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Me hicieron creer que era afeminado. (29)

en Amor filial

                                      Iba abrazado por la cintura pasillo adelante entre Teresa y Julia, al llegar a la puerta de su habitación Teresa se detuvo esperando que entráramos con ella pero Julia tiró de nosotros y seguimos hacia la suya intentando también entrar pero a mí no me pareció adecuado, dimos la vuelta y las llevé a la habitación vacía de Antonia, se miraron extrañadas y con una expresión las convencí de que era lo lógico, quería darle un homenaje póstumo a mi abuela y nada más cerrar la puerta detrás de nosotros nos invadió su espíritu y nos transformó en dos mujeres y un hombre que querían sentirse felices y ofrecer este sentimiento a la persona que en realidad nos mantuvo unidos en todo momento.  Creo que mi abuela supo desde el primer día la relación que había entre las mujeres de la casa y yo pero con su psicología supo, primero enseñarme a mí y luego procurar que todos conviviéramos con un respeto y una complicidad perfecta.

                                      Nos sentimos liberados, sin ningún pudor ni escrúpulo absurdo, era la primera vez que se reunían las dos hermanas conmigo a la vez, con una o la otra compartimos cama muchas veces y ninguna de las dos mencionaron nada, incluso creí que estaban al tanto de las incursiones que hacía en la habitación de mis primas desde muy jóvenes pero nunca hubo reproches ni recelos.

                                      Teresa se sentó a un lado de la cama mullida de Antonia y Julia en la otra orilla, las dos sin mediar palabra se desvistieron con la tranquilidad de haberlo hecho toda la vida y cuando estuvieron desnudas subieron a la cama, dejaron el centro vacante y Teresa palpó entre las dos indicándome donde estaba mi sitio.

                                      No quise demostrar mi emoción, para mi representaba mucho aquella cama, en ella aprendí desde la (A hasta la Z) todo sobre el sexo, mi abuela sin apenas notarlo me enseñó cómo y qué hacer para tratar bien a una mujer y ahora tenía a dos esperándome desnudas.

                                      Al subir a la cama y buscar el centro salté sobre Teresa, me ayudó a pasar sobre ella hasta que me hundí en el colchón, Julia estaba vuelta de lado hacia mí cuando noté el contacto con su piel caliente y Teresa hizo lo mismo pero pronto se inclinó sobre mi pecho apoyando sus tetas redondas besándome la boca. ¡Qué diferente fue aquel beso al que me había dado en la mejilla cuando llegué de Madrid!, con éste sus labios se apretaron contra los míos desesperadamente buscando mi lengua con la suya, sobre mi pecho notaba los suyos aplastados pero haciendo cada vez más presión, notaba sus pezones que, por momentos, crecían.

                                      Julia estuvo un instante mirándonos cómo nos besábamos y sonreía feliz al ver cómo nos buscábamos la boca, al mismo tiempo pasaba sus manos por sus tetas, al tenerlas separadas y en punta le caían sin tocarse y me rozaban el brazo con los pezones, me cogió la mano, la llevó a uno de ellos mientras yo seguía besando a Teresa y pasó una pierna sobre mis muslos, estaba gratamente inmovilizado por las dos mujeres que estuvieron varios minutos dándome el mismo tratamiento, luego cambiaron y se reunieron sobre mis tetillas, apoyaron las dos cabezas sobre mi pecho, sus bocas rodearon mis pezones y los lamieron cada una a su aire pero con el mismo resultado.

                                      Pensé que seguirían alternándose y que Julia me deleitaría con sus besos no menos fogosos pero las dos coincidieron en seguir bajando a lo largo de mi estómago, fueron coordinadas hasta que pasaron del ombligo que llenaron de saliva con la punta de sus lenguas, ya mi polla cedió tanto a lo largo como a lo ancho dando cabezadas, al llegar a mi pubis depilado las dos se asombraron ya que no conocían mi nueva costumbre pero les debió gustar porque no dijeron nada.

                                      Sus lenguas siguieron paralelas, parecía que habían ensayado una coreografía porque pasaron por la ingle sin tocarme la polla que apuntaba al techo, a base de besos y lamidas separaron mis piernas dejando una a cada lado del colchón y siguieron por el interior de los muslos para volver hacia arriba.

                                      Hubo momentos que no les veía las caras, las melenas de ambas les cubría las cabezas y sólo las distinguía por el color del pelo porque las caricias eran similares en los dos lados, les acariciaba el pelo pero me ignoraban hasta que llegaron un poco más arriba de las rodillas, ahí me plegaron las piernas y separándolas dejaron sola a la polla junto a los huevos.

