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Me hicieron creer que era afeminado. (43)

en Amor filial

                                     

Cuando salimos del taller a la tienda Bea que había estado ausente en la “refriega” nos miró a todos uno por uno, Victoria, la secretaria se había recompuesto el vestido y el maquillaje y estaba perfecta, Rosa, después de ajustarse la ropa a la barriga y a las tetas hinchadas también estaba perfecta, no digamos de Margaret, se había pasado casi media hora ante los espejos del probador disimulando cualquier arruga de la cara antes de salir, el fallo fue de Elena, nada más verla subir del almacén Bea ya la había “calado”.

La sonrisa inconfundible que hacía Elena cuando acababa de correrse la denunciaba, ella se la conocía de memoria a la dependienta y más cuando se fijó que llevaba la blusa de licra puesta al revés, inmediatamente su mirada se posó sobre mí bragueta, después de aquella batalla la polla estaba derrotada pero no podía disimular que cuando andaba el bulto iba de un lado a otro sin fuerza alguna y esa flacidez también la reconocía Bea porque la había dejado muchas veces en esas condiciones.

No obstante no dio muestras de que se había percatado y enseguida se interesó por Rosa, mi mujer aunque impoluta respecto a su atuendo no andaba erguida como de costumbre, la postura del 69 con Victoria la había cansado pues ésta no se contentó en correrse sino que quiso intentar “sufrir” otro orgasmo y Rosa se lo provocó a costa de agotarse.

Yo no me hubiera atrevido pero Rosa con mucha discreción le pidió a Victoria un adelanto de dinero por los vestidos con la excusa de que las fábricas exigían un anticipo para aquella tela tan exclusiva, cuando despedimos a las damas y las acompañé hasta el coche que esperaba con las puertas abiertas volví a la tienda y lo primero que vi fue el cheque que Rosa me puso delante de los ojos, era una procesión de ceros y en dólares, casi habían pagado todos los vestidos y el porte para mandarlos a Londres.

Esa noche las invité a cenar, Elena fue a casa a cambiarse de ropa y cuando volvió no la conocíamos, había estrenado un atuendo que le vendió Bea para una boda que tenía próxima y al preguntarle por qué la estrenaba esa noche dijo.

Creo que vosotros os merecéis más que nadie que me arregle, el vestido es precioso pero sobre todo estoy contenta porque todo ha salido bien.
Bien no, muy bien Elena y todo gracias a ti, esta noche será en tu honor.

Todas la besaron en las mejillas con cuidado de no estropearle el vestido largo de seda negra, en cambio a mí se me abalanzó y delante de mi mujer y Bea me rodeó el cuello y me estampó un beso en la boca que pareció eterno, giraba la cabeza para esquivar las narices y seguir metiendo la lengua hasta lamerme todo el paladar, no sólo eso sino que a la vez se enroscaba en mi cuerpo con sus piernas pegándose a mi sin temor a arrugarse el vestido.
Las dos compañeras aplaudían mientras me besaba y tuve que abrazarla para no perder el equilibrio, le puse una mano en la espalda y la otra también, bueno, realmente fue en el culo.

Ni la de la espalda ni la del culo notaron ninguna prenda debajo del vestido, me había fijado en el generoso escote de pico pero como siempre se le veía un rosario de costillas no le di demasiada importancia pero al notar las vertebras y las nalgas completamente sueltas la polla reaccionó y Elena al notarla se pegó todavía más a mi frotando su pubis con mi verga.

En la cena todo fueron bromas y risas, las llevé a un buen restaurante y nada más vernos el maître nos guió a un comedor reservado que ofrecía más discreción, la reina de la noche indudablemente era Elena y todos los agasajos fueron para ella, las compañeras le dedicaban toda clase de elogios y no sólo de palabra sino que le admiraban el precioso vestido (diseño mío) que Bea eligió para ella.

Rosa me miró y me sorprendió encandilado mirándola, realmente estaba bella, la compañera más joven le había enseñado a sacar el mayor partido a su cara de por si bonita y había sido buena alumna.

El vestido tenía además de un escote vertiginoso (aunque no tenía nada que enseñar) unos tirantes muy finos que en cualquier movimiento quedaban flojos y se le caían de los hombros. Rosa me miraba y sonreía, Bea miró a Rosa y supo qué pensaba, se pusieron de acuerdo rápidamente, acababa de salir el camarero con el último postre y no pedimos cafés.

