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El pacto. (47).

en Grandes Relatos

LA UNIÓN VECINAL.

                                                  El lunes cuando llegó la combi junto con Sol y los trabajadores, yo estaba con Carolina y Ana María esperándolos, los quería hablar a todos juntos, no eran medida porque todos me respondían acorde a que su trabajo estaba muy bien pagado y gozaban de prerrogativas que otros no tenían, como viajes, comida diaria y aumentos trimestrales pero, era una forma de encender la mecha.  Se acercó Ricardo también y al conductor de la combi le dije que, si quería, podría quedarse a escuchar, se quedó y vino muy bien.

  • Buenos días a todos, les quería decir algo…  Ustedes saben que yo nunca he querido meterme en la  Política del Pueblo y le escapo a esto, aún a pesar de los amigos y conocidos que tengo en los más altos niveles, tampoco debería tener problemas con el Municipio salvo el que fue de conocimiento general que le costó la cárcel al Intendente anterior y a varios de sus colaboradores, aunque, por un pedido de amistad, en este tiempo me ofrecí a colaborar con ellos para las próximas elecciones sin pedir ningún beneficio por esto.  Bien, estando allí adentro un par de veces me he dado cuenta que la corrupción sigue estando presente, son tan estúpidos que quieren utilizar mi ayuda en su beneficio personal pues las ganas de “robar” son bastante grandes y todos sabemos que este tipo de corrupción va en detrimento de la propia gente de un pueblo.

                                                  Por allí saltó Jacinto, uno de los trabajadores que era también un excelente asador.

  • “¿Se va a postular para Intendente Guillermo?, eso sería un golazo”.
  • No Jacinto, ni se me ocurrió pensarlo, yo estoy en tiempo de disfrute personal, ya pasé por todos esos líos pero, les quiero hacer saber que existe la posibilidad de armar una Unión Vecinal o una Asociación Vecinal con un candidato al que voy a apoyar con fuerzas y ganas porque es un tipo honesto y no es Político, no conoce de engaños o “medias tintas” y se sabe brindar a la gente, por si fuera poco ama a este pueblo.  El candidato es Francisco XXXXX, el dueño del Restaurant del Club Social y lo voy a apoyar con la radio, con la Clínica, con ideas y con todo lo que me sea posible.

                                                  Tenía que dar un “golpe de efecto” y sabía que lo que más les llegaba a la gente era la posibilidad de perder lo logrado.

  • No quiero que nadie venga aquí a tratar de imponernos Sindicatos, sueldos básicos o impuestos al trabajo o cobro de pasajes o retiro de la comida porque al trabajar sólo ocho horas no les corresponde por Ley, eso sólo los perjudicarían a ustedes, he sabido pasar hambre y sé muy bien lo que significa que quieran “pisarte la cabeza”. 
  • Yo hoy la tengo fácil porque dinero no me falta y aunque he hecho de la Estancia “Tranquilidad” mi “lugar en el Mundo” y a este pueblo parte de mi vida, tengo la posibilidad de vender, irme y comprar en otro lado, incluso cerrando la Clínica, es a ustedes a los que no quiero que jodan o sigan jodiendo. 
  • En base a esto, no les voy a pedir una afiliación a la presunta Unión Vecinal ni que cambien su modo de pensar en lo Político pero, me gustaría que me brindaran su apoyo si hay que juntar firmas para instalar esta instancia que nos permita sacar a estos ladrones.
  • “Cuente con nosotros Guillermo, nos avisa y vamos a firmar.  Familiares, amigos y vecinos nos vamos a juntar para eso, ¿adónde hay que ir?”  Uno hizo “punta” y todos lo apoyaron.

                                                  Tenía que aceptar que el apoyo de la gente me hacía sentir muy bien, mi ego agradecido, aún a pesar de saber que dependían de mí para mantener muchas cosas que habían mejorado en su vida.

 

  • Trato que las reuniones en mi casa no las conozcan todos pero les voy a contar que esta noche me reúno en casa con la Gobernadora y el Ministro de Seguridad para explicarle todo porque están dispuestos a apoyarnos en la idea, si todo sale bien, que no lo dudo, le pediré los formularios y voy a alquilar un local grande que está en la calle principal del pueblo para que allí se proceda a firmar, mañana les cuento que se decidió y desde ya les agradezco el apoyo.  Sabía bien que para la tarde gran parte del pueblo estaría enterado de esta reunión y de quien estaría.

                                                  Cuando todos se dispersaron se acercó el conductor de la combi…

 

  • “Guillermo, cuenta desde ya con mi firma y la de todos mis familiares, aparte quería decirle que yo ando todo el día con mis vehículos por el pueblo y me conocen hasta los perros, si usted quiere puede disponer de mis camionetas para plotearlas o para pegarle carteles, yo no pienso cobrar nada por eso.
  • Le agradezco muchísimo el ofrecimiento y lo voy a tener en cuenta, vamos a necesitar toda la publicidad posible.

                                                  Lo saludé y le pregunté a Jacinto y a Julio si se podía quedar hasta la noche para cocinar un costillar, algo de vacío, un par de matambres y achuras, me confirmaron que lo harían, sólo tenían que avisar en la casa y luego fui a tomar unos mates teniendo la seguridad que eso iba a ser más fácil de lo que pensaba.

                                                  La adrenalina por intervenir en este tipo de avatares Políticos me tenía a mil, ya casi había olvidado lo que era, entré a la cocina diciendo que, con gusto me tomaría unos buenos mates y Ana María dijo que le tocaba a ella, adelantándose a las intenciones de Carolina para prepararlo.  Primero con Sol y Graciela y después con Caro y Ana me bajó un poco el nivel porque mis manos se perdieron en sus nalgas y mi boca pareció querer “comerse” la boca de cada una, las cuatro se quedaron con ganas de recibir más pero les dije que tenía que hablar por teléfono.  Lo llamé a José…

