miprimita.com

Me hicieron creer que era afeminado. (44)

en Amor filial

                                   

Conté a mis compañeras la visita tan “misteriosa” y cómo terminó, todas ellas se sorprendieron y me felicitaron sobre todo porque le di a la chica un respiro de aire fresco, por descontado el destino de Cari no lo podía controlar ni tampoco lo pretendía, era mayor de edad y debía encontrar su lugar en la vida aunque me preocupaba que se lanzara a aventuras que podrían perjudicarla por su inexperiencia y posiblemente de una forma muy importante, la vi tan ansiosa en vivir que me ilusioné desde el primer momento proponiéndome ayudarla.

Fue un impulso irreflexivo quizá pero al ver la mirada que dirigía a mi entrepierna comprendí que una de las cosas más importantes era la “soledad” que sentía al no poder expresar sus sensaciones con nadie que le ofreciera confianza, posiblemente en el ambiente que la rodeada no encontrara mucho apoyo y los planes que le tenían programados no estaban en su agenda.

Realmente estaba pidiendo socorro para quien se lo pudiera dar y yo no me sentía muy cualificado para aconsejarla. Ella, posiblemente al ver mi aspecto y mi apariencia vio que podía confiar en mí porque no parecía tener intereses ocultos respecto a su inexperiencia, tuve que aclararle mis “limitaciones” pero aún así demostró que seguía confiando en mí y me sentí halagado.

Como persona era especial, encantadora nada más verla, con una sonrisa tan sincera y simpática que enamoraba a primera vista, su mirada era transparente y sus ojos de un verde claro eran tan grandes que semejaban ventanas abiertas, con eso ya me ganó, no me fijé en su cuerpo, no me interesaba en un principio pues nada más con su rostro quedé hipnotizado, su sinceridad contándome cosas tan íntimas me demostró que ella también se confiaba conmigo, esto me llenó de orgullo porque yo no me veía ni en edad ni en forma física digno de ella.

Pero el milagro se obró cuando le mostré lo que podía enseñarle para empezar, Cari nada más ver el “regalo” que le prometía quiso hacerlo suyo aunque parecía temerosa en dar un paso tan importante, hasta ahora su “experiencia” en el sexo era mínima, no había querido tomar ninguna decisión precipitada y eso la honraba pero ahora… podía cumplir su sueño.

Todo esto lo conté a las tres mujeres de mi confianza, creí que no desvelaría ningún secreto íntimo pero necesitaba conocer la opinión de otras personas con experiencia en la vida, Rosa me abrazó contenta de que hubiera intentado ayudarla y se colgó de mi brazo, Elena, también muy joven, fue la que mejor la comprendió pues ella hasta conocernos también estuvo en un ambiente represivo, con nosotros conoció la estabilidad emocional y muchas más cosas, sobre todo la confianza y complicidad general, también se acercó a mí y me besó en la mejilla, se notaba que también agradecía mi actuación recordando lo de ella misma, Bea fue la más expeditiva, se le notaba emocionada pero en un arranque de coraje se puso en acción y nos puso las pilas a todos.

Me he emocionado escuchándote, lo siento pero Cari, necesita que le demos todo el apoyo del mundo, el calor que le diste está muy bien pero de momento ha sido una cura de urgencia, debemos seguir ayudándola, propongo que cuando vuelva la acojamos como se merece, seguro que te has quedado corto en tu descripción.
Eres una chica excepcional, cada día me sorprendes, es muy difícil no quererte y todos lo hacemos, ¿verdad que sí, chicas?
Síííí, Bea tiene un corazón que no le cabe en el pecho.
¿En cuál de los dos lo llevas Bea?
No seas tonto Carlos, tú lo sabes mejor que nadie. Jajaja.
Me sentí obligado a decir esa tontería para cortar la emoción que nos embargaba, si seguíamos así hubiéramos acabado llorando todos, en cambio Bea fue la que dio un giro rápido y quiso seguir mi broma levantando la blusa que llevaba, fue un segundo porque lo hizo en un movimiento rápido pero sus tetas se engancharon en la blusa y cayeron vibrando al sobrepasarlas.

¿Podéis ver adonde tengo el corazón? ¡A quien lo adivine le daré un regalo!
Nos lanzamos hacia ella y los tres elegimos una teta, yo quedé rezagado dándoles preferencia a las mujeres, cada una se apoderó de un pecho de Bea y lo cubrieron de besos, las marcas de los pintalabios llenaron las tetas hasta los pezones, todo eran “bocas” y cuando estaban enrojecidos de tanto beso se retiraron para dejarme acercarme a mí.

Lo hice muy ilusionado porque aquellas tetas eran para mí, estaban duras y brillantes y con los pezones tan salidos que me miraban fijamente, los cogí a la vez y los junté, mi lengua los recorrió mordisqueándolos hasta ponerlos más duros de lo que habían conseguido ponerlos las mujeres.

