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Mis primas de la capital (11)

en Amor filial

Mis primas de la capital (11)

 

Mi vida cambió desde que me folle a mis primas y amplié mis horizontes  sexuales.

En los relatos anteriores (16-11-16, 21-11-16, 24-11-16, 16-12-16 y siguientes) les cuento como al conocer a mis primas me parecieron unas niñas cursis de capital, desde entonces mi vida ha cambiado radicalmente… para bien.

Durante varios días trate de centrarme una vez más en mis estudios, mis primas también estaban ocupadas ya que era época de exámenes, mis tíos tenían más trabajo de lo normal pues estaban mirando las diferentes opciones respecto a los pedidos de zapatos para la próxima temporada, mi tío tenía una especial sensibilidad para los negocios, pero mi tía sabía mejor que él lo que las clientas les iban a comprar, entre los dos hacían un buen tándem.

Me veía imposibilitado para aprobar la asignatura que me preocupaba más, además estaba solo, Asun no me podía ayudar pues ella no estudiaba en ésta clase, su madre me había recomendado en su día esta otra para perfeccionar mis estudios.

En éstos días tan importantes apenas dormía, un día estuve toda la tarde sentado frente al ordenador y los libros, por la noche no baje a cenar, solamente en un momento que se estaba cargando unos temas en el ordenador fui a la cocina y llene un termo de café expreso, cuando subí volví a sentarme, me dolía todo el cuerpo pero seguí hasta el amanecer, me desperté sobre la mesa temprano, solo habían pasado 45 minutos desde que caí rendido sobre la mesa, apenas me podía mover, el dolor de espalda, cuello y hombros no  dejaba moverme.

Bajé como un autómata, no era capaz ni de girar sobre mí mismo, salí de casa dispuesto a ir a la primera farmacia de guardia y pedir cualquier remedio para el dolor que sentía.

Al salir a la calle, me molestaba la luz del sol, procuré seguir bajo los árboles para mitigar el dolor de ojos que tenía, una voz femenina me llamó desde la otra acera de la calle.

Apenas abrí los ojos lo justo para ver quién me llamaba, desde la verja de su casa Emi se asomaba, iba vestida con una bata de estar por casa, un pañuelo anudado a su frente me aclaró que estaba de limpieza, cuando me acerqué me pregunto si estaba bien, le conté lo mas sucinto lo mal que estaba y le pregunté si no tendría un relajante muscular, lógicamente me contestó que no, pero me dijo que me esperara mientras entró en su casa.

En una habitación interior se oía el aspirador que manejaba una señora que le ayudaba en la limpieza, cuando salió Emi me dio un sobre, cuando lo abrí me quedé perplejo, yo esperaba una receta para comprarme una pomada u otro medicamento, en su lugar había una tarjeta, una dirección y un nombre, Emi me recomendó que me fuera directo a ésta dirección, era de un Spa, estaba en el centro de la ciudad pero con buena combinación de transporte, cuando salí de casa de Emi confieso que no estaba convencido de la solución, fui más por no defraudar a Emi que por mí.

El establecimiento era bastante elegante, cuando entré me dirigí a recepción, al preguntar por la persona que tenía anotada en la tarjeta, salió una chica vestida con un uniforme deportivo a la vez elegante, con una sonrisa preciosa me recibió, me dijo que había llamado Emi y le había dado instrucciones, lo primero fue explicarme que pasara a los vestuarios, en una taquilla encontraría un pantalón tipo bañador y una chanclas, y que al salir me esperaría junto a la piscina del circuito.

--- Juan, no sé si has estado con anterioridad en un establecimiento Spa, la señora Emi es una muy buena clienta nuestra y nos ha recomendado que te tratemos lo mejor posible, por supuesto nos esmeraremos para que tu estancia sea lo más grata posible.

--- Muchas gracias, lo cierto es que nunca he estado en un Spa, por lo que agradecería que me orientaran, no sé si se lo ha contado Emi, pero mi máximo interés es poder eliminar el agarrotamiento muscular que arrastro.

--- Muy bien, lo primero es hacer el circuito en la piscina, hay una diversidad de chorros de agua que te masajearan los músculos, ya irás notando la mejoría, cuando termines tienes la sauna, en ella te relajarás y después con una ducha helada te tonificarás, verás luego que hay una serie de duchas y pasillos por donde recibirás un trato a cada unos de tus músculos, al final en la sala de masajes te dejará completamente nuevo.

La chica me deseó buena estancia y me dejó solo, me dirigí a la piscina, a estas horas no estaba muy concurrida, solamente un par de mujeres de mediana edad y un matrimonio mayor.

Al estar tan vacio me pude recrear en cada chorro diferente y gozar de la fuerza del agua para sentir como mis músculos agradecían sus caricias.

El matrimonio se quedó muy atrasado, pero las dos mujeres me adelantaron, no paraban de hablar, aunque despacio parecían loros, estaban muy animadas y una a la otra ayudaba a elegir los aparatos.

Cuando terminé en la piscina pasé por un pasillo de piedras, los pies reblandecidos acusaron las irregularidades pero al terminar, los gemelos de las piernas estaban más tersos.

En la sauna entré con cierto recelo, había visto en la tele o en el cine como eran pero esta me pareció mucho más pequeña, cuando entré el vapor me dio un golpe de calor que no esperaba, casi entré con los ojos cerrados, cuando pude aclimatarme vi en un rincón a las dos mujeres, estaban envueltas en una toallas, una estaba en el escalón superior mientras que la otra estaba sentada entre sus piernas en el inferior, yo me contenté con sentarme en un rincón, el sudor empezó a caer por mi frente, casi no podía abrir los ojos, me lloraban, las dos mujeres me miraban y comentaban entre ellas, al final una de ellas se levantó y se dirigió hacia mí, al hacerlo la toalla que la cubría se cayó al suelo, iba totalmente desnuda, mis ojos me debieron delatar pues cuando llegó a mi lado sonreía pícaramente…

--- Perdona que me meta donde no me llaman, pero estamos viéndote sufrir sudando como una fuente, te aconsejo que te quites el pantalón, ya verás la diferencia.

