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Viaje de un jubilado a La Argentina (34) completo

en Amor filial

Este relato no sería posible sin la estimable colaboración de mi amigo Guilleos, un porteño auténtico.

 

     Yuma tenía un piso para ella sola, su padre podía costearlo y vivía en una zona muy céntrica cerca del ambiente universitario, yo ya tenía previsto el itinerario para buscar información para los cursos que quería Herta.  Yuma le presentaría a gente de la universidad y aunque ella cursaba derecho la podían ayudar.  Una vez en casa Yuma como deferencia nos la enseñó, la tenía amueblada con muy buen gusto con motivos étnicos y modernos, el salón me impresionó con unos sofás inmensos pero lo que me dejó boquiabierto fue su dormitorio, la chica se había explayado en él, con una cama de dos por dos metros y unas alfombras que cubrían el suelo, toda una armariada con espejos en la pared que cuando la abrió aparecieron infinidad de ropas, vestidos, pantalones de todos tipos y colores, cuando abrió los cajones estaban los suéteres y camisas perfectamente expuestos pero dejó para el final los cajones de lencería, en casilleros ordenados tenía plegados infinidad de sujetadores y bragas todos conjuntados pensados para cualquier ocasión, a mí se me nublaba la vista, la imaginaba a ella con cualquier prenda de aquellas frente al espejo.  

         Herta no era indiferente a todo aquello, acostumbrada a su camiseta de “Parque Cataratas de Iguazú”, a sus pantalones de lona cortos y a sus botas gruesas aquello era como estar en el Cielo.  Yuma nos miraba a cada uno y adivinaba nuestros pensamientos, de momento dejando los cajones abiertos dijo.

  • ¿Qué te parece si nos damos una ducha después del largo viaje?, luego podemos ir a tomar algo.

        A mi me pareció perfecto, salí de la habitación por discreción aunque tenía grabada en la mente aquella colección de ropa, en especial la íntima.  Se oían las chicas cómo bromeaban entre ellas debajo de la ducha, mientras yo husmeaba los cuadros y objetos de procedencia auténtica guaraní, habían guerreros antiguos, grupos familiares, niños jugando o ancianos tan arrugados que parecían pasas de uva, todos con las facciones típicas de su origen.

         Las chicas salieron del baño y se metieron en la habitación, pasó un instante y Herta salió envuelta en una toalla de baño y fue a recoger la maleta que había quedado en el recibidor, la vi pasar como una exhalación, recoger la maleta y volver a la habitación con Yuma, la maleta debía pesar lo suyo porque tuvo que cogerla con las dos manos, hasta hacerla rodar, yo intenté ayudarla pero llegué tarde ya casi había sacado el asa del troley cuando la toalla le jugó una mala pasada, se soltó el nudo que se había hecho entre las tetas y cayó aunque no llegó al suelo, tuve los suficientes reflejos para sujetarla cuando pasaba por su cintura, con las dos manos la frené pero no pude controlar la maniobra del todo y las manos acabaron haciendo tope en sus tetas. 

            La rubia me miró, me hizo un guiño de coquetería y salió arrastrando la maleta con la toalla a medio cubrir, después de un rato volvió a salir ésta vez vestida con un vestido tribal guaraní, incluso se había puesto un tocado en la cabeza típico de la zona, se dio la vuelta para que la viera desde todos los ángulos, el pelo rubio se lo había camuflado debajo del tocado y Yuma le había puesto maquillaje oscuro imitando el color de su propia piel, tuve que sentarme estaba preciosa y no parecía ella de no ser por sus ojos azules, detrás de ella salió Yuma.

            Ella no había tenido que disimular nada, el pelo negro azabache brillaba y sus ojos como el pelo, los pómulos un poco más desarrollados que los de la rubia, el vestido era el de ceremonia para las grandes ocasiones con unas plumas bellísimas en la cabeza, las chicas iban en procesión portando un frasco con esencias y otro con hierbas aromáticas encendidas, las dos vinieron hacia mí pero no pararon, siguieron alrededor de la mesa del salón y me dijeron que las siguiera, obedecí intrigado, no sabía que habían estado cuchicheando entre ellas y cuando entraron en la habitación vi varias velas encendidas por todos lados, dejaron los frascos en una mesita y con voz ceremonial Yuma me dijo que iban a hacer un rito de iniciación para que sus ancestros me admitieran con buenos augurios.

           Yo me dejaba hacer, no entendía las frases que decía en su idioma pero hacía movimientos como si hablara con alguien invisible, de vez en cuando le daba una orden a Herta, la chica rubia la obedecía calmadamente y me iba despojando de la chaqueta y la camisa, repartió pétalos de flores secas alrededor de mis pies y me dijo que no debía salir del círculo.  Yuma seguía con sus oraciones y Herta iba obedeciendo sus ordenes, en poco rato me dejaron en bóxer, yo estaba inquieto porque Yuma no dejaba de hablar casi a gritos y me veía desvalido en calzoncillos con el pelo del cuerpo canoso y las piernas escuálidas, en un momento Yuma pareció entrar en trance y le ordenó algo a Herta, ésta como si fuera hipnotizada se acercó a mí y tiró de mis calzoncillos hasta los tobillos, yo creo que ni con lupa me podrían encontrar la polla y los huevos, las chicas se miraban de reojo intentando no reírse.

          Cuando Yuma ordenó a Herta que le quitara su plumaje de la cabeza, ésta lo hizo con sumo cuidado y a otra orden fue desatándole las cintas del vestido de ceremonia, debajo llevaba otro ceñido a su pecho con los hombros desnudos, se le marcaban las tetas pero yo no osaba moverme porque enseguida me gritaba alguna maldición, cuando le soltó la falda se quedó con una muy corta, apenas le cubría las nalgas por detrás, estaba cortada irregularmente y parecía de piel, yo no quería fijarme en detalles pero la piel morena cobriza de Yuma no era nada visto por mí y le brillaba denotando la firmeza de sus carnes, mi polla empezó a aparecer entre mis huevos arrugados, a ninguna de las dos se les pasó el detalle y redoblaron las plegarias.  

       Le fue aflojando a Yuma las cintas que cerraban el vestido interior, según cedían iban apareciendo las curvas de las tetas por arriba, tenían el mismo color y no podría decirse que eran morenas ni recién bronceadas, solamente que brillaban de tersas que estaban, Herta iba rodeando a Yuma y le aflojaba cada vez más las cintas, mi polla iba subiendo grados como un reloj de sol, ya casi estaba horizontal cuando Herta aflojó la última cinta y dejó caer el corpiño que llevaba la morena, resbaló con dificultad sobre los pechos hasta que sobrepasó los pezones y cayó de una vez al suelo, mi polla se puso horizontal y el glande empezó a engordar, las dos miraban los avances y seguían con su ceremonia cuando fue tirando de las cintas de la falda yo sudaba ya pero al mínimo movimiento Herta me gritaba en guaraní.  Al aflojar la última cinta la chica rubia le sostuvo con la mano la falda para que no cayera de golpe y fue deslizándola lentamente, me iba descubriendo las nalgas, las caderas y el bajo vientre, el capullo cabeceaba como un segundero de reloj y al retirar toda la falda me percaté de que no llevaba nada debajo ni un mísero tanga.

