miprimita.com

Me hicieron creer que era afeminado. (38)

en Amor filial

                                       Me alegré lo indecible al reunirme con “mis chicas”, al entrar en la tienda de Rosa me rodeó el perfume que tenía como ambientador, la música suave invitaba a quedarse el tiempo que fuera para ver todo sin prisa y esa era el arma secreta de Rosa, tenía mucha psicología para captar los gustos y las necesidades de las clientas para ir directamente al “cerebro” de la compradora. 

                                      La saludé como de costumbre, con dos besos en las mejillas, también aprecié el perfume que habitualmente llevaba desde que se vino a trabajar conmigo, la encontré muy bella con el encanto sereno de la madurez, a ella le gustaba vestir aparentando ser mayor de lo que realmente era, quizás lo hacía con la intención de dar una imagen más afable y cercana pero a mí no me engañaba, sabía que debajo de aquellas ropas elegantes y discretas había un volcán a punto de explotar, me lo demostró sutilmente rozándome los labios por los míos.

                                      Iba a preguntar por Elena pero ya se había percatado de mi llegada y venía hacia mí con una amplia sonrisa, la chica dudó si darme dos besos como Rosa o uno o incluso la mano pero le facilité la tarea y la besé yo a ella, me gustó el detalle de que sus besos no fueran las clásicas intenciones que no se llegan ni a tocar las mejillas, ella me besó en las mejillas pero con sus labios.

                                      Tuve que frenarla porque enseguida quería ponerme al día de las novedades que ocurrieron en los dos días que estuve afuera y quedó un poco desilusionada porque lo tenía todo preparado en una carpeta muy bien organizada.

                                      Luego pasé por el taller, me admiré del orden que reinaba, nada que ver a cuando yo estaba por allí, sonreí y Rosa que me seguía se notó satisfecha, pasé a la tienda de Bea, el ambiente era totalmente diferente a la de Rosa, con todas las luces encendidas las prendas la mayoría expuestas en maniquís, la música de ambiente mucho más actual y las clientes mucho más jóvenes.  

                                      Ella vestía del mismo modo, me gustó la táctica aunque no era así pero atraía con la naturalidad y el lenguaje de la juventud y pasaba de vender un vestido a completarlo con un bolso o zapatos a juego y si tenía oportunidad le enseñaba la lencería que teníamos de lo más atractiva y era raro si no terminaban con varias bolsas en las manos al salir a la calle.

                                      El saludo de Bea fue mucho más “escandaloso”, nada más verme dio un grito, vino corriendo sobre los tacones altos y me dio dos besos y un abrazo apretado que me estrujó los huesos, con la sonrisa preciosa me cautivó y me volví hacia las otras dos mujeres que me miraban contentas de tenerme de vuelta.

  • Hola a todas, no sabéis lo contento que estoy de estar de vuelta, sois mi familia y no lo digo por cumplir, os quiero como a mi familia del pueblo.
  • Y nosotras también, tenemos que contarte muchas cosas, hemos vendido mucho y…
  • Shiiit, no quiero saber nada de negocios, ahora no, os invito a cenar donde queráis, vosotras elegís, luego si queréis venís a mi casa y tranquilamente hablamos de lo que gustéis, bueno siempre que no tengáis otros planes…

 

                                      Noté en la cara de Rosa que su mejor plan era estar conmigo y a Bea no parecía tener ninguna cosa mejor que hacer pero Elena agachó la cabeza con cara triste.

  • ¿Qué te pasa Elena, es que tienes algún compromiso, si es así lo dejamos para otro día?
  • … No, no tengo nada, realmente no tengo adonde ir.
  • ¿Entonces, no te gusta nuestra compañía?
  • Sííí, claro que sí, es que nunca he estado en un sitio de categoría, tampoco voy bien vestida y la verdad… no sé comportarme con elegancia.
  • ¿Sólo es eso?, jajaja si es así lo arreglaremos pronto.  ¿Qué os parece si vamos a la Taberna del Gato Tuerto?, es un sitio ideal para comer muy bien sin ningún miramiento ni etiqueta.
  • A mi me encanta, nos vamos a poner como “vacas”, me han hablado de esa taberna, es de los mejores sitios para ir informales.
  • Yo no lo conozco pero seguro que me gustará, ¿y a ti Elena?
  • No lo sé pero si habéis cambiado los planes por mí me encantará seguro, gracias.

                                      Hablé con Rosa en su tienda hasta la hora de cerrar, le expliqué cómo había encontrado a Carlitos, me preguntó por mi familia y le conté todo (o casi) de mi estancia, se alegró mucho sobre todo de los progresos de mi hijo, me preguntó todo y con todo detalle, de si comía, si dormía bien, si hablaba, si andaba, en fin todo lo posible de preguntar, se notaba que le gustaban los niños.

                                      Me contó de una manera sucinta los progresos de Elena, entre ella y Bea le habían dado la confianza que le faltaba en las personas y se le notaba más feliz, se había vuelto más habladora y en cierta manera se había remozado bastante, no la dejé contarme más porque cerramos las tiendas y salimos hacia la taberna.

                                      Anticipándome había reservado mesa aunque un poco tarde porque era un sitio muy popular, la mesa que nos tenían reservada no era de las mejores, estaba en un altillo sobre las cabezas de todos, tuvimos que subir por una escalera de caracol de hierro imposible, las chicas sobre todo Rosa con su falda estrecha se las vio y se las deseó para poder subir hasta que se hartó y se la subió hasta los muslos, la clientela de la barra se dio cuenta y aplaudió agradecidos por las vistas.