---No se notó el rubor que me subió a las mejillas, porque estaba todo rojo, pero le hice caso y cuando volvió a su asiento me quité el bañador por debajo de mi toalla.

Las dos mujeres cuando me vieron tan azorado aún se rieron más, sobre todo cuando se me terminó de caer al suelo mi toalla dejándome desnudo frente a ellas, sobre todo porque sin querer mi polla se había puesto lo suficientemente dura para quedar apuntado hacia ellas.

Yo me armé de valor, no quise quedar como un crío, me levante y me acerqué a ellas acariciándome la polla en plan desafiante, ellas se miraron y volvieron a reír, esta vez a carcajadas, me aclararon las ideas cuando la que estaba sentada en el asiento inferior le abrió las piernas a su amiga y le dio una lamida en el coño depilado, luego se relamió los labios.

Cuando volví a mi asiento mi polla estaba completamente enana, como un pimiento asado y mi estima igual que ella.

Salí enseguida de la sauna, las dos mujeres cuando me volví para despedirme, estaban tumbadas sobre un estrado comiéndose mutuamente los coños en un 69 perfecto.

Al llegar a la sala de masaje salió a recibirme una chica con un uniforme blanco de pantalón y me indicó que subiera a la camilla boca abajo colocando la cara en el hueco del cabezal, mientras le obedecía estuvo preparando unas barritas de aromas y poniendo música que aunque moderna estaba en versión chill-out, cuando estaba a mi lado miró la nota que indicaba la clase de masaje, se excusó y me dijo que me atendería la Srta. África que era especialista en estos masajes.

Cuando quedé mirando al suelo a través del cabezal sentí como todo mi cuerpo se relajó me quedé literalmente pegado a la sabana, sobre el culo me había dejado la toalla, cuando la masajista nueva entro me saludó con un escueto hola.

Yo le contesté con lo que parecía más a un lamento a un saludo, cuando me aplicó sus manos sobre mí buscando los músculos bloqueados me sentí completamente confiado en el buen resultado.

Debo de confesar que aunque en ocasiones me hacía daño, me habría quedado dormido plácidamente, sus ágiles manos parecía adivinar cada punto donde me dolía más, el aceite que me aplicaba facilitaba el tacto.

No me importó cuando me masajeó las plantas de los pies luego fue subiendo por mis piernas, hasta llegar a los muslos, al tumbarme en la camilla mi pene quedó entre mis piernas por lo que la masajista lo rozaba cada vez que subía las manos entre mis muslos.

Después del fracaso que había tenido con las dos mujeres en la sauna lo último que se me ocurrió era darle intención a las manos de la profesional.

La chica apenas me hablaba, aunque me habría dado igual, yo no estaba pendiente de nada excepto a la paz que sentía.

La espalda estaba totalmente bañada con el aceite aromático, cuando me dio un golpecito en el culo diciéndome que me diera la vuelta, sin el menor entusiasmo me giré, esperé con los ojos cerrados, la tenue luz me facilitaba estar como en una nube.

Solo reaccioné cuando me dijo…

--- Que haces aquí?

Abrí los ojos y me fijé en la chica, primero me extrañó la voz, le recordaba de algo, aunque no sabía de qué, pero cuando le pude ver la cara  iluminada me quedé asombrado.

--- Y tú, que haces aquí también?

--- Yo trabajo aquí.

--- Pero no estás estudiando?

--- Claro, pero no tengo más remedio que trabajar para costearme la universidad, mi familia no tiene dinero, nadie sabe que trabajo aquí.

--- Bueno no me parece mal, pero no me lo esperaba.

--- Yo tampoco y la verdad me alegro que hayas venido.

--- Yo también me alegro de verte y tengo que felicitarte, tienes unas manos divinas, me estás dejando como nuevo.

--- Gracias, pero aún no he terminado, espero que cuando lo haga aún me valores más.

Me relajé todavía más, ahora estaba convencido que estaba en buenas manos.

La chica se puso sobre mi cabeza y me buscó en mis hombros y en el cuello donde más me dolía, ahora que nos conocíamos yo le iba indicando donde me dolía más y ella me iba suavizando los músculos, después del cuello, actuó sobre mi pecho, las costillas me dolían igual aunque no me había dado cuenta hasta ahora, cuando pasaba su cuerpo sobre mí me ocultaba la luz y a través de su blusa blanca adivinaba la ropa interior que llevaba.

Con los enérgicos movimientos de sus brazos, sus tetas oscilaban sobre mi cara, cuando llegó sobre mi estomago la blusa se le subió tanto que por debajo le vi en directo el sujetador blanco que apenas podía contener a las tetas que escapaban por debajo dejando salir dos dedos de piel.

Ella se empleaba a fondo, pero mi polla por su cuenta empezó a levantar la toalla, no me percaté hasta que me dijo…

--- Vaya ahora me convenzo que te alegras de verme.

--- Lo siento mucho, no me había dado cuanta, que vergüenza…

--- Si ya veo, pues tu polla no dice lo mismo.

Mientras decía esto se había puesto a mi lado y mientras una mano la pasaba entre mis muslos la otra me aceitaba el vientre, las manos hábilmente pasaban rápidamente al lado de mi polla pero en el último segundo la esquivaban.

Esto me producía una desazón que aún me ponía más dura la polla, ella cada vez más cerca rozaba mis huevos, separó mis tobillos, ahora ya no había razón de ser de la toalla por lo que me la quitó sin darle importancia, la polla estaba como el asta de una bandera, la chica con las manos aceitadas la apartaba suavemente para masajear mis ingle, cada vez que rozaba mi polla se quedaba temblando, poco a poco se fue centrando sobre la zona, hasta que con una mano desde debajo cogió los dos huevos a la vez y los levantó apretando suavemente.

Con la otra me cogió del tronco y fue hacia la punta donde cerrando los dedos sobre ella la cubrió con la piel, después a la inversa descubrió el glande hasta abajo dejando todas las venas hinchadas.

Mi mano caída a mi lado rozaba a cada movimiento el cinturón con los frascos de aceite que llevaba colgado, cuando se adelantó sobre mí y rocé su pantalón note en el reverso de mi mano el calor de su piel.