Rosa señaló a Elena el bulto que llevaba yo y la joven buscó en mi pantalón lo que causaba aquella enorme protuberancia, la sacó y con cuidado la descubrió de la piel protectora, se la ofreció a mi mujer pero ella declinó, ya la barriga le molestaba para ciertas posturas y Elena tomó la iniciativa.

Estaba adquiriendo una maestría que no tenía nada que envidiar a las mayores y a la vez que agitaba el tronco, con los labios sujetaba el capullo hasta que me corrí en su boca, se giró y le enseñó a Rosa la boca llena de leche espesa, luego tragó y con una sonrisa nos mostró la boca limpia a todos.

Rosa, satisfecha de la “obra de caridad” que me había hecho Elena, se acercó a Bea y la besó en la boca que abierta, esperaba el orgasmo que le llegaba con los pezones enrojecidos de mis mordiscos.

Cuando recibimos la llamada de la señorita de compañía de Cari preguntando por el estado del vestido nos sorprendió mucho porque apenas había pasado una semana, le dije que todavía no había recibido la tela ya que la había encargado a la fábrica pues era exclusiva para su boda.

No le pareció mal pero aclaró que en realidad era una pregunta retórica ya que en verdad quería preguntarme si sería posible que le cosiera un vestido a la madre de Cari ya que las amigas le habían confirmado que era un buen modisto.

En principio dudé pero por no contrariar a la familia accedí y las cité para la tarde, con una puntualidad admirable llegaron, reconocí a la acompañante enseguida, iba vestida con una falda plisada gris oscuro y una rebeca abrochada hasta el cuello, con zapato plano parecía más baja de lo que en realidad era pues, en altura, era igual que la madre de Cari. Ésta señora iba impecablemente vestida, se notaba que era de “buena familia” y aunque era bastante joven vestía con una sobriedad impropia de su edad, Cecilia que se llamaba la acompañante nos presentó a la madre con el máximo respeto.

Buenas tardes, a mí ya me conoce pero le presento a doña Alicia, es la madre de Cari, en principio no pensaba hacerse un vestido por un modisto tan… atrevido pero sus amigas han insistido y al final…
¡Deja que me explique yo Cecilia!, el caso es que no quiero nada de florituras, algo elegante pero sencillo y nada de escotes y menos de trasparencias, Dios me libre, me gusta pasar desapercibida, para mí todo eso es reprobable para la decencia.
Ya entiendo Doña Alicia, no se preocupe, creo que sé lo que necesita…
Está bien entonces me puede tomar medidas y darme alguna idea, posiblemente me decida, todavía no estoy convencida.
Perfectamente doña Alicia, si quiere pasemos al probador y la mido en un momento.
Perdone doña Alicia, si me permite me gustaría aprovechar que hemos salido para comprarme un pañuelo de seda para la boda, discreto, claro.
Anda Cristina, que el vicio te corrompe, puedes ir tranquila, yo tardaré un rato todavía.
Vamos pues al taller doña Alicia.
¿Y vamos a estar los dos solos?
¿Por qué lo dice, allí tengo lo preciso?
Porque no estoy cómoda estando a solas con un hombre aunque sea…
Le aseguro que soy un profesional…
Insisto, no me gusta que un hombre que no sea mi esposo esté tan cerca de mí.
No se preocupe por eso, vendrá con nosotros mi señora, Rosa, está embarazada y además es una buena modista.
Eso está mejor… vamos pues.

Pasamos al taller, estaba todo ordenado, desde que las mujeres me rodeaban reinaba un orden nada comparable con mis comienzos, le mostré el probador para más intimidad pero al ver el poco espacio prefirió que la midiera afuera, mi mujer estaba atenta a mi lado para darme el metro y anotar las medidas.

Rosa me miró y se dirigió a la dama rogándole que se despojara un poco de ropa para poder medir más exactamente, accedió no sin recelo y lo hizo de forma que tuve que volverme de espaldas discretamente, ella lo agradeció y cuando se volvió se cubrió la camisa con los brazos cruzados.

La camisa era de seda blanca, en realidad no se trasparentaba ni mucho menos pero con la suavidad del tejido se marcaba algo la lencería cara pero adusta que debía llevar.

Ante la mirada de póker que hacía yo y la confianza que le daba Rosa accedió a bajar los brazos, mi mujer con su barriga bastante prominente daba mucha confianza y se relajó un poco.

Con el metro quise empezar pero ella en un movimiento instintivo me esquivó, tuvo que ser mi mujer quien me cogió la mano y la apoyó en el hombro de la señora, noté lo tensa que estaba pero no dijo nada cuando pasé la cinta por sus hombros, le rocé la nuca y el vello se le erizó con un escalofrío.

