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Amor, Pasión o Deseo. Capítulo 6

en Bisexuales

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Capítulo Seis.

“Adiós sin decir adiós” (Parte I)

 

Diciembre ha llegado, al igual que los últimos días de clases en la institución; en la oficina de la dirección, luego de que Herminia le practicará sexo oral a Bradley y al haberse tragado su semen.

Ella muy segura le decía. – Espero vosotros tengáis inventada una muy buena excusa para no viajar a vuestro país México.

– Bradley arreglándose el pantalón, muy desconcertado cuestionaba. – ¿Perdón, qué excusa?

– Herminia respondía saboreándose. – Humm… la que vos daréis a vuestra familia por la ausencia en las fiestas decembrinas.

– Bradley enojado le decía. – ¡Ya estoy cansado de esto!, ¡es injusto que usted desee que me quede aquí, tengo meses de no ver a mi familia, por tal motivo viajaré!

– Herminia seria en tono amenazante le decía. – Bien, pues vuestro padre os enteraréis de vuestra relación con Fernando.

– Bradley serio exclamaba. – ¡No le creerá en nada!, ¡lo negaré todo y sé que Fernando por quererme mucho, igual lo hará, con tal de proteger este amor, siempre lo negaremos, aunque para amarnos tengamos que perdernos bajo la tierra sí es necesario!

– Herminia se reía para hablar con gran burla. – Tal vez Fernando y vos desde la tierra queráis ocultar el Sol con un dedo, pero la verdad es que desde el espacio no.

– Bradley harto la sujetaba de los brazos, arrinconándola contra la pared, diciéndole furioso. – ¡Ya es suficiente vieja asquerosa, estoy cansado de sus chantajes!

– Herminia algo asustada por la forma agresiva de él, trataba de gritar, pero él le tapaba la boca con su mano, amenazándole fijamente a los ojos. – Más le vale que le baje a sus extorciones o me veré obligado a callarla de por vida.

– Bradley la soltaba, respiraba profundamente para calmarse.

En lo que Herminia furiosa decía. – ¡Vos me estaréis amenazando de muerte, os puedo denunciar!

– Bradley sonreía, esta vez con seguridad le dijo. – Que no se le olvide de quién soy hijo; pueden poner a mi favor la ley y usted acabará mal, piénselo.

– Herminia con cierto recelo hablaba. – No te sientas muy seguro de vuestro apellido, porqué si vuestro padre os enteráis que os saliste maricón, es capaz de condenarte en la cárcel y desheredarte.

– Bradley sin temor, le hablaba. – No le tengo miedo, haga lo que desee; pero de una cosa si estoy seguro, usted terminará mal.

– Bradley se colocaba su abrigo y por salir de la oficina; Herminia al verlo irse y sintiéndose acorralada exclamaba. – ¡No olvidéis quién tiene la sartén por el mango y en cualquier momento os puedo derramar el aceite hirviendo sobre vos y quemarle!

– Bradley irritado, dándole la espalda giraba la perilla quitando el seguro, para decir. – Como usted diga directora, como usted diga, con su permiso.

– Él salía azotando la puerta, dejando a Herminia entre nerviosa, tensa y enojada por lo acontecido. 

Bradley estaba tan enojado, nervioso y desesperado, que no sentía el frío de la tarde; él presuroso, le escribía un mensaje de texto a Fernando avisándole que no le podría esperar, que lo vería en su departamento, para platicar de un tema delicado; Fernando recibía el mensaje mientras estaba en su última clase del día; leía el mensaje y le inquietaba un poco el aviso; a lo que él respondía ansioso, que en cuanto la clase finalizará, se iría para allá lo antes posible.

En tanto, manejando Bradley, pensaba en algún modo de librarse del chantaje de la directora, sin perder su reputación, la del apellido Landucci y su trabajo; sin salida de esa situación, Bradley se armaba de valor y se comunicaba con su padre en México.

Pietro se encontraba en su estudio; luego de haber cenado; recibía la llamada de su hijo al celular, incomprensible, atendía el teléfono. – Hola hijo, ¿cómo estás?, me encuentro en la casa, no es necesario que me hables al móvil, te marcaré del fijo.