Sin proponérmelo acerqué mi mano a su muslo y luego a su culo, a través del leve pantalón noté el camal de la braguita, cuando con un dedo pasé bajo la goma la chica se soltó el cinturón del aceite y se bajó el pantalón hasta el suelo.

Sus manos ya no masajeaban mis músculos, estaban acariciándome la polla descaradamente, yo ya tenía mi mano bajo sus braguitas pasando de una nalga a la otra, no me pareció suficiente y subí la mano bajo su blusa, ella se dio la vuelta lo necesario para que yo llegara al cierre del sujetador, al soltarlo con dos dedos, bajo la blusa se acusó la libertad que habían recuperado sus tetas.

Solo soltó mi polla el tiempo necesario para quitarse la blusa por encima de la cabeza, el sujetador sin tensión cayó al suelo.

Con las manos me acaricié el vientre y las impregné de aceite, las pasé por sus tetas, brillaban casi tanto como mi glande.

Ella se inclinó sobre mí y pasó sus tetas sobre mi polla, la abrazaba entre ellas y con la suavidad del aceite solo notaba la poca aspereza de sus pezones.

Aunque estaban tibios noté mucha diferencia cuando desde sus tetas mi polla fue a entrar en su boca, la humedad, la presión de su lengua y el efecto de aspiración hicieron que levantara las caderas para que me la chupara más profundo.

Una de mis manos buscó entre sus muslos, los separó lo suficiente para facilitar que siguiera buscado hasta que encontré los labios de su sexo, estaba lo bastante húmedo para que mis dedos aceitados los recorrieran en toda su longitud.

La chica mantuvo las piernas separadas mientras me apretaba la polla desde abajo y la mantenía dentro de su boca, le acariciaba el clítoris lenta pero intensamente, de vez en cuando volvía a mojarla con aceite y seguía con entusiasmo, cuando me separó los tobillos y subió a la camilla entre ellos, se llenó la mano de aceite, lo fue vertiendo sobre mí, rebosaba por todo mi cuerpo cuando se agacho y fue resbalando sobre mis piernas lentamente, noté como sus tetas rozaban mis muslos y pasaban abrazando mi polla que se dobló sobre mi vientre al pasar cuando se posaron sobre mi pecho sus labios rozaron los míos para después buscar mi oreja, me estuvo mordisqueando el lóbulo, mi polla aguantaba el peso de su pelvis que se escurría por el aceite, con mis piernas encogidas la retenía sobre mí, mis manos apretaban las dos tetas que presionaban sobre mis costados.

La chica estuvo lamiendo en mi cuello hasta que siguió subiendo sobre mi hasta ofrecer a mis labios  uno de sus pezones, lo agradecí absorbiéndolo hasta que llene mi boca, después cambió por su gemelo y le di el mismo trato, se los dejé rojos y mojados, ella suspiraba mientras con los ojos cerrados.

Cuando se dejó resbalar hacia abajo mi polla la estaba esperando, entre sus piernas se deslizó hasta encontrar los labios menores abiertos, el aceite y sus jugos hicieron el resto, cuando el glande fue entrando dentro de ella me abrazó y reptando hacia abajo se introdujo toda mi polla, acercó su boca a mi oído y me dijo despacio…

--- Ahhh! Cuanto tiempo esperando tenerte dentro, no sabes lo que lo he deseado.

--- Me encanta estar contigo, tienes un cuerpo ideal, pero si solo nos hemos visto dos veces…

--- Pero fueron especiales para mí, me pusieron muy caliente.

--- Ahora que recuerdo hacías mucho ruido, no parecías pasártelo mal del todo.

--- No sabes lo equivocado que estás, cuando me viste con aquel chico, estuvimos follando en mi habitación, aunque mejor sería decir que estuvo follando él solo, se corrió a los tres minutos, luego se vistió y se fue. Yo me quede abierta de piernas con el coño chorreando y oyendo como Asun y tu estabais follando toda la noche, envidiaba oír a Asun jadear y suspirar  con tu polla dentro, sobre todo conociéndola tan discreta, yo estuve saltando en mi cama para que lo oyerais mientras estaba con la oreja pegada al tabique, desde entonces siembre he soñado tenerte dentro.

--- Nunca lo hubiese pensado, siempre te he visto acompañada, pareces una chica con mucho éxito.

--- No creas, nunca he tenido suerte con los chicos, ligo con facilidad, pero luego no me duran nada.

--- Sabes una cosa? Me gustó cuando te abriste la ropa en el pasillo de tu casa, me impresionó tu simpatía.

--- Gracias, pero ahora estamos aquí. Ah por cierto mi nombre es Pilar, lo de África es para el trabajo.

--- Encantado de conocerte Pilar, pero sabes que Asun es muy importante para mí, espero que lo que estamos haciendo hoy no salga de aquí.

--- Tranquilo Juan, para mí es suficiente con haberte tenido una vez, no saldrá de aquí como dices.

Diciendo esto se sentó sobre mí, se apoyó en sus tobillos y fue sentándose y levantándose haciendo que viera entre sus piernas como mi polla aparecía y desaparecía en su bien recortado pubis.

Apresé sus tetas con mis manos, con mis dedos apretaba sus pezones salidos para qué no se me escaparan, su vientre liso se dejaba caer y recibir mi polla dura como un palo.

Me pidió que le gustaría ponerse de rodillas y que la penetrara por detrás, lo hice encantado, le cogí de la cadera y cuando separó las piernas me fui acercando hasta que mi polla se hundió hasta el fondo, ella bajó la cabeza hasta la camilla y con unos gemidos estuvo aguantando el primer orgasmo, sus manos crispadas apretaba la sabana hasta que se fue recuperando, se volvió y me beso en los labios agradeciéndomelo, después se tendió y abriendo sus rodillas me invitó a que me tumbara sobre ella, sus manos me recibieron y cogieron mi polla y mis huevos y los guiaron hasta su coño, cuando se aseguro que estaba en la entrada me rodeó la cintura con sus piernas y me atrajo hacia ella, simplemente entré hasta notar mis huevos pegados a sus nalgas.