                                      Las dos cabezas siguieron a la par hasta llegar a la base de la verga, noté los dos lados abrazados por los labios de ambas que siguieron subiendo por el tronco con sus lamidas, ya a medio recorrido sentí la caricia de una mano (no podía distinguir cual) sobre mis huevos, la polla lo acusó y se enderezó todavía más pero el máximo lo consiguió otra mano secreta que siguió desde los huevos hacia abajo, la poca distancia que quedaba hasta el culo me pareció un largo recorrido, milímetro a milímetro notaba una sensación inigualable y más cuando noté un dedo rodear mi puerta trasera.

                                      En ese punto las dos bocas ya abarcaban mitad y mitad del capullo con el prepucio tirando del frenillo desesperadamente, recogí las dos melenas como cortinas y pude ver los perfiles de sus caras, con los labios rodeando medio glande cada una siguió subiendo hasta que sus bocas se juntaron.

                                      Fue una gran sensación ver a Teresa y Julia besarse comiéndose la boca, con los labios acoplados para abarcar más, notaba los bultos de sus lenguas debajo de sus mejillas.  No pude resistir más y alargué las manos a las tetas de cada una, eran inconfundibles y así, colgando, más aún, me recordaron a las de mis primas, Alicia la pequeña las tenía exactamente como las de Teresa, la genética la derivó a su tía pero Cris la mayor imitaba a Julia, su madre.

                                      Aun con la salvedad de la edad las tetas de Teresa estaban tan apetecibles como las de Alicia, aunque según me advirtió Cris le crecieron bastante  y mucho me temía que no le ganara ya en talla, no me despedía de probarlas algún día.  En cambio las de Julia eran totalmente las de Cris, que, aunque un poco retardada en su desarrollo, la alcanzó, con la diferencia que ésta las tenía más juntas que las de su madre.

                                      Después del beso entre ambas, me demostraron que su sintonía era perfecta y cada una siguió su camino, Teresa bajó a lo largo de mi polla hasta apoderarse de mis huevos y Julia subió hasta tragarse el capullo entero.

                                      Una mano (supongo que la de Teresa) se deslizó entre mis nalgas y las separó, en realidad le hizo sitio a su lengua porque con suavidad me insinuó que levantara las piernas en alto y su lengua me mojó el orifico negro.  Hice un extremo de sorpresa pero su boca me tranquilizó volviendo a los huevos un momento para después volver a intentarlo.

                                      No dudé de las buenas intenciones de aquella boca y al segundo intento me relajé y noté la humedad de una lengua con punta aguda que intentaba con éxito introducirse un poco.

                                      La cabeza de Julia subía y bajaba lentamente deleitándose en cada protuberancia de la polla, no hubo ni una vena o pliegue que no lamiera hasta que llegó con la nariz a la base de la polla, incomprensiblemente engulló (eso sí) con paciencia toda la verga en su garganta y no dio síntomas de nauseas o tos y con la lengua la apretó contra al paladar para darme la impresión de que estaba en su coño.

                                      Sus tetas ya no eran suficientes para mí y tiré de sus muslos acercándomelos, con una a cada lado seguí hacia arriba, sabía lo que me esperaba adonde se juntaban y fue una sensación maravillosa, Teresa siguiendo su tradición, con una melena de vello ensortijado y Julia todo lo contrario, (debía haberse depilado a contrapelo porque no se le notaba ni una leve aspereza) las dos tenían unos labios que al separarlos dejaron salir a sus respectivos clítoris, el de Julia atrevido como siempre se puso duro entre mis dedos al momento, el de Teresa en cambio necesitó que lo amasara entre dos dedos para notarlo en la palma de la mano.

                                      Lo mismo ocurrió con los labios menores, Teresa los tenía más desarrollados y tuve que separarlos para seguir progresando mientras que los de Julia apenas los toqué se abrieron como un mejillón.

                                      Las dos mujeres parecían que estaban ensimismadas en su labor pero notaba que mis manos se mojaban con sus jugos, Teresa fue separando las rodillas que apoyaba en la cama y mis dedos pudieron visitar su vagina, las separó todo lo que pudo a la vez que goteaba flujo, Julia no siguió su ejemplo, siguió de rodillas con las piernas juntas y tuve que seguir entre sus labios cerrados hacia arriba, las nalgas eran una continuación aumentada de sus labios y pronto encontré lo que Julia quería.

 El meterle un dedo en el coño a Julia fue por su comodidad, simplemente lo mojé lo suficiente para lubricar el dedo porque apenas lo notó cuando presioné su culo.

                                      Las dos por un motivo u otro gimieron a la vez y viendo que les complacía seguí con rapidez agitando los dedos, fue en detrimento mío porque sin poder controlarse abandonaron mi polla y los huevos, se corrieron estrepitosamente apoyando sus caras entre mis muslos mientras se agitaban temblorosos sus cuerpos, mi polla entre las dos sólo era testigo de sus corridas y todavía estuvieron unos largos minutos porque seguí acariciándolas suavemente para que gozaran de aquel orgasmo tanto tiempo esperado.

