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El pacto. (48).

en Grandes Relatos

LA FAMILIA QUE NO SE ELIGE.

                                                    Esa mañana, después de la hermosa noticia de Gimena y Gonzalo, me levanté temprano, Ana y Caro seguían dormidas y no las quise despertar, tomé mi ropa y me fui a bañar a otra habitación, salí renovado y me fui a calentar el agua y preparar el mate, ya estaban Marta y Rosalía en la cocina, las saludé con una beso de lengua a cada una, ni tan apasionado, ni tan desabrido, traté de trasladar dulzura y creo que lo logré porque las dos se pegaron a mí cuerpo pegando sus tetas a mí pecho, apretar sus nalgas con las dos manos provocó el despertar completo de “mi amigo”.  Rosalía no perdió la oportunidad de apretarlo y hablar.

  • “¡Por Dios, cómo extrañé esta verga!, la necesitaba a mi lado”.
  • ¿Ninguna disfrutó algo “extra” en estas vacaciones?  Rosalía dijo que ni se le ocurrió, Marta, por el contrario, contestó distinto…
  • “Dijiste que no ibas a preguntar”.
  • Tienen razón, perdón, no volveré a cometer ese error.  Los ojos de Marta me indicaron que alguna “cosita” nueva había experimentado.

                                                  No pregunté nada más y le dije a Rosalía que viniera al escritorio, que tenía que hablar el problema de la hermana y necesitaba los datos.  No bien entramos la abracé desde atrás apoyándolo el pene en esa zanja prodigiosa que dividía sus nalgas y apreté sus pechos, la besé en el cuello notando su estremecimiento y le dije:

  • ¡Cómo extrañé el culo y las tetas de esta mulata hermosa!  Levantó la falda del uniforme mostrando la perfección de esas nalgas morenas y me contestó:
  • “No te imaginás como te extrañé yo, a vos y a tu pija adentro de mis cantos, dejame que te la chupe un rato Guille, sé bueno”.
  • Apenas para que la ensalives bien y después te sentás arriba, quiero perderla en tu agujerito y ni se te ocurra apretarla.

                                                  Se cogió la boca sola, hasta la garganta cuatro o cinco veces y la dejó chorreando saliva, corrió su tanga y fue acercando despacio todo su tremendo culo mostrándomelo para que lo deseara y bajó hasta que el glande chocó con el agujerito, luego fue “soplar y hacer botellas”, acomodó sus nalgas con movimientos suaves y se fue penetrando sola mientras gemía y se estremecía.

  • “Esto es la Gloria en barra, ahora adoro cuando me hacés la cola”.  Una vez estuve completamente adentro de ella, apretando sus pezones, le pedí que se moviera despacio y me contara de su hermana.

                                                  Era una delicia como había aprendido a entregarse, me apretaba pero para darme placer, estaba muy alejada de sus miedos iniciales pero, mucho no coordinaba lo que me quería decir, gemía continuamente y sólo después de su orgasmo logró contarme.

  • “Ella quedó sola en la casa que alquilaban y sin trabajo le va a costar mucho comer, vestirse y mantenerse, yo la voy a ayudar porque a mí me alcanza y me sobra pero no es lo ideal.  El tipo la maltrataba y más de una vez la castigó feo pero ella seguía porque decía que lo quería, ahora se quedó sin nada”.
  • Algo de eso me contaste, yo quiero saber otra cosa, ¿cómo está físicamente tu hermana?, ¿vale la pena mirarla?, sabés que para mí es importante.
  • “No está como yo, aunque no es fea y tiene ojos verdes, se abandonó bastante, no se ha cuidado el cabello y no viste muy bien, celulitis no tiene pero está unos dos o tres kilos arriba”.
  • Bueno, te la voy a decir muy clara, así, en esas condiciones no quiero ni verla pero yo no voy a dejar pasar de largo un pedido tuyo y le voy a conseguir un trabajo acá o en lo de Gimena aunque te voy a exigir un par de cosas y a decir algo.
  • “Lo que vos digas para mí está bien”.

                                                  Le iba a poner un par de pautas que también servirían para que ellas las tuvieran en cuenta.

  • No quiero a mí alrededor mujeres a las que se les empiece a notar unos kilitos de más, si los notan caminen, salgan a correr, usen el gimnasio que para eso está, ustedes mismas duermen, comen, nadan un rato y ya me he dado cuenta que no hacen ejercicio de ninguna índole.
  • “Sí pero ninguna de nosotras está mal físicamente”.
  • Eso es hasta que se descuidan y se les empieza a acumular todo, lo mismo les voy a decir a Caro y a Ana.  Con tu hermana vamos a hacer así, le decís esto que pienso y que tiene veinte días para ponerse en forma, aunque tenga que “matarse” todos los días, incluso que quede más dura que vos, la llevás a un Salón de belleza y hacés que la dejen impecable, le comprás buena ropa y un buen traje de baño, lo vas a pagar todo vos como si fuera de tu bolsillo y después me lo pedís que yo te lo reintegro.  Esté acá o en lo de Gimena, voy a pagarle un sueldo similar al que tenías cuando entraste, vos has recibido varios aumentos y tenés más experiencia, no puede cobrar lo mismo.
  • “Dalo por hecho, la voy a obligar sí o sí, aunque tenga que irme dos o tres veces por semana a la casa, ¿qué era lo otro?”.

 

                                                  No le dije por sí o por no pero ella sabía perfectamente que si la hermana no se sacrificaba y se ponía a tono, no tenía cabida a nuestro lado.

 

  • Que se olvide de salir a “revolear la chancleta”, no coge más hasta que se ponga de 10, no de 10 no, de 11.  Lo otro que te quiero decir es que si viene acá, le voy a hacer lo mismo que te estoy haciendo a vos, esto es un secreto que no vas a decirle pero, espero que goce tanto como lo estás haciendo cabalgando mí “pijita”.
  • “¡“Pijita” decís!, más bien tremenda pija que me está llevando al Cielo, dejame que me muevo más y acabo otra vez”. 

                                                  Tres o cuatro veces más saliendo y entrando hasta lo profundo del recto y acabó mordiéndose para no gritar, no quise acabar, estaba pensando en María Eugenia.  Cuando salió después de arreglarse la ropa y agradecerme, se fue a conversar con Marta, el tema del físico y su mantenimiento había “pegado”.

