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El pacto. (36)

en Grandes Relatos

EMPRESA isleña - desvirgue.

                                                   A las 09.15 aproximadamente llegaron los lanchones con los materiales, las máquinas y los operarios para comenzar a trabajar en la costa y en el muelle.  Me presenté con el dueño de la empresa que venía al frente de los trabajadores y estuvimos conversando con él y con Berta sobre los trabajos que se realizarían y como quedaría todo terminado.  De la empresa sacaron fotos y filmaron toda la costa y el muelle aún sin arreglar para usarlo como publicidad amén de entregarle a Berta el “antes” y el “después”.

                                                  En medio de esas conversaciones salió a colación el tema de las casillas y nos hizo saber que la empresa también trabajaba unas casillas con una habitación grande, muebles, cocina y baño y que se ocupaban de también de instalar éste junto con las cañerías, desagües, instalación eléctrica y hacer los pilotes en que iban colocadas.  Nos mostró fotos de las mismas y Berta comentó como al pasar que eran mejor que la casilla que tenía Camila y pude observar en el muestrario que ofrecían una casilla de tres habitaciones y eso también me interesó pero no hice comentarios.

                                                  Más o menos al mediodía le pedí a Amanda que me acompañara hasta la casa de Camila.  Se sorprendió por mi pedido pero, me dijo que me llevaba y hacia allí nos fuimos, habíamos caminado un buen trecho por un sendero entre árboles y me preguntó…

  • “Alfredo no debe estar, ¿querés que me traiga los chicos para casa?”.
  • ¿Sabías que sos una “enfermita”?, quiero ver dónde y cómo viven porque tengo una cosa en mente, seguí caminando que luego te cuento ahora estoy muy ocupado mirando el culito que me voy a volver a comer.
  • “El culito y lo que quieras, ya me decidí, vas a ser mi primer hombre y voy a ser muy feliz con ello”.

                                                  Le agradecí por la confianza y la entrega, la abracé, nos besamos y seguimos caminando mientras yo acariciaba y apretaba uno de sus pezones endurecidos por la excitación, estaba feliz con que la llevara de los hombros y pegada a mí…

                                                  La casa de Camila y sus hijos quedaba como a 300 metros de distancia y cuando llegamos se me vino el alma a los pies, no era una casilla, había sido una casilla, ahora daba pena, la mitad estaba caída.  Camila se alegró al vernos pero estaba avergonzada para hacerme pasar a su casa, estaba todo amontonado porque vivían en una sola habitación pues la otra no tenía techo, sin embargo no noté suciedad ni desorden.  Sin más vueltas le pregunté por qué tenía la casa en esas condiciones, me contestó que ellos sólo pudieron comprar el terreno, la casilla la fueron armando de a poco pero que desde hacía un tiempo no tenían ingresos para comprar más madera ni para poner el techo que se había roto en una tormenta.

  • Contestame con sinceridad, ¿qué harías si tuvieras una casa prefabricada bien armada?, ¿te interesaría?
  • “Guillermo, eso sería un sueño, no te imaginás cuantas cosas cambiarían, mi marido sueña con una casa mejor para que todos estemos bien y si aparecen algunos clientes para pescar sería fantástico, te aseguro que cambiaría todo”.
  • Voy a ser sincero contigo, estoy pensando en una posibilidad por una casa mejor aunque quiero poner algunos puntos claros y concretos con tu marido, cuando vuelva de pescar le decís que vaya a verme, yo te ayudo pero no me gusta que me fallen y un borracho no me merece confianza.  Venite vos con él y lo charlamos.

                                                  Camila no sabía que responder y le dije que los esperaba, levantándome para irme.  Caminando de vuelta con Amanda, ésta no se aguantó…

 

  • “¿De verdad le pondrías una casa nueva?”.
  • A ella y a los hijos sí, lo haría pero él tendrá que cambiar algunas cosas.
  • “Si no lo entiende y sigue en la misma es para tirarlo al río”.
  • Precisamente…  Le contesté mirándola serio, Amanda tragó saliva.

