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El pacto. (25).

en Grandes Relatos

                                                   FAMILIA - LAS MELLIZAS.

                                                  El domingo a la mañana tuve que “cumplir”, cualquier día me iba a “escapar” de mi mujer cuando tenía ganas, además, a mí me encantaba que siempre tuviera ganas, eso sí, tomamos la precaución de trabar la puerta “por si las moscas”, en realidad, “por si las nenas”…  Cuando estuvimos listos para desayunar nos recibió en la cocina Ana María, la morocha tenía una típica cara de “alegría” -luego le confirmó a Caro que había pasado una muy “linda” noche con su marido- y Fernando no le iba en zaga, parecía como que Ana “aprendiendo por Internet” luego le enseñaba bien…  Después de reírnos y cruzarnos un par de chanzas cuando Fernando no estaba presente, Caro y yo nos dimos cuenta que las risas que provenían del parque frente a la casa, eran de las dos nenas jugando con sus corderitos y los perros, los chicos también disfrutaban de sus momentos…  Ana María nos vio mirándolas y nos contó…

  • “Les tuve que preparar dos veces las mamaderas, se empeñaron en darle también a los perros, si las vieran, fue divertidísimo, han logrado que tomen las mamaderas teniéndolos en brazos como si fueran bebés, les costó un poco porque los cachorros patalearon bastante pero, lo lograron”... 

                                                  Nos causó gracia imaginar a los cachorros tomando la leche en una posición que no era la acostumbrada…  Se plegaron a las risas Lucas y Gonzalo que, recién levantados, exhibían unas caras patéticas de “mala noche” o de “buena noche”, dependiendo de la óptica de quien mirara o interpretara…  La primera que comentó algo, sin poder evitar una risa sonora fue Ana…

  • “¡Huyyy, mamita querida, que nochecita, ¿no?!...  No sé si buena o mala pero que se nota, se nota, esas caras no mienten”…

                                                  Gonzalo tomándose las sienes y con el ceño fruncido, le contestó…

  • “Mejor no digas nada Ana, nos tomamos hasta el agua de los floreros”…
  • “Ustedes, fueron ustedes que se tomaron todo, yo tenía que manejar así que fue bastante poco, eso sí, caímos en un boliche bailable nuevo, muy bien puesto y me bailé todos los ritmos…  Rosalía me “gastó”, la “mulata” es incansable…  Salvo un par de temas que bailó Graciela con otro flaco al que le “cortó los pelos” cuando quiso ponerse “pesado”, ni Marta ni Rosalía le dieron “bola” a nadie y nos “usaron” a nosotros para sacarse las ganas de bailar…  Bueno pero, entre “pitos y flautas” lo pasamos muy bien…  -nos completó Lucas-…
  • “Me alegro por ellas”… -dijo Ana María-…  “Yo no puedo opinar porque no conozco, nunca fui a uno de esos boliches a bailar, en mi pueblo no había y, para colmo, Fernando es de “madera” y de la más dura”…

                                                  Nos miramos con Caro y ésta se acercó para decirme al oído…

  • “Hay que llevarlos a bailar a un buen boliche”
  • Sí, claro y después de eso hay que hacerle conocer un Club Liberal, ¿no?…  Le contesté también en voz baja y me causó gracia la cara de sorpresa de Caro…
  • “No se puede con vos, sos terrible”…

                                                  La charla se cortó porque venía Fernando acompañado de tres “piltrafas” con cuerpos de mujeres…  No bien transpusieron las puertas de la cocina, las risas de los que estábamos allí se hicieron sentir…  Las tres acusaron las bromas tapándose las caras y sumándose a las risas…

  • “No nos digan nada”… -dijo Marta-…  “Para mí fue una experiencia rara por lo nueva, conocí antes un par de confiterías bailables pero nunca una como ésta, las luces, la música, el calor, el baile, hasta los baños eran lindos”…
  • “Te olvidaste contar de los tragos”-dijo Gonzalo riendo-…
  • “Eso, eso, los tragos que se tomaron Rosalía y Graciela, bueno, yo también tomé algunos, jajajaja…  Fuera de bromas chicos, gracias, fue una noche fantástica”…
  • “Yo no puedo decir nada, no sé todavía ni dónde estoy”…

                                                  La salida de Graciela generó una risa espontánea de todos…

  • “A mí tampoco me pregunten”… -dijo Rosalía-…  “Me duele desde la mollera hasta la punta de los pies”…
  • “Me alegro, eso fue por la “paliza” que me diste bailando”, no tuviste piedad de mí”… -expresó Lucas-…
  • “Ahhh, claro, porque a vos no te gusta, ¿no?”…