                                                  Al irme a la cocina para seguir con los mates, entraba la combi y charlé un rato con todo el personal.  Carolina y Ana aparecieron por la cocina como a las nueve de la mañana y luego de compartir un rato con ellas me fui al local partidario central.  Estaba lleno de gente que venía a firmar para que fuera factible la instancia de la Unión Vecinal, los chicos los atendían con deferencia y no daban abasto llenando datos en planillas.  El local era grande y habíamos hecho tres oficinas, una para mí y los Candidatos, otra administrativa dónde se ordenaban alfabéticamente las planillas firmadas y otra dónde se tomaban las denuncias de los vecinos por incumplimiento o irregularidades de la gestión actual.

                                                  Departí un rato con los vecinos que se acercaban a firmar y la observé a María Eugenia que se movía como “pez en el agua” hablando y atendiendo a cada uno de los presentes.  Vestía una pollera tableada a medio muslos que dejaba ver sus piernas y su cola levantada, a más de uno se le fue la mirada para ese lado cuando se movía y, para que negarlo, a mí también. 

                                                  Le avisé que tenía que hablar algo con ella y nos dirigimos a la única oficina en que no había gente, al entrar y luego de cerrar la puerta, no la dejé preguntar nada, le di un beso profundo que no tardó nada en responder y levantando su pollera me aferré con fuerza a sus nalgas con las dos manos, ella gimió al sentir mi contacto.

  • Nos vamos a escapar porque “tengo ganas” de tener esa cola sólo para mí.
  • “Sí Guille, sí, todo lo que tarde va a ser desesperante para mí, aunque sé que no se puede te diría que me la metas ahora, la necesito ya”.  Se le notaba la “calentura” a flor de piel y pensé en irnos rápido al motel del que ya era cliente habitual.

                                                  Al subirnos a la camioneta me pareció ver el vehículo del marido de María Eugenia, ella no veía a “cuatro en un burro” estaba consustanciada con la idea de entregarme el culito y apenas cerró la puerta, protegida por los polarizados, me dio un beso y me apretó el miembro.  Salí despacio vigilando el retrovisor y vi que la camioneta de él arrancó unos cuarenta metros detrás.  Ante su desilusión le dije a la Candidata.

 

  • Mari, hoy no va a poder ser, vamos a ir al local de la salida del pueblo y nos quedamos allí.
  • “No podés dejarme así Guille, estoy toda mojada, estoy a punto de desesperarme, no bromeo, te quiero adentro de mi culito”.
  • Yo también tengo ganas y estoy “caliente” pero no creo que a tu marido que nos está siguiendo le agrade la idea.

                                                  Se puso como loca y quería bajar para encararlo y pelearlo, por lógica le pedí que no lo hiciera, no queríamos dar un espectáculo, iríamos al otro local que nos quedaba de camino y se comportaría de lo más normal, lo hizo y no se notó nada, para los de afuera, para los presentes en el local porque yo la veía como un volcán a punto de erupción.

  • “Me voy a ir más temprano y te juro que hoy se arma el gran quilombo en casa”.
  • Tranquilizate Mari, te vas a amargar y no podrás solucionar nada de lo que ya no tiene solución, mejor usá un poco de sentido común, lo nuestro lo podremos concretar en otro momento sin presiones. 

                                                  Sabía que no serviría de mucho y después de un rato la dejé y pasé por la Clínica, las saludé a Gracia y a Belinda, vi que estaban con mucho trabajo y me volví temprano para casa.  En el viaje me llamó Carolina, habían almorzado y se iban con Ana para atender a Gimena, decían tener una pequeña pérdida y estaban las dos preocupadas.

 

  • Fijate bien en eso y teneme al tanto, ¡ah!, no vaya a ser cosa que…
  • “No amor, ni locas, nadie piensa nada de eso, ya está, ya fue, cualquier cosa te llamo”. 

                                                  Al llegar a casa Graciela estaba preparando la ropa porque a la noche salía de vacaciones, había elegido el lugar más “chic” de la Costa Argentina, según ella no quería perder el bronceado y Sol se iría a recorrer Bariloche y gran parte del Sur Argentino (le tenía ganas desde el fallido Viaje de Egresados que no se había llevado a cabo por falta de fondos), se alojaría dónde quisiera, llevaba mi aval y la extensión de la tarjeta de crédito.  Rosalía estaba adormecida como un lagarto al sol, Marta se acercó solícita a atenderme y “mi amigo” que estaba tan “inquieto” como yo, reaccionó ante su tanga de color fucsia.

                                                  Me acerqué a ella cuando me estaba calentando el almuerzo y la abracé desde atrás tomando sus tetas con mis manos a la vez que apoyaba el miembro en la zanja que dividían sus nalgas y besaba su cuello, su reacción fue inmediata, lo noté enseguida en la punta de mis dedos, sus pezones crecieron y se convirtieron en dos bolitas duras que me ocupé de acariciar y apretar.

  • ¿Se animaría la Encargada a recibir un servicio completo de placer?
  • “Sííí, Guille, lo estaba, lo estoy y lo estaré esperando siempre, elegí vos por dónde querés empezar pero empezá porque me estoy derritiendo”.

                                                  Nos metimos en la primera habitación que encontramos y ni bien entramos se arrodilló para aflojar el cinturón y bajar el pantalón, no la dejé, la levanté de las axilas y comencé a besarle la cara, los párpados y finalmente los labios, traté de ser lo más dulce que pude y ella lo agradecía con gemidos, pronto la dulzura se convirtió en una especie de ferocidad pues respondió a mis besos “comiéndome” la boca con desesperación y llevó una de mis manos hacia sus nalgas firmes.

 

  • “Me ponés como una moto Guille, un solo beso tuyo me hace estar dispuesta a lo que se te ocurra, te voy a “tragar” vivo”. 

                                                  Se arrodilló nuevamente y se dedicó a cumplir lo prometido, fue una de las mejores mamadas de Marta.  Se “aceleró” de entrada y me guardó en la garganta, su pera tocaba mis huevos y me miraba con una mirada caliente, deseosa y cargada de una entrega absoluta.