          Yuma sin doblar las rodillas hizo una flexión de adoración de espaldas a mí separando un poco las piernas, le vi las nalgas y los labios del coño abrirse como una granada madura, yo iba ya por los 45º y el prepucio se había retirado vencido por la presión, Yuma se acercó a mí y hablando una mezcla de idiomas me dijo que no se me ocurriera moverme, le dije que sí temerosamente, cuando ella empezó a rodearme me iba como oliendo, empezó por el cuello y me lamía de vez en cuando, las orejas le siguieron y los pezones no tardaron es ser lamidos por la morena, la polla parecía la maza de un timbal pero ella seguía y seguía acercándose, llegó al vientre y pasó por detrás, le notaba lamiendo mis nalgas, Herta iba haciendo como exorcismos con las manos mientras se abría su vestido, Yuma cuando llegó a tener la punta de la polla frente a ella puso sus labios casi rozándola, notaba su respiración y llamó a su lado a Herta, ya la rubia estaba tan desnuda como ella cuando se arrodilló a su lado.

        Una por cada lado del tronco de mi polla se acercaron y me tocaron con la punta de sus lenguas, las pasaron como si quisieran hacerle un tatuaje recto, al llegar al capullo pararon y volvieron atrás, repitieron la acción por encima y por debajo, el capullo ya estaba rojo granate cuando la primera lengua que sentí sobre él era la de Yuma, fue apenas un roce pero rodeó el frenillo como si se hubiera enganchado en el labio del glande, Herta la imitó, yo intentaba empujar cuando ellas pasaban pero una u otra me llamaba la atención, veía sus espaldas una morena y otra blanca, sus nalgas y sus piernas al moverse, por sus lados asomaban sus tetas colgando apenas, los pezones de Herta los tenía grabados en la memoria pero los de Yuma apenas los había podido ver, las lenguas no paraban y no sabía por dónde iban a venir en cada ataque, habría dado cualquier cosa para que me hicieran una paja o hacérmela yo pero aquella imposición me excitaba más.

           Quería saber cómo iba a acabar aquella ceremonia, Yuma me besó la punta de la polla mientras Herta buscaba mis huevos y se los metía en la boca uno a uno, noté los labios carnosos de Yuma apretados en la punta del capullo, parecía que se iba a comer un fresón y fue abriéndolos hasta casi la mitad, no tenía la intención de metérsela en la boca, sólo mojarme de saliva, se volvió y pegada a mi hizo otra vez la inclinación, era una reverencia total poniendo las palmas en el suelo, con los talones fue retrocediendo hasta que mi polla estuvo tocándole entre los labios de su coño.  Herta tenía un testículo dentro de su boca y no quise que por una desobediencia ocurriera un accidente y me estuve quieto, parece ser que la idea era esa, me inmovilizaba sutilmente.  Yuma fue retrocediendo lentamente ajustó las piernas abriéndolas hasta que coincidió conmigo, al mínimo intento de “sublevación” Herta apretaba el huevo cautivo, tuve que esperar Yuma no tenía prisa, la punta de mi polla separó los labios de la morena y se fue hincando milímetro a milímetro, yo habría cogido de la cintura a la chica y la habría clavado sin ningún remordimiento ni temor a los antepasados pero mi huevo estaba en peligro inminente.  

        Yuma se tomó su tiempo, notaba su agitada respiración y no era de sufrimiento precisamente, a veces se le escapaba un leve gemido pero resistía la tentación, aunque tenía la vagina estrecha estaba muy lubricada e iba apoderándose de mi falo, con pasitos cortos iba retrocediendo hasta que vi que me faltaban dos dedos para que entrara toda parecía que había hecho tope y que de allí no podía seguir pero Yuma era una chica de recursos y de un golpe hacia atrás acabo de clavarse la polla que quedaba.  Herta de rodillas entre mis piernas soltó el huevo, sentí un gran alivio, un movimiento brusco y habría cambiado hasta la voz.  Como gracia me llevó las manos a la cintura de Yuma, me aferré como a un salvavidas y me pegué a ella, aún pudo entrar un poco más de carne dura, esto no lo esperaba ella y claramente gimió, ya no tenía ningún riesgo en mi integridad y empecé a moverme, la chica aguantaba la postura incómoda pero que le hundía mi polla hasta la garganta.

           Herta detrás de mi me acariciaba el pecho y me mordisqueaba el cuello y las orejas, yo no atendía nada más que al coño de Yuma, se oía claramente el ruido del aire que salía a presión cuando yo me hundía en ella y de momento le flaquearon las piernas, ya estaba demasiado tiempo agachada y Herta le cogió las manos y la llevó al canto de la cama, apoyada cómodamente abrió las piernas todo lo que pudo y yo entré y salí sin tener que sujetarla, ya pude acariciar su clítoris y sus tetas, las caricias en sus tetas las agradeció mucho con jadeos pero la del clítoris no pudo aguantarlas y se corrió gimiendo en guaraní, cayó de rodillas con el cuerpo sobre la sábana yo la acompañé sin sacarla y no paré en todo su orgasmo.  Herta me acariciaba los huevos y los amasaba, no hubo preguntas ni acuerdo, simplemente me corrí dentro de Yuma, cogido a sus pezones y tirando de ellos me hundí y expulsé gran cantidad de leche.  Parecía que Herta quería que me vaciara del todo masajeándome los huevos y caí sobre la espalda sudorosa de Yuma. 

          A su lado la amiga le acariciaba el pelo negro, la chica morena le contaba en su idioma cómo se sentía, la rubia sonreía y me miraba, parecía que había quedado saciada, me mantenía erecto con los masajes que seguía dándome con los músculos vaginales, debía ser una técnica de su tribu pero mi polla no se bajaba, a mi me dolía salirme con la polla dura y dudaba de dejar a Herta a mi lado sin atenderla debidamente pero al mirar hacia abajo y ver las nalgas morenas de Yuma pensé que debía acabar la faena y escupí entre la raja, la saliva llegó donde yo quería y la chica se estremeció, se quejó a Herta, no estaba acostumbrada al sexo anal pero yo le dije a Herta que le tradujera que era una costumbre típica española, ella añadió que a ella también le gustaba y a muchas otras y que debía aguantar un poco.

          La animó contándole la grata sensación al terminar, al final noté que se relajaba y su esfínter se distendía, fui presionando, volví a echar saliva y a apretar, se cogía a las manos de Herta que le hablaba al oído, cuando me miraba Herta yo dejaba de presionar y Yuma se reponía, luego seguía pero sin retroceder nunca, cuando no se lo esperaba entró el labio del glande, fue un alivio para ella, Herta ya le decía que el resto era pan comido pero ella no pensaba así aunque iba entrando tan lentamente como ella se había metido mi polla un momento antes, cuando mis huevos se pegaron a su pegajosa vagina se quedó desilusionada esperaba más y más polla, le había sabido a poco y tuve que retroceder y meter más enérgicamente para que me sintiera más.  Herta le acariciaba el pelo y la espalda cuando se corrió, fue un orgasmo más violento que el anterior, era su primer orgasmo anal, le acababa de desvirgar el culo, con mi leche bombeada la polla se deslizaba mejor y a ella le apetecía seguir, me pedía en perfecto argentino que la rompiera, que le partiera el culo, mi polla no daba para más y Herta la calmó prometiéndole que pasado un rato volvería a encularla.

       Caí rendido, no acostumbraba a correrme tan seguido y Herta estaba a mi lado también, no quería defraudarla pero ella había preferido darle la preferencia a su amiga, me arrastré sobre la sábana y me fui colocando entre las piernas de Herta, según avanzaba sus rodillas iban separándose para recibir mi boca, ¡sabía tan diferente! pero igualmente era deliciosa.  Estuve lamiéndole el coño como si no hubiera mañana, ella me quería separar la cabeza, no quería correrse tan pronto pero no lo consiguió y su orgasmo trono en la habitación, sus manos crispadas agarrándose a la sábana, ahora era Yuma la que consolaba a Herta, la pasaba las manos por el pelo, por el cuello hasta llegar a las tetas, la rubia era totalmente diferente a la indígena, ella las tenía en punta mientras que Yuma eran redondas  y juntas, a Yuma le supieron a un pastel de merengue y le estuvo chupando los pezones a Herta hasta que volvió a correrse, esta vez ya se rindió a mi perseverancia y abrió los brazos y piernas en cruz y convulsionando dejaba que me comiera su coño y Yuma sus tetas.