                                                    Al llegar a la casa ya nos estaban esperando para almorzar y mientras Amanda les contaba a la madre y a la hermana lo conversado con Camila, yo me fui al comedor a hablar por teléfono con José…

  • Hola José, te vuelvo a joder, ¿cómo andan las cosas?
  • “Bien Guille, ¿por dónde andás?, siempre que me llamás andás por algún lado distinto”.
  • Estoy en una isla en Corrientes, vine a tratar de sacar un par de Surubí y algún Dorado…  José tengo ganas de comprar una concesión de lanchas para pescadores, serían tres o cuatro lanchas para trasladar turistas que vienen a la pesca de estos ejemplares.
  • “¡Hijo de tu santa madre, mandá pescado!...  Eso es un buen negocio si encontrás a la gente idónea”.
  • La gente la tengo, el problema es que en esta zona la concesión la tiene un mafioso que le “arranca la cabeza” al turismo con los precios y está “palanqueado” por el Secretario de Turismo que es de la vieja administración y te traba todo…  ¿Hay alguna posibilidad que me averigües algo de eso?
  • “Dame un rato, yo averiguo y te vuelvo a llamar”…

                                                  Después de cortar la comunicación con José le pregunté a Berta por el nombre del tipo que tenía la concesión de las lanchas, me dijo que era un gordo inmundo que estaba todo el día en el muelle y se llamaba “fulano de tal”…  Lo tuve presente, ya vería lo que me contestaba José.

                                                  Luego de almorzar nos fuimos a ver como adelantaban los trabajos, ya habían emparejado la costa y comenzaban a colocar tirantes en las puntas del terreno, mientras que otra máquina más chica perforaba y colocaba pilotes de cemento para agrandar el muelle.  El dueño de la empresa me dijo que habían controlado los pilotes de madera del muelle viejo y estaban bien fijados así que no había necesidad de retirarlos.  Lo llamé a un aparte y le pedí un presupuesto para las dos casillas y para una más grande de tres habitaciones, con todo colocado y en funcionamiento con los muebles necesarios y sumando lo de la costa y el muelle, no llegaba a gastar Un Millón de Pesos.  Le pregunté cuando tardaría la colocación y la terminación de eso, me contestó que en cuatro días estaría todo armado, le dije que si me aseguraba que en tres días estaría todo listo, ya le cerraba el trato de contado.

                                                  Nos pusimos de acuerdo y llamó por teléfono a la empresa para que cargaran y mandaran un lanchón con las casas, los pilotes y una máquina portátil para hacer las perforaciones.  El asunto ya estaba en marcha y yo me encontraba eufórico.  No me cabían dudas que me estaban “ayudando” porque a la media hora me llamó José…

  • “Guille, tengo noticias que te podrían beneficiar…  Al Secretario de Turismo que “apadrinaba” a toda esa gente de las lanchas le dieron el “raje” ayer y están revisando las concesiones, muchas van a quedar “en la lona”…  El puesto lo va a ocupar un conocido del Partido y no va a haber problemas para que te autoricé una concesión en toda esa zona, desde ahí en más, movete vos como quieras”.
  • “Gracias José, me has dado una alegría, vamos a tener que venir a pescar los dos juntos”. 

                                                  Me contestó que cuando quisiera estaba a mi disposición y nos saludamos con un abrazo a la distancia.  Al rato apareció Alfredo junto con Camila, éste no tenía trazas de haber bebido y venía muy arreglado.  Le puse los puntos y le aclaré lo que pretendía de él, no me anduve con vueltas o cambiaba o cambiaba, no le dejaba alternativa.  El Guillermo amable dejó paso al tipo duro que no se andaba con vueltas con los que le fallaban y lo entendió, no sólo él también lo hicieron las mujeres que nos escuchaban muy atentamente.  Le dije que yo le conseguiría un buen trabajo pero que sería su última oportunidad, me contestó que contara con él a un 100%, entonces mandé a llamar a uno de los hombres de la empresa para tomar las medidas de dónde se colocarían los pilotes para la casa nueva, allí fue cuando todos supieron que las casas ya estaban compradas.

                                                  Berta me abrazó y me besó sin que le importara quien estuviera adelante, las chicas me abrazaron agradeciendo y Camila se contuvo a duras penas para el abrazo y el beso pero no para llorar de alegría cuando se levantó para agradecerme y el apretón de manos de Alfredo lo noté muy sincero.  Luego de que se fueron le pedí a Berta que me llevara al muelle pues tenía que hablar con el dueño de la concesión de las lanchas.  En el viaje intentó preguntarme para que quería ver a ese tipo y no le contesté lo que quería saber.