                                                  Como no me había pasado muchas veces, la charla “en familia” me agradaba, me hacía sentir bien…  No notaba resquemores ni “medias tintas” en ninguno, disfrutaban el momento y participaban de las alegrías del otro, algo que, por otra parte, yo pretendía…  Carolina les dijo a los chicos que desayunaran algo y ella les daría una pastilla hecha en base a hierbas que les ayudaría a eliminar la resaca, nadie preguntó que era, si la Doctora la recomendaba, “santo remedio”

  • Ahora tenemos un problema, en un rato las nenas se cansan de jugar y van a querer comer, creo que algunos otros también, así que, ¿quién nos va a cocinar?, los hombres de la casa vamos a querer comer y bien…
  • “No hay problemas Guille, dame un ratito y ya me pongo a cocinar lo que ustedes quieran”…  Como no podía ser de otra manera, la primera que opinó fue Ana María…
  • Jajaja…  Ni loco quiero que te pongas a cocinar, hoy están todos de franco y vamos a tratar de continuar con la buena onda…  Ante la mirada de todos, tomé mi teléfono y llamé a Francisco…
  • Buen día Francisco, necesitaría para las 12.30 aproximadamente, una mesa para 11 ó 12 personas, dos criaturas van a pedir en la mesa, para las restantes, entradas y plato principal general, dejo a tu elección la comida exquisita que quieras brindarnos…

                                                  El dueño-chef del restaurant del Club Social pegó un “gritito” de alegría y me dijo que fuésemos tranquilos que nos iba a preparar un menú de excelencia…  Le mandé un abrazo y colgué…

  • Solucionado el inconveniente, vayan a cambiarse como gusten y nos vamos todos a almorzar afuera…
  • “Yo no puedo “viejo”, iba a ir para la casa de Gimena”…-dijo Gonzalo-…
  • Llamala y decile que pase por acá o vaya directamente al restaurant, que se una a la joda familiar, jajaja…

                                                  La llamó al instante y, si Gonzalo se lo pedía, no se atrevería a negarse, se reuniría con nosotros en casa para ir todos juntos.  El alboroto fue instantáneo, hablando sobre lo que se pondrían y Carolina las calmó pronto…

  • “Chicas, vamos todas de jeans, sandalias y remeras, no tenemos que demostrarle nada a nadie, igual nos van a mirar, jajaja”…

                                                  Caro se llevó a las nenas para cambiarlas, previo encierro de sus “hijitos adoptivos” y nosotros fuimos también al mismo menester…  Antes de salir llegó Gimena, se la veía radiante, al primero que besó sin ningún tipo de tapujos fue a Gonzalo y después fue un abrazo a cada una de las chicas, luego a los hombres, cuando se acercó a las nenas, Moira no pudo con su genio…

  • “¿Vos sos la novia de mi tío Gonzalo?...  Preguntó mirando como tomaba a Gonzalo del brazo…
  • “Sí preciosa, yo soy la novia de tu tío…
  • “Ahh, bueno, entonces está bien”…

                                                  Aclarados “los tantos”, tanto ella como Cynthia, le dieron un abrazo…  Carolina se llevó a las mujeres grandes en su camioneta, seguramente para “chusmear” o “cotillear” a “lengua desatada”, los hombres junto a las nenas nos fuimos en mi camioneta con Gonzalo manejando…  La entrada al restaurant fue con un amontonamiento de mujeres a las que salió a recibir Francois, “chocho” de la vida de encontrarse con todas ellas un tanto “alteradas”, le dio un abrazo a Carolina, saludó a las otras con la mano en alto y tomando a mi mujer del brazo las llevó hasta la mesa larga y adornada que nos había preparado, luego vino sonriente hacía nosotros que lo esperábamos en la puerta, nos saludó a todos en general y tomando a las nenas de las manos, nos llevó hasta el mismo lugar…  Caro me había reservado la cabecera, ella a mi derecha y enfrentadas a ella, las dos nenas, todos los demás se acomodaron a discreción, Gonzalo quedó en la otra punta de la mesa con Gimena a su derecha…  El lugar se encontraba bastante concurrido y saludé a varios con la mano en alto, lo mismo hizo Carolina…

                                                  En una de las mesas se encontraban sentados, Joaquín el dueño del almacén y el Abogado, de nombre Raúl (creo no haberlo mencionado antes) con sus respectivas esposas María José y Magalí, las dos muy “arregladitas” de domingo para dar “la nota” en el Social del pueblo…  Los ojos de María José me buscaban y estaba seguro que era para decirme algo, yo me hacía el distraído pero cuando pude le hice una seña con la mano cerrada y el menique y el pulgar extendido cerca de la oreja…  A los dos minutos se levantó para ir al toilette y casi enseguida recibí un mensaje en el celular, “la conversación está arreglada deberá ser el miércoles a las 14.00, la casa queda abierta”, le contesté: “OK, llego un poco antes”, luego guardé el celular, Caro ni preguntó…