        Quedamos esparcidos sobre la cama, Herta ni se movió abierta de pies y manos quedó desfallecida, Yuma se acunó contra mí y al notar su mano en mi polla me deslicé hasta sus tetas, aún nos las había probado y eran un bocado exquisito, estuvimos acariciándonos suavemente hasta que me puso otra vez en forma, debía ser una técnica aprendida de generación en generación entre las mujeres de la aldea pero supo cómo hacerlo, me animé a acercarme a ella y volver a meterle la polla aunque no acabara del todo pero ella declinó y me señaló a su amiga, cuando me acerqué a ella estaba respirando hondo.  Yuma me ayudó y Herta con las piernas abiertas no hizo ningún movimiento para evitarme, la guaraní me había cogido la polla y se la iba encarando a la vagina de Herta cuando ésta plegó las piernas subiéndolas a la cabeza, elevó las nalgas y pude dejarme caer dentro de ella, un gemido ahogado me señaló que había llegado al final del recorrido y mientras yo me movía dentro de su coño ella buscó a Yuma que estaba a su lado, le rodeó una teta con la mano y pellizcándole el negro pezón la atrajo hacia su boca.  

      Yuma deseaba que le comiera las tetas ardientemente y las dejó a su alcance, Herta con su blanca piel se mezclaba a la morena de Yuma, yo vi de reojo las piernas abiertas de Yuma mientras recibía las lamidas de su amiga y quise colaborar, busqué con la boca los labios de su sexo y ella separó la pierna para dejarme entrar entre ellas, probé su coño, su sabor a jugos y su clítoris, hacíamos un triángulo regular sobre la cama y gozamos sin prisas hasta que uno a uno fuimos corriéndonos, allí se acabó la mañana, no habíamos tomado nada por lo menos de beber pero habíamos comido hasta saciarnos, llamé a casa y me excusé porque habíamos llegado tarde y pensábamos ir a comer juntos.  Corina entendió enseguida, sabía perfectamente que habíamos estado follando sin límite.

          Salimos a comer a un restaurante cercano, estaba lleno de gente joven estudiantes seguro, yo era el mayor de todos pero acompañaba a las mejores chicas del local, se nos quedaban mirando con envidia mientras las chicas aún les ponían “peros”, un chico más lanzado se levantó y nos preguntó si podía sentarse con nosotros, Yuma más abierta le dijo que sí, lo conocía de vista y él mismo nos explicó todo lo que debíamos hacer, allí mismo por teléfono pedimos cita previa para el día siguiente, cuando nos fuimos el chico se pavoneaba de haber ligado con las chicas.

            Nos fuimos al barrio de Palermo, claramente era un barrio con ambiente italiano, había tiendas de moda y restaurantes de bastante categoría, los grandes almacenes atraían a la gente con dinero, los escaparates brillaban y el ambiente era muy bueno.  Yuma ya sabía dónde estaban las tiendas de más categoría y nos llevó, a Herta acostumbrada al ambiente de la selva de Iguazú aquella multitud andante con grandes bolsas la alucinó, se paraba en los escaparates embobada, en uno de ellos estaban vistiendo a un maniquí y me hizo recordar a Gerta, tenía el mismo sexo que aquel muñeco femenino.  Herta no pudo resistir, aquella ocasión era única y entraron en un gran almacén, todo le llamaba la atención pero Yuma la acompañó a la sección de juventud, todo era de moda y pronto entraron las dos en un probador con varias cosas, yo tuve que esperar hasta que salieron, iban sonrientes y le dieron a la dependienta algunas prendas.  Yuma tampoco había podido resistir la tentación y se había comprado algo, su armario tendría que hacer más sitio, les cogí los paquetes mientras iban corriendo a otra sección, zapatos, lencería, todo les gustaba, ya estaban a punto de cerrar cuando llegamos a casa, dejamos los paquetes y me despedí de ellas hasta el día siguiente, nos habían citado a primera hora en las oficinas de la universidad.

           Al llegar a casa tuve que contar todo exceptuando la ceremonia de iniciación, estaba encantado con todo lo étnico de casa de Yuma y que había quedado para el día siguiente a primera hora.  Elena estaba encantada de que yo pudiera ayudarles pero Corina me miraba con una sonrisa irónica en los labios.

  • ¿Qué me cuentas Pepe, las chicas han llegado bien?
  • Oh si, sin problemas.
  • ¿Y qué tal es la amiga de Herta?
  • ¿Te refieres a Yuma?  Bien bastante bien.
  • ¿Es linda?
  • Si es bastante guapa, muy guapa.
  • Mmm, vaya, vaya, ¡una belleza guaraní y Pepe dice que bastante bien…! jajaja ¿y sería morena verdad?
  • Si muy morena, como todos ellos.
  • Ya, me la presentó de pasada Herta en Puerto Iguazú en una tienda.
  • Aaah, ¿entonces por qué me preguntas?
  • Por si le habías encontrado algún defecto, como sólo la vi vestida…
  • Corina… no empecemos no pienses siempre mal de mí.
  • Eso no es pensar mal pero haciendo cálculos sabiendo que has estado con Herta, que casi la has embarazado y te presenta a una amiga que parece una diosa… sumando y toda la mañana en su casa, el resultado es… que han estando cogiendo los tres.
  • Hasta hartarnos casi Corina, está visto que no te puedo ocultar nada.
  • Es que te conozco demasiado Pepe, ¿y esas jóvenes son mejores que las treintañeras de su hermana Ingrid y yo?
  • ¿Tú me preguntarías qué estrella del firmamento te gusta más?  Todas tienen algo especial.
  • Y tú sabes encontrarlo en todas.
  • Reconozco que tengo esa habilidad, me gustan todas pero hay una especial entre las demás y la tengo delante.
  • Pepe, no me halagues que ya sé por dónde vas aunque me encanta que me lo digas.
  • Ya tengo ganas de demostrártelo.
  • Y yo ganas de que lo hagas.

            A la mañana siguiente temprano ya estaba yo llamando a la puerta de Yuma, me abrieron y me saludaron con un ¡Hola! y salieron corriendo al baño y a la habitación, se estaban arreglando y llegábamos tarde.  Herta iba a medio pintar sólo con bragas y a Yuma se la veía en su habitación eligiendo qué ponerse, el conjunto de lencería que llevaba le sentaba precioso paro a última hora se decidió por otro vestido y se cambió en un momento de sujetador y bragas, para mí fue como un flash pero me encantó, con suma rapidez las dos estuvieron impecables y con los papeles en la mano salimos hacia la oficina de información.

            Era una oficina moderna, en una pantalla de televisión iban apareciendo los nombre del citado, cuando apareció el de Herta nos acercamos a la mesa que nos llamaba, la gestión fue rápida, ella sabía la documentación que debía aportar y en un momento estuvieron todos los datos en el sistema informático, sólo faltaba que se lo notificaran por correo electrónico.

                De allí salimos pronto y Yuma nos quiso enseñar los alrededores, estaba lleno de Facultades y gente joven que iba de aquí para allá, aún faltaba mucho para medio día y por la tarde Herta volvería a Misiones, Yuma propuso.

  • ¿Qué prefieren que hagamos?, podemos ir al centro y ver la Plaza de Mayo y los monumentos y sentarnos en una confitería y luego ir a comer a un buen restaurante… lo que prefieran.