                                      Julia fue la primera que se recuperó y quiso aprovechar la dureza de mi polla, empezó a trepar sobre mí, su intención era clara, quería cabalgarme  y trotar pero Teresa no quería quedarse atrás y atajó enredando sus piernas con las mía y haciendo una tijera perfecta se metió mi polla de un golpe en el coño, para Julia fue una decepción, ya se había hecho a la idea pero ante la “treta” de Teresa se conformó y siguió reptando sobre mí hasta dejar sus muslos a los lados de mis orejas.

                                      El olor a mujer me encendió y mi lengua buscó las gotas de flujo que seguían cayendo, siguió por sus orígenes y entró tres centímetros en la vagina, Julia se irguió y se dejó caer presionado su clítoris con mi boca, estaba tan hinchado que parecía un mini pene y más cuando lo ataqué con la lengua.

                                      Teresa hizo lo posible para que nuestras piernas encajaran lo más posible, la polla estaba hundida hasta la raíz, no se veía nada entre los dos pubis, la polla podía haber sido de uno o del otro, pero quien perdió la carrera (o la ganó, según se mire) fue Teresa, se corrió otra vez entre espasmos y sacudidas cogiéndose a mí para no separarse ni un ápice y seguir clavada hasta el fondo.

                                      Julia al ver a su hermana temblando de placer cogió sus tetas y la atrajo hacia ella, las dos enfrentadas se dieron un beso que desde abajo me pareció muy sensual, sus bocas se soldaban juntando sus labios sedientas de placer, yo podía verlas a cortos intervalos de tiempo, sólo cuando las cuatro tetas se separaban un poco, las de Julia se incrustaban aprovechando sus puntas en las más redondas y blandas de Teresa aunque le oponían una férrea resistencia.

                                      El orgasmo de Teresa fue largo pero dulce, sus temblores no fueron nada comparados a los de Julia, mis lamidas en el coño y clítoris la hicieron saltar y dejarse caer sobre mi cara varias veces porque no pudo resistir tantas sensaciones y se refugió en los brazos de su hermana que aunque no repuesta del todo estaba en mejor situación.

                                      No se podría detallar tanto amor junto, las dos mujeres que más quería estaban gozando conmigo en la cama de mi abuela que apenas dos días antes gozó de un último orgasmo a petición propia antes de morir, hundido en el mullido colchón de Antonia y presionado por los cuerpos calientes de las dos mujeres me corrí, Teresa suspiró al notar cómo la inundaba de semen y su hermana esperó a que mi polla terminara de manar leche.

                                      Quedé exhausto empotrado en el colchón con las dos bellezas a mi lado, los tres quedamos mirando al techo, curiosamente todos pensábamos lo mismo.

  • Mamá estará contenta de vernos desde donde esté.
  • Sí, cierto, era una mujer excepcional.
  • Ya lo creo y muy inteligente, sabía todo de toda la familia y nunca nos dijo nada, nos dio libertad en todos los aspectos, nunca le estaremos lo suficientemente agradecidos.
  • Estoy seguro de que le gustaría estar aquí con nosotros.
  • Es una pena que en sus últimos días estuviera tan agotada.
  • Pero se fue contenta, cumplió su último deseo.
  • ¿Qué podía desear tanto en sus últimas horas?
  • Me pidió que folláramos por última vez.
  • ¿Y tú qué hiciste?
  • ¿No te lo imaginas?, la follé como a ella le gustaba, suave pero a fondo, cuando se corrió seguí dentro de ella moviéndome despacio hasta que la llené de leche.
  • ¿Y qué te dijo?
  • Que era muy feliz y que quería conservar mi leche en su coño hasta el final.
  • Snif, snif, que suerte, es triste dejar éste mundo pero con una polla como la tuya adentro y el coño lleno de leche…
  • Carlos, comprendo que acabas de follar a Teresa pero me pregunto si podrías hacer un esfuerzo y follarme a mí ahora, me arde el coño.
  • Me encantaría pero ya ves cómo ha quedado mi verga, me vacié en mi madre pero… si quieres tendrás que ponérmela otra vez en condiciones.
  • Con eso ya sabes que no tengo problema, te voy a dar una mamada que es posible que te corras en mi boca, aunque no quisiera, prefiero mi coño.
  • Estoy pensando en tu culo también Julia.
  • Joder Carlos, me lo pones difícil, pero hagamos una cosa, primero me follas el coño y cuando te vayas a correr lo haces en mi culo, así no te pones condón.
  • Procuro no ponerme condón con las personas que quiero pero creo que hoy es un día especial y me voy a correr en vuestras tetas, sabéis la devoción que les tengo y será en recuerdo de Antonia, también le gustaba que se las regara.
  • Me encanta tú propuesta hijo, os ayudaré en lo que pueda.