                                                  Continuó un rato con sus entradas profundas y sus salidas que parecían exprimir a “mi amigo”, la saliva abundante mojaba toda mi entrepierna y sacándola de la boca me pidió si después podía cabalgarme, le dije que sí y no perdió tiempo, se sentó y abrió con los dedos los labios de su vagina colocando el glande en la entrada caliente y mojada.  El ritmo de descenso lo manejó ella, lo hizo muy despacio gozando, gimiendo y estremeciéndose con la penetración.

                                                  Por la mitad no se aguantó y tuvo un orgasmo fuerte que la hizo quedarse quieta para recuperarse, yo lo sentí como si me apretaran con un puño en una suerte de “paja vaginal”, unos segundo después continuó la penetración y la urgencia de su cuerpo y su necesidad no toleró ir despacio y se clavó hasta chocar con su útero, acusó el dolor pero enseguida casi como que quiso perforarlo sucediéndose en saltos y movimientos de cierta violencia.

                                                  Su segundo orgasmo no tardó mucho, éste fue tremendo y la abracé para besarla mientras convulsionaba, no era por evitar el grito, sabía que a ella le encantaban esos besos y mientras gemía aún moviéndose, sus lágrimas, que entendían de placer y felicidad, mojaron mi cara.

  • “No te imaginás lo que siento Guille, esto es lo máximo, sos “él” hombre, el único que podrá lograr la unión de la mujer con la hembra, esto se puede hablar y decir pero no hay como sentirlo”.
  • Verdaderamente no puedo imaginarlo pero si te hace sentir bien, es importante que lo goces, lo disfrutes y de paso trasladarlo para hacerme sentir muy bien a mí.  Ya recuperada, me miró con picardía y me dijo:
  • “Ahora llegó el momento de los gritos dolorosos y placenteros y de la toma de posesión de mi culo pero así no, quiero sentirme realmente poseída y para eso quiero que me montes y me rompas el culo llenándolo de leche”.
  • Estás pedigüeña hoy, ¿no?
  • “Soy una mujer llena, completa y muy feliz, ¿cómo pretendés que no pida?”.

                                                  Se incorporó y aunque no hacía falta, volvió a engullirse mi pija hasta lo más profundo para limpiarla y ensalivarla nuevamente y, una vez conforme, se puso en cuatro y me miró moviendo sus nalgas deseosas y deseables.  Apoyé el glande en su agujerito que ella misma dilataba y la fui penetrando despacio a medida que la acariciaba con suavidad pasando mis manos por los costados de su cuerpo, con esto lograba que la sintiera centímetro a centímetro y que sus gemidos de placer fueran creciendo a medida que entraba, al chocar las pieles salí y repetí lo mismo.  Marta ya empujaba desesperada pidiendo más ritmo y fuerza, me tomé firme de sus caderas y le di el gusto.  Sus gritos de dolor junto a los de placer me incentivaban a seguir sin detenerme, los golpes en sus nalgas con mi pelvis se escuchaban en toda la habitación y la Encargada no podía terminar un orgasmo y comenzaba otro en un sube y baja cuerpo-emocional desgastante.

                                                  En un momento dado aflojó sus brazos, apoyó medio cuerpo sobre la cama y me di cuenta que respondía sólo incoherencias, entendí que el placer la hacía delirar, dos minutos después, mientras le llenaba el culo de leche la noté sin respuestas, no me desesperé y salí lentamente, la “O” del agujero de su culo se notaba bien dibujado entre sus nalgas y le corría un hilillo de sangre en el borde, la dejé allí y fui a buscar una toalla húmeda para limpiarla y una pomada que tenía Carolina para estos fines.  Cuando ya la había lavado y aplicado la pomada, se movió y abrió los ojos.

  • “No es nada Guille, me siento genial, destruida pero plena.  Tengo que contarte algo, en las vacaciones…”.
  • En las vacaciones lo pasaste de lo mejor y las disfrutaste, no voy a preguntar y no quiero que me cuentes, la entrega de hoy me ha dicho más que mil palabras, quedate un rato aquí, descansá un poco antes de bañarte, yo me voy a calentar algo para comer.  La besé en los labios y salí de la habitación.

                                                  Estaba poniendo los platos en la pileta de la cocina y volvió a llamar Carolina.

  • “Vida, te llamo para contarte, lo de Gimena no es nada, estaban un poco asustados pero es sólo una llaguita, de todos modos ya hice un hisopado, tomé muestras y llevaré todo para analizar en la Clínica, igual es con lo de la sangre y orina, te avisaba para que te quedes tranquilo, ahora estamos “chusmeando” toda la casa, yo no la conocía, los chicos te mandan besos, nosotras también”. 

                                                  Me quedé más tranquilo, al rato aparecieron Graciela y Ricardo que la llevaría a tomar el micro, la saludamos, le deseamos felices vacaciones y se tuvo que aguantar las bromas de Marta y Rosalía por las valijas y el par de bolsos que llevaba.  Sol nos avisó por teléfono que ella se iría en una hora, que la llevaba un primo hasta la terminal de ómnibus de la ciudad que quedaba hacia el otro lado del pueblo, también hubo saludos y recomendaciones para la rubiecita plagada de emociones.  Marta se había recuperado bien y, ya bañada y cambiada, se disponía a transformarse en una “lagarta tomasol” junto a Rosalía, como yo no era muy amigo de la exposición a Febo opté por la consabida siesta gozando del aire acondicionado y de la semi penumbra de la habitación.

                                                    Me desperté como a las dos horas después de haber dormido una siesta de lo más relajada y tranquila, me estiraba en la cama cuando entraron Carolina y Ana María, las dos me besaron efusivamente y me contaron que venían de la Clínica, habían dejado los estudios de Gimena para que les tuvieran los resultados más rápido y se habían traído a Belinda, otra obsesionada con el sol para aprovechar las últimas horas del día.

