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MIS PRIMAS DE LA CAPITAL. (16) Editado y corregido

en Amor filial

                                                  Esperaba con impaciencia que mi tía Ana me contara con detalle la noche loca con Emi y su marido pero lo cierto es que por un motivo u otro no pudimos estar un rato a solas, por otra parte con mi tío tampoco coincidió el poder hablar tranquilamente, por lo que me decidí al cabo de unos días en ver a Emi para que me contara la experiencia un poco más de lo que habíamos visto mis primas y yo.  María y Maite también estaban expectantes pero tenía que calmarlas porque cada vez que nos veíamos me preguntaban con la mirada.  Por la mañana temprano crucé la calle y llamé en casa de Emi, tardaba en abrir, por lo que imaginé que no estaría en casa, ya me volvía a la mía cuando se abrió la puerta sólo un poco, apenas se veían los ojos de Emi cuando me llamó.

  • Ssssiit, Juan espera, que estoy en casa. 

 

                                                  Volví sobre mis pasos y me acerqué a la puerta, parecía que no estaba visible o quizás que estaba acompañada y le pedí excusas por haber llamado sin avisar, la chica me dijo que no era eso pero que pasara rápido.  Apenas abrió la puerta, justo para que pasara, detrás estaba Emi cubriéndose por delante con un vestido o algo así, me dijo que la siguiera, le contesté…

 

  • Emi no quiero molestarte y si estas acompañada lo siento, ya volveré en mejor momento, sólo quería charlar y saber de la noche con mis tíos.
  • Quédate un rato conmigo y te enseñaré una cosa, es una sorpresa.  Ya te contaré todo luego. 

                                                  La seguí a su habitación, aunque se cubría por delante, por detrás me enseñaba toda la espalda, el culo y las piernas, era un gozo ver el contorneo de sus caderas.  Me senté en un silloncito, la cama estaba toda revuelta, la sábana amontonada, pensé que realmente había tenido una noche movida también.

                                                  Emi dejó el vestido que mal le cubría las tetas y se metió de un salto en la cama y me dijo que me acercara, lo hice y ella con mucho cuidado fue levantado la sábana revuelta, bajo ella apareció la silueta de un culo, decididamente me quise ir, no quería molestar y menos inmiscuirme en la vida privada de Emi pero me detuvo y siguió levantando más la tela, las curvas de las caderas me demostraron que eran de una chica, estaba desnuda y encogida, no abultaba nada entre las sábanas, me presentó.

  • Es mi primita Magdalena, Magda para ti, nos hemos criado juntas desde que nació hasta que me fui de azafata, ha venido a pasar unos días conmigo, que no te extrañe de vernos a las dos desnudas, siempre hemos dormido así juntas, es muy simpática, te gustará conocerla. 

 

                                                  La chica cogió un poco de sábana en un puñado y queriéndose tapar las tetas descubrió lo poco que me faltaba por ver, se incorporó y me dio dos besos en las mejillas, Emi me dijo:

 

  • No te apetece acompañarnos un rato, ¿o tienes prisa?  Anda, entra con nosotras. 

 

                                                  A la vez que decía esto levantaba la sábana por su lado y me descubría todo su cuerpo hasta los pies.  No tuve valor para negarme, tampoco tenía nada mejor que hacer, me quité la ropa y me metí en la cama, Emi me cogió y me hizo pasar por encima de ella y quedé entre las dos.  La chica se tapó hasta el cuello, con la sábana estirada sobre ella aún abultaba menos, Emi empezó a explicarme…

 

  • Magda es hija de mi tía Pepita, la hermana menor de mi madre, tiene cuatro hermanas y no lo ha pasado muy bien en la vida, su padre trabajaba en una empresa de transporte y llevaba un camión por toda Europa, su madre se casó jovencita y preñada, mi tío siempre estaba de viaje y cuando venía era un peligro, cada dos años tenía una hija, lo malo empezó cuando dejó de venir, al poco tiempo mi tía se enteró que estaba con una italiana y tenía un hijo, mi tía cogió una depresión y como Magda era la más pequeña mi madre quiso que se quedara en mi casa, creció conmigo, dormíamos en la misma cama hasta que me marché para ser azafata, yo le he enseñado lo que he podido y ahora que es ya mayorcita quiere estudiar, ha venido para ver las posibilidades de hacerlo aquí, yo le he dicho que se puede quedar conmigo, ¿qué te parece?
  • Me parece perfecto, como dices su infancia no ha sido la ideal y se merece todo. 

 

                                                  Con la mirada le insinué a Emi que me extrañaba verlas desnudas a las dos, sobre todo a Magda, ella me lo explicó.

