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El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (11)

en Confesiones

Íbamos conociendo a personas muy interesantes, cada vez más.

                                      Después de la visita al molino de Pedro pensamos que debíamos ampliar nuestro armario, no quiero decir que nos faltó ropa durante el fin de semana que estuvimos en su casa, todo lo contrario pues la mayoría ni salió de la maleta pero sentimos que nos vendría bien comprarnos prendas verdaderamente sexis.  Los bikinis que compré en Cadaqués para Susana y para mí tuvieron un éxito apoteósico porque tanto a mí amiga como a mí nos gustaba lucirnos cuando salíamos, a mi chico también le encantaba llevar una mujer bonita a su lado llamando la atención, aunque a veces tuviera sus inconvenientes, a muchos hombres las manos se les iban muy rápido a las curvas y algunos lo hacían hasta sin disimulo.

                                      Susana en su tienda de decoración vestía impecablemente elegante, conocía a la perfección cómo resaltar sus rasgos y su cuerpo, lo hacía muy bien pero cuando salíamos juntas o acompañadas la cosa cambiaba, nos vestíamos espectaculares, nos gustaba sentirnos admiradas, envidiadas y deseadas, eso lubricaba nuestros sexos y nos hacía todavía más atractivas.

                                      Una tarde salimos las dos, la idea era ir a unos grandes almacenes para ojear algún conjunto de lencería o algún bikini.  En la sección de perfumería nos detuvimos al reclamo de las bellas demostradoras de las distintas marcas para probar los perfumes, estábamos probando unos en el reverso de la muñeca cuando oímos que una chica le hablaba a Susana.

  • ¡Mmm, buen gusto Susana!, ese perfume es muy fresco pero a ti te recomendaría otro que venden más al fondo.
  • Hola  Feli, ¿también de compras?  Te presento a mi amiga Luz, somos íntimas…  ¿Dices que sabes de otro más… sexi?
  • Conociéndote seguro que te gusta…  mmm, encantada Luz, -me saludó con dos besos sonoros-

                                      Mientras hablaban las dos amigas seguí con los perfumes hasta que encontré uno que me gustó, era fresco pero penetrante, de paso me fijé en la amiga de Susana, imagino que el diminutivo del nombre sería de Felicidad porque de Felipa no la imaginaba pero me cayó bien desde el principio, se manejaba con soltura en la tienda, señal que la visitaba con frecuencia.

                                      Seguimos probando perfumes hasta que encontramos el que decía, ella misma le pidió a la dependienta, una chica monísima, que le hiciera una demostración, Susana puso la mano del revés para que le diera un toque de perfume pero la chica separó un poco las solapas de la camisa de Susana y le dio un soplo de espray que le humedeció el generoso canalillo.

                                      En un radio de dos metros se extendió el olor del perfume, tuve que reconocer que era muy bueno, sexi y caliente como Susana.  Feli tenía buen olfato, a Susana le encantó y lo compró, le contamos que íbamos ojeando ropa pero, cuando le dijimos que queríamos algo de lencería más “picante”, nos cogió del brazo y tiró de nosotras.

  • ¡Vamos Susana, haberlo dicho antes mujer!, aquí en los grandes almacenes hay de todo, variedad la que quieras pero cosas especiales… conozco dos tiendas, sobre todo una… guardadme el secreto pero también me encanta la lencería sexi, es mi debilidad y la chica de la tienda, que ya somos amigas, me pide lo que sabe que me gusta, si queréis la llamo para saber si tiene algo verdaderamente bonito.

                                      Llamó a su amiga Ángeles y le preguntó por las novedades que estaba esperando, le contestó que estaban a punto de llegar y que le avisaría, se besuquearon por teléfono y colgó.