Las dos se levantaron y rodearon a Elena que estaba a mi lado, Rosa le cedió su puesto galantemente, Bea, de una vez, le bajó los dos tirantes quedando el vestido plegado en el estómago de Elena, ella se sorprendió e intentó cubrirse pero Rosa con una copa de champan le roció los pezones.

El frío del líquido y la situación tan imprevista hicieron que los dos bultitos salieran disparados multiplicando su tamaño por diez, al mismo tiempo entre mi mujer y Bea la cogieron de los codos y la levantaron dejándola frente a mí que estaba sentado.

Fue un momento mágico, Elena me miró y me rodeó la cabeza con los dos brazos, en la cara me dejó marcados los pezones negros y duros, no vi las manos de Bea ni de Rosa abrirme la bragueta porque tenía los ojos llenos de Elena con sabor a champan pero al momento sentí que la polla se desplegaba como un metro flexible.

Las chicas cogieron de la orilla el vestido de gala de Elena, lo levantaron a la altura de su cintura y la encaminaron hacia mí, sólo tuvo que separar las piernas cuando iba acercándose y sentarse sobre mi regazo, las damas dejaron caer la falda sobre nuestras piernas y bajó el telón como en un teatro pero la función seguía por dentro, mi polla se había clavado en el coño depilado de Elena, tuvo buen acierto en no ponerse bragas aunque con lo dura que tenía la polla las hubiera incrustado en su vagina con mi capullo.

Las dos corrieron sus sillas a nuestro lado y se ocuparon de que los pezones de Elena no volvieran a su relax, con sus lamidas y mordiscos los tuvieron endurecidos mientras ella movía el culo haciendo círculos y paseando mi polla por todo su coño. La chiquilla se corrió entre convulsiones, las compañeras la sujetaron para que no se le saliera la polla y yo la besé en la boca comiéndole los labios.

Cuando la levantaron (porque ella no pudo hacerlo sola) me dejó una mancha de flujo blanco en el pantalón, con la polla asomada a la bragueta la había follado tan dulcemente que no resistió mucho, ahora era Bea la que quería probarla y se sentó de espaldas a mí, se dejó caer con las bragas bajadas a los tobillos, la sujeté de las tetas y saltó lo que quiso hasta que le llegó su orgasmo, a su vez estuvo lamiendo las tetas a mi mujer que quedó de pie frente a ella, se había abierto la camisa y bajado las copas del sujetador.

Las tenía mojadas de saliva cuando Bea se levantó y le dejó sitio, no quise que se fatigara al estar de pie y le cedí la silla, se sentó y me acerqué a ella, con las dos manos separó el par de tetas casi lactantes y abrazó mi polla que le apuntaba, ahora fui yo quien no pudo aguantar mucho, cuando salía de entre ellas la lamía y volvía a desaparecer, me corrí llenándole el canalillo de semen hasta el cuello.

Cuando volvió el camarero a traer la cuenta ya estábamos sentados comentando la visita de la actriz…

Al llegar a casa fuimos directamente a la cama, Rosa buscó en mi pijama hasta encontrarme la polla lacia.

Perdona Rosa, hoy te ha tocado la peor parte, las demás se han corrido pero tú…
Es igual a mi me basta verte feliz y creo que lo has sido, has hecho un buen negocio, las clientas se han ido “contentas” y las chicas también, me conformo con abrazarte, tenerte a mi lado tan tibio y cariñoso, me gusta pasar la mano por la polla aunque esté dormida, me hace feliz, es una sensación de íntimo cariño.
Me tienes enamorado y cada día que pasa más, te prometo que mañana tendrás un despertar feliz
¿Más feliz?
Ya me entiendes, jajaja.
Por la mañana quise agasajar a mi mujer y madrugué más que ella, cuando me senté a su lado en la cama con la bandeja del desayuno abrió los ojos sin poder creer lo que veía, debajo de la bandeja asomaba el capullo que la golpeaba dando cabezazos.

Quiso alcanzarla con la boca pero no la dejé, insistí para que se sentara y le puse la bandeja sobre su vientre, quedé mirándola feliz pero se me ocurrió escurrirme hacia abajo y entrelazar mis piernas con las suyas, en una tijera perfecta le metí la polla y estuvimos follando lentamente mientras ella desayunaba.