                                                  Herta no lo dudó.  Levantó la mano y dijo.

  • Lo mejor que podíamos hacer es volver a tu casa, ya veré monumentos más adelante y Pepe está aquí y ahora.
  • Os lo iba a proponer pero me daba apuro.
  • Vamos a mi casa, lo pasaremos bien.

        En un taxi llegamos pronto en casa de Yuma había un revuelo de prendas que no habían podido recoger pero a Yuma no le importó, las cogió todas en un abrazo y las sacó al salón luego estiró las sábanas y vestida como iba se metió en la cama llamándome con la mano, yo más formal me desnudé mientras Herta se quitaba el maquillaje cuando vino ya iba preparada mejor dicho no llevaba nada encima.  Yuma se había quitado todo menos las bragas pero levantaba el culo para que Herta se las sacara, la rubia le pasó dos dedos por el elástico y las fue bajando lentamente enseñándome todo lo bueno que guardaban, me fijé que en el suelo a cada lado de la cama estaban las bragas y sujetadores que llevaban el día anterior, deduje que habían dormido juntas o incluso que no habían ni dormido, no me importaba nada tenían buen gusto las dos amigas, ahora estaban las dos haciéndome un hueco entre ellas en la cama y ya no había ceremonia de iniciación.

        Cuando me coloqué entre ellas sus manos parecían tomar vida, estaban sincronizadas, no se interferían, Yuma se subió sobre mi pubis y estuvo rozando su coño sobre mi polla tumbada, Herta se sentó sobre mi cara ofreciéndome su coño, yo le cogía una teta de cada una y las acariciaba, ya me rozaba el clítoris de Yuma en el frenillo cuando decidió refrescarlo y se cambió por Herta, le lamí el coño de arriba abajo y se lubricó bien.  Herta prefirió aprovechar que mi polla estaba mojada de los flujos de Yuma y se lo metió de un golpe, no parecía tener polla, estaba incrustado entre los labios rubios, ellas se cogieron las tetas y se acariciaron los pezones hasta hacerlos salir mientras yo acariciaba el clítoris de Herta, la rubia se tumbó en la cama con las piernas abiertas y yo quise hacerlo sobre ella pero Yuma se me adelantó y estirada sobre ella la empezó a besar con las piernas a su lado, frente a mi tenía los culos y los coños de las dos y sin elegir me acerqué a ellas y en el primer agujero practicable la hundí, gimió Herta y supe que le había tocado a ella y luego la saqué y la volví a hundir, esta vez era Yuma y por los gritos que dio no había acertado en la vagina pero era igual ya estaba dentro de ella.

         Las dos cambiaban a cada momento de postura yo sólo tenía que tapar agujeros.  Yuma tumbada tenía a Herta sobre ella le estaba lamiendo el coño cuando la penetré por el culo, mis huevos campaneaban sobre las cara de Yuma, me dedicó algunas chupadas y Herta se corrió, los jugos se los tragó Yuma y cuando yo me iba a correr en Herta recordé el susto de Iguazú, me dio el tiempo justo de salirme y cuando iba a metérsela en el culo Yuma me cogió la polla y la atrapó con la boca, no sospechaba que estaba tan apurado y se le llenó la garganta de leche, en medio de la tragada que estaba recibiendo Herta había castigado tanto el clítoris de la guaraní que se corrió haciendo saltar a Herta.

  • Herta tu concha es exquisita pero… la pija de Pepe es especial,
  • Ya te lo dije Yuma, te hace subir al Cielo.
  • Las dos estáis muy buenas, tenéis los coños y las tetas más sabrosas de Misiones.
  • ¿Seguro Pepe?
  • Joder Herta, vale, tan buenas como las de tu hermana y las de tu madre.
  • ¡Ah! bueno, así está mejor.

       Con la flojedad en las piernas estuvimos descansando un rato, cuando nos dimos cuenta ya era tarde para comer y salimos corriendo a una pizzería, comimos muy bien y volvimos a casa de Yuma, las chicas hicieron la maleta de Herta, me enseñaron la ropa que se había comprado, me prometió que se la pondría y se la quitaría para mi si iba a verla, yo tenía la cara triste, era difícil que fuera yo allí pero Yuma dijo.

 

  • Pepe no te aflijas, puede que sea antes de lo que piensas, Herta puede que venga a estudiar y mientras me tienes a mí a tu disposición, cuando quieras me llamas y… seguimos, estaré encantada y ya estás iniciado, mis antepasados te ayudarán.

       Nos reímos los tres, y salimos para la estación, las despedidas fueron muy tristes aunque tenía la esperanza de que Herta viniera a estudiar, viviría con Yuma o sea que tendríamos otras sesiones tribales.

       Yuma me preguntó que si quería volver a su casa y seguir un rato más haciéndole compañía que ella estaría encantada, yo sintiéndolo mucho decliné, las fuerzas me fallaban y preferí volver a mi casa, estaba seguro que Corina esperaba mis últimas noticias… ¡qué mujer!

    En efecto la mirada que me dedicó Corina lo decía todo, estaba convencida que habíamos hecho las gestiones y mucho más, no me dijo nada pero estaba seguro que habría adivinado de la proposición de Yuma de volver a su casa a follar.

     Necesitaba tener un poco de descanso y relajarme un poco, quería contar a alguien lo que había pasado y el único que podía oírlo era mi amigo del parque, aquella mañana llegué un poco tarde y no estaba en su banco de siempre pero me senté igualmente en él, al momento observé que estaba rodeado de palomas comiendo, tuve una corazonada y supuse que no debía hacer mucho que se había marchado, lo busqué con la vista en dirección de su casa pero la calle estaba desierta, decidí que lo mejor era aprovechar el sol que pasaba entre las hojas de los árboles y no meterme en más líos.

 

  • ¡Qué raro, mi amigo Pepe descansando en un parque sin tener nada que hacer…!

         Me volví, detrás de mi estaba mi amigo, con el mate en la mano y el periódico recién comprado debajo del brazo, le dejé sitio en el banco y pasó con cuidado entre las palomas insaciables.

  • Hola, creí que ya te habías marchado, al ver a las palomas comiendo solas.
  • Bueno estuve tentado pero quise saber los comentarios sobre el entrenador de San Lorenzo de Almagro, parece que no están muy contentos con él y he comprado el periódico, depende del periodista que escribe lo ve de una forma diferente.
  • Pero por lo menos va bien en la clasificación.
  • Pero podría ir mejor, somos los mejores.
  • Jajaja, eso dicen también en España, cada uno defiende a su equipo a muerte, los barcelonistas y madridistas están siempre a la greña y sus jugadores dando una de cal y una de arena, veo que debe pasar aquí también, allí casi todos los equipos tienen sus  rivales eternos.
  • Aquí hay una gran competencia, igual entre las diferentes hinchadas, ya que muchos de los mejores jugadores de futbol son argentinos.
  • Y… hablando de todo un poco ¿cómo vas de salud?
  • Vamos peleando, ahora parece que mis males y yo hemos hecho un pacto y vos, ¿cómo te manejas por este país?
  • De maravilla, si te cuento todas cosas que he hecho y que he visto te sorprenderías, he visto lugares preciosos y he conocido a personas de toda condición, humildes y riquísimas y de todas he aprendido algo.
  • Me alegro, yo también he tenido mis avances Magda me ha visitado dos veces, la mujer está pendiente de mi salud, ha hablado con médicos y le han dado pautas para que pueda vivir lo mejor posible, también me ha recordado que está dispuesta cuando yo quiera para pasar una tarde con ella y también con su hermana y contigo, las hermanas están muy interesadas con nosotros, también me ha dicho que ha estado haciendo indagaciones con un cardiólogo sobre el uso de la pastillita azul, sabe el susto que tuviste por culpa de las pastillas y no quiere que sufras riesgos, ya te explicará ella si os veis.
  • Eso está muy bien, ahora llevo unos días un poco ajetreado pero te prometo que haremos una partida a cuatro bandas.
  • Muy bien pero avísame con tiempo y me pondré fuerte para la batalla, jajaja, ¿por cierto, tienes noticias de las alemanas?
  • Precisamente ayer estuve con una y su amiga una belleza guaraní, te habría gustado.
  • Yo con la alemana me conformo, jajaja.
  • Pues la chica ava no era menos bella, te lo aseguro y ni te cuento que cuerpo tenía.
  • Por favor Pepe, no me cuentes tus historias porque me entra el ahogo, jajaja.