  • Disculpad, si no tenéis mucha prisa vale la pena esperar, ya os avisaré e iremos las tres, a mi no me hace falta nada por el momento pero es igual, algo compraré, sabe lo que me gusta y siempre salgo con algo nuevo, me gusta sentirme guapa por dentro.
  • A mí también me gusta lucir prendas finas bonitas, aunque Feli tú con cualquier cosa que te pongas encantarás a los hombres.
  • ¿Yo?, nada, paso de hombres… me he desengañado de ellos, siempre parece que es el príncipe azul y después todos son iguales.
  • Lo de hombres era un decir… o mujeres…
  • ¿Mujeres?  Tampoco, he probado de todo y he llevado muchos desengaños, celosas, absorbentes, dominantes… deja, deja.
  • ¿Entonces, ese cuerpo serrano quien se lo come, jajaja?  –dije yo-
  • Shiiit, es un secreto, no lo sabe nadie, bueno a vosotras os lo puedo decir… tengo mis “soluciones”.
  • ¿Soluciones, eso no lo entendemos?, ¿verdad Luz?

                                      Negué con la cabeza en plan secreto porque estaba tan perdida como mi amiga, Feli se acercaba a nosotras y nos hablaba bajito como si fuera el secreto de Lourdes.

  • No hablo de esto con nadie y la verdad, ya sabes que me gusta hablar, si me prometéis que no saldrá de aquí os lo contaré.
  • ¡Feli…, por favor que nosotras ya no somos vendedora y clienta… somos amigas de verdad!
  • Bueno pero es que es muy fuerte, si no tenéis prisa os lo puedo enseñar, vivo aquí cerca, sólo será media hora, ¿os apetece?  Luego os invito a lo que queráis.

                                      Ya con el perfume habíamos matado el deseo de “quemar la tarjeta” y accedimos a acompañar a Feli, era cierto que vivía dos calles hacia la Gran Vía y en un edificio antiguo pero señorial, subimos a su casa.  Un fuerte aroma de perfume nos invadió nada más entrar, despreocupadamente echó el bolso sobre un sillón y nos dijo que nos sintiéramos como en casa, nos acompañó a su habitación, era gigante, con techos muy altos y ventanales con cortinas y visillos, los muebles de calidad y de muy buen gusto, Susana me indicó que algunos se los vendió ella.

                                      La cama era inmensa, nos extrañó, en parte por lo que había dicho que no se relacionaba con hombres ni mujeres pero la seguimos hasta el vestidor, era una habitación adjunta llena de armarios empotrados con luz interior, abrió y tanto perchas como cajones estaban llenos de prendas, en unos cajones aparte nos mostró la lencería que tenía perfectamente plegada, algunas con la etiqueta, todavía sin estrenar.

                                      Estaba orgullosa de mostrarnos tanta maravilla, yo hasta ahora creía que tenía demasiado pero aquello era excesivo, sacaba sujetadores, bragas, ligueros… de todo y en cantidad y variedad y sobre todo calidad.

                                      Susana no llevaba sujetador como casi siempre, lo cierto es que no le hacía falta, es más, a veces le deformaba su perfil ideal por eso cuando Feli se empeñó en que se probara un sujetador que no tenía copas, (sólo levantaba el pecho desde abajo), se lo probó, su amiga Feli le ayudó a ajustarlo por debajo de las tetas para que hiciera su efecto.  Tengo que reconocer que al verle las tetas redondas prominentes apuntando los pezones hacia adelante como los topes de un tren, sentí un cosquilleo entre las piernas, Feli debió notar la sensación que me hizo mi amiga por lo que sacó un corpiño para que me lo probara.

                                      Nunca había llevado aquella prenda aunque siempre he sentido curiosidad a sentir que los hombros quedan libres de peso, yo (por suerte o por desgracia) “sufría” el peso de mis tetas al tener que llevar siempre (salvo alguna excepción) sujetador y con potencia.  Al ver lo delicado de la prenda y lo sencillo (en apariencia) que resultaba no pude negarme, me quité la blusa y el sujetador, las tetas agradecieron que las dejara libres y apenas se dejaron caer, Feli miró y me enseñó la prenda, el corpiño no era de cuerpo sólo, llegaba hasta abajo, como un body, con la mirada me hizo comprender que mi falda sobraba y la solté plegándola en una silla.

