual de hermosa que cuando estudiábamos juntos el bachillerato y la universidad, discúlpame soy Samuel Torres, ¿Me recuerdas?
– Marcela muy contenta le dijo. – Samuel, Samuel Torres; ¡que gusto saber de ti después de años!, mira te presento a mi sobrina Luz.
– Ella le sonrió saludándolo, mientras ella le decía. – Él fue mi compañero en mi etapa estudiantil.
– Luz diciéndole amable. – Mucho gusto.
– Samuel le devolvió el saludo diciéndole. – El gusto es mío, por cierto felicidades por ser la gerente de este lujoso y muy hermoso restaurante, la comida es deliciosa.
– Luz sonrojada dijo. – Muchas gracias, bueno disculpen voy a la mesa, los dejo para que hablen a gusto, con permiso, un placer, buenas noches.
– Samuel le dio el paso caballerosamente y Marcela al verlo sorprendida dijo. – ¡Increíble verte después de tiempo!
– Samuel le contesto. – Lo mismo digo bella dama.
– Marcela le pregunto. - ¿Qué ha sido de tu vida en este tiempo?
– Él le respondió en resumidas palabras. – Bueno después de que salimos de la escuela de medicina, me fui a hacer la especialidad en dermatología y cirugía plástica en el extranjero, nunca me case, trabaje como burro en un hospital, hice grandes proyectos y bueno he venido a México para trabajar en el hospital de especialidades de la ciudad, tengo una semana que regrese.
– Marcela sorprendida le dijo. – Quiere decir que trabajaremos en el mismo hospital, es algo maravilloso.
– Samuel le sonrió diciéndole. – El destino nos separó y ahora después de algunos años le dieron ganas de volvernos a juntar, pero bueno, ¿Qué ha sido de tu vida?
– Marcela le dijo sonriendo. – Ven vamos a platicar al jardín, te contare mi vida, obvio yo no te resumiré nada.
– Samuel la tomo del brazo diciéndole. – Bien pues caminemos.
- Ambos salieron juntos sonrientes al jardín, mientras que Pablo y Erick miraban pasar a su mamá del brazo de Samuel.
Pablo un poco molesto dijo. – Mira a tu madre, al parecer está ligando.
– Erick sonriendo le dijo. – Pues está bien por mamá, es joven aun.
– Luz al notar sus miradas se les acerco diciéndoles. – No se encelen hombres Rocha, es un viejo amigo de su mamá, se llama Samuel Torres y se me hizo un señor muy amable, dejen a su mamá platicar.
– Pablo un poco serio dijo. – No me parece, pero en fin, mamá es una adulta y sabrá lo que hace.
– Erick sonriendo dijo. – Pues bien por ella, digo su hijo mayor con novia y su hijo menor con novio, ya era justo que también le apareciera alguien.
– No muy convencido Pablo dijo. – Pues en eso si tienes razón, bueno sigamos celebrando.
– Ellos siguieron en lo suyo, mientras que Marcela y Samuel se platicaban y ponían al tanto de lo que había acontecido en sus vidas durante todos estos años.
De una forma muy cautelosa, Edson guardaba en su mochila algunos vestidos y zapatos que tomaba del closet de Luz, con mucho cuidado dejaba las cosas casi en orden, sin que se notaran los espacios que dejaba dentro del closet, una vez terminando él salía de la habitación y bajaba las escaleras muy despacio.
Sonando su celular, recibía un mensaje de un número desconocido que le decía. – Apresúrate a llegar que preguntan por ti.
– Edson respondiendo el mensaje les decía. – Ahorita voy, se me atravesó algo y no podía negarme jeje.
– Edson cerciorándose que no le faltará nada dijo. – Bien ahora si es hora de irse.
– Abriendo la puerta, Alejo un poco borracho le pregunto. - ¿A dónde te piensas ir?
– Edson le respondió. – Saldré de antro.
– Alejo dándole un sorbo a su vaso le pregunto. – ¿Y para eso llevas mochila?