 

    Estuvimos un rato hablando de varios temas y al rato nos separamos, le dije que si veía a Magda le dijera que yo también estaba interesado por ella y su hermana y me dirigí hacia casa, me apetecía hablar con Malena, era la persona de mi confianza fuera del ámbito familiar, a ella le podría confesar mis andanzas con las chicas, me quemaba la historia de Cari y su hermana Tere y la visita de Herta y Yuma a la ciudad, también la visita a

Córdoba con la maravillosa scort Gerta pero no quería que pensara que la buscaba para estar con ella solamente para contarle mis historias, además temía un poco que se uniera su hermana y su madre Marlene, sabía de su interés por tener una reunión conmigo, incluso aceptaba la convivencia con sus hijas por lo que esperé a tener más sosiego en mi vida.

       En casa me esperaba una sorpresa, en la cena mi hijo anunció que tenía que ir a Rosario en un viaje relámpago, esta sólo a 300 km. de Buenos Aires y saliendo pronto se podría pasar el día visitando la ciudad, yo ya me frotaba las manos, tenía mi curiosidad por ver el campo del Club Newell’s Old Boys, el estadio donde comenzó una figura mundial que jugaba en España pero la sorpresa fue que mi hijo se lo ofreció a mi mujer, Elena en principio no encontraba muy atractivo y muy precipitado el viaje pero al decirle que mi hijo había conseguido dos entradas para ver un concierto de una cantante tonadillera española muy famosa y que a ella le encantaba ya se ilusionó, yo tuve que esperar a otra ocasión.  Si hubiera sido Serrat o Sabina habría luchado un poco para ir yo, incluso hubiera sobornado a Elena con algún regalo a cambio pero el cante no me acababa de gustar.

       Por la mañana me despertó el ruido de mi mujer buscando entre el armario uno de sus vestidos nuevos, era muy temprano y estaba clareando el día, no me preocupé mi mujer iba y venía del baño a la habitación se había maquillado y ahora se vestía, mi hijo también se oía, la afeitadora eléctrica, la ducha, al momento noté cómo mi mujer me daba un beso en la frente y me arropaba, seguidamente se cerró la puerta de la calle, me desperecé debajo de la sábana me puse en medio, toda la cama para mí, no recordaba desde cuando había sentido aquella sensación de independencia y me dormí, no esperaba despertarme hasta media mañana por lo menos.

       No había pasado apenas un rato cuando me empujaron a un lado de la cama entre sueños pensé que mi mujer había vuelto a por algo olvidado o se había anulado el viaje, renuncié a la sensación de independencia y me volví de espaldas, no tardé en notar el calor en la espalda, a lo largo de todo mi cuerpo desde la espalda hasta los pies notaba un calor muy acogedor, me abrazaron por detrás y me sentí a gusto estaba soñando uno de mis mejores sueños y, por instinto, pasé la mano hacia detrás, de golpe abrí los ojos, todavía estaba oscuro pero el tacto no me engañaba estaba tocando un culo caliente, suave y duro a mi espalda y para más detalle estaba desnudo, moví la mano para asegurarme, en efecto hacia abajo seguían unos muslos de las mismas características y hacia arriba la curva de una espalda de piel suave, en la nuca notaba la respiración suave y tibia y en mis espalda la presión inequívoca de dos tetas duras.

                                                  Me volví lentamente lo primero que vi frente a mis ojos fueron los ojos de Corina, me sonreía mimosa.

  • Buenos día Pepe, ¿te he despertado?  No era mi intención quería estar abrazada a ti un rato, me gusta sentirte tan cerca.
  • ¡Por Dios Corina!  ¿Qué haces en mi cama, no comprendes que no es sólo “mi” cama? Es también la de mi mujer.  La vas a impregnar de tu perfume y Elena tiene un olfato de sabueso.
  • Eso se puede arreglar, ven.
 

                                                  Corina nos destapó de un tirón a la sábana y cogiéndome la mano tiró de mi, cogió su camisón que había dejado en una silla y me arrastró a su habitación, subió a la cama, se puso en el lado de su marido y me dejó su sitio, todavía estaba tibio, la verdad se estaba muy a gusto, olía a la mujer y con su calor se estaba como en casa.

  • ¿Pero Corina que haces?  Ahora estamos en tu cama, la cama de tu marido, mi hijo y todavía caliente.

        La chica se volvió a levantar, fue a mi habitación cogió las sábanas y demás iba deprisa, desnuda como estaba se le movían las nalgas y las tetas enérgicamente, luego vino a su habitación y me hizo bajar de la cama, de dos tirones quitó las sábanas también y se fue hacia la lavadora, la vi cómo metía las sábanas de las dos camas en la lavadora y cuando estaba terminando de llenarla me acerqué a ella, le di lo que ya se había ganado, cogiéndola de la cintura me pegué a ella por la espalda, ya había mojado con saliva la punta del capullo y se lo metí en el coño, se tuvo que sujetar en la lavadora para no caer hacia adelante y cruzó los brazos sobre la lavadora, las tetas colgaban en el vacío y cuando empujé oscilaron a la vez que Corina gemía.

  • Eso es, así me gustas, con ganas, cógeme como un salvaje, partime la concha.
  • Te estoy dando lo que te mereces pero en la cama estaremos más cómodos, elije la que quieras.

          Fuimos a su habitación andando pegados como un tren, yo no quería sacarle la polla y ella tampoco, se agachó para sacar de un cajón un juego limpio de sábanas y yo seguí metiéndosela, ella las extendió sobre el colchón sin mucho miramiento y me dijo.

  • Te invito a mi cama, no huele a hombre y yo estoy sola.

            Subió y se colocó en el centro como una X, me lancé sobre ella y resbalando desde abajo fui besándola por todo el cuerpo hasta que mi polla guiada por sus muslos entró en su coño, sus piernas se cerraron detrás de mis riñones y moví las caderas hundiéndome en ella, mi intención era seguir follándola sin parar no sabía quién se iba a correr antes de los dos pero me daba igual, sería un polvo salvaje.

       Desde la cuna se trastocaron mis planes, el llanto de Javi me hizo frenar, su madre se asomó y lo vio que lloraba desesperadamente, tuve que hacer una pausa a mi pesar.  Corina se levantó y se asomó a la cuna, el crío levantaba los brazos reclamándole algo, yo veía sus nalgas y sus tetas colgando sobre la cuna, le esperé pero no renunciaba a seguir, Corina sacó al pequeño y lo dejó sobre la cama y le olió el pañal, ahí estaba al parecer el motivo de los lloros, pronto se puso manos a la obra y le busco el pañal de repuesto y se dispuso a cambiárselo, estaba bellísima agachada y me puse detrás, mientras que ella le iba cambiando el pañal tuve la curiosidad de saber que opinaría si le metía la polla, me sorprendió que sólo interrumpiera un momento su labor y jadeando siguió limpiando al niño, mi polla la penetraba lentamente a la vez que la mantenía equilibrada para que no cayera hacia adelante.