                                      Feli no pudo evitar la expresión de admiración al verme en tetas y bragas, éstas eran de talle alto tipo bikini que me hacía las piernas muy largas y apretaba los labios del coño dejándolos marcados en relieve.

                                      La amiga de Susana repitió la mirada anterior indicándome que lo apropiado era que me probara la prenda sin las bragas que aunque minúsculas quitaban el efecto real del corpiño, le hice caso y las bragas fueron al suelo, ayudada por Feli y con Susana como espectadora me puse el admirado corpiño, parecía más una vedette francesa de los años 20 en la época del Can Can.

                                      La idea que tenía de la comodidad de la prenda se esfumó al tener que meter las tetas en aquella coraza, el cuerpo quedó bien y en la ingle tampoco fue mal, Feli para que se acoplara bien pasó su mano por mi pubis, (no diría con mala intención pero se recreó bastante), el problema verdadero fueron las tetas, ella aunque no era escasa de pecho no podía compararse a mí, intentamos por todos los medios  meter a las dos gemelas que cuando entraban por un lado salían por el otro, las areolas tuvimos que dejarlas por la mitad de la puntilla porque fue imposible esconderlas.

                                      Me ahogaba y aunque a Susana le encantaba verme tan “explosiva” tuve que renunciar y quitarme aquello, de todas maneras antes de hacerlo me miré en el espejo y tomé nota para una futura adquisición, a Iñaki le gustaría y si a él le gustaba seguro que a alguien más también.

                                      Feli quiso demostrarme que con la talla adecuada la prenda quedaba bien y sin más se quitó todo y se puso el corpiño, las tres quedamos al momento completamente desnudas y Susana se mordió el labio.  Feli tenía el cuerpo un poco aniñado, pocas caderas y poco muslo, de arriba estaba bien aunque con los pocos hombros que tenía las tetas parecían ser más grandes.

                                      Llevé un susto de muerte, noté en mi nalga la humedad de una lengua, las tres estábamos de pie desnudas y nadie más había con nosotras pero me volví rápida y vi a mi lado a un perro pastor alemán que me miraba con la lengua a un lado del hocico, movía el rabo amigablemente, que por un lado me tranquilizó pero por otro me sugirió una idea.

                                      Miré a Susana y comprendí que las dos pensábamos lo mismo, el animal era un precioso ejemplar y parecía muy cariñoso, demasiado diría yo.  Feli al volverse nos enseñó cómo le quedaba la prenda y al ver mi cara se echó a reír, Susana tenía la misma expresión que yo y Feli ya se carcajeó.

  • Jajaja, jajaja, os adivino el pensamiento, creéis que Rex es mi… jajaja, ¡qué locura, nada de eso!
  • Lo siento pero la primera impresión… ¡y como dijiste que ni hombres ni mujeres…  -insinué-
  • Jajaja, en parte es lógico pero no… ¡anda Rex despídete de mis amigas y vuelve a tu sitio!

                                      El perro lamió la mano y acercó el hocico a mi coño, no llegó a tocarlo con la nariz húmeda pero noté su aliento y por si acaso me retiré a tiempo, a Susana también le lamió la mano y desapareció silenciosamente.

  • ¡Qué impresión me dio, la verdad es que es un animal precioso! –dije todavía asustada-
  • Sí que lo es y si queréis que sea sincera a veces he mirado de reojo la polla cuando le sale y la relame, ¡parece la de un hombre!, jajaja, es broma.
  • No serías la primera. -justifiqué-
  • Desde luego que no pero yo tengo mejor solución, acompañadme.

                                      Salió decidida del vestidor desnuda como iba y nosotras la seguimos sin preocuparnos por nuestra ropa, pensé que iríamos a su habitación pero nos llevó a otra más pequeña, había una cama pequeña, un sofá y una cómoda con cajones, del armario sacó un aparato, Susana y yo nos miramos extrañadas, no teníamos idea que era aquello, sobre una mesita baja puso el aparato y lo acercó a la cama, abrió un cajón de la cómoda y perfectamente ordenados nos enseñó una variedad de pollas de látex, las había de todas formas y tamaños, gruesa y delgadas, largas y más cortas y otras incluso enormes, de más de 25 cm. gruesas como mi muñeca.