                                                  A poco que empezamos a comer la entrada de fiambres y quesos variados que Francois sabía que me gustaban, empezó a llegar más gente, dos de ellos con sus esposas, también muy arregladas, repartieron sonrisas y saludaron en las mesas a un par de parejas a las que no conocía, también lo hicieron muy amablemente con el dueño del restaurant, quien, sin girarse, los hizo mirar hacia nuestra mesa, de inmediato pensé que eran Políticos y me imaginé quienes… 

                                                  Ana María nos hacía reír porque les preguntaba muy seria a las chicas si sabían lo que estaban comiendo, ante sus respuestas negativas aduciendo que los fiambres tenían un sabor fuerte pero agradable, ella les explicaba que ambos eran jamones y que el sabor más fuerte y el color rojizo se debían a que uno era de jabalí y el otro de ciervo…  Gimena no decía nada pero tanto ella como las chicas apuraron sus bocados tomándoles un mejor gusto… 

                                                  Les dije a todos que me disculparan porque yo había pedido esa entrada debido a que a mí me gustaba mucho pero ellos podrían optar por otra cosa que les gustara más, ninguno puso objeción, las guarniciones junto a los quesos que acompañaban a los trozos y fetas de jamón estaban deliciosos, lo mismo que el vino tinto especialmente seleccionado, ¿cuál?, no sé, ni me calenté nunca en averiguar por tal o cual vino y ahora, por más dinero que tuviera, no me convertiría en un “conocedor”, para mí era más simple la cosa, si me gustaba lo tomaba, si no me gustaba pedía otro…  Hacerme “el que sabía” de vinos, comidas o arte me pareció, desde siempre un “esnobismo estúpido” de quienes querían demostrar, para mí, precisamente eso, su estupidez, siempre creí que el que verdaderamente “sabía” no lo andaba proclamando ante nadie…

                                                  Nos reíamos de las salidas y anécdotas de una exultante Ana María a la que se plegó, primero Carolina y luego Gimena contando su recorrida por la tienda en Mar del Plata o su “enojo” porque el maître me había servido muy poco vino después de abrir la botella o de cuando el mar se la “tragaba” aun a pesar de que estaba parada en la orilla y mientras esperábamos pacientes el plato principal, noté que hizo su entrada al local una familia muy conocida, había cuatro rubias que casi “empujaban” a un “Alemán Grandote” que se mostraba un tanto reacio…  Eran cinco personas y vi que no había mesas juntas disponibles para todos, por eso, no bien pasó Francois para atenderlos, lo llamé…

  • Francisco, ya estoy viendo que es un poco complicado pero, si me hace el favor, trate de ubicar a esa gente que entró, es una familia de mi amistad y me gustaría que almorzaran aquí…

                                                  Como lo hizo, no sé pero los ubicó cómodamente en mesas muy cercanas a las nuestras…  No tardaron nada en venir a saludarnos a nuestra mesa y a agradecernos por el lugar conseguido…  Las mellizas, inseparables compañeras de esos shorcitos de jeans que dejaban admirar sus culitos, me saludaron con un tanto de frialdad…  No sabía si era porque estaban enojadas por el “raje” que me había dado el día del accidente de Caro en la ruta o porque Gimena estaba muy “acaramelada” con Gonzalo y Lucas, ex profeso, se acercaba bastante a Graciela que estaba sentada al lado…

                                                  Sol y Gracia, se mostraron de lo más contenta, contándonos a Caro, a Ana y a mí que, por fin habían logrado arrancar a Pedro para darse el gusto de venir a comer a un restaurant…  Pedro nos miraba con cara de circunstancia y nos decía que era imposible lidiar con cuatro mujeres que se ponían de acuerdo, las risas de todos no tardaron en hacerse oír…  Luego fueron a sentarse en sus respectivos lugares…  De pronto, sin yo esperarlo, “mi amigo” me pegó un tironcito…  No supe porqué pero de inmediato relacioné al culito de las mellizas con la reacción…