      Mi nuera se mantuvo con las piernas abiertas mientras yo me hundía en ella y salía lentamente, lo curioso fue que Javi cuando se notó fresco y limpio pensó que aquellas tetas que volaban sobre él le podrían dar su ración de desayuno y con sus brazos reclamó, tenía hambre Corina sin dejar de recibir mi polla en su coño le acercó las tetas al niño y cuando las tuvo a su alcance, él mismo le cogió un pezón y se lo acercó a la boca como un chupete.  Corina se acercó más y le dejó que chupara sacándole la leche, al estar tan agachada mi polla se le clavaba al máximo y ella soportaba a los dos hombres.  El niño chupaba con avaricia y yo me hundía con energía pero prefirió hacerlo a la manera tradicional, cogió al niño y se sentó en la cama, yo tuve que salirme y le puse unos almohadones en la espalda, ella cogió en los brazos al niño y le acercó el pecho, Javi siguió chupando y yo me quedé mirando, me gustaba ver a Javi chupar la teta de su madre los mofletes se llenaban de leche y Corina lo sabía, ella pensó que era una pena tenerme abandonado y según estaba medio sentada separó las piernas, yo me tumbé a su lado y trabé mis piernas con las de ella como unas tijeras.

        Mi polla volvió a entrar, cuando ya estaba más de la mitad adentro me moví y no se salía, con las piernas nos liamos y evitamos que nos pudiéramos separar, seguí metiéndola la polla mientas Javi seguía chupando, a mi lado estaba el niño dándose el primer banquete del día pero Corina le dio la vuelta y se lo puso en la otra teta dejándome a mí la que tenía antes el niño, me acerqué y la cogí, estirándome hasta que pude chupar el pezón como lo estaba haciendo el pequeño.  Corina gemía de gusto, le estaban mamando las dos tetas a la vez mientras le metía la polla hasta el fondo, nunca se había corrido en una situación como aquella y me gustó estar presente, sin dejar al niño entre sus brazos, que seguía chupándole el pezón con ansia, me exprimía la polla con la vagina y me acariciaba la cabeza atrayéndome a su teta para que no la dejara “sola”, las sacudidas que le provocaban el orgasmo las soportó como mejor pudo, gemía y jadeaba sin miedo.

          Era lo único que podía hacer y nos mantuvo a los dos mamando de ella hasta que Javi se quedó dormido, yo no me había corrido y con sumo cuidado dejó al niño en su cuna, cuando volvió a mi lado me sonrió agradecida, había tenido un orgasmo único, dando de mamar a dos “hombres” en este caso el abuelo y el hijo, pero cada uno le hacía sentir una clase diferente de placer, me dijo que le había gustado que, medio sentada como estaba, notaba mi polla en el fondo de su coño y quería volver a sentirla pero esta vez quería ser ella la que me montara y me empujó al centro de la cama, subió sobre mi y cogió la polla del tronco y se la encaró en la vagina dejándose caer.

          Una de las cosa que mejor hacía Corina era cabalgar una polla, su cintura parecía tener movimiento en 360º, a la vez que movía onduladamente me masajeaba la polla, me vi perdido, le rogué que parara pero ella estaba dispuesta a darme una corrida por lo menos igual que la de ella, y yo creo que lo consiguió pues desde la nuca me bajó una sacudida que llegó a los huevos y expulsé una serie de chorros de leche que Corina, retuvo adentro hasta que fue saliendo en forma de burbujas que estallaban a la salida de su vagina.

          Nos permitimos dormir un rato abrazados, me despertó dándome besos en el cuello, con todo su cuerpo pegado a mí, no tardé en reaccionar pero de momento tuve que parar.

  • ¡Carla!  Hoy es día que viene a limpiar Carla.
  • No me jodas, hoy no por favor…
  • Pues no tardará en llamar.
  • Pues es igual, se lo explicaré y seguiremos cogiendo tú y yo.
  • Calla loca, intenta llamarle antes de que salga de casa y dile que no venga o nos fastidiará el día y días como este es difícil que se repitan.

     Corina saltó de la cama, corría haciendo saltar las tetas y fue a buscar el teléfono, la chica estaba ya en la puerta de su casa dispuesta a salir pero al contarle que nosotros íbamos a hacer unas gestiones ella lo agradeció, iría a ver a su amiga Maite y saldrían de tiendas, cuando Corina volvió a la cama saltó desde lejos cayendo sobre mí, yo la esperaba con los brazos abiertos pero no llegó a mí se quedó con mi polla hasta que la puso otra vez dura, le dije que rodara sobre mí y me ofreció su coño, aún estaba mojado cuando mi lengua recorrió su raja en toda su longitud, cuando mi lengua le quitó la piel a su clítoris ella se acabó de tragar mi polla, nos habríamos corrido a la vez si no hubiera sonado el teléfono.  

         Corina de mala gana cogió el móvil que había dejado en la mesita, yo supuse que era mi mujer y por deferencia a Elena saqué mi cabeza de entre las piernas de Corina pero según hablaba me di cuenta de que no era Elena sino su amiga Ingrid, la rubia de Iguazú, estuvieron hablando entre risas incluso recordaron nuestra estancia en Misiones, yo no pude aguantar y mientras Corina estaba boca abajo hablando con su amiga me tumbé sobre ella, le puse la polla en su culo y apreté, estaba lubricado por sus jugos y mi lengua pero la dilatación la hizo mi capullo, ella levantó las caderas y yo apreté, dio un pequeño grito que Ingrid notó y le preguntó que le pasaba, ella simplemente le dijo.

 

  • ¡ Aug!  No te lo imaginarás pero en mi lugar me comprenderías…
  • ¿Te has hecho daño?
  • Nooo, todo lo contrario, en este momento me está entrando en el culo la polla más buena que he tenido adentro.
  • ¿Pepe, no me digas que está Pepe contigo ahora?
  • No, Pepe no está conmigo, está adentro de mí, instalado en mi culo.
  • No me jodas, no me lo creo.
  • Espera y te lo paso.

                                                  Corina me puso el teléfono en mi oreja.

  • Es Ingrid, no me cree dónde estás ahora.
  • Hola Ingrid, ¿cómo estás?  Yo estoy bien, muy bien.  Jajaja.
  • Están locos los dos, no me creo lo que dice Corina, seguro que está toda la familia a tu lado.
  • Pues te equivocas, Corina esta tumbada boca abajo, estaba hablando contigo por teléfono y me ha apetecido meterle la polla en su culo, ella me ha ayudado y ahora estoy dentro de ella moviéndome, ¿te explico más?
  • Por Dios, que terrible que sos, me gustaría estar con ustedes, por favor dame otra vez con Corina.
  • ¿Qué te ha parecido Ingrid?
  • Corina me estás dando una envidia tremenda pero yo te voy a dar una noticia fantástica, he estado hablando con Gerta la modelo, le ha salido un trabajo en Buenos Aires, bueno… el trabajo de acompañar a un ejecutivo a una fiesta, cosas de ella pero voy a encontrármela, me iré yo también ahí y nos podremos juntar las tres y recordar viejos tiempos, ¿te parece bien?
  • Me encanta pero me gustaría una cosa…
  • Lo que quieras Corina, ya sabes.
  • Quiero que se nos una Pepe también, creo que nos conoce a todas y bien conocidas, jajaja.
  • Estupendo, buena idea, lo pasaremos muy bien te lo aseguro.  Ya hablamos.
  • ¿Qué te parece Pepe?
  • Pues me encanta pero me da un poco de miedo, tres monumentos de mujer y yo un viejo, no sé, Ingrid es una belleza y Gerta también y tú no hace falta que te diga, me vais a destrozar, mi polla tiene un límite.
  • No te preocupes, ¿no has oído eso de que “mientras haya lengua hay amor”?
  • Eso lo dices ahora pero con tres coños así ni con la lengua.
  • Ya veremos, confía en nooosssssotras.
  • ¿Qué te pasa ahora Corina?
  • Naaada, que me estoy corriendooo.
  • Dile a Pepe que tome el teléfono.
  • Siiii, nooo puueedo hablar casi.