A Rosa no se le escapó el detalle y decidió “pisar un poco el acelerador” le dijo con mucha persuasión que el cuello de la camisa era demasiado rígido y no dejaba que el metro midiera bien por lo que le recomendaba dos posibilidades o que yo le pasara las manos para apretar el metro contra su piel o quitarse la camisa.

Acabó de convencerla diciendo que eso pasaría por todo el cuerpo a lo que valoró si tenía que medir la sisa o el contorno de pecho sería manoseada y volviéndose otra vez se despasó la camisa, sacándola de la falda, al volverse repitió el cruce de brazos sobre el pecho, Rosa tuvo que desplegar todo su ingenio y paciencia para convencerla de que ella estaba allí con nosotros, además era su marido y con la pinta que tenía…

Lentamente bajó los brazos y Rosa me miró triunfante, la señora era más joven de lo que parecía, no llegaría ni mucho menos a los cincuenta aunque la forma de vestir no lo pareciera, llevaba un sujetador caro pero de señora mayor y Rosa para darle confianza despasó dos botones de su blusa.

Las tetas hinchadas de mi mujer asomaron con toda naturalidad coronadas por las puntillas de encaje negro del sujetador que a mí más me gustaba, le provocaba un canalillo de lo más excitante y la señora quedó mirándolo con cierta envidia.

Volví a tomar medidas de los hombros y fue la piel de toda la espalda la que se puso de gallina, procuré pasar el metro varias veces y la mirada de Rosa a sus tetas me demostró que había tenido buena acogida, los pezones se le habían endurecido aunque ella se tapó pudorosamente con las dos manos.

Cuando le medí el pecho por debajo de los brazos le vi las axilas, no le dije lo que pensaba pero tenía un nacimiento del pecho muy atractivo, al pasar la cinta los pezones volvieron a hacer acto de presencia pero con los brazos en alto no pudo cubrirse.

Me entretuve todo lo que quise y cuando por fin fui a tomar la medida de contorno de pecho por encima de las tetas me quitó la mano ofendida.

Lo siento, ningún hombre me ha tocado ni rozado nunca aparte de mi marido y sólo en contadas ocasiones, preferiría que me midiera Rosa.
Lo siento doña Alicia, yo soy modista, sé coser pero las medidas no es lo mío, es mejor que Carlos vaya con cuidado, le prometo que estaré pendiente aunque no pasa nada, es cómo ir al médico, cuando voy al ginecólogo confío completamente en él y no me importa que me examine la vulva y la vagina con toda libertad.
¡Uf no me lo recuerde!, he tenido dos hijas y no se imagina lo mal que lo pasé y entonces todavía estaba justificado pero ahora procuro evitarlos, ¡qué vergüenza pasé, Señor! Y eso que es mujer y estaba más tranquila pero no sé que me hacía que había momentos que me daban unos sofocos…
¡Ah!, imagino que se referirá cuando introduce el espéculo en la vagina y lo abre al máximo hasta dilatarla, parece mentira de que quepa tanto después.
No diga eso Rosa, me dan calores nada más recordarlo, el caso es que me mojo, no sé por qué pero cuando me dice que va a explorar el útero le confieso que me gusta, aunque es una mujer sus manos suaves y delicadas parecen una caricia más que una exploración, me dice que se quita los guantes para tener más sensibilidad y le confieso que se lo agradezco.
Ya me imagino, a mí también me gusta que me toquen ahí sobre todo en el botoncito encapuchado.
¡Ni lo nombre!, no sé quién pondría eso ahí, el demonio seguro, porque solo sirve para tener malos pensamientos.
¿Qué dice? A mí me encanta tocármelo, las piernas se me abren solas, jajaja, no lo puedo evitar y se pone duro y si insisto mucho llego a…
Uf, eso no lo hice nunca, tengo una amiga de la parroquia que me dijo que lo hizo una vez con la ducha, dejaba el chorro caer entre… ya sabe y no pudo aguantar los gritos, hasta fue su marido para ver que le pasaba, imagine la vergüenza, ¡qué horror!
Jajaja, a mi me pasó algo así, también fue en la ducha, al enjabonarme con la esponja me entretuve mirándome, parecía que tenía el clítoris un poco irritado y le quité la capucha, me intrigó que se pusiera tan duro y seguí frotando, de repente me sacudió un temblor que gemí, mi marido acudió también, estaba cambiándose de ropa en ese momento y acudió sin llegar a vestirse de cintura hacia abajo, al verme, la polla, perdón el miembro viril, se le puso como un Cirio Pascual, ¿me entiende?
Claro que sé lo que es un Cirio Pascual, claro, uf.
Pues con él me calmó.
¿Y cómo lo hizo, algún exorcismo?
No, simplemente me lo metió en el coño y me folló hasta que volví a correrme como una loca, grité más que la vez anterior pero quedé tranquila.
Fuuush, a mi no me ha pasado eso nunca, cuando hacemos el acto matrimonial mi marido eyacula enseguida y se duerme, me han dicho que las mujeres tienen una sensación muy fuerte, no sé, deben ser habladurías.