  • Hola José, muy buenos días.  Necesito pedirte algunas cosas.
  • “Hola Guille, buen día, te noto eufórico, jajaja, parecés el que eras entonces, lleno de energías e ideas”.
  • Algo así José, algo así, estuve charlando con algunas personas del pueblo, incluso con mis trabajadores y esto “pinta” de maravillas.  No puedo “jugarme” a una interna porque me restaría mucho tiempo, aquí el Partido Oficialista gana cómodo salvo los dos “Partiditos” que salen a “jugar” para “hacer bulto”.  Salir sólo como una Unión Vecinal “pelada” va a hacer más difícil la cosa, necesitaríamos la foto de la “flaca” y del “Presi” en la boleta quedando nosotros con apoyo explícito.
  • “Eso se puede hacer sin problemas Guille, todavía hay un mes de plazo para presentar listas, se puede hacer un Convenio pero necesitaría, como mínimo, acorde a la cantidad de sufragantes del pueblo, unas tres mil firmas que avalen a la Unión Vecinal”.
  • Esta noche traé los formularios y desde mañana alquilo un local y empiezo con las firmas, ya tengo más de 200 prometidas.  Otra cosa, para esta noche invitalo al Comisario, a Rogelio y que ponga un móvil en la puerta, nadie va a poder entrar pero es necesario que los idiotas se enteren con quien estamos.
  • “Jajajaja, ¡sos terrible!, me doy cuenta que ya empezaste, dalo por hecho, ya lo estoy llamando.  ¿Se te ocurre otra cosa más?”.
  • Ya que lo decís, sí, tanteala a Leticia pero, si está de acuerdo con esta propuesta, traé a un fotógrafo y hacemos unas fotos hasta con cambio de ropa, estoy seguro que a la “flaca” le va a encantar y yo aprovecho luego a mandar a hacer los afiches”.  De última traigan el Convenio para que sea firmado sin fecha, si lo necesitás poneme a mí de Apoderado de la Unión Vecinal.
  • “Tu madre fue una santa pero le salió un hijo de… aquellos, dejá todo por mi cuenta”.
  • Listo, los espero y hay asado completo, vení con hambre.

                                                  A media mañana llegó Joaquín, el Almacenero, trayendo toda la mercadería, se había enfermado el conductor y no quería fallarme, pensé que “no había que dar puntada sin hilo” y lo “encaré” cuando lo invité a tomar un café, mientras Julio descargaba la camioneta y yo le pagaba todo lo comprado tuve que escuchar sus halagos por la Estancia.

  • “Lo felicito Guillermo, esto está mejor que nunca, la casa la conocía muy por encima pero ahora está hecha un “chiche”, aparte de imponente, claro está”.
  • Le agradezco Joaquín y tengo que hacerle una consulta y luego un pedido de acuerdo a lo que me conteste.
  • “Diga hombre, hable con confianza, somos gente grande que va de frente, un sí o un no, no pueden arruinar una relación”.
  • ¿Me pareció a mí o usted sabía de lo que hablaba cuando ayer despotricaba contra el Intendente?
  • “Algo sé, bastante diría, yo formé parte como Segundo Concejal en el primer mandato del Intendente que ahora está preso, este era su tercer mandato y desde el primero ya empezaron a “meter la mano en la lata”, me les puse en contra más de una vez y cuando terminó mi mandato ya no seguí, además, no me llamaron más, un decente no les convenía”.

                                                  Yo lo miraba para tratar de observar todas las reacciones y me demostraba sinceridad en sus gestos y sus palabras.

  • Sí, eso es fenomenal pero desde afuera y despotricando no se puede cambiar nada.
  • “Eso es cierto, apenas es una descarga pero “¿quién le pone el cascabel al gato?” porque la cosa se atemperó un poco pero sigue igual”.
  • En confianza, yo quiero “ponérselo”, pienso armar una Unión Vecinal con el aval de la Gobernación y pelearle las elecciones y ni dudas que ganaríamos, -me preguntó si yo iría de Candidato-.  No, yo no, el Candidato sería Francisco, ¿creo que usted lo conoce bien?
  • “Sí, es un muy buen tipo y honesto, ni siquiera se le puede decir nada por sus “gustos particulares” porque siempre fue una cosa muy de él y nunca molestó a nadie y hoy por hoy ponerse en contra sería discriminarlo y nadie en su sano juicio lo haría.  Es una idea excelente, hay que acabar con estos ladrones, cuente conmigo para lo que sea”.
  • Veo que la idea efectivamente le gustó y como sus respuestas me han convencido, le voy a hacer el pedido. La Unión Vecinal va a necesitar un Primer Concejal honesto, sin “tachas” y que quiera al pueblo, ¿se anima?, después buscaríamos a los demás, tenemos algo de tiempo.
  • “¡Epaaa!, me acaba de dar una linda sorpresa, eso es algo que siempre me gustó, ya le diría que sí, ese desafío me gusta pero debo consultarlo con mi esposa, no creo que se niegue pero “nobleza obliga””.
  • Bueno, consúltelo y si está de acuerdo, véngase esta tarde-noche a eso de las siete con ella, cenamos acá y vamos a tener una reunión con la Gobernadora para finiquitar este tema.  Es de sport, no es necesario “empilcharse” con lujos.  Ellos vendrán como a las ocho, si, “ellos” porque viene con el Ministro de Seguridad y la Secretaria y no podemos poner al tanto entre nosotros antes de que lleguen.

                                                  Se sorprendió con todo lo que le dije, no se daba todos los días, lo veía con ganas de salir corriendo para hablar con la esposa, creo que ni pensó en el negocio y se fue pensando y un tanto sonriente cuando le dije que la “flaca” no mordía.  Apenas se fue Joaquín lo llamé a Francisco para contarle las novedades y estuvo más que conforme diciéndome incluso que cada vez estaba más entusiasmado.  Carolina apareció nuevamente con el mate y se lo agradecí acariciándola en las nalgas, se movió “mimosa” y la senté en mi falda para besarla con ganas y toda la ternura.  Se estremeció con esas caricias y dijo que me amaba abrazándome con fuerza por el cuello, apenas estuvimos un rato así y ya noté que sus movimientos sobre mi falda eran distintos, sus besos se hicieron más profundos y apasionados.

                                                  Ana María y Graciela comenzaron a reírse diciendo que estábamos “comiendo un banquete delante de los pobres” y se acercaron a nosotros con caras de lobas en celo.  La bocina de un vehículo sonando en la puerta de la casa nos sacó del momento, Ana miró por la ventana y luego volvió la vista hacia nosotros.

  • “Es la esposa del “idiota”, vos aparte de la experiencia que tenés debés ser brujo”.  Carolina se levantó, se acomodó la ropa y el cabello y salió con Ana a recibirla.
  • Buenos días señoras, vine para ver si tenía la posibilidad de hablar con el señor Guillermo.  

                                                  Habló dirigiéndose a Ana que era a la que conocía y ésta le presentó a Carolina como mi esposa.

  • “Encantada señora, no había tenido el gusto de conocerla aunque si la conozco por los comentarios de lo que ha puesto al servicio de todo el pueblo”.
  • “Era uno de mis sueños y Guillermo lo hizo realidad y antes que se lo diga él, con nosotros no existe el “señor o señora” sólo los nombres de pila.  Pase por favor, Guillermo enseguida la atiende”.
  • “Si puede, porque no querría abusar de su tiempo o incomodarlo”.
  • “Él no piensa así, mi esposo siempre se hace tiempo para atender a un vecino”.