Tuvo que hacer una pausa cuando se cogió a los lados de la bandeja para que no cayera todo por la cama porque el orgasmo que le llegaba era incontrolable, le acaricié el clítoris a la vez que me apretaba a su coño y me corrí a la vez que ella, en la bandeja apenas se derramó leche de la lechera pero el coño de Rosa rebosaba de nata.

Cuando tuve los vestidos de Margaret acabados le envié una fotografía, como detalle los puse en unos figurines y entre ellos asomaba Elena desnuda, se cubría un pezón con una manga y dejaba al descubierto el otro que previamente habíamos frotado con un cubito de hielo, en principio pensé en enseñarle algo más de piel pero creí que era suficiente, sobre todo por si la enseñaba a alguien más como seguramente haría.

La respuesta fue inmediata, llamó al momento de recibirla y quiso hablar con Elena, le dijo que era encantadora y que todavía tenía en los labios la sensación de sus pezones, le deseó lo mejor y le prometió un detalle. Luego me pasó el teléfono y me dijo que le encantaban los vestidos, que tenía una clienta fija y que hablaría de mí en todos lados.

Al momento se puso al teléfono Victoria, su voz melosa hizo que se me pusiera la piel de gallina sobre todo cuando me dijo que añoraba mi polla, luego me informó que mandaba un cheque con el resto de la factura y otro para Elena para que se comprara lo que más le gustara, a Rosa y Bea les mandaría unos frascos del perfume que ella representaba.

Estuvimos pendientes de las revistas del “corazón” y en ellas salió un reportaje pormenorizado del acto de presentación de la película de Margaret, me sentí muy orgulloso cuando la crítica alababa su vestido y decía mi nombre porque ella se ocupó de correr la voz por todo el local.

La tripa de Rosa iba en aumento, llevaba los controles médicos minuciosos porque yo estaba sobre ella y las demás se ocupaban de recordárselo, de mi casa llegaban noticias de mi familia, mi madre a ratos llorosa y a ratos reía con mi hijo Carlitos, se estaba criando muy bien bajo los cuidados de Teresa y su tía Julia.

Mi tía Julia cuando se ponía al teléfono era un vendaval, a la ilusión de ser abuela, las atenciones a su hija preñada por mí se unían las ganas de tenerme en su cama, la verdad es que tenía “algo” que me producía unas erecciones cuando la escuchaba que no me pasaba con casi nadie.

Mi prima también engordaba y me contaba que las tetas ya las tenía más gordas que su madre, como ya sabía las tenía separadas y cónicas y tan tirantes que le brillaba la piel, para más dato me dijo que los pezones se le agrandaban exageradamente. El resultado fue que tuve que arreglarme la polla cuando colgaba el teléfono.

Estábamos invitados a la Semana de la Moda de Paris y nos preparamos concienzudamente, las modelos las seleccionaron entre Inés y sus hermanas como siempre, me aseguré de que las reservas no nos jugaran otra mala pasada aunque no me importaría volver a casa del matrimonio francés.

En un momento toda la preparación se paralizó, recibí una llamada desde un estamento superior, al principio no especificaron nada porque era a través de un ministerio, alguien como un Subsecretario o algo parecido quería verme urgente, cuando fui al despacho la secretaria me acompañó ante el personaje de la inmensidad de cargos, no lo conocía y fue lo que más me gustó.

Me explicó que él era un “intermediario” visible pero tenía un encargo de una persona muy poderosa pero de otro “ámbito”… cuando me dijo esto se santiguó, quedé sorprendido porque el signo no venía a cuento, eso creí yo pero, según íbamos hablando, iba insinuando que era un tema delicado.

Pidió café a la secretaria que al servirlo en mi taza me enseñó la lencería azul oscura que llevaba, tuvo que preguntarme dos veces si prefería azúcar o sacarina porque quedé ensimismado pero como regalo cuando se volvió para servir al político me encaró su culo que enfundado en un falda estrecha de ejecutiva marcaba el hilo de la tanga que llevaba.