                                      Era una mesa redonda con un asiento redondo a su alrededor, me dejaron al medio de todas pero Rosa le dejó a Elena su sitio lógico junto a mí y la chica se ruborizó al tenerme a su lado. Pedimos de todo, la jovencita era la que menos había frecuentado las comidas de bar y las demás la fueron orientado y ella se dejaba llevar, todo eran novedades y cuando trajeron la jarra de sangría le encantó, Bea le advirtió que fuera con cuidado porque aunque parecía “inofensiva” por lo fresca y dulce que estaba se podía subir a la cabeza.

                                      La advertencia no era en vano aunque a nosotros no nos venía de nuevas y cumplimos bien pero Elena quizá por falta de costumbre o por abusar un poco de más se le soltó la lengua y las manos, al tenerme al lado no paraba de reír y de ofrecerme con sus manos los mariscos pelados por ella, yo miraba a las mayores y ellas sonreía y callaban.

  • Me siento a gusto con vosotros, sois unas personas muy cariñosas porque no estoy acostumbrada a que tengan atenciones conmigo.
  • No digas eso Elena, tú te mereces esto y más.
  • Rosa y Bea  me están enseñando a ser una señorita, en el colegio sólo nos obligaban a obedecer sin rechistar.
  • No te preocupes por eso, aunque si te aconsejan las chicas seguro que aprenderás pronto y bien.

                                      A la chica le daba la risa “floja” y a cada rato se apoyaba en mi hombro riendo con ganas por cualquier cosa, yo miraba preocupado a las mayores, para ellas no era nada preocupante, la chica estaba descubriendo la felicidad de espíritu, se sentía liberada y por eso decía cosa que unos días antes se habría santiguado al oírlas.

  • Me siento como si flotara, noto mis piernas como me rozan una con la otra y siento calor en mis muslos, ¿a vosotras no os pasa lo mismo?
  • Jajaja, vaya ocurrencia Elena, aunque tengo que reconocer que sin tanta sangría como has bebido también tengo calor.
  • Jajaja, sí, tengo calor, me gustaría tener un vestido como los vuestros con esos escotes y esos zapatos altos, me gustaría tantas cosas…
  • No te preocupes, eres demasiado joven todavía pero llegará el día que tendrás todo eso que te gusta y verás que no tiene tanto valor, hay otras cosas mucho más importantes…
  • ¿Como cuáles?
  • Pues…no sé, la compañía de otra persona, el sentirse querida, deseada, adorada…
  • Me dais envidia, se os nota que todo eso ya lo tenéis vosotras.
  • Es cierto ya lo tenemos y con creces.
  • Me gustaría que me enseñarais a conseguirlo.

                                      Yo miraba con interés, parecía que ya había empezado la enseñanza de las chicas a Elena pero no quise hacer caso y una vez terminada la cena les propuse ir a mi casa para seguir hablando de proyectos de trabajo.

                                      Cuando llegamos las mayores demostraron que no era la primera vez que me visitaban y se quitaron los zapatos y las prendas que las agobiaban de calor, se pusieron cómodas y Elena se quedó plantada esperando instrucciones de sus “maestras”, éstas la invitaron a sentarse mientras yo preparaba unas bebidas, con Elena tenía un problema porque no sabía qué ofrecerle, ya iba un poco cargada y no quería que le sentara mal la bebida, era demasiado joven e inexperta.

                                      No obstante Bea se arrodilló frente a ella y le quitó los zapatos con tacón bajo que llevaba la chica, la falda que llevaba por debajo de la rodilla se la subió ligeramente por encima de ellas dándole un aspecto más “juvenil”, Rosa se despasó la blusa dejando a la vista la puntilla de encaje del sujetador que empujada por las tetas se deformaba hacia adelante, Bea con menos pecho no llevaba sujetador y eso no pasó inadvertido a Elena, cuando estuvo cerca de ella, le pasó la mano sobre un pecho con cierta adoración, luego lo hizo también por el suyo tratando sentir lo que pensaba que sentía Bea.

                                      Las chicas se sentaron a mi lado y sin darse cuenta me trataban como siempre, o sea con la máxima confianza, Elena las miraba con envidia, quería ser como ellas y no sabía cómo, según hablábamos de nuevos proyectos e ideas las dos me abrazaban celebrando las buenas ideas y Elena sentía impulso de hacerlo también pero se cortaba pues después de los abrazos veía que todo volvía a la normalidad, yo hacía esfuerzos por no ser más efusivo con Bea y Rosa en consideración a Elena y lo conseguía a duras penas, mis manos a veces se paseaban por las espaldas o más bien por debajo de la espalda de cualquiera de ellas y ellas ponían sus manos sobre mis muslos a veces demasiado cerca de mi polla.

                                      De pronto cuando estábamos eufóricos por las ventas del mes y nos abrazábamos Elena se levantó decidida y delante de todos se abrió el vestido y mostró la lencería que le había regalado Bea, su cuerpo juvenil adornado por la fina prenda me alborotó la sangre y tuve un impulso de abrazarla y comerle aquellas tetas mínimas blancas como la nieve, pero ella estaba decidida y no paró ahí, se quitó el sujetador dándome una visión completa de lo que yo ni siquiera me había imaginado, pero al quitarse las bragas mi corazón empezó a palpitar alocado, la cintura era estrecha y después se abrían unas caderas apenas anchas con un pubis grueso y poblado de una mata de vello negro tan liso como su melena.