Al notarme dentro de ella me abrazó estrechándome, un estremecimiento me indicó que iba a llegarle su segundo orgasmo, me sorprendió tan pronto, pero lo comprendí cuando vi las lágrimas que le brotaban de los ojos mientras se sacudía con los espasmos, me di cuenta de la necesidad de cariño que tenía, quizá fue por eso que me corrí emocionado, me vacié cuando me dijo que lo hiciera dentro de ella.

Cuando nos repusimos me acompañó a una ducha y nos duchamos los dos juntos, nos despedimos lamiéndole las tetas y ella comiéndome la polla, después nos abrazamos, le deseé que encontrara a un chico que la quisiera, después le prometí que volvería si tenía otra congestión muscular.

Cuando volvía a casa vi luz en casa de Emi, me asome por la verja, en la casa se veía todavía a la señora de la limpieza, en la otra esquina mi amiga estaba colocando los detalles en la mesa del salón, quizá por intuición se volvió hacia mí, vino corriendo a la puerta del jardín, estaba impaciente por saber cómo me había ido.

--- Hola Juan, cómo estás? Te veo mucho mejor que esta mañana.

--- La verdad es que estoy nuevo, ha sido una idea estupenda lo del Spa, no lo hubiera creído.

---Que tal te han tratado?

--- Estupendamente, gracias por haber llamado, me he sentido mucho más protegido al saber que tú velabas por mí.

--- Es lo menos que podía hacer, que es lo que más te ha gustado?

--- Pues todo me ha encantado, la piscina era ideal cada chorro de agua me revitalizaba por momentos, lo peor fue la sauna.

--- Por qué? Si en un momento te quedas nuevo?

---Es que me ocurrió un caso chocante, pagué la novatada y quedé como un tonto.

Le conté la escena de la sauna, se estuvo riendo imaginando la situación, aún estaba riendo cuando siguió…

--- Y el masaje que te pareció?

--- Ah! El masaje lo mejor de todo, la masajista era una maravilla, me dejó como en una nube – lógicamente no le conté el final del masaje -  es una gran profesional?

--- Quien te atendió?

--- Pues… una chica rubia, creo que se llamaba… un nombre raro, ah! Si África me parece.

--- Si la conozco, es una masajista estupenda y además muy guapa.

--- Pues en eso no me fijé – le mentí – estaba tan mal que solo me interesaba mi cuello.

--- Me alegro que te haya sentado tan bien la cura.

--- Si, le he dicho a la chica que si vuelvo a estar tan mal, volvería.

--- Desde luego, ya sabes la solución, espero que vuelvas pero para otra cosa.

--- Bueno gracias por todo Emi, te dejo con tu trabajo, ya hablaremos con más calma.

--- Adiós Juan, hasta pronto.

Me lanzó un beso al aire. Cuando entré en la casa estaba contento, busqué a mis primas, pero no se oía a nadie, como estaba hambriento entré en la cocina, encontré un plato grande de macarrones en el frigo, no dejé nada en el plato, y aún estuve picando todo lo que encontré, luego me fui a mi habitación.

Los días siguiente siguieron igual, yo me dosificaba más los tiempos de estudio para no recaer en el dolor muscular, por fin llegó el examen temido, la universidad estaba repleta de estudiantes como yo, todos con el miedo en la cara, el primer susto lo pasé en la asignatura dudosa, cuando salí me pareció que había sido más fácil que lo esperado, lo cierto es que había estudiando mucho, las otras ya fueron más fáciles.

En una clase coincidí con Asun, como siempre estaba sentada delante de mí, me sonrió al verme, cuando terminamos comentamos la prueba, también le había parecido que la había superado con nota, como siempre, me pareció más bonita que otras veces, se me ocurrió que me apetecía mucho pasar la tarde con ella, cuando se lo dije me contestó…

--- A mí también Juan, pero hoy es imposible, he quedado con mi madre en su casa, ha insistido mucho que fuera, sospecho que tiene alguna sorpresa para mí.

--- Me parece muy bien, creo que podré esperar, cuando puedas quedaremos, te he extrañado mucho.

--- Yo también, han sido unos días muy  duros, siempre estudiando y sin verte.

Cuando llegué a casa estaba muy contento, aunque me había fallado la cita con Asun estaba impaciente en contarles a mi familia mis impresiones del los exámenes.

En cara reinaba la alegría, parecía que no era el único que había tenido buenas notas, aunque no sabíamos las notas definitivas las impresiones era buenas.

Mis primas le contaban a sus padres lo que habían hecho en las pruebas, al verme entrar se volvieron hacia mí y me volvieron a contar todo, mi tío me pasó el brazo por el hombro y separándome del grupo me preguntó cómo me había ido, se lo conté y me estrecho contra él, estaba satisfecho conmigo.

Cuando cenamos todo eran risas y bromas, el ambiente se había relajado después de tanta tensión acumulada, mi tía nos miraba y se sentía feliz.

Cuando terminamos las chicas subieron a sus habitaciones, yo me quedé a instancias de mi tío, quiso animarme a seguir aplicado para poder coger pronto las riendas del negocio familiar.

Cuando ya me fui a mi habitación oí risas en la habitación de mi prima Maite, me asomé después de tocar con los nudillos, encontré a Maite acostada y tapada hasta el cuello, sentada a su lado estaba María.

--- Hola que hacéis?, estas enferma?

--- Ah, pues no, precisamente.

--- Como te veo toda tapada…

--- Vale, nos has pillado, ya se ha roto el misterio.

Mi prima menor, fue bajando lentamente la sabana, estaba vestida, llevaba una camiseta de algodón pero cuando siguió bajando la sabana descubrió que desde la cintura hacia abajo no llevaba nada, me fijé y vi que su pubis estaba a medio depilar, María nos miraba expectante, al final rompieron a reír las dos.

María me explicó que me querían dar una sorpresa, al mismo tiempo abrió sus piernas, bajo su falda corta vi su pubis también totalmente depilado.

Me invitaron ya que las había pillado a que les ayudara, me presté gustoso, Maite se quitó la sabana de encima  abrió las piernas totalmente, se puso la lamparita de la mesita cerca alumbrando su coño y María sacó de debajo de la cama la cera que estaban usando, en un momento le aplicó las tiras sobre la piel y me dijo que estirara yo.