                                                  Yo estaba en el living con la notebook abierta sin mirar nada, esperándolas, María Eugenia entró mirando todo como si no le alcanzaran los ojos y la felicitó a Caro por la casa, le dijo que nada que ver con lo que ella había conocido hacía mucho tiempo atrás.  La camisa que tenía puesta le marcaba unos buenos senos que le calculé de una talla 90 y los jeans elastizados dejaban entrever unas caderas apetecible y bien formadas, de muslos más o menos gruesos con piernas estilizadas que las sandalias de taco fino y medio exaltaban, se acercó a mí un poco temerosa y la saludé a la par que le pedía que tomara asiento, Carolina se iba a sentar a mi lado y Ana la llamó para ver algo, entendiendo cuales serían mis próximos pasos.  La vecina comenzó a hablar…

  • “Antes que nada Guillermo, quería pedirle disculpas por el proceder de mi marido, las ideas que teníamos desde un principio, luego de lo que le ofrecieron en la Gobernación, eran muy distintas, no sé por quién o por qué se ha dejado influenciar, estoy muy abochornada, para colmo, la completó cuando habló con el Ministro vocero de la Gobernadora y es una pena porque estaba muy ilusionada con eso”.
  • María Eugenia, te voy a decir lo que pienso para dejarlo claro y espero que no lo tomes a mal.  Tu marido es un inútil “manejable” y eso lo sabés porque desde siempre, la “verdadera” Concejal has sido vos y te quitaron la posibilidad de ser “la” Intendente “en las sombras” porque tu marido sucumbió a los “cantos de sirena” de los corruptos que aún subsisten en esa Intendencia.  Yo les voy a retirar la ayuda financiera que les prometí y que era la única que tendrían, además, por lo que sé, la Gobernación no piensa apoyarlos, tendrán que arreglarse solos. 

                                                  La mujer me miraba fijamente y se le caían las lágrimas a punto de largarse a llorar sin tapujos.  La dejé recuperase ante los esfuerzos que hacía para no quebrarse y pensé en averiguar más antes de ofrecerle algo o “sacarme las ganas” que, por el momento no eran tantas.  Ayudó bastante el café que nos ofreció Ana y le pedí que me contara más de ella.  Venían ambos de un pueblo vecino, afincados aquí desde hacía bastante tiempo habían puesto a producir las tierras que había heredado del padre, un hacendado que había repartido sus bienes entre ella y sus tres hermanos.   El padre y el tío habían estado siempre muy cercanos a la Política apoyando a Candidatos pero sin querer tener ningún cargo, ella se crió en reuniones, discusiones, “tranzas” y “entuertos” y se había prometido que algún día llegaría para sanear un poco todo eso.

                                                  En este pueblo se le hizo difícil porque, a pesar de llevarse bien con los vecinos y con la gente del lugar, estaba todo bastante dominado y acaparado por los hombres y las mujeres que había en las listas eran esposas o amantes condicionadas.  Ayudó mucho al marido a llegar porque era su único modo de estar allí en el ruedo, él, estaba segura, había dejado escapar su mejor oportunidad.  Me pareció absolutamente sincera porque se notaba y porque, en ningún momento, trató de convencerme de algo.

                                                  Le dije que me esperara unos segundos porque había recordado que tenía que hacer una llamada, que no se retirara porque quería seguir hablando con ella.  Se quedó sentada y esperando con las manos juntas entre sus muslos, de inmediato lo llamé a Francisco para preguntarle por ella y me dio las mejores referencias, lo mismo hizo Joaquín, los dos opinaron que el “boludo” era el marido y cuando propuse un cargo de Segunda Concejal dijeron que ayudaría mucho por el acercamiento que tenía con las mujeres del pueblo.  Volví al living y le pedí a María Eugenia que me acompañara al escritorio pues tenía algo que ofrecerle, se levantó para acompañarme y se la notaba entusiasmada.  Ya instalados allí, le dije…

  • Debido a la “pelotudez” que se han mandado, tu marido y el Intendente interino, he decidido ayudar al armado de una Unión Vecinal para tratar de sacarlos de los lugares que ocupan.  No quiero que me digas nada y lo pienses un par de minutos, yo “tengo ganas” tengo muchas ganas de que aceptes lo que voy a ofrecerte y de cogerte para que salgas muy satisfecha de mi casa”.  Los ojos castaños y pícaros le brillaron con total intensidad y encorvó un poco su cuerpo como si hubiera experimentado un tirón en su entrepierna, dos minutos después me dijo:
  • “Te acepto lo que quieras pero, por favor, cogeme ya porque no aguanto la necesidad de tenerte adentro, haceme feliz que lo necesito desde hace rato, por dónde quieras Guillermo, por dónde quieras aunque tenga que sufrir, metela ya”.

                                                  A medida que me hablaba se había parado y, apurada, se desabrochaba los botones de la camisa con una mano, el botón del jeans con la otra, se sentó nuevamente y la ayudé con el pantalón, no quería hacer más, me interesaba verla totalmente desnuda.  Pronto quedó con el sostén y un slip pequeño con puntillas haciendo juego, apenas un poco de “pancita” más que nada por la posición.  Al soltarse el corpiño surgieron unas tetas duras, llenas, provocativas, de areolas medianas y pezones chicos pero erectos, al despojarse del slip apareció una línea de vello bien perfilado sobre su pelvis, en el nacimiento de su vagina de unos dos dedos de longitud, se notaba que tomaba sol con biquini.  Estaba más que bien María Eugenia y además de tenerla a ella, me encantaba el morbo de saber que haría cornudo a un “idiota”.  Ya totalmente desnuda se paró delante de mí para que observara su cuerpo y, arrodillándose, bajó mi bóxer que era lo único que me quedaba por sacarme.  En principio, después de mirarla pareció encantada de lo que veía, al tocarla y arrimársela a la boca, le cambió la mirada.

  • “Guille, la quiero, te juro que la quiero pero…  ¡Es enorme!, no me va a entrar en la boca y no quiero lastimarte”.  Me decía esto pasando toda la lengua por el tronco.
  • Me gusta que entre hasta la garganta, ya lo vamos a lograr, ahora jugá un rato con tu lengua y metete la “puntita”.  