  • Éste es mi compañero secreto, ¿sabéis que es?
  • No, ni idea, las pollas imaginamos para qué pero el aparato… -se sinceró Susana-
  • Fijaos, todas la pollas tienen una rosca que se coloca en el brazo que sale del aparato, según el día y las ganas que tengo de follar coloco una polla u otra, las hay ideales para el coño hambriento o si prefiero sensibilidad, entonces cojo este, muy rugoso y grueso, los delgados los dejo para el culo a no ser que esté desesperada y me meta uno grande también ¡ah! y lo mejor, tiene un mando a distancia que regula la velocidad y la penetración, ¿queréis verlo funcionar?

                                      Antes de que dijéramos nada montó una polla regular y se puso de rodillas en la cama, tenía varios tarros de crema en la mesita, untó el coño y la polla de látex y se acercó a la polla realista con las piernas separadas, se oyó un leve zumbido y al momento el brazo que salía del aparato empezó a moverse como la biela de una locomotora de vapor, muy despacio la polla fue entrando en el coño de Feli, la crema facilitaba las cosas y se iba hundiendo lentamente, ella nos explicaba la sensación pero cuando  empezó a gemir cada vez más fuerte y seguido comprendimos que aquello funcionaba, la mujer fue dándole potencia y el brazo entraba y salía regularmente como el mejor de los amantes.

  • Por favor cambiadme de polla necesito una más grande.
  • ¿Cómo se hace?
  • ¡Desenroscadla y poned la que más os guste pero que sea grande y gorda!

                                      Susana se apresuró para obedecer pero no atinaba a enroscar y le tuve que ayudar, a mi lado el coño de Feli abierto pedía más polla y elegimos la mayor.  El grito que dio lo sofocó con la sábana en la boca pero aquel falo monstruoso se hundió sin remedio en el coño, el glande arrastró la vagina y todo lo que encontraba, era imparable e incansable, con el dildo a semejanza de la mejor polla salía cantidad de flujo, le escurría por los muslos a la sábana pero ella se recolocaba para que pudiera entrar más cantidad de verga, casi se le clavaba hasta la rosca pero ella aguantaba y lo recibía con glotonería.

                                      Se corrió de forma brutal, daba puñetazos al colchón, estiraba los pezones o se acariciaba el clítoris con violencia, el aparato iba a toda velocidad y la polla entraba y salía haciendo un chapoteo con los jugos de Feli.  La mujer cayó hacia adelante saliéndose aquella verga enorme, daba miedo sólo con verla moviéndose sola, amenazante goteaba espuma blanca sobre el culo de Feli, ésta se volvió y nos dijo:

  • Ahora poned el mediano delgado y largo, me falta un repaso en el culo y ya estoy saciada para dos días.

                                      Ésta vez fui yo la que eligió el tamaño y no fue el más delgado pero a Feli le dio igual, gritó al notarlo pero una vez adentro lo saboreó como al mejor macho.