                                      Julia abrió las piernas para recibirme a lo misionero pero yo preferí que se pusiera de rodillas, se hundió en la lana del colchón hasta medio muslo y mi polla enfrentaba justo al coño, Teresa se acercó a sus tetas que salían por cada lado del tórax y las lamió a la vez que le iba metiendo la verga despacio a Julia.

                                      Los jadeos de mi tía animaban a mi madre a pasar de una teta a otra, a la vez que yo le pasaba la mano entre las piernas, los pelos del pubis estaban mojados por hilillos de semen y flujos que se separaron al paso de mis dedos.

  • ¡No pares Carlos, no se te ocurra parar ahora!, metes la polla como a mí me gusta, seguido y honda, ya tengo la boca seca de jadear.
  • No te preocupes, eso se puede solucionar, Teresa ponte delante de Julia y dale tu coño, te va a beber los jugos que te desbordan y la leche que sigue saliendo entre ellos.

                                      Teresa se movió rápido y abierta de piernas se colocó delante de la boca de Julia que casi no esperó a que se acomodara, le separó la melena rizada en dos haciéndole la “raya” y le pasó la lengua de abajo a arriba, Teresa levantó el culo para que lo volviera a chupar otra vez y se mantuvo así unos minutos, mientras la lengua de Julia le ponía el clítoris muy duro.  Julia lamía y chupaba el coño de Teresa con una rapidez inusitada, ésta gemía sin poderse aguantar, se iba a correr en la boca de su hermana.

  • ¡Sigue lamiendo hermana, no dejes ahora… el botón, no me dejes el botón sin chupar, siempre en la misma dirección o me desconcentro!
  • ¡No sé si podré aguantar mucho, tu hijo me está follando como nunca, es incansable y noto su polla en la garganta cuando la clava!
  • ¡Callaos las dos, que me ponéis más caliente de lo que estoy!

 

                                      Las dos hermanas se corrieron casi al mismo tiempo, Teresa un momento antes y cuando Julia hundió la cara en la sábana le di el sprint final, se corrió separándose las nalgas esperando que le metiera la polla en el culo y lo hice aunque con el tiempo justo, la enterré con un par de golpes mientras seguía retorciéndose de gusto.

  • Ya no puedo más chicas, juntad las caras y las tetas porque os lloverá una corrida de campeonato.

 

                                      Las dos juntaron las bocas y las primeras lechadas cayeron alrededor de los labios pero las siguiente las envié sobre las tetas, en el gran canal de Julia se juntó lo que escurrían las dos tetas y en el de mi madre desapareció entre ellas.

                                      Teresa vio que la leche se escurría por debajo de pecho hacia el estómago de Julia y se inclinó sobre ella, lamió desde los pezones hasta el despejado esternón de Julia.  Julia por su parte vio que de las tetas salpicadas de Teresa amenazaban caer goterones sobre ella y los esparció por los pezones de su hermana.

                                      Aún tardamos en movernos, de vez en cuando alguno de nosotros empezaba a llorar recordando a mi abuela y los demás lo consolábamos, había que acatar la ley de vida y sin darnos cuenta nos dormimos los tres desnudos sobre la sábana de Antonia.

                                      No salimos de casa en toda la tarde, nos vestimos ligeros porque estábamos solos y entre las dos mujeres me mimaban como a un dios, les conté de “pe a pá” todas mis aventuras, se rieron y se admiraron e incluso dudaron de muchas de ellas pero lo importante era que todo me iba bien, los tres sabíamos que iba a pasar tiempo en volver a estar juntos y por eso estábamos sentados en el sofá, mientras le contaba mis historias con sus cabezas sobre mi pecho, las abrazaba y besaba sus frentes para demostrarles el cariño que les profesaba.

                                      Julia me dedicó una cena propia de un rey y mi madre la ayudó en lo que pudo, me gustaba verlas a las dos trajinando en completa armonía y quería guardar aquel recuerdo en mi mente para siempre.

                                      No era una duda importante pero se me ocurrió pensar en qué cama iba a dormir porque aquellas hermanas querían lo mismo que yo, aunque eso no lo decidimos ninguno de nosotros, porque cuando ya estaban recogiendo la mesa y preparando el ambiente para ir a la cama entró mi prima pequeña.

                                      Alicia venia triste pero al vernos a los tres y mirar la habitación vacía de Antonia empezó a llorar desconsoladamente.

  • ¿Qué te pasa Alicia? Ya sabes que ésas cosas pasan y al fin y al cabo, es ley de vida, ya tenía una edad…
  • ¡Nooo, no es justo, yo quería mucho a mi abuela!  La voy recordar siempre.
  • Y nosotros Alicia y nosotros también.
  • No te preocupes, si te sirve de algo todos estamos muy compungidos, estuvimos toda la tarde recordándola, si nos vio desde algún sitio se habrá sentido dichosa.
  • Yo no quería que se fuera, esta noche no podré dormir recordándola.
  • Pero debes pensar que estás con tu novio, me pareció un buen chico.
  • Sí pero le dije que prefería pasar la noche en casa de mi abuela, aunque me da miedo dormir sola, buaaaaah

 

                                      Los tres nos miramos sorprendidos, la idea que teníamos para la noche se estaba estropeando, al estar mi prima ya no era igual, además era muy terca y no íbamos a convencerla que se fuera con su novio por lo que optamos por disimular y dejar que fuera a dormir a su habitación, nosotros volvimos a sentarnos en el sofá a charlar esperando un tiempo prudencial.