El caballero desde el otro lado de la mesa, levantando las cejas, me señaló a la secretaria cuando salía, no me cuadró con el santiguarse pero no dije nada, poco a poco iba desgranando con sumo cuidado de que tenía un amigo de un amigo que era miembro de una orden poderosa pero que tenía un asunto delicado, quería casar a una hija pero era bastante díscola y no se plegaba a los requerimiento conservadores de la orden.

Yo no entendía a que demonios encajaba yo ahí pero me fue aclarando que la chica en cuestión era muy joven y no quería casarse en una ceremonia religiosa. Querían que el atractivo de un vestido de novia mío la convenciera, rápidamente y como aliciente me comentó que el problema “dinero” no existiría, eso ya me gustó más y sin comprometerme demasiado acepté.

Por supuesto no fui a casa de la familia pues era tabú pero quedé citado con una señorita de compañía y con ella en un apartamento bastante alejado y discreto, Rosa se ofreció a acompañarme pero cuando íbamos a salir sintió unas patadas en la barriga que la hicieron pensárselo mejor y quedarse.

El apartamento estaba en un edifico altísimo y aunque estaba perfectamente amueblado se notaba que no lo habitaban, olía a cerrado aunque lo habían abierto y perfumado.

Me abrió la acompañante y me miró con desconfianza aunque mis posturas y el manoteo la tranquilizaron, iba vestida muy adustamente, si la hubiera visto por la calle habría pensado en una monja sin el hábito tradicional, era seria y demasiado formal, me acompañó a la salita adonde estaba la futura novia, estaba mirando por la ventana ensimismada en sus pensamientos pero cuando se volvió a mi quedé asombrado.

La luz a su espalda le hacía un halo brillante que rodeaba su cuerpo, apenas la podía distinguir aunque se notaba que era elegante pero cuando pude ver su cara tuve que tragar saliva, sus ojos…, sus ojos me encandilaron, dos focos verde intenso me miraron, al principio, indiferentes pero al ver mi expresión fueron cambiando a divertidos.

Su boca con unos labios finos pero perfectamente alineados me sonreían abiertamente, yo no sabía cómo poner las manos ni adonde por lo que opté por meterlas en los bolsillos, ese fue mi error porque sus ojos bajaron a mi pantalón y lo que marcaba no era normal, a la parte izquierda y bajando por la pierna se adivinaba la forma tubular de la polla que seguía y seguía sin control.

Su sonrisa se acrecentaba divertida, la señorita de compañía al verme tan nervioso y amanerado se relajó porque no había visto desde su sitio la verga que crecía en mi pantalón, con una excusa tonta y con ganas de salir de allí y tener un rato de asueto lejos de la disciplina de la familia se excusó para salir un momento.

Hola soy Carlos, su modisto, me han encargado que le haga el vestido más primoroso que se haya visto para su boda.
Hola, yo soy Cari y disculpe si le digo que no tengo el más mínimo interés en que me haga “el vestido más primoroso que se haya visto”, no quiero casarme y menos así.
Bueno… eso son los nervios del momento, las dudas acucian el acercarse la fecha pero le aseguro que a todas las novias les ocurre lo mismo.
No sé a las demás pero a mí no me pasa, no quiero casarme, primero porque soy muy joven, luego porque no me gusta mi “novio” y después porque quiero vivir primero mi juventud, quiero disfrutar de la vida y luego cuando sea, ya pensaré si quiero casarme o no.
¡Bah! Eso lo dicen todas, pero imagine la iglesia llenas de flores, el novio de chaqué, los invitados, gente importante y famosa, el órgano sonando y el incienso dando un aspecto celestial a la luz de las vidrieras…
Por favor no me diga nada de eso, a usted se lo puedo decir claro… primero quiero hartarme a follar, quiero ser mujer, quiero que hagan correrme hasta desfallecer, sentirme libre, hacer lo que quiera cuando y donde quiera, todo eso que me cuenta está bien para algunas pero no para mí, he sido educada para estar de florero, esperando a que mi marido venga del banco de mi padre oliendo al perfume caro de la secretaria que seguramente le habrá regalado él cuando la follaba y luego me hará el honor de que le haga una mamada que no durará ni cinco minutos, se correrá en mi cara y se dormirá pensando en el polvo que le dará a la amante que le espera en un pisito en las afueras de la ciudad.
¡Uf! Parece que lo tiene claro, espero que no sea así.
Pues si es así, ya conozco a mi “novio”, lo enseñó mi padre y está bien aleccionado, mi función es esperar a que me desflore (porque todavía soy virgen) y que presuma con mis padres, mi madre se sentirá orgullosa de su virtuosa hija y mi padre de la buena educación que me pagó.
Mujer tampoco será para tanto.
Y para más, no querrá ni oír hablar de anticonceptivos, “lo que Dios quiera”, (claro, con sus amantes no) pero a mí me llenará de leche tantas veces que no pararé de parir, mi cuerpo está deseando disfrutar, sentir el placer, el notar a un hombre a mi lado que me deje abrazarlo de noche pasándole una pierna sobre la suyas y tocarle la polla de vez en cuando hasta ponérsela dura.
Eso es un sueño para cualquiera, para mí también, claro.
Pero para usted es diferente, el tacto de una piel masculina por otro hombre a lo mejor… Pero la de una mujer como yo con veinte años recién cumplidos…
La polla ya no se conformaba en alargarse, estaba engordando y queriendo levantar cabeza por lo menos a 90º por lo que tuve que cortar la conversación aunque me encantaba oír las confidencias de la joven.