  • Uff, ¡qué gozada!, ¿habéis visto qué maravilla?  Éste es mi amante, cuando el dedo es insuficiente vengo aquí, me desnudo y me acaricio con la mano, me pongo hielo en los pezones y un vibrador en el clítoris, para plato final me pongo el aparato en cualquier postura.  Según el día, a veces lo pongo muy lento, he llegado a dormirme con el trabajando, es una maravilla que te follen despacio y sin prisa, yo soy el ama del mando y cuando quiero correrme sólo le aprieto el botón y a fondo, jajaja,
  • Nos ha sorprendido mucho, no tenía ni idea que hubieran inventado algo así aunque a veces me habría hecho falta, jajaja. –tuve que reconocer-
  • Pues si queréis aquí tenéis más pollas, elegid tamaño, están todas bien limpias y la crema a vuestra disposición, ¿quién es la primera que se anima?
  • Mmm, me parece que hoy no va a ser, Susana me dice que tenemos algo de prisa, aunque no te niego que estoy mojada. –mentí-
  • Ya lo he notado y a Susana también, le brillan los muslos entre las piernas, de todas formas está a vuestra disposición, ya os considero amigas muy discretas.
  • ¿Y cómo empezaste con el aparato maravilloso?
  • Fue después de un encuentro con un chico joven, entonces vivía con un hombre que no estaba mal pero nos gustaban nuevas sensaciones, acudimos a un Club Liberal, no teníamos intención de hacer intercambios pero conocimos a un joven, era muy apuesto y simpático, iba con su mujer una chica encantadora, a mi pareja lo encandiló enseguida y a mi… la verdad es que también me apetecía probar carne joven.
  • Mmm, que suerte.
  • Estuvimos tomando copas en una salita discreta, mi chico le gastaba bromas a la joven y de bromas pasó a las manos, le sacó las tetas por el escote, no llevaba sujetador y las tenía como tú, vi cómo le comía los pezones, yo quise demostrarle que también podía seducir a aquel chico y lo besé, tenía unas manos largas y bien cuidadas como a mí me gustan, me acarició el cuello y las tetas hasta que las sacó, pese a la edad no tenían nada que envidiar a las de la joven y decidí llegar un poco más allá.  Le cogí la polla y me asusté, aquello no era una polla, la tenía como un burro, por eso luego me compré el tamaño grande, es como la de él, le demostré a mi compañero que podía con ella y me desnudé delante de los tres, la chica hizo lo mismo, la reunión se había convertido un poco en competencia, ella subió sobre mi chico y se clavó la polla y yo la imité pero no calculé bien, casi me parte el coño, estuve quince días sin poder follar ni tocarme con los dedos pero aguanté y salté sobre él como una loca, me corrí dos veces seguidas y dos más cuando me puse a cuatro.  Notar aquella verga como un brazo me hacía llorar pero le pedí que no dejara nada afuera, lo hizo, mi pareja miraba de reojo e intentaba hacer lo mismo con la chica pero ella estaba acostumbrada a aquella maravilla y casi le daba igual, no vi que se corriera y si lo hizo lo fingió, yo en cambio gozaba de unos orgasmos salvajes y seguidos, nunca creí que fuera multi orgásmica pero aquella vez lo descubrí.  Estuve casi diez minutos en éxtasis, detrás de una sacudida iba la siguiente y más violenta, me enteré que se había corrido por la leche que me salió del coño pero fue en medio de uno de tantos orgasmos brutales.  Después de aquella noche volvimos varias veces con la esperanza y el miedo de volver a verlos pero no tuvimos suerte, cuando me separé tomé la determinación de que si no encontraba alguien con aquella polla mi aparato me solucionaría el problema, de vez en cuando salgo con alguno si le veo el paquete voluminoso pero ninguno da la talla.
  • ¿Y lo del Club Liberal te gustó? -pregunté curiosa-
  • Sí mucho, hay un ambiente muy bueno, todo es gente amable, respetuosa y con ganas de pasarlo bien, sobre todo es discreto y divertido, hacen fiestas especiales y siempre hay alguien interesante aunque sólo sea para hablar, os lo recomiendo.
  • Me gustaría probar, hablaré con Iñaki y posiblemente lo convenza.
  • Si lo haces contad conmigo, también tengo curiosidad. –se apuntó Susana-
  • Vale, ya te daré una tarjeta de socio para que os traten como clientes VIP.

                                      Nos besamos las tres, todavía estábamos desnudas y el roce de nuestras tetas me dieron buenas vibraciones, la chica era vivaracha y simpática y nos acogió muy bien especialmente a mí que no me conocía todavía.

  • Eeeeh…  Luz estaba pensando que… no sería mala idea probar el aparato, no sé tú pero yo estoy muy mojada y no me vendría mal una sesión con una polla de estas, aunque no soy tan atrevida como Feli.
  • Pues te voy a confesar que ya lo había pensado pero no quería ponerte en un compromiso, no conozco a Feli como tú.
  • No podía creer que os hubierais marchado sin probar el aparatito sólo por timidez, me  habéis visto correrme como una loca por el coño y el culo, imagino cómo estaréis, no se hable más, elegid las “armas” porque vais a saber lo que es bueno.