  • Dejá que primero hable con él, luego te digo…

                                                  El fulano resultó ser un tipo bastante desagradable cuando le propuse comprarle la concesión y las tres lanchas que tenía pero, yo fui más desagradable que él…

  • Mire, se la voy a dejar clara, yo vengo de buena fe a sabiendas que si espero a mañana la concesión la voy a obtener igual porque a usted le van a retirar la licencia…  Su amigo el Secretario de Turismo fue echado por corrupto y están dejando sin efecto concesiones que él apañaba, la suya por ejemplo…  Desde allí en más tendrá que meterse las lanchas en el culo, conmigo le queda la posibilidad de salvar alguna moneda…  Llame a la Secretaría y pregunte… 

                                                  La cara de resignación del tipo me dio la pauta que ya sabía lo que yo le hablaba y me preguntó cuánto le ofrecía.  Yo había pensado en pagarle 500 mil Dólares pero Berta me había dicho que las lanchas solas saldrían unos 50 mil Dólares, más el permiso del uso del muelle grande, más dos puestos en la feria, más la cabaña en que tenía la boletería y la administración, me daban un importe menor, le ofrecí 150 mil y me pidió 200 mil, le dije que estaba bien y me contacté con los Abogados del pueblo dependientes del Estudio mayor que me atendía, les comenté rápido el tema y me dijeron que en una hora, a más tardar, se llegaría un Abogado al lugar para redactar los acuerdos de venta con un cheque certificado para cobrar al día siguiente.  El tipo estuvo de acuerdo aunque pidió el equivalente a 10 mil Dólares en Pesos para abonarle la indemnización a la gente que tenía a cargo, los cuales acorde a los conocimientos que Berta tenía sobre ellos, serían tomados nuevamente o no.

                                                  Nos fuimos con Berta al restaurant a tomar algo mientras esperábamos la llegada del Abogado, ella se sentó y me dijo:

  • “Estás totalmente loco, ¿cómo vas a llevar este negocio?...
  • Yo no pienso llevar nada, compré un negocio que me va a redituar un 30% de sus ganancias pero lo va a llevar una Encargada General junto con sus hijas y un Jefe de Lancheros de nombre Alfredo, ¿no sé si me entendés?...  ¿Te vas a animar o tengo que buscar a otra persona?.  -Berta se agarraba la cabeza y no sabía si reír o llorar-.
  • “Si Guille claro que me animo, nos vamos a animar todas, es la gran posibilidad y te aseguro que va a remontar un 100%, con tarifas más acordes y sin “cagar” a nadie”.
  • Bueno, ahora agarrá el teléfono y le decís a tus hijas que se vengan con Alfredo y Camila, que deje a los hijos por un rato solos, quiero que lleven las lanchas a tu casa, no quiero que queden esta noche acá y de paso que Alfredo las revise para ver si están todas en condiciones, que le avisen al de la empresa que si no llegamos se vayan tranquilos y vuelvan mañana.  -Tomó el teléfono y llamó a las hijas llorando, Rocío se preocupó de inmediato por la madre-.
  • “No Rocío te aseguro que estoy muy bien, no les puedo explicar por el teléfono, vénganse para acá todos”.

                                                  Justo que arribaban las chicas y Alfredo en la lancha, estacionaba el coche del Abogado, le dije a Berta que le avisara a Camila que, si quería, se volviera con la lancha chica para no dejar a los hijos tanto tiempo solos.  Los dejé a ellos conversando para que Berta les explicara y me fui con el Abogado y un efectivo de seguridad que había traído para cerrar el trato.  Luego de media hora estuvo todo finiquitado y ya era dueño de una concesión de lanchas para pescadores, al día siguiente no había pescadores con turnos así que cerramos la oficina y dejamos un cartel que por cambio de dueños se abriría dos días después, lo mismo hicimos con los locales de ventas de la feria.  Luego de saludar y dar las gracias al Abogado, lo dejé al dueño anterior con las liquidaciones de los haberes de los empleados anteriores y nos volvimos cada uno en una lancha, Camila no se había querido ir, yo lo hice con Berta.

                                                  Cuando llegamos a la casa de Berta, se estaban preparando para irse los hombres de la empresa, a la empalizada le faltaban un par de metros y al muelle sólo le faltaban los maderos transversales, los lanchones con las casas no habían salido de la empresa pero mañana tendríamos todos los materiales necesarios.  Los chicos de Camila estaban en la casa y los adultos estaban “en el aire” sin poderse explicar bien lo que había pasado, Berta me hizo sentar en el sillón individual, me sirvió un vaso con whisky y me pidió, por favor, que les contara que tenía pensado hacer o que quería que ellos hicieran.