– Edson nervioso le respondió. - Si es que llevo ropa para cambiarme.
– Alejo rápidamente se le acerco impidiéndole el paso y le dijo. – Así como estas, te ves delicioso, quiero cogerte.
– Edson le dijo nervioso. – No tengo tiempo, ya me mandaron mensaje que me están esperando.
– Edson empujando a Alejo le dijo. – Vete a dormir, que estás ebrio.
– Edson abriendo la puerta saliendo se acomodaba la mochila, y Alejo muy enojado lo jalaba del tirante de la mochila y lo metió de nuevo a la casa, diciéndole. - ¡Tú de aquí no te largas perra!
- Edson grito. - ¡Ay! ¡¿Qué te pasa Alejo?!
– Alejo muy enojado le dijo. - ¿Creíste que no me daría cuenta?
– Edson confundido le dijo. - ¿Cuenta de qué? Alejo vete a dormir estás hablando incoherencias.
– Edson nervioso queriendo abrir de nuevo la puerta de nueva cuenta, pero Alejo se lo impidió jalándolo del brazo y furioso le dijo. - ¡Tú y el maldito de Tulio nos vieron la cara a mí y a mí hija!
– Edson nervioso pregunto. – ¿De qué hablas borracho idiota?
– Alejo le dio una cachetada a Edson tirándolo al suelo le dijo. – Maldita escoria, eres una perra, ramera, golfa, puta, maricon de mierda.
– Edson asustado le dijo. – No te permito que me ofendas.
– Alejo dándole una ligera patada en sus piernas le dijo. – No te estoy insultando, te estoy describiendo.
– Edson se levantó del suelo, empujando a Alejo, muy asustado corrió para la cocina, Alejo deteniéndose de la pared salió corriendo tras de él, pescándolo del cabello le dijo. - ¡Traicionaste tu propia sangre al meterte con el esposo de tu prima! ¡Maldito infeliz!
– Alejo muy enojado cacheteó a Edson y él agarrándose la mejilla le pregunto. - ¿De dónde sacas eso?
– Alejo lo volvió a agarrar del cabello poniéndolo contra la pared y le contestó. – De donde saco eso; ¡Los vi, los vi teniendo sexo en la misma cama donde él y mi hija duermen! ¡Maldito maricon de mierda!
– Alejo enojado lo volteó de frente y lo cacheteo de nuevo, Edson riéndose y agarrándose la mejilla le dijo. – Me alegra que ya lo sepas, anciano decrepito, espere con ansias este momento no sabes cuánto, para decirte que durante este tiempo he disfrutado a un verdadero hombre en la cama, no un adefesio como tú.
– Alejo enojado lo intento golpear, pero Edson le detuvo el puño diciéndole con odio. - ¡¿Crees tú que disfrutaba el tener sexo con mi propio tío, que desde los cinco años ha abusado de mí?!
– Alejo exaltado le dijo. – Pues pareciera que sí, te retorcías de placer cuando te cogía, eras una zorra en la cama.
– Edson se empezó a reír de forma desquiciada y le dijo. - ¡Fueron veinte años fingiéndote placer, satisfacción, afecto, deseo, lujuria, cuando lo único que sentía yo por ti era asco, repugnancia! ¡También lo hacía por conveniencia, pues cuando mis padres me corrieron de la casa no tenía donde ir, gracias por haberme brindado la hospitalidad! ¡Siempre he fingido, siempre lo he hecho y en tu propia casa imbécil!
– Alejo enojado le dio un golpe en el estómago haciendo que Edson se hincara, Alejo lo agarro del cabello alzándole la cabeza diciéndole. – Eres un maldito infeliz, tus padres tenían razón al decirnos que nos cuidáramos de ti, pero no, preferí disfrutar el sexo que echarte a patadas de mí casa.
– Edson recuperando aire, se incorporó y le sonrió burlonamente diciéndole. – Siempre consigo lo que quiero, sabía que teniéndote de mi lado a Eloísa la dejarías en segundo término, me aproveche de que no tenías intimidad con la asmática de mi tía para poder aprovecharme de tu punto débil, soy muy astuto y siempre consigo lo que me propongo.