Me daba miedo, no quería hacerle daño, ya había sufrido en mis carnes una vez la depilación a la cera pero de un tirón le arranqué la tira y se quedó libre de vello.

Se rieron de mí ante tanto recelo, pero en un momento la dejamos perfecta, tenía un coño perfecto.

Cuando se levantó de la cama señaló su sitio y me dijo que me tumbara yo, me quedé frío, di un paso atrás, pero entre las dos me cogieron y me tumbaron, los pantalones salieron a la vez que los zapatos y el bóxer salió tras ellos, yo me revolvía intentando evitar lo que se avecinaba, al fin las hermanas se apiadaron de mí y me dijeron que me afeitarían primero y después pasarían la depiladora eléctrica.

Lo considere un mal menor, me acomodé con una chica a cada lado de la cama, pero cuando Maite cogió unas tijeras y vino hacia mí, dudé por mi futuro.

María me dijo que me recortaría primero hasta dejar el vello lo más corto y después vendría la maquinita.

Yo no quería mirar, pero entre las dos se arreglaban bien, María me cogía la polla fláccida y la apartaba de la tijera, lo cierto es que era muy efectiva, ya confiado veía como la ponía a un lado o al otro, cuando ya estaba bastante recortado el aspecto de mi polla había mejorado mucho, ya no caía desmayada, ofrecía cierta resistencia a la mano de María, ella la trataba con suavidad pero con energía que no hacía más que acrecentar su dureza.

Como tenía las manos libres me vengaba pasándolas entre los muslos de Maite separando sus labios suaves y recorriendo todo su recorrido, ella aunque pendiente de lo que estaba haciendo me facilitaba mis movimientos con su postura, las tetas de María tampoco escapaba a mis caricias, ya con los pezones duros fue cuando más energía ponía.

Con la eléctrica me dejaron como un bebe, pero no se conformaron con esto, después fue María la que cogió las tijeras y Maite apretando mis huevos fue esquivando la tijera primero y la maquinilla después, no por eso bajaba la erección que ya soportaba, las chicas no parecían darse cuenta de la dureza de mi miembro, cuando me separaron las nalgas ya me vi perdido, porque la cera no me perdonó, pero ya era tarde, un grito se me escapó sin querer, pero ya estaban aplicando una crema para suavizar a mis nalgas calvas.

Como venganza, me lancé a coger la camiseta de Maite y quitársela por la cabeza de un tirón, ella se escurrió y saliéndose de ella se quedó desnuda frente a mí, María saltó sobre mí, levantó su falda ancha y se sentó sobre mi cara, me dejó inmovilizado, Maite me cogió de los tobillos y los levantó lo más que pudo, me arqueó hacia arriba hasta que María me los cogió, los separó y quedó su cara entre mis rodillas.

Cuando Maite se pegó a mis nalgas, lamiendo mis huevos expuestos a su alcance, María abrió la boca para recibir a mi polla erecta que se dirigía hacia ella.

Cuando noté la humedad de sus labios aspirando mi glande, mis huevos se encogieron ante la aspiración que Maite les había hecho, uno de ellos se coló en su boca, las cabeza de las dos hermanas se sincronizaron para no chocar entre ellas, cuando notaron que mi polla alcanzaba un grosor y un color sospechoso de eyacular, me soltaron y decidí “castigarlas”, las arrodillé en el suelo una al lado de la otra apoyadas sobre la cama, quedaron con sus culos expuestos hacia mí, solo tuve que separarles las piernas para meterles la polla alternativamente a cada una, cuando salía de una entraba en la otra, ellas con las manos cogidas se miraban y gemían, de vez en cuando las engañaba y las penetraba dos veces seguidas mientras le metía los dedos a la otra.

Cuando el pestillo de la puerta hizo un poco de ruido levanté la cabeza y vi como mi tía apenas se asomaba, al ver que la había visto me hizo un signo de aprobación y cerró suavemente, sus hijas no llegaron a enterarse.

No había pasado ni diez minutos cuando los tres levantamos las cabezas escuchando atentos, de la habitación de sus padres salían un rumos de gemidos y suspiros que fue creciendo hasta oír a su madre como le gritaba a su marido.

--- Méteme toda la polla Antonio, más todavía, o mejor méteme a Carlitos, -el consolador gigante- o los dos a la vez.

Nos viramos y seguimos con lo nuestro, Maite fue la primera en recibir su orgasmo, me mantuve dentro de ella mientras lo gozaba, mi polla notaba dentro de ella como vibraba su vagina, mientras con dos dedos dentro de María la mantenía en la máxima tensión, me dio el tiempo justo de que cuando Maite caía sobre la sabana, se la metía a María que ya me apremiaba, en solo unas pocas penetraciones, se aferró a la sabana y aguantó como pudo las fuertes sacudidas, me dijo que no me saliera de ella, no lo hice hasta que descargué dentro de ella varios chorros de leche, su hermana los recogió con la mano cuando empezaron a salir lentamente al sacar mi polla.

Aún se oían los gritos de mi tía en su habitación cuando salí de la de Maite hacia la mía, por curiosidad me asomé en la de mis tíos al ver una rendija de luz, la había dejado así Ana para que me asomara, estaba sentada sobre su marido, de espalda a él y de cara a la puerta, con las piernas abiertas, frente a mí mostrándome el pollón de Antonio clavado en su culo y el consolador en su coño, me lanzó un beso al aire y se mordió el labio.

Cuando llegué a mi habitación me duché, estuve a punto de hacerme una paja a la salud de mi tía Ana.

Aun pasaron varios días hasta que nos avisaron de que ya habían salido las listas oficiales con las notas de los exámenes, fui rápidamente aunque tenía bastantes esperanzas de haber aprobado, nos agolpábamos ante las listas, cuando pude llegar a ellas busqué mi apellido, estaba muy nervioso, las manos me sudaban pero por fin, había aprobado con nota, me tiraron de la camisa, me volví y dos filas detrás vi a Asun que me preguntaba, busqué nuevamente su apellido y efectivamente había conseguido la máxima nota, cuando se lo dije al salir de la melé que se había organizando se me colgó de cuello besándome de alegría, me acompañó hasta la otra clase, era la que más me preocupaba, ella se adelantó y empezó a buscar, un grito de alegría me informó de que había pasado la prueba, lo que no me había dicho que con un notable alto, esta vez fui yo quien le abrazo dándole un beso en la boca que hizo volverse a varios jóvenes que nos silbaron de admiración.