Cruzamos una mirada y Rosa comprendió que tenía la polla a reventar con la explicación detallada pero quiso indagar más.

Le diré un secreto, al poco tiempo me di cuenta de que estaba embarazada, entonces caí que todo el semen que me llenó mi marido se quedó adentro, me extraña que no lleve trillizos, jajaja.
Jajaja, me cae simpática, como no puedo hablar de estos temas con nadie… en mi casa es tabú, mi marido y nuestro entorno es muy serio y esas cosas ni se nombran, me gusta con la naturalidad que lo cuenta.
Lo siento si he sido demasiado abierta pero es que soy así.
A mí también me gustaría serlo pero la educación que he recibido es muy estricta, lo malo es que la impongo a mis hijas también.
Pues piense que son mujeres jóvenes, viven en otro mundo y otro tiempo al suyo y ahora hay más libertad.
Pero hay muchos peligros, sobre todo para el alma.
Yo me dedicaría a advertirle de los peligros del cuerpo antes que los del alma pero usted ya lo sabe.
¿Le puedo decir una cosa? Es curiosidad…
Claro doña Alicia, lo que quiera.
Es sobre su indumentaria, nunca me he atrevido a comprarme esas prendas, las he considerado pecaminosas y mi marido pensaría que lo hago por provocar a alguien y tentar al demonio y eso es impensable, pero siento curiosidad por llevarlas, siempre me paro en los escaparates para admirarlas.
Pues mejor momento que este… ¡pruébese el mío, le gustará!
No quisiera que pensara que yo… y delante de Carlos… ¡qué apuro!
Por él no se preocupe, está acostumbrado, ya le digo… como el ginecólogo, ni caso, como si no estuviera.
Rosa se soltó el cierre y el sujetador saltó suelto, las tetas con las areolas dilatadas quedaron mirando provocadoras a Alicia y ella quedó intimidada ante aquella opulencia, al darle su sujetador de encaje se encontró con la diferencia del suyo y con mucho pudor se volvió y se lo soltó.

 

Cuando se giró a nosotros los tirantes le colgaban de los hombros pero seguía sujetándose las copas con las manos, Rosa le cubrió con las suyas para que yo no la “viera” y dejó caer la aburrida prenda, mi mujer le sujetó las tetas mientras que Alicia preparaba el sujetador negro para colocarlo correctamente, era tan escueto que no sabía cómo colocarlo, Rosa abrió los dedos lo suficiente para que viera los pezones que tenía Alicia, eran morenos y gruesos y con una areola ancha, en la palma de la mano notaba cómo le salían marcándole como estigmas.

Cuando Alicia estuvo preparada para colocarse el sujetador de Rosa ésta soltó las tetas que apenas cayeron y no le dio tiempo a cubrirse, ante los hechos consumados y viendo que yo hacía la cara impasible (con la polla como un garrote) se auto convenció de que no había motivo de alarma.

Rosa se encargó de abrocharle la espalda y de recolocarle las tetas en las copas pues no era de su talla, luego le ajustó los tirantes para que subiera marcándole el canalillo. El cambio fue brutal, aquello eran dos tetas de primera, los pezones se le marcaban empujando el encaje aunque ella intentaba esconderlos con los dedos empujándolos hacia adentro sin conseguirlo, al final los dejó tranquilos y salidos. Rosa tuvo una idea…

Le sienta perfecto, es una pena que no se compre algo así, usted puede permitírselo.
Ya lo sé, no es por dinero, es por mí y sobre todo mi marido, ¿qué pensaría de mí?
Imagino que después de la sorpresa inicial le encantaría pero… ¡no le he dicho que ese sujetador tiene su complemento, llevo el conjunto!… ¿no le gustaría probárselo también?
No por favor, ya me doy una idea…
No importa, lo decía porque le hará unas piernas y un trasero precioso, ya lo verá, le hará sentir una sensación especial, se sentirá guapa por dentro aunque sólo la vea su esposo.
Mi esposo se santiguará al verme y hará que me confiese y si tengo que contarle al sacerdote todo esto…
Igual le provoca una erección, jajaja.
Por Dios no diga eso, es un santo varón.
Sí, ya…
Muy forzada por la insistencia y al comprobar que Rosa tenía razón ya que, sin darle importancia se quitó la falda y quedó con las mini bragas del conjunto tuvo que reconocerlo y maquinalmente se soltó la suya, la falda cayó al suelo y mostró las bragas color carne que llevaba, le llegaban a la cintura y con camal bastante largo, se le adivinaba un buen culo y un gran bulto en la entrepierna.