– Alejo mirándolo con mucho odio y desprecio le dijo. – Infeliz, lárgate y no vuelvas a pisar esta casa; ¡Hazlo pero ya! ¡Luz se enterará de lo que has hecho con Tulio y te despreciará más!
– Edson dirigiéndose a la sala, se volteó diciéndole. – Si tú le dices a Luz, yo también le diré que su padre me ha violado durante mucho tiempo.
– Alejo nervioso pregunto. - ¿No te atreverías?
– Edson sonriéndole fríamente contesto. – Si, si lo haría; ¿Ahora quién tiene el sartén por el mango?
– Edson se dio media vuelta y camino rumbo a la puerta, Alejo nervioso caminó tras de él y Edson agarrando la mochila, le dijo. – Me iré de esta casa, pero no te atrevas a decirle nada a Luz, porque yo también puedo hablar, se quedará sin su madre y sin su padre ya que de seguro irás a parar a la cárcel.
– Alejo enojado y nervioso le dijo. - ¡A mí nadie me amenaza! ¡Ahora lárgate! ¡Pero antes, ¿quiero ver que te llevas en esa mochila?!
– Edson le respondió. – ¡Es ropa ya te dije!
– Alejo no le creyó y lo agarro, forcejeando, él le quitó la mochila y Edson nervioso trataba de quitársela gritándole. - ¡Son mis cosas! ¡Déjalas infeliz!
– Alejo le dio un codazo a Edson justo en el estómago y nuevamente lo hizo hincarse al sacarle el aire, aprovechando que estaba así, abrió la mochila y vaya sorpresa que se encontró al ver ropa de mujer, zapatillas, maquillaje y unas pelucas, muy desconcertado le pregunto. - ¿Me puedes explicar esto?
– Edson sofocado le sonrió preguntándole. - ¿En verdad quieres saber?
– Alejo aventó la mochila al sillón y le dijo. - ¡Dime!
– Edson con una mirada desquiciante le contesto. – Bien, pues te diré, trabajo desde hace dos años en un antro bar como travesti, vendiéndome al mejor postor, buscando alguien que me quiera y me brinde las comodidades que yo necesito, alguien que me proteja y me valore como soy, pero más lo hacía porque necesitaba dinero para pagar mis gustos, en ese maldito hospital el sueldo que me dan no me alcanza, es por eso que me visto de mujer, para llenar también el hueco y vacío que tú mismo y mis padres hicieron en mí, ellos me despojaron de mi dinero y tú desgraciado destruiste mi niñez.
– Alejo asustado le dijo. – ¡Estás enfermo!
– Edson le grito. - ¡Enfermo no más que tú!
– Edson agarro nuevamente la mochila, acomodando las cosas, muy nervioso se encontraba, entre la discusión y gritos, no se habían dado cuenta que desde arriba doña Esther los estaba mirando, muy asustada no podía creer lo que escuchaba, temerosa se metió de nuevo a su habitación y se encerró, sacando una hoja blanca y un lapicero de su escritorio, empezó a escribir.
Alejo al ver a Edson nervioso le dijo. – Con que quieres llenar el hueco y vacío que sientes, pues vamos.
– Alejo agarro del brazo a Edson que nervioso le decía. - ¡Alejo suéltame, suéltame déjame irme!
– Alejo agarrándolo del brazo y del cuello le dijo al oído. – Te llenare el hueco, te hare retorcerte de placer, te mostrare que a mis cincuenta y cinco años puedo complacer a alguien enfermo como tú.
– Edson temblando forcejeaba con su tío, pero él le pego en la espalda haciendo que Edson sin poder hablar derramara unas lágrimas y Alejo le ordeno. – Agarra la mochila y camina.
– Edson muy temeroso acato las ordenes y camino, subiendo de nuevo a la planta alta, Alejo lo forzaba a caminar.