                                                  Pensé que podría hacerme un espacio para hablarles y quedar con ellas para mañana al mediodía, era lunes pero no importaba tanto el tema del colegio, ya estaban terminando las clases e iban sólo para estar con sus amigos, podría hacer como hice con la madre y una vez que subieran a la camioneta, “de cabeza” al mismo hotel…  Tenía que ser el lunes porque me quedaba “tranquilo” el martes “cumpliendo” en casa y el miércoles atendía a María José y a la putita de Magalí…  Con las mellizas me sacaría todas las ganas y las haría participar de la cogida como nunca lo pensaron, “mi amigo”, ya estaba poniéndose por demás inquieto…  Ya lo había decidido y pensaba esperar a que fueran al baño para hablar con las dos o aunque fuera con una sola y me habló Carolina…

  • “Papi, apenas terminamos aquí nos vamos derecho a casa porque tengo que dejar todo listo, mañana a media mañana vienen Gabriela, Emilia y la Doctora venezolana y quiero tenerles armadas las habitaciones del consultorio, ¿puede ser?”…

                                                  ¡Mierda!, me había olvidado de eso y de seguro tendría que estar al “pie del cañón” con alguna de ellas…  Lo de las mellizas tendría que ser hoy, sí o sí…  Eran casi las tres de la tarde y ya terminábamos allí, viendo que no me quedaba más remedio que aplazar todo, le dije que sí y levanté la mirada…  Entonces vi que, el que creía que era el Intendente pedía la cuenta y me levanté para conversar con él, agotaría una última instancia…  Le dije a Carolina que iba a tratar de hablar con el nuevo Intendente, me acerqué a la mesa y me presenté, efectivamente era el Intendente interino que me presentó a su Secretario de Gobierno y a sus esposas respectivas…

  • “Encantado señor Guillermo, estaba en la duda de acercarme a su mesa pero opté por no molestarlo”…
  • No es ninguna molestia, sólo quería felicitarlo por el nombramiento y decirle que, de acuerdo a lo conversado con nuestro conocido en común, cuando usted quiera quedo a su disposición para charlar lo que estime conveniente…
  • “Yo pensaba hablar con usted el miércoles para convenir de encontrarnos el jueves o el viernes”…
  • Me parece muy bien, llámeme el miércoles y convenimos el horario…  Mucho gusto en haberlo conocido… 

                                                  Saludé a los demás y volví para la mesa, había hecho algo que nunca hacía porque quedaba como que yo iba “al pie” pero, si salía bien tenía la tarde noche libre…  Al volver a la mesa le dije a Carolina que a eso de las 17.30 iba a tener una charla con el nuevo Intendente y que no podía zafar del tema porque así había quedado con José pues me había pedido que le diera una mano en las próximas elecciones…  Ella algo sabía de esto y no ahondó en el tema, no terminaba de decirle esto cuando la suerte jugó de nuevo a mi favor…  No podía preguntarle a nadie pero, ¿sería la suerte?... 

                                                  Las mellizas iban las dos juntas hacia el baño, Caro miraba para el lado del mostrador buscándolo a Francisco, le dejé la tarjeta de crédito diciéndole que le avisara que se cobrara también lo de Pedro y me levanté para ir al baño…  Los baños estaban pegados bien al fondo del salón, al llegar a la puerta del de Caballeros, ellas ya habían entrado y me quedé del lado de adentro esperando que salieran, al hacerlo salí de improviso y me las encontré de frente…

  • ¿Cómo andan bellezas?, ¿la pasaron bien?…
  • “Fantástico”… -dijo Azul que además del short, vestía una blusa naranja-…  No siempre tenemos oportunidad de venir al Social”…
  • “Más o menos”… -dijo Celeste y se la seguía notando un tanto disgustada y vestía una remera de color blanca-…
  • Me parece que estás enojada conmigo y no tenés motivos…  Vamos a ver, ¿qué van a hacer hoy tipo seis de la tarde?, ¿podrán las dos salir de la casa hasta las diez de la noche?…  Me contestó Celeste, un poco de malas maneras…
  • “Poder podemos, decimos que vamos al pool y listo, ¿para qué querés saber?”… Y me mandé…
  • No hagan aspaviento pero sucede que “tengo ganas” de cogérmelas a las dos juntas para hacerlas gozar como nunca y es el único momento en que puedo…

                                                  Creo que tardaron un par de segundos más que cualquier otra para reaccionar…  Celeste, “la pizpireta” se quedó muda, las ganas de improviso sólo se le notaron en el endurecimiento de sus pezones y en el acercamiento que hizo para apoyar sus manos en mi pecho…  Azul tomó la voz cantante…

  • “Claro que podemos salir, tengo ganas de que me cojas yaaaaa y creo que mi hermana también, estoy segura que está tan mojada como yo…  ¿Cómo hacemos?...  ¿Dónde nos encontramos?...  ¿Me vas a dar a mi primero?...  Ayyy, hermana ya no me aguanto, quiero ser cogida ya”…  Celeste me tocaba el miembro por sobre el pantalón…
  • Compórtense chicas, que no se den cuenta ni Sol ni tu madre…  A las seis de la tarde las espero en la esquina de la vieja estación, después vemos dónde vamos, vengan con minis…  