 

  • Como te decía desde pequeñita dormimos juntas y a mí siempre me ha molestado la ropa en la cama y duermo desnuda, para Magda siempre he sido su referente y ha seguido mis costumbres, de hecho antes de llamar tú estábamos comentando unos detalles que posiblemente tu nos ayudes a aclarar.
  • Ya sabes Emi que estoy a tu disposición siempre, para lo que pidas.
  • Magda como ves o mejor te lo imaginas aún es muy joven, casi tiene los dieciséis años, y hay cosas que no comprende que son propias de una edad u otra.
  • Bueno no entiendo mucho lo que me quieres decir pero estoy de acuerdo cada edad tiene sus cosas, a ver si te explicas mejor.
  • Bien, seré más clara, Magda como te contaba siempre ha sido una persona muy observadora y como me ha visto siempre desnuda con toda naturalidad, también lo encuentra normal.
  • Claro prima Emi, tú me has dicho siempre que era normal el cuerpo de las personas, yo siempre que estoy en casa sola o con alguna de mis hermanas voy desnuda, bueno con una solamente, hay otras que me riñen mucho.
  • Te tengo que aclarar que la madre de Magda siempre les ha inculcado la aversión a los hombres por el desengaño de mi tío, yo en cambio le he dicho que cada persona es un mundo diferente pero ella está acostumbrada a vivir sólo con mujeres.
  • En eso estoy de acuerdo, hay hombres que no se portan bien y otros que sí, lo mismo que las mujeres.
  • Pues te explico, esta mañana cuando nos hemos despertado se ha dado cuenta de una cosa...
  • ¡Primaaa, no le vas a contar eso!
  • No te preocupes, Juan es una persona en la que puedes confiar en todo, yo lo hago desde hace mucho, créeme.
  • Si tú lo dices…
  • Te lo prometo, ¿verdad Juan?
  • Verdad Emi.
  • Pues a lo que iba, con la luz del día ha visto que yo tengo depilado el pubis, ya lo acostumbro desde hace mucho y ella quiere también ir como yo y le quiero explicar que a su edad no le hace falta ir así, que hay otras opciones.
  • Lo encuentro lógico, ¿y por qué quieres depilarte Magda?
  • Porque tengo mucho pelo tanto en la cabeza como en todo el cuerpo. 

 

                                                  Lo cierto es que ahora que había asomado hasta los hombros debajo de la sábana, me di cuenta que tenía una hermosa melena negra toda rizada, las cejas morenas y los ojos verdes con unas pestañas largas, tenía una cara muy linda.

 

  • Pero eso no tiene nada que ver, dijo Emi, cada persona es como es, si no tú Juan, dinos las diferencias que nos encuentras. 

                                                  Me incorporé y me quedé de rodillas sentado en mis talones, cara a ellas en el medio de las dos.  Emi se descubrió toda y estiró la sábana que cubría a Magda, ésta se resistió un poco pero al fin dejó que la tela le llegara a las rodillas.

                                                  Delante de mí estaban las dos primas, Emi y Magda, una veinti y pocos años y la otra con casi dieciséis años, las diferencias eran notables, rápidamente les hice un escaneo y me dispuse a compararlas según quería Emi, tragué saliva y les dije:

  • No hace falta que os diga que las dos sois unas diosas, pero aún así sois muy distintas, Emi tiene cuerpo de mujer que aunque joven es una chica madura, la cara bonita, un cuerpo perfecto, las tetas con una talla ideal y una turgencia maravillosa, sus pezones son rosados porque es clara de piel y rubia, el vientre plano con unas caderas y una cintura que envidiarían muchas mujeres, los muslos redondos y bien formados se juntan escondiendo un pubis que depilado apenas deja ver sus labios del sexo, las piernas hacen que todo en ella sea armonioso, en resumen un bombón de chica.
  • A ver Magda, acabo de conocerte y lo que veo es que eres una chica que aunque joven todavía, ya se adivina que vas a ser una chica 10, tienes una melena morena azabache, con unos rizos que a cualquier chico volverá loco pues se combina con unos ojos verdes que reflejan el mar, el cuerpo aún con tu edad está muy desarrollado y también tienes unas tetas que aunque diferentes a las de tu prima que las tiene redondas, las tuyas tienen forma de pera, la areola está hinchada como una segunda teta y eso a los hombres nos encanta, nos gusta mucho comérnoslas, eeeeeh a lo que iba, me imagino que los pezones también serán muy sensibles.