                                                  Contaron también que, a pesar del calor, la gente se seguía amontonando en los locales para prestar su conformidad para la Unión Vecinal y que Joaquín había mandado a poner un par de freezer alquilados y unas bachas grandes con barras de hielos en cada uno de los locales, desde dónde se repartían gaseosas frías enlatadas a los vecinos que firmaban y a los hijos que venían con ellos, esta era una idea que había tenido María Eugenia y que se aplicó enseguida comprando un camión completo de bebidas a la embotelladora y Joaquín se había encargado de comprar el hielo y alquilar las heladeras, no había sido un gasto muy importante pero a la gente le agradó, ¡es verdad!, algunos repitieron un par de veces pero igual se llevaban su gaseosa, no íbamos a entrar en la temática de discutir o negarla, una gaseosa más o menos, no incidía.

                                                  Carolina me contaba de la casa de Gimena y de lo bien que se los veía a los dos, que las caballerizas que se habían mandado a hacer habían quedado hermosas, que habían comprado un hermoso semental pura sangre y, mezclando todo, me contaba de la alegría por la respuesta de la gente ante la Unión Vecinal, mi teléfono vibrando interrumpió su conversación acelerada, era Francisco para avisarme que había recorrido los locales junto con Joaquín conversando con la gente y estaba muy entusiasmado. 

                                                  Esto se los había pedido yo, los que tenían que mostrarse y darse con la gente eran ellos, yo apuntalaba pero no figuraba en nada.  Luego de hablar con Francisco, me fui para la cocina a tomarme unos mates que me había preparado Ana María y  volvió a vibrar el celular, el número era desconocido, resultó ser el celular nuevo de Natividad y el que llamaba era Lucas avisándome que había fallecido una tía solterona de 95 años y estábamos citados los sobrinos directos a la lectura de su testamento en dos días.

                                                  Según mi hermana que se había comunicado con Lucas para que éste me ubicara, deberíamos estar para aceptar o renunciar porque, de lo contrario se haría muy engorroso para que los beneficiarios pudieran acceder a los bienes (eso lo sabía, las Leyes Testamentarias no son muy claras en mi país, el testamento en vida no tiene mucha validez y existen miles de motivos para apelarlo y alargar la entrega de bienes con el consiguiente beneficio para los Letrados de ambas partes.  Una de las maneras era que los que podían apelar o sus descendientes renunciaran a solicitar algo.  No podía negarme a esto, de hecho, tampoco iba a apelar nada).

                                                  Lo hablé con mis “esposas”, Carolina me dijo que esa semana había quedado con Belinda que le iba a dar una mano en la Clínica porque había muchos pacientes ya que la “ola de calor” se hacía sentir y Ana María quedaría a cargo de la casa, preguntaron si había alguna forma de posponerlo y les dije que ya me habían dicho que no, en realidad no había averiguado nada pero me dieron ganas de “escaparme” por un rato de todo el maremágnum de cosas que me rodeaban.  Viajaría solo a San Miguel, mi ciudad de origen y saldría esa misma noche para viajar con la fresca y tranquilo.

                                                  Llegué a las cinco de la mañana y me alojé directamente en un hotel a tres cuadras del centro de la ciudad, tomé un café con un tostado mientras le mandaba un mensaje a Caro para que supiera que había llegado bien y me dormí hasta las diez de la mañana.  Los ruidos de los transportes y el tránsito me despabilaron por completo y luego de darme un regio baño me fui a visitar a mi hermana que aún vivía en el que fuera mi barrio de toda la vida.  A plena luz del día y, recorriendo sus calles con tranquilidad, se notaba el progreso en la ciudad, crecía hacia los cuatro costados con comercios y edificaciones nuevas y, aunque el ritmo era infernal comparado con el del pueblo, traté de aislarme amparándome en los recuerdo de lugares que conocía de antaño y que no habían cambiado.

                                                  La alegría de mi hermana al verme fue indescriptible, me besaba, me acariciaba y decía no poder creer lo bien que me veía.  Me dijo de almorzar, que me preparaba algo rápido y me negué a ello, le pedí que se cambiara y nos fuimos a una parrilla muy elegante que había en la zona, mientras comíamos y muy bien, comenzaron las preguntas, se había enterado por la madre de mis hijos que había ganado una suma importante y que había comprado campos en el Partido de la Costa, que había dejado bien a mis hijos y que estaba viviendo mi vida de buena forma.  Le conté bastante detalladamente lo acontecido desde mi “golpe de suerte” y se alegró por ello, se lamentó en parte por lo de Estela porque la apreciaba pero, como hizo siempre, no discutió mis decisiones.

                                                  Pregunté por mis otros hermanos y me dijo que estaban bien, peleándola pero bien, después le tocó preguntar dónde vivía y con quién, aquí es cuando llegó el momento de sacar el celular y mostrar la enorme cantidad de fotos que tenía, quedó maravillada con la casa y las demás dependencias de la Estancia y como siempre había estado vinculada al trabajo social, se enloqueció con la Clínica gratuita.

  • “Esto es enorme Guille, pensé que sólo era un campito y es todo un complejo maravilloso, ya quisiera yo tener una de esas casitas de Puesteros”.

                                                  Recordé que ella no tenía casa propia, alquilaba.

  • Lo de la casa es bastante fácil de solucionar, el tema de no aparecer antes y no decir lo que había ganado es porque se generan controversias sobre si te doy o no te doy, si es mucho o es poco y termino mandando a todos al carajo.  Tengo dos o tres opciones, elegís un lindo chalet en el lugar que quieras, compramos un terreno y te mando a edificar una linda casa o te dejo el dinero aunque, con el dinero vas a tener un problemón porque se lo vas a contar a tus hijos y todo el mundo va a opinar por una cosa o por otra, eso si no te piden y le das a tus nietos y vas a terminar como siempre, sin nada y lamentándote.

                                                  Se quedó pensando porque lo que yo le estaba diciendo, no era nada extraño, ya otras veces había pasado y me gustara o no, tuvo siempre la potestad de elegir, las más de las veces mal o dejándose influenciar (aquí podríamos decir que no siempre las “buenas intenciones” de los hijos o de las parejas de los hijos tienen siempre que ser “mal llevadas”, el problema es que siempre opinan desde “sus” puntos de vista y sus necesidades propias y, mayormente, estos no tienen muchos que ver con lo que los “viejos” necesitan o quieren decidir para lo que les reste de vida).  Terminó por darme la razón y decirme que le gustaba mucho una casa que se vendía sobre una de las avenidas principales y que quedaba en un punto equidistante entre la casa de los hijos y el centro de la ciudad.

