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¿Por qué a mí? Capítulo 10

en Gays

Hola, muchas gracias por el apoyo a todos ustedes; envió mi más sentido pesame ante los hechos en Barcelona, deseo que los culpables paguen esa abominación y que las familias

de las victimas encuentren pronta resignación, un abrazo y desde mi país me uno a su luto.

 

Capítulo X

LA VIDA QUE VA.

 

¡El tiempo se fue rápido!, estamos a unas horas del intercolegial de baile y todos muy nerviosos y tensos; en este momento nos encontramos en los ensayos en el auditorio sede del concurso; hemos visto a algunas academias y escuelas en sus prácticas y vaya que nos han dejado con la boca abierta; durante estos días, he estado de mejor ánimo, creo yo se debe a que estoy por finalizar mi carrera y por fin decirle a dios a mi etapa escolapia y decirle hola a mi etapa laboral; aunque creo será muy, muy, muy difícil que yo encuentre trabajo teniendo la enfermedad que tengo; es minoría la cantidad de personas con VIH que tienen un buen trabajo seguro; cómo dije con anterioridad, “las mentes cerradas siguen en abundancia”, por ello existe la discriminación, la homofobia y desigualdad social; en fin eso es tema de nunca acabar, me centraré en lo que importa, el concurso de baile.

Jackie y Flavio siguen sin ir al médico al chequeo del bebé, ya que hemos estado algo ocupados en los ensayos y nuestras labores escolares, por lo que dice ella, sospecha que tiene cerca de 4 semanas de embarazo; o sea el mes; aunque por los malestares que tuvo, creo suponer que tiene seis semanas, pues sí dio lata cuando fue el evento de salsa; Claudio me eliminó del Facebook y me bloqueo; acto que veo muy inmaduro de su parte, pero allá él; desde mi reencuentro en la calle con Fermín, he charlado mucho con él, nos hemos puesto de acuerdo para vernos; sólo que por sus textos, me ha insinuado que tengamos sexo; sería muy rico, no he tenido relaciones desde hace un buen, no me vendría mal hacerlo con él, claro cuidándonos, pero a Fermín le gusta hacerlo sin condón y pues no me gustaría contagiarlo; ¡soy un lujurioso y debo controlarme!, más ahora que tengo bicho y puedo o más bien es probable que haya creado una cadena de contagio sin saberlo; nuestros encuentros se han quedado en “veremos”, pues tiempo no he tenido y me he sentido algo cansado.

Bimba ha percibido que ando raro, por eso, ella cada que me ve me pregunta “¿cómo te sientes, estás bien, cómo vas?”; desde un inicio debí ser sincero con ella y confesarle mi enfermedad, no que fui un estúpido imbécil que cometió el gran error con decirle a Claudio; Renzo no me ha escrito nada, ni me ha llamado, eso me hace sentir triste y decaído, por eso lo cité a que viniera a los ensayos, para poder charlar un poco; y hablando del rey de Roma.

Siendo las cuatro de la tarde en punto; vestido de traje y usando tenis, Renzo serio me saludaba. – Hola, buena tarde, ¿cómo estás?

– Le miraba bien; de traje se ve muy guapo; suspiraba y mostrando una sonrisa, decía. – Hola, muy buena tarde, estoy bien gracias, ¿y tú?

– Renzo miraba a mis compañeros descansar de un ensayo y hablaba. – Qué bien que estás bien, yo pues estoy bien, eso creo, tratando de sobreponerme y de entender tu rechazo hacía mí, me siento triste, enojado, molesto, por confesar mi sentir por ti, sin embargo lo que debía decir lo dije, ya pasó, debo continuar.

– Me sentía culpable y le decía. – Renzo, oye, disculpa, he querido hablar contigo sobre eso que ocurrió, sólo que no me sentía preparado o mejor dicho con valor para hablar sobre ello…

– Me interrumpía algo molesto. – ¡¿Hablar, en serio?!

– Mis compañeros y Starenka nos volteaban a ver, me sonrojaba y apenado hablé. – Mejor hablemos a fuera, ¿quieres?

– Renzo irritado y yo apenado, salíamos del auditorio e íbamos al estacionamiento, estando allí, él muy serio me preguntaba. – ¿Hablar de qué?

– Con pena, respondía. – Esa noche estaba indispuesto, no debí portarme mala onda contigo y ser grosero, pero me sentía mal, tuve muchos nervios, me sentía cansado, no dormí bien, tuve diarrea y lo único que deseaba era dormir mucho, no pensaba bien las cosas, mi lengua no estaba conectada con mi cerebro, discúlpame por haber sido muy grosero.