                                                  La chica cuando le nombré los pezones se los cogió con las manos intentando que no se notaran como se habían puesto.  Emi me miró sonriéndome, yo seguí mirando a Magda…

  • Tu piel es mucho más morena que la de Emi y eso que no has tomado el sol aún, el vientre por supuesto plano completamente también con un ombligo perfecto, de él nace un reguero de vello moreno que baja hasta el pubis, como ya sabes también tienes una melena muy poblada y rizada y no creo equivocarme que te llega hasta las nalgas, eso se podría mejorar y las piernas más delgadas que las de Emi, de hecho no llegan a juntarse los muslos en las ingles y se notan los labios bajo la mata de pelo, por lo que te puedo decir que eres casi una mujer perfecta, yo diría una mujercita perfecta, aunque ya te he dicho que se podría mejorar.
  • Juan no me has defraudado, nos has descrito de maravilla y te agradezco que le hayas aclarado a Magda que se le pueden hacer unas pequeñas mejoras.
  • Pues a mí me gusta más ir depilada como tú Emi y ¿qué mejoras me podríais hacer?
  • Eso lo puede decir Juan,  él sabe mucho de estas cosas, ¿quieres que sigamos sus consejos?
  • Bueno, si tú lo dices…
  • No te preocupes, creo que sólo mejorarás y si no te gusta ya buscaremos otras soluciones, ¿Emi tienes espuma y maquinilla?  Trae también crema hidratante.

                                                  Emi saltó de la cama y bamboleando sus tetas salió hacia el baño, Magda me cogió del brazo y me dijo bajito…

  • Oye Juan, ¿te puedo preguntar una cosa?  ¿Tú eres su novio?
  • Yo, ¿su novio?, no mujer sólo soy su amigo, es verdad que nos queremos mucho pero no como novios, tenemos una gran afinidad en los gustos y mucha confianza con el otro, yo confío totalmente en ella, le daría lo mejor de mí cuerpo para que hiciera lo que quisiera. 

                                                  Al momento vino Emi, traía varias cosas, crema de afeitar, maquinilla de hoja, crema hidratante, una brocha pequeñita y una tijeras, lo traía todo entre sus brazos apretándose con las tetas, por los lados le salían dos curvas brillantes.

  • Ya estoy aquí, tú dirás Juan, ¿que podríamos hacer con Magda?
  • Pues yo creo que lo mejor sería actualizar su apariencia según su edad, ya no es una chiquilla, es una mujercita y por eso ya se tiene que cuidar.
  • Entonces vamos a hacerlo, mejor dicho, hazlo tú que tienes más idea.  Le dije a Magda que se pusiera en el centro de la cama, ella miraba a Emi pero ésta la tranquilizó.
  • No te preocupes, Juan sabe mucho de esto.

                                                  Le puse la almohada debajo del culo y Emi le puso una toalla bajo las nalgas para que no se ensuciara.  Le dijo que separara las piernas un poco, yo me arrodillé a su lado y Emi en el otro hizo lo mismo, acerqué el bote con la espuma de afeitar y rocié toda la mata de vello de la chica hasta el ombligo, le dio un escalofrió que le marcaron los pezones otra vez, se los cogió con los dedos para prevenirlo, extendí la crema por toda la pelvis, la mata de pelo rizado se extendía más allá del pubis, con la pelvis blanca de espuma tracé una raya con el dedo desde un lado al otro a la altura de los huesos de las caderas. 

                                                  Con la maquinilla fui pasando suavemente toda la línea que bajaba desde el vientre, en un momento quedó sólo la piel morena, luego desde la raya que había marcado hacia arriba despejé de crema y pelo rizado, quedó la piel oscura apenas con marcas del pelo que la cubría, la repasé y le quité los últimos vestigios de vello.  Emi me miraba y asentía aprobando el resultado, ella misma cuando vio como quedaba el pubis con un corte limpio por la parte de arriba le separó una pierna, Magda le siguió con la otra. 

                                                  Ella le echó más crema, esta vez la encogida fue en el vientre de Magda, con los dedos repartí sobre la ingle, la crema se mezcló y con la mano acabé de repartirla de una parte a otra.  Magda notaba mi mano sobre el sexo velludo y encogía las rodillas.  Emi, se apoyó en sus muslos y con mucho cuidado fui pasando la maquinilla desde el muslo hasta el nacimiento de los labios, la piel era muy morena en esta zona, lo hice hasta llegar a las nalgas por los dos lados. 

                                                  Emi me ayudaba anticipándose a mis movimientos, cuando le dejé las ingles limpias de vello, sólo se cubría con una breve cinta de vello por los labios.  Emi con la mirada me dijo que no le acababa de gustar como le quedaban los labios y con cuidado de no cortarle le quité los pocos pelos que le quedaban desde al nacimiento de los labios hasta el culo, le quedaba sólo un triangulito de vello.  Le separé las piernas del todo, con las manos las nalgas se abrieron y alrededor del juvenil ano aparecían unos pocos pero largos pelitos, los repasé dejando lisa la suave piel. 

                                                  Entre las piernas de Magda se amontonaba una gran cantidad de pelo y crema, el coño de la  chica estaba abierto, el clítoris rosado estaba cubierto por su prepucio.  Emi me alargó la crema hidratante, yo me llené los dedos y empecé por donde había terminado, con las nalgas separadas por Emi la fui untando generosamente, ella encogió el culo, el agujero se hizo minúsculo, con un dedo lo rodeé.