                                                  Saqué la tarjeta para pagar y me preguntó porqué el color de la tarjeta era tan distinto.

  • Porque con esta no tengo límite de gastos y puedo comprar lo que quiero sin limitarme.  No me creyó…
  • “Si claro… tenés razón, ¿qué querés hacer ahora?”.
  • Vamos a la Inmobiliaria para que nos muestren la casa que te gusta.
  • “No hagas bromas Guille, esa casa debe salir un montón de plata”.
  • Vos no digas nada, de última, miramos y si no nos gusta o no llegamos con el importe, nos volvemos, perdemos sólo un rato. 

                                                  Fuimos a la Inmobiliaria que resultó de una conocida de años, vecinos desde chicos con la que alguna vez, siendo muy chicos, habíamos jugado “al doctor”, sólo me reconoció cuando la llamé por el nombre y le pregunté por sus hermanas llamándolas por el nombre, allí el saludo fue con abrazos y felicitaciones sinceras por cómo estaba y me veía, algo que retribuí porque la “veterana” se mantenía muy bien.

                                                  Nos llevó con gusto y la casa resultó hermosa, jardín al frente, rejas altas, gran patio al fondo con una linda pileta de plástico de un metro veinte de profundidad que medía 5x4 metros, empotrada en el piso, extractor y motor para llenado aparte, ambientes grandes, cocina, comedor, dos habitaciones iguales en tamaño, las cuales podían dividirse, baño amplio con bañera, instalaciones eléctricas acordes, agua corriente, cable, gas natural y venía con cocina y termotanque.  Para una persona sola era espectacular hasta demasiado para mantenerla.  Mi hermana quedó encantada diciéndome que era su sueño hecho realidad y solicité las condiciones.

                                                  La casa le pertenecía a la Inmobiliaria y estaba en condiciones de ser habitada si se abonaba al contado y se le sumaban las comisiones y los honorarios de la Escribanía que efectuaría la escrituración en quince días.  Cuando me explicaba las otras condiciones con crédito bancario la interrumpí diciéndole que el único modo de realizar la operación era contra entrega de la llave de inmediato, junto con el Boleto de Compra Venta que autorizara a habitarla y con la entrega del Libre Deuda de todos los impuestos.  Contestó que para eso había que abonar al contado, en el acto, no había más que hablar, le volví a preguntar a mi hermana si de verdad le gustaba y me repitió que si, un poco molesta porque no entendía lo que decíamos con la Rematadora.

  • En ese caso, dame tu documento de identidad, -me lo dio y me dirigí a la antigua vecina-.  Verificá los cargos totales en esta Tarjeta de Crédito y hacé los papeles a nombre de ella. 

                                                  Cuando vio la Tarjeta fue como si le hubiera puesto un maletín lleno de dinero frente a sus ojos.  Nos convidó muy deferente con un rico café y no tardó más de veinte minutos para hacer toda la papelería, nos entregó toda la documentación, explicitando en el Boleto de Compra Venta la autorización para disponer del bien y el compromiso de Escrituración para quince días sin gastos extras.

                                                  Mi hermana salió llorando de la Inmobiliaria con las llaves de la casa nueva y una carpeta que aferraba contra su pecho.  Le dejé 10 Mil Dólares en efectivo para que hiciera frente a los gastos de la mudanza y que pagara todas sus deudas, le alcanzaría comodísimo, luego le pedí que no dijera nada y que me acompañara a lo de nuestro hermano.  Estando aquí, luego de las consabidas felicitaciones y/u otros comentarios, le expuse la misma idea pero como él tenía casa propia eligió el dinero que le depositaría en una cuenta al día siguiente, también le deje los 10 Mil, que los tuviera para moverse cómodo.

                                                  En la charla estaban dos de sus hijas que rondaban los treinta años una casada y la otra separada, ambas con hijos.  La separada, que vestía un shorcito de jeans que destacaba su colita parada y sus piernas largas, se despachó a gusto.

  • Tío, para completarla, tendrías que regalarnos algo a todos los sobrinos, aunque sea una vaquita del campo, jajaja””.
  • “No es mala idea y unos días de vacaciones en la Estancia tampoco estarían mal, jajaja”, -dijo la hermana-.  Recordando que tenía la chequera del Banco de la Capital que tenía mis fondos más importantes en la camioneta, les dije:
  • Anoten los nombres completos de ustedes y denme los nombres completos de sus primos, vamos a solucionar esto ahora así no tengo que llevarlos al Banco para sacar la cuenta.

                                                  Fui a la camioneta y regresé con la chequera, por el mismo importe que había gastado en mi hermana le hice un cheque a mi hermano y otro a mi otra hermana y cuando mis sobrinas me dieron el papel con los nombres completos de mis sobrinos, les hice un cheque a cada uno de 100 Mil Dólares, se los di con talón, los podrían cobrar en efectivo presentando el documento en el Banco de origen o abrir una cuenta en cualquier Banco más cercano o depositarlos en su propia cuenta si tenía, esto último era lo más conveniente.  Les dije a ellos que se ocuparan de repartirlos porque yo no me quedaría para el tema del testamento pues a la mañana iría a renunciar a cualquier derecho en el Estudio del Abogado y después me volvería a la Estancia.

                                                  Mi cuñada insistió para que me quedara a cenar y decidí hacerlo, los veía poco y vaya a saber cuando los volvería a ver.

  • Me quedo con una condición, nadie cocina, vamos a comprar la comida  y todo lo necesario en una parrilla o elegimos un restaurant-parrilla y nos vamos todos a comer allí. 

                                                  Éramos ocho con los chicos y el marido de la casada porque la separada tenía a las hijas visitando al marido.  Mi hermana preguntó si podía llamar a sus hijos con los nietos y darles la sorpresa “in situ”, lógicamente le dije que sí y ya se hicieron como quince.  Con mi otra hermana hablé por teléfono, no podrían venir porque vivían en plena Capital Federal y mi cuñado dijo que si le daban un poquito más de una hora llegaban, eran las siete de la tarde y le dije que cenaríamos en tal parrilla a las nueve de la noche, conocía bien la zona y tenía dos horas para llegar, nos juntaríamos todos y me fui con mi sobrina la separada y mi hermano a hacer la reservación.