– Renzo me volteaba a ver diciendo molesto. – ¡Eres peor que una mujer en sus días!

– Luego de eso, se sonreía y yo igual.

Para así decirme. – Job no tienes idea lo mucho que me gustas, aún recuerdo el día que te vi llegar a la academia, fue un lunes, el primer lunes de vacaciones de verano.

– Yo la verdad no recordaba su rostro, aunque si memoricé cuando ingrese a la academia.

Él parecía algo obsesionado conmigo, sólo qué conforme fue hablando, me fui dando cuenta que sí, yo era su amor platónico.

Me decía con emoción. – Te vi decidido de tu persona, capacidad y conocimientos de baile; hiciste una magnifica presentación y ejecución coreográfica, fuiste de los mejores en el casting; no sé si recuerdes, pero yo fui quien te aplaudió mucho ante esa muestra.

– ¡Me cayó el veinte!; cómo decimos aquí; sí, recordaba a Renzo; muy diferente a lo que es ahora; cuando ingresé al A.M.B.A.D; él tenía unos kilos de más, tenía el cabello graso con corte de hongo, su aspecto era descuidado y desalineado, usaba lentes de pasta negros que le obstruían la belleza natural de sus ojos.

Le decía con asombro. – ¡Ya te recuerdo!, sí, eras un chico muy diferente físicamente a lo que eres hoy, solías verme en descansos y pasabas con tus instrumentos casi todos los días por los pasillos haber sí me veías; es por eso que llegaba tarde a ensayar y me iba terminando, para así evitarte y no sentirme acosado.

– Renzo se sonrojaba y se agachaba, diciendo. – Mil disculpas, de verdad, mil disculpas, esa no era mi intención, sé bien que me veía muy acosador y obsesionado contigo, de verdad discúlpame.

– Yo le decía despreocupado. – No tengo que disculparte nada, eso fue hace tiempo, tranquilo.

– Él cambiaba su tono de voz, como si quisiera llorar, hablándome. – En ese tiempo estaba deprimido, muy deprimido, luego de que mi relación tuvo que acabar, me refugié en la comida, en refrescos, malteadas, helados y postres, agregando que deje de hacer ejercicio, fue una depresión que me orilló a descuidarme en totalidad; debí cuidar mi aspecto y tal vez así me hubieses volteado a ver.

– Me puse nervioso, me sentí sensible por él, le tome la mano y lo lleve a sentarnos bajo un árbol, allí le decía. – Era comprensible que estabas en depresión, en tu duelo, todos pasamos por eso, unos lo superamos a tiempo, como tú, otros no y deciden seguir hundiéndose en la depresión, en no ver lo que la vida nos da.

– Él me tomaba de la mano y me decía con una mirada dulce. – Perdón por haber comenzado mal, de verdad.

– Apretaba su mano, sonreía y decía. – No tengo nada que disculpar o perdonar; debe ser al revés, yo debo pedirte eso, por haber sido muy superficial contigo, despreciativo y mala persona.

– Él se sonrojaba para decir. – Nada que disculpar o perdonar, no hay nada.

– Nos sosteníamos la mirada y el vientecillo soplaba fresco, nos acercábamos poco a poco, cuando de momento exclamaba. – ¡Entonces tú eras quién me escribía cartas, dejaba notas adhesivas, chocolates y detalles en mi casillero!

– Renzo se sonrojó demasiado diciendo. – Perdón, perdón, perdón, perdón, perdón, perdón de verdad, perdón.

– Me sonreía hablando. – ¡Nada!, ya te dije que no hay nada que perdonar, eso ya fue; eso sí, eran las cosas más bellas y tiernas que pude recibir de un admirador secreto; mira que si desde un comienzo me hubieras dicho que eras tú, te hubiera dado un gran beso; no tienes idea de lo emocionado que me hacía al recibir esos obsequios.

– Renzo no se la creía y preguntaba. – ¿Hablas en serio?, ¿de verdad?

– Sí, hablo en serio, es de verdad, de verdad, verdad. – Hablaba con sonrisa.

Él llevaba su mirada a las ramas del árbol, suspiraba, para decir. – Si desde un inicio te hubiese dicho que era yo quién te escribía y daba todo eso a escondidas, tal vez, creo, este amor no hubiera crecido como ahora lo está por ti, hubiese muerto al no tener tantas ilusiones, sueños y pensamientos acumulados año con año, manteniendo el secreto de un amor que fue callado por pena, por vergüenza, por, pues por cobardía, si hubiera confesado mi amor por ti cuando debía, entonces tú ahorita estarías muerto, pues el destino no hubiese permitido que detuviera tu intento de suicidio.