Rosa fue rápida, se quitó las suyas y se las dio, el coño depilado de mi mujer apenas se veía por la sombra de la barriga pero le ayudó a bajar aquella prenda anti-erótica de Alicia, quedamos espantados, tenía una mata de vello rizado en el pubis que no dejaba ver nada, no hizo falta cubrirse porque tapaba más que las bragas de Rosa.

Mi mujer le ayudó a ponérselas y sobre todo a ajustarlas a la ingle. Al notar la manos suaves de Rosa, Alicia gimió, Rosa volvió a repasar varias veces hasta llegar a abrir la alfombra y rozar el clítoris de la dama que la abrazó para no caer, le flaqueaban las piernas y Rosa la acompaño al sofá, desnuda como iba con su vientre por delante y sus tetas hinchadas estaba apetitosa, me habría sacado la polla y la habría empitonado allí mismo pero me contuve.

Alicia quedó sofocada y mi mujer con una revista le dio aire, sobre todo a la entrepierna, se notaba que estaba mojando la prenda y Rosa quiso esconder los rizos que asomaban rebeldes por los lados. Alicia se dejaba pues los ágiles dedos de Rosa la volvían loca, me acerqué a ellas y con el metro hice como que le tomaba medida de cadera, junté las manos sobre el pubis y noté el calor que desprendía.

Alicia no se quejó cuando Rosa le separó las piernas suavemente y le besó los muslos por el interior, cerró los ojos y tiró la cabeza hacia atrás rendida. Rosa le cogió la mano y la llevó a mi bragueta, obediente la dejó sujetándome el bulto apenas moviendo los dedos.

Rosa me soltó el cinturón y siguió besando los muslos acercándose más y más hacia arriba, al llegar a la ingle las piernas de Alicia ya estaban separadas sin disimulo, la mano de Rosa se aventuró por debajo de la prenda, separó los labios del coño de la madre de Cari y ésta de repente soltó la polla para intentar evitarlo pero llegó tarde y volvió a buscar mi polla, la encontró pero ya sin pantalón que la enmascarara, la tenía a 45º mirando al techo casi, las venas a punto de reventar y el glande descubierto.

No abrió los ojos, no quería pecar con la vista, bastante con que en un momento estaba pecando con el tacto pero Rosa me acercó a sus labios, sin abrir los ojos los separó según notó el tacto caliente del capullo y fui entrando en su boca.

Rosa tiró de las bragas hacia abajo y apartó la maraña de pelo, una piel rosada con un gran clítoris la sorprendió pero lo atrapó con los labios, Alicia gimió con la boca llena pero aspiró tragando dos centímetros más, soltó el tronco y me cogió del culo atrayéndome hacia ella, acabó por tragarse toda la polla, Rosa ya le estaba comiendo el coño con fruición separándole los pelos, de vez en cuando escupía alguno que se desprendía.

Se corrió teniendo mi polla en la boca, tuvo que abrirla más para poder respirar y volvió a tragarla. Rosa le había metido dos dedos en el coño y los agitaba buscando con fortuna el punto G, Alicia saltaba incontrolada con un segundo orgasmo, eran sus primeros orgasmos y los gozaba seguidos, posiblemente fuera multiorgásmica y no lo sabía. Ella misma lo pidió y yo no tuve valor en negárselo.

¡Por Dios Carlos, hazme tuya, quiero ésta polla adentro!
Tú lo has pedido Alicia.
¡Oh, que he dicho, perdóname Dios, se me ha escapado, nunca he hablado así!
No te preocupes, has sido clara y concisa, te voy a follar como mereces, nunca te han follado así.
Como gustes, soy tuya.
Ahora verás el cielo, mi marido sabe cómo lograrlo.
Rosa le subió las piernas a la cabeza y le metí la polla de un golpe, gritó y lloró pero le gustó, se cogió los tobillos y separó las piernas facilitándome la clavada, Rosa se ocupaba de sus tetas y hacía una buena labor, los orgasmos se sucedían sin control y ella hacía esfuerzos para no soltar las piernas, el flujo le descendía desde la vagina hacia el culo y no lo pensé.

¡Aaag!. ¿qué haces desgraciado? Por ahí no, es imposible, es una aberración, está prohibido, no lo podré confesar ¡qué vergüenza Señor!
Respira hondo y luego opina.
Aaaaag, ¡que dolor, me estás rompiendo el culo!, Dios… eres un hijo de… perdón no quise decir eso pero no pares por favor, ya me has roto, ahora sigue hasta adentro, al fondo, me voy a correr otra vez, ¡quiero correrme Carlos, quiero correeeerme!
Una vez el capullo pasó el esfínter desprevenido se hundió llevándoselo con él, quedó un cráter pero la polla entera entró sin dilatación ni lubricación, solamente con el flujo que manaba abundante, noté que mis huevos se pegaban entre sus nalgas pegajosas y aún así pidió más, le di el último empujón y se volvió a correr, estaba agotada y yo a punto de vaciarme. Las tetas de Alicia eran tentadoras, Rosa las dejó brillantes de saliva y con los pezones y areolas coloradas de tanto chuparlas, ya me iba a correr en su culo cuando Alicia seguía pidiendo más polla.