Me gusta oírle contar sus deseos, yo también pienso igual aunque no pueda decirlo en alto y menos a una clienta pero tiene toda la razón aunque a veces no podamos ir contra el destino.
Me pregunto por qué no, al principio usted me ha confundido y no se enfade si se lo digo, creí que era… diferente pero al fijarme en su “reacción” debajo del pantalón me anima a proponerle que me ayude, necesito por lo menos tener la libertad de elegir, conocer lo uno y lo otro, lo que me espera ya lo sé pero lo que no he probado todavía…
¿Se refiere a esto?
Ya no podía más cuando solté el cinturón y bajé la cremallera, aún debajo del bóxer la polla se enderezó casi en horizontal y la chica se arrodilló frente a mí como adorándola, la dejé que eligiera, no quería influir de ninguna manera en su elección pero ella eligió lo desconocido, tiró del elástico de la cintura y la verga saltó ante sus ojos.

El instinto hizo que acercara la cara y con la polla se acariciara la mejilla, el prepucio todavía no había descubierto todo el capullo y lo hizo ella, sus grandes y verdes ojos se iluminaron y lentamente acercó la punta a su nariz, aspiró profundamente, el olor a macho la embriagó y sin pensarlo abrió la boca y se tragó el glande.

Se notaba que era su primera vez porque casi se atraganta, no había probado una polla como la mía ni de ninguna otra persona pero no le importó, se repuso enseguida y cuando cogió los huevos con las dos manos aspiró y no dejó de tragar hasta que le lloraron los ojos.

Su melena lacia, de color castaño claro, rozaba mis muslos y la retiré para ver su cara, sus ojos me miraron fijamente haciéndome saber que le gustaba lo que estaba haciendo, noté como presionaba con la lengua contra el paladar y lamía el frenillo causándome una excitación imposible de resistir.

Me habría gustado llenarle la garganta de leche pero no quise mancharle el caro vestido que llevaba, la cogí de los codos y la levanté, era más alta que yo y mucho más joven pero no miraba el aspecto, cualquiera hubiera puesto pegas a mí persona pero ella buscaba a Carlos y lo tenía delante.

Con la mirada busqué y localicé un sofá, me senté dejando la polla vertical, Cari tiró de los camales hasta sacarlos y tiró de su vestido de marca hasta sacarlo por la cabeza, nunca sospeché que tuviera un cuerpo como aquél, me dio rabia el saber que su “novio lo iba a estrenar” y ni la dejé quitarse la bragas de encaje, le cogí las manos y la atraje hacia mí.

Sabía por instinto lo que debía hacer y separó las piernas a cada lado de las mías, se sentó mirándome a los ojos, temía el dolor e íntimamente la doctrina que había recibido pero sus ganas eran más poderosas y puso sus manos sobre mis hombros.

Lamí dos dedos y llenos de saliva los pasé desde los labios menores al clítoris de su coño abierto, estaba depilada aunque había dejado el vello un poco raso, se le marcaba el triángulo y en el centro apoyé la polla, se sentó casi de un tirón, hizo una pausa al principio cuando notó una leve resistencia pero no fue motivo para hacer un alto en el camino y se clavó la polla entera.