                                      Sin zapatos y sin ropa parecía un ángel y cuando se acercó a mi parecía que levitaba, las dos mayores estaban tan admiradas como yo, no supe qué hacer ni cómo reaccionar, la vi venir con los brazos caídos con las tetas puntiagudas con unos pezones tan rosados que parecían transparentes, me rodeó con los brazos y pegó sus labios contra los míos , apretó los labios cerrados como lo hacen en las películas, no sabía besar pero mi polla estaba tan dura que se deslizaba por la pierna abajo, al sentir sus pezones clavarse en mi pecho intenté cogerla por la cintura y atraerla hacia mí pero no pude, me quedé con las manos abiertas como si temiera que me fuera a quemar con su contacto.

                                      Rosa comprendió lo que me pasaba, mi cabeza me decía que no aunque mi polla estaba loca por follar aquella criatura, tenía el cuerpo de mujer pero todavía no estaba preparada.

  • ¡Perfecto Elena, has aprendido todo lo que te enseñamos, lo has dejado noqueado, aunque casi te folla, se lo estuvo pensando!
  • Mmm, no me habría importado, me ha gustado besarle.
  • Está bien Elena puedes vestirte, nosotras le contaremos lo que hicimos en su ausencia.

                                      La chica desganadamente se vistió, la miraba cómo se volvía a poner sus bragas y su sujetador mínimo, vi cómo centraba sus tetas cuidadosamente en las copas y al final cuando cerró el vestido quedé desilusionado, hasta mi polla se desinfló como una rueda pinchada.

                                      Bea estuvo rápida y se puso delante de mi cubriéndome para que me “arreglara” la polla que descaradamente abultaba a media pierna, la noche acabó entre risas y bromas, las mujeres procuraron que no saliera el tema y cuando las devolví a sus casas volví a la mía con un mar de dudas.

                                      A partir de ese día Elena se mostraba más animada, casi actuaba como las demás, parecía que había cruzado la línea roja de la vergüenza crónica y estaba mucho más alegre y natural.  Le pregunté a Rosa por el cambio y me contó…

  • Comprendimos que la chica necesitaba un empujoncito y al día siguiente de marcharte al pueblo nos reunimos en mi casa con Bea, con la excusa de probarle unos vestidos fuimos de una forma muy sutil mostrándole que su actitud no correspondía con su edad, para que comprendiera lo que estábamos diciéndole Bea y yo tuvimos un ”acercamiento”, ya sabes, nos besamos y nos acariciamos y poco a poco la cosa se fue calentando, Elena vio con la naturalidad que nos tratábamos que quiso colaborar también, creo que fue su primer orgasmo.
  • ¿El primero?
  • Sí, hasta nosotras nos asombramos, se corrió como una loca, estaba desatada y gozó todo lo que una mujer puede gozar con otra.
  • Vaya con Elena, el caso es que la vi muy cariñosa conmigo en la cena.
  • Claro, sabe que todo lo que pasó entre nosotras está muy bien pero le falta lo principal y eres tú y tú polla claro, entre nosotras le contamos cómo la tienes y cómo la usas, al principio parecía desinteresada pero cuando se corría gritaba que quería tenerte adentro de su coño, fue espectacular el cambio.
  • Y yo que iba con todo el miramiento creyendo…
  • Y debes seguir así, que sea ella la que dé el primer paso, que sepa seducir, que sepa lo que cuesta conseguir una buena polla, las malas, van “tiradas” por ahí, jajaja.
  • Entonces… ¿me recomiendas que lleve el freno de mano echado?… ¡qué sacrificio me pides Rosa!, jajaja, porque la chica no parece estar nada mal.
  • Eso mismo quería decirte, no la subestimes porque engaña mucho y una vez desinhibida es una fiera en la cama, jajaja.
  • Vale, esperaremos a que la chica se lance, no es mi costumbre estar a la espera pero… todo sea por Elena.

                                      La ocasión no tardó en presentarse, quizá Rosa ”influyera” un poco pero una tarde a punto de cerrar vino al taller donde yo estaba terminando una falda y me dijo que se la probara, el caso es que la preparé y cuando ya estaba preparada en el mismo taller se quitó la suya y se dispuso a ponerse la nueva, los dos vimos a Elena que se asomaba por la puerta de la tienda y nos observaba, Rosa se quitó las bragas para ponerse un tanga para que no se le marcara en la falda estrecha y en el lapsus que estuvo sin bragas hizo lo posible para que Elena nos viera.

                                      Rosa me cogió la polla que sabía que estaba a punto nada más con verla y saber que éramos observados y la sacó, se arrodilló frente a mí y quiso chupármela pero yo la corté y le dije que fuéramos al probador, Elena ya tenía la mano debajo de su vestido e hizo una mueca de fastidio, nosotros no dejamos de mirarla y nos metimos en el probador poniendo el espejo para que se viera desde afuera, al momento, en la penumbra del almacén, la vimos aparecer, llevaba la falda de su vestido subida a la cintura y la mano claramente debajo de sus bragas, se le notaban los nudillos moverse.