Carlos, apenas te noto, quiero que me folles el culo con todo lo que tengas, méteme toda la polla sin miedo aunque grite y llore, tengo la boca seca de gemirrr.
Me dio la idea y saqué la polla en el último momento del culo, el ano quedó abierto como el tubo de escape de un deportivo pero la polla se incrustó en la boca abierta de Alicia, la llené de leche espumosa, con la tensión provocada por Rosa un rato antes había fabricado semen en cantidades industriales, le llené la garganta que apenas podía tragar a la vez, Rosa seguía comiéndole el coño y ella seguía “orgasmando” sin cesar, era su primera vez pero se estaba poniendo al día.

Cuando saqué la polla de su boca quedó con la mandíbula desencajada un momento pero después se relamió los labios, se le había revuelto el pelo y el maquillaje había desaparecido, el Rimmel se había corrido con las lágrimas de la enculada pero estaba muy satisfecha, la habían follado como nunca, comprendió que era lo que le faltaba en su vida, lo demás no tenía tanto valor como pensaba.

Eso le hizo comprender a su hija, en ese momento se le abría el cielo y no el de arriba sino el de la tierra, el del día a día, cuando llegara a casa hablaría con ella de mujer a mujer, sin la presencia del “juez” de su marido y por supuesto a su otra hija la iba a educar de diferente forma.

Rosa la ayudó a vestirse, cuando mi mujer le ofreció sus bragas buscó alrededor con la mirada y Rosa le acercó la papelera, en ella tiró las bragas junto con el sostén y se puso la falda y la camisa, se colocó cómodamente las tetas debajo de la camisa por el escote y se pellizcó los pezones, al notar que se le marcaban, provocándolos para que salieran más, se levantó la falda enseñándonos el coño peludo y nos dijo.

Mirad por última vez mi coño peludo, desde hoy me voy a depilar completamente como Rosa y me compraré la lencería más sexi que encuentre.
Nos alegramos mucho Alicia, estaremos esperando tu próxima visita.

En ese momento volvió Cecilia, venía apurada como siempre, llevaba un paquete de unos grandes almacenes y en la comisura de los labios las marcas de azúcar de los pasteles con que se había atiborrado. Alicia le sacudió el pecho para quitarle las migas y de paso la apretó para que viéramos que Cecilia también tenía buenas tetas aunque las disimulara.

Continuará.

Si les gustó ruego valoren y comenten.

Gracias.

Mas de tauro47

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL. (18) Editado y corregido

Me hicieron creer que era afeminado. (46)

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL. (17) Editado y corregido

Me hicieron creer que era afeminado. (45)

Me hicieron creer que era afeminado. (43)

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL. (16) Editado y corregido

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL. (15) Editado y corregido

Me hicieron creer que era afeminado. (42)

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL. (14) corregido y editado

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (16)

EL PACTO. (54) y FINAL

13 - mis primas de la capital.

El pacto. (53)

El pacto.

El pacto. (51)

El pacto. (50).

El pacto. (49).

Me hicieron creer que era afeminado. (41)

El pacto. (48).

El pacto. (47).

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (15)

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL. (12). Editado y corregid

El pacto. (46).

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL. (11) Editado y corregido

El pacto. (45).

Me hicieron creer que era afeminado. (40)

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL. (10). Editado y corregid

El pacto. (44).

El pacto. (43).

El pacto. (42).

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL. (9). Editado y corregido

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (14)

El pacto. (41).

El pacto. (40).

Me hicieron creer que era afeminado. (39)

El pacto. (39).

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL. (8). Corregido y editado

El pacto. (38).

El pacto. (37).

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL. (7). Editado y corregido

El pacto. (36)

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (13)

Me hicieron creer que era afeminado. (38)

Mis primas de la capital. (6).

El pacto. (35).

El pacto. (34)

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL. (5) Editado y corregido.

El pacto. (33).

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (12)

Me hicieron creer que era afeminado. (37)

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL. (4). Editado y corregido

El pacto. (32)

Me hicieron creer que era afeminado. (36)

El pacto. (31)

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (11)

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL (3) Editado y corregido.

El pacto. (30)

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL (2) Edición corregida.

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (10)

Me hicieron creer que era afeminado. (35)

El pacto. (29)

El pacto. (28)

Me hicieron creer que era afeminado. (34)

El pacto. (27).