El gemido de libertad que se le escapó debió oírse en todo el edificio y me abrazó estrechándome contra su pecho, sus breves tetas debajo del primoroso sujetador se endurecieron y no quise privarla del tacto soltándole el cierre de la prenda lencera, las tetas quedaron libres, no eran tan pequeñas como parecían y eran deliciosas, se hizo hacia atrás para que las besara y me permití lamerlas y chuparlas sin pedir permiso.

No hizo falta tal permiso, me las ponía delante cambiándolas para que repartiera mis caricias por las dos. Le dije que se moviera, no había follado nunca, no quise hacerle daño la primera vez y separé las piernas para que ella se suministrara la cantidad que mejor le apeteciera, lo comprendió inmediatamente y unas veces frotaba el capullo a la entrada misma de la vagina o se hundía hasta que la matriz se deformaba ante el empuje del falo.

La chica con la cabeza hacia atrás, sentía cada roce de mi polla en los pliegues de su coño, me encantaba hacerle feliz y quise que lo fuera del todo, posiblemente no tendría otra ocasión de sentir esa libertad.

Con dos dedos froté el clítoris, le dio un calambre que recorrió su espalda y volvió a abrazarme, mi mano le sujetaba las nalgas subiéndola y bajándola a un ritmo regular, hasta que mis dedos se encontraron entre ellos, imaginé que había algo que debía explorar o por lo menos intentarlo y rocé con las yemas el orifico liso todavía y seguramente rosado.

Dio un respingo pero la suavidad de mis dedos la hizo confiar, intuía que no quería nada malo para ella y se relajó. Mi dedo acudió hasta la vagina por donde entraba y salía la polla mojada y se lubricó, el culo lo agradeció, ya no se cerraba a mi intento y un dedo, el más fino entró hasta la primera falange.

Cuando, pegándose para que llegara mejor, se apretó todavía más a mí, metí otro dedo, el mayor, el que hundí hasta la palma de la mano, no podía llegar a más a no ser que metiera dos en lugar de uno y así lo hice.

Al comprender que tenía dos dedos en el culo buscó mi boca y me besó, la dulzura de sus labios me aumentaron la polla en todo los sentidos, lo notó en su interior y le gustó, por eso me volvió a besar, había descubierto mi secreto, su boca parecía de merengue de tan suave y su coño era tan delicado y estrecho que entraba justo lo que necesitaba.

No me avisó pero lo noté en los espasmos que tuvo, en el coño y en el culo sentía las vibraciones que le llegaban hasta las piernas, temblaba como una hoja en otoño soportando con gemidos abrazada a mí cuello. Fue un orgasmo dulce pero intenso, posiblemente el más intenso que había tenido aunque cuando se masturbaba también los tendría fuertes.

Quedó desmadejada entre mis brazos, temí que volviera la acompañante y nos viera cómo estábamos e intenté separarla un poco pero acercó su boca a mí oreja y me dijo suavemente…

Carlos, aún no te has corrido y mi culo te espera.
No dijimos más, se levantó y ella misma apoyó las rodillas en el sillón y la cabeza en el respaldo, tenía un culo redondo, unas nalgas lisas sin fisuras ni arrugas, el coño se veía tan perfecto manando flujo que me sirvió de lubricante.

Cari no quisiera hacerte daño pero si lo hago dímelo y lo dejamos.
No te preocupes Carlos, prueba, procuraré aguantar hasta que pueda.
No le dolió o por lo menos no se quejó, al principio rehuía al empujar hasta que el capullo en forma de fresón entró, después de un suspiro profundo soltó sus nalgas y puso las manos cogiéndose la nuca con la cabeza apoyada en el asiento.

La polla entró o más bien se deslizó hasta el fondo, tuve la habilidad o la suerte de seguir el camino del recto y suavemente llegué a pegar mis huevos en su coño.

Ya está Carlos, fóllame de verdad como sabes, sin miedo, quiero que me hagas sentir lo que es un hombre dentro de mí.
No tuvo que animarme más, me aferré a sus caderas y salí justo hasta la punta y volví a entrar como un expreso en un túnel, me hundí en ella hasta notar que gemía pero no de dolor sino de placer, los labios menores seguían manando jugos blancos y me mojaban los huevos pero ella me animaba a más.