  • Es muy simple, yo no puedo decirles a ustedes cómo llevar adelante ese emprendimiento porque son los que saben, lo único que yo sé es que el emprendimiento está y son ustedes los que lo tienen que hacer caminar y producir, Berta y sus hijas de Encargadas y Alfredo como, digamos Capataz, así que ahora me van a contar que es lo que quieren hacer…  -Comenzó Berta-…
  • “Lo que tendríamos que ajustar son los costos y ver bien los gastos porque las tarifas me parecieron siempre excesivas, creo que se puede ganar muy bien sin necesidad de explotar a la gente, no siempre hay turistas extranjeros y debemos fomentar el turismo de pesca con gente de la provincia y del país, además ver lo que se está pagando a los lancheros”.
  • Eso es importante, es preferible reducir un poco las ganancias para que la gente propia esté contenta, trabaje bien y cuide el material. 

                                                  Yo daba mi opinión según iba escuchando lo que decían.  Luego los dejé hablando a ellos y fui a hablar por teléfono para pedir un aceleramiento de los permisos para la concesión, me dijo José que eso lo tendría listo a la brevedad, después llamé al Abogado para nombrar a Berta y a sus hijas, en ese orden, como mis representantes en la empresa y quería que lo dejara por escrito.  Cuando corté la comunicación con ambos, me armé una caña y me fui a pescar en el muelle de la casa.

                                                  Al poco rato de estar allí disfrutando del silencio de la tarde que caía, metido en mis pensamientos y tratando de adivinar el peso de los peces que hacían borbollones en el agua saltando o persiguiendo a sus presas, se me acercó Alfredo…

  • “Guillermo, quería agradecerle esta oportunidad que me da a mí y a mi familia, voy a estar en deuda con usted de por vida”.
  • La mejor forma de agradecerme es respetarte a vos mismo y respetar a tu mujer e hijos…  Voy a ser claro con vos, es la única oportunidad que tenés, no habrá otra o “caminás” derecho o te destruyo, no le voy a pedir permiso a nadie para eso.

                                                  La mirada dura que le puse y la seriedad de mis palabras no le dejaron lugar a dudas…

  • El tema es así, cero alcohol y cero joda, dedicación al 100% y lo que diga Berta es como si lo dijera yo, tendrás que buscar nuevos lugares para pescar, ocuparte del mantenimiento de las embarcaciones y de los equipos de pesca, buscá buenos guías y que respondan, al que jode lo dejás afuera, hay que pagar el doble y que todos sepan que trabajar en la empresa es lo mejor, con la publicidad y la buena atención a precios módicos, en seis meses habrá que duplicar la cantidad de lanchas y de guías y vos vas a tener que estar al frente de eso, sin maltratar a ningún empleado pero exigiendo cumplimientos…  ¿Queda claro todo eso?
  • “Absolutamente claro, pierda cuidado que va a ser así”…  -Me dio la mano como sellando el compromiso y vi que se acercaba Berta con las hijas y Camila-.
  • “Guille, si ya terminaste con Alfredo, las cuatro queremos hablar con vos, ¿puede ser?”.
  • Sí, Alfredo tiene claro lo suyo y ya se iba… 

                                                  El hombre entendió el mensaje y nos dejó solos, más rápido se fue cuando Berta le pidió que hiciera el fuego para cocinar el asado que habíamos comprado en la lancha almacenera.  Me quedé mirándolas y las cuatro mujeres y como no se decidían empecé a hablar yo…

  • No quiero que me vengan con agradecimientos, con su forma de ser me han dado mucho más que un par de Pesos que se gastaron, yo puedo tener a la mujer que quiero pero un buen culo o un par de tetas no me movilizan tanto como los sentimientos que se ponen de manifiesto…  En este caso soy yo quien tiene que pedirles disculpas porque las he “obligado” a cambiar los planes que tenían para irse de este lugar y los estudios de las chicas van a tener que esperar, por lo menos, un año más…  -Allí saltó Rocío-.
  • “Vos no tenés que pedir disculpas de nada, irnos era una forma de escapar de la mediocridad y la falta de expectativas e incentivos, ahora tenemos todo eso y más, sin contar que vamos a tener que trabajar el doble pero con sueños y esperanzas que son más posibles de realizar”.
  • Me alegro que lo tomen de esa manera, yo no voy a poder estar pero ya mandé a hacer un Poder para que Berta y ustedes se hagan cargo de todo, unas aquí y otras en la casa con los turistas que se queden, yo voy a poner a un especialista en marketing para hacer la publicidad y propaganda del lugar por medio de una página Web y Redes Sociales, estoy seguro, recién se lo decía a Alfredo, que en seis meses habrá que duplicar toda la dotación, el buen trato con los empleados y los turistas es primordial, la firmeza también, al que jode que se busque otro trabajo.
  • “Guille que haríamos con los locales de la feria, no hacen la “gran” diferencia pero te aseguro que ayudan bastante aunque se nos va a hacer difícil atenderlos”.
  • Primero pensé en venderlos pero, hay una de ustedes que queda “colgada” y aunque debe ocuparse de los hijos creo que puede ser la Encargada de supervisar todos los locales poniendo empleadas en cada uno…  Si crece la llegada de turistas esos locales podrán funcionar mejor, ¿qué opinás Camila, te animás?
  • “Claro que me animo y no tengo problemas en que Berta o Rocío me digan que es lo mejor que se puede hacer con ellos, incluso me puedo traer a mi hermana que tiene 17 años para que me cuide a los chicos…  No les voy a fallar a ninguno de ustedes”.