                                                  Emi tranquilizaba a su primita mientras yo apoyaba la yema del dedo apretando suavemente, sólo le metí media uña, notaba como se cerraba intentando evitarlo, mientras ella se centraba en mi dedo curioso, mi otra mano seguía por sus labios menores.  La ingle estaba brillante de crema y los labios estaban desbordantes de flujo que sin darse cuenta estaba manando de su vagina. 

                                                  Sólo pasé el dedo por la entrada y sus piernas se cerraron pero como no lo quité se abrieron como una flor, se relajó y seguí metiendo el dedo, apenas pude un poco más, adentro noté resistencia.  Rodeando la vagina saqué el dedo y lo dirigí al clítoris, aquí sí que lo acusó, con las manos se agarró la melena negra de la cabeza, metió sus dedos entre los rizos y los estiraba, le levanté la piel y lo descubrí, brillaba como una almendra pelada, cuando lo noté duro lo dejé y seguí hacia arriba, la mata de vello ya cubría todo, con la tijeras le recorté a una altura regular, medio centímetro máximo, repartí la crema sobre el vello y la parte de arriba recién depilada hasta el ombligo. 

                                                  Emi seguía mis movimientos con atención, sus pezones también estaban salidos y duros, ella misma me miró y me señaló las tetas de Magda, en principio sólo me fijé en lo pezones hinchados pero ella insistió y entonces me di cuenta de unos pelillos largos y negros que crecían en el contorno de las areolas, eran muy pocos pero bastante largos, intenté poner crema también pero Emi hizo una cara de desacuerdo, no era conveniente afeitarlos y enseñándome los dientes me lo explicó. 

                                                  Acerqué la cara a la teta izquierda de Magda mientras ella le cogía la teta y la apretaba haciéndole  sobresalir el pezón, con los labios rodeé la areola y aspiré, dentro de la boca quedó como una ventosa, con la lengua tanteé los pelitos y uno a uno los fui arrancando con los dientes.  Magda con los ojos cerrados suspiraba sin cesar, no notó ningún pelillo arrancado, cuando solté el pezón estaba rojo y mojado.

                                                  Magda imitó a su prima y apretando su otra teta me la ofrecía ya hinchada, le hice lo mismo, esta vez después de quitarle los pelos, con los dientes le estiré el pezón duro, se soltó la teta y me cogió la cabeza apretándola contra su pecho.  Emi me sujetaba la polla con las dos manos, me la meneaba lentamente sin que Magda lo notara pero Magda no sabía donde ponía las manos, se agarraba a la sábana y la estrujaba o se pellizcaba la teta libre hasta que se cogió al brazo de su prima, lo siguió hasta llegar a su mano y dentro de su mano encontró el tronco de mi polla, no sé si se dio cuenta de la diferencia con la muñeca de Emi pero siguió apretando con toda la mano. 

                                                  Emi se percató del error y quitó la mano, sólo me la sostenía con una, mientras Magda agarraba el resto, poco a poco la iba deslizando hacia el capullo.  Emi iba en retirada dejándole más espacio, cuando ya tenía el glande entre los dedos, lo apretó y lo movió enérgicamente, yo con las dos manos en sus tetas las chupaba sin pudor, no pude evitarlo sólo noté que Emi ponía sus manos debajo de la de Magda para recoger en lo posible los chorros de leche que salían entre los dedos de Magda.  Cuando dejó de salir semen del capullo, Emi me roció la polla con espuma de afeitar y dijo en voz alta.

  • Vaya, sin querer se ha destapado el bote de la espuma.

                                                  Me dejé caer al lado de Marta estaba muy excitado con la chica, Emi se ocupaba de limpiar la mano de Magda de leche y crema de afeitar, luego hizo lo propio con mi polla, Magda le dijo…

  • Emi, ¿te puedo decir una cosa al oído?
  • Magda no te preocupes Juan es de confianza.
  • Me da vergüenza, te lo digo al oído. 

                                                  La chica se levantó y le dijo algo al oído de Emi, ésta se rió...