                                      Rosa me soltó el cinturón y bajó los pantalones, quedé con el bóxer guardando la polla erecta, se colocó de forma que la chica tuviera visión de “palco” con suma lentitud fue bajando el bóxer, la mano de Elena aceleraba el “rasgueo de guitarra” y cuando por fin la polla saltó forzada por el elástico del bóxer exclamó un gemido.

                                      Nos volvimos los dos “sorprendidos”, ella asustada sacó la mano de entre las piernas, la tenía empapada pero la falda se le quedó pellizcada con las bragas por lo que se le notaba la mancha de humedad en ellas.  Rosa sin soltarme la polla la miró y la invitó con la mirada, la chica la miró incrédula y luego a mí pidiéndome excusas de antemano para salir disparada hacia nosotros como en una carrera de 100 metros lisos.

                                      Me hice él “vergonzoso” y al ver venir a Elena guardé la polla en el bóxer, mal guardada por cierto, porque el capullo asomaba por la cintura pero aún así se arrodilló como si fuera a confesarse y sin atreverse a tocar puso las manos abiertas frente a mí, miró para pedir opinión a Rosa pero ésta ya no estaba, por lo menos a la vista, era la primera vez que estaba sola ante un bulto que ansiaba tocar pero a la vez le daba miedo, pues era lo suficiente inteligente para saber que si lo tocaba ya no habría vuelta atrás.

                                      Tenía los pómulos sofocados y enrojecidos, respiraba acaloradamente, yo me retenía, quería que fuese ella la que cruzara la línea roja, para ella era importante y yo la verdad disfrutaba al ver sus miedos, al fin cerró los ojos y se lanzó a tumba abierta, alargó los brazos con las manos abiertas directas a la polla que la miraba tentadora pero a dos centímetros de ella se quedó congelada y me miró con lágrimas en sus grandes ojos.

  • No puedo hacerlo, toda mi vida soñando en éste momento y ahora no puedo, lo siento Carlos, no es culpa tuya.
  • No te preocupes Elena, te comprendo, te he decepcionado, seguro que te esperabas algo mejor, posiblemente Rosa y Bea han exagerado tanto que ahora he hecho el ridículo.
  • ¡Nooo!, de verdad Carlos, todo lo contrario, daría cualquier cosa para cogerlo como dice que lo hacen ellas pero nunca he tocado ninguna polla y menos  como ésta, mis compañeras del colegio me dijeron que era así (señaló con las dos manos un tamaño ridículo) pero esto… esto es demasiado, perdóname pero no puedo, (se echó a llorar).
  • ¡Qué pena de juventud!, no puedo ver llorar a una mujer, pero no se lo digas a nadie, si quieres te ayudaré, no lo hago con nadie pero tú te mereces todo.
  • Gracias Carlos pero no sé, me da miedo tu miembro.
  • Tranquila, déjame la mano.
  • ¿Puedo mirar?
  • Claro que sí pero bien pensado primero es mejor que cierres los ojos.
 

                                      La joven fue muy obediente, cerró los ojos tan fuerte que le hacían arrugas los parpados, al mismo tiempo alargó la mano, como broma se la cogí y le puse los dos dedos de la otra mano entre los suyos, dio un tirón retirando la mano que me asustó hasta a mí.

                                      Para quitar “hierro” a la situación me reí a carcajadas y ella también me acompañó y en medio de las risas le puse en la palma de la mano el capullo duro a estas alturas, cortó de golpe las risas y quedó con los ojos cerrados apretando la polla como si fuera invidente, me gustaba sentir aquella mano suave recorrer el tronco desde el capullo hasta los huevos y volver, al estar depilado conseguía apreciar toda su “grandeza” y sin poder evitarlo se relamía.

                                      Por su cuenta acercó la otra mano y entre las dos me acarició como si se fuera romper acompañando desde arriba abajo según iba tomando conciencia de lo que tenía entre las manos, su “exploración” se fue transformando en una caricia continua, la polla iba ganando dureza y lo apreciaba, por instinto descubrió que al rozar el frenillo la polla saltaba entre sus dedos, le gustó y repitió la caricia, la polla ya estaba en un estado que apuntaba hacia arriba, cariñosamente acercó la mejilla y la pasó como si fuera un peluche, le puse las manos en la cabeza, el pelo liso corto permitía guiarla sin errores y primero le acaricié las sienes y las orejas, ella inclinaba la cabeza mimosa y paseaba sin ningún recelo la polla por su cara, al pasar por sus labios la besó como lo hubiera hecho a un bebé, mi verga reaccionó dando un coletazo y se incrustó entre los labios cerrados, sólo acerque su cabeza hacia mí y sin abrir los ojos todavía sus labios cedieron a la presión y al momento noté el tacto de sus dientes, me costó un poco seguir adelante, sólo lo conseguí cuando notó el sabor del liquido pre seminal que goteaba, eso abrió la caja de Pandora porque sus labios se abrieron y sus ojos también, frente a ella estaba la tranca de punta hacia ella, me miró desde abajo y sin quitar sus ojos de los míos fue cediendo a la presión que hacía para que fuera tragando la verga, aunque tenía la boca muy grande no esperaba que se vería obligada a abrirla tanto y a mitad de glande me miró asustada.