                                                  Salí yo primero esperando que se recompusieran un poco…  Carolina ya había pagado y vino Francisco a despedirse, le dije que le avisara a la gente amiga sólo después de que nos hubiésemos marchado, quedamos de acuerdo y nos saludó a uno por uno deseando que regresáramos…  Saludamos a los restantes con las manos y desde allí a casita con la algarabía de todos y el agradecimiento de las chicas y Fernando, los “corté” de plano y les pedí que no jodieran con los agradecimientos…  Ana María que se esperaba mi contestación, ni abrió la boca…  En casa habría pileta y refrigerio luego de ordenar las habitaciones, Gonzalo se iría después con Gimena y los saludé a los dos…  El baño y el cambio de ropa me dejaron nuevo…

                                                  Eran 17.15 cuando me despedí de Caro y me fui a “la reunión con el Intendente”…  Iba despacio por la ruta con tiempo de sobra y haciéndome “la película” respecto a cómo respondería cada una de ellas, me hacía a la idea que no serían iguales o que una tendría más experiencia que la otra o como responderían a las penetraciones…  En un momento opté por dejar de pensar y prender la radio, “mi amigo” se estaba poniendo demasiado “nervioso” y pensar en las dos mellicitas que me pensaba “comer”, no ayudaba…

                                                  A las seis menos dos minutos estacionaba la camioneta en el lugar prefijado, ya estaban esperando, Celeste miraba para todos lados y Azul, muy decidida y sin mirar o sin importarle que nadie mirara, entró primero en el vehículo y se “pegó” a mi cuerpo acariciándome el pecho…  Detrás de ella lo hizo Celeste que cerró la puerta y se apoyó mirándonos…  Arranqué, la abracé a Azul y le levanté la remera para acariciar sus pechos y sus pezones chiquitos…

  • ¿Qué te pasa Celeste?, yo “tengo muchas ganas” de tocarlas, acariciarlas, penetrarlas a las dos y quiero que participen entre ustedes pero vos parece que te arrepentiste…
  • “No, no me arrepentí, estoy más caliente que nunca pero quedamos con mi hermana que primero se lo harías a ella y luego a mi”…  Ya había encarado la ruta y me estacioné a un costado…
  • Primero…  Ninguna me dio un beso y esto es entre los tres, acercate, mientras la beso a tu hermana, acariciala y chupale las tetas, si no es así no va a ser con ninguna…  No lo dudó…

                                                  El beso profundo que le daba a Azul fue acompañado de caricias en una de sus tetas, la otra la había ocupado la hermana chupándola como si fuera un bebé, además noté con agrado que una de las manos de Celeste estaba incursionando en la entrepierna de Azul que se movía agitándose y gimiendo de placer…  El orgasmo no se hizo esperar y mientras se desesperaba al recibir mi lengua se tensionaba para ir aflojándose despacio mientras Celeste retiraba sus dedos empapados de la entrepierna de su hermana…

  • Ahora cambiemos de lugar, ¿cuántas veces hicieron esto entre ustedes?  Parecían sincronizadas…
  • “Nunca”… -dijo Celeste-…  “Yo me toco y sé donde tocarla, estoy segura que a ella le va a suceder lo mismo”…

                                                  Ya fue el turno de Celeste y se notaba más la experiencia de Azul en la materia “besos”, aunque noté dos diferencias, Celeste tenía los pechos un poco más grandes e igual de receptivos y el orgasmo fue “explosivo”, saltaba en el asiento y sus gritos eran agudos pidiéndole a la hermana, más dedos…  Yo ya había sacado a “mi amigo” a tomar un poco de fresco y arranqué nuevamente, Celeste estiró la mano hacia un costado y lo tocó, no bien lo hizo giró rápido la cabeza para mirarlo asombrada…

  • “Azuuuullll, mirá esto, ¿cómo vamos a hacer con algo así…  Ayyy, mi madre, ya me está doliendo todo y yaaaaa, tengo ganas que me duela todo, ¿querés que maneje yo sentada arriba tuyo y me la ponés un ratito?...  Faltaba muy poco para llegar al hotel y no pensaba hacer “pendejadas” de imberbe…
  • No, jueguen un rato entre ustedes y cuando estemos llegando les aviso para que una se coloqué debajo de nuestras piernas…  Según ellas, no habían “jugado” nunca entre ellas pero lo disimulaban bastante, se comieron a besos…