                                                  Apenas si pudo y si la forzaba, verdaderamente me iba a lastimar, intenté hasta una cuarta parte y me retiré, era evidente que nunca tuvo una pija grande al lado para chupar y de tenerla, no había aprendido nada.  No tenía ganas de perder tiempo, la hice poner de rodillas en el sofá apoyando el torso en el respaldo y “pincelé” la zona para elegir por dónde la “enterraba” primero, los labios de la vagina chorreaban flujo que trasladaba al agujero de su culo haciéndola estremecer y emitir gemidos que trataba de controlar.  Elegí la vagina e hice fuerza para penetrar, no llegó a entrar medio glande y me quedé quieto cuando comenzó a suplicar.

  • “¡Ayyy, ayyy, ayyy, por favor Guille, por favor, me la estás rajando, meté sólo la “puntita”, no aguanto el dolor, es enorme, la siento en la garganta”.

                                                  Lo peor era que me lo pedía sin bromas y absolutamente convencida de que la estaba partiendo en dos.  ¡Me cago en la hostia!  ¿No había ninguna bien cogida por la zona?  No le di ni “cinco de pelota” y como estaba bien lubricada y sus músculos parecían ceder sin problemas la iba a penetrar de un saque, me arrepentí un segundo antes y avancé lentamente, su tensión era enorme y me pedía…

  • “La “puntita” Guille, meté sólo la “puntita”, no puedo aguantar más”.

                                                  La tensión de sus músculos se hizo tremenda, no me apretaban tanto en la vagina pero en su piel se notaban endurecidos y “agarrotados”, saqué a relucir la terapia de “chirlos” para obligarla a aflojarse.  Dos bien dados en sus nalgas apenas si me permitieron avanzar hasta la mitad del tronco y volvió a endurecerse, al costado de los muslos dolían más y dos, uno en cada pierna, más el grito que le di, me ayudaron a entrar en su totalidad, allí me quedé quieto acariciando su cintura y sus piernas doloridas.  Apenas me movía y fue ella la que comenzó a mover las caderas para empezar a tomar un ritmo de entradas y salidas que iba aumentando.

                                                  La dejé moverse para que entrara, saliera y gozara tal como estaba sintiendo que lo hacía, seguía moviéndome despacio y noté que el miedo a la penetración había pasado, el placer ganaba terreno a pasos agigantados, gemía despacio y me sorprendió con un orgasmo que pareció tener guardado desde hacía tiempo, un chorro de flujo a presión mojó mis huevos y, después de unos segundos de recuperación, sus movimientos se volvieron casi descontrolados.

  • “Sííí, movete más, entrá lo más que puedas, rompé todo, jamás pensé que podría “comerme” semejante verga, dale más fuerte, llevame al Cielo, haceme gozar, ayyyy, me voy de nuevo, ¡qué placer, por lo que más quiero, qué placer!”. 

                                                  No daba para aguantar más e impuse un ritmo más acelerado y lo más profundo que pude, aun haciéndola estremecer al golpear en su interior pero no pareció importarle, sólo quería gozar.  Tuvo dos orgasmos más antes de llenarle la concha de leche y nos quedamos quietos, yo profundamente metido en ella y ella como perdida en su mundo, ¡vaya a saber uno lo que pasaba por su cabeza! aunque no iba a preguntarle, había sido un “polvo livianito” pero ya habría tiempo para hurgar en ese culo apetitoso o para perforarle la garganta o para las tetas o para chuparla toda o para “entregarla a la jauría”.  Después que se recuperó y que me dijera que no había problemas porque no podía tener hijos, escuchó y aceptó sin ninguna duda él “como, cuando y con quien” que les imponía a todas y su absoluto silencio al respecto.

  • Te acepto todo lo que me decís y no tengas ninguna duda conmigo, con vos no tengo ni remordimientos ni me siento mal por haber engañado a mi marido, luego de tanto tiempo de fidelidad creo que se merecía todo esto por no haberme tenido en cuenta, igual, ¿me parece a mí o hay algo más?

                                                   Le dije que sí, que me había convencido para ofrecerle algo más pero, de aceptar implicaría problemas en su matrimonio y posibles problemas entre nosotros porque yo no permitía injerencias de gente de afuera ni que mis Candidatos aceptaran consejos de ineptos.

  • “No te entiendo, ¿Por qué decís “Candidatos”, qué es lo que querés decir?”.
  • Si la Unión Vecinal se convierte en una realidad, estoy en condiciones de ofrecerte un lugar en la lista como Segunda Concejal pero me tenés que prometer una total prescindencia a lo que diga u opine tu marido.
  • “Desde ya te digo que sí, es gran parte de mi sueño hecho realidad y no te hagas problemas por mi matrimonio, hace tiempo que se ha convertido en una “charada”.  Todo lo que tenemos es mío por herencia y seguía con él tratando de que llegara a algo, si no fuera por eso, hace tiempo que estaría separada, ahora tendrá dos alternativas: o se queda trabajando tranquilo en casa o se va, no participará en nada de lo mío.  No te imaginás como lo puteé y lo insulté ayer cuando hablaba con el Ministro”.
  • Lo sé, te escuchó muy claro por el teléfono”, -se puso toda colorada-.  Hay otra cosa que tendrás que tener en cuenta, si ganamos, que no lo dudo, se investigarán a todos los Funcionarios salientes y no quisiera que te vieras, de “rebote”, involucrada en eso.
  • “Eso no lo creo porque hemos pasado por problemas económicos y nunca se animó ni a pedir prestado, de tener “algo” oculto yo lo sabría, siempre fue “utilizable”. 

                                                  Cortó diciendo que enseguida la seguíamos porque necesitaba pasar al baño, el flujo y mí leche descendían por los muslos, le señalé la puerta y entró corriendo al baño con la ropa en la mano, mirándola desde atrás, el culo ofrecía un buen panorama.  Cuando salió del baño, vestida, peinada y arreglada le dije:

 

  • No pude evitar mirar que tenés un culo hermoso e imaginar que sería lindo “jugar” un rato ahí adentro.
  • “Con eso que tenés entre las piernas, ni loca hace años que no se usa y fue sólo con los 12 centímetros de mi marido pero, como tampoco pienso negártelo, sólo te voy a pedir paciencia y dedicación, de todos modos, te cuento que ya me está doliendo”. 

                                                  Se la notaba muy distinta en el trato y con otro brillo en los ojos, varios “polvos” que no esperaba y disfrutó junto a posibilidades nuevas hacían milagros.