  • ¡No puedo Carlos! Es demasiado gruesa.
  • Sosiégate, tú simplemente deja que entre en la boca, te aseguro que entrará y sin molestias  y cuando la tengas adentro no habrás saboreado un manjar más sabroso.

                                     

                                      Parece que la convencí porque volvió a meter el capullo donde lo había dejado, me gustó el detalle porque no quiso volver a empezar, ya estaba motivada y con ganas de probarla, los labios los fue abriendo pero los dientes no lo hicieron al mismo nivel, me hizo daño en el prepucio y al ver la expresión de dolor que hice comprendió el problema, a partir de entonces escondió los dientes para siempre.

                                      Cuando pasó el capullo noté cómo apretaba con la lengua y el paladar, a cada palpitación que tenía tragaba saliva y seguía engullendo, con la mirada me preguntaba si lo hacía bien y si seguía, yo la guiaba y cuando tenía arcadas dejaba de presionar, había momentos que le faltaba aire y entonces aflojaba la cabeza y respiraba, no tuve que explicarle lo que tenía que hacer, ella misma tragaba y sacaba, viendo que no le hacía falta ayuda la solté y su cabeza empezó a mamarme la polla como una profesional.

                                      Ella misma se motivaba y cada cabezada que daba apuraba un poco más y tragaba más profundamente, me estaba poniendo en un estado frenético pues su cabeza se movía con rapidez presionando con la lengua y el paladar, desesperado le dije que parara.

  • ¿Qué pasa Carlos, lo hago mal?
  • No por Dios, lo haces de maravilla pero estoy llegando al límite y no respondo, si quieres lo dejamos aquí.
  • No por favor, ahora que he perdido el miedo…
  • Pero yo no puedo aguantar más, estoy a punto de correrme ya.
  • ¿De verdad? Sólo un poco más y lo dejamos, ya se me ha pasado la angustia, nuca pensé que me cabría toda.
  • A ti te cabe toda y más que tuviera y por todos lados.
  • ¿Qué quieres decir Carlos?
  • Que cuando te la meta en el coño verás cómo entra lo mismo.
  • No esto no, es imposible, me romperás, en el colegio nos enseñaron que no debíamos meternos nada por ahí porque nos romperíamos una membrana que tenemos.
  • ¿Una membrana, quieres decir que todavía no te han desvirgado?
  • … No, no he estado con ningún chico antes que tú.
  • Ya me he dado cuenta, no me digas que eres virgen todavía, sólo me faltaba esto.
  • ¿Es que es malo?
  • No malo no es, al contrario pero es una responsabilidad muy grande, es mejor que lo dejemos donde estamos.
  • No por favor, yo tengo mucho miedo pero me fío de ti, no quiero que lo haga algún bruto sin modales…
  • ¡Joder Elena, me estás poniendo en un apuro, no estoy acostumbrado a esta situación, no quiero hacerte daño!
  • No me harás daño, inténtalo sólo un poco, te prometo que no me quejaré.
  • Te lo aviso, te haré daño, ya ves que tamaño tengo y eso duele.
  • No te preocupes, mete sólo la puntita y la sacas, me conformo con eso.
  • Madre Mía, no sé… pero vamos a ello, pero ya te lo advertí.

                                      Elena estaba más animada que yo, no me seducía la idea de desvirgarla, podía reaccionar mal y estropear la relación que teníamos pero me decidí al ver la mata de vello que cubría su coño, para ser tan lisa en todo el cuerpo tenía unos labios carnosos que escondían la gloria.

                                      Me senté en el taburete del probador, la veía en los espejos por todos lados y al fin y al cabo era una mujer y muy joven, tenía una piel sedosa y el rubor le marcaba las mejillas y el pecho, esperaba mis instrucciones y le dije que se sentara sobre mí, quería darle la opción de arrepentirse y levantarse y cuando estuvo pegada a mí de frente le dije que se fuera dejando caer, lo hizo con cara de terror y al notar el capullo ardiente en su vagina paró en seco.

                                      Pasé la mano entre sus labios todavía cerrados y encontré el clítoris un poco endurecido, le descubrí el pequeño prepucio con dos dedos y pareció que le daba una descarga eléctrica, cerró los ojos y se abrazó a mí, se mantuvo unos minutos de pie con la polla abriendo los labios menores y recibiendo las caricias en el clítoris y de pronto gritó algo ininteligible, se dejó caer contra todo pronóstico, noté la resistencia del himen y gritó esta vez de dolor pero estaba decidida y no hizo caso, dio dos o tres saltos más y al momento noté que estaba sentada sobre mis muslos.

                                      Sollozaba al lado de mi cuello, sus lágrimas me mojaban y sus lloros fueron transformándose de dolor a felicidad, se separó de mí y me besó en la boca, el beso no tuvo nada que ver con los anteriores, buscó mi lengua y la enroscó con la suya al mismo tiempo que empezaba a saltar sobre mí, no podía disimular las molestias que sentía pero al mismo tiempo iba cambiando de expresión y con los ojos en blanco gemía y jadeaba presionando mi verga con sus músculos vaginales.

                                      La sacudida que sintió de momento no la esperábamos, casi me rompe la polla cuando se dejó caer de golpe y ya no se levantó, clavada como estaba resistió las sacudidas del orgasmos brutal, era su primer orgasmo con un hombre dentro de ella y lo disfrutó hasta el final, gritaba que quería más, más polla, el lenguaje que le salía no era ni mucho menos el acostumbrado hasta entonces, ni ella se lo creía pero estaba desatada.