                                                  No hubo problemas para entrar y ya dentro de la habitación se giraron, una se aferró con los brazos de mi cuello y cruzó las piernas en mi cintura, la otra se ocupó de ir desnudándonos a los dos y aprovechaba para besar el glande y apretar todo el tronco con una de sus manos.  Como pude me acerqué a la cama y deposité a Azul sobre la misma aferrando sus dos pechos, chiquitos y con un pezón diminuto pero muy receptivo, ya no tenía la remera y la mini y la tanga desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos…  Cuando me giré hacía la otra, ya estaba totalmente desnuda y me resultó difícil distinguir a una de la otra, sólo el tamaño de los pechos era distinto…

                                                  Me tiré en la cama boca arriba y atraje a una hacía mi para besar su vagina y culo pidiéndoles que se ocuparan las dos de quien ayudaría a hacerlas felices…  No podía verlas y me imaginé sus lenguas jugando con mi pija y entre ellas pero, me aboqué a enloquecer a una con la lengua y dedos…  El culito dilataba bien y permitía ya el paso de dos dedos pero la vagina era más reticente, constaté que no era virgen pero era como si lo fuera, igual no estuve mucho, sus gemidos que crecían, la presión de su esfínter en mis dedos y la expulsión de jugos de su vagina, me indicaron que la había alcanzado un orgasmo, el gemido fuerte pero sin grito me hizo saber que había sido Azul…  Así, en esa posición no me gustaba, quería verlas y las acerqué al borde de la cama con la cabeza colgando, era hora de cogerme sus bocas…

  • No sé la experiencia que tienen pero a esta pija se la van a comer toda hasta la garganta…
  • “Ayyy, Guille, no sé cuánto va a entrar, mi novio la tiene mucho más chica y nunca llegó a la garganta”…  -Esa fue Celeste-…
  • “Yo nunca lo hice Guille, tendrás que guiarme”… -me dijo Azul-…
  • Es fácil, yo no voy a dejar que te ahogues, respirá por la nariz, escondé los dientes y dejala pasar y a vos te digo que te va a entrar toda…  

                                                  Ya no hablé más y comencé con la tarea alternando entre una boca y otra, sin olvidar de masajear y apretar sus tetas pellizcando los pezones…  Dos veces estuvieron a punto de vomitar y las babas corrían por sus mejillas pero lograron alojarla toda, gimiendo y moviéndose como culebras…  Para los primeros dos chorros elegí a Celeste, los siguientes fueron para Azul y las dos gozaron tragándolos…  La cara con los ojos rojos, desorbitados y llorosos, más los pelos sudorosos y babeados causaban gracia pero no me reí para nada…

 

  • ¿Vieron que pudieron?, me acaban de dar una de las mejores mamadas de mi vida…  Se sintieron bien con eso y hablaron…
  • “Nunca me pasó Guille, por un momento no sabía si estaba haciendo pis o acabando…  Fue una experiencia brutal, me encantó que me cogieras así la boca”…  Celeste estaba eufórica…
  • “Yo pensé que me moría con ese pedazo de carne en la garganta pero confiaba en vos y me relajé, también fue brutal, dejame que te la limpio…  ¡Guille, seguís duro!, ¿qué hacemos ahora?...

                                                     Se arrodillaron en la cama y me la tocaban y besaban sin hacer otra cosa, yo acariciaba sus espaldas y llegando a la zanja de sus culitos punteaba con el dedo medio de las manos provocando sus estremecimientos…  Les pedí que hicieran un 69 con Celeste arriba, lo hicieron sin pestañear y zambulleron, cada una, su cara en la vagina de la otra…  Yo besaba la lengua de Azul y la vagina de Celeste y ésta se movía enloquecida y gemía sin poder gritar porque ahogaba sus gritos en la entrepierna de su hermana…

                                                  Mis dedos la penetraban sacando sus jugos y trasladándolos al agujero de su culo, cuando un tercer dedo entró en su culo y ya sus gritos eran casi imposibles de ocultar, apoyé mi glande y comencé a empujar, la contracción natural de su esfínter fue vencida con un pequeño “chirlo” y ya no me detuve, aunque haciéndolo despacio, hasta que mis huevos tocaron la cara de Azul…  Quería gritar y no podía porque la hermana le había cruzado las piernas por sobre la cabeza, moverse tampoco podía porque yo la mantenía firme y cuando comencé a entrar y salir le toqué las piernas a Azul para que las aflojara…

  • “Me rompiste el culo, la siento en la panza, ayyyyyy, dame más fuerte, seguí rompiendo, pensé que por ahí no podría nunca, dame más, ayy, entrá todo lo que puedas”…