  • Jajaja, claro prima pero díselo a Juan no te cortes.
  • Juan tengo curiosidad por una cosa, nunca había visto tan cerca esa cosa que tenéis los hombres entre las piernas, me ha gustado que tengas los pelos igual como me los has depilado a mí.
  • Pues por eso te lo he hecho como yo, porque se va más cómodo pero, ¿cómo es que no has nunca visto esto que tenemos los chicos?
  • Bueno de pequeña si, en el colegio los chicos mayores nos enseñaban la pilila, era como un dedo pero la tuya es muy grande y resulta ridículo llamarle pililla o picha como le llamábamos las niñas.
  • Es que tiene muchos nombres, cualquiera es bueno.
  • Una vez mis hermanas estaban hablando entre ellas y una decía que se llamaba polla y otra que se decía verga pero mi madre las pilló y les dio una cachete a cada una, otra vez mi hermana Juana me enseñó una foto de un chico con la pilila dura como la tuya, pero también nos pilló mi madre y nos mandó a dormir sin cenar después de romper la foto.
  • Pues ya lo ves, es como la de los niños pero algo más grande.
  • No pero tú tienes una piel que lo cubre, ¿para qué es?
  • Es como un capuchón para la lluvia pero se puede quitar.
  • Y la punta es delgada, ¿por qué es así?
  • Es para abrirse paso y dejar que el capuchón  se deslice hacia atrás.
  • Y esa arruga que tiene la cabeza, ¿para qué es?
  • Pues para que el capuchón no vuelva a cubrirla.
  • ¿Me dejas tocarlo?, parece suave y dura, la de los niños parecía blanda.
  • Puedes tocarla lo que quieras.
  • Mmm está muy dura, se nota el hueso que tiene adentro.
  • Adentro no tiene hueso, es todo carne.
  • No puede ser, se nota adentro el hueso, cuando te has acostado con nosotras no tenías hueso.
  • Es que sale cuando quiere.

                                                  Emi nos miraba alucinando, me fijé que su mano estaba por detrás de su culo entre las nalgas acariciándose el coño disimuladamente.

  • ¿Sabes una cosa?  No me has hecho daño cuando me has quitado los pelitos de los pechitos.
  • Es que he tenido mucho cuidado, es una zona muy sensible.
  • Pero, ¿me volverán a salir más?
  • No te preocupes, si salen te los volveré a quitar.
  • ¿Y saldrán muchos?
  • Pues seguramente sí pero para que no salgan te puedo hacer lo mismo antes que salgan así no tendrás nunca, de vez en cuando lo revisaré. 

                                                  Emi ya estaba caliente con la conversación y apretándose una teta con la mano se la subió dejándose el pezón entre los dedos…

  • Juan a mí también me ha salido un pelito en el pezón, ¿por qué no me lo quitas?
  • Prima yo no te lo veo.
  • Es que yo como soy rubia no se me notan casi pero Juan seguro que lo ve. 

                                                  Me acerqué a Emi y rodeé con los labios el pezón rosado aspirándolo hasta tenerlo en la boca, lo lamí con la lengua sujetándolo con los dientes, ella se removía de placer y Magda estaba a su lado mirando con atención mi boca sobre la teta de su prima, mientras seguía investigando mi polla con las manos sin ninguna intención.

  • Juan y este agujerito que parece la boquita de un pez, ¿para qué sirve?
  • Pues por ahí es por donde se hace pipí.
  • Pues yo no tengo ningún agujero como este para hacer pipí.
  • Sí que lo tienes pero no lo has visto, es más grande aún, como lo tenías cubierto de pelo.
  • A ver Emi, ¿dónde lo tienes tú?

                                                  Emi se abrió de piernas y le enseñó el coño, estaba brillante de jugos y los labios húmedos.

  • Emi te vas a hacer pipí, estás mojada.
  • Juan por favor no quiero hacerme pipí, tápame el agujero para que no manche la sábana, -me pidió Emi-.
  • Eso Juan tápaselo, que se va a hacer pipí. 

 

                                                  Yo no me lo creía, Emi me pedía que se la metiera en el coño delante de su primita Magda, estaba desesperada por follar aunque fuera frente a la chiquilla.

 

  • Bueno pero aguanta un poco, no te hagas pipí. 

 

                                                  Me puse arrodillado entre las piernas de Emi, ella las pasó a mi lado, me acerqué y le metí la punta de la polla, la saqué un poco mojada de flujo.  Magda la miró y me cogió lo que me quedaba afuera y me urgió.

 

  • Juan date prisa que se le sale el pipí, tápale el agujero del todo. 

                                                  Se la clavé a Emi hasta adentro, ella suspiró y cerró los ojos, Magda quiso colaborar.

  • Emi yo te quitaré los pelitos de las tetas para que no te vuelvan a salir. 

 

                                                  La chica en su inocencia, pegó la boca a la teta de Emi que agarró la sábana con las manos.  Cuando yo le sacaba la polla a Emi su prima me insistía que se la volviera a tapar.  Emi se corrió dulcemente, no quiso demostrarlo aunque Magda se lo notó.

 

  • ¿Qué te ha pasado Emi?, a mí también me han dado mareos cuando me ha quitado los pelitos de las tetas, creía que me caía de la cama, todo me daba vueltas, por eso me he cogido de tu brazo, ¿no te habré hecho daño verdad?
  • No prima, no me has hecho daño.
  • Pues yo también debo estar haciéndome pipí, tengo mojados los pelitos de ahí abajo. 