– Bradley se orillaba en una calle poco transitada y nervioso hablaba. – Hola papá, me encuentro bien en lo que cabe, lo que debo hablar es algo serio y sobretodo no debe saber ni mamá ni mis hermanas.

– Pietro urdido le dijo. – Bien hijo dime que sucede, con confianza.

– Bradley se miraba serio por el retrovisor, actuando de forma ingeniosa le decía. – Padre sucede que la directora de la universidad me está chantajeando con revelar unos secretos obscuros de algunos casos que tuviste aquí en Europa, me está pidiendo millones de Euros con tal de su silencio, a pesar de que le he dicho que diga lo que diga tú siempre negaras todo, ella dice que la palabra siembra la duda y el rumor, causando grandes estragos.

– Pietro encendía un puro, serio y discretamente le decía. – No hay nada que temer hijo mío, dime el nombre de la señora, yo desde aquí me encargaré de lo demás; siempre y cuando actúes con calma, recuerda lo que te enseñé hijo, debes poner todo a tu favor antes de proceder, ¿quedo claro?

– Bradley sintiendo muchos nervios, dijo. – Claro padre, te envió por mensaje de texto los datos que averigüé bien y a detalle, muchas gracias por el apoyo.

– Pietro expulsaba el humo diciendo serio. – Por mis hijos y esposa hago lo que sea, el legado Landucci debe permanecer intacto mientras viva.

– Bradley exhalando decía. – Así será padre, así será.

– Pietro y Bradley se despedían, acordando que borrarían registros de llamadas de sus celulares.

Al finalizar la llamada, enviaba el mensaje de texto con los datos de Herminia, dejándole ese asunto a su padre; aunque Bradley se auto-sembraba una duda; pues al inventar esa excusa de la directora en revelar cosas turbias de casos de Pietro Landucci; la gran leyenda, nunca negó, ni afirmó que fuera verdad esa excusa inventada por Brad para recibir la ayuda necesaria y dejar de ser extorsionado; lo que crea una interrogativa; ¿Pietro Landucci de verdad tiene algo que esconder?

En la Universidad, al acabar la clase de Fernando; él presuroso salía del salón, caminaba a prisa para irse, cuando de pronto Herminia le detuvo hablándole seria. – A vos le estaba esperando.

– Él cuestionaba con prisa. – ¿Se le ofrece algo?

– Herminia de mismo modo preguntaba. – ¿Os podéis acompañarme unos momentos a mi oficina, de favor?

– Fer miraba su reloj de pulso y con impaciencia contestaba. – Sí, pero que sea breve, disculpe por ser así, pero tengo mucha prisa.

– Sonriendo Herminia decía. – Lo será. – Ella le decía seria. – No le quitaré tiempo.

– Fernando notaba raro a la directora; sin sospechar y saber nada, él caminaba al costado derecho de ella, con rumbo a la dirección.

Dónde una vez estando allí, ella le decía abriendo la puerta. – Adelante, saludéis de forma amable.

– Fernando sin comprender, entraba con duda.

De pronto una voz rasposa y varonil saludaba. – Buon pomeriggio.

– Fernando sorprendido exclamaba. – ¡No puede ser!

– Herminia les decía amable. – Os dejáis a solas, permiso.

– Fernando anonadado le decía. – Sí, el permiso es propio, gracias.

– El hombre sonreía diciéndole. – Hablaré en español, viendo su cara de sorpresa, supongo no entendió lo que dije.

– Fernando avergonzado y nervioso hablaba. – Perdón, perdón, buenas tardes, mi reacción fue así por la impresión de conocerle a usted.

– El caballero amablemente dijo. – Buenas tardes. – Para luego agregar tras una sonrisa. – Usted ya me conoce, sabe de mí, pero yo de usted no mucho.

– Fernando nervioso dijo. – Sí, claro que le conozco, es usted Guido Pietrasanta, un excelentísimo gran abogado emprendedor y motivador de talentos jóvenes.