Edson desesperado le dijo. - ¡Por favor Alejo no me hagas nada! ¡Dejaré las cosas donde estaban y me largare de la casa, pero no me hagas daño por favor, te lo suplico!
– Alejo le sonrió y le dijo. – Pagaras por lo que has hecho.
– Alejo empujo a Edson hacia su recamara, estando ahí, Edson nervioso le pateo en la espinilla a su tío, intentando escapar, pero Alejo lo sujeto del cuello de la camisa y lo jalo de nuevo haciéndose que se regresará a su cuarto, Alejo furioso le pego un puñetazo haciendo que Edson quedará inconsciente, estando así lo puso sobre la orilla de la cama.
Él se desvistió y le dijo. – Te mostraré que soy capaz de complacerte maricon de mierda.
– Alejo desabrocho el pantalón de Edson, le bajo el bóxer y él con su miembro erecto se lo incrustó en el ano, una y otra vez lo penetró, Edson reaccionando ante el dolor sometido, grito. - ¡Nooooooo! ¡No lo hagas no!
– Alejo aprovechando el grito le metió su bóxer en la boca y le dijo. – Grita zorrita, retuércete de placer.
– Edson por más que intentaba zafarse no podía, pues Alejo tenía todo su peso sobre de él, Edson lloraba de desesperación.
Doña Esther al terminar de escribir la carta, la doblo y la metió en un sobre, muy nerviosa y alterada, guardo dicha carta entre sus pertenencias del closet, al escuchar el grito y el ruido, salió de su recamara y se fue asomar con calma a la habitación de Edson, que estando mal cerrada ella se persigno nerviosa y se asomó, vaya sorpresa que se dio al ver a su hijo abusando sexualmente de Edson.
Ella llorando grito asustada. - ¡Dios mío! ¡Alejo! ¡¿Cómo es posible que hagas eso?!
– Alejo quien ya había eyaculado dentro de Edson, al escuchar la voz de su madre, asustado se volteó exclamando. - ¡Mamá!
– Doña Esther llorando le grito. - ¡Eres un sucio! ¡Pervertido! ¡Tu propio sobrino abusaste de él!
– Edson llorando, sintiéndose avergonzado se componía la ropa, Alejo desnudo le decía preocupado. - ¡Mamá, te puedo explicar!
– Esther enojada cacheteo a Alejo diciéndole. - ¡Maldigo la hora que te parí!
– Alejo muy apenado no sabía qué hacer se sentía avergonzado.
Doña Esther sintiéndose mal se agarró el pecho y Alejo al verla así pregunto alterado. - ¡¿Qué te pasa mamá?!
– Edson se volteó dándose cuenta que Esther se desvanecía cayendo al suelo, él preocupado y adolorido se le acercó rápidamente y le tomo el pulso, Alejo le pregunto. - ¡¿Qué le pasa?!
– Edson nervioso le respondió. - ¡Llama de inmediato una ambulancia! ¡Pero vístete rápido!
– Alejo nervioso y temblando le preguntaba. - ¡¿Pero que tiene?! ¡¿Qué le pasa?!
– Edson desesperado le dijo. - ¡Haz lo que te digo! ¡Mi abuela sufrió un infarto! ¡Rápido llama una ambulancia! ¡Muévete!
– Alejo medio vestido y nervioso, salió de la recamará y bajo las escaleras para solicitar una ambulancia, Edson tratando de incorporar a su abuela para que no se ahogara con su lengua, se dio cuenta que había unas gotitas de sangre en el piso, preocupado veía que las gotitas estaban justo dónde él se encuclilló para tomarle el pulso a su abuela, asustado se tocó el trasero y se percató que estaba sangrando del recto, dejando mal acomodada a su abuela de inmediato él saco de su closet la caja donde guardaba la tetrodotoxina, saco unas gasas y se las colocó en el ano para detener el leve sangrado, viendo los frascos del veneno se acordó de que su abuela sabía que el mató a Eloísa.