                                                  Berta comenzó a llorisquear nuevamente y en los ojos de todas se notaba que pronto se “contagiarían” y ese muelle se iba a convertir en un lagrimal…

  • Dejen de joder con las lágrimas, parece que no estuvieran contentas…
  • “¿Cómo no vamos a estar contentas?, nos amaste, nos cogiste, nos ayudaste, nos diste sueños y esperanzas, nos ponés una nueva vida por delante, ¿de dónde saliste Guille?, sos el ángel que esperábamos, nos levantaste de nuestras derrotas y frustraciones, encima está el egoísmo que nos invade porque te vas a ir y te extrañaremos horrores”.
  • Lo mío es apenas un pequeño empujón, queda en ustedes sin celos, imposiciones o boludeces seguir la carrera hasta la meta que se fijen y no te engañes, si yo fuera un ángel tendría las alas negras, en el fondo soy muy jodido con quienes se tuercen y no me cumplen, de hecho, hoy me han jodido el día y no pude salir a pescar los “grandes”, ¿les parece bonito?
  • “Te juro que te vamos a resarcir, te vamos a preparar la mejor de las cenas y de postre, sabés que estamos a disposición de lo que nuestro “hombre” decida”.
  • “Estos son los momentos en que odio tener un marido”, -dijo Cami y nos arrancó una sonrisa a todos-.

                                                  Se quedaron las cuatro mirándome y se notaba en ese muelle una tensión sexual que yo liberaría con un gesto o una caricia pero la presencia de Alfredo en las cercanías cortaba toda iniciativa, entonces volví a tomar el teléfono y lo llamé a Víctor…

  • ¿Qué hacé Tri Tri?, ¿cómo andan las cosas por allí?
  • “Hola Guille, anda todo espectacular y ¿por allí, pescaste algo?...  El trabajo a full, puse a dos técnicos muy buenos, las chicas están trabajando muy contentas, Nora puso una chica para que cuide al nene, yo firmé un acuerdo con mi ex y no volverá a joder, Norma está con todas las pilas puestas, mejor imposible, va a ser el primer fin de semana de paz desde hace largo rato”.
  • No tanta paz, necesito que te vengas para el lado de las islas, solo, sin las chicas…  Tengo que armar una página Web y vas a tener que sacar fotos y exponer ideas.
  • “Jajaja, ¿querés vender los pescados que sacaste?”
  • No, boludo, compré la concesión de las lanchas de pesca para turistas y hay que armar toda la publicidad y la propaganda.
  • “Eso está buenísimo Guille, si se adaptaran los precios sin que sean a precio “Dólar” conozco a un montón de gente que iría a pescar embarcado, ahora está carísimo para el común, es más, hay dos o tres conocidos que tienen las lanchas en venta porque no pueden mantenerla, les convendría más salir a pescar así con guías”.
  • Esa es la idea pero la gente tiene que saberlo, fijate si podés venirte mañana hasta el muelle, me avisás al salir y te tengo una lancha preparada para recogerte y traerte para pasar el día y la noche acá.
  • “¿Compraste una casa también?”.
  • No, la casa es de la persona que va a ser la Encargada de todo, mañana te la presento…

                                                  Quedamos de acuerdo y con la llegada de Víctor se estaría activando todo lo concerniente a la información y publicidad del lugar.  Le dije a Berta que mañana vendría un amigo a sacar fotos del lugar para iniciar la página Web, había que ir a buscarlo cuando llegara y posiblemente pasaría la noche en la casa.  Berta dijo que no había problemas y me preguntó:

  • “Guille, ¿hay que “atenderlo” a tu amigo?”.
  • Quiero que todas sepan algo, yo no comparto con hombres, salvo en el caso de las casadas, entre ustedes “jueguen” como quieran pero el único hombre seré yo…  En el caso que aparezca un hombre que les “mueva el piso”, me lo dicen y no voy a tener inconvenientes pero no quiero traiciones, mucho menos que tome alguna participación en nuestro negocio, desde ese momento, para mí, la “enamorada” pasará a tener barba y bigotes y será sólo una amiga, ¿se entiende?
  • “Es muy claro y creo que hablo por todas, no necesitamos hombre alguno, con tu recuerdo y entre nosotras nos arreglaremos muy bien”.