– Extendiéndole la mano, ansioso y emocionado hablaba. – Muchísimo gusto, soy Fernando Rivas, gran admirador suyo.

– Guido le miraba de pies a cabeza y estrechándole la mano le dijo. – Un gusto Licenciado Rivas, siéntese porque lo que vengo a proponer le hará desmayarse de la emoción.

– Fernando tomaba asiento, con mucha emoción y ansiedad de tener a Guido Pietrasanta frente a él.

Guido Pietrasanta es un magnifico y estupendo licenciado en derecho, fundador de una firma de abogados en toda Europa; a sus cuarenta años se ha destacado por tener una excelencia y una mejor racha en juicios y demandas; se le considera “la nueva leyenda" del derecho, claro ocupando el segundo puesto tras Pietro Landucci.

Guido tiene una característica muy especial, esa es en seleccionar a un estudiante de cada universidad de derecho, para instruirle y empaparle de conocimientos sobre la abogacía; siempre su seleccionado es alguien con magnificas calificaciones, pasión, entrega, entusiasmo y dispuesto a sacrificar muchas cosas, con tal de ser un renombrado licenciado; esta vez Guido no seleccionó por su cuenta, de hecho él no tenía en mente seleccionar a alguien de esta Universidad.

Todo esto fue planeado por Herminia, en venganza contra Bradley, para separarle de Fernando y así poder ser ella quien consolará a él en la ausencia de Fer; el plan lo fraguo al instante de que Bradley le hizo enfadar; ella astuta, le envió copias y el archivo de Fernando, donde resaltaba que era el mejor alumno de la institución; cosa que incitó a Guido a visitar en ese mismo día la Universidad y poder conversar con Fernando, para convencerle de unirse a su firma lo más pronto posible, para mejorar, aprender y obtener experiencia en el terreno del derecho público y privado.

Fernando y Guido, luego de una charla de no más de treinta minutos, se despedían, acordando que le daría una pronta respuesta a su proposición; Guido se retiraba, despidiéndose amablemente de la directora, dejando a Fer en la oficina, pensando en su decisión.

Herminia conforme con su plan, entraba a su oficina, cuestionando. – ¿Y bien Fernando, os habéis tomado una decisión?

– Él serio y confundido replicaba. – Es una oportunidad que no se me dará dos veces en la vida, soy joven, deseo aprender, progresar, vine hasta aquí con la idea de ser mejor, ser excelente, el aceptar implicaría mudarme de nuevo, rehacer mi vida, readaptarme a un nuevo lugar, no sé qué decidir, aparte me falta aún por terminar la maestría, la beca, platicar con mi tía sobre esto, son tantas cosas, me siento desconcertado.

– Herminia con tal de convencerlo en aceptar, le decía. – Como superior de esta institución me encargaréis de alentar y apoyar en vuestra decisión, en caso de aceptar, seré yo quien os encargue de toda la documentación, el apoyo de la institución lo tendréis y finalizaréis en tiempo y forma sus estudios.

– Fernando miraba su reloj y presuroso, se levantaba del asiendo diciendo. – Gracias, de verdad mil gracias, pensaré esto con calma, pero debo irme, permiso.

– Herminia sonreía maliciosa diciendo. – El permiso es vuestro.

– Fernando se salía a prisa con rumbo al departamento de Bradley.

Herminia sonreía diciendo. – Sé bien que aceptaréis Fernando, vos tenéis sed de poder, aprendizaje y deseos de superación, yo sé que aceptaréis sin problema alguno.

– Herminia ordenaba un café negro muy cargado a su oficina, mientras continuaba en sus labores de su cargo.

Bradley en el departamento, estaba impaciente, desesperado y tenso; fumaba y bebía whisky, su timbre sonaba, él de inmediato abría la puerta y Fernando con mucha pena le decía. – Discúlpame por llegar apenas, pero ocurrió algo importante que me tiene en una encrucijada.

– Bradley cerraba la puerta muy serio, preguntando. – ¿Qué es?