 

  • “¿Si esto se da, vas a ir vos de Candidato?”.
  • No, ya te dije que sólo voy a ayudar y apoyar, el Candidato será Francisco, el dueño del Restaurant, el Primer Concejal será Joaquín, el Almacenero y vos de Segunda Concejal, hay tiempo para sumar a los otros, todo depende de lo que se decida hoy.
  • “¿Hay alguna reunión hoy?”.
  • Sí, hay una reunión desde las siete de la tarde con cena incluida y me gustaría que estuvieras… sola, lógicamente.
  • “Contá con eso, ¿la reunión es con gente del pueblo, hay que vestirse de algún modo en particular?”.
  • Sí, es con gente del pueblo y como estás ahora estás fantástica, hay asado y seremos como veinte, incluido el personal porque en casa comemos todos juntos.

                                                  Sin nada más que decir, esperó que yo fuera a lavarme y cambiarme y salimos para la cocina.  Carolina, Ana, Sol y Graciela estaban esperándonos para almorzar y la invitaron a quedarse.

  • “Les agradezco chicas, mejor me voy a casa, estoy repleta de emociones, no podría comer nada y no quiero que suene como a desprecio”.  Las saludó con un abrazo a todas incluso a Sol y a Graciela que fueron presentadas como Administradora y Encargada respectivamente después se fue y nos envió una linda sonrisa desde la camioneta.
  • “Jajaja, repleta de emociones y hasta hace un rato llena de carne en barra”, -dijo Carolina ante mi asombro-.
  • “Tanto no debe haber sido porque nosotras gritamos más o está muy dilatada o hicieron poco”.  -Acotó Ana ante las risas de las demás-.
  • Mejor no les contesto a ninguna, sólo les diré que ya tenemos a la Segunda Concejal y el marido no va a poder decir ni “A”.

                                                  Se tiraron encima, tocándome, acariciándome y besándome, muertas de risa las cuatro.  Les comenté que hoy tenía ganas de irme a la pileta con las cuatro y atenderlas pero había gente dando vueltas y los espantarían con los gritos.  Me negué a sus pedidos y les dije que me iría a dormir la siesta, le recordé a Sol que debería quedarse como Administradora del lugar y que estaríamos en la mesa, lo mismo para Graciela como Encargada, en reemplazo de Marta.  Almorzamos bien y “escuché” que la cama me llamaba, las chicas se fueron todas a la pileta pero… vestidas con sus trajes de baño.

                                                  A las seis y media estábamos todos al pie del cañón, las ensaladas estaban listas y los muchachos preparaban el fuego, calculaban que para las nueve de la noche comeríamos.  A las siete, en fila india iban entrando los vehículos de Francisco, Joaquín y María José y el de María Euge-nia y detrás el patrullero que traía a Rogelio, el Comisario, los recibimos en la puerta de la casa, presen-tamos a los que no se conocían y pasamos directamente al living.  María José, que no pudo disimular las miradas de deseo cuando la saludé, no conocía la casa y miraba asombrada las dependencias, Ana y Carolina les mostraron a ella y a María Eugenia parte de las habitaciones, el comedor, la cocina que les encantó y la zona de la pileta.

                                                  Luego nos juntamos los tres principales de la lista y yo para darles letra respecto a lo que queríamos hacer con la Unión Vecinal, como encararíamos la campaña y con qué medios, Rogelio también estaba y aunque no opinó, yo quería que estuviera para darle una determinada participación, todos estuvieron de acuerdo aun cuando les pedí que se expresaran ahora por las posibles dudas porque delante de la Gobernadora no podíamos exponer ninguna.  María Eugenia pegó un salto.

  • “Me dijiste que era gente del pueblo, ¡por Dios!, no venía preparada para estar con la Gobernadora”.
  • Digamos que omití un pequeño paso pero no te hagas problemas, es de lo más sencilla, el Ministro de Seguridad también y seguramente nos darán el aval para empezar a trabajar, (yo sabía que “tendría ganas” de dar el aval).

                                                  Antes de las ocho aterrizó el helicóptero en el mismo lugar que la vez anterior, Leticia, Lidia, Carolina y Ana se saludaron con un abrazo enorme, no bien las dos primeras bajaron de la aeronave, Joaquín, María José y María Eugenia se asombraron de la efusividad y el evidente conocimiento que había entre ellas, (¡si supieran!) y ni Caro ni Ana habían hecho mención a eso en ninguna oportunidad.  El mismo saludo de las dos fue para mí y para Francisco y luego nos saludamos  José y yo, con el abrazo que nos dispensábamos siempre que nos veíamos.  Me encargué de presentar a los presente haciendo hincapié en Sol como la Administradora del lugar y María José no pudo evitar comentar.

  • “¡Qué jovencita que es!”. Yo le contesté:
  • Es verdad, es jovencita pero tiene toda la capacidad y carácter para el puesto.  Sol se ensanchó orgullosa.

                                                  Leticia la felicitó y los saludó con simpatía a todos dándoles la bienvenida por sumarse al Proyecto de su Gobierno, ninguno de los Funcionarios hizo comentario alguno sobre el cargo del marido de María Eugenia ni del entredicho que había habido.  Después pasamos al living para explicarle a Leticia lo que queríamos hacer y como lo haríamos, estuvo totalmente de acuerdo y saldríamos con Unión Vecinal acompañando en la boleta electoral a la Gobernadora y al Presidente.  El fotógrafo, el custodio, el helicopterista y las demás mujeres estaban en la cocina o el comedor.  Leticia hizo mención a que le habían pedido que trajeran al fotógrafo pero ella había salido de apuro y no tenía ropa adecuada para las fotos con los Candidatos.

  • Te hacés problemas por nada, andá con Lidia, Caro y Ana a la habitación, seguro tendrá algo para darte. 

                                                  La llamé a Caro y le dije que buscaran algo de ropa para Leticia por el tema de las fotos, le guiñé un ojo y se fueron las cuatro diciendo que harían lo más rápido posible para después ir con María Eugenia.  Buscaron ropa para cambiarse y se “mataron” con besos, caricias y exploraciones de cuerpos a mansalva, tardaron como veinte minutos y quedaron la cuatro “recalientes” con ganas de más pero salieron con una Leticia espectacular.  Luego le tocó a María Eugenia que se vistió con un traje sastre que le quedaba fantástico.

  • “¡Uffff!, ese guardarropa te marea, es como volver loca a cualquier mujer”. 

                                                  A María José se le notaban las ganas de “meter las narices” en esos placares.  Yo fui con Francisco y Joaquín y como los físicos eran similares vistieron uno un traje azul y otro uno cremita, (sí, el del traje claro y de excelente calidad lo eligió Francisco).  Sacaron fotos de medio cuerpo, de cuerpo entero y en distintos lugares de la casa y una vez que terminamos, con todos los papeles que me había hecho llegar José, fueron todas las mujeres a cambiarse, esta vez todas juntas y María José no se privó de “chusmear” un rato. 