Salimos hacia la cafetería, a lo lejos vimos a Marta la madre de Asun, ella corrió a su encuentro y le informó de sus notas y de las mías, se alegró mucho y me dio dos besos en la mejilla, les invité a un aperitivo y mientras bebíamos una cerveza Asun me contó que estaba pasando una temporada en casa de su madre, ésta nos miraba mientras hablábamos sin parar, en un silencio, nos interrumpió y nos dijo…

--- Chicos un momento, os veo con ganas de hablar, que os parece si seguimos esta conversación en casa? Juan quieres venir a cenar esta noche?

--- Pues… encantado, me gustaría mucho.

--- No se hable más, esta tarde te pasas por casa, ahora Asun tenemos que irnos, hasta luego Juan.

Cuando por la tarde llegué a casa de Marta iba bastante arreglado, aunque era la cena en casa tenía la esperanza de poder salir con Asun más tarde, incluso de que fuéramos a su piso de estudiante, tenía muchas ganas de estar con ella y follar, por eso llevaba en un bolsillo la crema que me había regalado Emi, claro.

Cuando se abrió la puerta de casa de Marta quede alucinado, Asun estaba muy guapa, estaba sutilmente maquillada cosa que no había visto nunca, además vestía una falda ancha y una camisa blanca, totalmente inusual en ella siempre con suéteres y pantalones, un carraspeo me sacó de mi sorpresa, a su lado estaba Marta su madre, la cara que hice debió ser un poema pues Asun me dijo…

--- Juan, estas bien? Te has quedado pasmado.

--- Ejem, perdonad, pero me he quedado extasiado, tú estás bellísima, pero tu madre parece tu… hermana.

Las dos se echaron a reír, me besaron y me hicieron entrar, Marta llevaba una falda estrecha y una blusa holgada de colores con un escote bastante generoso. Después de un rato en el salón acordaron que podríamos cenar, lógicamente me ofrecí a ayudar a poner la mesa, cuando pusimos el mantel, me di cuenta de que la camisa de Asun estaba desabrochada justo donde comenzaba el canalillo de sus juveniles tetas, le lanceé un beso al aire, ella sonrió pícara.

Su madre estaba atareada en la cocina, en un momento nos cruzamos Asun yo, ella salía de la cocina con un montón de cubiertos y yo entré, su madre estaba agachada frente al horno, pasé por detrás de ella y cogiéndola de las caderas me apreté contra su culo, ella se encogió y me dijo al levantarse…

--- Estas loco?, nos va a ver Asun.

--- Marta estás buenísima, tienes un cuerpo divino.

Cuando le decía esto, ella se echo hacia atrás y puso la cabeza en mi hombro, le besé en el cuello, se estremeció  de nuevo.

--- Por favor Juan, contente, no seas malo conmigo.

Cuando dejé de oír los cubiertos salí con las copas, nos cruzamos y le dejé pasar poniéndole morritos.

Cuando nos sentamos a la mesa tenía una belleza a cada lado, la cena estaba buenísima Marta guisaba muy bien.

El pescado que guisó al horno fue visto y no visto, regado por un buen vino blanco y una buena conversación no tardamos en levantarnos pesadamente de la mesa, el café lo sirvieron en una mesita auxiliar entre los sofás.

Saboreando el café me contaron que Marta había contratado un viaje por toda América del Sur además de México, por supuesto había contado con que Asun le acompañaría, ésta estaba muy ilusionada, recorrerían los países más bonitos y verían los lugares más interesantes, la hija por internet ya tenía un recorrido programado, en seguida sacó una tableta, se sentaron a mi lado y me estuvieron enseñando las rutas que habían previsto, me daba envidia de ver tanta maravilla.

Las dos mujeres  inclinadas sobre la tableta apoyada en mis piernas juntaban casi sus cabezas sobre mí, yo aspiraba el aroma de cada una, Marta olía a violetas y Asun un suave perfume a lavanda, me encantaba tenerlas a mi lado, con los brazos las sujetaba por los hombros, al ver el escote caído de Marta mi polla no tardó en reaccionar, sus tetas maduras sobresalían de las copas del sujetador negro que llevaba puesto, una puntilla de encaje enmarcaba los dos globos, mientras a mi derecha los botones abiertos de la camisa de Asun dejaban ver los pechos juveniles que si bien no tan abundantes como los de su madre, en la postura que estaba colgaban dentro del sujetador blanco.

Mis manos paseaban por las espaldas de las dos mujeres, al rozar los cierres de los sujetadores me entretenía pasar los dedos bajo de ellos, la tibieza de sus cuerpos me enervaba.

Les pregunté si ya habían comprado toda la ropa que necesitarían, ya que estarían en todos los climas desde las playas del Caribe hasta los glaciares de Chile, ellas me dijeron que no, habían decidido ir comprándola según llegaban a los lugares, pero Asun dijo…

--- Lo que sí hemos comprado es la ropa interior, no sabemos donde la podremos encontrar allí y mi madre es muy caprichos con la lencería…

--- No será tanto, aunque tiene mucho gusto –dije yo-

Marta vio el cielo abierto, se levantó enseguida y dijo…

--- Reconozco que me gusta la lencería bonita, quieres ver lo que me he comprado?

Asun se quedó un poco sorprendida, pero al verme a mí ilusionado animó a su madre a que nos la enseñara.

Quizá el motivo era la influencia del vino blanco que la empujaba, pero cuando su madre volvió con varias cajas, quitó la tableta de encima de mis piernas, entonces vio claramente el bulto que tenía bajo los pantalones, pero solo me apretó la polla y no dijo nada.

Estaba nerviosa por enseñarme las prendas de su madre, hizo sitio en la mesita y fue abriendo las cajas, casi no dejaba hacerlo a su madre, yo solo hacía señas de admiración, su madre sacaba los sujetadores y bragas y se las presentaba sobre su ropa, yo alababa la belleza de las prendas, las había de todas clases, de encaje, de tul, de seda, con las copas más o menos altas y de todos los colores, yo le dije…

--- Me encantan, pero esto será para las dos, no?