  • ¡Fóllame Carlos, fóllame cómo quieras, hazme tuya, soy toda tuya, quiero tu polla dentro de mí, la quiero TODA!

                                      Por el tronco primero y los huevos después se escurría la espuma de los flujos tintados de carmesí, la virginidad de Elena se escapaba entre los labios del coño y me bañaban a mí, no esperé a que cambiara de opinión y la levanté y le di la vuelta.

                                      Al sentarse de nuevo pero de espaldas a mí tuvo un momento de lucidez y gritó…

  • ¡Nooo, por ahí no, me vas a partir en dos, es imposible, no quiero, no quiero Carlos, por el culo noooo!

 

                                      La abracé como si tuviera tetas, crucé los brazos por delante de ella, si tuviera tetas se las habría apretado y pellizcado y amasado pero no pude, en compensación le cogí los pezones como garbanzos, duros y ásperos y los retorcí, gritó de dolor pero no fue nada al notar mi capullo en su culo, a mi lado tenía la crema y le puse el tubo en el culo y apreté con todas mis fuerzas, salió como un gusano de crema que rodeó su culo y lo encaré en el agujero y le rellené por adentro también, con lo que le sobró por afuera me lubriqué yo y solté el tubo y volví a abrazarme, tiré hacia mí y la polla entró hasta casi la mitad.

                                      En el almacén no se había escuchado un grito tan desgarrador nunca jamás pero el objetivo estaba cumplido o por lo menos a mitad, sin dejar de abrazarla acabé de sentarla sobre mis piernas incluso me eché hacia atrás para que tuviera más polla para meter, se la tragó toda, de momento los sollozos y las protestas se cortaron, no podía hablar, estaba empalada y creía que le salía por la boca.

                                      Yo mismo la fui levantando y la dejé en alto y fue bajando, ya no le dolía tanto y ella misma fue intentándolo, cada vez los sollozos fueron cambiando a gemidos y suspiros, después a jadeos y al fin y unas sacudidas que casi se me escapa de mi abrazo, se corrió entre mis brazos y ya no pude aguantar, me vacié en ella y le prolongué su corrida al notar mi leche caliente en sus entrañas.

                                      Cuando la levanté estaba agotada y se dejó caer sobre el sofá, quedó con la piernas colgando y los brazos sobre la cabeza, vi cómo le brillaba el vello del coño y me acerqué a ella, le separé las rodillas y se dejó hacer, cuando noté mi lengua entre sus labios del coño juntó las plantas de los pies y acabé de abrirle las piernas, le chupé el coño con avaricia, al centrarme en el clítoris, al momento saltaba otra vez, levantaba las caderas para que le besara por todos lados,  lamí los labios y el culo de paso y recibí otro orgasmo en mi boca, lo saboreé terminado con las mejillas empapadas.

                                      Quedó agotada, habían sido demasiadas emociones y sensaciones juntas, se había corrido muchas veces y todas ellas brutales, había probado los placeres de una polla muy “decente” y no quedó decepcionada, desnuda como estaba la cubrí con una tela para que no se enfriara.

                                      A mi espalda oí un rumor y por la puerta del almacén sentí más que vi a Rosa, todavía no se había puesto las bragas ni la falda, tenía la mano en el coño y le brillaban los dedos.   Me cogió de la mano y me llevó al taller, sobre la mesa de trabajo me esperó, primero sentada con las piernas colgando para que le comiera el coño y luego se echó hacia atrás y subió las piernas sobre su cuerpo, dejó frente a mí su culo y su coño a mi elección y no la defraudé.

                                      La conocía mucho y le hundí el coño hacia adentro con el grueso glande, los labios menores me acompañaron y hasta que volvió a salir la polla no vieron la luz, gemía suavemente, casi íntimamente pero saboreó mi polla igual que yo su coño, fue un orgasmo compartido y sin grandes gritos.  Rosa inclinó la cabeza a un lado y tras unos suspiros tembló de pies a cabeza, yo pegado a ella me clavé hasta que no pude darle más, cuando salí blando un reguero de semen y flujo manchó su culo.

                                      Quedó con las piernas abiertas y los pies apoyados en el canto de la mesa, yo me tuve que sentar para descansar, Elena nos miraba con los ojos entornados y sonriendo, cuando pudimos nos acercamos a ella y la besamos en la boca, ella lo agradeció devolviéndonos los besos dulcemente.

Continuará.

Agradezco si comentan y valoran según su opinión.

Gracias.

Mas de tauro47

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL. (18) Editado y corregido

Me hicieron creer que era afeminado. (46)

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL. (17) Editado y corregido

Me hicieron creer que era afeminado. (44)

Me hicieron creer que era afeminado. (45)

Me hicieron creer que era afeminado. (43)

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL. (16) Editado y corregido

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL. (15) Editado y corregido

Me hicieron creer que era afeminado. (42)

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL. (14) corregido y editado

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (16)

EL PACTO. (54) y FINAL

El pacto. (53)

13 - mis primas de la capital.

El pacto.

El pacto. (51)

El pacto. (50).

El pacto. (49).

Me hicieron creer que era afeminado. (41)

El pacto. (48).

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL. (12). Editado y corregid

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (15)

El pacto. (47).