                                                  Leticia había pedido comer otra vez al aire libre, tal como lo habíamos hecho en la cena anterior, la noche se prestaba y la mesa se armó más que pronto mientras yo personalmente le alcanzaba la comida a los agentes que estaban en la puerta, con pan, bebida y los cubiertos incluidos, quedaron sorprendidos, sólo les pedí que dejaran los platos y los cubiertos al costado de la tranquera.  Comimos todos juntos, hasta los asadores se sentaron con nosotros y eran quienes se levantaban a servir junto con Graciela y Francisco, el vacío  se deshacía en la boca y la carne del costillar se despegaba sola de los huesos.  Las bromas abundaron, el fotógrafo se cansó de disparar la máquina, los asadores se babeaban con los halagos que les hacía Leticia por su trabajo, le mando saludos a la familia de Julio haciendo hincapié en que ya lo conocía y también hubo fotos junto a ellos.  En un momento Leticia se dirigió a Francisco.

  • “Hoy me voy a quedar con las ganas de saborear los ricos postres que me hiciste en el almuerzo y la cena anterior”.  Con esto dejaban bien explicitado que la relación no era circunstancial.
  • “Eso es lo que vos crees, hoy hice uno especial, es de mi invención y lo voy a llamar “Postre Leticia””. 

                                                  Francisco le había pedido a Ana que bajara los postres de la camioneta y los pusiera en la heladera, nadie se había enterado de esto.  La Gobernadora se demostró vergonzosa y muy orgullosa de esto, por lógica, no se privó de degustarlo y comerlo, al igual que todos porque estaba más que exquisito y nadie le hizo ascos.  En el piso, a mis costados estaban mis dos perros, solía desatenderlos pero estaban siempre a la par mía y a pesar de crecer a pasos agigantados tomaban con delicadeza las sobras que les daba y Leticia comentó:

  • “Esos dos ya nos conocen bien, nos mueven la cola y ni siquiera le ladran al helicóptero, jajaja”.
  • Les tengo dicho que traten bien a la gente amiga, jajaja.

                                                  El comisario hablaba en un aparte con José, seguramente con algún “mangazo” porque no había problema de inseguridad, apenas unos hechos aislados y cuando José me miró a mí, imaginé que bolsillo tocarían.  No dio vueltas para pedirlo…

  • “Guille, estoy hablando con el Comisario y voy a ampliar las partidas para las cubiertas y el mantenimiento de los móviles policiales pero el tema del combustible es otro cantar.  La Gobernación abastece con el 50% del gasto de combustible y gira al Municipio el dinero para que figure como que la Municipalidad ayuda a la Seguridad aportando el 40%, el otro 10% lo aporta la Cooperadora Policial.  Resulta que el Intendente hace dos meses que ha retirado esos aportes y los móviles, de cinco, sólo circulan dos.  Yo puedo hacer que se elimine esa Partida al Municipio pero tengo que pedir unas Partidas nuevas y que las aprueben lleva tiempo”.
  • ¿Cuánto es el gasto mensual en combustible de esos tres móviles, Rogelio?  -La cantidad que me dijo no era tan elevada-.  “Podemos hacer un trato, yo abro una cuenta corriente en la Estación de Servicio para abastecer a esos tres móviles pero usted se compromete a tenerlos en la calle lo que sea necesario, haciendo notar la presencia policial.
  • “Delo por hecho, yo en persona me comprometo a que esto se cumpla, nos elimina un montón de inconvenientes”.  Eso se sabría y no dejaba de ser un aporte a la campaña.

                                                  Cuando habíamos terminado de comer y estábamos haciendo bromas, entre ellas Leticia y Lidia que le decían a Francisco que le iban a pasar la cuenta de los honorarios del Dietólogo porque a este paso iban a tener que recurrir a alguno, algo que mirando los físicos de las dos no se lo creía nadie.  María José decía que tenía que regresar al Gym porque nunca había comido tanto en un asado y tan rico todo, a más los postres espectaculares de Francisco.  María Eugenia, de lo más sonriente opinaba que no hablaba porque nunca se había sentido tan bien en una comida compartida con una compañía tan amena y prefería seguir disfrutando.

                                                  En ese momento Rogelio recibió una llamada de la gente del móvil debido a que el Intendente y el Secretario de Gobierno querían entrar para hablar con la Gobernadora.  El Oficial a cargo le dijo que no sería recibido y que si pretendía entrar, lo detendría por meterse sin permiso en propiedad privada, enojados y sabiendo que no podían hacer su voluntad, se retiraron insultando.  José se enojó por esto y le dije que no valía la pena, Leticia agregó:

  • “Ya antes había demostrado su incompetencia, debe estar desesperado o asustado y si algo le faltaba, hoy la terminó de completar, le toca a la Unión Vecinal cambiar esto en bien del pueblo y sus vecinos”. 

                                                  Cada vez estaba más convencido que esto sería así.  El fotógrafo ya había dejado las fotos en mi computadora, no faltaba nada y se fueron de lo más satisfechos, un poco antes de las doce de la noche se retiraron los demás y los llevaron a Julio y a Jacinto.  Francisco, Joaquín y María Eugenia estaban con los “colmillos afuera” y muy dispuestos para la “pelea”.

                                                  Nos pusimos de acuerdo con Francisco y Joaquín para ir a alquilar el local y María Eugenia iría a una imprenta en un pueblo vecino para mandar a hacer los panfletos, folletos y gigantografías con las fotos de cada uno de ellos con la Gobernadora.  Se fueron y le dije a Graciela que dejara todo lo que ya estaba acomodando y guardando para nos fuéramos a dormir.  Estábamos realmente cansados, Sol eligió una habitación y se durmió apenas colocó la cabeza en la almohada, con Caro y Ana hicimos lo mismo aunque antes me contaron lo que había pasado cuando fueron a cambiarse con Leticia y Lidia…  Primero fue Carolina.

  • “Las dos estaban “sacadísimas”, nos “metieron mano” enseguida, nos besaron con ganas y Leticia me pedía que te llamáramos un rato, les tuvimos que hacer un oral profundo ayudadas por los dedos para que se calmaran un poco”.
  • “La que se está brindando a pasos agigantados es Lidia, “explotó” pero casi le tuve que meter toda la mano en la concha y usar un consolador en el culo, que ahora que me acuerdo lo tengo que lavar, lo que es seguro es que “despertaste a las fieras””, -dijo Ana largando la carcajada-. 