– Fernando al ver su seriedad y percibir su tensión, se le acercaba diciendo. – Brad, algo te pasa, cuando tú estás tenso bebes y fumas al mismo tiempo, ven, primero cuéntame tú ¿qué es lo que sucede?, ya luego te diré yo, pero aquí lo importante eres tú.

– Bradley le sonreía, apagaba el cigarro en el cenicero y abrazaba amorosamente a Fer diciéndole. – Te amo, te adoro mucho, estoy enamorado de ti y por ti haré lo que sea necesario, pero este amor que ha nacido entre los dos, debe y será fuerte.

– Fer sin comprender, interrogaba. – ¿Qué tratas de decirme?

– Brad le besaba muy apasionante, le miraba a los ojos, tomándole de las manos, le guiaba a sentarse al sillón, donde ahí él de forma tranquila y serena, le platicaba todo lo que había sucedido con la directora desde hace unas semanas atrás.

Obvio para Fernando fue la detonación de un odio inmenso contra Herminia y a su vez, clasificar los hechos entre ellos, como un sacrificio y acto por amor, por parte de Brad; aunque en realidad era más por dignidad y por la reputación de los Landucci.

Entre las charlas de ellos, Fernando hilaba la propuesta sorpresiva de Guido Pietrasanta con un plan creado hábilmente por Herminia; pero sin saber que estaba en la suposición correcta; Bradley le decía que esa propuesta podría ser cierta, ya que Guido selecciona con calma y certeza a sus próximos aprendices, y Fernando tenía los requisitos necesarios para pertenecer en dicha firma.

Bradley se tornaba demasiado tenso, Fernando preocupado por él, enojado por los chantajes de Herminia y desorientado ante esa propuesta; agregando también a cierto estrés que Fer, únicamente tenía unos días para tomar la decisión, pues estaban por salir de receso decembrino.

Ahora que Fernando ya sabía lo que Herminia le estaba haciendo a Brad; él comenzó a planear una forma fácil y práctica para que le dejará en paz; en los días siguientes, Fer miraba con atención los movimientos, horarios y cosas que ella hacía, memorizando con mucha calma y paciencia las placas del carro de Herminia; la fecha límite de respuesta estaba llegando, al igual que la partida de Bradley a la ciudad de México dónde únicamente estaría tres semanas al lado de sus seres queridos; Brad también ideaba algo para poder detener a Herminia y sus amenazas de una manera definitiva; pues su padre aún no hacía nada al respecto; la relación de Brad y Fer se ha visto deteriorada, más no destruida, por lo que Herminia hizo, pero un suceso cambiará de manera radical las cosas.

En el último día de clases, cayó una fuerte tormenta eléctrica en Barcelona; Fernando viendo llover desde la biblioteca de la universidad, pensaba en su respuesta.

Él seriamente, se decía. – “Sí acepto me tendré que ir a Roma, privarme de estar y convivir con mis seres queridos en estas fechas festivas, todo por lograr ser un excelente abogado, pero si rechazo, podré viajar con Bradley a México, presentarlo con mi tía y con Aurora, vivir felices y festejar nuestro amor”.

– Pensativo, él seguía balanceando su respuesta, cuando su teléfono comenzó a vibrar; en el I.D era Guido, quién presionaba para obtener una respuesta.

Fernando se salía con cuidado del lugar, justo en el pasillo respondía. – Hola, Guido.

– Guido serio le decía. – Hola Licenciado Rivas.

– Apenado por su forma de atender la llamada, decía. – Hola, muy buena tarde Licenciado Pietrasanta.

– Guido conforme con la respuesta, hablaba. – Buena tarde, espero se encuentre bien.

– A lo que él decía nervioso. – Sí, estoy bien, gracias.

– Guido habló directo. – Mi llamada es únicamente para saber su respuesta ante mi propuesta brindada hace unos días.

– Fernando decidido al fin, contestó. – Lo sé bien, entiendo que le urge saber y sin darle mucha vuelta al asunto, le agradezco la oferta, pero mi respuesta es un no.