 

                                                  Emi se incorporó enseguida y miró entre las piernas a Magda, luego me miró a mí.

 

  • Juan creo que Magda quiere que le tapes el agujero también, porque se nota humedad y se va a hacer pipí.
  • Pero Emi, ¿tú crees que debo?  Emi se encogió de hombros como diciéndome, “yo me lavo las manos, tú mismo”

 

                                                  Me puse entre las piernas de Magda, ella misma me cogió la polla y se la puso en la entrada de su vagina.

 

  • Tápame el agujero de hacer pipí, que se me sale, lo noto. 

 

                                                  Apreté un poco, apenas entró dos centímetros y Magda abrió más las piernas, los labios me rodeaban el glande, estaban mojados como decía la chiquilla, empujé un poco más y noté que hacía tope, si apretaba más la chica se quejaba, Emi se incorporó y cogiendo una teta de Magda se la puso en la boca y chupó, se llenó el paladar con la areola hinchada de la chica y ésta suspiró hondo.  Emi me tocó en el brazo para que empujara, lo hice, la chica se quejó un poco cerrando los ojos con fuerza pero sólo gimió, mi polla entró cinco centímetros.

 

  • Magda si no te gusta la saco y no te tapo.
  • No, por favor Juan, sigue tapándome, mételo del todo. 

                                                  Empujé otra vez, estaba tan lubricada que mi polla se hundió hasta adentro, la chica levantó las caderas esperando que le metiera más, cuando la saqué un poco vi que estaba manchada un poco de sangre.  Emi me vio y con la mano llena de crema me la limpió, cuando la volví a sacar ya salía sólo mojada de flujo blanco.  Emi le estaba chupando la otra teta mientras Magda se estiraba las mechas de pelo de su melena, dijo que se estaba mareando otra vez.

  • ¿Quieres que te destape el agujero si te sientes mal?
  • No por favor, creo que se me pasará pronto. 

                                                  Magda se corrió en silencio, las piernas las movía abriéndolas más y más.  Emi me miró, se la metía con todas mis fuerzas, se la clavaba hasta que nuestro pelos de enredaban, yo gruñía sin control cuando Emi vio el peligro, se puso al lado de su prima con las piernas abiertas y me apretó en la nalga urgiéndome a salirme, lo hice justo cuando por mis huevos empezaba la carrera de semen, se la metí de golpe a Emi, con dos clavadas me corrí dentro de ella, me estaba esperando y no paré hasta vaciarme por completo.

  • ¿Por qué te has salido Juan?, me estoy haciendo pipí, tengo los muslos mojados.
  • No te preocupes prima, ahora te limpiare yo. 

                                                  Me quedé dentro de mi Emi hasta que mi corazón recuperó el ritmo normal, cuando la saqué estaba llenas de flujo de Emi y leche mía, Magda nos dijo…

  • ¿Veis lo que ha pasado por no taparlo bien?  Ahora se ha manchado de pipi.

 

                                                  Quedé exhausto tumbado entre las dos, Emi se puso de lado de espaldas a mí, yo me pegue detrás de ella y Magda detrás mío, yo notaba el calor del culo de Emi sobre mi polla blanda y el pubis de Magda rozándome el culo, la chiquilla se durmió pronto pero yo no podía, tenía muchas ganas de follar debidamente con Emi, ella sólo levantó un poco su pierna para que se la metiera desde atrás pero cuando notó que me aceleraba demasiado me dijo:

  • Juan creo que deberíamos dejarlo por hoy, Magda está pegada a nosotros y yo no quiero tener otro orgasmo reprimiéndome, sin gemir siquiera, me gustaría follar otra vez, tengo muchas ganas de tu polla pero no es el momento apropiado.
  • Emi, estoy loco por llenarte de leche pero te entiendo, tu prima me está rozando el culo con su pubis recién depilado y me está poniendo a mil, nos merecemos una buena corrida los dos solos, me voy a vestir, ya hablamos.
  • Gracias por ser tan comprensivo, perdona que no te acompañe, estoy agotada.
  • Ya sé el camino, hasta pronto. 

                                                  Cuando salí de casa de Emi llevaba una erección brutal, los huevos me escocían de ganas de descargar aunque lo acababa de hacer en Emi pero había sido de forma muy precipitada, me tuve que resignar a una mejor ocasión.

                                                  Al entrar en casa me llegó un aroma a comida que me llenó los pulmones, seguí el olor y me llevó a la cocina, mi tía Ana estaba ultimando el guiso, llevaba un delantal anudado a la espalda sobre un vestido fino de estar por casa, yo me aproximé a ella y le susurré al oído.