                                                  En el camino mi hermano, pescador de río fanático desde siempre, comentó que se comería con gusto el asado pero más gusto le daría comerse una buena Boga a la parrilla.  Había olvidado completamente esa faceta de mi hermano y me empecé a reír con ganas, los dos se me quedaron mirando.

  • “¿De qué te reís, ahora que vivís en el campo te olvidaste de lo que es comer una buena Boga a la parrilla?”.
  • No, me río porque hace casi un mes estuve comiendo Pacú y Dorado a la parrilla, son más ricos que la Boga.
  • “No seas forro, no me contés más, ¿te fuiste a pescar para el lado de Corrientes?”.
  • Fui a visitar a un amigo en Corrientes y la hice mejor, compré el servicio de lanchas y guías de turismo nacional e internacional para la pesca embarcada.

                                                  Se me quedó mirando y como ya estábamos estacionando en la parrilla, bajó a hacer las reservaciones.

 

  • “Todavía no cayó en lo que le dijiste tío, en cuanto caiga te vuelve loco a preguntas.  Otra cosa tío, yo estoy de vacaciones y las nenas las tiene el padre, quiero un poco de sol, ¿no te animás a llevarme con vos a la Estancia?”.
  • Si es por mi te llevo y sol y tranquilidad vas a tener seguro, el problema es si te vas a adaptar al harem que tengo allí, mal no te vas a sentir porque no vas a desentonar, están todas tan buenas como vos, lo que sucede es que andan todo el día desnudas y son terribles cuando se juntan.
  • “¡No jodas tío!, ¿cómo es eso del harem?, ¿no decís que estás con tu esposa o pareja?”.
  • Sí y también con todo el harem que la acompañan, después te muestro las fotos.  Dejamos de hablar porque regresaba mi hermano pero se quedó intrigadísima y, viéndole las piernas y la cara de pícara, me importaba tres carajos el tema del parentesco, a “mi amigo” tampoco le importaba.

                                                      Mi hermano subió diciendo que teníamos el lugar reservado para veinte desde las nueve de la noche, que le habían dicho que si llegábamos un poco antes no importaba, que teníamos lechón, vació, asado de tira, chinchulines, molleja, riñones, queso parrillero y vino de la mejor calidad.

  • “Esto te va a salir carísimo, bueno vos sabrás, ¿me podés explicar cómo es eso del servicio para pesca con guías?”.
  • ¿Cómo querés que te lo explique?, compré un servicio de pesca con guías para pesca embarcada, tengo ocho lanchas cada una con sus guías, por ahora sólo dos cabañas en la casa de la Encargada pero se pueden conseguir dos lugares más en la misma casa, boletería, teléfono para turno, lo usual para estos casos y es la más barata que existe porque los precios son nacionales adaptados a pescadores de la zona, a los turistas les sale un poco más caro, ¿qué es lo que no entendés?
  • “Pero, pero, mi yerno, nuestro cuñado, el sobrino político, amigos también pescadores matarían por ir a la pesca de esos “bichos” y no avisaste nada, es nuestro sueño”.
  • Hermano, me comunico poco con ustedes, eso surgió y lo compré, si supieras todos los quilombos que tengo en la Estancia, en el pueblo, en la Clínica, en la radio, en la elección del nuevo Intendente y demás, te darías cuenta del por qué de este “desliz” de información.  Ahora lo saben, organicen una salida conjunta de varios días, hablen de parte mía por teléfono o por Internet con Berta que es la Encargada y vean que turno tiene disponible, si no hay lugares yo los autorizo a llevar carpas, el viaje en lancha lo hacen ellos, es más, si son familiares, la estadía, las salidas de pesca y los guías van a ser gratis, para los amigos y conocidos no.

                                                  Ya empezó a preguntar qué clase de pescados salían y…

 

  • Yo salí un par de horas a las seis de la tarde y pesqué un Pacú de 5 kilos y dos Dorados, uno de 9 y otro de 6 kilos, el de 6 kilos lo devolvimos al agua, otro día salí a las dos de la tarde y pesqué un Pacú de 8 kilos y un Dorado de 12, todos fueron a la parrilla, reventé de pescado y no probé nada con el Surubí.
  • “Me tenés que dar la dirección, tenemos que ir”.
  • Ahora me comunico con ella por medio del Skype y arreglamos los turnos.

                                                  Al regresar a la casa, lo saludé al marido de mi sobrina, el yerno pescador del que me hablaba mi hermano y que siempre me había resultado un tipo sensacional que me agradeció enormemente la ayuda que les brindaba, nos quedaba tiempo para ir a la parrilla y mi sobrina y mi hermano insistieron con la computadora, uno para el Skype y otra por las fotos del lugar y las mujeres.  Primero fue con Berta que se alegró mucho de verme y escucharme, luego de los saludos correspondientes me dijo que me iba a pasar las novedades y empezó con la cantidad de turistas y pescadores locales.  La interrumpí diciéndole que no la llamaba por eso, le dije que estaba en casa de mi hermano que la saludó y se presentó con ella.

                                                  Le conté que me estaba volviendo loco con los pedidos para ir a pescar y quería saber de los turnos disponibles.  Me contestó que las cabañas estaban ocupadas por todo el mes pero, tal como yo le había pedido, había lugares nuevos preparados para el acampe y que podrían estar allí o en una de las habitaciones de la casa, que por los guías que no se hicieran problemas porque podrían salir a pescar con Camila o con Alfredo a distintas horas, que vinieran tranquilos, sólo tenían que avisarle un día antes.

                                                  Aproveché para decirle que hablara con el dueño de la empresa que fabricaba las cabañas para que instalara dos más con las mismas comodidades, que ya tenía mis datos para responder y que empezara lo más pronto posible, además, hice hincapié en que lo de mi hermano y familiares corría todo a mi cargo, nos saludamos mandándonos besos y cariños y lo miré a mi hermano y a mi sobrino político.