                                      Todavía con cierto rubor nos acercamos a la colección de penes de látex, Susana eligió uno bastante normal, su amiga la miró incrédula…

  • Susana creo que no has entendido todavía cómo funciona esto, en el mando hay dos botones, uno que regula la rapidez y otro la profundidad o sea que te puede follar lento y hasta el fondo o uno rapidito como los conejos.

                                     

                                      Aclarado el tema Susana cambió a otro bastante más grande, yo había notado que lo miraba mucho desde hacía rato pero temí que aquella súper polla la empalara sin control, esperé mi turno mirando los que quedaban que eran muchos, al final me decidí por uno grueso como el de Iñaki pero más largo y además haciendo una curva hacia arriba, Susana me vio y me dijo quitándomelo de la mano…

  • No seas tan conservadora, arriésgate, sé que siempre has querido probar una polla realmente grande, lo de “el tamaño no importa” lo decimos por quedar bien pero siempre nos gustaría meternos una verga de caballo. –animé yo-

                                      Mi amiga me dio una verdadera estaca, la polla realmente estaba calcada de una verga imponente con sus venas, su capullo, con el glande descubierto imitando a una circuncidada, también hacía un arco hacia arriba, ya me imaginaba entrando y pulsando mi punto G, mi coño destilaba jugos solamente con los preparativos.

                                      Feli estaba atenta a nuestra elección y cuando vio el resultado sonrió satisfecha, comparó las pollas con su antebrazo y cuando vio que el mío sobrepasaba la muñeca levantó el dedo con su aprobación, se ocupó de colocar el de Susana, nos abrazamos mientras lo hacía, la besé en el cuello porque sabía que era su punto débil, se calentaba con rapidez cuando lo hacía y yo sabía cómo hacerlo, me cogió las tetas y se apretó contra mí, los pezones rascaban como las cerillas a punto de encenderse aplastando las tetas hasta dejarlas casi planas.

  • Ya está listo Susana, si quieres ponte en cuatro sobre la cama y te untas con crema, yo lubricaré el pene.
  • Deja, yo le pondré la crema en el coño, sé como le gusta y así le será más “llevadero”.

                                      Susana sonrió aliviada, antes de ponerle la crema perfumada le abrí las nalgas y le pasé la lengua por el coño, tenía un clítoris muy “curioso” además de grande le asomaba entre los labios mayores y los menores le sobresalían lo bastante para mostrar la entrada de la vagina, mi lengua recorrió desde el clítoris descubriéndolo con la punta hasta los labios menores, incluso metí un poco adentro de la vagina.

                                      Notaba el flujo que manaba ya antes de follar, estaba muy excitada y cuando la chupé en el culo aspiró aire y no lo soltó hasta que volví al coño, con la mano repartí crema abundante pues a mi lado estaba preparada la polla brillante, ya le palpitaba la vagina cuando Feli acercó la mesita donde estaba la maquina y le puso la punta del falo en el coño.

                                      Se sentó a su lado, Susana me miraba temerosa y me senté también cerca de ella sujetándole las tetas, Feli le explicó con detallé lo que iba a pasar, aunque ya lo habíamos visto no teníamos muy claro la sensación.

  • Fíjate Susana, voy a pulsar este botón y oirás un zumbido, no pasa nada es el motor, luego notarás cómo te toca el coño y poco a poco irá penetrando cada vez más, como te he dicho el otro es para que se hunda más o menos, eso ya va en gustos, lo mejor es que lo hagas a tu manera.
  • Uf, tengo un poco de miedo al saber que eso se me va a meter adentro…
  • Piensa en la corrida que te va a proporcionar. -le recordé-

                                      La maquina vibraba un poco antes de reaccionar pero al momento el brazo que salía de ella empezó a moverse, en la punta enroscada la verga realista del mismo color y forma de una viril fue presionando los labios menores, estaban engrasados y no opusieron resistencia, se abrieron como un tulipán, el coño lo tenía un poco abierto de siempre y eso facilitó que el capullo desapareciera al instante.