Sigue Carlos, sigue, párteme el culo, me llenas toda, me siento mujer, me voy a correr por el culo, nunca lo habría soñado, siempre pensando en los tabús, entra y sal, mete y saca y córrete cuando quieras pero avísame para seguirte, quiero que lo hagamos juntos.
Y lo hicimos, entraba y salía a toda velocidad tus tetas colgaban apenas pero se movían como dos campanas de sacristía, el coño seguía manando jugo y en un momento quedé petrificado pegado a ella, le inyecté toda la leche que tenía, ella aguantó el empuje sujetándose para no caer, los espasmos la descoyuntaban pero yo la sujetaba de la cintura mientras le corrían gotas de sudor por el centro de la espalda hacia la nuca.

Caímos los dos de lado sobre el sofá, estuvimos quietos hasta que mi polla dijo adiós pero ella quiso terminar bien el día, se acercó a ella y con muchos mimos como si fuera un cachorrillo la lamió hasta que volvió a dar señales de vida, chupó y mamó de ella hasta que no pude avisarle, me corrí en su boca, noté como hinchaba los carrillos y estornudaba saliéndole leche hasta por la nariz, no sabía beber y tragar a la vez pero lo aprendió pronto, me enseñó la boca llena y al momento vacía y sonriente.

Nos vestimos sin ganas pero hacía mucho rato que se había ido la acompañante, volvimos a la toma de medidas perezosamente, cuando se abrió la puerta, la señorita de compañía se excusó toda colorada porque se había entretenido en una pastelería, era muy golosa y se había puesto fina de pasteles, se consideraba impropio de una señorita y lo aprovechó, cuando vio que le tomaba las medidas de pecho estuvo atenta y me dio un toque en la mano para que no me acercara demasiado al pecho de la niña.

En la acera nos despedimos, Cari me preguntó adonde tenía la tienda y le di una tarjeta, me dijo que no tuviera prisa en acabarlo pero sí en hacer las pruebas que hicieran falta, se lo juré por lo más grande y cada uno volvió a su casa.

Continuará.

Ruego que si les gustó valoren y comenten.

Gracias.

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Me hicieron creer que era afeminado. (12)

Me hicieron creer que era afeminado. (11)

Me hicieron creer que era afeminado. (10)

Me hicieron creer que era afeminado. (9)

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Me hicieron creer que era afeminado. (2)

Me hicieron creer que era afeminado (1)

Viaje de un jubilado a La Argentina (50) FINAL

Viaje de un jubilado a La Argentina (49)

Viaje de un jubilado a La Argentina (48)

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Viaje de un jubilado a La Argentina (45)

Viaje de un jubilado a La Argentina (44)

Viaje de un jubilado a La Argentina (43)

Viaje de un jubilado a La Argentina (42)

Cada vez me encanta más la Navidad

Mi vecina de ático y sus habilidades.

Viaje de un jubilado a La Argentina (41)

Viaje de un jubilado a La Argentina (40)

El divorcio de mis padres me hizo feliz

Viaje de un jubilado a La Argentina (39)

Viaje de un jubilado a La Argentina (38)

Viaje de un jubilado a La Argentina (37)

Viaje de un jubilado a La Argentina (36)

Viaje de un jubilado a La Argentina (35)

Viaje de un jubilado a La Argentina (34) completo

Viaje de un jubilado a La Argentina (34)

Una Nochebuena especial

Viaje de un jubilado a La Argentina (33)

Viaje de un jubilado a La Argentina (32)

Viaje de un jubilado a La Argentina (31)

Viaje de un jubilado a La Argentina (30)

Viaje de un jubilado a La Argentina (29)

Viaje de un jubilado a La Argentina (28)

La conversión de mi hijo Eduardo

Viaje de un jubilado a La Argentina (27)

Viaje de un jubilado a La Argentina (26)

Viaje de un jubilado a La Argentina (24)

Viaje de un jubilado a La Argentina (25)

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Viaje de un jubilado a Argentina (2)

Viaje de un jubilado a Argentina (1)

Mis primas de la capital (30) y FINAL

Mis primas de la capital (29)

Mis primas de la capital (28)