Entonces comprendía que la vida a veces nos tiene secretos, secretos que se descubren por sorpresa en los tiempos y designios perfectos que el mismo destino revela en su momento y forma; todo pasa cuando debe de pasar, no antes, no después, sino en su instante correcto.

Derramé una lágrima y él se levantó del césped, me ayudó y abrazó cómo aquel día que impidió mi suicidio.

Renzo me murmuró al oído. – Seguramente las cosas debían de pasar así, se acomodaron los movimientos en nuestras vidas y caminos, las coincidencias no existen, únicamente las cosas inevitables y nosotros éramos obligatoriamente él uno para el otro, para coincidir por algo y aquí estamos, por ese algo, ahora debemos descubrir qué es ese algo.

– Sus palabras cerca de mi oído me estremecían, me erizaban la piel, me entusiasmaba y me hacía sentir cosas inexplicables en mi interior.

Lo abracé con más fuerza y luego movimos nuestras cabezas, unimos las miradas y comenzamos a acercarnos lento; su respirar lo sentía cada vez más próximo, mis labios iniciaban el rosé con su barba y su boca, cerramos los ojos y bajó ese gran, frondoso y bello árbol, Renzo y yo nos dábamos un beso, nuestro primer gran beso, un ósculo que exponía lo que con palabras tal vez no se puede hablar.

Nos separamos y sonrojados reímos, para ambos decir al mismo tiempo. – ¡Besas muy rico!

– Yo me olvidé del VIH y del Hepatitis, eso no existía en mis pensamientos, sólo ese momento que mi mente guardaba como un grandioso recuerdo.

Venía a mi mente lo siguiente. – Oye, hay algo que debo preguntar y que desde ahí me ha inquietado.

– Renzo con curiosidad, interrogó. – ¿Sí, qué es?

– Respondía dudando. – Guardo una carta de las muchas que me dejabas; una en una hoja de partitura; bueno supe hasta después que era una hoja de esas, pero era un poema o qué.

– Renzo se sonrió y dijo. – Esa carta fue la última que te escribí antes de darme por vencido y dejar de insistir por ti, era o es la letra de una canción que estaba componiendo para ti, tenía en mente cantártela antes de pasarme oficialmente a los fines de semana, pero decliné en hacerlo por miedo al rechazo y ser tachado como un pobre tonto romántico; así que te la dejé con una rosa artificial y un chocolate; eso fue lo último dedicado a ti.

– Me puse súper rojo y le decía. – ¡Muchas gracias!, eres un gran chavo, eres lo máximo, muy talentoso.

– Le abrazaba muy fuerte y él a mí diciendo. – Eras mi inspiración y creo lo sigues siendo.

– Lo trataba de abrazar más fuerte, pegué más mi oído izquierdo a su corazón y su latir era muy acelerado; creo el mío igual.

Era un bello momento pero ese instante se interrumpía cuando Bimba se aparecía algo apenada diciendo. – Amm… Coff… Coff… Disculpen.

– Ambos nos alejábamos, él le daba la espalda y yo nervioso, titubeaba. – Sí… qué… ¿qué pasa?

– Bimba me guiñaba el ojo, contestando. – Lamento interrumpir la charla, pero debemos ensayar, ya pasó la media hora de descanso y aún debemos prepararnos, me mandaron por ti y debo regresar contigo, disculpa pero el deber llama.

– Miraba a Renzo y él nos decía. – Pues si se puede y quieren, los veré ensayar, así les digo sí hay equivocaciones y sí sobrepasan el margen de errores.

– Yo miraba a Bimba y ella a mí, para así decir. – Sí, sabes bien que no hay inconveniente de eso, así que vamos.

– Dije contento. – Pues entonces vamos, debemos ganar este concurso.

– Me sonreí y avancé, atrás de mí Renzo, quien me miraba de nuevo con ternura y Bimba que volteaba a vernos muy alegre por lo que había visto.

Starenka al mirar a Renzo, lo invitaba a sentarse junto a ella para vernos ensayar; él estaba emocionado y yo nervioso de que me observara bailar.

Bimba se sonreía diciendo. – Se veían muy lindos abrazados.

– Jackie escuchaba y decía. – Renzo es el admirador secreto de Job, me lo dijo cuándo fue el evento de salsa.

– Keila me abrazaba y dijo. – ¡Ya era hora que por fin dejes la soltería!