El pacto. (46).

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL. (11) Editado y corregido

El pacto. (45).

Me hicieron creer que era afeminado. (40)

El pacto. (44).

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL. (10). Editado y corregid

El pacto. (43).

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL. (9). Editado y corregido

El pacto. (42).

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (14)

El pacto. (41).

El pacto. (40).

Me hicieron creer que era afeminado. (39)

El pacto. (39).

El pacto. (38).

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL. (8). Corregido y editado

El pacto. (37).

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL. (7). Editado y corregido

El pacto. (36)

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (13)

Mis primas de la capital. (6).

El pacto. (35).

El pacto. (34)

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL. (5) Editado y corregido.

El pacto. (33).

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (12)

Me hicieron creer que era afeminado. (37)

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL. (4). Editado y corregido

El pacto. (32)

Me hicieron creer que era afeminado. (36)

El pacto. (31)

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (11)

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL (3) Editado y corregido.

El pacto. (30)

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL (2) Edición corregida.

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (10)

Me hicieron creer que era afeminado. (35)

El pacto. (29)

El pacto. (28)

Me hicieron creer que era afeminado. (34)

El pacto. (27).

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL (1) Edición corregida

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (9)

El pacto. (26).

Me hicieron creer que era afeminado. (33)

El pacto. (25).

El pacto. (24).

Me hicieron creer que era afeminado. (32)

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (8)

El pacto. (23).

El pacto. (22).

Me hicieron creer que era afeminado. (31)

El pacto. (21).

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (7)

El pacto. (20).

El pacto. (19).

Me hicieron creer que era afeminado. (30)

El pacto. (18).

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (6)

El pacto. (17).

Me hicieron creer que era afeminado. (29)

El pacto. (16)

Me hicieron creer que era afeminado. (28)

El pacto. (15).

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (5)

El pacto. (14)

Me hicieron creer que era afeminado. (27)

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (4)

Me hicieron creer que era afeminado. (26)

El pacto. (13)

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (3)

Me hicieron creer que era afeminado. (25)

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (2)

El pacto. (12)

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (1)

Me hicieron creer que era afeminado. (24)

El pacto. (11)

El pacto. (10)

El pacto. (09)

Me hicieron creer que era afeminado. (23)

El pacto. (08)

Me hicieron creer que era afeminado. (22)

El pacto. (7)

Me hicieron creer que era afeminado. (21)

El pacto. (6)

Me hicieron creer que era afeminado. (20)

El pacto. (5)

El pacto.3

El pacto.(4)

El pacto (1)

El pacto. (2)

Me hicieron creer que era afeminado. (19)

Me hicieron creer que era afeminado. (18)

Me hicieron creer que era afeminado. (17)

Me hicieron creer que era afeminado. (16)

Me hicieron creer que era afeminado. (15)

Me hicieron creer que era afeminado. (14)

Me hicieron creer que era afeminado. (13)

Me hicieron creer que era afeminado. (12)

Me hicieron creer que era afeminado. (11)

Me hicieron creer que era afeminado. (10)

Me hicieron creer que era afeminado. (9)

Me hicieron creer que era afeminado. (8)

Me hicieron creer que era afeminado. (7)

Me hicieron creer que era afeminado. (6)

Me hicieron creer que era afeminado. (5)

Me hicieron creer que era afeminado. (4)

Me hicieron creer que era afeminado. (3)

Me hicieron creer que era afeminado. (2)

Me hicieron creer que era afeminado (1)

Viaje de un jubilado a La Argentina (50) FINAL

Viaje de un jubilado a La Argentina (49)

Viaje de un jubilado a La Argentina (48)

Viaje de un jubilado a La Argentina (47)

Viaje de un jubilado a La Argentina (46)

Viaje de un jubilado a La Argentina (45)

Viaje de un jubilado a La Argentina (44)

Viaje de un jubilado a La Argentina (43)

Viaje de un jubilado a La Argentina (42)

Cada vez me encanta más la Navidad

Mi vecina de ático y sus habilidades.

Viaje de un jubilado a La Argentina (41)

Viaje de un jubilado a La Argentina (40)

El divorcio de mis padres me hizo feliz

Viaje de un jubilado a La Argentina (39)

Viaje de un jubilado a La Argentina (38)

Viaje de un jubilado a La Argentina (37)

Viaje de un jubilado a La Argentina (36)

Viaje de un jubilado a La Argentina (35)

Viaje de un jubilado a La Argentina (34) completo

Viaje de un jubilado a La Argentina (34)

Una Nochebuena especial

Viaje de un jubilado a La Argentina (33)

Viaje de un jubilado a La Argentina (32)

Viaje de un jubilado a La Argentina (31)

Viaje de un jubilado a La Argentina (30)

Viaje de un jubilado a La Argentina (29)

Viaje de un jubilado a La Argentina (28)

La conversión de mi hijo Eduardo

Viaje de un jubilado a La Argentina (27)

Viaje de un jubilado a La Argentina (26)

Viaje de un jubilado a La Argentina (24)

Viaje de un jubilado a La Argentina (25)

Viaje de un jubilado a La Argentina (22)

Viaje de un jubilado a La Argentina (23)

Viaje de un jubilado a La Argentina (21)

Viaje de un jubilado a La Argentina (19)

Viaje de un jubilado a La Argentina (20)