                                      Cuando nos íbamos a levantar en silencio y volver a la habitación de Antonia que era la más alejada de la de Alicia, su cabeza asomó por su puerta.

  • ¡Carlos, por favor ven un rato conmigo, no quiero estar sola, me da miedo!
  • Mujer, que ya eres una chica bastante mayor para esas cosas.
  • ¡Venga por favor, hazlo por mí!

                                      Miré a las dos mujeres que hacían cara de desilusión y fui a calmar a Alicia.  Nada más cerrar la puerta comprendí porque sólo había asomado la cabeza, estaba desnuda detrás de ella.

  • ¡Uff, creí que no lo iba a conseguir Carlos, ven a mi cama!
  • Pero… Alicia, ¡que tu madre y la mía están ahí al lado, se darán cuenta!
  • ¿Y qué?, las dos saben que mi hermana y yo follamos contigo desde hace tiempo, por eso nos tomamos las píldoras para prevenir algún embarazo, ¡ah!, ¿te gustan mis tetas?
  • ¡Joder Alicia eres imposible, acabamos de enterrar a la abuela y tú piensas en follar…!
  • ¿Y qué mejor?, a la abuela le gustaría vernos, también sabía que nos follabas a las dos, un día nos sentó al lado de su cama y nos explicó todo sobre el sexo, contó que a ti te había hecho lo mismo y que habías aprendido mucho.
  • ¡Jodeeeer con la abuela Antonia…!
  • ¡Así que desnúdate, que vamos a follar toda la noche o por lo menos hasta que te canses!

                                     

                                      Las tetas de Alicia eran tal cómo las había descripto Cris, le habían crecido muchísimo y eran ya más grandes que las de mi madre, parecían hermanas pero bastante más duras y por supuesto altas y tersas, los pezones eran los más parecidos pero la rugosidad y sensibilidad de Teresa no las tenía Alicia, por lo menos por ahora.

                                      Nada más verme la polla Alicia vino hacia mí y se la metió en la boca, me chupó los huevos y me la meneó sujetándola sólo con los labios.

  • ¡Cuántas ganas de mamarte la polla Carlos, a ti también te creció, no le creí a mi hermana cuando me contó lo bien que lo pasasteis en Madrid, Gema vino encantada, se ve que follasteis más que hablar, jajaja.
  • No creo que tú te quejes, dijo Cris que te tiras a todo lo que se menea, jajaja.
  • Pues… sí, es verdad, me gusta, tuve un buen maestro.
  • Pero ahora como ya tienes novio… habrás sentado la cabeza… y sólo lo harás con él.
  • Pche, no está mal, aunque la tiene pequeña sabe usarla pero, es muy clásico…
  • ¿Clásico, cómo de clásico, qué quieres decir exactamente?
  • Nada, que no tiene mucha inventiva, siempre “Sota, Caballo y Rey”.
  • Quieres decir que no…
  • No, nada de variantes, aún recuerdo cuando me la metiste en el culo por primera vez, eso sí que fue una aventura, me dolió pero me corrí como una loca, este chico de eso nada de nada, el misionero y como mucho una chupada de coño.
  • A ver… si tú no le provocas y le enseñas…
  • ¡Uy si no!, le hago unas mamadas espectaculares, unas pajas con las tetas que se corre en ellas y me trago su leche siempre que se corre en la boca pero él nada y ya me escuece el culo de meterme los dedos en casa sola.
  • No te preocupes, te voy a poner al día, ¿tienes crema?
  • Siempre la tengo preparada por si vienes inesperadamente.

 

                                      Además de desarrollar las tetas a Alicia le cambió el coño, quizá por el uso que le daba, ya no eran aquellos labios que parecían de mantequilla, depilados estaban duros y carnosos y sabían a mujer, me recordaron a los de su madre y la mía, que sabían a hembra en celo.

                                      No tuve que explicarle nada, se puso en cuatro y separó las nalgas con las manos, ella misma lamió la polla hasta estar a su gusto y se la puso en la entrada trasera que estaba debidamente lubricada, incluso fue ella la que se hizo hacia atrás y se clavó mi polla hasta más de la mitad, un gemido largo me demostró que debió estar esperando esto mucho tiempo y me animó.