                                                  El empujón fuerte no dejó ni un milímetro afuera y gritó un orgasmo estruendoso…  En medio de su orgasmo anal, lo saqué y penetré su vagina estrecha que estiraba sus paredes para dejarme entrar y aquí también el movimiento de entrada y salida la volvió a enloquecer, gritaba, orgasmaba, puteaba al “boludo” que nunca supo cogerla antes y opté por salir de un lado y entrar al otro utilizando el mismo ritmo, ya no pude aguantarme más y cuando llené su culo de leche instalado en lo más profundo, se dejó caer sobre la hermana completamente desmadejada cual títere roto, se giró hacia un costado y quedó sobre la cama, boca abajo y con el culo abierto por el que se deslizaba un hilito de semen…  Había salido despacio y la dejé recuperarse, Azul se reincorporó rápido, se arrodilló y se abocó a limpiarme todo el tronco moviendo su culito con ganas…  No estaba dura del todo pero se las arregló para hacerla llegar hasta su garganta y sacarla lamiendo todo con gula…

  • “No sé cómo vas a hacer conmigo pero quiero lo mismo que le hiciste a mi hermana, si querés se la chupo así como está pero tengo miedo que le dé algo, parece destruida”…

                                                  No le contesté nada pero me aboqué a besarla con ganas y acariciar sus tetas con una mano mientras con la otra acariciaba las nalgas chiquitas y duras de Celeste que ronroneaba y se movía cual si fuera un gatito…  Mi dedo se aventuró a su agujerito y respingó quejándose, la pobre lo tenía aún dilatado, inflamado y de un color rojo que denunciaba esa inflamación, su conchita no estaba mejor y también se notaban hinchados sus labios inferiores, decidí dejar de acariciarla pues, aunque me respondiera sería sólo para aumentar sus molestias…

                                                  Me dediqué por entero a Azul besando su boca, su cuello y sus tetitas endurecidas por la excitación, casi podría decirse que me cabían enteras en la boca, trataba de chuparlas metiéndolas lo más profundo que podía y las sacaba de mi boca despacio, ensalivándolas hasta concluir en sus pezoncillos en punta a los que mordía suavemente…  Ella transmitía sensaciones intensas de lo que estaba sintiendo, los gemidos, los movimientos de su cuerpo debajo del mío y el calor que emanaba de su entrepierna me invitaban a seguir recorriendo su estómago, su vientre liso y llegar a su bajo vientre y su vagina totalmente mojada…

                                                  Lubricación no iba a faltar porque sus jugos se deslizaban por la zanja de su culito mojando toda la zona y luego de una lamida profunda en su clítoris que la hizo tensarse y gemir fuerte.  Me coloqué en la posición más común para penetrarla…  Ella tensó todo su cuerpo y me habló poniéndome una mano en el pecho…

  • “Guille, necesito que estés adentro de mí aunque tengo mucho temor, no soy virgen porque me pasé de traviesa cuando era chica pero soy virgen de hombre por allí, dejá que te sienta pero, por favor, no me lastimes”…

                                                  Era evidente que romper no iba a romper nada pero… no dejaba de ser una virgen y los conceptos arraigados me hacían saber que tenía que disfrutar su primera vez…  No le contesté nada, preferí dejar que sintiera a medida en que la tomaba…  El glande buscó su lugar luego de pasearse por toda la zona y apuntó al agujerito…  La penetración fue muy suave y a medida que avanzaba la dejaba sentir a ella para que su cuerpo y sus movimientos pidieran más…  Yo la llevaba bien a pesar de lo estrecha que era, hasta que no aguantó las sensaciones que seguramente sentía y me cruzó la cintura con sus piernas, el empujón de su pelvis me llevó hasta lo más profundo que pude entrar antes de chocar contra su interior…

                                                  Su grito fue una mezcla de placer y dolor acompañado de una cara de sorpresa y un gemido que me hizo saber, junto al apretón de sus músculos y la inundación en su vagina que había llegado a un orgasmo placentero…  No la dejé relajarse y mis movimientos de entradas y salidas se intensificaron, aunque mucho no podía moverme porque me apretaba fuerte con sus piernas…  Cuando comenzó a dar señales de otro orgasmo la saqué, alcé sus piernas sobre mis hombros y dirigí a “mi amigo” a su otro agujerito, aquí la dilatación fue mejor y la penetración no puso tantas trabas (después me diría que sólo tres veces había tenido sexo y siempre anal porque tenía temor por otro lado, “rayes” que le dicen…)