Él sacó una jeringa y la lleno del veneno, se le acerco a su abuela diciéndole fríamente. – Lo siento abuela, te quiero mucho, pero no me dejas otra opción, no me conviene que habrás la boca, aprovechando que estás así te daré el empujón final.
– Antes de que Alejo subiera, le inyecto en el brazo la tetrodotoxina, nervioso oculto la jeringa y dijo cruelmente. – Ahora lo único que te queda por hacer es morirte.
– Alejo nervioso subió las escaleras y llorando dijo. - ¿Aún sigue viva?
– Edson fingiendo preocupación, se cercioro tomándole el pulso y le contesto. – Tiene leve el pulso, pero vive aún.
– Y él en su mente decía. – Por lo mientras, en unos minutos dejarás de vivir abuelita.
– Alejo lloraba y se culpaba de lo sucedido, Edson serio le dijo. – En vez de estarte lamentando, vístete bien, la ambulancia no tarda en llegar.
– Alejo nervioso se acomodaba la ropa y justo en ese momento la ambulancia llegaba, tocando el timbre.
Edson bajo rápidamente cubriéndose las manchas de sangre, haciendo pasar a los paramédicos, les indico donde estaba Esther, rápidamente subieron colocándola en la camilla uno de ellos dijo. – Se está muriendo tenemos que estabilizarla cuanto antes.
– Alejo con la ropa acomodada les dijo. – Hagan todo lo posible, yo me voy con ella.
– De forma rápida bajaron con Esther acostada en la camilla debatiéndose entre la vida y la muerte, Alejo tras de ellos muy nervioso dijo. – Edson avísale a mi hija, por favor.
– Edson sonriendo cruelmente los veía salir y mientras se iban ellos en la ambulancia directo al hospital él dijo. – Claro que les avisaré, pero primero yo me arreglare para e funeral.
- Edson aprovechando que se quedaba solo le marco desde su celular a un conocido para avisar que no iría al lugar, aprovecho para regresar la ropa de su prima a su lugar y acomodarla como estaba, muy nervioso se metió a su baño a bañarse y curarse el recto que seguía sangrando, para así después avisarle a su prima lo sucedido con su abuela.
Tulio muy borracho salía del bar, los meseros preocupados le decían que se fuera en taxi, pero él necio no quiso y les dijo. – Yo puedo manejar, yo solo puedo; ¡déjenme!
– Tulio se metió en su carro, manejó tomando el eje central con rumbo a la casa de Luz, los meseros preocupados solo veían perderse el carro entre los demás, al no poder detenerlo uno de los meseros dijo. – Que dios lo cuide.
- Tulio bastante borracho manejaba a exceso de velocidad, pasándose varios semáforos en rojo y tomando otra avenida para cortar camino y evitar los policías de tránsito, manejando sin cuidado y sin ver bien, iba muy arrepentido por no haber valorado a Luz, llorando continuaba acelerando y sin prestar atención al frente que un tráiler de refrescos estaba entrando por el costado de la calle.
Tulio golpeándose la cabeza con su puño se decía. - ¡Soy un imbécil! ¡Un idiota! ¡Un estúpido por no valorarte!
– Tulio al regresar la vista al frente, se dio cuenta del tráiler que venía en sentido contrario sobre su carril, tratando de frenar y al no lograrlo giró el volante y solo se escuchó un terrible grito. - ¡Noooooooooooooooooo!
– Acompañado de un ruido estruendoso del auto impactándose de costado al frente del tráiler; el conductor del tráiler venia sobre su carril correspondiente, ya que Tulio había sido el culpable al no haber cambiado el carril a tiempo, al ir ebrio, llorando y lamentándose por no valorar a Luz, no pudo evitar estrellarse contra el tráiler, quedando él herido de gravedad, entre el frente del tráiler y su auto que quedo de costado doblado.
¿Tulio sobrevivirá al accidente? ¿Qué pasará con Esther? Te invito a que descubras lo que pasara en el siguiente capítulo de…
En los ojos del amor.
¡Últimos Capítulos!
GRACIAS POR LEER, SALUDOS!!!