                                                  Sol durmió un rato más, venía cansada y “magullada” desde el fin de semana en la casa, Graciela estaba apática y zafó, las que querían “guerra” eran las “esposas” y les hice el amor tranquilo y despacio a las dos, eso las dejaba muy calmas y felices. 

                                                  A media mañana fuimos a alquilar el local, terminaron siendo tres locales, uno en cada extremo del pueblo y otro casi en el centro, cerca de la plaza, todos en la calle principal.  En una semana teníamos al pueblo inundado de carteles de campaña, doce chicos y chicas, todos compañeros de las mellizas, recorrían el pueblo casa por casa acercándoles folletos explicativos a la gente y solicitando las firmas para establecer la Unión Vecinal.  Gonzalo y Gimena colaboraron ayudándonos y consiguieron las firmas de todo su personal, lo mismo que María Eugenia, que no sólo consiguió las de su personal sino que visitó también establecimientos de amigos y conocidos para exponer lo que se pretendía, ¡ah!, el marido se aisló en la casa y ni siquiera participó en la campaña del Intendente que llevaba las de perder.  Bastaron nueve días para conseguir 8.000 firmas que excedían en mucho las necesarias y nos dejaban la seguridad de ganar con comodidad.  José y Leticia estaban eufóricos, era una experiencia nueva, sin gente “contaminada” que ellos avalaban y estaba saliendo muy bien.

                                                  En la lista iban cinco Concejales y los que faltaban se completaron con el Escribano (el Abogado no quiso intervenir porque le faltaba tiempo y no creía mucho en la idea, cuando se arrepintió, ya era tarde), un antiguo empleado municipal y una señora que era la Presidenta de la Cooperadora Escolar, Gracia entró como suplente, lo mismo que el hijo del conductor de la combi y Jacinto, el trabajador de la Estancia.  Se hizo el festival con cantantes y conjuntos musicales de renombre al que concurrió gran parte del pueblo, la radio estuvo en todo momento al servicio de la gente y de la Unión Vecinal.

                                                  Hubo un solo problema en esos tres meses, el local principal quedaba cerrado y sin vigilancia por las noches, yo lo había pedido expresamente así, sabía que tratar de atentar contra el local sería casi mortal para los “atrevidos”.  Dos de los “matones” del pueblo, que ya trabajaban antes con el Intendente ahora preso y siguieron a las órdenes del actual, una madrugada,  quisieron arrojar bombas “Molotov” contra el local, nadie supo explicar quien les propinó la tremenda paliza que requirió la atención de urgencia de las Doctoras de la Clínica, quienes se vieron obligadas a trasladarlos para ser internados en la ciudad.  Nunca más regresaron por el pueblo.

                                                  En definitiva, a los tres meses, Francisco se convirtió en el Intendente electo del pueblo con un 87% de los sufragios y fue record del que se ocuparon los Medios nacionales.  Leticia siguió siendo la Gobernadora y ahora me tocaba a mí averiguar todo lo que había pasado en esa Intendencia anteriormente.  Volvieron al pueblo los Medios de Prensa nacionales porque los Juzgados tuvieron trabajo a destajo, fueron presos más de quince Funcionarios y varios Comerciantes de otro pueblo que se habían prestado a maniobras fraudulentas en licitaciones.

                                                  El marido de María Eugenia también cayó en la “volteada” pues había recibido “coimas” o “incentivos” para votar un par de Ordenanzas que favorecían a los Funcionarios en varios miles de Dólares.  Las cantidades recibidas por éste eran ínfimas en comparación a las recibidas por quienes dirigían los “entuertos” y me vi obligado a “perder” esos comprobantes y pruebas para que no se “manchara” la trayectoria de nuestra Segunda Concejal, (“cosas” de la Política en que uno debe saber cómo hacer “las buenas” pero para eso debe conocer muy bien “las malas”).  María Eugenia tuvo conocimiento de esto y quedó muy afectada, más afectado quedó él porque perdió el matrimonio y todo lo que tenía por “dos míseros Pesos” que no le alcanzaron para nada.

                                                  Regresando en gran parte a lo anterior, hubo varias novedades en la casa, a los diez o doce días de haber comenzado toda esta vorágine con el tema de la campaña, regresaron de las vacaciones, Marta de Córdoba y Rosalía de Mendoza, la “mulata autóctona” venía plena de felicidad por haber conocido junto a su hermana la casa humilde en que vivían y toda la zona de dónde eran oriundos sus padres…  No la podíamos parar cuando nos contaba atropelladamente lo que habían visto, lo que habían gozado con las excursiones, la atención preferencial del hotel, lo que comieron, nos contó que la hermana había llorado mucho por la oportunidad de tener esas vacaciones.

                                                  Decía que habían aparecido como por arte de magia y que el mago tenía nombre y apellido y la había tocado a ella también al atender y hacer tan feliz a la hermana.  Ana la miró y levantó las cejas…

  • “No Ana, de nuestra intimidad no sabe nada aunque cuando me contó la vida de mierda que le daba el marido, de los desplantes y las necesidades que le hacía pasar, les juro que tuve ganas pero pensé que iba a sufrir, la amargaría más y la dejé que se descargara, volvió renovada y con distintas ganas de mirar la vida.  Espero que tenga suerte”.

                                                  El relato de Marta fue similar en cuanto a disfrutar de las Sierras de Córdoba y sus alrededores, de las excursiones, del hotel, de la atención pero hubo algo que le hizo brillar intensamente los ojos cuando nos lo contó.

  • “Era la primera vez en mi vida que salía de vacaciones y sola, sin la necesidad de rendir cuentas a nadie, que nadie me dijera lo que hacer, estar sola para disfrutar de mi soledad, ver la luna, caminar en las sierras, disfrutar del sol o estar acompañada con la gente de las excursiones y compartir o no junto a ellos, sentarse a cenar o almorzar y que te atiendan a vos sola”.  Yo la miré como interrogando.
  • “No Guille para nada, no tiene que ver con ustedes, me pareció que dejaba definitivamente atrás un montón de vida desperdiciada anterior a mi venida aquí”.  Tenían montones de fotos para mostrar y mostrarse porque Caro y Ana también tenían “chismes” y fotos para intercambiar.  

                                                  Me aprestaba a irme, las saludé a las “esposas” y ante la mirada de Ana, sólo le dije que fueran discretas, me imaginaba la “bienvenida”.  Rosalía me corrió hasta la camioneta.