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL (1) Edición corregida

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (9)

El pacto. (26).

Me hicieron creer que era afeminado. (33)

El pacto. (25).

El pacto. (24).

Me hicieron creer que era afeminado. (32)

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (8)

El pacto. (23).

El pacto. (22).

Me hicieron creer que era afeminado. (31)

El pacto. (21).

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (7)

El pacto. (20).

El pacto. (19).

Me hicieron creer que era afeminado. (30)

El pacto. (18).

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (6)

El pacto. (17).

Me hicieron creer que era afeminado. (29)

El pacto. (16)

Me hicieron creer que era afeminado. (28)

El pacto. (15).

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (5)

El pacto. (14)

Me hicieron creer que era afeminado. (27)

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (4)

Me hicieron creer que era afeminado. (26)

El pacto. (13)

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (3)

Me hicieron creer que era afeminado. (25)

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (2)

El pacto. (12)

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (1)

Me hicieron creer que era afeminado. (24)

El pacto. (11)

El pacto. (10)

El pacto. (09)

Me hicieron creer que era afeminado. (23)

El pacto. (08)

Me hicieron creer que era afeminado. (22)

El pacto. (7)

Me hicieron creer que era afeminado. (21)

El pacto. (6)

Me hicieron creer que era afeminado. (20)

El pacto. (5)

El pacto.3

El pacto.(4)

El pacto (1)

El pacto. (2)

Me hicieron creer que era afeminado. (19)

Me hicieron creer que era afeminado. (18)

Me hicieron creer que era afeminado. (17)

Me hicieron creer que era afeminado. (16)

Me hicieron creer que era afeminado. (15)

Me hicieron creer que era afeminado. (14)

Me hicieron creer que era afeminado. (13)

Me hicieron creer que era afeminado. (12)

Me hicieron creer que era afeminado. (11)

Me hicieron creer que era afeminado. (10)

Me hicieron creer que era afeminado. (9)

Me hicieron creer que era afeminado. (8)

Me hicieron creer que era afeminado. (7)

Me hicieron creer que era afeminado. (6)

Me hicieron creer que era afeminado. (5)

Me hicieron creer que era afeminado. (4)

Me hicieron creer que era afeminado. (3)

Me hicieron creer que era afeminado. (2)

Me hicieron creer que era afeminado (1)

Viaje de un jubilado a La Argentina (50) FINAL

Viaje de un jubilado a La Argentina (49)

Viaje de un jubilado a La Argentina (48)

Viaje de un jubilado a La Argentina (47)

Viaje de un jubilado a La Argentina (46)

Viaje de un jubilado a La Argentina (45)

Viaje de un jubilado a La Argentina (44)

Viaje de un jubilado a La Argentina (43)

Viaje de un jubilado a La Argentina (42)

Cada vez me encanta más la Navidad

Mi vecina de ático y sus habilidades.

Viaje de un jubilado a La Argentina (41)

Viaje de un jubilado a La Argentina (40)

El divorcio de mis padres me hizo feliz

Viaje de un jubilado a La Argentina (39)

Viaje de un jubilado a La Argentina (38)

Viaje de un jubilado a La Argentina (37)

Viaje de un jubilado a La Argentina (36)

Viaje de un jubilado a La Argentina (35)

Viaje de un jubilado a La Argentina (34) completo

Viaje de un jubilado a La Argentina (34)

Una Nochebuena especial

Viaje de un jubilado a La Argentina (33)

Viaje de un jubilado a La Argentina (32)

Viaje de un jubilado a La Argentina (31)

Viaje de un jubilado a La Argentina (30)

Viaje de un jubilado a La Argentina (29)

Viaje de un jubilado a La Argentina (28)

La conversión de mi hijo Eduardo

Viaje de un jubilado a La Argentina (27)

Viaje de un jubilado a La Argentina (26)

Viaje de un jubilado a La Argentina (24)

Viaje de un jubilado a La Argentina (25)

Viaje de un jubilado a La Argentina (22)

Viaje de un jubilado a La Argentina (23)

Viaje de un jubilado a La Argentina (21)

Viaje de un jubilado a La Argentina (19)

Viaje de un jubilado a La Argentina (20)

Viaje de un jubilado a La Argentina (17)

Viaje de un jubilado a La Argentina (18)

Viaje de un jubilado a La Argentina (16)

Viaje de un jubilado a La Argentina (14)

Viaje de un jubilado a La Argentina (15)

Viaje de un jubilado a La Argentina (13)

Viaje de un jubilado a La Argentina (12)

Viaje de un jubilado a La Argentina (11)

Viaje de un jubilado a La Argentina (10)

Viaje de un jubilado a La Argentina (9)

Viaje de un jubilado a La Argentina (8)