– Flavio me daba una palmada en la espalda y hablaba. – Muy bien hermano, excelente.

– Yo incómodo y apenado, hablé. – Fue un simple abrazo, no somos nada aún, es más no sé si lo vayamos a ser, pero ya, dejen hablar de eso y ensayemos.

– Tras esas “felicitaciones” por algo que evidentemente no sucederá, los veinte integrantes del grupo “Novios” que representaban al A.M.B.A.D, tomábamos posiciones y dando la señal nuestra capitana de grupo; o sea Bimba; reproducían nuestra mezcla musical creada por el DJ hermano de Starenka.

El mix incluía como apertura la marcha nupcial, seguida de “Like a Virgin”, “Material Girl” y “Vogue” de la reina del pop, Madonna; fusionando “Umbrella” de Rihanna,Sweet Dreams” de Eurythmics con “Chocolate” de Kylie Minogue, empatando “On the Radio” y “Last Dance” de la reina de la disco, Donna Summer concluyendo de nuevo con la marcha nupcial; era increíble que en cinco minutos exactos, todas esas canciones estuvieran incluidas y bien mezcladas.

Al finalizar, Renzo aplaudía con emoción y nos gritaba. – ¡Ustedes van a ganar!

– Nos dio mucho gusto su buena vibra, pero sabíamos que en la categoría Master-senior estaban buenos grupos, entre ellos “los chicos del hop” y “los natural-original”; grupo en donde Sofía la hermanastra de Renzo esta y que sabemos son rivales fuertes.

Tras esa prueba sin errores, nos avisaban que debíamos comenzar a alistarnos en colocarnos el vestuario y el maquillaje; Renzo se despedía de mí y me deseaba suerte; él prometía estar apoyando a Sofía y a nosotros; se iba a su casa a cambiarse y a regresar con su familia al auditorio; la modista nos pedía el último pago del vestuario así como liquidar a las chicas que nos ayudarían a maquillar; por las prisas, había olvidado mi talón de pago dónde aparecía que yo había terminado de abonarle a la señora, así que me comunicaba con mi mamá al teléfono de la casa.

– Mamá, ¿ya vienes al auditorio?

– Mi mamá miraba el reloj diciendo. – Aún no, es temprano y tus hermanos no llegan, quedaron de que iríamos todos, incluso hasta su padre irá, ¿por qué?

– Respondía en lo que me estaban colocando las pestañas postizas. – Mami no seas mala, en uno de mis morrales busca el talón de pago del vestuario, lo dejé y debo mostrárselo a la señora para que vea que si le pagué en su tiempo, tráelo cuando llegues, por favor.

– Sí mijo, sí, lo haré no se me olvida, es más ahorita mismo lo busco. – Decía mi mamá presurosa.

– Bien mamá, no se les olvide traer la cámara para que me graben y venir puntuales para tener un buen lugar, vengan con ganas de gritar y aplaudirnos mucho. – Hablaba con emoción y entusiasmo.

– ¡Así será hijo, así será! – Se escuchaba alegre mi mamá.

– Bien, debo colgar, me están maquillando y debo comenzar a vestirme, nos vemos. – Me despedía de mi mamá y acababa la llamada.

En lo que nos estaban pintando y ayudando a vestir; mi mamá iba a mi habitación a buscar entre mis morrales el papelito, en eso, ella descubría mis resultados de laboratorio y pues como toda mamá curiosa, los leía con detenimiento, se sentaba en la cama y con semblante pálido, derramando lágrimas dijo. – ¡Dios mío, mi hijo, no, no, mi hijo está enfermo!, ¡ay dios mío, no, no!, ¡¿por qué él?!

– Rompiendo en llanto, era encontrada así por mi hermana, que le interrogaba con preocupación. – ¿Qué te pasa mamá?, ¿por qué estás así?

– Ella sollozando respondió. – ¡Ay hija, tu hermano!

– Angustiada preguntó. – ¡¿Mi hermano qué, qué paso?!

– Nuestra madre le mostraba los análisis y se soltaba a llorar más, mi hermana los revisaba y se impresionaba por descubrir mi enfermedad.

Sé corrió el chisme como pólvora, pues informaban a mi hermano y a mi padre también; ¡vaya problema que me acabo de meter!, sí, lo sé, tarde o temprano se iban a enterar, pero hubiese preferido que fuese más tarde y no temprano como ahorita.

¡Ya es hora, ya es hora! – Decía Starenka muy alterada.

– ¡Rápido, júntense todo para la foto del recuerdo! – Dijo el fotógrafo que nos acomodaba para lucir bien nuestro vestuario.