Mi timidez y mis tías (50) y FINAL

Mi timidez y mis tías (49)

Mi timidez y mis tías (48)

Mi timidez y mis tías (47)

Mis primas de la capital (27)Estaba muy agradecido

Mi timidez y mis tías (46)

Mis primas de la capital (26)

Mis primas de la capital (25)

Mi timidez y mis tías (45)

Mis primas de la capital (24)

Mi timidez y mis tías (44)

Mi timidez y mis tías (43)

Mis primas de la capital (23)

Mis primas de la capital (22)

Mi timidez y mis tías (42)

El tío Culebra me quitó el miedo a los reptiles 1

El tío culebra me quitó el miedo. (2)

Mi timidez y mis tías (41)

Mis primas de la capital (21)

Un jubilado en el cine

Mi timidez y mis tías (40)

Mis primas de la capital (20)

Un pastor en el camino de Santiago

Mis primas de la capital (19)

Mi timidez y mis tías (39)

Memorias de un abuelo (2)

Mi timidez y mis tías (38)

Memorias de un abuelo (1)

Mi timidez y mis tías (37)

Mi timidez y mis tías (36)

Mi timidez y mis tías (35)

Mi timidez y mis tías (349

Mis timidez y mis tías (33)

Mi timidez y mis tías (32)

Mi timidez y mis tías (31)

Mi timidez y mis tías (30)

Mi timidez y mis tías (29)

Mi timidez y mis tías (28)

Mi timidez y mis tías (27)

Mis primas de la capital (18)

Mi timidez y mis tías (26)

Mi timidez y mis tías (25)

Mi timidez y mis tías (24)

Mi timidez y mis tías (23)

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Mi timidez y mis tías (20)

Mi timidez y mis tías (19)

Mi timidez y mis tías (18)

Mis primas de la capital (17)

Mitimidez y mis tías (17)

Mi timidez y mis tías (16)

Mis primas de la capital (16)

Mi timidez y mis tías (15)

Mis primas de la capital (15)

Mi timidez y mis tías (14)

Mis primas de la capital (15)

Mi timidez y mis tías (13)

Mi timidez y mis tías 12

Mis primas de la capital 14

Mi timidez y mis tías 11

Mi timidez y mis tías 10

Mi timidez y mis tías 9

Mi timidez y mis tías 8

Mi timidez y mis tías 7

Mi timidez y mis tías 6

Mi timidez y mis tías 5

Mi timidez y mis tías 4

Mi timidez y mis tías (3)

Mi timidez y mis tías 2

Mi timidez y mis tías 1

Mi coño conquistó New York. (2)

Mis primas de la capital (13)

Mi coño conquistó New York.Cuando decidí labrarme

Para un concierto lo mejor es un trío… o más (3)

Para un concierto lo mejor es un trío… o más (2)

Mis primas de la capital (11)

Mis primas de la capital (12)

Mellizos y gemelas, de gavilán a paloma.

Mis primas de la capitál (10)

Para un concierto lo mejor es un trío, o más.

Mi ahijado, su hermano y su madre

Mi ahijado, su hermano y su madre

Mis tetas decidieron mi destino por mí.

Entre mi padre y mi tía me quitaron mis complejos.

Mis primas de la capital (9)

Mis primas de la capital (8)

Ayudando a mi mamá

Mis primas de la capitál (7)

Mis primas de la capital (6)

Mis primas de la capital (4)

Mis primas de la capital (5)

Mis primas de la capital (3)

Mis primas de la capital (2)

Mis primas de la capital

Dos que valen por tres.

Al conocer mi adopción encontré la felicidad

El chat me ayudó con mi sobrina (Continuación 2)

El chat me ayudó con mi sobrina (continuación)

Mi gran desgracia mi polla Final

Mi gran desgracia mi polla continuación

Mi padre y mi tio tienen los mismos gustos

He tenido mas corridas que km. en mi carrera

Mi gran desgracia .. mi polla

Me casé con una miss

Me gusta ser chófer (TOMO II)

Me gusta ser chófer (TOMO I)

Bienvenida mi jubilación

Tengo una familia atipica pero con mucha memoriT

Bienvenida mi jubilacion tomo 2

Mi primer viaje en avión

Desde el balnerario con amor

El chat me ayudo con mi sobrina