  • “Guille, tengo que pedirte un favor enorme.  Sé que sos muy exigente y todo depende de lo que decidas pero necesito conseguirle un trabajo a mi hermana, yo por ahora la puedo ayudar económicamente porque el tipo la dejó en la ruina, es la única familia que tengo y sin hacer nada, en esa casa va a terminar por deprimirse mal”.  Le dije que lo hablaríamos cuando regresara, que se quedara tranquila que la íbamos a ayudar.

                                                  En la tarde estaba revisando unos datos que me habían hecho llegar dos Empleados de Planta Permanente de la Municipalidad que no congeniaban para nada con la actual conducción.  Me los había presentado Francisco y me hacían llegar cuatro o cinco copias diarias de facturas apócrifas, trabajos y compras que se habían realizado sin licitaciones, nombramientos de gente que no trabajaba, licitaciones de trabajos y compras otorgadas que eran más caras que otras, en fin, toda una serie de datos que, entre la pérdida de una elección y la toma de mando de la nueva Administración, se suelen “desaparecer” por incendios “accidentales” de los archivos y/o porque se borran, no sé porqué “extraños virus” de los discos rígidos de las computadoras. 

                                                  Yo hacía un trabajo que ya conocía bien y con los datos y las fechas de las planillas y facturas existentes en la Municipalidad, Pesos de “adorno” mediante, obtenía los originales de esas mismas planillas o facturas en las empresas que habían vendido o realizado trabajos, casi nunca coincidían los importes y se notaban las falsificaciones burdas respecto de los originales.  Llegado el caso, las presentaciones ante la Justicia serían con las pruebas suficientes como para que las condenas salieran rápido.  Decía que estaba revisando esos datos y me llamó Carolina, noté una voz preocupada.

  • “Vida, me acaba de llamar Gimena, quería saber si podían venir esta noche a las ocho a hablar con nosotros.  Le dije que sí pero la noté preocupada, quería decírtelo”.
  • No creo que sea problema de pareja, ya me hubiera llamado Gonzalo o porque estuviera enojado con ella o bien  porque se hubiera mandado una “cagada”.  Esta noche lo vemos, quedate tranquila, deben necesitar comprar algo.  Lo dejé así para no asustarla o dejarla pensando, el dinero de Gonzalo no se había tocado y ella tenía suficientes fondos depositados de antes que los hacían estar muy cómodos.

                                                   Como fuere, aunque María Eugenia se me había acercado con una mirada que pedía, “necesito que me rompas el culito” y Belinda se había llegado al lugar vestida con una minifalda muy sugerente para preguntar si necesitaba “algo”, preferí desistir de esas ideas tentadoras y volví temprano a casa.  A las ocho llegaron Gonzalo y Gimena, la cara radiante de ella y la sonrisa de Gonzalo me hicieron saber enseguida que la noticia no era mala.  Carolina y Ana, después de saludarlo a Gonzalo, prácticamente se arrojaron sobre ella para preguntarle qué era lo que le sucedía y nos fuimos todos al living.

                                                  Gimena hablaba en susurros y lo hacía a propósito para que ambas amigas se desesperaran un poco más, me bastó mirarlo a Gonzalo a los ojos para darme cuenta cual era la noticia.

  • “Carolina, amor, como se nota que tu fuerte en Medicina es la Neumonología, parece que no entendés nada de Obstetricia y esas cosas, ¿no?”.  Yo lo abracé fuerte a mi hijo y Gimena dijo:
  • “Quería que fueran ustedes los primeros en saberlo, me ganaste de mano Guille, mis amigas van a ser abuelas”.  Primero la sorpresa a “boca abierta” luego los gritos de alegría de Carolina y Ana María se hicieron escuchar en toda la casa, Rosalía, Graciela y Marta corrieron hasta el living y se encontraron a las tres amigas abrazadas, gritando, riendo, llorando y a dos hombres lagrimeando.
  • “Vamos a ser abuelas chicas, vamos a ser abuelas”.

                                                  Gritaba Ana María totalmente descontrolada y los gritos, abrazos, lágrimas y risas se multiplicaron.  Había sido un notición que se lo tenían bien guardado, cuando nos calmamos todos un poco, tres chicas volvieron a la cocina a “estirar” un poco la comida y Caro, Ana y Gimena se fueron al consultorio, Caro quería revisarla y hacerle el test nuevamente y “chusmear” cosas de mujeres, Ana me dio a entender que estaba todo bien.

                                                  Volvieron al rato con el test en la mano, tenía tres meses de embarazo y era la concreción de un sueño que ambos llevaban en su interior, lógicamente, nos contagiaron su felicidad.  La cena fue estupenda y no faltó el llamado telefónico a Lucas para ponerlo al tanto de la novedad, el altavoz nos respondía con felicitaciones a los gritos de las nenas, de Alicia y Natividad.  Belinda y Sol también recibieron llamados de una Carolina exultante y hablaron con Gimena para felicitarla.  Esa noche, toda la exaltación de la noticia la tuve que solventar yo pero… no me desagradó para nada…

Continuará…

Por favor, si les gusta, valoren y comenten…

Gracias…  GUILLEOS1.

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Mi coño conquistó New York.Cuando decidí labrarme

Para un concierto lo mejor es un trío… o más (3)

Para un concierto lo mejor es un trío… o más (2)

Mis primas de la capital (11)

Mis primas de la capital (12)

Mellizos y gemelas, de gavilán a paloma.

Mis primas de la capitál (10)

Para un concierto lo mejor es un trío, o más.

Mi ahijado, su hermano y su madre

Mi ahijado, su hermano y su madre

Mis tetas decidieron mi destino por mí.

Entre mi padre y mi tía me quitaron mis complejos.

Mis primas de la capital (9)

Mis primas de la capital (8)

Ayudando a mi mamá

Mis primas de la capitál (7)

Mis primas de la capital (6)

Mis primas de la capital (4)

Mis primas de la capital (5)

Mis primas de la capital (3)

Mis primas de la capital (2)

Mis primas de la capital

Dos que valen por tres.

Al conocer mi adopción encontré la felicidad

El chat me ayudó con mi sobrina (Continuación 2)

El chat me ayudó con mi sobrina (continuación)

Mi gran desgracia mi polla Final

Mi gran desgracia mi polla continuación

Mi padre y mi tio tienen los mismos gustos

He tenido mas corridas que km. en mi carrera

Mi gran desgracia .. mi polla

Me casé con una miss

Me gusta ser chófer (TOMO II)

Me gusta ser chófer (TOMO I)

Bienvenida mi jubilación

Tengo una familia atipica pero con mucha memoriT

Bienvenida mi jubilacion tomo 2

Mi primer viaje en avión

Desde el balnerario con amor

El chat me ayudo con mi sobrina