                                      Susana suspiraba según avanzaba el brazo y ella misma se atrevió a coger el mando a distancia, Feli me miró esperanzada, enseguida se oyó el motor que cogía velocidad y la polla entraba y salía frecuentemente hasta un poco más del capullo, ella pronto se acostumbró y perdió el miedo.

                                      Nosotras a su lado le acariciábamos el clítoris y las tetas y mirábamos fijamente la profundidad que tomaba, estuvo constante unos minutos pero de pronto se hundió uno, después dos y luego casi toda la verga, bajó de intensidad pero todavía se la clavó más y más.

                                      Susana gemía como nunca la había oído, se aferraba a la sábana, había soltado el mando pero apoyó la cabeza en el colchón, la polla se le clavaba hasta la rosca y ella suspiraba y jadeaba pero no se quejaba.

                                      Estábamos admirabas, Feli negaba con la cabeza, me indicaba que ella no había logrado llegar a ese nivel, se estaba follando una verga para “muy avezados”.

                                      Susana se incorporó y abrió los ojos como platos, buscó el mando desesperadamente y cuando lo pudo coger redujo la velocidad al mínimo, luego cayó sobre el colchón sacudida por unos espasmos que recorrieron su cuerpo entero, de su coño salió un chorro de jugo que casi mojó el aparato, la corrida fue antológica, Feli no había visto correrse a nadie así y menos ella.

                                      Al verla agotada la chica paró con el mando y aquello se detuvo, retiró la mesita y la verga salió despacio, me pareció que era mucho más larga que cuando entró, me acerqué para consolar a mi amiga, necesitaba solamente descanso pues de cintura hacia abajo casi no sentía nada, tenía las piernas entumecidas y el coño ardiendo, Feli me ayudó a tumbarla sobre la cama rodándola para dejarme sitio y que se recuperara.

                                      Pronto hizo el recambio de pene, el mío era mayor pero ya tenía aprendido y memorizado que aquello se clavaba con mucha facilidad, un poco confiada subí a la cama, Susana me sonrió con la cara todavía congestionada, serpenteó por debajo de mí y buscó entre mis piernas, quería corresponder a mis caricias, le dijo a su amiga…

  • Feli, ocúpate de ponerle abundante crema, yo mientras le chuparé el coño, no te preocupes si me mojas a mí, no voy a parar aunque pongas el aparato en marcha, le voy a comer el coño a la vez que la folla el aparato.

                                      Efectivamente Susana se colocó entre mis piernas, nada más sentirlas, abrí todo lo que pude para que pudiera estar cómoda, enseguida noté su lengua caliente dar una pasada en norte a sur, ya desde el primer momento me mojé pero al notar la mano de Feli húmeda y un poco fría supe que no tardaría en notar la novedad de aquella enormidad en mis “carnes”.  La mano de Feli era muy experta en acariciar un coño, lo había dicho ella y no tardó en hacerme destilar jugos en la boca de Susana, al apoyar el capullo de la verga de látex la encontré caliente, me extrañó pero me explicó que la había “templado” con una toalla recalentada en el microondas antes de pulsar el botón.

                                      Al principio noté como la punta del capullo abría mis labios, mi coño es de otro tipo al de Susana y el de Feli, el mío es el típico de Barbie, como se figuran en las muñecas, unos labios cerrados y gruesos sin descubrir ni clítoris ni labios menores pero para la punta del glande no fue problema porque se abrió paso y con una puntería admirable entró en mi.

                                      Feli al ver que entraba se dedicó al mando, Susana veía sobre su frente cómo entraba aquella barra dura, ella aceleraba su lengua también y se extrañó al ver que no me quejaba por más que entraba, yo estaba en la gloria, Susana me conocía tan bien que me llevaba al cielo solamente con su lengua pero yo iba notando como mi vagina tenía que dilatarse para acoger aquella enormidad, estuve pendiente del diámetro de aquel falo hasta que noté los dedos de Feli que remolineaban en mi culo, aquello me descolocó y me relajé.