– Sin pedir explicaciones Guido sonrió diciendo. – Comprendo, un placer conocerle, hasta siempre.

– Finalizaba la llamada, para luego ser él quien se comunicaba con Herminia avisándole el rechazo de Fernando, causando una gran molestia en ella.

Fernando conociendo que esta oportunidad no se presentaría dos veces en su vida, caminó en busca de Bradley; que al encontrarlo solo en sala de maestros, entró y con un nudo en la garganta dijo. – Ya di mi respuesta.

– Bradley al verle así, se levantó, asegurándose de que nadie los viera, cerraba la puerta y le abrazaba fuertemente diciendo. – Hiciste lo correcto, es para tu superación profesional y también personal.

– Fernando empujaba a él, diciendo casi llorando. – ¡¿Qué no entiendes?! , sacrifiqué esa opción por ti, ¡por ti!

– Brad asombrado, le cuestionaba con ansia. – ¿Pero por qué?, ¿por qué por mí?, ¿qué pasa?

– A lo que le respondía molesto. – Bradley es imposible que no te des cuenta.

– Él preguntaba sin entender. – ¿Darme cuenta de qué?

– Contestando furioso. – ¡Estoy perdidamente enamorado de ti!, ¡quiero estar y deseo estar contigo, me he enamorado!

– Bradley sintiendo un frío recorrer en su espalda, le abrazaba fuertemente, besándole en la frente.

En ese instante la tormenta se desataba más fuerte y hacía que en toda la universidad se fuera la luz; Fernando y Bradley se sostenían miradas; miradas que insinuaban comerse a besos, grandes ósculos de amor, pasión y deseo.

Fer tocaba con sus manos la cara de él, diciendo. – Te amo Bradley.

– Él nervioso le decía. – Igual te amo, te amo mucho, pero lo que hiciste es un gran sacrificio.

– Fer le sonreía diciendo. – Es un sacrificio por amor, demostrándote que te amo mucho.

– Bradley impulsivo, lo comenzaba a besar muy apasionado.

Fernando se quitaba su gabardina negra y desabrochaba su pantalón, remangándose su camisa, bajaba su ropa interior, mostrándole su erección inmediata; Bradley besaba el cuello de él y se quitaba su abrigo café, se bajaba el pantalón y el bóxer, enseñándole su miembro erecto; la lluvia se intensificaba, los truenos eran más y más fuertes; Fernando se bajaba a comenzar una felación ansiosa; los relámpagos alumbraban de vez en vez la sala de maestros.

Bradley disfrutaba el acto, mientras pensaba. – “Es imposible que después del sexo casual exista el amor, él no se pudo enamorar de mí, ni yo de él, o tal vez sí lo estoy, es todo confuso, no sé lo que siento por ti, pero disfrutaré la forma en que hacemos el amor”.

– Bradley algo rudo, empujaba a Fernando al piso; la habitación se alumbrada momentáneamente por un relámpago.

Fernando lograba apreciar la mirada excitada de Brad; él con mucha excitación y adrenalina, sujetaba de hombros a Fer con ambas manos, levantándolo y poniéndole contra la gran mesa del salón; otro relámpago iluminaba; aprovechando Brad para escupirle en el recto y así su pene babeado, introducirlo de forma presurosa en su ano.

Fernando gemía, gritaba, jadeaba en lo que Bradley lo nalgueaba y apretaba de la cintura; Fer echaba su cabeza hacía atrás para ser besado con erotismo por Brad; entre la gran tormenta eléctrica, ellos culminaban su acto sexual fundiendo su grito de concupiscencia con el estruendoso trueno.

Un poco sudados, se limpiaban, se acomodaban su ropa y Fernando se tocaba el trasero diciendo sorprendido. – ¡No usaste condón esta vez!

– A lo que Bradley agotado contestó. – No, ¿dónde lo iba a sacar?

– Fernando preocupado le dijo. – Siempre traes uno o dos contigo.

– Brad algo molesto dijo. – Pues sí, siempre los traigo, pero se me olvido, ¡ya no seas paranoico, ni que fuera la primera vez que lo hacemos así!, ¡no existe riesgo de que en la mierda cuaje un bebé!