Viaje de un jubilado a La Argentina (7)

Viaje de un jubilado a La Argentina (6)

Viaje de un jubilado a La Argentina (5)

Viaje de un jubilado a La Argentina (4)

Viaje de un jubilado a Argentina (3)

Viaje de un jubilado a Argentina (2)

Viaje de un jubilado a Argentina (1)

Mis primas de la capital (30) y FINAL

Mis primas de la capital (29)

Mis primas de la capital (28)

Mi timidez y mis tías (50) y FINAL

Mi timidez y mis tías (49)

Mi timidez y mis tías (48)

Mi timidez y mis tías (47)

Mis primas de la capital (27)Estaba muy agradecido

Mi timidez y mis tías (46)

Mis primas de la capital (26)

Mis primas de la capital (25)

Mi timidez y mis tías (45)

Mis primas de la capital (24)

Mi timidez y mis tías (44)

Mi timidez y mis tías (43)

Mis primas de la capital (23)

Mis primas de la capital (22)

Mi timidez y mis tías (42)

El tío Culebra me quitó el miedo a los reptiles 1

El tío culebra me quitó el miedo. (2)

Mi timidez y mis tías (41)

Mis primas de la capital (21)

Un jubilado en el cine

Mi timidez y mis tías (40)

Mis primas de la capital (20)

Un pastor en el camino de Santiago

Mis primas de la capital (19)

Mi timidez y mis tías (39)

Memorias de un abuelo (2)

Mi timidez y mis tías (38)

Memorias de un abuelo (1)

Mi timidez y mis tías (37)

Mi timidez y mis tías (36)

Mi timidez y mis tías (35)

Mi timidez y mis tías (349

Mis timidez y mis tías (33)

Mi timidez y mis tías (32)

Mi timidez y mis tías (31)

Mi timidez y mis tías (30)

Mi timidez y mis tías (29)

Mi timidez y mis tías (28)

Mi timidez y mis tías (27)

Mis primas de la capital (18)

Mi timidez y mis tías (26)

Mi timidez y mis tías (25)

Mi timidez y mis tías (24)

Mi timidez y mis tías (23)

Mi timidez y mis tías (22)

Mi timidez y mis tías (21)

Mi timidez y mis tías (20)

Mi timidez y mis tías (19)

Mi timidez y mis tías (18)

Mis primas de la capital (17)

Mitimidez y mis tías (17)

Mi timidez y mis tías (16)

Mis primas de la capital (16)

Mi timidez y mis tías (15)

Mis primas de la capital (15)

Mi timidez y mis tías (14)

Mis primas de la capital (15)

Mi timidez y mis tías (13)

Mi timidez y mis tías 12

Mis primas de la capital 14

Mi timidez y mis tías 11

Mi timidez y mis tías 10

Mi timidez y mis tías 9

Mi timidez y mis tías 8

Mi timidez y mis tías 7

Mi timidez y mis tías 6

Mi timidez y mis tías 5

Mi timidez y mis tías 4

Mi timidez y mis tías (3)

Mi timidez y mis tías 2

Mi timidez y mis tías 1

Mi coño conquistó New York. (2)

Mis primas de la capital (13)

Mi coño conquistó New York.Cuando decidí labrarme

Para un concierto lo mejor es un trío… o más (3)

Para un concierto lo mejor es un trío… o más (2)

Mis primas de la capital (11)

Mis primas de la capital (12)

Mellizos y gemelas, de gavilán a paloma.

Mis primas de la capitál (10)

Para un concierto lo mejor es un trío, o más.

Mi ahijado, su hermano y su madre

Mi ahijado, su hermano y su madre

Mis tetas decidieron mi destino por mí.

Entre mi padre y mi tía me quitaron mis complejos.

Mis primas de la capital (9)

Mis primas de la capital (8)

Ayudando a mi mamá

Mis primas de la capitál (7)

Mis primas de la capital (6)

Mis primas de la capital (4)

Mis primas de la capital (5)

Mis primas de la capital (3)

Mis primas de la capital (2)

Mis primas de la capital

Dos que valen por tres.

Al conocer mi adopción encontré la felicidad

El chat me ayudó con mi sobrina (Continuación 2)

El chat me ayudó con mi sobrina (continuación)

Mi gran desgracia mi polla Final

Mi gran desgracia mi polla continuación

Mi padre y mi tio tienen los mismos gustos

He tenido mas corridas que km. en mi carrera

Mi gran desgracia .. mi polla

Me casé con una miss

Me gusta ser chófer (TOMO II)

Me gusta ser chófer (TOMO I)

Bienvenida mi jubilación

Tengo una familia atipica pero con mucha memoriT

Bienvenida mi jubilacion tomo 2

Mi primer viaje en avión

Desde el balnerario con amor

El chat me ayudo con mi sobrina