                                      Era lo que necesitaba, Feli pulsó el botón de máxima penetración y quedé encantada, apenas podía respirar de llena que me sentía pero me daba igual, Susana me hacía levitar y Feli hurgaba en el culo con dos dedos haciendo que no sintiera aquella estaca.

                                      No les advertí pero me corrí como una  loca, a Susana no le llegó de sorpresa la lluvia que le vino sobre ella, le mojé del cuello hasta las tetas, Feli metió un tercer dedo en mi culo y además aceleró el aparato poniéndolo a tope, me corrí orgasmo tras orgasmo, no podía moverme porque aquello me tenía clavada, casi me sujetaba colgada a él, apoyé mi cara entre las piernas de Susana y olí su coño, ese olor tan familiar me reavivó y lamí buscando su clítoris, Feli se puso a mi lado y acerté a cogerle las tetas pellizcándole los pezones,

                                      Las tres tuvimos unos momentos de éxtasis, Susana le regaló con la mano un masaje en el coño que acabó con su resistencia, una serie de orgasmos a distintos niveles nos sacudieron, yo agotada noté cómo la polla perdía velocidad y penetración y al poco salió de mi coño, abrí la piernas completamente al mismo tiempo que Susana sacaba la cabeza de debajo de mi.

                                      Se hizo el silencio, sólo se oían los suspiros y jadeos, nos dormimos agotadas como habíamos quedado, cuando fuimos despertando ya era tarde, nos duchamos juntas, la ducha de la habitación de Feli era casi un campo de futbol, nos enjabonamos, aclaramos, lamimos, chupamos, corrimos y volvimos a empezar dos veces, luego nos vestimos y nos despedimos con la promesa de quedar otro día para ir de compras de lencería.

  • Jajaja, ¡Qué susto has pasado Luz!, ¿te acuerdas de Rex?
  • Uff, imagina cuando noté cómo me lamian él culo, ¿y si me lame el coño?, jajaja.
  • Habrías quedado encantadísima, vaya lengua que usa el “perrito”
  • ¿Te has creído lo que ha dicho en broma sobre Rex?
  • No lo sé, pero es bastante probable, si no tendría un caniche, jajaja por sus gustos por las medidas…
  • ¿Adónde vamos ahora?
  • Ya es tarde, si quieres tomamos algo en algún sitio.
  • De acuerdo, ¿te parece bien aquella terraza?
  • Es perfecta, está de moda ahora, hacen un café que levanta a un muerto.

                                      Nos sentamos en una mesa en la acera debajo de una sombrilla anchísima, pedimos dos cafés exprés cargados y cuando lo sirvieron lo abonamos al camarero, nada más irse una ráfaga de viento voló mi servilleta de papel y Susana se agachó y la recogió del suelo.

  • No hacía falta que te agachases Susana, cojo otra limpia.
  • Lo hice para no ensuciar la calle pero… lo que he visto no lo puedo creer.
  • ¿Qué has visto?
  • ¿Qué he visto, Luz? ¡qué no llevas bragas!
  • Jajaja, es cierto, cuando la fui a poner estaba tan mojada que preferí que se secara el coño de forma natural, jajaja.
  • Jajaja ¿pues sabes lo mejor?, ¡mira!

                                      Estábamos frente a frente y Susana separó las piernas y levantó la falda lo justo para que comprobara que ella tampoco se puso las suyas.  Claramente le vi los labios brillando y en el centro el clítoris asomado.

  • No me dirás que te han quedado ganas de follar todavía.
  • De follar no, tengo el coño casi roto pero necesito que me des un repaso de lengua para relajarme.
  • Eso está hecho, a mí también me gustaría tu lengua, es tan suave y tierna que apetece a cualquier hora.
  • Pues terminemos con el café y vamos a casa.
  • ¿A la tuya o a la mía?
  • Es igual, a la mía que está más cerca.

Continuará.

Si les gustó valoren y comenten.

Gracias.

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