– Fernando serio le dijo. – Sabes bien que me cuido, aunque seamos pareja, me debo cuidar, más ahora que te andas metiendo con la tripona esa de Herminia.

– Brad se quedaba en silencio, Fernando le miraba serio y fijo.

La habitación y toda la universidad recuperaba la luz; para qué minutos después, entrara Herminia a la sala de maestros con actitud agresiva, hablándoles. – Esté habéis sido el último lugar que os me faltaba por revisar, buenas tardes os tengáis Licenciado Landucci, joven Licenciado Rivas.

– Bradley apenado retrocedía un poco respondiendo sonrojado. – Buenas tardes directora.

– Fernando volteaba a ver a él apartarse y molesto, regresaba su mirada cruzándola con la de ella, sosteniéndola firme, dijo. – Buenas tardes directora Herminia.

– Ella sonriendo, se les acerco y preguntaba curiosa. – ¿Qué hacéis vosotros en este salón a solas, en medio de una fuerte tormenta eléctrica?

– Bradley y Fernando se miraban algo nerviosos.

Brad le respondía astuto. – Vino a buscarme para preguntarme la hora de mi vuelo a la ciudad de México; será mañana a las 7 de la mañana tiempo Barcelona.

– Fernando sonreía diciendo. – Así es, a eso vine, ahora sí me disculpan, debo retirarme.

– Fernando pasaba de lado de ella.

Herminia impactada por saber que Brad se iría a México, tomaba del brazo de Fer y de forma brusca le dijo. – ¡Creí que os venía a platicar su rechazó a la propuesta del Licenciado Pietrasanta!

– Sujetando fuerte a Fernando del brazo; haciendo que él se molestara un poco.

Ella miraba a Bradley exclamando. – ¡Me imagino que ya lo sabe!

– Bradley serio e impotente, afirmó. – Sí lo sé.

– Fernando ya colmado de su paciencia, empujó a Herminia de un codazo y se volteó gritándole. – ¡Ya es suficiente vieja asquerosa!

– Herminia se tambaleaba sujetándose de una silla, anonadada decía. – ¡¿Cómo podéis hacerme esto?!, aquí soy vuestra superior, ¡de vosotros dos lo soy!

– Bradley se enmudecía ante la furia y desesperación de Fernando; que exaltado, le reclamó. – ¡Será muy superior a los dos, pero muy baja en dignidad como mujer!, ¿usted como supo lo de mi rechazo a Guido, eh?, ¡dígamelo!

– Herminia quedaba al descubierto y nerviosa volteaba a observar a Bradley; quién le sonreía en burla.

Ella tensa le replicó. – ¡Joder, por qué soy la superior de esta institución y me informaron sobre vuestra respuesta!

– Fernando habló con toda actitud de un buen abogado. –  O será porqué usted tramó todo esté circo, únicamente para apartarme de Bradley, sólo por el simple hecho de que tú le extorsionas en revelar nuestra relación, obligándolo a él en tener sexo contigo, ya que tú no tienes quien te lo haga de manera formal.

– Bradley sorprendido le decía. – ¡Vaya, mejor que tú no lo pude haber dicho! – Él se acercaba a Fer diciéndole. – Debí creerte cuando dijiste que ella había tramado todo esto, ahora sí tiene sentido, sólo con verla nerviosa y alterada, solita se delata.

– Herminia furiosa, tomaba impulso y le daba una cachetada a Fernando gritándole. – ¡Vos no tenéis os derecho a tutearme!, ¡y sí, fui yo quién os ideo eso, pero que estúpido eres, sacrificas lo más por lo menos!

– Luego de haber escuchado la confirmación de lo que ya se sabía, de nuevo la tormenta comenzó más fuerte.

Los truenos hacían cimbrar las ventanas y en el salón se empezaba a sentir una inmensa sensación de nerviosismo, presión y estrés.

¿Qué más pasará?... Continuará

Amor, Pasión o Deseo.

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