  • Buenos días belleza, hueles aún mejor que lo que estás cocinando.
  • No seas zalamero Juan, que enseguida estará preparada la comida, pon cubiertos para dos.
  • ¿Como para dos?, ¿no comen las primas ni Antonio?
  • Antonio ha ido a una reunión y las niñas se quedan en casa de una amiga.
  • ¿Quieres decir que ese manjar es para los dos solos?
  • Pues sí pero si prefieres otra cosa.
  • Me gustaría tomar un aperitivo antes.
  • Pues coge lo que te apetezca. 

                                                  No me hizo falta que me dijera más, le solté el lazo del delantal y le pasé las manos bajo sus brazos, el sujetador que llevaba era para ir cómoda por casa y apenas le apretaba, lo ahuequé y lo separé de Ana, las dos tetas cayeron sueltas.

  • Juan, yo me refería a comida.
  • Y yo también Ana. 

                                                  Le levanté el vestido por detrás, hasta la cintura, las bragas que llevaba se las junté haciéndole parecer un tanga metido entre las nalgas y le mordí en una de ellas.

  • Juan por favor que estoy ocupada. 

                                                  Se agachó a controlar el guiso del horno y le separé las bragas a un lado lamiéndole los labios del coño.

  • Juan por favor, que se quema la comida. 

                                                  Al estar agachada el vestido se quedaba hueco debajo de su cuerpo y vi como le colgaban las tetas, se las cogí y las apreté hasta sacar los pezones.

  • Tranquilo Juan, que no me dejas concentrarme.
  • Espera y te voy a concentrar yo.

                                                  Me saqué la polla que estaba a reventar desde que se la había sacado a Emi y se la puse pegada entre las nalgas.

  • Juan que sabes que ahora no puedo, además estoy muy sensible.
  • Precisamente por eso, yo también lo estoy, ¿no lo has notado?
  • Y tanto, parece que tengo una brasa pegada al culo.
  • Pues es mi polla que está ardiendo, ¿por qué no sueltas un momento los pucheros?
  • Bueno vale y ahora qué. 

                                                  Cogí a Ana por la cintura y la empujé sobre el frigorífico, le puse las manos sobre la cabeza y le subí el vestido hasta sacárselo por los brazos, le solté el sujetador que ya no le servía de nada y le bajé las bragas a los tobillos, sus tetas estaban aplastadas contra los imanes que adornaban la puerta de la nevera, le cogí de la cintura y la atraje hacia mí mientras con mis pies le separaban los suyos, me pegué a ella y con la polla recorrí su raja, varias veces, ella al sentirme tan caliente aún levantó el culo más, cuando noté la humedad de su vagina presioné. 

                                                  Mi polla entró directamente hasta adentro, con cada empujón se aplastaba más al frío de la nevera, con las manos le separé las tetas que salían por sus flancos, ella mantenía las manos sobre su cabeza, con la cabeza ladeada me rogaba…

  • Juan me vas a matar, me estás clavando la polla hasta la garganta, ten compasión porque no se sí podré aguantar este trato que me das.
  • Yo creo que sí podrás aguantarlo, seguro que el sábado follaste mucho más.
  • No me lo nombres, todavía me acuerdo el hambre que pase de polla.
  • ¿Qué me dices?, tu marido tiene una polla mucho más grande y más gruesa que la mía y no tuviste bastante.
  • Antonio no me dio lo que necesitaba, estaba encoñado con Emi, casi toda la noche estuvo follando con ella.
  • No te creo, seguro que tu coño recibió una buena polla.
  • Pero no la de Antonio, si no es porque fui prevenida, no me llego a correr en toda la noche.

                                                  Mientras hablábamos yo seguía metiéndole la polla en el coño sin parar.

  • ¿Qué quieres decir que fuiste prevenida?
  • Pues porque me llevé un consolador gigante que me regaló Emi, por si fallaba Antonio pero lo tuve que usar yo sola.
  • ¿Y dices que es enorme?
  • Si, es muy gordo y largo y tiene un dedo para el clítoris, es especial para metérselo en el coño y dilatarlo pero fíjate si estaba caliente que me lo metí por el culo.
  • ¿Y entonces por el coño nada?
  • Gracias a Emi que es una buena amiga y viendo como mi coño pedía atención se acercó a mí y me comió desde el clítoris hasta el culo lleno de consolador.
  • Qué pena, me habría gustado estar allí.
  • Y a mí también, me acordé mucho y añoré tu polla, por eso ahora que la tengo adentro no pararía de follar.
  • Me gusta mucho follar contigo, tienes un coño estrecho como una adolescente.
  • Gracias Juan, ¿te puedo pedir una cosa?
  • Claro Ana, lo que tú quieras.
  • Me gustaría que la sacaras y me la metiera en el culo, no tiene comparación con el consolador y lléname de leche, yo me voy a correr de un momento a otro.