Después de todo, nosotros siempre hemos sido originales en la ropa a usar para cada intercolegial; la idea que brindó Keila junto con Jacqueline y el boceto que hizo Bimba, bastó para que nuestra modista de cabecera nos creará la fusión del traje de novio y el vestido de novia; el pantalón era a dos colores, negro y blanco; la parte negra de un pantalón de vestir en corte recto y la otra parte muy suelta, haciendo alusión de una falda; el corsé blanco se le ensamblaron las mangas y cuello del saco de novio, un sombrero de copa alta de mitad blanco y mitad negro, adherido a la ala del sombrero se encontraba el velo, que cubría mitad de la cara y la otra mitad descubierta era la que estaba con más exceso de maquillaje; todos los trajes eran idénticos, parecieran fotocopiados, colocándolos en nuestros cuerpos, no se distinguían quienes eran hombres y quienes las mujeres menos si nuestras manos estaban cubiertas por guantes hasta el codo; un guante negro con encaje y bordado blanco y el otro blanco con encaje y bordado negro; para darle un toco alocado a nuestro traje; Flavio consiguió unas mancuernillas y Boutonnieres con luz led que cambiaban de color cada cinco segundos.

Varios grupos nos decían que teníamos unos trajes muy fregones y originales; incluso los chicos de Monterrey se tomaban fotos con nosotros, pues quedaron muy sorprendidos por las ropas; ¡claro!, salió barato; según Starenka; aunque si nos ponemos hacer cuentas, pues no lo fue tanto, ya que pagar mano de obra, el conseguir el calzado y sombrero, más los detalles sugeridos por Flavio, sí fue una inversión elevada a lo que antes pagábamos por disfraces en anteriores bailables; como siempre, cada capitán de equipo pasa al sorteo del turno en que nos iremos presentando; a nuestro grupo nos tocó el número 7; eso era buen augurio, ya que al tocarnos número natural, nos garantizaba de buena suerte, pues en dos ocasiones fuimos los números once y quince, en ambos concursos no quedamos ni en los cinco primeros lugares; bueno esas son supersticiones de bailarines ja ja ja ja ja.

Iniciaba el evento; comenzaba la categoría infantil, dónde niños de entre 8 a 12 años participaron, demostrando ser buenos danzantes; eran pocos grupos, así que se fue rápido esa parte, siguió la juvenil; aquí se presentaban más chicos de escuelas secundarias y algunas preparatorias; jóvenes de entre 13-18 años; continuó la categoría master-senior, aquí era dónde debíamos lucirnos; entre el público estaba Renzo con su familia y mi familia a lado de ellos; me saludaba y yo a medio ver, lo hacía igual.

Sólo que notaba algo extraños a mis familiares; quienes habían llegado tarde; o sea llegaron cuando faltaban dos grupos para acabar la categoría juvenil, ¡mejor ni hubieran venido!, aunque si debía de venir mi mamá a entregarme el papelito que demostraba de que liquidé a tiempo mi traje de “novio”.

En lo que veíamos bailar a “los chicos del hop”, Jacqueline comenzó a sentir un dolor incomodo en su vientre; Flavio se le acerco preocupado cuestionando. – ¿Qué sucede?

– Respondiendo respirando y exhalando. – Es el malestar, me duele como si me fuese a bajar mi periodo, creo debimos haber ido al doctor.

– Él la abrazaba y la ayudaba a sentarse diciendo. – Lo sé, terminando esto, nos vamos a urgencias, deben checarlos a ti y nuestro bebé.

– Sin querer escuchaba y alarmado pero discreto, hablé. – ¡¿Cómo que aún no han ido al doctor?!

– Flavio me hacía seña de que me callará y me les acercaba susurrando. – Sé bien que no debo meterme en esto, pero Jackie bien sabes que bailar, sobre todo tu parte de vueltas y piruetas, son muy riesgosas para ti y el bebé; ¡debiste decir antes que estas embarazada!

– Flavio se angustiaba más y Jacqueline se sentía entre la espada y la pared por lo acontecido.

Bimba y Keila volteaban a visualizarnos y se nos acercaban, ahí Bimba cuestionó. – ¿Qué pasa?, desde hace unas semanas ustedes tres, en especial tú Job, han andado muy misteriosos.

– Keila molesta, dijo. – Seguramente piensan rehusarse a bailar, ¿no es así?

– Orillada a decir la verdad, Jacqueline se percataba de mi nerviosismo, la angustia de Flavio y las dudas en nuestras amigas.