  • Ya está, ¿vieron que era verdad?, ahora sólo les queda a ustedes ponerse de acuerdo, ir, disfrutar y pescar, ¡ah!, hacerme quedar bien también es importante.

                                                  En ese momento entraban los hijos de mi hermana con sus hijos y nos saludamos todos con cariño, me agradecieron efusivamente la ayuda y se sumaron a sus primas que miraban las fotos de la Estancia, yo tomaba una gaseosa y les iba contando de cada una de las instalaciones que aparecían, la casa-consultorio, la casa de los caseros que ahora no tenía utilidad, la casa de las chicas del servicio, los galpones, los corrales, las cuatro casas de Puesteros, el parque, la pileta, la entrada con iluminación de día y de noche y la casa en sí que maravilló a todos, amén de las instalaciones de la misma, la cochera, las habitaciones, el living, el comedor y… las chicas, vestidas con ropa de calle y en biquinis o tangas.

                                                  La mayor de todas mis sobrinas me preguntó…

  • “Tío, ¿qué hacés con todas esas mujeres?, de verdad parece un harem, una es más linda que la otra”.
  • ¿Qué querés que haga?, “viejito” y con plata, sólo lo que pueda, además, no me voy a rodear de viejas ¿no?  Hoy cuando fuimos con tu madre a la Inmobiliaria nos atendió la dueña que era una antigua vecina mía, nos criamos juntos y me miró con cariño y simpatía cuando saqué la Tarjeta para pagar pero ya está muy “vieja” para mí, prefiero las que tengo en casa, jajaja.
  • “¿Qué fuiste a hacer a la Inmobiliaria?”.
  • ¿Yo?, poco y nada, ¿no les dijo tu madre?, entonces pregúntenle a ella.
  • “No pago más alquiler”.  Gritó mi hermana y les mostró la carpeta llorando.  Ya no daba para más y nos fuimos a la parrilla.

                                                  Nos estábamos sentando cuando aparecieron, la hermana que faltaba, mi cuñado y mis otros dos sobrinos.  Mi cuñado preguntó a que se debía la reunión…

  • Es muy simple cuñado, vine a Buenos Aires y les quise traer un regalo a cada uno de ustedes, ya saben que le escapo a las reuniones familiares y a envolver regalos así que les traje un “papelito”, lo usan, lo guardan, lo tiran, lo regalan, hagan lo que quieran.
  • “Si es regalo no se desprecia, se guarda o se usa, ¿a ver qué es?”. 

                                                  Le di los cheques a mi cuñado y a mis sobrinos, se sorprendieron y me agradecieron, más que nada mi cuñado porque había hecho modificaciones en su empresa y andaba corto de fondos.  Tras cartón saltó mi hermano…

 

  • “Eso no es nada, compró una empresa para pesca embarcada con guías en Corrientes y estamos haciendo planes para ir, recién habló con la Encargada, hay que asegurarle el día, vamos a acampar y es todo gratis para la familia”.  La esposa, mi cuñada le contestó…
  • “Vos en lo primero que pensás es en ir a pescar, con el dinero hay que arreglar la casa”.  La hermana flamante compradora de la casa dijo:
  • “Me tienen que ayudar a mí con la mudanza”.
  • “¿Qué mudanza?, -preguntó la hermana recién llegada.
  • “La misma cantidad que me dio a mí para ir hoy a comprar la casa, se la dio a él y ahora a ustedes”.
  • “Falta algo”, -dije yo y le alcancé 10 Mil Dólares al cuñado recién llegado.  “Con eso les alcanza para la pesca y para la moverse”.

                                                  El dueño de la parrilla dijo que era “Parrilla Libre”, debíamos servirnos nosotros aunque, como había poca gente además de nosotros, con una buena propina, el mismo dueño y una de las chicas nos sirvieron y nos atendieron a cuerpo de rey y nos tomamos el mejor vino que tenía, el hombre se hizo el día porque le “pelamos” la parrilla y los postres de la heladera.

                                                  A pedido de la hija mayor de mi hermana tuve que mostrarle a los últimos en llegar las fotos de la Estancia y detrás vino la pregunta.

  • “¿Cuándo vamos a ir a conocer esa Estancia tío?
  • Mañana jueves me vuelvo y me la llevo a la flaca que me pidió ir porque está de vacaciones y sin las nenas.  Ustedes se pueden poner de acuerdo, la van a buscar el miércoles o el jueves con las nenas de ella y se quedan el fin de semana o más, lugar hay para todos y si las chicas quieren llevar novios o los chicos novias también hay lugar.  Gonzalo se juntó y vive en una Estancia vecina, le preguntan a Lucas que está viviendo en el campo en el que yo vivía antes para que vaya con la novia y las dos nenas y hacen una linda reunión de primos con mate, asado y vino.
  • “Eso estaría genial, ni nos va a importar estar todos apretados”.

                                                  A mi sobrino le contestó la hija casada de mi hermano.

 

  • “¡Cómo se nota que no viste las fotos!  Hay dos casas grandes sin usar, completamente amuebladas y diez dormitorios libres, seis de ellos con baños propios”.
  • “Nene, ¿cómo compraste eso?”.  La pregunta de mi hermana mayor me sonó a como cuando las hacía mi mamá y todos notaron lo mismo.  Mi respuesta generó las risas de todos.
  • Por Internet, mamá, por Internet y jugando a la Lotería.  Quise dejarles algo en claro a todos.
  • Les quiero aclarar algo para que no haya ningún inconveniente, ustedes son mi familia y el trato es igual para todos, con toda la gente íntima de la Estancia es lo mismo, yo los adopté como mi familia y allí no existe el “Señor”, “Patrón”, “Don”, sólo nombres de pila, nadie ordena a nadie, salvo yo, por supuesto y todo se pide por favor.
  • “Tal como corresponde, la plata no te hace ser más que nadie”, -dijo mi hermana menor y todos estuvieron de acuerdo con eso-.