                                                  Yo las miraba a Rocío y a Amanda que estaban muy calladas…

 

  • Ustedes dos tienen algún inconveniente que deseen hablar conmigo.  -Las dos se atropellaron para hablar y Amanda hizo punta-.
  • “Entendí todo lo que hablaron y lo comparto en un 100% pero, para serte sincera, tengo una “calentura” que no me aguanto, me estoy mojando toda y no puedo ni abrir la boca”.
  • “A mí me pasa igual”.  -Terció Rocío-.
  • Hacemos una cosa, comemos y nos vamos a dormir temprano, Camila, no te enojes, mañana vemos que “atención” le brindamos a tu culazo hermoso, hoy tratá de hacerlo “funcionar” a tu marido

                                                  La charla la interrumpió Alfredo llamándonos a cenar.  Cenamos como “apurados”, nos hacía más ilusión la cama que el estómago, las ganas de lo sexual parecía rondar en el ambiente, hasta podría decir que el aroma a hembra excitada estaba latente y “mi amigo” comenzaba a reaccionar, no hubo postre ni café y la que puso punto final a la comida fue Berta.

 

  • “Hoy ha sido un día de mucha actividad así que lo mejor es que nos vayamos a dormir temprano, mañana veremos como sigue”. 

                                                  Camila llamó a los hijos y le dijo al marido que había que irse, éste preguntó si había que ayudar a levantar la mesa y la mujer lo tomó del brazo y se lo llevó diciéndole que eso lo harían las chicas.  Nos quedamos solos y le avisé a Berta que me iría a bañar.  “Te bañamos nosotras”,

-dijo Amanda levantándose de la silla-.  No me pareció mala idea y me entregué a sus deseos.  Que las mujeres se desnudaran fue cosa de un abrir y cerrar los ojos, Rocío y Amanda se dedicaron a sacarme la ropa por completo y Berta a templar el agua, una vez adentro de la bañera mis manos no daban abasto para acariciar tetas, culos, espaldas y piernas de féminas.

                                                  Amanda se dedicó a la parte baja de mi cuerpo, Rocío a la espalda y Berta, aparte de enjabonar mi estómago, pecho y cuello, me besaba llevando mis dos manos a sus tetas que parecían hervir, los pezones de las tres parecían pitones acerados y los estremecimientos que experimentaban cuando se los tocaba, no dejaban lugar a dudas sobre su sensibilidad.  La hija menor lavó bien a “mi amigo” y, aferrando mis nalgas, lo llevó a la boca, ahora el del estremecimiento fui yo cuando vi que me miraba desde abajo con la nariz pegada a mi pelvis.  Hacía fuerza desde mis glúteos tratando de lograr el imposible de penetrarse más su garganta y lo sacaba apretándolo con sus labios para dejarlo libre de saliva.

                                                  Rocío se apretaba en mi espalda haciéndome sentir las tetas duras, su entrepierna estaba recibiendo las caricias de una mano de Amanda que, abandonando mi nalga se dedicó a satisfacer la empapada vagina de su hermana y, para no dejarla “renga” soltó mi otra nalga y “perdió” la mano que le quedó libre entre las piernas de la madre.  Los gemidos de la hermana mayor y de la madre resonaban e incrementaban su intensidad en mis oídos  Les pedí que se calmaran…

  • Chicas, tengamos un poco de calma, este no es el lugar, mejor nos enjuagamos y nos vamos a la cama. 

                                                  No hubo necesidad de repetirlo, nos enjuagamos rápido, se secaron, me secaron y nos desparramamos en la cama gigante de la habitación de Berta, en realidad, me desparramaron a mí.  Rocío montó mi cara dejándome a disposición sus dos agujeros de placer y Berta, después de besarme las tetillas se sentó muy livianamente sobre mí estómago y besó el cuello de la hija, acariciando con firmeza sus tetas y pezones mientras yo notaba sus labios inferiores abiertos y mojados que movía sobre mi cuerpo, se ayudaron ambas en la búsqueda del placer y éste no tardó en llegar en forma de orgasmo conjunto, alcancé a ver las manos de Berta que apretaban las tetas de Rocío y mi boca y estómago se llenaron de flujo expulsado por los orgasmos de ambas, tragué lo que pude deleitándome también con el grito de las dos.