Jackie sosteniéndose el vientre, habló. – Chicas, acérquense, pero por favor, por favor no digan nada a nadie.

– Keila y Bimba escuchaban con atención la revelación de Jacqueline; ambas se emocionaban, a su vez se preocupaban por qué algo malo fuese a sucederle al bebé.

En lo que debatíamos el tema, llegaba el turno del grupo “los natural-original”, mismos que tenían una impresionante proyección y ejecución, pero su mezcla era muy ordinaria y nada impresionante; hablando en calidad de sonido y efectos, carecían de ellos; su música resultó ser muy repetitiva y aunque fue una coreografía grandiosa con mucha limpieza, a los jueces no les agradó que las pistas fuesen repetitivas a otros grupos que ya habían pasado.

Antes de que pasáramos, revisaba mi teléfono; me daba cuenta que tenía mensajes de Fermín, en los cuales me decía lo siguiente. – “Hola Job, lamento no poder asistir a tu evento, pero estoy indispuesto, saludos”; “Mucha suerte, espero estés muy bien, tengo una ligera diarrea, fiebre, estaré bien”.

– Con preocupación, le escribía lo siguiente. – “Hola Fermín, descuida, espero te mejores pronto”, “estoy bien gracias, un poco nervioso, pero bien, estamos por pasar”.

– Él estando en línea me escribía. – “Mucha suerte en tu presentación”, “pero dime una cosa, ¿de verdad estás bien?”.

– Le respondía sintiéndome importante para él. – “Sí claro que me siento bien, gracias, ¿tú cómo sigues?, deberías ir al doctor.”

– Fermín escribía. – “Bien, bien, me bajó la fiebre, pero estoy bien, además no es necesario ir al doctor, ya sé lo que tengo, ¿pero seguro tú estás bien?"

– Su insistencia me intrigaba, así que le escribía. – “Sí Fermín, estoy bien, gracias, ¿por qué tanta insistencia con saber si estoy bien?”, “¿Qué es lo que tienes?”, “¿qué te dijo el doctor, alguna infección o algo?”

– Él me estaba escribiendo, pero ya era momento de nuestra presentación, así que dejaba mi teléfono en la mochila dónde estaba mi ropa con la que llegué a ensayar.

Renzo ingenioso entraba a vernos y nos decía. – Chicos mucha suerte, les irá genial, sus vestuarios son geniales.

– Nos daba gusto de sus palabras, aunque no nos reconfortaba del todo bien para que estuviésemos tranquilos.

Antes de salir, él me detuvo diciendo. – Job, ¿nos tomamos una foto antes de la presentación?

– Le sonreí diciendo. – Sí, pero que sea rápido.

– Él daba su teléfono a Bimba quien se ofrecía a tomarnos la foto.

Una vez tomada, Renzo me daba un abrazo diciendo. – Siéntete tranquilo, bailas muy bien, eres un gran bailarín, demuestra que puedes, disfruta mucho, siente, goza, déjate llevar por el ritmo.

– Me sentí bien, a gusto y decidido.

Bimba se emocionaba de vernos, ella nos decía. – Ustedes dos se ven tan lindos juntos.

– Renzo se sonrojaba, se quedaba mudo y daba media vuelta para ir a su lugar, dónde se encontraba con sus amigos David y Ricardo; en lo que yo me reía junto con Bimba.

Escuchábamos que ya estaban anunciándonos y tomando nuestras posiciones, nos dieron la señal para danzar; de un lado entraban “novios” y de mi lado entrabamos “novias”; hubo una gran ovación y causamos polémica, pues no logran distinguir quien era hombre y quien mujer; tuvimos proyección, ejecución, carisma, sincronía, exactitud, precisión, técnica, limpieza y pocas piruetas que asombraban hasta nosotros; evidentemente fuimos de los mejores; Jacqueline hacía Split, vueltas de carro, Bimba vueltas de ballet acompañadas de saltos, Keila muy estética y cuidadosa con sus giros a una mano, Flavio y yo haciendo algunas contorciones e improvisamos bailar como pareja; esa fue la parte más graciosa de nuestro número, ya que pensaban que éramos pareja hombre y mujer, ja ja ja ja ja, les dije que seríamos sensación.

Finalizando, recibimos un sinfín de aplausos, hasta el presentador quedo maravillado; el jurado quedaba perplejo y Sofía junto con su grupo, echando chispas del gran coraje que nos tenían; los muchachos de Monterrey junto con sus coreógrafos se acercaron a nosotros a felicitarnos por tan excelente bailable; Starenka se sentía como un pavorreal al oír esas palabras alabando su grupo y el esfuerzo.