  • ¡Fóllame primo, fóllame como un hombre, como lo que eres ahora, párteme el culo!, nada de chiquilladas, quiero sentir tu polla en las entrañas, que me salga por la boca si puede ser.
  • ¡Tú lo pediste prima, cógete fuerte que voy…!

 

                                      La sujeté de la cintura con las dos manos y se preparó cogiéndose a la sábana con los puños apretados, las tetas se apoyaban en el colchón aplastando los pezones pero a la primera clavada la chica dio un grito ahogado por la almohada.

  • ¿Te hice daño prima?
  • No te preocupes, es que me pillaste desprevenida, ya no me acordaba de tu polla pero sigue, sique igual o más fuerte…

                                      Seguí o más… como me dijo y la cosí a pollazos, desde el capullo hasta los huevos la metía de un sólo golpe.

  • ¡Para Carlos!, frena un momento que así me correré muy pronto y quiero que me folles también el coño.
  • Lo siento prima pero te correrás con mi polla en el culo, así me recordarás siempre cuando folles con tu chico.
  • Eso no es follar, follar es lo que tú haces, sigue y no me hagas caso primo.

                                      Alicia cayó de bruces sobre sus tetas, le salían por los lados con los pezones apuntando a diestra y siniestra duros como aceitunas, en principio intentaba correrme en su espalda o en sus grandes tetas para estrenarlas pero no pude parar de follarle el culo y me dejé caer sobre ella que estaba tumbada con las piernas abiertas, la verga desaparecía en su culo empujándola completamente y le hundía la cabeza sobre la almohada.

  • ¡Para Carlos, para que ya no puedo más!, es superior a mis fuerzas, me corrí varias veces seguidas, estoy desfallecida.
  • Me alegro porque te llenaré el culo de leche para que lo recuerdes siempre.
  • Sí primo, lléname.

                                      Apoyado sólo con las manos y los pies le metí leche en el culo a presión hasta que no me quedó ni una gota, luego le di un beso en la nuca y le dije al oído.

  • Buenas noches cariño, hasta mañana.
  • Hasta mañana amor…

                                      Al salir al pasillo vi luz en la habitación de mi abuela, al asomarme vi a mi madre y a mi tía que me esperaban sobre la sábana.

  • ¿Qué tal con Alicia, le quitaste el miedo?
  • Sí, ya duerme plácidamente.
  • Lo creo, le darías del somnífero en tubo que tanto nos gusta a todas… jajaja.
  • ¡Qué malas que sois!, la pobre chiquilla tenía falta de calor…
  • Jajaja y tú le diste todo el que necesitaba, de ese calor también estamos necesitadas.
  • Apiadaos de mí que vengo de hacer una obra de caridad.
  • Eso es lo que te pedimos una obra de caridad, mira las huchas donde debes dar la dádiva, jajaja.

                                      Las dos tenían las piernas separadas, a una se le veían los labios del coño depilados y húmedos y a la otra cubiertos de rizos recortados, me pareció que no estuvieron ociosas mientras me esperaban.

  • Veo que estabais seguras que iba a volver…
  • Por supuesto, te preparábamos el campo de batalla.
  • Pues el que acabo de dejar no estaba menos apetitoso que éstos…
  • No creo, mi hija es una niña todavía.
  • Jajaja, tu hija folla como una profesional y sobre todo le gusta que le clave la polla en su culo, que por cierto es una maravilla…
  • ¿Mejor que el mío?
  • Son diferentes, pero es más estrecho y no por no usarlo porque cuando estaba aquí con vosotras lo llenaba todas la veces que follábamos y si hablo de las tetas…
  • Eso me ha parecido, ¿le han crecido las tetas, verdad?
  • Sí Teresa sí, ya son más gordas que las tuyas y… no te ofendas pero altas y duras como piedras.
  • En eso Cris me ha salido a mí…
  • Es cierto, tiene las tetas en punta como tú pero más juntas y los pezones pinchan de tan duros, me encanta chuparlos y lamerlos.
  • Dichoso tú, ahora se los estará comiendo su novia.
  • Buena chica, se nota que se quieren y eso es lo principal y tiene buen gusto porque a mi polla no le hace ascos…
  • ¿Quieres decir que la has follado también?
  • Claro a las dos, cuando estuvieron en mi casa en Madrid no paramos hasta que volvieron aquí, las dos disfrutaron por todos los agujeros y yo más que ellas, son encantadoras.
  • Uf, me dejas más tranquila, ya lo ves.
  • No te preocupes, son dos buenas chicas y os quieren a todas.
  • Yo siempre he confiado en mi sobrina pero… ya está bien de confidencias…  Carlos quiero follarte ahora, lo de antes me ha sabido a poco, a Julia se lo has hecho mejor.
  • No lo creas Teresa aunque contigo ha sido más espiritual, jajaja.
  • Pues ahora lo quiero más “terrenal”, voy a subir encima y te cabalgaré como hace mucho que no lo hago.