                                                  Mis movimientos ya no fueron tan delicados y comencé con un ritmo más acelerado, su orgasmo anal no se hizo esperar y por la mitad de éste, la saqué de un lado y la metí en el otro, así un rato y volví a cambiar haciendo lo mismo que había hecho con su hermana…  Sus gemidos de placer se intensificaron y no pudo contener la cadena de orgasmos que la dejaron tan desmadejada o más que la hermana, ya no respondía a nada cuando llené su culito de leche.  Acostumbrada o no, el “plop” se hizo sentir cuando abandoné su agujerito y me tiré a un lado quedando entre las dos…

                                                   Celeste daba señales de recuperación y acariciaba mi pecho mirando a la hermana…

  • “¿Se murió?...  ¿La destruiste igual que a mí?...  Te tenía ganas y sabía que con tu experiencia me ibas a hacer sentir bien pero esto superó todas mis expectativas…  Yo creía que ya había cogido y me doy cuenta que antes fue un meterla y sacarla, nada más”…
  • Tampoco es tan así preciosa, siempre habrá alguno al que se lo sienta más y mejor, los sentimientos hacen ver y sentir todo distinto, mientras tanto hay que disfrutar sin llegar a comparar…
  • “Vos lo ves distinto porque sos “especial”, en mi caso y según veo en el de mi hermana también, nos va a ser difícil ser solamente un “rapidito””…
  • Eso tiene solución, exijan para que les den, aprendan a pedir, enseñen al ignorante…  Ya son muy mujeres, eso también implica saber elegir sin “regalarse”…

                                                  Notaba que Azul ya se había recuperado, nos escuchaba atentamente y me habló…

  • “¿Vas a seguir haciendo de “Teacher” con nosotras dos?”…
  • Tengo una máxima que se aplica a todas sin excepción: “Cuando yo quiera, como yo quiera y con quien yo quiera, sin pedidos ni exigencias” y no creo que ustedes estén preparadas para cumplirla…  Si se da, repetiremos, si no se da, gocen entre ustedes para seguir aprendiendo y traten de enseñar sin que haya “dedos que apunten” y ahora, si no se enojan, vamos a bañarnos que se nos hizo tarde…  Las hermanas se miraron y Azul fue la que habló…
  • “Creo que las dos estamos dispuestas a lo que digas y no te generaremos problemas pero, una “culeadita” de vez en cuando no nos disgustaría”…

                                                  Nos reímos con ganas los tres, las besé a ambas y me levanté para ir al baño, ellas tuvieron que ayudarse entre las dos, les dolía hasta el alma…  El baño las recuperó bastante y a pesar que “mi amigo” intentó recuperarse ante esos dos cuerpecitos mojados, desistí de intentar algo más…  La vuelta fue muy amena, me contaron de sus amigas y amigos, de que tenían ganas de estudiar en la facultad y otras cosas…  Las dejé en la esquina de la casa a las 22.30 y me fui para la Estancia…  Llegué pasada las once de la noche y la casa estaba a oscuras, no me molestaba la oscuridad, había aprendido a disfrutarla desde hacía tiempo pero ahora notaba que sentía además una seguridad “especial” en ella, estaba “protegido”

                                                  Me dispuse a comer algo en la cocina y después de poner a calentar un poco de pollo en el microondas fui para el dormitorio…  Carolina dormía profundamente con las piernas abiertas y llevaba puesta sólo la tanga de su traje de baño, debían haber disfrutado muy bien lo que les quedó del día y no quise despertarla…  Luego me descubrí con hambre y comí hasta las migas, después de comer, me serví un vaso con whisky y me fui a sentar en el frente de la casa para, como yo decía siempre, “escuchar los sonidos del silencio”

                                                  Jamás había encontrado algo más relajante que eso, de paso, me puse a pensar en que, si bien me había “sacado las ganas” con las mellizas y había disfrutado, no había sido tan placentero como con Sol o con Gracia, pensé que quizás era por la falta de experiencia pero recordé que Sol tampoco tenía mucha y Gracia una experiencia bastante relativa, allí me di cuenta que había cometido el error de hacerme “la película” esperando más y volvía a fallar por comparar…

                                                  Indudablemente, como en estos casos no “tallaban” los sentimientos, el único “culpable” por mis disconformidades era yo…  Parecía ser que el tema pasaba por lograr lo que quería de una mujer y no aspirar a más porque ese “más” y con “yapa” ya lo tenía en casa…  Terminé mi trago y me fui a dormir, el placer que me brindó Carolina al abrazarse a mí y seguir durmiendo no tenía comparación…  Ya veríamos que pasaba mañana…

Continuará.

 

Si les gusta, por favor, valoren y comenten.  

 

Gracias.  

 

GUILLEOS 1

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