                                                  Hablaban tan fuerte que las estaba oyendo y me acerqué a la oreja de Corina.

  • ¿Qué tal Ingrid?
  • ¿Es verdad que Corina está acabando?
  • Si no me engaña si y no suele hacerlo y tú deberías hacer lo mismo.
  • ¿Yo?, si estamos a más de mil kilómetros, ya me gustaría.
  • ¿Tienes crema cerca?
  • Si, aquí al lado ¿por qué?
  • Úntate dos dedos y métetelos en tu hermoso culo.
  • ¡Oh Pepe, que buena idea pero no podré!
  • Mete uno y luego los dos e imagina que soy yo.
  • Mmm, ya está uno adentro… y ahora los dos, ¡Pepe, como me calientas!, ¡qué gusto!
  • El mismo que le estoy dando a Corina, si vieras como se mueve cuando le clavo la polla, esta toda despatarrada y le estoy pellizcando los pezones que le asoman por los lados.
  • Pepe no me cuentes eso, me estoy recalentando, ¿sabes que estoy haciendo yo?
  • Imagino que metiéndote los dedos hasta donde te lleguen.
  • Por detrás si pero por delante me estoy frotando el clítoris, estoy en mi cama y me he quitado toda la ropa, ¿te gustaría comerme las tetas?
  • Me encantaría las de Corina están duras, se las acabo de mamar, tiene una leche buenísima.
  • Pepe por favor me he metido los dos dedos por detrás y tres por delante, no sé qué hacer ya voy a acabar también…  ¿Qué haces tú con Corina ahora?
  • Se ha puesto a cuatro y ha separado las rodillas le voy a meter la polla en el coño, así.
  • Mierda, Pepe la oigo gemir de gusto, ¿está jadeando?
  • Si con la cabeza apoyada en el colchón, le entra toda y ahora le he metido dos dedos míos en el culo dilatado.
  • Estoy chorreando Pepe, quiero tu polla dentro de mí ya.
  • Imagina que ya tienes mi capullo adentro y te lo meto hasta el fondo de golpe.
  • ¡Aaaah, siii que gusto, lo noto y me corroooo!
  • Yo también me voy a correr en el coño de Corina, te dejo.
  • ¿Ingrid?  Soy yo Corina, Pepe me está llenando la concha de leche, lo oirás gruñir, las tetas me rozan las sábanas y me está entrando un gusto bárbaro, creo que me voy a correr otra vez…  ¿Qué haces tú?
  • Me acaricio el clítoris con dos dedos y tengo otros dos dentro del coño, me los he tenido que sacar del culo porque me iba a correr ya, me he echado saliva en los pezones y me los he lamido, están como piedras, lástima que no esté con ustedes.
  • No tardaremos y si se une Gerta vamos a acabar los cuatro a la vez, ¡ella también ha probado la pija de Pepe!
  • Entonces ya sabe lo que es bueno, lo siento Corina pero no puedo seguir me estoy corriendo y no puedo sujetar el teléfono, hasta otro rato, te quiero, chauuu.
  • Chao Ingrid, un beso.
  • Que polvo más bueno, he follado con dos preciosidades a la vez y una, sin tocarla, se ha corrido igual.
  • Es que pensar en tu pija es casi como tenerla adentro, bueno no, es mentira, cómeme las tetas por favor me van a reventar.
  • No te preocupes te haré lo que quieras, tenemos todo el día para nosotros.

 

    Le chupé las tetas, no como la mamada anterior, ahora aspiraba los pezones y las areolas y con la lengua la hacía gemir, cuando estaba agotado se levantó y fue a la cocina.

  • Descansa un rato, voy a hacer algo para desayunar y luego seguimos.

     Pasamos la mañana en la cama, Javi se había despertado y estuvimos jugando con él un rato hasta que le dio otra toma de teta y se durmió.  Corina me dio una mamada que me resucitó la polla, le expliqué la técnica que tenía con Elena y me crucé las piernas con ella metiéndole la polla y estuvimos un rato hablando mientras le metía lentamente la verga y le acariciaba las tetas.

  • Nunca pensé que tendría la ocasión de estar todo el día contigo.
  • Yo tampoco y aunque lo había pensado no creí que podría ser, me gusta tu compañía y… tu pija claro, estos momentos de paz caliente es lo que falta en mi vida, tu hijo cuando cogemos se lanza y me mete su larga verga hasta que se corre, me tengo que despabilar si quiero correrme también porque no me espera, otras veces soy yo la que lo cabalga, así me gusta más porque soy yo la que dirige y me roza por donde más gusto me da, luego de acabar lo cabalgo un poco y se derrama enseguida pero ya no hay ni un beso de despedida, se duerme inmediatamente.
  • Yo estaría así horas contigo, hablando y follando al mismo tiempo, tienes todo lo que me gusta, un cuerpo divino y una personalidad impresionante además eres toda una mujer, me tienes colado por ti.
  • Y yo por ti, estoy llena de ti cuando cogemos y cuando no…  ¡Pepe se te está poniendo más dura la pija, la noto adentro!
  • Es que no puedo evitarlo me gusta follar contigo y acariciarte toda, ¡tú también tienes el clítoris duro y brillante!
  • ¿Cómo quieres que lo tenga si me lo estás rozando con las venas de tu pija?, me gustaría que me hagas acabar otra vez, si quieres.
  • ¡Cómo no, para mí es un placer ver cómo disfrutas!, ¿te gusta así?
  • Ya sabes que si, sigue Pepe, sigue así.

 

       Corina se corrió dulcemente, me cogió los brazos y no me soltó hasta que los estremecimientos se le calmaron luego se dio la vuelta para que me pusiera de cucharita detrás de ella y se la volví a meter, nos dormimos con la polla adentro.

         Ya era tarde cuando comidos unos bocadillos, descorché una botella de vino y brindamos por nosotros y por nuestras amigas, volvimos a la cama después de atender a Javi, el pequeño se entretenía con sus juguetes mientras nosotros nos abrazábamos y follábamos hasta corrernos, a media tarde  decidimos salir un rato.  Corina sacó de la secadora las sábanas de mi cama y yo las volví a colocar mientras ella se arreglaba, con Javi en su cochecito fuimos a la calle y le compró un trajecito muy bonito, yo le compré un juguete interactivo que le encantó nada más verlo.

          Cuando ya de noche volvimos a casa recibimos otra llamada de teléfono, esta vez era Javier, estaban entrando en el concierto y calculaban que tardarían cuatro o cinco horas en llegar a casa, les deseamos que se divirtieran y que tuvieran cuidado en la carretera y directamente nos fuimos a la cama.  Corina esperó a que yo estuviera adentro para desnudarse lentamente delante de mí, me ofreció un striptease casi de profesional que me encendió, eso le costó que mi boca le buscara el coño nada más subir a la cama, ella me dio la misma medicina y me comió la polla hasta casi hacerme eyacular, subió sobre mí como lo hacía con Javier buscando que le rozara el puto G.  Se corrió pero siguió sobre mí, yo no me dormí sino que le acariciaba las tetas y el clítoris mientras ella me cabalgaba, ella elegía y se ponía a cuatro cuando necesitaba sentir mi polla hundida hasta el fondo de sus entrañas y me ofrecía su culo cuando le apetecía que fuera totalmente mía.