Viaje de un jubilado a La Argentina (17)

Viaje de un jubilado a La Argentina (18)

Viaje de un jubilado a La Argentina (16)

Viaje de un jubilado a La Argentina (14)

Viaje de un jubilado a La Argentina (15)

Viaje de un jubilado a La Argentina (13)

Viaje de un jubilado a La Argentina (12)

Viaje de un jubilado a La Argentina (11)

Viaje de un jubilado a La Argentina (10)

Viaje de un jubilado a La Argentina (9)

Viaje de un jubilado a La Argentina (8)

Viaje de un jubilado a La Argentina (7)

Viaje de un jubilado a La Argentina (6)

Viaje de un jubilado a La Argentina (5)

Viaje de un jubilado a La Argentina (4)

Viaje de un jubilado a Argentina (3)

Viaje de un jubilado a Argentina (2)

Viaje de un jubilado a Argentina (1)

Mis primas de la capital (30) y FINAL

Mis primas de la capital (29)

Mis primas de la capital (28)

Mi timidez y mis tías (50) y FINAL

Mi timidez y mis tías (49)

Mi timidez y mis tías (48)

Mi timidez y mis tías (47)

Mis primas de la capital (27)Estaba muy agradecido

Mi timidez y mis tías (46)

Mis primas de la capital (26)

Mis primas de la capital (25)

Mi timidez y mis tías (45)

Mis primas de la capital (24)

Mi timidez y mis tías (44)

Mi timidez y mis tías (43)

Mis primas de la capital (23)

Mis primas de la capital (22)

Mi timidez y mis tías (42)

El tío Culebra me quitó el miedo a los reptiles 1

El tío culebra me quitó el miedo. (2)

Mi timidez y mis tías (41)

Mis primas de la capital (21)

Un jubilado en el cine

Mi timidez y mis tías (40)

Mis primas de la capital (20)

Un pastor en el camino de Santiago

Mis primas de la capital (19)

Mi timidez y mis tías (39)

Memorias de un abuelo (2)

Mi timidez y mis tías (38)

Memorias de un abuelo (1)

Mi timidez y mis tías (37)

Mi timidez y mis tías (36)

Mi timidez y mis tías (35)

Mi timidez y mis tías (349

Mis timidez y mis tías (33)

Mi timidez y mis tías (32)

Mi timidez y mis tías (31)

Mi timidez y mis tías (30)

Mi timidez y mis tías (29)

Mi timidez y mis tías (28)

Mi timidez y mis tías (27)

Mis primas de la capital (18)

Mi timidez y mis tías (26)

Mi timidez y mis tías (25)

Mi timidez y mis tías (24)

Mi timidez y mis tías (23)

Mi timidez y mis tías (22)

Mi timidez y mis tías (21)

Mi timidez y mis tías (20)

Mi timidez y mis tías (19)

Mi timidez y mis tías (18)

Mis primas de la capital (17)

Mitimidez y mis tías (17)

Mi timidez y mis tías (16)

Mis primas de la capital (16)

Mi timidez y mis tías (15)

Mis primas de la capital (15)

Mi timidez y mis tías (14)

Mis primas de la capital (15)

Mi timidez y mis tías (13)

Mi timidez y mis tías 12

Mis primas de la capital 14

Mi timidez y mis tías 11

Mi timidez y mis tías 10

Mi timidez y mis tías 9

Mi timidez y mis tías 8

Mi timidez y mis tías 7

Mi timidez y mis tías 6

Mi timidez y mis tías 5

Mi timidez y mis tías 4

Mi timidez y mis tías (3)

Mi timidez y mis tías 2

Mi timidez y mis tías 1

Mi coño conquistó New York. (2)

Mis primas de la capital (13)

Mi coño conquistó New York.Cuando decidí labrarme

Para un concierto lo mejor es un trío… o más (3)

Para un concierto lo mejor es un trío… o más (2)

Mis primas de la capital (11)

Mis primas de la capital (12)

Mellizos y gemelas, de gavilán a paloma.

Mis primas de la capitál (10)

Para un concierto lo mejor es un trío, o más.

Mi ahijado, su hermano y su madre

Mi ahijado, su hermano y su madre

Mis tetas decidieron mi destino por mí.

Entre mi padre y mi tía me quitaron mis complejos.

Mis primas de la capital (9)

Mis primas de la capital (8)

Ayudando a mi mamá

Mis primas de la capitál (7)

Mis primas de la capital (6)

Mis primas de la capital (4)

Mis primas de la capital (5)

Mis primas de la capital (3)

Mis primas de la capital (2)

Mis primas de la capital

Dos que valen por tres.

Al conocer mi adopción encontré la felicidad

El chat me ayudó con mi sobrina (Continuación 2)

El chat me ayudó con mi sobrina (continuación)

Mi gran desgracia mi polla Final

Mi gran desgracia mi polla continuación

Mi padre y mi tio tienen los mismos gustos

He tenido mas corridas que km. en mi carrera

Mi gran desgracia .. mi polla

Me casé con una miss

Me gusta ser chófer (TOMO II)

Me gusta ser chófer (TOMO I)

Bienvenida mi jubilación

Tengo una familia atipica pero con mucha memoriT

Bienvenida mi jubilacion tomo 2

Mi primer viaje en avión

Desde el balnerario con amor

El chat me ayudo con mi sobrina