--- No, son solo las de mi madre, yo solo tengo unas tres o cuatro.

--- Bueno, como sois iguales os las podréis cambiar, parecéis hermanas.

Marta se sintió alagada, mientras Asun decía…

--- No creo, mi madre tiene mucho más pecho que yo.

--- Imposible, si tiene unas tetas de adolescente -exageré yo-

--- De verdad crees que sí?, yo creo que las tengo muy feas.

Pero Marta ya estaba abriéndose la blusa, se la sacó de la falda y se quedó con el sujetador…

--- Feas? Quien dice eso, creo que son perfectas.

--- Ves? Mi madre tiene mucho más que yo.

--- No lo creas, solo es por el modelo del sujetador, a ti te sentaría igual que a ella.

Marta se había soltado el cierre de su prenda, los tirantes caían por sus hombros, mientras ella se sujetaba las copas para que no le cayera de las tetas.

--- Toma, pruébatelo tú, creo que Juan tiene razón, él entiende mucho.

Asun primero dudó, pero al ver a su madre sujetándose las tetas con sus manos, se animó y levantándose decidida se termino de desabrochar los botones de la camisa que quedaban, de dos estirones se sacó la camisa de la falda, un sujetador blanco, bastante más discreto que el de su madre sostenían sus pechos más pequeños.

--- Te das cuenta? A mí me vendría grande.

Mientras lo decía se iba soltando los corchetes traseros, las copas quedaron sujetas por sus manos, cuando su madre alargó la prenda ella soltó dejando caer el suyo, las dos tetas quedaron a la vista, los pezones apuntaban hacia delante.

Su madre, también había soltado sus tetas con la excusa de abrocharle por la espalda, en un momento dado estaban una al lado de la otra con las tetas paralelas.

Mi polla estaba presionada en mi pantalón, no dejaba de cambiar de posición para procurar dirigirla camal abajo, pero no lo conseguía, la suerte vino en mi ayuda,  o eso creí.

--- Tenía yo razón, ves cómo me sobra por todos lados?

--- Espera un momento solo te falta un reajuste.

Me levanté como un resorte, solté el sujetador otra vez y se lo quité, al estar junto a la chica tenía al otro lado a la madre, las dos con el par de tetas a unos centímetros de mis manos, mis manos temblaban tratando de estirar los tirantes y acortarlos, las hebillas parecían pegadas, se me soltó de golpe y mi mano fue a parar a la teta derecha de Marta, ella sin inmutarse dijo…

--- Deja que te ayude, sujeta de este lado.

Cogió por un lado el tirante mientras yo estiraba de la hebilla, para hacer más fuerza se apoyó las manos sobre las tetas arrastrando a las mías, Asun pegada a nosotros, miraba los esfuerzos que hacíamos los dos, quería colaborar en la tarea y se apretaba contra mi brazo, sentía la dureza del pezón presionando mi piel, yo entre las dos procuraba cruzar las piernas pues mi polla descendía por el camal después de escaparse del bóxer, tenía pegado a ella el muslo de Marta, rozaba constantemente con cada movimiento, las manos se confundían mezcladas con las tetas cuando se soltó la hebilla, el tirante se deslizó y yo me separé de las dos mujeres, por delante le rodee el cuerpo a Asun abrazándola para abrochar el cierre por detrás, sus tetas se pegaron a mí, duras como estaban, su madre se pegó a su espalda buscando mis manos con sus pezones, mientras ella me quitaba el cierre de las manos, hacía como si le costara abrocharle a su hija la prenda yo le apretaba las tetas desde abajo y se las subía hasta sacarle los duros pezones, el breve momento fue más que excitante, Asun pegada a mi tenía el bulto de mi polla entre los pliegues de su falda, yo notaba sus muslos juntándose tibios, ella se apretaba contra mí y yo creía que este momento no debía terminar nunca.

Cuando su madre decidió dejarle abrochada la prenda me dijo…

--- A ver Juan como lo ajustas

Desde delante le fui subiendo los tirantes, las tetas se juntaban elevándose haciéndole un canalillo de lo más excitante yo le metía la mano en las copas recogiendo toda la teta estirando de los pezones, se notaban desesperados, brillantes rodeados de la areola hinchada.

--- Te convences? Todo se puede arreglar, mira.

Le cogí directamente una teta a su madre y la sopesé y a ella otra y las comparé, no eran gemelas pero eran preciosas las dos y ellas seguían mi juego.

Asun con las mejillas enrojecidas de rubor, ya no puedo seguir más la farsa, y cogiendo mi polla le dijo a su madre…

--- Mira mamá, Juan da muchos consejos, pero mira él como está, duro como un palo.

--- A ver? De verdad está duro?, si que lo parece, vamos a verlo.

Entre las dos me dejaron caer en el sofá, tuve que soltar las dos tetas para caer sobre el asiento, ellas me levantaron los pies y me quitaron los zapatos, el cinturón se abrió y cada una de un lado me bajaron los pantalones y el bóxer a la vez, la polla salto hacia el techo, mis manos pasaron bajo la falda ancha de Asun, entre sus muslos subieron hasta donde sus bragas me impidieron seguir, su madre se soltó la falda estrecha que cayó al suelo, unas braguitas escuetas a juego con el sujetador que llevaba le marcaban el final de sus muslos, sobre el pubis se oscurecía un tapiz de vello rizado, se las quitó en un solo movimiento.

Se agachó sobre mí para acercar sus pechos a mi boca, mientras los apresaba con mis labios su hija se soltaba la falda y se bajaba por las piernas las braguitas blancas, llevaba unas ingles perfiladas que enmarcaban los labios tiernos de su sexo joven.

Mientras su madre dejaba que lamiera sus tetas cambiando a mi voluntad, ella se colocó entre mis piernas buscando mi polla que tenía pegada al ombligo, la atrajo hacia su boca y con sus labios descubrió mi glande, fue introduciéndola hasta que toco a su campanilla, la presionaba contra el paladar evitando rozarla con los dientes.