           Me apretó la polla con sus tetas mientras yo me movía entre ellas hasta un momento antes de llenarla de leche, ya había apurado demasiado a mi polla y ella lo sabía, ahora tocaba gozar pero no correrse, no hubo centímetro de mi cuerpo que no atendiera, hasta el culo me lamió cuando me pajeaba la polla a dos manos, ella tampoco tuvo queja, sabía que le gustaba que le besara su hombro derecho junto al cuello, eso le ponía a mil, me dijo que su hijo no había descubierto su punto erógeno y yo lo aproveché bien, cuando le rozaba con los labios era como si le diera corriente eléctrica, se encendía y me dedicaba las mejores caricias, acabamos agotados pero satisfechos.

          Fue sido un día completo, habíamos hecho de todo desde follar salvajemente a hacerle a Ingrid masturbarse pensando en nosotros, habíamos dialogado, compartido, y saboreado el vino en la boca del otro, habíamos bebido los jugos de su vagina y la leche de mi polla, no había quedado agujero sin rellenar y después de una ducha juntos en la que apuramos el último cartucho, Corina cambió las sábanas y las metió en la lavadora, vi sus piernas separadas desnudas y con los labios medio abiertos, me habría cogido a su cintura otra vez y la hubiera follado empezando un nuevo día pero aquel había terminado, nos fuimos a dormir cada uno en nuestra cama, ya era muy tarde cuando noté que alguien entraba en la cama a mi lado, le dejé sitio, recordé lo que había pasado por la mañana y me abracé a ella, Elena me besó y buscó mi polla, no estaba en buenas condiciones pero ella no lo sabía y conocía mis gustos, cuando me la había puesto a su gusto se tumbó boca arriba y abrió las piernas para que yo entrelazara las mías metiéndole la polla, era la costumbre, lo hice y me dispuse a oír lo bien que lo habían pasado, en la habitación del fondo oí chirriar la cama de mi hijo, al momento eran sus ronquidos los que se oían mientras Concha me contaba lo bien que cantaba la cantante española.

Continuará.

 

Agradezco mucho sus valoraciones y comentarios.

 

Gracias.

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Viaje de un jubilado a La Argentina (18)

Viaje de un jubilado a La Argentina (16)

Viaje de un jubilado a La Argentina (14)

Viaje de un jubilado a La Argentina (15)

Viaje de un jubilado a La Argentina (13)

Viaje de un jubilado a La Argentina (12)

Viaje de un jubilado a La Argentina (11)

Viaje de un jubilado a La Argentina (10)

Viaje de un jubilado a La Argentina (9)

Viaje de un jubilado a La Argentina (8)

Viaje de un jubilado a La Argentina (7)

Viaje de un jubilado a La Argentina (6)

Viaje de un jubilado a La Argentina (5)

Viaje de un jubilado a La Argentina (4)

Viaje de un jubilado a Argentina (3)

Viaje de un jubilado a Argentina (2)

Viaje de un jubilado a Argentina (1)

Mis primas de la capital (30) y FINAL

Mis primas de la capital (29)

Mis primas de la capital (28)

Mi timidez y mis tías (50) y FINAL

Mi timidez y mis tías (49)

Mi timidez y mis tías (48)

Mi timidez y mis tías (47)

Mis primas de la capital (27)Estaba muy agradecido

Mi timidez y mis tías (46)

Mis primas de la capital (26)

Mis primas de la capital (25)

Mi timidez y mis tías (45)

Mis primas de la capital (24)

Mi timidez y mis tías (44)

Mi timidez y mis tías (43)

Mis primas de la capital (23)

Mis primas de la capital (22)

Mi timidez y mis tías (42)

El tío Culebra me quitó el miedo a los reptiles 1

El tío culebra me quitó el miedo. (2)

Mis primas de la capital (21)

Mi timidez y mis tías (41)

Un jubilado en el cine

Mi timidez y mis tías (40)

Mis primas de la capital (20)

Un pastor en el camino de Santiago

Mis primas de la capital (19)

Mi timidez y mis tías (39)

Memorias de un abuelo (2)

Mi timidez y mis tías (38)

Memorias de un abuelo (1)

Mi timidez y mis tías (37)

Mi timidez y mis tías (36)

Mi timidez y mis tías (35)

Mi timidez y mis tías (349

Mis timidez y mis tías (33)

Mi timidez y mis tías (32)

Mi timidez y mis tías (31)

Mi timidez y mis tías (30)

Mi timidez y mis tías (29)

Mi timidez y mis tías (28)

Mi timidez y mis tías (27)

Mis primas de la capital (18)

Mi timidez y mis tías (26)

Mi timidez y mis tías (25)

Mi timidez y mis tías (24)

Mi timidez y mis tías (23)

Mi timidez y mis tías (22)

Mi timidez y mis tías (21)

Mi timidez y mis tías (20)

Mi timidez y mis tías (19)

Mi timidez y mis tías (18)

Mis primas de la capital (17)

Mitimidez y mis tías (17)

Mi timidez y mis tías (16)

Mis primas de la capital (16)

Mi timidez y mis tías (15)

Mis primas de la capital (15)

Mi timidez y mis tías (14)

Mis primas de la capital (15)

Mi timidez y mis tías (13)

Mi timidez y mis tías 12

Mis primas de la capital 14

Mi timidez y mis tías 11

Mi timidez y mis tías 10

Mi timidez y mis tías 9

Mi timidez y mis tías 8

Mi timidez y mis tías 7

Mi timidez y mis tías 6

Mi timidez y mis tías 5

Mi timidez y mis tías 4

Mi timidez y mis tías (3)

Mi timidez y mis tías 2

Mi timidez y mis tías 1

Mi coño conquistó New York. (2)

Mis primas de la capital (13)

Mi coño conquistó New York.Cuando decidí labrarme

Para un concierto lo mejor es un trío… o más (3)

Para un concierto lo mejor es un trío… o más (2)

Mis primas de la capital (11)

Mis primas de la capital (12)

Mellizos y gemelas, de gavilán a paloma.

Mis primas de la capitál (10)

Para un concierto lo mejor es un trío, o más.

Mi ahijado, su hermano y su madre

Mi ahijado, su hermano y su madre

Mis tetas decidieron mi destino por mí.

Entre mi padre y mi tía me quitaron mis complejos.

Mis primas de la capital (9)

Mis primas de la capital (8)

Ayudando a mi mamá

Mis primas de la capitál (7)

Mis primas de la capital (6)

Mis primas de la capital (4)

Mis primas de la capital (5)

Mis primas de la capital (3)

Mis primas de la capital (2)

Mis primas de la capital

Dos que valen por tres.

Al conocer mi adopción encontré la felicidad

El chat me ayudó con mi sobrina (Continuación 2)

El chat me ayudó con mi sobrina (continuación)

Mi gran desgracia mi polla Final

Mi gran desgracia mi polla continuación

Mi padre y mi tio tienen los mismos gustos

He tenido mas corridas que km. en mi carrera

Mi gran desgracia .. mi polla

Me casé con una miss

Me gusta ser chófer (TOMO II)

Me gusta ser chófer (TOMO I)

Bienvenida mi jubilación

Tengo una familia atipica pero con mucha memoriT

Bienvenida mi jubilacion tomo 2

Mi primer viaje en avión

Desde el balnerario con amor

El chat me ayudo con mi sobrina