                                                  Mi cuñada que siempre había estado más cercana a las “pelotudeces” de la gente de la izquierda que exigen “mejoras” para que la gente, enarbolando el “verso” constante para que los demás les sirvan sólo a ellos, preguntó…

  • “¿Cuánta gente tenés trabajando ahí, en el círculo íntimo”.
  • Está mi mujer que empezó como mi Doctora particular y ahora cobra un poco más de “sueldo”, la Encargada General de la Estancia, la Administradora que comenzó como empleada administrativa, la Encargada de las chicas y de las listas de compras y las dos chicas que se ocupan del mantenimiento de la casa en general, ese es el harem íntimo como dice una de ellas.
  • No permito que entren hombres al ámbito de la casa porque las chicas cuando no tienen que hacer pueden usar el gimnasio, la pileta, andar a caballo, en cuatriciclo, dormir la siesta y la paisanada se volvería loca con esos “lomos” y algunas otras “cositas” que debieron aceptar, sin novios o “filtreos” ahí adentro, no se los prohíbo pero que sea afuera de la Estancia y sin Redes Sociales en horario de trabajo. 
  • Eso en cuanto a la casa en sí, después está el Encargado de la hacienda y el personal de campo que son unos 10 paisanos, en las casas de Puesteros, la uno la ocupa el Encargado o Capataz con la mujer que hace de Puestera y la dos está ocupada por un hombre solo, aún quedan dos por ocupar pero están lejos, no se olviden que el campo tiene 400 hectáreas y además, hay dos Jardineros.

                                                  Ella hablaba con una de mis hermanas y le comentaba que no dejaba de ser una explotación y volvió a preguntar…

  • “¿Cómo te aceptan todo eso”.
  • Es fácil, las chicas no gastan en ropa porque les doy uniformes, no gastan en comida, nadie, ninguno de ellos porque se compra de comer para todos, comienzan a cobrar un sueldo inicial que es tres veces un sueldo básico, reciben aumentos cada tres meses, lo autorice o no el Gobierno, no pagan viaje porque una combi los trae y los lleva al pueblo, no madrugan porque no hay tambo.
  • Trabajan de ocho a cinco con una hora para comer, sábado y domingo libres, si tienen que quedarse por algo se les paga aparte al 100%, lo sueldos son “en blanco”, con salario familiar y todas las cargas, tienen atención médica y medicamentos gratuitos ellos y los familiares.  De hecho no quieren ni oír hablar de Sindicatos.  Soy exigente pero les doy bastante a cambio.

                                                  Allí saltó el hijo de mi hermana que había estado callado.

  • “Si yo fuera mujer por ese trabajo y en esas condiciones saco “cagando” a cualquier novio que aparezca, le corto las pelotas al que venga a tratar de joderme el trabajo y esos ingresos”.
  • “Yo haría lo mismo”, -dijeron mis sobrinas casi al mismo tiempo-.  Mi cuñada se quedó sin argumentos y ya no volvió a opinar.

                                                  Siguió preguntando mi cuñado porque su mentalidad de empresario lo llevaba a eso y era evidente que no le cerraban los números.

 

  • “¿Cómo te arreglás con esos sueldos? o mejor, ¿cómo podés pagar eso y otros dicen que no pueden?”.
  • Encima están los que no le conté porque esos sólo son de la Estancia, además del Contador y el Estudio Jurídico que me asesora está la Clínica que se puso a todo nivel, los medicamentos mensuales y el material de mantenimiento que se compra, están los sueldos de tres médicos, tres enfermeras, dos administrativas, personal de limpieza, un Encargado de Laboratorio, todos con sueldos tres veces mayores a los que cobrarían en cualquier lugar, más las cinco personas que atienden la Radio FM que se puso porque ni música había para la gente del pueblo. 
  • Para contestar tu pregunta, el campo no da para todo esto o yo no lo hago producir para obtener ganancias porque no sembré y compré más ganado del que vendí.  Yo traje la plata de afuera para invertir acá y los intereses de lo que me quedó y me giran mensualmente me alcanzan y me sobran para cubrir esto.  ¿Para qué quiero más?, me alcanza con una camioneta y la ropa que me compra mi mujer, ¿qué querés que compre, helicópteros, aviones, lujos?, no vale la pena, prefiero ver que la gente que me rodea está bien y sin mayores problemas.
  • ¡Mierda, la qué te debe entrar!  Estaba clarito que realizaba cuentas sobre gastos totales y porcentajes internacionales de intereses.
  • No te matés haciendo cuentas, los intereses me los pagan en Dólares y yo cambio una cuarta parte en Pesos para hacer frente a todos esos gastos.  Dos más dos cuatro y no hay “negocio extra” que me interese, así estoy fenomenal.

                                                  Después de haber aclarado algunas dudas, sabiendo que las que quedaban eran temas exclusivos de ellos, le dije al dueño que me trajera la cuenta, cuando fue para la Caja, lo seguí preguntándole si me aceptaba Dólares o Tarjeta, me dijo que con los Dólares se arreglaba bien, eran unos 900 y le dejé 920, luego fui hasta el parrillero que estaba con la moza que nos había atendido y les di 50 Dólares de propina a cada uno, luego volví a la mesa.

  • Si alguno se quedó con ganas de algo, hable ahora o calle para siempre.

                                                  Todos dijeron que no se podían mover, que habían comido como chanchos.

  • “Dónde te quedás hoy tío”, -preguntó mi sobrina mayor-.  “Querés venirte para casa”,

-agregó-.

  • Gracias hermosa pero llegué hoy en la madrugada y alquilé una habitación en el hotel en San Miguel, ahora llego, me baño, me cambio y me voy un rato al Bingo, juego algo y me tomo un trago, hace tanto que no voy que lo extraño.
  • “¿A qué hora estoy lista mañana tío?
  • Paso a eso de las cuatro pero no te vuelvas loca con la ropa, un par de remeras, jeans, un vestido, ropa interior y traje de baño, no hay mucha joda en el pueblo para lucirte, además, aún no me contestaron si van a ir en la semana.
  • “Dalo por hecho cuñado, recién lo hablamos, nosotros vamos a comprar un lindo auto y nos vamos todos en fila india para allá, en todo caso avisale a Lucas”.  Eso me lo contestó mi cuñada.
  • Está bien, yo lo llamo, cuando quieran irse los alcanzo.

Continuará…

Por favor, si les gusta, valoren y comenten…

Gracias…  GUILLEOS1

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