Siguieron otros dos grupos y luego vendría la decisión final; estábamos nerviosos, unos tomaban agua y otros se sentaban en el suelo para descansar un poco.

Jacqueline agitada, decía. – Estuvimos excelentes, creo ninguno erró.

– Flavio tomaba agua, para decir. – Así es amor, no hubo errores.

– Yo soplándome la cara con mi sombrero dije. – Yo creía que me equivocaría al tener a Renzo como público.

– Jackie me regalaba una sonrisa y hablaba. – Seguro vino a ver a Sofía y a apoyarte, hasta trajo a sus amigos David y Ricardo, los mismos que tocaron los tangos en el concurso de aquella vez.

– Me sentía apenado y me hacía tonto ante esos comentarios, apartándome de ellos.

En eso Jacqueline se llevaba sus manos a su vientre, sintiéndose mal, nos decía. – Chavos, me siento mal, creo me dará diarrea, mi estómago hace mucho ruido.

– Keila tomaba agua y de su mochila sacaba una toalla diciendo. – Ten, esta toalla está húmeda, ponla debajo del corsé para que minore tu malestar.

– Ella hacía caso y se colocaba en posición fetal; Flavio se sentaba en el suelo para servirle como almohada y se le veía cara de preocupación.

Luego de sufrir un penoso comentario por parte de mi amiga Jackie, me alejaba y tomaba mi teléfono para leer lo que Fermín me había escrito; nunca imaginarán lo que me enteré.

Sacaba mi celular y revisaba lo siguiente. – “No tengo ninguna infección estomacal, esto me pasa y es normal en mi situación de salud”, “por eso te preguntaba si estás bien o te has sentido bien, por qué tuvimos sexo hace tiempo y sin protección”, “yo desde que te contacté en el chat, sabía que estaba infectado de VIH y desde ese entonces me he dedicado a infectar y reinfectar a chavitos ingenuos como tú”.

– Mi corazón se me trepó a la garganta, la sangre como que se detuvo en mi cabeza, mis ojos sobresalían y mis manos temblaban.

Continuaba leyendo. – “Creo tú no estás infectado, por qué te veo igual, aunque un poco desmejorado de la cara debido a que me comentaste de tus desvelos y ensayos”, “sigues estando y viéndote igual, pensé que estabas enfermo, aún así deberías hacerte análisis, a lo mejor si te contagie, no descartes que no”, “no creo que tengas mucha suerte”, “de serlo así, quiero proponerte que seamos novios y te dejes infectar, para que así entre los dos infectemos a otros, me gustaste muchísimo y quiero que hagamos perversiones juntos”.

– Me helé, de verdad me helé, era algo impresionante, algo, algo fuera de lugar, me dejaba impactado, atónito e increíble; traté de escribirle pero él ya me había bloqueado, en ese instante no sé qué me ocurrió que me quede ahí parado perplejo e inmutado; nadie se daba cuenta de mi reacción.

En lo que me pasaba eso, Jacqueline tratando de mostrarse fuerte, se levantaba y decía. – Iré a los baños del fondo, creo sí me solté del estómago por tantos nervios.

– Keila le decía amable. – Te acompaño, para que no vayas sola.

– Jackie incomoda dijo. – No, no, así está bien.

– Ella se iba a los baños caminando un tanto lento.

Bimba y Keila le decían a Flavio. – Ya deberían de irse, no es necesario quedarse.

– Sí, como dice Keila, ya no es necesario, además fue peligroso y arriesgado para el bebé esas piruetas que Jackie hizo.

– Flavio convencido, dijo. – Tienen razón, iré a recoger las cosas en lo que ella regresa.

– Keila decía. – Vamos, te ayudo, sirve que igual recojo mis cosas para ya irme, me siento agotada.

– Bimba se quedaba ahí en la espera del pasillo para saber del veredicto final del jurado.

De momento, se aparecía mi mamá con rostro agobiado diciendo. – Hola, ¿tú eres Bimba, la amiga de mi Job?

– Ella se volteaba sonriente y saludaba. – Señora, sí, así es, soy su amiga, ¿lo anda buscando?

– Mi mamá le tomaba de las manos y entre lágrimas le decía. – ¿Cómo está mi hijo, es verdad lo que tiene?

– Bimba intrigada, le respondió. – Pues lo he visto un poco mal, pero debe ser el estrés de la universidad y ensayos.

– Janet mi hermana aparecía como fantasma y le decía seria a mí madre. – Seguro ella no sabe nada y si lo sabe no lo va a decir.