                                                  A todo esto, Amanda no se quedaba quieta y parecía que se hacía gárgaras con mi miembro en su boca, yo lo sentía llegar al fondo de su garganta y su saliva mojaba mis dos huevos y toda mi entrepierna, al orgasmar su madre y su hermana y mientras éstas se recuperaban, salió de allí y dijo:

  • “No puedo hacerlo acabar, intenté todo y tengo la boca, las mandíbulas y la garganta agotadas, no sé cómo hace mami”, -le decía a la madre que se reía-.
  • “Ya nos hemos dado cuenta con tu hermana que lo hace cuando quiere y después de dejarnos agotadas, aprovechá porque es algo que no vas a volver a tener en tu vida”.
  • “Hoy quiero darle todo ma, quiero entregarme a él por completo, casi me le siento arriba recién pero voy a dejarlo elegir a él la forma, creo que, como sea, voy a gozarlo”.
  • ¿Qué tal si me dejan a mí elegir lo que quiero con todas primero, el gran final será lo mejor para Amanda.
  • “Vos sos nuestro hombre, vos decidís”, -me dijo Rocío y las demás asintieron-.
  • Se me ocurre que las quiero a las tres juntitas y arrodilladas al borde de la cama. 

                                                  Lo hicieron de inmediato mirándose con cara de felicidad y, metiendo las manos por entre sus cuerpos, se acariciaron las tetas mutuamente mientras sus culos quedaban a mi merced.  Primero las toqué una por una trasladando los flujos de las vaginas a sus culos expectantes, sus gemidos fuertes y sus movimientos no se hicieron esperar.  Berta fue la primera y luego de “pincelar” sus agujeritos penetré de una su vagina e impuse, de entrada, un ritmo fuerte a las penetraciones, cuando comenzaba a orgasmar a los gritos, la saqué de allí y mi pija apuntó a su agujero más chico.  Tampoco tuve contemplaciones, entré hasta el final mientras ella gritaba y pataleaba pero aguantaba las arremetidas, aún estaba con las contracciones del orgasmo vaginal y a éste se le sumó el anal, lloraba, reía y temblaba cuando se desplomó de bruces en la cama y me vi obligado a salir de su interior dejándole el culo abierto, boqueando como si fuera un pescado fuera del agua.

                                                  Rocío fue la siguiente, estaba tensa y la “aflojé” un poco aplicando un sonoro “chirlo” en una de sus nalgas, después todo fue igual pero ésta grito más fuerte que la madre, gozando con alaridos y pidiendo más, incluso incorporó un poco el tronco de su cuerpo y le gritaba a su madre y a su hermana:

  • “Las tetas, chúpenme las tetas, necesito que me chupen las tetas”. 

                                                  Las dos se pusieron boca arriba y metiendo la cabeza por debajo de sus brazos se amorraron cada una a una teta absorbiendo los pezones.  El orgasmo de Rocío, con mi pija metida hasta el fondo de su recto, fue apoteótico, gritaba, se movía, llorisqueaba y también se dejó caer rendida sobre las otras dos.  Amanda, reincorporándose, no le hizo ascos y limpió mi miembro como ella sabía, hasta la base y luego de dos o tres entradas y salidas de su boca, se colocó en la misma posición con el culo apuntándome.  La madre y la hermana acariciaban sus tetas pellizcando sus pezones y ambas estaban expectantes mirándola y esperando la penetración que le haría perder la virginidad.  Con ella fue diferente, mi glande punteó su vagina y penetró apenas un poco para lubricar, no quería apurarme, pensaba en otra posición para esa “rotura”.

                                                  Ella se tensó con el glande adentro esperando el empujón y yo la saqué de allí para recalar en el agujero más chico, de inmediato noté el alivio.  Entrar aquí, en principio, fue un trámite y luego no tuve piedad, me dejé ir hasta el fondo de sus tripas y acusó la penetración tratando de zafarse pero el grito no le dejó decir nada, luego fue entrar y salir despacio mientras apretaba las sábanas con sus manos como garfios hasta ir incrementando las entradas y salidas.  El modo en que empezó a mover su culo y todo su cuerpo demostraba que el dolor había dejado paso al placer y a él se entregó.