                                      Teresa lo cumplió subiendo sobre mi pero no se metió la polla, la dejó tumbada entre los labios del coño y se deslizó sobre ella, el capullo aparecía y desaparecía entre los labios recortados y el vello rizado, Julia lo miraba, vio que allí faltaba ella, puso su cabeza sobre mi ombligo y esperó a que apareciera el glande, al retroceder Teresa al capullo apareció rojo y mojado y Julia lo atrapó, yo creía que le iba a dar una lamida y esperar a que volviera a salir pero lo retuvo con los labios cerrados a la vez que Teresa empezó a moverse rápido sin llegar a quitarle la golosina a su hermana.

                                      Mi vientre se encogía con las chupadas y movidas de las dos y quise advertirles pero no pude, Teresa debió notar en su clítoris que palpitaba demasiado y Julia no hizo caso de que su boca acusara mis temblores, Teresa empezó a moverse con la cadera de una forma endiablada y Julia se aseguró de que no iba a perder el capullo metiéndolo todo en la boca.

                                      Julia tosió, y tosió mucho ya que por la nariz le salió parte de la leche que no pudo tragar, su hermana seguía moviéndose porque se estaba corriendo con el roce de mis venas en su clítoris y no paró, yo sólo pude pellizcar las puntas de las tetas de Julia que me herían las palmas de las manos.

                                      Teresa vio que su hermana estaba desamparada y con la mano le pulsó el clítoris que asomaba descarado entre los labios depilados de su dueña, casi se atraganta cuando quiso respirar hondo, tenía la nariz y la boca llena de leche y estornudó, las tetas de Teresa se salpicaron de leche que Julia le esparció con su estornudo.

                                      Mi madre quiso compartir mi leche con todos y se inclinó, sus tetas redondas goteaban y me las ofreció, no era la primera vez que probaba mi leche por supuesto pero dada por las tetas de mi madre como cuando me amamantaba fue una delicia, le dejé lo pezones brillantes y las tetas limpias, Julia se debatía entre los dos con sus estertores ya que se estaba corriendo también.

                                      Caímos rendidos esparcidos por la cama y por la mañana, al despertar, vimos una bandeja en la mesita de noche con los tres desayunos servidos, mi madre y yo miramos a Julia agradecidos pero ella nos devolvió la mirada de incredulidad, no había sido ella, en la bandeja había una cartulina que decía.

  • “Gracias, tengo una familia perfecta, los quiero a todos, Alicia.”

                                      Desayunamos los tres sobre la sábana después de alisarla, yo tenía un apetito atroz y las dos féminas también se portaron bien, fue una gozada ver como saboreaban el café con las piernas abiertas y cayéndole las migajas de las tostadas entre las tetas hasta quedar enredadas en los pelos del coño de Teresa, mi polla cabeceaba de un lado a otro cómo la batuta de un director de orquesta.

  • Está delicioso, tu hija ya es toda una mujer.
  • Es cierto, desde que tú te dedicaste a formarlas cambiaron radicalmente, no sé cómo lo harías pero a mí no me hacían caso hasta entonces.
  • No fue difícil, les hice ver que ya eran mayores y les expliqué  las ventajas de ser unas señoritas con la práctica, lo cierto es que son muy buenas alumnas y se aplicaron enseguida.
  • No te lo agradeceré bastante.
  • No te preocupes, lo hice también con un poco de egoísmo, me encantó dar “clases” de Introducción a la Vida de los Mayores, jajaja.
  • No me habría importado que me las hubieras dado a mí también, jajaja.
  • Tú ya eres una maestra, jajaja. Y ahora hablando en serio… ¿qué pensáis hacer con la tienda?
  • Todavía no lo sabemos, queda un poco de género pero las clientas antiguas se lo van llevando, les hacemos muy buen precio y ya sabes, la gente por ahorrar…
  • Pensamos abrir dentro de un tiempo una tienda de ropa de señora y niños, en el pueblo ya han inaugurado un súper mercado y la gente se apaña, además nosotras no sabemos nada de judías o zapatillas pero con la ropa nos podíamos defender.
  • Me parece una buena idea, cuando lo vayáis a hacer me avisáis, seguro que os puedo echar una mano más que nada en material, perchas, mostradores, expositores y sobre todo en ropa, haremos una línea de confección bonita para que la vendierais fácilmente, ya hablaremos más adelante.
  • Gracias Carlos, sabíamos que no nos abandonarías, ahora tenemos que seguir manteniendo la casa y esa tienda podría ser la solución.

 

                                      Sin gana alguna nos levantamos, en la casa no se oía ningún ruido hasta que entró Cris, nos pilló saliendo de la habitación de Antonia, nos vio por detrás y gritó.