Cuando las saliva caía por la redondez de las tetas de Marta se subió al asiento del sofá, puso una pierna a cada lado y abriendo los labios del coño los acerco a mi boca, yo recostado con una mano acompañaba la cabeza de Asun en sus movimientos descendientes y con la otra metía dos dedos en la vagina de Marta.

--- Hija, que maravilla, que comida de coño me está haciendo, como esta su polla?

--- Mmm, muy rica mamá, cuando quiera cambiamos, estoy deseando que me coma a mi también, hace mucho que no me lo hace.

--- Espera un momento, me voy a correr dentro de nada, estoy al límite, no dejes que se corra él.

Mi lengua recorría todos los pliegues del coño de Marta, ella iba contorneándose buscando el máximo placer, cuando una serie de contracciones recorrieron su espalda sus manos apretaron mi cabeza contra su coño, casi no podía respirar cuando sus jugos llegaban a mi lengua me atragantaba pero seguí lamiendo, el clítoris hinchado llenaba mi boca, en pleno orgasmo subió una pierna sobre el respaldo del sofá, mi boca abarcaban todos sus labios, por debajo de sus piernas pase mi manos y apreté las nalgas contra mí, no podía huir de mi mientras se agitaba con sus convulsiones, sus gemidos se alternaban con sus suspiros.

Asun seguía con mi polla en su boca, dosificaba mi calentura, cuando me palpitaba la polla en su paladar ella frenaba sus caricias para mezclarlas con lamidas a mis huevos, miraba hacia arriba, la vista de los muslos de su madre abiertos y mi boca cubriendo sus labios desde el clítoris a su vagina le hacía chuparme la polla mas agitadamente.

Marta se dobló sobre si misma cuando el orgasmo bajo de intensidad, Asun se recostó sobre el brazo del sofá, yo me tumbe y metiendo la cabeza entre las piernas encogidas alcance sus sexo, la chica separo con sus dedos los labios dejando al descubierto el clítoris, ya hinchado, me lance sobre él lo aspiré y se coló entre mis labios, lo sujete con los dientes suavemente y mi lengua le fue descubriendo la pie que lo escondía, notaba como temblaba en la punta de mi lengua, ella se pellizcaba las tetas estirando de los pezones.

Marta me había cogido la polla entre mis piernas, con una los huevos y la otra iba subiendo y bajando a lo largo del tronco, estaba dura y las venas hinchadas llenaban las manos de la madre, se incorporó sobre mi espalda, note como sus tetas subían desde mi culo por mi espalda, me dijo al oído…

--- Juan, métesela ya a mi hija, lo está deseando, yo esperaré.

Asentí con la cabeza y besando el vientre de Asun fui subiendo por su estomago hasta sus tetas, me tuve que entretener en ellas, sus pezones me esperaban impacientes, las lamí hasta que aumentaron dos veces su tamaño, cuando mi boca llegó a la suya Marta me cogió la polla y la oriento hacia los labios de Asun, ésta abrió más sus rodillas y su madre apuntó el glande en su vagina, luego se apoyo en mi culo y se dejó caer obligándome a metérsela hasta dentro a Asun, cuando me acarició los huevos tirando de ellos me dio a entender que bombeara dentro del coño de la chica, lo hice mientras ella me acompañaba apretando las bolas suavemente.

La abstinencia que acumulaba Asun se hizo de notar, cuando cerró sus piernas sobre mí, me abrazó y levantó lo que pudo su pelvis para llegar más a mí, su madre siguió empujándome el culo obligando a seguir follando a su hija, no dejó de hacerlo hasta que Asun boqueaba por falta de aire en sus pulmones, después se acerco a su hija y viendo el sudor que corría por su tetas le besó en la frente, luego se volvió hacia mí y me beso en los labios.

Me incorporé, apenas pude descansar, en el otro lado del sofá me esperaba Marta de rodillas en el asiento y la cabeza en el brazo, las piernas abiertas y acariciándose el clítoris por debajo de las piernas.

Como un robot me acerqué a ella por detrás, cuando le cogí de las caderas la mano de Asun pasó bajo mis piernas y cogiéndome la polla la sostuvo horizontal, hacia el coño de su madre, apenas tuvo que corregir la trayectoria, el glande resbaló por su mojado coño hasta entrar en su agujero mojado, solo dijo…

--- Mmm, hija, cuánto tiempo sin tener una polla dentro.

--- Ahora tienes la mejor mamá, disfrútala.

--- Si hija, me llena, es gordísima y está dura como a mí me gusta.

Empecé a meter y sacar la polla, primero lentamente, fui acelerando hasta que llegaba casi a sacarla para clavarla hasta dentro, Marta me estaba esperado cuando yo iba hacia ella, solo se oía como gemía, pero me dijo…

--- Sigue Juan, no pares métela hasta dentro, me voy a correr otra vez.

Detrás de mí oí a Asun que me animaba en mi oído…

--- Juan por favor córrete dentro de mi madre, quiero que sienta tu leche quemando dentro de su coño.

Me cogió los huevos y me los sostenía acompañando a la polla hasta que Marta estalló en un orgasmo violento que casi le hizo caer, se apoyó en el asiento con la cabeza pegada y el culo alto, me levante y en cuclillas desde arriba se la fui clavando hasta que una corriente me llegó desde la espalda hasta los huevos, estos parecieron reventar y por el glande pasó una serie de chorros de semen que llenaron la vagina de Marta, su hija estuvo esperando entre mis piernas hasta que me salí y un reguero de leche salió lentamente de su madre.

Me senté agotado pero contento, la crema de Emi había funcionado otra vez, al momento la madre por un lado y la hija por el otro se pegaron las dos a mí, poyaron sus cabezas en mi hombro, deje mis manos en sus muslos, ellas apretaron mis manos con las suyas y suspiraron satisfechas.

Ya era muy tarde cuando salí de casa de Marta, no lamenté el no haber salido con Asun después de cenar, la velada había sido mucho más completa, estaba contento, eran dos mujeres estupendas.

Cuando me tumbé en la cama estuve un buen rato despierto, estaba contento de cómo me trataba la vida.

Estaba impaciente esperando la cena que nos ofreció Emi, iba a ser memorable.

Continuará

Agradeceré sus comentarios.

 

 

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