                                                  Seguí su ruego, la saqué y simplemente levanté la polla lo suficiente para apuntar a su culo y con lo lubricado que estaba entró sin apenas esfuerzo.  Ana se agachó poniendo los brazos sobre la encimera de la cocina y abrió las piernas, fui viendo como entraba entre sus nalgas, ella me buscaba y culeaba viniendo a mi encuentro para metérsela hasta el fondo, las tetas oscilaban bajo su pecho goteando sudor.  Se corrió con grandes espasmos, gracias a estar apoyada no se cayó de frente cuando yo la empujé para llenarla de leche. 

                                                  Me quedé un momento pegado disfrutando del masaje que me daba con los músculos que me ordeñaban la polla, cuando salí, mi tía puso su mano entre sus piernas, tardó en salir pero cuando lo hizo, un cuajo de semen espeso le llenó la mano.  Nos tuvimos que sentar, mis piernas flaqueaban de la tensión y Ana se sentó en la orilla de la silla, por el culo le manaba un hilillo de semen. 

                                                  Comimos en la misma mesa de la cocina, desnudos como estábamos, me contó que Emi quedó agotada, quizás sería por el morbo de tener dos mujeres para el sólo y poder elegir y como Emi era la que menos había follado se decidió por ella.  Yo entendía a mi tío, Ana estaba muy buena pero Emi era la novedad y con Ana lo podía hacer cuando quisiera pero no fue galante, yo no lo habría hecho así.  Cuando terminamos de comer me fui a mi habitación, por la noche no bajé a cenar, cogí dos frutas y me subí a repasar los libros, abajo oía a mis primas y a mis tíos.  Ya era tarde cuando noté un peso sobre mí, me acosté pronto y me dormí agotado.

                                                  Al rato, mis primas estaban tumbadas a mi lado sobre la sábana y me aprisionaban sin dejarme mover, enseguida empezó el interrogatorio…

  • Hola Juan, ya puedes desembuchar todo lo que sabes.
  • Yo no sé nada, ¿qué queréis que os cuente?
  • No te hagas el loco, mi madre ha contado que habéis comido solos y como no somos tontas nos imaginamos que habréis follado y además te habrá contado lo del sábado.
  • No se puede tener secretos en esta casa, pues lo habéis acertado todo, tu madre estaba muy sensible y yo muy caliente, la consecuencia es que se la he metido hasta los huevos, claro pero ella me ha contado mientras follábamos todo lo que ocurrió.
  • Cuenta, cuenta y ¿qué pasó?
  • Pues que tu padre se dedicó a follar casi toda la noche con Emi y tú madre casi se queda en blanco si no llega a ser por el consolador “Carlitos” y por la boca de Emi, claro.
  • ¡Qué fuerte!  ¿Entonces lo que vimos fue más o menos lo que ocurrió toda la noche?
  • Parece ser que sí, creo que tu padre no estuvo a la altura en galantería.
  • Y tanto, que gilipollas, con lo buena que está mamá, aunque Emi también lo está, no le puedo culpar del todo.
  • ¿Y tú te quedaste bien?
  • Pues al final si, la llené de leche y me vine a dormir una siesta como si estuviera en la playa.
  • ¡Ah!  Ahora que dices de playa, ¿sabes quién me llamó el otro día?
  • Pues no, ni idea.
  • Pues me llamó José, el chico aquel que fuimos a comer las dos en la playa y tú te quedaste con su hermana y su amiguita.
  • ¡Ah!  Ya me acuerdo, creo que se llamaban Celia y Purita, dos niñas muy jóvenes.
  • Si, esas, pues me ha dicho que no dejan de nombrarte y que quieren que volvamos a ir a la playa o a otro sitio, yo le dije que eran unas crías muy especiales, él me corrigió que especiales no, muy ñoñas e ignorantes sí.
  • Pues sí que conoce a su hermana, si.
  • Nos ha extrañado el comentario pero creemos que tú sabes más de ellas que él mismo, no nos has contado como pasaste la tarde de playa, pillín.
  • Pues normal, como no sabíamos que hacer les enseñé a jugar al bádminton, ese juego de raquetas y la bolita.
  • ¿Sólo eso en toda la tarde?
  • Bueno eso fue un rato pero como se cansaron pronto fuimos a pasear por las dunas, lo cierto es que además eran muy curiosas y casi sin querer una de ella quiso probar mi polla y mientras se la metía le enseñó a la otra, al final las dos quedaron contentas, y yo también, claro.
  • Qué barbaridad Juan, eres un peligro pero lo cierto es que tu polla enamora, a nosotras nos tiene locas, hoy te hemos nombrado en casa de mi amiga Lidia y parece interesada en conocerte también, ya te avisaremos, de momento te dejamos descansar, has tenido un día muy ajetreado.
  • No lo sabéis muy bien, buenas noches primas.

continuará.

si les gustó valoren y comenten.

gracias.

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