– Bimba sin comprender, cuestionó. – ¿Saber qué?, no entiendo.

– Mi mamá rompía en llanto y mi hermana se acercaba diciendo en voz baja. – Mi hermano está enfermo, tiene VIH, ¿lo sabías?

– Bimba sentía recorrer frío por su espalda, quedaba asombrada y bueno, mi hermana y madre cometía la grandísima indiscreción de contar y mostrar mis estudios a mi mejor amiga; misma que quedaba devastada y entristecida por saberlo.

Para agregar un poco de drama a ese momento, al saber que había sido una posible víctima de Fermín, me salía del auditorio en plena tormenta eléctrica, caminaba y caminaba entre las gotas grandes de agua; no sé, no estaba en mis cinco sentidos, estaba torpe o algo similar; ¡pero ahí no para el drama!; pues en el baño de mujeres; casi en el último escusado; se encontraba tirada e inconsciente sobre un gran charco de sangre Jacqueline; para el colmo estaba sola sin nadie que fuera a auxiliarla.

Bimba, Janet y mi madre me iban a buscar a dónde nos asignaron para cambiarnos de ropa, pero únicamente encontraban mis cosas y a Renzo que también me estaba buscando para presentarme a sus amigos David y Ricardo.

Bimba le miraba consternada y preguntaba. – ¿Has visto a Job?

– A lo que respondía él con misterio. – No, desde antes que bailaran no le he visto, hasta pensé que estaba contigo.

– David miraba a Bimba muy raro y él le sonreía diciendo. – Oye, disculpa, pero bailaron muy bien.

– Bimba le veía indiferente diciendo seria. – ¡Ah!, pues gracias.

– David se sonrojaba y Ricardo decía serio. – Si el tal Job era un chico con tu misma ropa, creo lo vi salir del auditorio por la puerta de emergencia.

– Bimba exclamaba. – ¡Con esta tormenta no lo creo!

– Ella volteaba y Janet junto con mi mamá se exponían intranquilas.

De verlas en ese estado, Renzo sacaba su celular y me marcaba; sospechaba que algo estaba mal; sólo que para su suerte, mi teléfono estaba en vibrador y le deje dentro de mi mochila.

En tanto yo empapado, tras mucho andar, me trepaba al puente peatonal; el mismo dónde Renzo me impidió aventarme; me colocaba en medio sintiendo la lluvia con el aire acariciar mi rostro pensando.

“Mi vida fue maravillosa, tuve todo, aunque me la desgraciaron en la infancia, seguí adelante, fui muy desenfrenado, buscaba el sexo para llenar el vacío que sentía, tenía o necesitaba para sentirme vivo; fui imprudente, irresponsable, despreocupado; ¡ya es muy tarde para arrepentirme!, ¡estoy harto de este juego de pensar y suponer!, ahorita lo único que quiero es desaparecer al darme cuenta que el viento lento va y en mil mares de silencio me harán descansar, pues este cuento que cuento se me va de control, me siento al borde del abismo, acorralado, sé que la vida viene y va, pero esta vez con ella… yo… yo con ella… yo me voy”.

Muchas gracias a Abiezer por ayudarme con el perfil y creación del personaje de Renzo; gracias a ti que lees esta historia, el apoyo y tiempo brindado; por el momento esta historia llega a su final de temporada, pues la trama y tema a tocar es de bastante extensión y debido a que me baso en hechos reales, debo ser cauteloso con cada capítulo respetando las historias.

 

 

Si tú amigo/amiga lector tienes algún conocido o compañero con VIH hazle saber que no está solo, que no siempre se es culpable de infectarse por la irresponsabilidad en el acto sexual, a veces hay seres con mala entraña que engatusan y engañan para convencerle de no cuidarse y así poder infectar (tal es el caso de Job), brinden el apoyo necesario, consejos, palabras de aliento y sobre todo amor con algún gesto amable, pues un gran abrazo no te infectará mucho menos te hará daño, al contrario te hará bien y también a esa persona de la que no tienes idea sobre lo que esté viviendo con su pesar; seamos personas, seamos uno, tengamos calidad humana, mostremos que tenemos sentimientos, somos una comunidad que debemos apoyarnos siempre; el VIH no es sinónimo de muerte, sino una forma diferente de vivir.

 

 

También dedico esta temporada a un gran amigo, Camilo Andrés, mismo que me hizo excelentes comentarios y opiniones sobre cómo escribir, mostró su apoyo hacía mí como lo realizó con todos los que formamos parte de esta página; que en paz descanse y muchas gracias por todo.

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