                                                  Haber esperado hasta el final viendo y gozando con los orgasmos de la madre y la hermana incrementaron sus ganas de sentir y su orgasmo no se hizo esperar, gritó, se sacudió y tembló pero no se derrumbó en la cama, siguió pidiendo más y decidí dejarme ir con ella.  Cuando le venía otro orgasmo en camino y se tensaba para expulsarlo pidió más.

  • “Otra vez, otro más, seguí, Guille, seguí, ahhhhh”.

                                                  Entonces la penetré lo más que pude y le llené las tripas con leche casi hirviendo, fue el detonante para el mejor orgasmo de la noche, ni yo aferrado a sus caderas ni su madre y hermana agarrando sus brazos podíamos impedir sus movimientos, contracciones y temblores, la dejamos gritar y llorar a gusto hasta que quedó semi desmayada por el placer experimentado.  Las miradas agradecidas de Berta y Rocío decían más que mil palabras.

                                                  Yo sabía que podía seguir y me retiré con “mi amigo” embadurnado pero aún tieso, Rocío tomó posesión de él para limpiarlo a base de lamidas y chupadas y Berta fue a buscar una toalla húmeda para acicalar un poco a Amanda que brillaba con la transpiración.  La hija menor reaccionó ante la limpieza y las caricias de la madre y me miró…

  • “Guille, fue genial pero no me desvirgaste, era lo que más ansiaba”.
  • Tranquila Princesa, mirá como estoy todavía, aún queda noche pero primero quisiera tomar una copa, luego seguimos y te prometo que todo será mejor.
  • “Si es mejor que lo de recién, me puedo morir tranquila, jajaja”.  -Berta se acercó mientras me daba una copa-.
  • “Guille, ¿vas a usar alguna protección?, ceo que Amanda está en sus días fértiles”.
  • No hay problemas “mamá gallina”, quedate tranquila, estoy operado desde hace tiempo, no hay riesgo. 

                                                  No pude interpretar su mirada, no sé si fue alivio o desilusión y de inmediato se dedicó a comerme la boca con sus besos, ya me había demostrado que le encantaba besarme y era la “mecha” que encendía siempre su excitación.  De inmediato se acercó Rocío y compartimos besos los tres, ahora la mirada de satisfacción era de Amanda y le pedí que interviniera, no se hizo rogar, la besé a ella también y me aparté para que disfrutaran “en familia”.

                                                  Yo terminé mi copa mirándolas y me acerqué al tumulto de cuerpos colocándome detrás de Amanda que estaba arrodillada lamiendo a su madre.  Mi boca se posó en sus labios vaginales y mi lengua comenzó a “jugar” entre ellos y con su clítoris notando sus sobresaltos, más lubricación no podía pedir y me arrodillé colocando el glande en su virginal apertura, desde allí en más comencé a entrar hasta que el himen se hizo sentir, me detuve en esa barrera y las entradas y salidas se sucedieron.  Ella dejó de lamer a su madre y comenzó a gemir en vos alta y por momentos, como a “relatar” su penetración…

  • “¡Ayyy, por Dios!, la tengo adentro, se mueve, entra y sale, me toca el himen y retrocede, ahí siento el pinchazo de nuevo, falta muy poco Guille, da el empujón final, te estoy gozando horrores, jajaja, ¡qué delicia!”

                                                  La madre y la hermana se reían viéndola gozar y yo trataba de impedir que retrocediera de golpe para penetrarse sola, lo tenía que romper yo, cuando yo quisiera.  No pudo aguantar su orgasmo y gritó contrayendo su cuerpo y sus músculos vaginales, fue el momento y entré hasta topar con su matriz.

  • “Síííííí´, mamáááá, esto es la gloria”, -decía y lloraba con lágrimas que la felicidad expulsaba-.

                                                  La madre y la hermana se abrazaron a su cuerpo y la cubrieron de besos, yo seguí entrando y saliendo cada vez a más velocidad hasta llevarla a otro orgasmo al que acompañé llenándole la vagina de leche tibia, no me retiré rápido, las contracciones de sus músculos me encantaban y transmitían su placer.  Cuando salí de ella Rocío limpió mi miembro con un poco de sangre y luego lo besó para terminar abrazándome.  Berta la atendió a Amanda quien se incorporó y besándome me dijo “gracias”, de forma tal que lo expresó todo.  El momento había sido espectacular y ni cuenta nos dimos cuando nos quedamos, cansados y satisfechos, dormidos los cuatro…

Continuará…

 

Por favor, si les gusta, valoren y comenten…

 

Gracias.  GUILLEOS1

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