  • ¡Vaya tres culos bonitos!
  • ¿Qué haces aquí Cris?  Podrías llamar antes de entrar así.
  • Jajaja, ¿y perderme esta escena?  Ni hablar, aunque prefiero ver a Carlos de frente, todavía me estoy relamiendo con esa polla y no te digo Gema, jajaja.
  • Está bien prima, ya me ves de cara ¿te gusta lo que ves?
  • Joder primo, qué polla tienes, te creció desde nuestra visita a Madrid.
  • No digas tonterías lo que pasa es que a corta distancia no enfocabas bien la vista, jajaja,
  • Eso será, sólo vine a despedirme, me habría gustado pasar la noche en casa pero no quise interrumpir vuestra velada, son momentos de recogimiento con la familia.
  • Gracias por el detalle, fue una noche especial.

                                      Mi prima fue breve cuando se acercó a mí, que con la polla apuntándola esperé a que me abrazara, delante de su madre y su tía me dio un beso en la boca que salían chispas, las lenguas se mezclaron abultando las mejillas por adentro, a la vez que cogió la polla y la descubrió, dándole un último beso en el capullo, luego se marchó agitando la mano y moviendo su lengua dentro de su mejilla imitando cómo si me estuviera dando una mamada de despedida.  Las mayores se miraron y movieron la cabeza justificando el “adiós”.

                                      La vuelta a Madrid la hice con toda calma, antes de salir del pueblo di una vuelta por sus calles, tampoco habían tantas, vi la consulta del médico, la casa del antiguo jefe de policía y la casa de Cintia y las gemelas, por la de Merche no quise pasar y poco a poco salí del pueblo, desde la lejanía admiré el paisaje tan conocido, la torre del montacargas de la mina de carbón y las instalaciones de la mina, las vagonetas y demás, quise impregnarme de todo esto que fue mi vida y cuando perdí el paisaje de vista aceleré y en poco tiempo entraba en Madrid.

                                      A esta hora en la tienda no había nadie, Rosa estaba en la Oficina con María, ésta era una chica que me recomendó Rosa, conocía a su familia y sabía lo buena profesional que era, se preparó como Secretaria de Dirección pero no tuvo suerte, ahora era la encargada de todo el papeleo del negocio, incluso controlaba y me servía de representante porque atendía a las invitaciones de las salas de pasarelas de toda Europa.

                                      Cuando entré en el despacho me sorprendí porque vi a Rosa besando en los ojos a María, la chica era bastante joven, unos 24 años y sin ser nada espectacular tenía unas piernas muy bonitas, de lo demás no me fijé porque siempre vestía muy discreta, las únicas referencias eran de Rosa que me dijo que engañaba bastante porque tenía unas tetas deliciosas ya que se habían cambiado de ropa juntas.

                                      Supuse que se estaban besando y no me supo mal, al contrario, sabía del buen gusto de Rosa por la belleza y si una mujer le gustaba no le ponía peros, el caso era que María estaba llorando y eso si que me alertó, para nada se me ocurrió pensar que Rosa la estaba tratando mal, al contrario pero lo confirmó cuando Rosa se irguió y me comunicó.

  • ¡María está embarazada!
  • ¿Cómo es posible?, ya sé que tienes novio y que os casaréis pero eres una chica moderna, sabrás poner medios… no sé, pero no te preocupes, por mí no hay problema, me gustan los niños… y las niñas… jajaja.
  • Es que… Se rompió el condón…
  • Vaya, ya no nos podemos fiar ni de un condón pero tranquila, lo tuyo se cura.

 

                                      Quería quitar hierro al momento con mis bromas pero a la chica no se le pasaba el disgusto y Rosa me aclaró el porqué.

  • Su novio le dijo que no quiere saber nada del bebé, hasta duda de que sea suyo…
  • ¡Qué hijo de p…! ¿y… en tu casa que dicen?
  • No lo saben aún, mi padre me matará y mi madre… pobre mujer.
  • No pasa nada, aquí tienes a la tía Rosa y al tío Carlos.
  • ¿De verdad no me vas a despedir?
  • Claro que no, tú vales mucho y con una tripa gorda también estarás guapa porque va a ser una niña, seguro, jajaja.

 

                                      Nos acercamos a su silla y entre Rosa y yo la llenamos de besos, quizá por la emoción del momento o por compartir su “desgracia” delante de ella nos besamos Rosa y yo en la boca y luego la hicimos partícipes de nuestro cariño besándola a ella también.  No nos rechazó, recibió el beso de Rosa con toda naturalidad y el mío con un poco de lengua, ella no se dio cuenta pero Rosa pasó la mano por la polla y notó que había reaccionado un poco.

  • Y bien ¿Qué novedades hay?, ahora me dedicaré por entero a la moda.
  • Tienes tres invitaciones para presentar tus colecciones, Paris, Milán y Londres.
  • ¿Es cierto?  Qué maravilla, pues vamos a trabajar.

 

Continuará.

Si les gustó valoren y comenten.

Gracias.

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